INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- A la hora del sueño
2,. Todo tiene vida
3.- La sabiduría del Samurai
4.--el valor del pensamiento (III)
5.-Larvas astrales
**********************************
EN LA HORA DEL SUEÑO
El reposo mediante el sueño, es indispensable al equilibrio psicofísico de los seres, especialmente del hombre.
El sueño representa una gran contribución a la salud, a la armonía emocional, a la lucidez mental, a la acción en las diversas empresas de la existencia humana.
En cuanto se procesa el entorpecimiento de determinadas células corticales, responsables por el sueño, se liberan los clichés del inconsciente, que se transforma en catarsis valiosa para la manutención del paisaje mental equilibrado.
Sobrecargado por las emociones refrenadas, por las reminiscencias dolorosas, por las frustraciones, presiones, ansiedades, que se transforman en conflictos y complejos variados, el inconsciente se revela en los estados oníricos, que dan origen a los sueños, de innegable valor a los
Psicoanalistas para el estudio del comportamiento y de la personalidad.
El sueño natural es de relevante significado para la vida y su preservación, durante la existencia corporal en la cual el espíritu procesa su evolución.
Con cierta justeza algunos estudiosos de la psiquis afirman que “dormir es una forma de morir.”
Esos dos fenómenos biológicos se parecen, sin dudas, porque en el sueño, el espíritu se desprende parcialmente del cuerpo, en cuanto que, en el acontecimiento de la muerte, se produce el desligamento total de los lazos espirituales.
De este modo, conforme se duerma o se muera, esto es, de acuerdo con las ideas abrigadas y aceptadas, se manifiestan las consecuencias idénticas.
En el caso del sueño, el espíritu resuma las emociones que le son gradables, acontecidas o no, sucediendo lo mismo con la muerte, lo que, por sintonía, propicia la vinculación con otras mentes, con otros espíritus semejantes.
Sueños o pesadillas, desdoblamientos de pequeño, medio o largo porte, son resultados del estado emocional del individuo.
Cuando busques el reposo, cuida del panorama emocional a través de la meditación y renueva la mente recurriendo a la oración.
Repasa las actividades del día y propónte la rehabilitación en los incidentes que consideres infelices, en los cuales constates tus errores.
No conduzcas al lecho de dormir pensamientos depresivos, angustiantes, coléricos, perturbadores...
Los momentos que preceden al sueño deben ser de higiene mental, de preparación para otras actividades, que ocurrirán durante el proceso de reposo físico y mental.
Asimismo, libérate de las ideas perniciosas que son cultivadas con intensidad. El hábito de fijarlas crea condicionamientos viciosos que atraen a Entidades semejantes, que se te acercan y explotan tus energías, agotándote y dando comienzo a lamentables procesos de sutiles obsesiones,
que se prolongan, normalmente, durante el nuevo día, repitiéndose, exhaustivamente, hasta más allá de la muerte.
Planifica el bien, vitalízalo con la mente, vívelo desde antes de dormirte y tan pronto se dé el fenómeno biológico, Amigos dedicados del mundo espiritual te conducirán a las Regiones Felices, a fin de que te equipes más para las tentativas, donde escucharás preciosas enseñanzas, viviendo momentos de arte, belleza y estímulo, que se podrán reflejar en tus paneles mentales como sueños agradables, confortadores, que te dejarán sensaciones de inefable bienestar.
De la misma forma, cuando eres arrastrado hacia los recintos licenciosos que el pensamiento abriga, el contacto con los seres infelices se transformará en pesadillas incalificables, desgaste y agotamiento, que se manifestarán como irritabilidad, indisposición y otras enfermedades.
Los momentos precedentes al sueño son de vital importancia para el período de reposo.
Asimismo, no descuides la educación de tu mente, la manutención de los hábitos saludables y los programas edificantes, a fin de que todas tus horas sean provechosas para tu crecimiento interior y una existencia de paz.
