sábado, 2 de enero de 2021

Profundizar dentro de sí

                                                                                              ¡ YA VIENEN DE CAMINO !


     INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Conócete a ti mismo

2.¿Los animales tienen alma?

3.- El temor a la muerte

4.- Educación Filial

5.- Profundizar dentro de sí



                                                                                         


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  CONÓCETE A TI MISMO

Cada uno es el redentor de sí mismo, y en mi humilde concepto creo que para llegar a ser un verdadero Apóstol del progreso es preciso ante todo redimirse uno propio, teniendo en cuenta que para lograr un fin tan elevado es necesario cumplir al pie de la letra el sabio consejo de Solón: Conócete a ti mismo. 

Conocerse a sí mismo: He aquí lo importante del problema: Muchos creerán que conocerse es confesarse culpable, no; hay que ir más allá, mucho más. Conocerse a sí mismo, según mi opinión, debe ser (después de un previo y concienzudo examen de todos los hechos buenos y malos), procurar mejorar vuestras costumbres, introduciendo en la sociedad una reforma completa lo mismo en el orden físico, moral que intelectual, establecer un régimen progresivo en armonía con las aspiraciones del Espíritu humano y oponerse a la propagación del mal, la desinteresada práctica del bien. 

Esto que de seguro encontrará detractores porque en todos los tiempos ha habido fariseos dispuestos a destruir toda obra útil y beneficiosa, al fin lograréis realizarlo, porque Dios quiere siempre el triunfo de su obra, y no es posible que la voluntad Suprema, cuyo poder es infinito, quede eclipsada por la voluntad finita del mísero gusano de la Tierra, el hombre.

 Tan importante le es al hombre aprender a conocerse a sí mismo, como saber, porqué está en la Tierra, de donde viene, y a donde va. Si para progresar intelectualmente ha sido preciso luchar con el valor de los héroes y la fe de los mártires, ¿Ha de serlo menos para progresar moralmente? Claro que no; porque el progreso moral y el intelectual deben marchar acordes uno con el otro, prestándose mutuo apoyo. 

Al hombre del Mundo Tierra le falta por descubrir un sencillo pero profundo secreto: ¿Sabéis cuál es? ¿Lo ignoráis? Pues voy a decíroslo: Es aprender a conocerse a sí mismo. Porque una vez que haya estudiado sin prevención su propio yo y los defectos de que tan plagado está, habrá ganado un paso en su camino histórico a través de los siglos. 

El Espiritismo, abre un inmenso horizonte al hombre para que con ayuda de las profundas enseñanzas, que a torrentes se derraman por doquier, aprendáis a estudiar en el gran libro de la vida, vuestro modo de ser y la razón de esa infinita variedad que se observa en el género humano. ¡Qué grandioso es este aforismo y que mal comprendido por los hombres! 

Todo nuestro afán es conocer a los demás; si pudiéramos sujetarles a nuestros caprichos, seríamos máquinas dirigidas por mil impulsos diferentes, todos deseamos conducir o bien ser el mentor de nuestros hermanos, sin tener en cuenta, que mal puede enseñar el que no sabe; mientras no nos conozcamos a nosotros mismos no podremos convertirnos en maestros de los demás. 

El verdadero sabio es el que sabe conocerse a sí mismo, si las criaturas en vez de afanarse por descubrir las debilidades de sus hermanos, pusieran todo su cuidado en conocer las suyas, y librarse de ellas, ¡Qué cambio tan grande se operaría en nosotros! Nos asemejaríamos al que se operó en los que le presentaron a nuestro divino maestro Jesús, la mujer adúltera, y que iban dispuestos a matarla a pedradas creyendo en su ignorancia, que cumplían con la justicia juzgando a su hermano, pero al penetrar en sus corazones aquellas sublimes palabras de, el que de vosotros esté sin pecado que le arroje la primera piedra primero, (palabras mágicas) pues por ellas cada uno se vio tal cual era, y avergonzados de sí mismo huyeron sin dignarse mirar a la que poco antes se creían tan superiores a ella. 

