INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- El Aborto bajo el punto de vista de la Bioética espírita
2.- Fluidos espirituales y materia quintaesenciada
3.- Calidad en la práctica mediúmnica
4.- Utilidad de la enseñanza de los Espíritus
5.- ¿Los espíritus fueron creados de la nada ?
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EL ABORTO, BAJO EL PUNTO DE VISTA DE LA BIOÉTICA PERSONALISTA ESPÍRITA
Por el Doctor Gutemberg Cruz
El abordaje de este tema tendrá como base los preceptos y fundamentos sustentados por la AME (Asociación Médico Espírita de Brasil), que tiene como finalidad el estudio de la Doctrina Espírita y e su fenomenología, teniendo en cuenta sus relaciones, integración y aplicación en los campos de la filosofía, de la religión y de la Ciencia, en particular la Medicina, procurando fundamentarla a través de la creación y realización de estudios y experiencias orientadas en esa dirección.
La Bioética es un área de estudio interdisciplinar que envuelve a la Ética y a la Biología, fundamentando los principios éticos que rigen la vida cuando es puesta en peligro por la Medicina o por otras ciencias. La Bioética posee varios modelos y entre ellos está el Personalismo Ontológicamente Fundado. Esa línea de pensamiento se funda en el ser humano, o sea, la persona debe ser el criterio de evaluación frente a un dilema bioético. Toda persona es unitotal, dotada de dignidad. Está formada por las dimensiones física, psíquica, social, moral y espiritual. Ese modelo considera que toda vida humana tiene inicio con la fecundación y final con la muerte natural. Esos conceptos son muy bien demostrados en nuestra doctrina, el derecho a la vida es cuestión inviolable del ser humano y debe tener un derecho desde su fecundación, por tanto ese derecho también debe ser inviolable para el zigoto o el feto. La Dra. Marlene Nobre postula que el espírita está contra el aborto por algunos principios:
. - La vida es un bien indisponible y es otorgado por Dios, porque la vida tiene una planificación superior.
- Todo espíritu tiene derecho a pasar por reencarnaciones sucesivas.
- Tiene la convicción de que el zigoto es un sujeto de derecho.
-Reconoce el derecho del embrión normal o deficiente .
-Abomina de la violencia.
- Defiende un amplio programa de planificación familiar.
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Todos esos postulados, de forma asertiva, fueron extraídos de la codificación de Allan Kardec, de la cuestión 880 de El Libro de los Espíritus, Interroga a las entidades sobre el primero de todos los derechos naturales del hombre y la respuesta es: "El de vivir; por eso es que nadie tiene el derecho de atentar contra la vida de su semejante, ni de hacer lo que pueda comprometer su existencia corporal". Primer principio hipocrático de la medicina: "primero no agredir". Eso se complementa con el derecho a la vida y el derecho de no tener la vida agredida en su esencia. Principio tan básico y tan profundo
La aparición de la vida y la del espíritu. Dios nos crea sencillos e ignorantes, y nuestros sucesivos pasajes por la materia culminan con la existencia de la vida biológica concebida con la fecundación del óvulo por el espermatozoide (cuestión 344 de El Libro de los Espíritus- ¿En que momento el alma se une al cuerpo?
"La unión comienza en la concepción, pero solo se completa con ocasión del nacimiento. Desde el instante de la concepción, el Espíritu designado para habitar cierto cuerpo, se liga a este por un lazo fluídico, que se va apretando cada vez más, hasta el instante en que la criatura ve la luz. El grito que entonces suelta, anuncia que ella se cuenta en el número de los vivos y de los siervos de Dios"). En ese momento la vida, o mejor, el espíritu, habita el cuerpo. Entonces atentar contra la vida es atentar contra el espíritu, manchando la obra de Dios.