Juana de Ángelis
(Página extraída del libro MOMENTOS DE ARMONÍA, psicografiado por Divaldo P. Franco)
A nuestro alrededor existe vida en todo lugar, en sitios donde no hay nada, hay vida y eso sucede también en el espacio. Jesús nos dijo que, «En la casa de mi Padre hay muchas moradas», revelando al mundo de entonces e incluso en los tiempos actuales que en el universo hay infinidad de mundos, unos más evolucionados que el nuestro, pero también, otros iguales al nuestro, e incluso otros más primitivos, pero que existen mundos, los hay. Muchos contemporáneos niegan este hecho, pues se basan en que hasta hoy no han hallado vida, sin embargo, Jesús ya lo dijo en su momento, y Allan Kardec, a través de comunicaciones de espíritus más esclarecidos, nos dicen que allá en el espacio existen mundos donde hay vida. Unos tendrán vida semejante a la nuestra, otros muy diferentes, pero en todas ellas hay vida.
El Padre no hace nada para no ser de utilidad, lo que nosotros creemos que no hay nada, cuando vemos planetas aparentemente muertos, es posible que en ese planeta estén morando seres inteligentes, pero espirituales. Tenemos que saber, que si tenemos cerca de nosotros, ciudades espirituales, colonias donde nosotros hemos vivido, y viviremos, y todo esto está en este mundo y no lo vemos, podemos pensar que en otros planetas también podría haber vida, y como sabemos, el Padre no crea nada que sea inútil.
Somos espíritus, encarnados o libres de la materia, pero todos somos espíritus y nunca moriremos, somos espíritus que tenemos un trayecto hasta llegar al Padre, ahora estamos vinculados a este mundo, pero nuestra ascensión y el pasar de los milenios iremos conociendo otros tipos de vida y otras formas de entender nuestra existencia, y eso, todos lo iremos experimentando, por eso, somos espíritus en evolución, tenemos que ir rompiendo las cadenas que nos vinculan a este mundo, y quitando nuestras impurezas, porque al ir creciendo espiritualmente, nuestro entendimiento también crece.
Tenemos que trabajar en nuestro interior, porque esto sí que es importante, conseguir querer a nuestro semejante, saber que todos somos hermanos, y todos crecemos poco a poco, pero también tenemos un trayecto muy importante delante de nosotros. Pero si no nos quitamos, esas impurezas del alma, el odio, la envidia, los celos, el miedo que nos desarmoniza nuestro interior, el miedo de todo tipo, estas cosas nos acercan a lo material, pues aún tenemos ese instinto de conservación, que tenemos que ir borrando de nuestra conciencia y reemplazarlo por el amor y la caridad, esto es la llave que hará que nuestra conciencia crezca para el bien.
Cuando en una noche estrellada estemos deleitando la grandeza del universo creado por el Padre, en esos días, veamos y sepamos que en esos lugares hay hermanos que buscan al Padre y que nosotros tenemos que conseguir mejorar, para que algún día estemos todos juntos para llegar al Creador, y que poco a poco seamos más fraternos con el prójimo. Por eso, nunca, jamás nos cansemos de trabajar en nuestra construcción moral y siempre tengamos al Padre muy presente en nuestro interior para que así nunca nos perdamos en los caminos terrenos de la vida, que nunca caigamos en la fascinación de la vida terrena, poniendo siempre delante de que somos espíritus y tenemos que mejorar en todo para llegar a Dios.
Espíritu Rafael.
*************************
LA SABIDURÍA DEL SAMURAI
José Aniorte Alcaraz
El porvenir del Espíritu es infinito, está destinado a renacer de vida en vida, en mundos diversos, subiendo a ellos uno por uno, en forma de escalones de una gran ascensión; participando y viviendo en civilizaciones más avanzadas y más elevadas, aumentando sus cualidades y facultades, hasta alcanzar ese estado luminoso y conseguir la unión con Dios.
Por consiguiente, no hay elegidos ni réprobos. Los seres humanos no se pierden, pues hay un camino de salvación para todas las criaturas. El camino del progreso está abierto para todos, y tendremos que seguirlo, de vida en vida, elevándonos por medio del trabajo y las pruebas, hacia la paz y la felicidad.