¡Cuánto bien nos reportaría este estudio! Daríamos un gran paso en el progreso moral que tan atrasado llevamos por desgracia, hemos dado un paso gigantesco en el intelectual, esto es evidente; si volviéramos la vista al siglo XVII y XVIII nos encontraríamos a tal altura que nos debe llenar de satisfacción el desarrollo de nuestras inteligencias, pero ¿Somos felices por esto? ¿Nuestro Espíritu está satisfecho? ¡Ah! No; todos sentimos un mal estar general, todos nos lamentamos de un sufrimiento extraño en todas las esferas de la escala social, todos señalamos el mal, los de arriba a los de abajo y los de abajo a los de arriba y una lucha a muerte se sigue de estas acusaciones, creen los de abajo, que tirando a los de arriba cesará su sufrimiento y los de arriba que pisando a los de abajo serán felices. ¡Qué gran error! Los hombres se necesitan mutuamente, no hay una criatura por inútil que nos parezca que no esté llenando su cometido en el laboratorio de la creación, así como nuestros cuerpos se componen de diferentes moléculas que juntas forman nuestro organismo, el cuerpo social se compone de átomos que todos juntos componen el gran todo de la sociedad, pero para que este cuerpo tenga vida, es preciso que todos estos elementos de que está compuesto llenen su cometido, de lo contrario, el desnivel no tarda, y el cuerpo desfallece, he aquí nuestra sociedad actual, sabia sí, pero anémica y vacilante, no tiene vigor para avanzar y desfallece, ¿Y cómo no?, Si le falta la sangre que vigoriza que es la moral, sí, la moral, el principal elemento del cuerpo social, y mientras esta no impere en los hombres no podrán encontrar la felicidad que buscan con tanto afán. Los que están arriba deben pensar siempre, que los de abajo son su base, deben considerarlos como una parte de sí mismo, no perdiendo de vista que sin pedestales no hay estatuas y los de abajo que sin la ayuda de los de arriba les es imposible ascender, así es que debemos todos ayudarnos mutuamente conociendo cada uno la misión que tiene que llenar junto a su hermano, y procurar cumplirla sin fijarse en los que indolentes y perezosos se abandonan y dejan de cumplir un deber tan sagrado, que no se perjudican solo así mismos sino a todos sus hermanos en común. 

¿Y qué diremos de los espiritistas de esta gran falange que está puesta a la cabeza de la familia humana? Para estos, no sólo quisiera tener la elocuencia de esos grandes hombres que han inmortalizado su nombre, sino, la persuasión de nuestro maestro y modelo Jesús, para que, no mi palabra que tan pobre es, sino, mi deseo y el amor que para ellos siente mi Espíritu; a estos, quisiera hacerles ver la misión tan grande que tienen que llenar llevando la luz a los ciegos en la fe, a estos, les diré con Jesús; que si un ciego guía a otro, ambos caerán en el hoyo, no, vosotros no debéis caer porque tenéis a vuestra disposición la filosofía Espiritista, o sea el libro de los Espíritus, consultarle, interrogarle sin cesar, y sobre todo practicar las enseñanzas que él os dé, si así lo hacéis él os conducirá al puerto, él os dirá que jamás despreciéis a vuestro hermano, por más que lo veáis caer, por el contrario, que le busquéis, que le deis la mano, y con una reflexión razonada y sentida, no sólo le haréis reparar sus faltas, sino, que, con vuestro apoyo le librareis de una segunda caída, considerando, que vosotros en su lugar desearíais hicieran lo mismo, teniendo presente, que, con la vara que midamos nos volverán a medir, entre vosotros deben de desaparecer esas susceptibilidades que son el mayor de los enemigos, siendo el orgullo disfrazado, vuestros centros deben ser depurativos de vuestro Espíritu en donde todos busquéis el adelanto moral, confesando vuestros defectos y señalándoselos los unos a los otros no deseando más que en cada sesión ser mejores que en la anterior. 

Cuando tratéis de los defectos de vuestros hermanos, que no sea vuestra intención censurar sus debilidades sino conspirar contra ellas y buscar el mejor medio de dejarle libre de aquel enemigo, parapetándoos vosotros para no dejarle entrar en vuestra morada. 

