INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- Lo que sucede cuando usted entra en un Centro Espírita
2.- Los buenos espíritas
3.- La Mediumnidad, siempre presente
4.- ¿Qué aspecto tienen los espíritus?
5.- Cuando me muera
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LO QUE SUCEDE CUANDO USTED ENTRA EN UN CENTRO ESPÍRITA
Cuando usted entra en un Centro Espírita, usted no se vuelve médium. A no ser que usted haya nacido con el cuerpo físico preparado para eso, usted no comenzará a ver o a oír a los Espíritus.
Cuando usted entra en un centro espírita, no existe ninguna clase de recado de los Espíritus Superiores dirigido exclusivamente a usted. Tampoco sus familiares desencarnados le enviarán cartas diciendo lo que usted debe o no debe hacer en la vida.
Cuando usted entra en un centro espírita, las personas no le van a contar quien fue usted o que hizo en vidas pasadas. Si esas informaciones fuesen necesarias usted se recordaría por sí mismo. Basta saber que usted hoy recoge de aquello que plantó en otras existencias, para que usted pase a sembrar con más sabiduría y amor en el día de hoy.
Cuando usted entra en un centro espírita, usted no recibe la solución mágica para resolver sus problemas. Sus dolores continuarán existiendo. Sus pérdidas, sus dolores, sus dificultades de relacionamiento o de lo que quiera que usted enfrente en la vida.
Cuando usted entra en un centro espírita, usted definitivamente no está a salvo. Su lugar en el cielo jamás podrá ser comprado, porque la idea de cielo del Espiritismo nada tiene que ver con ángeles tocando el arpa en las nubes, y sí con la conciencia tranquila del deber cumplido.
La verdad que pocos comprenden o quieren comprender, es que cuando usted comienza a frecuentar un centro espírita, absolutamente nada cambia en su vida. Créalo. Nada en absoluto.
A no ser que usted tome la decisión de cambiar, y comprenda que necesita realizar mejoras en sí mismo, que acepte el convite a una reforma íntima y moral, todo continuará de la misma forma que ya estaba. Nadie puede vivir nuestra vida o dar por nosotros los pasos que nos corresponden. Cabe a cada uno de nosotros la construcción de nuestra propia felicidad
Esa noción de responsabilidad individual, tan poco considerada en los días actuales, es con seguridad, una de las primeras lecciones entre tantas otras, que usted aprenderá cuando llegue la ocasión de entrar en un centro espírita.
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LOS BUENOS ESPÍRITAS
4.* El Espiritismo bien comprendido, pero, sobre todo, bien sentido, conduce forzosamente a los resultados expresados anteriormente, que caracterizan al verdadero espírita como al
verdadero cristiano, que son la misma cosa. El Espiritismo no creó ninguna moral nueva; facilita a los hombres la inteligencia y la práctica de la moral de Cristo, dando una fe sólida y esclarecida a los que dudan o vacilan.
Pero muchos de los que creen en los hechos de las moral; o,si los comprenden, no se las aplican a sí mismos. ¿A qué se debe esto? ¿A falta de precisión de la doctrina? No, porque no contiene ni alegorías ni figuras que puedan dar lugar a falsas interpretaciones; su esencia misma es la claridad y esto es lo que constituye su fuerza, porque va directo a la inteligencia. Nada tiene de misteriosa y sus iniciados no están en posesión de ningún secreto oculto para el vulgo.
Para comprenderla, ¿es preciso una inteligencia fuera de lo común? No, porque se ven hombres de una capacidad notoria que no la comprenden, mientras que inteligencias vulgares y aun de jóvenes apenas salidos de la adolescencia, comprenden sus matices
más delicados con admirable precisión. Esto depende de que la parte de algún modo material de la ciencia, sólo requiere vista para observar, mientras que la parte esencial requiere cierto grado de sensibilidad que se puede llamar la madurez del sentido moral, madurez independiente de la edad y del grado de instrucción, porque es inherente al desarrollo, en un sentido especial, del Espíritu encarnado.
En algunos, los lazos de la materia son aún muy tenaces para permitir al Espíritu desprenderse de las cosas de la Tierra; la niebla que los rodea les quita la vista del infinito; por esto no rompen fácilmente ni sus gustos, ni sus costumbres, ni comprenden nada mejor de lo que ellos poseen; la creencia en los Espíritus es para ellos un simple hecho, pero modifica muy poco o nada, sus tendencias instintivas; en una palabra, sólo ven un rayo de luz insuficiente para conducirles y darles una aspiración poderosa y capaz de vencer sus inclinaciones. Se apegan más a los fenómenos que a la moral, que les parece banal y monótona; piden sin cesar a los Espíritus que les inicien en nuevos misterios sin preguntar si se han hecho dignos de entrar en los secretos del Creador. Estos son los espíritas imperfectos, de los cuales algunos se quedan en el camino o se alejan de sus hermanos en creencia, porque retroceden ante la obligación de reformarse, o reservan sus simpatías para los que participan de sus debilidades o de sus prevenciones. Sin embargo, la aceptación del principio de la doctrina es un primer paso que les hará el segundo más fácil en otra existencia.
El que puede con razón ser calificado de verdadero y sincero espírita, está en un grado superior de adelantamiento moral; el Espíritu que domina más completamente la materia,
le da una percepción más clara del porvenir; los principios de la doctrina hacen vibrar en él las fibras que permanecen mudas en los primeros; en una palabra, fue tocado en el corazón; su fe es también a toda prueba. Uno es como el músico que se conmueve con ciertos acordes, mientras que el otro sólo comprende los sonidos. Se reconoce al verdadero espírita por su transformación moral y por los esfuerzos que hace para dominar sus malas inclinaciones; mientras el uno se complace en un horizonte limitado, el otro, que comprende alguna cosa mejor, se esfuerza para librarse de él y lo consigue cuando tiene una voluntad firme.
EL EVANGELIO SEGUN EL ESPIRITISMO
ALLAN KARDEC
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La mediumnidad, siempre presente |
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El fenómeno es de los más antiguos. Volviendo en el tiempo, encontramos sus registros en uno de los primeros libros de la Humanidad, la Biblia. Redacción del Momento Espírita *********************** ¿Qué aspecto tienen los Espíritus ? Materialización de Kati King con William Crookes Presentan un aspecto humano normal, como si estuvieran todavía en un soporte físico, por lo que no tiene nadie por qué imaginar aspectos tétricos o monstruosos propios de las películas de ficción y creer que debe de ser algo terrible ver a un Espíritu o a un fantasma, tal como se les ha llamado popularmente, sintiendo temores irracionales ante la sola idea de encontrarnos ante su presencia. Lo que podemos ver siempre, si llega el caso, es una apariencia o una imagen inmaterial, y esta imagen es una imagen humana real, como la de cualquier ser humano. Cuando me mueraUna u otra vez sucede. Nos acordamos que un día dejaremos el cuerpo de carne y que partiremos para una otra realidad. En esos momentos nos acordamos de elaborar el testamento, repartiendo lo que dejaremos para aquellos que se quedarán. Las voluntades así expresas casi siempre crean disputas familiares que se alargan por muchos años. Cuanto más grandes las posesiones de aquél que se fue, mayores son las disputas, en caso de que entre los herederos no exista entendimiento, afecto. Hubo un hombre, sin embargo, que pensando en su muerte, elaboró voluntades muy precisas. Pensó en su funeral y en lo que el podría significar para el mundo. Él era un líder y decía que no deseaba ser idolatrado, pero sí ser oído. Su lucha era por los derechos humanos y en nombre de ella, fue encarcelado 10 veces, pero sin disuadirlo de su ideal de igualdad entre los hombres. Fue en la iglesia en que él era pastor, que habló acerca de su muerte: "Frecuentemente yo pienso en aquello que es el denominador común y último de la vida: en esa cosa que acostumbramos llamar de "muerte". Frecuentemente pienso en mi propia muerte y en mi funeral, pero no en sentido agobiante. Frecuentemente me pregunto lo que me gustaría que fuera dicho en esa ocasión. Dejo para ustedes, esta mañana, la respuesta... Si ustedes estuvieren a mi lado, cuando yo encuentre mi día, acuérdense de que no quiero un funeral largo. Y si lograren encontrar a alguien para hacer el "discurso fúnebre", díganle que no hable mucho. Díganle que no mencione que yo tengo un Premio Nóbel de la Paz: ¡eso no es importante! Díganle que no menciones que yo tengo trescientos o cuatrocientos premios: ¡eso no es importante! Me gustaría que alguien mencionara aquél día en que Martin Luther King intentó dar la vida sirviendo a los otros. Me gustaría que alguien mencionara el día en que Martin Luther King intentó amar a alguien. Quiero que digan que yo intenté ser correcto y caminar al lado del prójimo. Quiero que ustedes puedan mencionar el día en que... intenté vestir al mendigo, intenté visitar a los que estaban en la cárcel, intenté amar y servir a la Humanidad. Sí, si quisieren decir algo, digan que he sido un mensajero: un mensajero de la justicia, un mensajero de la paz, un mensajero del derecho. Todas las otras cosas son triviales, no tienen importancia. No quiero dejar para atrás ningún dinero. ¡Yo solo quiero dejar una vida de dedicación! Y eso es todo lo que yo tengo a decir: Si yo pudiera ayudar a alguien a seguir adelante; Si yo pudiera alegrar a alguien con una canción; Si yo pudiera enseñar a alguien el camino correcto; Si yo pudiera cumplir mi deber cristiano; Si yo pudiera llevar la salvación para alguien; Si yo pudiera divulgar el mensaje que el Señor nos dejó... Entonces mi vida no habrá sido en vano." El Reverendo Martin Luther King Júnior luchó por los derechos de los negros en los Estados Unidos de América. Fue Premio Nóbel de la Paz en el año 1964. Todas las veces en que fue encarcelado, que sufrió atentados con explosivos, cuando su casa, esposa e hijos fueron amenazados, respondió con amor. Decía que la respuesta al odio debía ser el amor y contenía a sus seguidores para que no reaccionasen. Murió asesinado, conforme previno. En su túmulo está la prueba de que tenía la convicción que existe vida más allá de esta vida. Y que partió, aunque de forma tan abrupta, con el alma en paz por la certeza del deber cumplido. El epitafio dice: "¡Por fin, libre, por fin libre! ¡Gracias a Dios Todopoderoso soy finalmente libre!" Fueron estas palabras que utilizó para concluir su más famoso discurso, intitulado: Yo tengo un sueño, en el que tradujo el ideal de la libertad y de la igualdad entre todos los hombres. Ojalá todos los que abrazamos una religión, podamos tener esas ideas lúcidas acerca de la vida y de la muerte. En ese día, el mundo será mucho mejor. (Autor desconocido) ******************************* |
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