Ese espíritu se desenvuelve y evoluciona con las experiencias de la materia, factor primordial para la mejora de nuestras sensaciones; interrumpir ese derecho es afrontar la planificación mayor, es desviar los planes de evolución (cuestión 358 de El Libro de los Espíritus- ¿Constituye un crimen la provocación del aborto, en cualquier momento de la gestación?.-( "Hay crímen siempre que transgredís la ley de Dios. Una madre, o quien quiera que sea, cometerá un crímen siempre que quite la vida a una criatura antes de su nacimiento, porque impide a un alma pasar por las pruebas para lo que le serviría de instrumento el cuerpo que se estaba formando").
Entendemos como planificación mayor las sucesivas reencarnaciones a las que somos impulsados, ya sean planificadas o compulsorias ( cuestión 132 de El Libro de los Espíritus)- ¿ Cual es el objetivo de la encarnación de los Espíritrus?- "Dios les impone la encarnación con el fin de hacerlos llegar a la perfección. Para unos es expiación; para otros es misión. Pero para que alcancen esa perfección tienen que sufrir todas las vicisitudes de la existencia corporal, y en eso está la expiación. Apunta aún otro fin la encarnación: el de poner al Éspíritu en condiciones de soportar la parte que le toca en la obra de la creación. Para ejecutarla es para lo que en cada mundo toma el Espíritu un instrumento en armonía con la materia esencial de ese mundo, con e fin de cumplir las órdenes de Dios. Es así por lo que colaborando en la obra general, él mismo se adelanta")
Preparado y venido, el espíritu necesita del medio justo para su evolución, y esa necesidad aflora en la familia captadora y responsable por su desarrollo en la infancia de la vida. Arrancar ese derecho, también es participar indirectamente del proceso evolutivo conjunto al que el espíritu será sometido, (cuestión 779 de El Libro de los Espíritus.¿ La fuerza para progresar la tiene el hombre en sí mismo o el progreso es solo fruto de un aprendizaje?- "El hombre se desenvuelve por sí mismo, naturalmente. Pero no todos progresan simultáneamente ni del mismo modo. De ahí es que los más adelantados ayudan al progreso de los otros por medio del contacto social"). Nunca se sabe si ese espíritu necesita de la ayuda de sus familiares o si él sería su propia ayuda.
Finalmente, el acto del aborto solo es permitido cuando se pone en riesgo la vida de la madre (cu estión 359 de El Libro de los Espíritus- En el caso de que el nacimiento de la criatura pusiese en peligro la vida de la madre, ¿habrá crimen en sacrificar a la primera para salvar a la segunda?- Es preferible que se sacrifique al ser que aún no existe, a sacrificar al que ya existe"), fuera de eso es un crimen, como previene la cuestión 358.
Considerando todos esos aspectos, llegamos a la conclusión de que en la ética de la vida, la Codificación nos trae el fundamento para construir nuestra comprensión sobre la importancia de nuestra existencia terrena, desde su aparición y su desarrollo hasta su sentido final, alertándonos de que la obra de Dios es perfecta y que el hombre no debe interferir en sus designios.
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FLUÍDOS ESPIRITUALES Y MATERIA QUINTAESENCIADA
Calidad en la práctica Mediúmnica
No basta que se evoquen a los buenos Espíritus; es preciso, como condición expresa, que los asistentes estén en condiciones propicias, para que ellos consientan en venir.
“Todo médium, que sinceramente desee no ser juguete de la mentira, debe, por tanto, buscar producir en reuniones serias.
Una Sociedad Espirita debe evitar toda causa de perturbación y de distracción, ha de organizarse, y prestar mucha atención a las medidas apropiadas. Las Sociedades regularmente constituidas exigen organización más completa. La que tenga sus engranajes internos menos complicados será siempre la mejor. De ello resaltamos que “toda reunión espirita debe, pues, tender a la mayor homogeneidad posible, para llegar a resultados serios y verdaderamente útiles. Si lo que se desea es obtener comunicaciones, sean las que sean, sin ninguna atención a la calidad de los que las den, evidentemente se tornan innecesarias todas esas precauciones; pero, entonces, nadie tiene que quejarse de la calidad del producto”.