Los espiritistas, forman una familia más íntima que las demás escuelas, y por lo mismo, deben considerarse una parte integrante de sí mismos; y cuando le vean caminar extraviado no se le debe abandonar sino ver y poner todo vuestro cuidado en hacerle volver al redil como el buen pastor busca sus ovejas, nosotros, tenemos la obligación de velar por nuestros hermanos así como nos prestamos ayuda para las enfermedades del cuerpo; debemos prestárnosla para las de nuestro Espíritu, todos, todos estamos enfermos del Espíritu, pero nuestra enfermedad, es semejante a la tisis, que cuanto más avanza menos se apercibe el enfermo de su gravedad, y más sueños de color de rosa reflejan en su imaginación calenturienta, pero nosotros no debemos ser engañados como lo son estos infelices, sino que debemos preguntarnos los unos a los otros: ¿Qué falta hemos cometido hoy? Y con caridad y humildad, ir quitando cada día una piedra de nuestro camino, si así lo hacéis, a vuestros centros descenderán Espíritus de Luz, verdaderos maestros que os conducirán a Dios; comenzareis a ser felices porque cumpliréis con vuestro deber, si por el contrario, os dirigís a vuestros centros henchidos de orgullo creyéndoos superiores a vuestros hermanos dispuestos a tirarle la primera piedra, no en su presencia sino cual Judas vendiendo a su maestro con el ósculo de paz, ¿Qué os ha de suceder? ¿Qué ascendiente podéis tener para que los espíritus del Señor vengan a vosotros? Ninguno: He aquí el estacionamiento del Espiritismo, porque son muchos los llamados pero pocos lo elegidos. No me cansaré de repetirlo, la causa de todos nuestros males está en nosotros, procuremos conocernos y seremos felices. 

Por Amalia Domingo Soler de su libro  “La Luz del Camino”

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             ¿ Los animales tienen  alma?

 

     Sería una enorme injusticia si así no fuese, porque ningún  ser vivo  existe solamente como materia organizada con eso que se llama vida y sin más perspectiva que la nada.   Pero materia  organizada, ¿por quién o por qué?. En los animales  hay una energía inteligente que administra la vida y la cohesión en esa materia que compone su cuerpo físico, aunque no me refiero a una  inteligencia consciente como en el ser humano, sino a una especie de  inteligencia inconsciente, automática o instintiva.

     Y no solo los animales tienen esa clase de alma, sino que por la misma razón, también existe un alma específica en los seres vivos del orden de los vegetales, aunque estas apenas son como un rudimento evolutivo comparadas con las del mundo animal.

 En un escalón evolutivo más atrasado que los que conforman el reino animal, está el reino vegetal, y aún antes de conformarse la energía de esa materia con  un alma en ese reino de la naturaleza que clasificamos como reino vegetal, anteriormente  la energía que acompaña todas las formas materiales,   ha cohesionado y se ha desarrollado  antes en el reino mineral.

De todos es sabido que las plantas crecen mejor y más saludables en un ambiente de ondas  sonoras armoniosas como lo es la música clásica, e incluso cuando son  tratadas con cariño por su cuidador. Todo esto  parece ser debido a que en realidad estamos inmersos en un espacio lleno  de vibraciones  dentro  de este  conjunto   psicobiológico  global  que formamos entre  todos los seres de este mundo.

Los animales tienen un alma adquirida y forjada a través de muchísimas experiencias a partir de otras formas de vida más elementales.

En las plantas el alma es solamente un  principio vital vegetativo que las nutre y les hace crecer, pero  en los animales esta energía constituye  un gran paso hacia adelante en la evolución de las energías psíquicas  que dan vida, movimiento e instinto a la materia.

El alma animal no es como la humana porque a diferencia con la misma, en ella aún no se ha forjado la Esencia  Divina ya existente  en la especie humana con la misión de desarrollar a lo largo de un proceso evolutivo que engloba múltiples existencias en los mundos físicos,  unas facultades  divinas de orden superior a las que puede alcanzar el reino animal aun en su mayor exponente evolutivo, tales como  la inteligencia racional, el sentido de la justicia, de la bondad, de la belleza, etc,.

