viernes, 11 de junio de 2021

La Pandemia que padecemos

  INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Construyendo un carácter

2.- Elucidaciones espíritas

3.- La Pandemia que padecemos

4.- Simpatías y Antipatías terrenales






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              CONSTRUYENDO UN CARÁCTER                         

   “Educar consiste en formar al ser humano en hábitos positivos”

   Esta definición de educación, como tantas otras, pone en evidencia la importancia de los hábitos en el desarrollo psicológico y personal de los seres humanos. Pues bien, si ya es de suma importancia y trascendencia la educación formal de valores positivos y éticos, de buenos ejemplos, etc., para el buen desarrollo del ser en su etapa de infancia y juventud, no es menos trascendente desde el punto de vista espiritual bajo la amplitud que se nos ofrece al comprender la pre-existencia del alma y su trayectoria milenaria. 

    La psicología nos confirma que el desarrollo de la futura personalidad, equilibrada o perturbada, emocionalmente estable o desarmonizada, viene fuertemente condicionada, entre otros aspectos, por la educación recibida durante el periodo infanto-juvenil, por las características socio-económicas, familiares y de relación, por las creencias y por todo lo que rodea el ambiente donde nos desenvolvemos, todo lo cual aprendemos como esponjas imitando cuando somos de corta edad. “Los buenos hábitos formados en la juventud marcan toda la diferencia” (Aristóteles – Filósofo Griego, s. III a.C.) 

    La acción genera el hábito y este, mediante automatismo y repetición, constituye   una naturaleza diferente que se incorpora a la conducta. Esa naturaleza hace referencia a cómo son esos patrones de conducta, de manera que si son pensamientos, acciones o sentimientos perturbadores de baja condición moral o de inexistencia de valores éticos, nuestros hábitos formarán un carácter de esa misma 5 Amor paz y caridad naturaleza. Por el contrario, si nuestras acciones son de desarrollo de la voluntad y de valores morales, si nuestros pensamientos se dirigen al bien y a la obtención de una vida equilibrada y saludable, nuestro temperamento se irá construyendo de forma segura y firme, creando en nosotros y a nuestro alrededor las condiciones de armonía y bienestar de una conducta recta y una conciencia limpia. “El éxito real en la vida se basa en los patrones de una conciencia libre de conflictos, armonizada con los ideales que buscamos”. (Divaldo Franco – Libro: Liberación por el Amor). Son estos hábitos o patrones los que, además de formar nuestro carácter, permiten los sentimientos adecuados para una vida armónica.

    El enfoque del conocimiento que la ley de la reencarnación nos ofrece amplía sustancialmente la comprensión de la importancia de los hábitos adquiridos. De ahí que en las primeras etapas de las vidas físicas, cuando todavía permanecemos bajo la anestesia de la reciente encarnación, sea mucho más fácil educar e impregnar en el carácter del  niño los hábitos positivos, corrigiendo las tendencias y pulsiones del carácter equivocado que su ancestral herencia y atavismo trae incorporado de vidas anteriores. 

   En la Grecia clásica, filósofos como Platón, explicaban su concepto de las ideas innatas, o del recuerdo del alma, afirmando que: “aprender es recordar lo que ya se sabe”. Con ello daba a entender que muchas tendencias, hábitos, instintos y habilidades son propias del alma inmortal y son susceptibles de modificar y corregir a través de una educación adecuada si se considera que pueden ser perjudiciales en la formación del carácter del niño.

    Actualmente, la moderna psicología confirma las tesis de Platón al afirmar que nuestro inconsciente profundo guarda celosamente el archivo de las experiencias anteriores, no solo las de las etapas prenatales o de infancia, sino también las de vidas anteriores. Todo ello tiene su confirmación en las prácticas de TVP (Terapia de Vidas Pasadas) o de regresión de la memoria, donde se comprueba que el recuerdo de actos emocionalmente impactantes en la vida de la persona (una muerte traumática, un suicidio, etc.) permanecen a pesar del transcurso de las vidas físicas, condicionando incluso la psicología de la persona en vidas posteriores, cuando cualquier recuerdo espontáneo hace aflorar del inconsciente el sentimiento de aquella emoción perturbadora, llegando a ocasionar traumas, fobias y manías (neurosis) que le impiden una vida mental o emocional equilibrada. Además, este conocimiento pone en evidencia la importancia de los hábitos adquiridos en vidas anteriores cuando estos son perturbadores. Esos patrones de conducta en los que nos refocilamos en el pasado suelen aflorar en el presente mediante varios mecanismos de recuerdo o resonancia, a saber: los reflejos condicionados, los automatismos y los reflejos inconscientes son los mecanismos de los que se vale nuestra alma para aflorar la conducta automática de esas acciones que, repetidas en el pasado, crearon un patrón de conducta que de nuevo aflora, se manifiesta y nos  condiciona porque forma parte de nuestro carácter que no hemos sabido o querido modificar. 