La mejor virtud del alma humana es el sentimiento. Por él, el ser humano consigue todo lo que es bueno, grande y bello, es su fortaleza en la duda, su fuerza en la lucha y su consuelo en la prueba.
Lo bueno y lo malo sólo se encuentra en nosotros en un estado parcial y limitado. Sólo puede existir a condición de encontrar su manantial y su principio en un ser que lo posee en un estado superior. Esto es lo que han sentido instintivamente todas las generaciones, todas las humanidades que descansan bajo el polvo de las edades.
Dios es el Alma Universal, y toda alma humana es una irradiación, una partícula creada por ella. Cada uno de nosotros posee en estado latente, fuerzas emanadas de la fuente Divina y puede desarrollarlas uniéndose estrechamente a la causa, de la cual él es el efecto.
Por la elevación de nuestros pensamientos y por nuestra transformación interior, se produce una unión continua, una fuerza moral, y un florecimiento de las virtudes ocultas que existen en estado latente en nosotros; así es como consigue el hombre su unión con el mundo superior.
El alma humana se ignora a sí misma, por falta de conocimiento y de voluntad, dejando adormecidas sus facultades interiores. En lugar de imponerse a la materia se deja dominar por ella, y esta es la consecuencia de sus males, de sus pruebas y de sus debilidades.
El Espiritismo llega aclarando todas estas cosas: nos dice que ha llegado el momento de nuestro cambio, no se puede pedir más tiempo; tenemos que recordar las palabras de Jesús:
“No podeos servir a dos señores, o estáis conmigo o contra mí”.
Tenemos que elevar nuestro pensamiento por encima de las cosas terrenas. Es necesario conseguir nuestra transformación moral para poder enseñar y transmitir la nueva revelación.
Son muchos los que creen que el Espiritismo es un medio fácil de saber y descubrir todo, y esto es un gran error. Los espíritus no están encargados de hacer nuestro trabajo, esto sería muy cómodo, “sólo pedir y ser servidos”, evitándonos así el esfuerzo de nuestro estudio, trabajo y merecimiento. Nuestro pensamiento tiene que ejercitarse y elevarse, sólo así podremos conseguir ayuda del mundo espiritual.
El Espiritismo nos enseña como conocer a los espíritus, a fin de saber, por analogía, lo que seremos algún día. El Espiritismo es una ciencia de observación y no una ciencia de adivinación o de especulación. Lo estudiamos para conocer el estado de la vida en el mundo invisible, y la relación que existe entre los espíritus y nosotros.
Los espíritus más elevados, nos enseñan mucho, pero dentro de los límites posibles, no se puede preguntar lo que no pueden o no deben revelar: querer ir más allá es exponerse a manifestaciones de espíritus ligeros, dispuestos siempre a responder a todo, y estos no nos merecen confianza alguna. Todo lo que pueda esclarecernos algo sobre este asunto, contribuye al desarrollo de la inteligencia y aumenta nuestro conocimiento, para poder conocer mejor las leyes de la Naturaleza.
El mundo de los espíritus, la influencia que el plano invisible ejerce sobre el visible y la relación que existe entre ambos, es quizás la revelación más importante de nuestra historia, es la revelación de un mundo nuevo, que al mismo tiempo es más viejo que el nuestro. Este conocimiento nos lleva a la solución de una multitud de problemas insolubles hasta ahora; nos inicia en los misterios de ultratumba, que a todos nos interesa, pues antes o después, cada uno de nosotros ha de llegar a ese momento final, pero también hay otra utilidad más positiva, y es la influencia ejercida por la fuerza que da el conocimiento demostrativo de la vida espiritual.
Larvas astrales
La teoría de las Larvas astrales, tiene su origen en las escuelas Teosóficas de
Madame Helena Blavatski- teósofa, escritora y ocultista. Según la teosofía, las
larvas astrales se producen cuando el espíritu desencarnado en el más allá, al cabo de un
tiempo, se desprende de su cuerpo
astral, el cual sin el espíritu que lo interiorizaba y que le daba razón de existir, queda flotando en
el ambiente como una energía inerte, pero capaz de manifestarse
por sí misma, en otro lugar o
lugares al mismo tiempo, por lo que a este periepíritu sin espíritu
o cuerpo astral vacío se le ha
llamado también “cascarón astral”, aplicando la imagen del cascarón vacío de un
huevo.