El alma animal es un principio espiritual rudimentario, dividido y diferenciado por especies, sin conciencia de sí mismas, ni de su individualidad, por lo que en los grupos de animales menos evolucionadas  se podría pensar que este alma existe globalmente dentro de cada especie, como una gran alma que se manifiesta en todos sus miembros que se agrupan en la especie, como una sola entidad, manifestándose en todos ellos  de igual modo, de manera  que no tienen individualidad, pero funcionan y existen con arreglo a unas normas fijas de comportamiento instintivo y atávico; (cómo ejemplo, recordemos el comportamiento de los bancos de peces, las colmenas de abejas, etc.).  Estas almas grupales persisten y evolucionan a lo largo de los tiempos a través de sus miembros que sin cesar permanecen en un continuo y rápido devenir en la materia. Cuando el grado de desarrollo psíquico en esas almas grupales es suficientemente desarrollado, junto a los instintos generales de la especie, comienzan a manifestarse los primeros rudimentos de cierta inteligencia que empieza a diferenciar comportamientos y tendencias  que van individualizando a  los  miembros dentro  de la misma especie animal.

Las almas animales que al igual que las almas humanas  sobreviven  a la muerte del cuerpo, quedan en un estado de letargia durante el cual este alma animal es recogida por Espíritus especializados en el proceso reencarnatorio inmediato de los animales,  y así  los encaminan repetidamente, una y otra vez, a una nueva encarnación. 

     En animales  que ya han alcanzado cierto grado evolutivo suficiente para  transformar su alma  grupal e inconsciente en un alma con conciencia rudimentaria , conscientes cada vez más de su individualidad, se ven  poco a poco inmersos en  un proceso evolutivo superior, próximo a la especie   humana, en cuanto al sentido de su individualidad  e inteligencia,  y  de ese modo comienzan a tomar consciencia de su individualidad respecto a  los demás miembros de su especie,(recordemos las diferencias de comportamiento y temperamentos observadas entre los individuos de ciertas especies, tal como perros, caballos, delfines, etc, Estos especímenes ya comienzan a diferenciarse entre ellos por un cambio gradual de “personalidad”) .

La situación que ocupa el alma animal en la cadena  evolutiva de los seres, está en proporción al grado de su  desarrollo psíquico,  según la especie que se trate.

El alma animal se manifiesta a través de los instintos  que  conforman un modo  más o menos rudimentario de inteligencia  irracional y automática,  e incluso en determinadas especies que conviven estrechamente con los seres humanos, en muchos de sus individuos se desarrolla y se manifiesta mediante  cierto grado de raciocinio elemental, “casi humano “.


La situación que ocupa el alma animal en la cadena  evolutiva de los seres, está en proporción al grado de su  desarrollo psíquico,  según la especie que se trate; así vemos como no son comparables por ejemplo, el comportamiento psíquico de un ratón y el de un caballo….

  El alma animal, a diferencia de la Humana,  solamente es capaz de elaborar aquello que  le  entra a través de los sentidos físicos del cuerpo, sin embargo el alma  humana  puede razonar y meditar siendo su capacidad para filosofar, una de sus conquistas evolutivas; asimismo el alma humana, en mayor o menor grado- según su nivel evolutivo espiritual- tiene un sentido  moral que le lleva a  diferenciar el  bien  del mal  Asimismo tiene consciencia de su  ego y  posee  creatividad, siendo capaz de amar y  de crear  arte, degustando y elevándose  espiritualmente con la armonía de su belleza.

El alma animal al igual que la humana, también es capaz de sentir emociones y sentimientos, a veces nobles en grado ejemplificante para el propio ser humano, pero en este, a diferencia del  animal, se conjugan las percepciones físicas  de los instintos animales que como ellos tenemos por la naturaleza animal que posemos,  con  las percepciones extrasensoriales propias  del alma humana  que generalmente presenta una  superior elevación y conciencia del propio  espíritu o “Yo”.

  Desde un punto de vista científico, prestigiosos  investigadores  de  Universidades de USA, Inglaterra y Brasil, entre los que hay físicos, biólogos, psicólogos, veterinarios, etc,  han llegado a   manifestar las siguientes  conclusiones:

 - Los animales en muchas especies, acreditan tener “reflejos inteligentes de un nivel equiparable a niños de cuatro años de edad.