   Reeducarnos es uno de los objetivos de la vida para alcanzar el progreso que necesitamos en busca de la felicidad; por ello, en esa oportunidad que la vida nos brinda en cada existencia, es el momento adecuado de invertir los hábitos perniciosos, deprimentes o esclavizadores que nuestros vicios, defectos y pasiones descontroladas forjaron en nuestro carácter a base de repetirlos una y otra vez. “El hábito de pensar y actuar correctamente es indispensable para una vida digna.

    La gratitud debe presidir los hábitos del ser humano para formar un carácter purificado por los actos que realizamos”. (Divaldo Franco – Libro: “Liberación por el Amor”). Como todo comienza en la mente, el pensamiento se convierte en el motor dinamizador que permitirá esa transformación. Un cambio que primero ha de operarse en nuestra forma de pensar, valorando la inmortalidad del alma y la transitoriedad de la vida, la importancia de esta última como oportunidad de progreso y la necesidad de aprovecharla en la búsqueda de la felicidad que se construye interiormente a base de paz, serenidad y satisfacción personal por el cumplimiento del deber y responsabilidad ante nuestros actos. 

    Cuando comenzamos a pensar de esta manera, vamos cristalizando a nuestro alrededor las condiciones; vamos forjando las causas de nuestra reeducación del carácter, y lo que comienza en el pensamiento se materializa en la emoción, sublimada en el sentimiento, para posteriormente formar la nueva realidad interior que se plasma en el exterior a través de nuestra nueva conducta. Otro aspecto importante ligado a la formación de hábitos positivos que construyen una conciencia recta es la gratitud por todo lo que la vida nos ofrece y que no somos capaces de valorar convenientemente: La salud, la alegría, la libertad de conciencia y  pensamiento, el cariño, el afecto, la honradez, la oportunidad de vivir, sentir, relacionarnos, aprender y crecer, etc. son aspectos que enriquecen la vida y le dan sentido. 

    Un hábito o patrón negativo solo se invierte o se corrige pensando, habilitando y actuando en sentido contrario a su naturaleza, y a base de esfuerzo, voluntad y repetición. Pongamos un ejemplo, cuando somos avariciosos o egoístas, el hábito contrario es la generosidad y la caridad. Si nuestra tendencia, acciones y pensamientos se encuentran revestidos de esta deficiencia moral, la única forma de corregirlo es trabajar en el bien con altruismo, pensando en las necesidades de los demás, adquiriendo hábitos de esfuerzo y ayuda al prójimo desinteresadamente, y esculpiendo esos patrones en nuestro carácter. De esa manera, el egoísmo se va diluyendo y vamos desarrollando el hábito contrario. 

    La certeza de que nuestro temperamento se forja con los hábitos nos obliga a esforzarnos por mejorar cada día aquellos aspectos de nuestro ser interno que no son acordes al bien y al equilibrio mental-emocional. Pues con este esfuerzo alcanzamos lo mejor de nosotros mismos; conseguimos una conciencia armónica, sintonizada con los ideales de la libertad, el amor y la razón de ser que nadie puede quitarnos, al ser atributos íntimos del alma y etapas del proceso evolutivo que deberemos conquistar para nuestra felicidad. 

Redacción  de Amor Paz y Caridad 

“La verdadera educación consiste en obtener lo mejor de uno mismo”                                    “Reflexiones sobre el amor incondicional”. (1998) - Mahatma Gandhi

                                            

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                 Elucidaciones Espiritas

En cada una de nuestras existencias el Espíritu debe cuidar y modelar el cuerpo material que le tiene que servir de morada, y tiene que conservarlo porque tiene que convertirlo en un instrumento capaz de expresar los conocimientos y las ideas que el Espíritu ya ha conseguido con sus experiencias. La ley del progreso es la ley de la eterna evolución que siguen las humanidades a través de los tiempos y de los mundos. Los mismos espíritus vuelven de siglo en siglo con nuevos cuerpos para seguir caminando en su marcha evolutiva hacia mundos más elevados.

La Tierra aún es un campo de batalla donde se lucha diariamente. Es un combate personal de uno contra otros. Es una guerra continua en la que cada cual emplea todos sus esfuerzos para conseguir un lugar mejor, casi siempre en perjuicio de los demás. Nuestros guías espirituales renuevan continuamente estos combatientes, y envían nuevos seres, pero la muerte siempre disminuye sus apretadas filas. Esta continua lucha es necesaria para que un reflejo de inteligencia ilumine las conciencias adormecidas sensibilizando al Espíritu.
El camino del Espíritu es muy penoso y doloroso; tiene que salir de los más grandes abismos de la vida recorriendo los caminos más animalizados que se puede imaginar para transformarse en Espíritu, y después en inteligencia superior, todo esto por sus propios medios. Él mismo conquista su porvenir, se desprende del dominio de las pasiones y se libera de sus debilidades y de la ignorancia ayudando a sus semejantes, porque siente la necesidad de compartir el progreso que él mismo ha conseguido para que la humanidad avance en su estado espiritual.

Aún vivimos entre la sombra y la luz. Tenemos la parte material sumergida en sus propios fracasos, y el Espíritu con sus latentes y radiantes esperanzas. Todos los seres humanos sienten y experimentan de igual modo. Cada alma es una extensión del proyecto divino. Tenemos aún el instinto animal reprimido por las luchas sostenidas en el pasado y aún en el presente. También tenemos la crisálida del ángel que un día llegaremos a ser, porque es nuestro destino…

JOSÉ ANIORTE ALCARAZ

                                                    

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   LA PANDEMIA QUE PADECEMOS

                                 

La pandemia causada por Covid-19 está afectando profundamente al mundo entero. Como el tiempo de difusión puede durar un tiempo indefinido, no se puede predecir el alcance total de sus repercusiones. Hay grandes crisis de salud, económicas, sociales y familiares.

En nuestro país, dirigentes estatales señalan la amplitud del escenario que las autoridades sanitarias denominan tragedia sanitaria.

Para que os hagáis una idea del volumen, el número de muertes diarias por coronavirus en el país ( Brasil, a mediados de marzo de 2021) es comparable a la caída diaria de 10 a 12 jets de los modelos Boeing 737 o Airbus 320 cargados de pasajeros. !

A pesar de la gravedad, parte de la población y algunas autoridades siguen hablando y actuando con indiferencia, en flagrante falta de respeto a las personas, al colectivo y al dolor ajeno.

Los miedos al contagio, los riesgos y la ocurrencia de muertes cercanas a las personas, crean un ambiente sumamente complejo y, sumado al hecho de la gran distancia social, se puede decir que se vive un ambiente de duelo a gran escala. Sí, de duelo, porque hay privaciones, innumerables miedos y diversas expresiones de dolor. Falta un entorno general que fomente el apoyo, la solidaridad y la confianza.

Este escenario genera reacciones de desencanto porque se están desvelando, sin rodeos y enmascarando imágenes de realidades complejas; hay una cierta desilusión, que conspira con la situación de tan deseada tranquilidad y felicidad.

En este contexto, buscamos subvenciones rápidas en la literatura espírita.

Históricamente, hay un registro notable realizado por Allan Kardec, en la Revista Espírita, de noviembre de 1865, cuando analiza la epidemia de cólera en los países europeos. Transcribe el mensaje incorpóreo del doctor Dr. Demeure:

En palabra“El mejor protector consiste en las precauciones de higiene que se recomiendan sabiamente en todas las instrucciones que se dan al respecto; son, sobre todo, la limpieza, la eliminación de todas las causas de las condiciones insalubres y los focos de infección, la evitación de todo exceso. […] El miedo es peor que el mal. […] La confianza en uno mismo y en Dios es, en tales circunstancias, el primer elemento de la salud ”. 

El ex doctor Demeure utiliza supuestos que son válidos hasta nuestros días, desde el cuidado material precautorio, es decir, la obediencia a los lineamientos de Salud Pública, basados ​​en la Ciencia, y el mantenimiento de un espíritu confiado y proactivo en el sentido. de cooperación con la preservación de la salud. Desde hace muchas décadas, la salud pública tiene experiencia a nivel mundial y recomienda, en casos de epidemias y pandemias, la vacunación, la distancia social y el uso de mascarillas.

Desde las advertencias de Paul de Tarsus: “Glorifica, pues, a Dios en tu cuerpo y en tu espíritu, que son de Dios” (Pablo, I Cor. 6, 20), hasta los juiciosos análisis de las Obras Básicas de la Codificación Espírita. , entendemos muy claros los compromisos que tenemos con la vida en general y, en concreto, con nuestro organismo. André Luiz refuerza explícitamente: “El cuerpo es el primer préstamo que recibe el Espíritu llevado a la carne” .

Al fin y al cabo, conviene evitar posibles situaciones de “suicidio indirecto” y favorecer la muerte ajena… La lectura de la serie de obras del espíritu André Luiz, basada en Nossolar, suscita innumerables reflexiones.

Las consideraciones espíritas deben ser recordadas y bien marcadas en las acciones en este momento de pandemia: la valoración de la vida corporal y el respeto por los demás y por uno mismo.

Por dolorosas que sean las restricciones impuestas al actual contexto de tragedia, la preservación de la salud y la vida corporal es una condición prioritaria e indispensable, antes que la economía. No sobrevive en un mundo de bajas masivas, muertes y graves daños a la salud.

En nuestros días es fundamental reforzar el pensamiento cristiano y espírita, fuertemente humanitario. En estas reflexiones encontramos consuelo, aclaración y orientación para los callejones sin salida y nuevos caminos.

Entre muchos registros espirituales, destacamos las oportunas consideraciones de Emmanuel: “En los días que consideres amargos por el dolor que puedas vivir, acepta el remedio invisible para los contratiempos que te impone la vida. Y avanzando, trabajando y sirviendo, ayudando y aprendiendo, en un corto espacio y tiempo, reconocerás que la decepción en nosotros es el cuidado de Dios ”.

En conferencias virtuales hemos abordado estos temas, destacando la visión espiritista de la vida. Es necesaria una amplia conciencia de la población.

- Cesar  Perri de Carvalho- ( Tomado del Blog de Bruno Tavares)


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SIMPATÍAS Y ANTIPATÍAS TERRENALES

386 – Dos seres que se conocen y se aman, ¿pueden volverse a encontrar en una nueva existencia corporal y reconocerse?

– Reconocerse, no; pero sentirse atraídos mutuamente, sí. Con frecuencia, esas relaciones íntimas, fundadas en un afecto sincero,no tienen otra causa. Dos seres se aproximan, uno al otro, por circunstancias aparentemente fortuitas, pero que son de hecho el resultado de la atracción de dos Espíritus que se buscan en la multitud.

– ¿No les sería más agradable reconocerse?

– No siempre. El recuerdo de existencias pasadas tendría inconvenientes mayores de lo que creéis. Después de la muerte se reconocerán y sabrán el tiempo que pasaron juntos. (392).

387 – ¿La simpatía tiene siempre por principio un conocimiento anterior?

– No. Dos Espíritus que se comprenden se buscan naturalmente, sin que se hayan conocido como hombres.

388 – Los encuentros que ocurren, a veces, de ciertas personas y que se atribuyen a la casualidad, ¿no serían el efecto de una especie de relaciones simpáticas?

– Existen entre los seres pensantes lazos que no conocéis aún.
El magnetismo es el guía de esta ciencia que comprenderéis mejor más tarde.

Libro de los espíritus
. Allan Kardec

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La Ley de Evolución; su relación con otras  leyes Cósmicas

 La Evolución  del Ser  espiritual  se realiza  en medio de la actuación y la influencia reguladora que de forma coordinada, ejercen  todas las demás  leyes cósmicas y espirituales, pues todas en conjunto son tendentes en su conjunción y consecuencia final, a conducir al Ser espiritual por el sendero y meta  ilimitada  de la evolución  espiritual hacia una Perfección Infinita, y la forma de realizar esta meta no es otra que desarrollando en nosotros, poniendo a prueba y certificando a cada paso  el  Amor  Divino, Principio y fin de todo lo creado.

   La evolución del Ser  espiritual que somos todos y cada uno de nosotros, se realiza a lo largo de muchas experiencias humanas, sobre todo a través del  esfuerzo por comprender, conquistar y asumir la Ley del Amor, así como todos los valores morales y éticos que conlleva. 

     Con este esfuerzo mencionado tiene que ver también la Ley del Trabajo,  no como un esfuerzo puramente físico, sino como esfuerzo en el desarrollo y perfeccionamiento espiritual, así como del crecimiento intelectual y   también los aspectos  volitivo y moral.

    Ninguna ley espiritual o cósmica de las que existen a pesar de que las ignoremos, tendría razón de existir y de estar en constante actuación coordinada con las demás leyes cósmicas que apoya,  si no fuera para la conducción del Ser espiritual hacia el logro de una meta, y esta, como ya hemos dicho, es el acercamiento o crecimiento sin límites  hacia un grado de Perfección ilimitado.

     La  primera etapa  evolutiva  la realizamos a  través de  tantas y tantas  existencias humanas en los  mundos físicos mediante  la ley de la Reencarnación. Asimismo con esta última se relaciona estrechamente otra  ley que  regula a la misma : La Ley de Causa y Efecto, también conocida en ciertas religiones como  ley del Karma; y esta a su vez tiene que ver directamente con la  Ley de de Vibración y Afinidad, también llamada  Ley de Sintonía Espiritual. Asimismo todas las demás leyes cósmicas también confluyen y se complementan  para conquistar con la coordinación y el apoyo de todas, un desarrollo y  perfección en pos de la Evolución del Espíritu, que es el camino hacia Dios,

- Jose Luis Martín-

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