Esta hipótesis no parece tener mucho sentido,
porque la causa motora y existencial definitiva de los cuerpos (El Cuerpo
Espiritual y el
Físico), es el Espíritu, su
única razón de existir y de
que se muestren “vivos” y actuantes.
Sin el Espíritu que se manifiesta en
ellos, estos cuerpos, serían algo así
como un cadáver astral de energía inconsciente y ¿muerta? (la energía no
puede morir); como si el Ser espiritual se cambiase de envoltura, desechándola
para adquirir una nueva en la siguiente reencarnación, o como
sucede en las especies animales que cambian cada año la piel o el
pelo o plumas, viejos, por otros nuevos.
Pues imaginemos que esta envoltura se pudiese dividir en partes y estas
se pudiesen manifestar por separado como
el Ser individual completo total del que proceden. En este punto, parece ser que de nuevo se
confunde el cuerpo vital de energía, que mantiene unidos los órganos físicos
con los periespirituales, y que con la cesación de la vida, esta energía
regresa a la masa común de éter o Prana,
quedando el Espíritu solamente con su periespíritu propiamente dicho,
que también es energía, pero de otra clase más densa que el anterior. Así las
evidencias en el estudio e investigación
del Ser espiritual y de sus manifestaciones mediúmnicas, apuntan a que
existe una inseparabilidad entre las partes de que se reviste el Ser espiritual que en sí
mismo forma una unidad indisoluble con su periespíritu.
La teoría teosófica de las “larvas
astrales”, supone la presencia a nuestro alrededor de esas “larvas” que
mantienen vida y existencia por sí mismas, con independencia de ninguna Entidad
espiritual que las gobierne. A pesar de tantos entusiastas del esoterismo y de
lo misterioso, siempre dispuestos a aceptar ideas cuanto más disparatadas,
mejor aceptadas, el caso es que hasta hoy
no está en absoluto demostrada por la Ciencia seria tal existencia
fantasmagórica; pero sin embargo la manifestación de los espíritus
con su presencia espiritual completa,
aunque ignorada hasta ahora, por los medios científicos y los de comunicación,
porque temen encontrar en todo lo que suene a espíritu o espiritual, una
relación con los dogmas y cuestiones religiosos, de antemano rechazados por el
materialismo y el ateísmo que lo rehúyen allá donde lo encuentren.
Sin embargo, aunque también les causa
cierta “urticaria”, sí que se ven
abocados a aceptar cada vez más, la realidad de la existencia de lo que llaman
paranormal, o sea, fuera de lo normal,
entendiendo por normal lo
habitual, y estas realidades de la existencia de lo espiritual como entidades
reales, sí que han sido demostradas y
registradas muchas veces a lo largo de
la historia por el Espiritismo y la Parapsicología.
Por otra parte, las magníficas obras
mediúmnicas que existen, tampoco apuntan a que hayan sido dictadas por “las
partes” de un Ser espiritual que así
sería un autor incompleto, sino por un
Ser completo con todos sus atributos.
Sin embargo cuando hablamos de las formas de energía mental o psíquica procedente de personas de este mundo, que las producen con sus pensamientos y
sentimientos, sí parece ser cierto
que se crean de este modo unas
formaciones de energía psíquica positiva o negativa que envuelve o
acompaña al ser espiritual humano ( ideoplastias), y tienen
una duración bastante limitada en el tiempo, dependiendo para ello de la intensidad y fuerza mental de su creador. Evidentemente cuando esta
forma mental o psíquica deja de recibir más alimento energético de su misma especie y
de su mismo origen, muere y se desvanece, volviendo a formar parte de la
infinita masa de energía psíquica o cósmica que nos rodea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario