INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- Olvido del pasado
2.- Gabriel Delanne y el Espiritismo ante la Ciencia
3.-La alimentación de los Médiums
4.- En el nombre de Jesús
5.- Espíritus errantes
OLVIDO DEL PASADO
“Y si luego de haber tenido estos conocimientos antes de nacer, y haberlos perdido después de haber nacido, llegamos enseguida a recobrar este conocimiento anterior sirviéndonos de nuestros sentidos, que es lo que llamamos aprender, ¿no es esto recobrar la conciencia que teníamos, y no tendremos razón en llamar a ésta, reminiscencia?”
Sócrates a Simias – Libro Fedón – Dialogos de Platón
Sin duda ninguna, cuando nos referimos a olvidar alguna cosa, siempre está en juego nuestra capacidad de recordar, o mejor dicho, la memoria de la que disponemos para hacerlo con mayor o menor precisión o amplitud. En este sentido, es preciso distinguir entre los distintos tipos de memoria que existen en el ser humano. Una de ellas hace referencia a la capacidad de recordar lo inmediato, lo próximo en el tiempo, mientras que otra se refiere a los recuerdos de tiempo atrás, años, décadas o periodos por los que atravesamos a lo largo de la vida, es decir, recuerdos de la infancia, de la juventud, etc.
También precisamos distinguir entre lo que es la memoria consciente y la inconsciente. Esta última, según la psicología moderna, está tan presente en nuestras vidas que, en muchos de los procesos cognitivos y emocionales que nos hacen actuar de una u otra forma es el inconsciente el que dirige nuestra acción. Tanto es así que la memoria inconsciente (reflejos condicionados, automatismos, hábitos mentales y emocionales, creencias, etc.) es la responsable de un elevado porcentaje de nuestra forma de reaccionar; según Freud, el 95% de nuestra actuación se deriva del inconsciente.
Es preciso, por último, mencionar lo que la moderna psicología traspersonal y evolutiva denomina como memoria supra-consciente. Esta última es también conocida como “memoria extra-cerebral”, y no es otra cosa que la memoria del espíritu, el acervo milenario de experiencias, sensaciones, emociones y acciones que quedaron impregnados de forma tan potente en nuestra alma, que forman un bagaje personal único e individual y que afloran en cada vida o en cada nueva experiencia de reencarnación ante cualquier suceso que nos recuerda inconscientemente la experiencia ya vivida anteriormente. Aquí encontramos las causas de numerosas patologías mentales cuyos orígenes proceden de vidas anteriores y entre las podemos destacar la “conciencia de culpa”, o los “complejos de edipo y electra” que también pueden originarse en la etapa pre-natal, infantil, etc.
Era conveniente abordar el tema de la memoria porque es preciso comprender que el olvido del pasado de nuestras vidas anteriores, tiene varios enfoques, que precisamos detallar. El enfoque filosófico lo explica magistralmente Platón en la frase que pone en boca de Sócrates y que encabeza este artículo y mucho más cuando afirma que el cuerpo es la prisión del alma, que ésta es inmortal y se reencarna en sucesivos cuerpos; para después confirmar que al nacer el alma olvida los conocimientos que poseía y que aprender no es sino recordar esos conocimientos.
El segundo ya lo vislumbramos con lo que hemos expuesto más arriba: es el enfoque psicológico. Nuestra memoria extra-cerebral es el gran archivo de nuestra alma inmortal a lo largo de las sucesivas reencarnaciones, y esto nos acompaña siempre formando parte de nuestra intimidad y reflejándose con nitidez en el cuerpo causal de nuestro periespíritu (inconsciente) cuando tenemos un cuerpo físico.
Pero también tenemos el enfoque biológico que precisamos aclarar antes de abordar el enfoque espiritual. El hombre que reencarna comienza su vida con un cerebro virgen, y a través de sus sentidos distingue y conoce el ambiente que le rodea. Paralelamente al crecimiento del niño, surge parte del subconsciente en forma de aptitudes y tendencias, procedentes de vidas anteriores, que son sus inclinaciones congénitas.