El Movimiento Espírita, que tiene como actividad-medio la Unificación y como actividad-fin promover el estudio, la difusión y la práctica de la Doctrina Espírita, ha de tomarse muy en serio esta labor ya que con el estudio enriquecerá el caudal de conocimientos de dirigentes, Mediums, adoctrinadores y asistentes de la practica mediúmnica, que puede considerarse la excelencia de la caridad, por su elevada misión de liberar conciencias, lo que requiere la busca constante de la espiritización, de la calificación y de la humanización.
Siendo el Centro Espírita la escuela educativa y la oficina de trabajo donde el amor y el conocimiento orientan las vidas en rumbo de la autoconciencia, ahí deben estar las posibilidades para que se adquiera calidad en la práctica mediúmnica.
El médium es, esencialmente, un Espíritu en prueba, rescatando equívocos y deudas que le quedaron en la retaguardia moral. La presencia de la facultad no le concede cualquier tipo de privilegio o destaque en la comunidad, no debiendo serle motivo de orgullo o de ostentación, antes siéndole un especial instrumento para ayudar en la reparación de deudas y adquirir el equilibrio espiritual.
Incluso cuando el fenómeno se le presenta ostensivo, ello no significa destino para ser misionero de un momento a otro.
El mediunato es adquirido mediante sacrificio personal y mucha renuncia, trabajo incesante y humildad en el desempeño de las tareas que le dan respeto.
La práctica mediúmnica, en consecuencia, debe ser realizada con seriedad, elevación y constancia, siguiéndose, al pie de la letra las directrices establecidas en El Libro de los Médiums, de Allan Kardec y la contribución complementaria que viene siendo presentada, después de la Codificación, por estudiosos encarnados y por los Espíritus encargados de mantener la Obra conforme se encuentra consolidada en la Doctrina Espírita.
La mediúmnidad es espontánea, surge en cualquier edad, posición social, denominación religiosa o escepticismo en el cual se encuentre el individuo.
Normalmente llama la atención por los fenómenos insólitos de que se hace portadora, produciendo efectos físicos e intelectuales, así como manifestaciones en el área visual, auditiva, presentándose con una variada gama conforme las diversas expresiones intelectuales, materiales y subjetivas que se exteriorizan en el día a día de todos los seres humanos.
La mediúmnidad surge como una explosión de relativa violencia en determinados individuos, gracias a cuya manifestación surgen perturbaciones de variada orden, en otros aparece sutilmente, favoreciendo la penetración en más amplias franjas vibratorias, aquellas de donde se procede antes del cuerpo y para cuyo círculo se retorna después del desgaste carnal.
Al principio, surge como sensaciones extrañas de presencias psíquicas o físicas algo perturbadoras, generando miedo o ansiedad, inquietud o incerteza. En algunos momentos, se turba la lucidez, para, en otros, abrirse brechas luminosas en la mente, percibiéndose otro tipo más sutil de realidad.
El médium debe proceder ante estos registros de presencias de seres desencarnados, silenciando la inquietud y penetrándose a través de la meditación, auscultando su conciencia, procurando desdoblar la percepción psíquica sin ningún recelo así oirá palabras confortadoras, y verá a personas queridas que se le acercan.
A veces, cuando aparece la mediúmnidad, surgen varios disturbios, sea en el área orgánica, a través de desequilibrios y dolencias, o mediante inquietudes emocionales y psiquiatritas, por debilidad de su constitución fisio psicológica.
No es la mediúmnidad que genera el disturbio en el organismo, sino la acción fluídica de los Espíritus que favorece la atonía o no, de acuerdo con la calidad de que esta se reviste.
Por otro lado, cuando la acción espiritual es saludable, un aura de paz y de bienestar envuelve al médium, auxiliándolo en la preservación de las fuerzas que lo nutren y sustentan durante la existencia física.
La mediúmnidad, en sí misma, no es buena ni mala, antes, se presenta en carácter de neutralidad, dándole la oportunidad al hombre de utilizarla conforme desee, de ese uso derivarán los resultados que acompañarán al medianero hasta el momento final de su etapa evolutiva en el cuerpo.
La mediúmnidad, cuando surge, en la mayoría de los casos, es bajo acciones obsesivas, pues el periodo inicial de la educación mediúmnica siempre se da bajo acciones tormentosas. El médium es un Espíritu endeudado, en sí mismo, con vasta copia de compromisos a rescatar, cuando se desdobla, trayendo matrices que facultan el acoplamiento de mentes perniciosas del Más Allá, que lo impelen al trabajo de auto-perfección, sobre el ejercicio de la caridad, de la paciencia y del amor para con los mismos. Aparte de eso, considerando sus débitos, se vincula a los cobradores que no quieren perder de vista, sitiándole la casa mental, afligiéndolo con el recurso de un campo precioso y vasto, como es la percepción mediúmnica, intentado impedirle el crecimiento espiritual, mediante el cual lograría liberarse del infeliz yugo. Crean estratagemas, situaciones difíciles, predisponen mal a aquel que las sufren, rodeándolo de impresiones, porque viven en diferente franja vibratoria, peculiar, diversa a los que no poseen disposiciones medianímicos.
La fase inicial del ejercicio y desdoblamiento de la mediúmnidad es un bendito calvario. Por otro lado, este es el medio de ampliar, desarrollar el entrenamiento del sensitivo, que aprende a discernir el tono psíquico de los que lo acompañan, en espíritu, tomando conocimiento de las “leyes de los fluidos” y armándose de resistencia para combatir las “malas inclinaciones” que son los imanes que atraen a los que se encuentran en estado de Erraticidad inferior.
(En las Fronteras de la Locura, Cap. 23, Manuel Philomeno de Miranda/Divaldo P. Franco
Manuel Philomeno de Miranda
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UTILIDAD DE LA ENSEÑANZA DE LOS ESPÍRITUS
Un escritor político distinguido, por cuyo carácter profesamos la más profunda estima y que siente simpatía hacia la Filosofía Espírita, pero a quien la utilidad de la enseñanza de los Espíritus no le ha sido demostrada todavía, nos escribe lo siguiente:
«…Creo que la humanidad estaba, desde hace mucho tiempo, en posesión de los principios que habéis expuesto, principios que amo y defiendo sin el auxilio de las comunicaciones espíritas, lo que no quiere decir, notadlo bien, que yo niegue el auxilio de las luces divinas.
Cada uno de nosotros recibe ese auxilio dentro de un cierto límite, según el grado de su buena voluntad, de su amor al prójimo y también de acuerdo con la misión que tiene que cumplir durante su paso por la Tierra.
No sé si vuestras comunicaciones os han puesto en posesión de una sola idea, de un solo principio que no haya sido anteriormente expuesto por la serie de filósofos y pensadores que, después de Confucio hasta Platón, Moisés, Jesucristo, San Agustín, Lutero, Diderot, Voltaire, Condorcet, Saint-Simon, etc., han hecho progresar nuestro humilde planeta.
No lo creo y, si me engaño, os estaré muy reconocido del esfuerzo que haréis para demostrarme mi error.
Notad bien que no condeno vuestros procedimientos espíritas: los creo inútiles para mí, etc.»
Mi caro señor, voy a contestar con algunas palabras vuestra pregunta.
No tengo ni vuestro talento ni vuestra elocuencia, pero trataré de ser claro no solamente para vos, sino para mis lectores, a quienes mi respuesta les podrá servir de enseñanza. Es por eso que os la doy por medio de mi periódico.
Primeramente, diré que hay dos opciones: o las comunicaciones con los Espíritus existen o no existen.
Si no existen, millones de personas que se comunican diariamente con ellos se hacen una extraña ilusión y yo mismo habría tenido una singular idea al atribuir a los Espíritus aquello con lo que me hubiera podido dar mérito; pero no es tan útil discutir este punto, ya que no lo ponéis en duda.
Si esa comunicación existe, debe tener su utilidad, porque Dios no hace nada inútil; ahora bien, esa utilidad resulta no solamente de esa enseñanza, sino también y sobre todo de las consecuencias de esa enseñanza, como lo veremos prontamente.
Decís que esas comunicaciones no enseñan nada nuevo aparte de lo que ya ha sido enseñado por todos los filósofos desde Confucio, de donde concluís que son inútiles.
El proverbio «No hay nada nuevo bajo el Sol» es perfectamente verdadero y Edouard Fournier lo ha demostrado claramente en su interesante obra Vieux neuf. Lo que él dice sobre las obras de la industria es igualmente verdadero en materia filosófica y eso por una razón muy simple: es que las grandes verdades son de todos los tiempos y, en todos los tiempos, se han debido revelar a las personas geniales.
¿Pero del hecho de que una persona haya formulado una idea se deduce que aquel que la formule después de esa persona sea inútil? ¿Sócrates y Platón no enunciaron principios de moral idénticos a los de Jesús? ¿Se debe concluir de eso que la Doctrina de Jesús ha sido una superfluidad? Según ese razonamiento, muy pocos trabajos serían de una utilidad real, ya que se puede decir de la mayoría que otro ha tenido el mismo pensamiento y que basta haber recurrido a él. Vos mismo, mi caro señor, que consagráis vuestro talento al triunfo de las ideas de progreso y de libertad, ¿qué decís que cien otros no lo hayan dicho antes que vos? ¿Se debe concluir de eso que deberíais callaros? No lo creáis. Confucio, por ejemplo, proclama una verdad, luego una, dos, tres, otras cien personas vienen después de él y la desarrollan, la completan y la presentan bajo otra forma, de modo que esa verdad, que fue dejada en el olvido de la historia y como privilegio de algunos eruditos, se popularice, se infiltre en las masas y acabe por volverse una creencia común.
¿En qué se habrían convertido las ideas de los filósofos antiguos si no hubieran sido retomadas en sus bases y apuntaladas por escritores modernos? ¿Cuántos las conocerían hoy en día? Es así que cada uno, a su vez, viene a dar su golpe de martillo.
Supongamos, pues, que los Espíritus no hayan enseñado nada nuevo; que no hayan revelado la más pequeña verdad nueva; que, en pocas palabras, sólo hayan hecho repetir todas aquellas que han profesado los apóstoles del progreso, ¿no significa nada, pues, que esos principios sean enseñados hoy en día por las voces del mundo invisible, en todas las partes del mundo, en el interior de todas las familias, desde el palacio hasta la choza? ¿No significan nada, pues, esos millones de golpes de martillo dados todos los días, a toda hora y en todos los lugares? ¿Creéis que las masas no son más tocadas e impresionadas por eso, viniendo de sus parientes o amigos, que por las máximas de Sócrates y de Platón, que jamás han leído o que sólo conocen por el nombre? ¿Cómo, vos, mi caro señor, que combatís los abusos de todo tipo, podéis desdeñar un auxiliar semejante? ¿Un auxiliar que golpea todas las puertas, desafiando todas las consignas y todas las medidas inquisitorias?
Ese auxiliar en solitario, tendréis un día la prueba, triunfará sobre todas las resistencias, porque vence los abusos por la base al apoyarse sobre la fe que se apaga y que él viene a consolidar.
Predicáis la fraternidad en términos elocuentes, está muy bien y os admiro; pero ¿qué es la fraternidad con egoísmo? El egoísmo será siempre el grave escollo para la realización de las ideas más generosas; los ejemplos antiguos y recientes no faltarán para apoyar esa proposición. Por lo tanto, se debe arrancar el mal de raíz y, para eso, combatir el egoísmo y el orgullo, que han hecho y harán abortar los proyectos mejor concebidos. ¿Y cómo destruir el egoísmo bajo el imperio de las ideas materialistas, que concentran la acción de las personas sobre la vida presente?
Para aquel que nada espera después de esta vida, la abnegación no tiene ninguna razón de ser; el sacrificio es un engaño, porque se debería sacar provecho de los cortos disfrutes de este mundo. Ahora bien, ¿quién da mejor que el Espiritismo esa fe inalterable en el futuro? ¿Cómo el Espiritismo ha logrado triunfar sobre la incredulidad de un número tan grande de personas, domar tantas malas pasiones, si no es por las pruebas materiales que da, y cómo puede dar esas pruebas sin las relaciones establecidas con aquellos que ya no están en la Tierra?
¿No significa nada, pues, haber enseñado a las personas de donde vienen, adonde van y el futuro que les está reservado? La solidaridad que el Espiritismo enseña ya no es más una simple teoría: es una consecuencia forzosa de las relaciones que existen entre los muertos y los vivos; relaciones que hacen de la fraternidad entre los vivos no solamente un deber moral, sino también una necesidad, porque es de interés para la vida futura.
¿Las ideas de castas, de prejuicios aristocráticos, productos del orgullo y del egoísmo, no han sido, en todos los tiempos, un obstáculo para la emancipación de las masas? ¿Basta decir en teoría a los privilegiados de nacimiento y de fortuna: «¡Todas las personas son iguales!»? ¿El Evangelio ha sido suficiente para persuadir a los cristianos poseedores de esclavos que esos esclavos son sus hermanos?
Ahora bien, ¿qué puede destruir esos prejuicios, qué equipara mejor a todos sino la certidumbre de que, en los últimos rangos de la sociedad, se encuentra a seres que ocuparon lo alto de la escala social; que, entre nuestros siervos, entre aquellos a quienes les damos limosnas, puede encontrarse a parientes, a amigos, a personas que nos dieron órdenes; que aquellos, en fin, que están en lo alto ahora pueden bajar al último escalón?
¿Es, pues, una enseñanza estéril para la humanidad? ¿Esa idea es nueva? No; más de un filósofo la ha emitido y ha presentido esta gran ley de la justicia divina; ¿pero no significa nada dar de eso la prueba palpable, evidente?
Muchos siglos antes de Copérnico, Galileo y Newton, la redondez y el movimiento de la Tierra habían sido establecidos como principios; esos sabios vinieron para demostrar lo que los otros sólo habían sospechado; del mismo modo ocurre con los Espíritus que vienen a probar las grandes verdades, que permanecían en estado de letras muertas para la gran mayoría, al darles como base una ley de la naturaleza. ¡Ah, mi caro señor! Si supierais como yo cuántas personas, que habían sido trabas para la realización de las ideas humanitarias, han cambiado su manera de ver y se vuelven, hoy en día, los paladines de ellas gracias al Espiritismo, no diríais que la enseñanza de los Espíritus es inútil; la bendeciríais como la tabla de salvación de la sociedad y desearíais ansiosamente su propagación.
¿Es, por lo tanto, la enseñanza de los filósofos lo que les había faltado a esas personas? No, pues la mayoría está compuesta de personas esclarecidas, pero para ellas los filósofos eran soñadores, utopistas, habladores; diría revolucionarios; era necesario tocarles el corazón y lo que les ha tocado es las voces de ultra tumba que se han hecho oír en su propio hogar.
Permitidme, caro señor, quedar por hoy aquí; la abundancia de temas me fuerza a tratar, en el próximo número, la cuestión considerada desde otro punto de vista.
Por Allan Kardec Extraído de Revista Espírita – Periódico de Estudios Psicológicos, diciembre de 1863
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¿Los Espíritus fueron
creados de la nada?
Evidentemente, la nada es nada, la
inexistencia, el vacío absoluto, y de ahí, que la nada, no ha podido crear nada.
La humanidad actual se encuentra a mitad de camino entre el mundo animal y el mundo espiritual, hacia el que caminamos evolutivamente, siguiendo un proceso de depuración y perfección hacia otras etapas superiores de mayor perfección en otros mundos de superior nivel a lo conocido en la Tierra.
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