- En problemas asociados con la resolución de cuestiones “existenciales, como la alimentación y la protección, según la especie, sus individuos siguen mostrando capacidad resolutiva e inteligencia.

   - Algunas especies gregarias, desarrollan un modo de vida  en el  que incluyen el reparto social del trabajo, particulares formas o normas en la manipulación de alimentos, castigos a los infractores de sus normas, y reconciliación posterior, además de una necesaria  cooperación entre ellos para realizar actividades corrientes como la búsqueda de alimentos o la vigilancia de sus predadores.

- Las experiencias individuales, sirven de “guía” para la adaptación de comportamientos en el grupo. Son significativas que estas ocurrencias transmitidas del individuo al grupo, sirven de base para relaciones futuras.

- Las “habilidades” aumentan a medida que subimos en la escala evolutiva. Entre ciertos mamíferos se percibe una capacidad común para desarrollar las mismas habilidades, transmitiendo sus ideas por la comprensión de símbolos. Existen distintos niveles de inteligencia, tan dispares como número de especies existentes, y hay estudios que relacionan el peso del cerebro con el del cuerpo para determinar el nivel de inteligencia animal, circunstancia que aproxima, por ejemplo, al delfín con el humano.

- Tienen emociones que se exteriorizan más en las especies superiores en forma de placer, emoción, dolor, miedo, pavor o rabia principalmente. El afecto y la lealtad son también importantes  en las especies más próximas con la convivencia humana, sin que se trate de  una imitación  de los comportamientos humanos. Por el contrario, los animales, en base a terapias con humanos en escuelas, hospitales, etc,  demuestran  una personalidad  propia, desarrollando normalmente gustos  y  opiniones sobre cosas y personas con las que se relacionan.

  - Los animales que conviven con el ser humano desde hace muchas generaciones, demuestran un alto grado de sensibilidad, pudiendo “adivinar” las intenciones humanas, lo que por ejemplo se observa en  el intelecto canino.

 -  El pensamiento animal es  considerado como una forma de procesar informaciones sobre modos de adaptarse a situaciones y condiciones del medio ambiente,  existiendo un tipo de cálculo particular, que está presente en todos los cerebros animales.

 -  La comunicación de los animales entre sí, permite en observaciones comparativas, percibir diferencias dentro de individuos de la misma especie, demostrando amistad, e incluso diferencias “culturales” entre miembros procedentes de distintos lugares, tal como nos sucede a los humanos con los dialectos, acentos, costumbres, etc.

-   En relación al lenguaje, algunas especies como el delfín, poseen un amplio repertorio de palabras,  mediante  sonidos cortos y variados, acreditando un grado de complejidad semejante a las lenguas humanas.

    La noción de individualidad en muchas especies, queda plasmada en los experimentos hechos con espejos, en donde se reconocen  y vemos como no  les  agrada  cualquier alteración de su apariencia  física, como es el  cambio del color  normal de su pelo por otro diferente.

 - Actitudes como la simulación, la traición, la mentira, el engaño o la obtención de   ventajas, son particulares del chimpancé que, precisamente, guarda en relación al humano una coincidencia genética de más del 98%. 

   -   Individuos de esta  especie consiguen aprender el lenguaje de señales de los sordo-mudos, así como a lidiar con números y operaciones aritméticas   sencillas..

 -    Diversas especies muestran una extraordinaria memoria cuando son capaces de reconocerse entre los miembros de un grupo después de  estar mucho tiempo  separados, así como del recuerdo de hechos pasados  en fechas lejanas en el   tiempo.

-  Las experiencias individuales, sirven de “guía” para la adaptación de comportamientos en el grupo. Son significativas que estas ocurrencias transmitidas del individuo al grupo, sirven de base para relaciones futuras.

-     Las “habilidades” aumentan a medida que subimos en la escala evolutiva.

- Entre ciertos mamíferos se percibe una capacidad común para desarrollar las mismas habilidades, transmitiendo sus ideas por la comprensión de símbolos. Existen distintos niveles de inteligencia, tan dispares como número de especies existentes, y hay estudios que relacionan el peso del cerebro con el del cuerpo para determinar el nivel de inteligencia animal, circunstancia que aproxima, por ejemplo, al delfín con el humano.

-    Tienen emociones que se exteriorizan más en las especies superiores en forma de placer, dolor, miedo, pavor o rabia principalmente. El afecto y la lealtad son también importantes  en las especies más próximas con la convivencia humana, sin que se trate de  una imitación  de los comportamientos humanos. Por el contrario, los animales, en base a terapias con humanos en escuelas, hospitales, etc,  demuestran  una personalidad  propia, desarrollando normalmente gustos  y  opiniones sobre cosas y personas con las que se relacionan.

-  Los animales que conviven con el ser humano desde hace muchas generaciones, demuestran un alto grado de sensibilidad, pudiendo “adivinar” las intenciones humanas, lo que por ejemplo se observa en  el intelecto canino.

-   El pensamiento animal es  considerado como una forma de procesar informaciones sobre modos de adaptarse a situaciones y condiciones del medio ambiente,  existiendo un tipo de cálculo particular, que está presente en todos los cerebros animales.

-   La comunicación de los animales entre ellos, permite en observaciones comparativas, percibir diferencias dentro de individuos de la misma especie, demostrando amistad, e incluso diferencias “culturales” entre miembros procedentes de distintos lugares, tal como nos sucede a los humanos con los dialectos, acentos, costumbres, etc.

-    En relación al lenguaje, algunas especies como el delfín, poseen un amplio repertorio de palabras,  mediante  sonidos cortos y variados, acreditando un grado de complejidad semejante a las lenguas humanas.

-    La noción de individualidad en muchas especies, queda plasmada en los experimentos hechos con espejos, en donde se reconocen  y vemos como no les agrada  cualquier alteración de su apariencia física, como es el cambio del color normal de su pelo por otro diferente.

-  Actitudes como la simulación, la traición, la mentira, el engaño o la obtención de ventajas, son particulares del chimpancé que, precisamente,  guarda en relación al humano una coincidencia genética de más del 98%.  Individuos de esta  especie consiguen aprender el lenguaje de señales de los sordo-mudos, así como a  lidiar con números y operaciones aritméticas.

- Diversas especies muestran una extraordinaria memoria cuando son capaces de reconocerse entre los miembros de un grupo después de  estar mucho tiempo separados, así como del recuerdo de hechos pasados  en fechas lejanas en el tiempo.

   Ante estas observaciones  de la Ciencia,  creo que caminamos hacia una  constatación de que el principal rasgo que diferencia a los animales en la escala evolutiva con respecto a  la especie inmediata de superior evolución – la humana-,  es la inteligencia que se desarrolla en un infinito y secuencial proceso.   

   Parece evidente  que los caracteres intelecto- cognitivos no son privilegio de la especie humana, y estos residen en la sede espiritual que es responsable de la “Memoria RAM” de cada ser, desde el más primitivo al más complejo, y esta inteligencia evolutiva  es una energía física que “no se pierde, sino que se transforma”,  tal como  sentenció Lavoisier.

- Jose Luis Martín-

 

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“Es bueno y justo que todo padre de familia, sin causar perjuicio a sus  propios hijos, conserve una parte de sus bienes para los otros seres animados, o sea, los animales y las plantas. Porque ellos tienen la sensación de su propia existencia, y por tanto, sienten alegrías y dolores.”

- Código de Manú-

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                    El temor a la muerte


Dentro de nuestra actividad doctrinaria acostumbramos a impartir conferencias charlas relacionadas con los temas del Espíritu. Cierto día, después de una exposición, una joven, en el tiempo dedicado al coloquio, preguntó: ¿ Porqué tengo tanto miedo a la muerte?

.- Por el desconocimiento sobre la realidad espiritual – contestamos.