Como hemos visto en el artículo del mes anterior, a la hora de reencarnar, el periespíritu reduce su tamaño a fin de adaptarse a la célula huevo o cigoto para ir modelando las características biológicas y psicológicas que, de conformidad con la ley de causa y efecto, determinarán no solo la forma del nuevo ser que reencarna, sino también las probabilidades más adecuadas para el programa espiritual que trae a desenvolver en su nueva experiencia en la carne.
Esa reducción periespiritual trae como consecuencia la pérdida paulatina, pero temporal, de la memoria consciente del espíritu, pues en la medida que se va conformando un nuevo cerebro en el cuerpecito del feto, las células que se forman son completamente nuevas e incapaces de acceder a la memoria del espíritu y sus experiencias y recuerdos de vidas anteriores. Esto último quedará guardado en el inconsciente y aflorará puntualmente a lo largo de la vida cuando alguna percepción o sensación traiga a ese presente aquella emoción ya vivida, que no recuerda conscientemente, pero que se manifiesta con profusión debido a la fuerte impresión con la que quedó grabada en nuestro psiquismo.
“Si una simple conmoción cerebral es lo bastante para que olvidemos los hechos de nuestra vida presente, ¿cómo ha de ser posible conservar el recuerdo de algunos de los hechos de nuestras existencias pasadas, no estando grabadas en el cerebro de la nueva personalidad?”
Sebastián de Arauco – Libro: “Tres Enfoques sobre la Reencarnación“
Así pues, un cerebro nuevo no tiene capacidad de reconocer conscientemente la memoria “extra-cerebral” que nuestro inconsciente sí posee. Por ello, biológicamente es imposible recordar de forma nítida las vidas anteriores. Sólo mediante las facultades del alma se puede acceder a ese recuerdo.
Sin embargo, en la infancia se produce un hecho muy curioso a este respecto, pues muchos niños tienen percepciones, imágenes e incluso vivencias de vidas anteriores, demostrando así la reencarnación. Esto acontece porque, desde el momento en que se produce la concepción y comienza la reencarnación, esta última no se ve completada de forma definitiva hasta los siete u ocho años en los que el espíritu ha asimilado totalmente (como una esponja) los procesos biológicos y periespirituales. Es por ello que los niños, a menudo, parecen vivir entre dos mundos, el espiritual y el material, donde perciben sensaciones y tienen recuerdos que no saben explicar, e incluso tienen contacto con espíritus que son sus propios familiares o espíritus guías que les protegen y acompañan.
Y para completar el tema del olvido del pasado, debemos abordar la causa principal del mismo que tiene que ver con el enfoque espiritual. Cada vez que reencarnamos en la Tierra, por muy diferentes que sean los retos a conseguir, el objetivo principal es el progreso del espíritu. Y por ello, en las condiciones de un mundo de expiación y prueba como el que nos encontramos, nuestra principal tarea es la de reeducarnos espiritualmente. Esto tiene que ver con rescatar las deudas de nuestro pasado (expiación), y al mismo tiempo ejercitarnos ante nuevos desafíos (prueba) para crecer espiritualmente y mejorar moralmente.
Estas dos cuestiones no podrían llevarse a cabo si fuéramos conscientes de nuestros actos delictuosos del pasado o de aquello que venimos a experimentar o saldar como débito, y que supondrá, sin duda, sacrificios o aflicciones agudas durante la trayectoria en la Tierra. La gran mayoría de nosotros seríamos incapaces de aprovechar la vida en la carne para reeducar nuestra alma y progresar en el bien si fuéramos conscientes de que nuestro enemigo del pasado ha reencarnado con nosotros como hijo, esposa, padre o hermano. Los odios se recrudecerían y las venganzas impedirían al ser humano progresar y perdonar. Lazos de consanguinidad o familiares permiten, con el afecto que les son propios y el olvido de las deudas anteriores contraídas, acoger con amor y cariño a aquel que tanto daño nos hizo y al que ahora adoramos o queremos como hijo.
Y a la inversa, espíritus más elevados que nosotros que fueron víctimas de nuestros rencores y venganzas, reencarnan como hijos o familiares nuestros para darnos ejemplo y ayudarnos a desarrollar el afecto y el amor que no tuvimos con ellos, resarciendo así las deudas contraídas y estableciendo lazos de perdón y de cariño que convertirán a los antiguos enemigos en amigos mediante los lazos fraternos que ahora, con el olvido de las ofensas pretéritas y el cariño del presente, se consolidan definitivamente.
“Los males con que afligimos a nuestros semejantes, nos persiguen como nuestra sombra sigue a nuestro cuerpo”
Krishna
También la debilidad psicológica o mental, derivada de nuestras falencias milenarias, vicios o pasiones desordenadas, defectos morales enquistados como hábitos perniciosos en nuestro inconsciente (odios, soberbia, envidias, celos, resentimientos, etc.), son en algunos casos tan fuertes y tan arraigados que el conocimiento consciente de las situaciones en que cometimos crímenes hediondos contra el prójimo o contra nosotros mismos (suicidio por ejemplo), crearía en nosotros un sentimiento de culpa consciente tan enorme que nos impediría progresar, al mismo tiempo que el conocimiento de esas situaciones por parte de los que nos rodean crearía un clima de imposible superación de las taras más graves de nuestra alma inmortal.
La providencia y la Ley divina, actuando bajo la misericordia infinita y sabiduría de Dios, nos priva del recuerdo y conocimiento consciente de nuestro pasado cuando tomamos un nuevo cuerpo. Ese olvido desaparece al volver al plano espiritual después de cada experiencia en la carne. Y cuando el espíritu evoluciona lo suficiente y forma parte de humanidades más avanzadas en elevación y progreso moral, sí le es permitido recordar sus experiencias de vidas anteriores a fin de mejorar sus objetivos de plenitud y lucidez en la nueva vida con materia.
Todo se enlaza en el universo y se articula en base a leyes justas y perfectas que persiguen el objetivo de beneficiar al hombre en su camino hacia la felicidad. El olvido del pasado es temporal, siendo así un acto de misericordia y de sabiduría de Dios, inteligencia suprema, que creó y reguló la evolución del alma humana para regresar hasta Él al alcanzar una perfección relativa, sin perder nuestra individualidad y en total integración con su Amor Divino.
Antonio Lledó Flor- Amor, Paz y Caridad
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GABRIEL DELANNE Y EL ESPIRITISMO ANTE
LA CIENCIA
Gabriel Delanne es uno de los grandes pioneros del espiritismo. Jugó con Léon Denis un papel preponderante después de la muerte de Allan Kardec en 1869.
Leal discípulo, riguroso y muy trabajador, fue un defensor incondicional de la filosofía espírita que, en esa época, fue objeto de burlas alimentadas por conceptos religiosos hostiles y también denigrada por científicos muy críticos apegados a viejas fórmulas. Precisamente a nivel científico, Gabriel Delanne se ilustró a sí mismo luchando por demostrar la realidad científica de los fenómenos espiritistas justificando el título de apóstol del espiritismo que la posteridad le ha reconocido.
François-Marie Gabriel Delanne nació en París el 23 de marzo de 1857 en una familia que conocía y practicaba el espiritismo. Su padre Alexandre Delanne, quien dirigía una modesta tienda de higiene con su esposa, viajó por negocios. Durante uno de sus viajes a Caen, oyó hablar de espiritismo y, aconsejado por los adeptos, obtuvo El Libro de los Espíritus y El Libro de los Médiums; y estando muy interesado, quiso conocer al autor Allan Kardec. El maestro lo recibió calurosamente y lo invitó a participar con su esposa en una sesión. Ella se reveló rápidamente como una excelente médium y Alexandre Delanne aprovechó sus muchos viajes de negocios para difundir el espiritismo.
Gabriel Delanne creció en este ambiente espírita. Sobre este tema se recuerda una anécdota. A la edad de siete años, se le preguntó si conocía la profesión de sus padres, y él respondió: «Papá es espiritista y mamá también». Asistió a numerosas sesiones espíritas con su madre en particular y, por lo tanto, se convenció muy joven; también trató de explicar el espiritismo a sus pequeños camaradas a quienes a menudo lograba convencer. Tuvo la oportunidad de conocer a Allan Kardec, que se había convertido en un amigo de la familia Delanne. Conservó durante toda su vida un precioso recuerdo del maestro a quien no dejó de evocar durante sus conferencias y discursos.
Después de brillantes estudios científicos, Gabriel Delanne fue admitido en la Escuela Central de Artes y Manufacturas, pero renunció muy rápidamente para evitar a sus padres los grandes sacrificios financieros impuestos por esta educación. Luego ingresó a la vida laboral como ingeniero en la compañía de aire comprimido y electricidad Popp, privilegiando el trabajo de difusión del espiritismo en el que rápidamente participó activamente.
El 31 de marzo de 1880, durante un discurso en la ceremonia conmemorativa de la muerte de Allan Kardec, mientras enfatizaba el importante trabajo de este último, Gabriel Delanne precisó sus proyectos: hasta ahora, el espiritismo ha sido definido desde un punto de vista moral y debe abordarse desde un ángulo científico para demostrar que el espiritismo no se opone a la ciencia y que no solo está dirigido a una élite sino a todos los seres humanos.
En 1883 fue nombrado secretario de un importante encuentro entre espiritistas belgas y franceses que más tarde se convertiría en la Federación Latina franco-belga. El mismo año, se convirtió en editor jefe de una nueva revista bimestral titulada Le Spiritisme, una revista que pudo publicar gracias a la generosidad de la célebre médium inglesa Élisabeth d’Espérance.
Era un censor estricto de los artículos que se publicarían, no dudaba en disgustar a sus amigos al rechazar los artículos que le parecían cuestionables desde un punto de vista científico. Junto con su padre, fue el fundador de L´Union Spirite Française.
En 1892 se fue de casa Popp y trabajó para otra casa comercial por la que viajó mucho. Siguiendo el ejemplo paternal, aprovechó sus viajes para hacer una intensa propaganda a favor del espiritismo en toda Francia. En 1896, publicó el primer número de La revue scientifique et morale du spiritisme. En 1899 se convirtió en presidente de la Sociedad Francesa para el Estudio de los Fenómenos Psíquicos, una estructura que sería el verdadero guardián del espiritismo kardecista.
Él sería un serio propagador de corazón del espiritismo, dando la bienvenida a muchas personas con benevolencia sin distinción de rango social, siempre dará las explicaciones científicas más claras. Esta sociedad hizo posible formar buenos espiritistas y médiums de primer orden.
Dotado de una excelente memoria, Gabriel Delanne era, según sus familiares, una verdadera enciclopedia viva que no perdonaba sus esfuerzos incluso cuando tenía una salud bastante frágil. Tenía una predisposición a la ataxia que lo hizo cojear al caminar. Además, después de un absceso en el ojo izquierdo, su vista se había deteriorado, dejándolo casi ciego en los últimos años de su vida.
Gabriel Delanne fue asistido en su tarea por colaboradores de primer nivel y un mecenas con un gran corazón dedicado a la causa espírita, Jean Meyer. Gracias a su ayuda, se convirtió en presidente de la Unión Espírita Francesa en 1919. Gabriel Delanne dará conferencias gratuitas sobre espiritismo todas las semanas; también participará activamente en el congreso espírita y espiritualista de 1900 teniendo la delegación de muchas secciones espíritas francesas y extranjeras. Deseando poner en práctica la solidaridad espírita, en 1905 adoptó a una niña de siete meses, Suzanne Rabotin, que siempre vivió a su lado.
El mismo año, se quedó en Argel en Villa Carmen en la casa del General y Madame Noël y participó con Charles Richet en numerosas sesiones espiritistas, en particular con la médium Marthe Béraud. Durante su vida, tuvo la oportunidad de conocer y observar numerosos médiums y mantuvo lazos amistosos con el músico médium Georges Aubert. Aconsejó a Jean Meyer que eligiera al Doctor Gustave Geley como director del Instituto Metapsíquico Internacional fundado en 1919. Su salud disminuyó, tuvo grandes dificultades para caminar, fue tratado en las cercanías de Lyon por su amigo y famoso magnetizador Alphonse Bouvier.
En 1918, hizo sus últimos 8 viajes, su condición física ya no le permitía viajar. A pesar de una mala salud que lo hizo sufrir permanentemente, continuó su trabajo de estudio y propagación dando conferencias y trabajando en la redacción de su último trabajo La Réincarnation. Toda su vida soportó sin quejarse los sufrimientos físicos, al igual que enfrentó con coraje y resignación la pérdida de sus seres queridos, en particular su hermano que murió a la edad de treinta años y su prima devota a su servicio durante más de treinta años, Mathilde Peley.
Los últimos años de su vida fueron un verdadero martirio, sin embargo, nunca perdió la oportunidad de difundir el espiritismo; así, el día antes de su muerte, el 15 de febrero de 1926, recibió durante casi dos horas a un joven que quería comprender los fenómenos de mediumnidad observados en casa de su prima.
SUS OBRAS .-Continuó el trabajo de Allan Kardec, quien había establecido los fundamentos esenciales del espiritismo, enfocándolo en realidades experimentales rigurosamente científicas. Todos sus libros tienen como objetivo demostrar mediante la observación y el análisis la realidad de los fenómenos espíritas; estas obras estaban destinadas a todos aquellos que cuestionaban el por qué de la vida, pero también a los muchos detractores que refutaban la realidad de los fenómenos.
En su primer trabajo publicado en 1885, El Espiritismo ante la ciencia, Gabriel Delanne se esfuerza por demostrar de manera científica la existencia del alma, su supervivencia y las relaciones entre el mundo de los vivos y el mundo de los muertos. En ese momento, los espiritistas estaban expuestos a las fuertes críticas y burlas expresadas por los científicos materialistas. Este libro enumera las diferentes manifestaciones psíquicas y mediúmnicas. Se dedica a un estudio en profundidad del cerebro y el periespíritu. Luego escribirá El fenómeno espírita en 1896, una obra que enumera los testimonios de eruditos y sabios de todos los países que afirmaron la realidad de los fenómenos espíritas. En 1897 aparecerá La evolución anímica, el estudio general de la vida en los seres, el desarrollo de los cuerpos físicos, la vida del espíritu durante la encarnación, el análisis detallado del periespíritu. También se ocupa de la memoria y de las personalidades múltiples. En 1898 aparecerá Investigación sobre la mediumnidad, luego en 1899 El alma es inmortal donde demuestra científicamente lo que fue durante siglos la responsabilidad de la filosofía y las religiones: la existencia del espíritu durante la vida encarnada y su supervivencia más allá de la muerte. Las apariciones materializadas de vivos y muertos (volúmenes 1 y 2) aparecieron en 1909 y 1911, y luego en 1927 La reencarnación, un trabajo decisivo porque la idea de la reencarnación no fue aceptada en los países anglosajones. También agregaremos a esta lista el trabajo Écoutons les Mort, escrito en colaboración con M. Bourniquel.
En el momento de su muerte, estaba preparando un trabajo sobre ideoplastía en colaboración con el Sr Bourgeois. Gabriel Delanne no buscó jamás la gloria y el éxito, ni se apegó a la comodidad financiera ni a los placeres humanos. El gran negocio de su vida siempre fue enseñar el espiritismo a todos, sin distinción de fortuna o estatus social, y elevar el espiritismo al rango de la verdadera ciencia.
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LA ALIMENTACIÓN DE LOS MÉDIUMS
ALIMENTACIÓN.
1. sobre la dieta alimenticia de los médiums.
2. sobre el uso de bebidas alcohólicas.
Respuestas de Raúl Teixeira
84 ¿Cómo debe ser la dieta alimenticia de los médiums en los días de trabajo mediúmnico?
Raúl – La dieta alimenticia de los médiums se deberá constituir de aquello que les pueda atender a las necesidades, sin caer para los excesos o variedades de
alimentos que por sus características, podrán provocar complicaciones digestivas,
perturbando al trabajador y, consiguientemente, las labores de las cuales participa.
De esa forma, se torna necesaria una alimentación normal, evitando los excesos de
condimentos y gorduras que, independientemente de las labores mediúmnicas, perjudican bastante al funcionamiento orgánico.
85 ¿El uso de alguna bebida alcohólica puede traer inconvenientes para los médiums?
Raúl – Todo individuo que se encuentra comprometido con un grupo de labores
mediúmnicas, sea cual fuera el lugar que ocupe, debería privarse del consumo de las bebidas alcohólicas en su régimen alimenticio. Decimos esto porque el alcohol
trae múltiples inconvenientes para la estructura de la mente equilibrada,
considerándose su toxicidad y la rápida digestión de que es objeto, facilitando en gran manera que el alcohol entre en la corriente sanguínea del individuo, de modo
fácil, haciendo su efecto característico. Aún mismo, los inocentes aperitivos,
teniéndose en cuenta de que el médium es médium las veinticuatro horas del día,
todos los días, desconociendo el momento en que el Mundo Espiritual necesitará
de su cooperación. Además de eso, cuando se ingiere una porción alcohólica, cerca del 30% son rápidamente eliminados a través de la sudoración y por la
evacuación, pero cerca del 70% persisten por mucho tiempo en el organismo, haciendo con alguien que, por ejemplo, haya consumido un aperitivo en la hora del
almuerzo, a la hora de la actividad doctrinaria nocturna no se encuentre
embriagado, en el sentido común del término, sin embargo, estará alcoholizado por aquel porcentaje del producto que no fue eliminado de su organismo.
86 La alimentación vegetariana, ¿es la más aconsejable para los médiums en general?
Raúl – La cuestión de la dieta alimenticia es fundamentalmente de foro íntimo o
acatará a alguna cuestión de salud, debidamente prescripta. Fuera de eso, para el
verdadero médium no existe algo que sea una alimentación ideal, a pesar de que el
buen sentido recomienda de que se valga de una alimentación que no le sobrecargue el organismo, principalmente en los días de reunión mediúmnica, a fin
de que no sea afectado por un proceso de digestión conturbada que, con seguridad, le traerá diversos inconvenientes.
La alimentación no define por sí sola, el potencial mediúmnico de los médiums que deberán dar mucho mayor valor a su vida moral de lo que a su comida, obviamente.
Algunas personas recomiendan que no se coman carnes, en los días de tareas
mediúmnicas, mientras que otras recomiendan que no se deba tomar café o
chocolate, alegando problema con las toxinas de la cafeína, etc., olvidándose de que debemos mantener la alimentación más frugal, a partir del período en el que ya no tenga el organismo más tiempo para una digestión eficiente.
Es más comprensible y me parece más lógico, que la persona coma en su
almuerzo su bife, si fuera el caso, o tome su cafecito por la mañana, de que pasarse todo el día atormentado por el deseo de esos alimentos, sin poder
retirarlos de su cabeza, dejando de concentrarse en la tarea, en razón de la ansiedad por llegar a su casa, después de la reunión y comer y beber aquello por lo que siente deseo.
Por otro lado, la respuesta de los Espíritus a la Pregunta 723 de El Libro de los
Espíritus es bastante clara a ese respecto. Dejando al espírita bien a la voluntad para la necesaria comprensión, hasta por el hecho de que la alimentación vegetariana no dice nada respecto al carácter del vegetariano. Recordemos que el médium Hitler era vegetariano y que el médium Francisco Cándido Xavier, se alimentaba con carne.
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EN EL NOMBRE DE JESÚS
"Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos" *( San Mateo, 18:20). *
Para estar reunidos en nombre de Jesús no basta hallarse juntos físicamente, sino que es preciso estarlo también en lo espiritual, por la comunión de intenciones y pensamientos dirigidos hacia el bien. Entonces sí se encuentra Jesús en medio de la reunión: Él, o los espíritus puros que lo representan. El Espiritismo nos permite comprender de qué manera pueden los espíritus hallarse entre nosotros. Están ahí con su cuerpo fluídico o espiritual, y con la apariencia que nos permitiría reconocerlos si se hicieran visibles. Cuanto más elevados se hallan en la jerarquía espírita, tanto mayor es su poder de irradiación. Así poseen el don de ubicuidad y pueden encontrarse en varios lugares simultáneamente. Basta, para ello, un rayo de su pensamiento.
Con las palabras citadas en el parágrafo anterior quiso Jesús mostrar el efecto de la unión y la fraternidad. No es la mayor o menor cantidad de personas la que le atrae, puesto que en lugar de dos o tres hubiera podido decir diez o veinte, sino el sentimiento de caridad mutua que a esas personas anima. Ahora bien, para esto es suficiente que haya dos. Pero si esas dos oran cada cual por su lado, aunque ambas se dirijan a Jesús, no habrá entre ellas comunión de pensamientos, sobre todo si no son movidas por un sentimiento de benevolencia recíproca. Y si se miran con malos ojos, con aborrecimiento, envidia o celos, entonces las corrientes fluídicas de sus pensamientos se rechazan en vez de unirse por un común impulso de simpatía, y en tal caso, no están reunidas en nombre de Jesús, el cual no es más que el pretexto de la reunión y no su verdadero motivo..... Esto no implica, en modo alguno, que Él permanezca sordo a la voz de una sola persona. Si no dice que acudirá a cualquiera que le llame, es porque ante todo exige amor al prójimo, del cual podemos dar mayores pruebas cuando estamos en compañía de otros, que encontrádonos solos, y también a causa de que todo sentimiento de tipo personal lo aleja. De ello se sigue que sí, en medio de una nutrida asamblea, sólo dos o tres personas se unen de corazón mediante el sentimiento de una auténtica caridad, en tanto el resto de los asistentes se aíslan y se concentran en pensamientos egoístas o de carácter mundano, Jesús estará con aquéllas y no con estos otros.
Así pues, no es la simultaneidad de los presentes en las palabras, en los cánticos o en los actos litúrgicos lo que constituye una reunión en nombre de Jesús, sino la comunión de pensamientos acordes con el espíritu de caridad personificado en Él.
Tal debe ser el carácter de las reuniones espíritas serias, de aquellas en que se desea con sinceridad el concurso de los buenos espíritus...
El Evangelio según el Espiritismo. Allan Kardec |
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Espíritus
errantes
Cuando hablamos de Espíritus errantes,
nos referimos a los Seres desencarnados
a la espera de su reencarnación, y existen en el espacio
espiritual que se interpenetra
con las diversas capas vibratorias envolventes del planeta Tierra o de otros mundos semejantes,
en donde se agrupan en ciudades astrales de mundos (no materiales), semejantes a las del planeta,
más o menos bellas según la perfección de los que las habitan, y así, con los
nacimientos y muertes sucesivas en nuestro planeta, o otros semejantes (no
olvidar que el Universo es infinito),
van pasando sucesivamente a la Tierra o a esos otros mundos
reencarnatorios y viceversa, en un proceso de intercambio contnuo a
través de la reencarnación .
Los Espíritus desencarnados que integran
el área de influencia del planeta, ocupan el espacio que les corresponde interpenetrando la atmósfera en la que ,poseyendo cuerpos semimateriales
de menor densidad que en el plano físico, se distribuyen en función de la
atracción gravitacional que tiende a atraerlos hacia la corteza planetaria. Los
que revisten cuerpos menos densos se distribuyen en las regiones más alejadas
de nuestro mundo, en donde el campo gravitacional terrestre ejerce menos
influencia sobre sus cuerpos
espirituales. Por el contrario, los que tienen cuerpos espirituales
más densos y pesados, viven más
cercanos a la corteza planetaria, en donde la
fuerza de gravedad les afecta
y los mantiene como prisioneros dentro
de paredes invisibles que les impiden elevarse a otras regiones más elevadas.
Después del proceso de turbación que
sigue a la muerte, los Espíritus vuelven a la erraticidad desde donde habían salido antes para afrontar
una existencia en la materia, y allí permanecen
un periodo de tiempo que varía en cada caso, pero que en general, suele
ser más largo que el periodo durante el
que permanecen encarnados.
Una vez pasada la fase de la muerte
siendo seres humanos, muchos permanecen
temporalmente en un estado de pérdida,
desorientación e inseguridad. Finalmente se ubican transitoriamente alrededor de
los mundos físicos, en grupos según diversos grados evolutivos, y esos
mundos astrales les sirven como
estaciones o puntos de reposo o "salas de espera". Estos mundos que ocupan transitoriamente y en los que se encuentran multitud de
ciudades como residencias espirituales, similares a las de la Tierra, son mundos semimateriales, o sea que forman un
grado mas o menos intermedio entre los mundos espirituales y los mundos
físicos y son en
cuanto a belleza, luminosidad y perfección, conformes según la naturaleza de
los Espíritus que por afinidad se
agrupan en ellos para gozar de mayor o menor bienestar mientras
planifican su próxima reencarnación. La
situación de esta clase de mundos es transitoria y muchas veces se trata de planetas habitados simultáneamente por seres corpóreos e incorpóreos; otras
veces su superficie es estéril para la
vida de los seres orgánicos, pero no para ellos, y esta esterilidad física
de carácter transitorio se puede
entender porque los Seres espirituales que los habitan de nada material precisan; esto no significa que carezcan de bellezas naturales, pues estas se
traducen en las bellezas creadas por las mentes o ideoplastias de estos
Espíritus, no menos admirables que las bellezas de nuestra Naturaleza terrestre, siendo de señalar que en nuestro sistema planetario no existen mundos de este género, aunque la Tierra ya formó en el pasado parte de esos mundos durante su formación
planetaria
La erraticidad tanto si es en los mundos
astrales que rodean la atmósfera terrestre, como si es en mundos físicos de superficie estéril e inhabitables para el
ser humano, siempre suponen una estación
de reposo temporal para los Espíritus, en donde se preparan para una nueva reencarnación. Por eso, a los Espíritus errantes también se
les podría definir en pocas palabras,
como Espíritus desencarnados que
permanecen a la espera de una oportunidad para reencarnar.
Allan Kardec, el Codificador del
Espiritismo, afirmó que errantes son todos los Espíritus desencarnados en
general, durante el intervalo de sus
existencias corporales, y sigue diciendo:
La erraticidad no es en absoluto señal
de inferioridad de los Espíritus. Hay Espíritus errantes de todas clases, salvo
los de primer orden o Espíritus Puros,
que no teniendo que reencarnar más para perfeccionarse, no pueden ser
considerados errantes. Los Espíritus errantes son felices o infelices, según
sea su grado de purificación, y ese estado comprende la vida material del
cuerpo que vestía, percibiendo sus existencias anteriores y sus errores que los
apartan de la perfección y de la felicidad infinita. Es entonces cuando
escogen nuevas pruebas para progresar
más rápido.
Durante la
erraticidad, los Espíritus
también progresan y tienden a formar núcleos colectivos donde se
integran y en donde terminan formando sus propios ambientes. La Ley de
Afinidad rige esta cuestión, pues los
Espíritus afines se buscan y se reúnen.
Los Espíritus que habitan esos mundos en
tan diversos grados, pueden abandonarlos a voluntad para ir donde precisen, siempre y cuando no
sea en mundos de planos más elevados que el que habitan y les corresponden. En
los mundos que pueblan, ellos también progresan
reuniéndose con el objeto de instruirse y así poder merecer más fácilmente permiso desde los Planos
Superiores para acudir a mejores lugares y
adquirir la preparación necesaria antes de una nueva reencarnación.
León Denis define a los espíritus errantes como “ni buenos ni
malos, pero sí débiles e inclinados a las cosas de la Tierra”; y continúa diciendo en su obra “Después de la muerte”: Todas
las regiones del universo están llenas de multitudes de almas que se agitan
entre la Luz y la oscuridad, permaneciendo en una actividad constante. Otras se
agolpan junto a los globos
planetarios y los siguen en sus
revoluciones, turbas y revueltas que
influyen sin saberlo en los elementos atmosféricos. “El universo entero
evoluciona como los mundos, los espíritus prosiguen su eterna carrera arrastrados hacia un estado
superior y entregados a ocupaciones diversas”.
A los Espíritus errantes a veces se les confunde con los del “Bajo Astral”, que son los que por su
inferioridad moral, permanecen en las zonas oscuras de los planos inferiores
que se mezclan en nuestro plano físico e incluso por debajo del mismo.
Sin embargo la diferencia entre ambos conceptos es que el espíritu errante puede estar ubicado
en cualquiera de los planos
espirituales que rodean cada mundo según su nivel de evolución, mientras
que el llamado Umbral, habitado por Seres malignos y sufridores, está exclusivamente en las zonas
inferiores de los planos espirituales, descritos como tenebrosos, pantanosos y fríos, llenas de
llanto y horror.
-Jose Luis Martín-
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