Efectivamente, los pueblos occidentales carecemos en general, por desgracia, del conocimiento suficiente para saber que el alma es inmortal, que la vida continúa después de la muerte física. Si ya desde nuestra más tierna edad nos enseñasen a comprender que el espíritu, no muere, nuestra mente estaría despierta a este acontecimiento irreversible. Aunque lo hayamos oído muchas veces es algo en lo que no nos paramos a meditar, a pesar de su gran importancia.
       Son pocas las personas que en su existencia corporal se esfuerzan por vivir las enseñanzas del Evangelio de Jesús, creyendo que los esfuerzos y sacrificios, así como las vicisitudes soportadas durante su vida en la Tierra, les han de garantizar la liberación del Espíritu cuando pasen al otro lado.

       Existen dos factores muy importantes que perturban a los encarnados en la última hora creándoles serías dificultades, y que les retienen más tiempo del debido junto a su cadáver, después de haberles considerado “muertos”. Uno de ellos es el proverbial “miedo” a la muerte. Y el otro factor, proviene de los lamentos familiares que en su desesperación e ignorancia terminan por imantar al “fallecido” a su lecho de dolor, dificultándole la liberación rápida del espíritu.

       No basta que el ser humano haya sido educado brillantemente o que posea una cultura adelantada, acumulada a través de los muchos años de estudio, ya que generalmente valoran las cosas del mundo material y confunden el verdadero sentido de la vida del espíritu inmortal con los efectos transitorios de la existencia física. Cuando se enfrentan con el terrible momento de la “muerte”, en donde la vida corporal se escapa sin posibilidad alguna de retención, el miedo domina su cerebro y se apegan desesperadamente a los últimos resquicios de vitalidad, solicitando más tiempo para desatar los lazos de la existencia terrena. Incluso algunos por su tremendo temor y mostrando su disconformidad, terminan por encarcelar su espíritu en el cuerpo agonizante. En vez de predisponer la mente hacia la invitación libertadora del espíritu, prefieren el apego al instinto animal que lucha encarnecidamente para impedir que su espíritu se libere.

       También la aflicción, la desesperación y el rechazo de la familia y amigos que le rodean producen filamentos densos de magnetismo que imantan al espíritu desencarnante a su cuerpo material como si fuesen gruesas cuerdas vivas que sostienen el alma en agonía. Entonces, al estar presos en las mallas esclavizantes de la poderosa red magnética, se ven obligados a presenciar los lamentos, gritos y desesperaciones que vibran alrededor de él. Y es tan perjudicial esa afectiva misión, establecida a través de los lazos magnéticos de sus seres queridos, que en muchos casos, algunos espíritus de reconocida elevación espiritual, llegan a programar para que su desencarnación se produzca durante el sueño o alejados de la familia, con el fin de que los individuos puedan “morir” sosegados. Así, como los desenlaces súbitos ocurridos fuera del hogar en donde la desesperación de los parientes no les puede afectar el espíritu, que ya está liberado de los lazos que le ataban a la vida física.
        Es conveniente reflexionar que si para los encarnados la muerte de un familiar significa una tragedia insuperable y a su vez un drama doloroso, el mismo acontecimiento para sus parientes ya desencarnados, se transforma en un hecho jubiloso, pues en realidad se trata del retorno de un ser querido a su verdadero hogar, a la “Patria Espiritual”.
        No hay separación absoluta; lo que realmente existe es que el espíritu devuelve a la tierra su vestimenta carnal, usada e inservible, que le fuera prestada para el rápido aprendizaje a través de algunos años terrenales.
        La desencarnación tiene características muy particulares; cada uno recoge aquello que siembra, en el tiempo exacto y previsto de la Ley Divina.
     Cierto es que en el momento de desencarnar aparecen junto a nosotros espíritus amigos o de familiares que nos asisten en la hora crítica. De eso no tenemos duda. Pero también podremos encontrarnos con dificultades que se anteponen a la mayoría de los desencarnados, principalmente a causa de su comportamiento con otros seres a los que perjudicaron, cuyas influencias amenazan a los recién llegados de la Tierra.
       Podremos tener la protección de la asistencia benefactora que nuestros amigos invisibles nos prestan, pero esa defensa dependerá mucho del caudal de virtudes que posea el espíritu desencarnante y del modo como haya vivido en la materia, porque es común, que los encarnados obedecen más a los instintos de las pasiones animales que a la razón espiritual; poco a poco se dejan envolver por las sugestiones maléficas de los malhechores de las sombras, que desde el Más Allá les preparan anticipadamente para que sintonicen mejor con sus vibraciones inferiores.
     Es por ello que aún, todavía, estamos a tiempo de preparar el camino de nuestras buenas acciones, pues serán lo único que nos llevaremos cuando esa hora llegue para nosotros. Porque recordemos que la muerte es un fenómeno biológico que transfiere al ser de una realidad hacía otra, sin extinción de la vida.

Juan Miguel Fernández Muñoz

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          Educación Filial

Dentro de la planificación familiar que podemos aventurarnos a precisar para la nueva humanidad, existe un factor importantísimo dentro de la misma y que merece especial atención. Nos estamos refiriendo a la educación de los hijos, aspecto éste vital para una buena organización familiar que posteriormente tendrá su repercusión en el contexto general de la sociedad.

Si nos paramos a pensar por un momento en la educación actual que nuestros hijos reciben, podemos darnos cuenta que el mayor tiempo de la misma se dedica fundamentalmente a una instrucción de tipo intelectual, dejando en un segundo plano aquellas orientaciones de tipo humano y ética comportamental que tanto se echan de menos en una sociedad como la actual, donde los valores humanos sufren una franca decadencia.

Este aspecto, que a primera vista puede parecer secundario, no lo es tal en cuanto al contenido real y profundo que puede ofrecer a cada persona. No olvidemos que la realización en la vida no es exclusivamente material sino que hay otros factores como el comportamiento, la compostura, la corrección, el saber estar, la educación propiamente dicha y la consecución de aquellos fines transcendentes que hacen que un hombre se sienta plenamente realizado en la vida.

Para que todo esto pueda darse en la nueva sociedad, hay que plantear ya las bases de educación que los hijos podrán recibir a fin de integrarse plenamente en el conglomerado social sin sufrir las marginaciones y diferencias que actualmente existen en nuestra sociedad. Por ello, se hace necesario profundizar en una educación adaptada al tipo de sociedad que se pretende instaurar. Ante esta reflexión podemos volver la vista atrás y comprender que, como ya hemos mencionado en artículos anteriores, la sociedad del futuro será fundamentalmente una sociedad donde prive lo espiritual por encima de lo material. Este hecho nos da a entender que primordialmente la educación de nuestros hijos deberá ir dirigida en este sentido. Habrá que conceder en primer lugar la preferencia a la realización humana, de forma tal que al propio tiempo que se asimilen los conocimientos técnicos y científicos precisos para nuestro desenvolvimiento material, se inicien y se profundicen en las características que educacionalmente tengamos que poner a disposición de nuestros hijos. Porque tampoco debemos olvidar que los espíritus que encarnen en este nuevo ciclo planetario vendrán ya con una preparación espiritual y material adecuada; esto quiere decir que les será mucho más fácil adaptarse a este nuevo tipo de sociedad y por lo tanto, la enseñanza que reciban deberá ir por encima de todo encaminada hacia su progreso y evolución espiritual.                                                                                     Los conocimientos espirituales precisos y necesarios para su realización en la vida los traerán innatos, de tal forma que ideas y conceptos como las leyes espirituales, la reencarnación, la evolución, etc. serán plenamente asimilados por ellos sin causar en modo alguno la extrañeza y el temor que todavía infunden estas ideas a muchas personas de nuestra sociedad actual. El planteamiento de vida será, desde el momento de su nacimiento, totalmente diferente, puesto que irá encaminado hacia el mismo punto: el progreso. Y éste será mucho más fácil, rápido y seguro porque no contarán con los entorpecimientos y obstáculos de un mundo de expiación y prueba.

Dentro de este análisis, es preciso desarrollar también un punto importante de la educación familiar que los padres habrán de realizar hacia sus hijos. Si bien su meta será encaminarlos al progreso, y el ambiente familiar estará presidido por las leyes evangélicas del Amor enseñado por Jesús, no podemos olvidar que la integración del niño y el joven a la sociedad será mucho mayor que la actual, puesto que a pesar de que la iniciativa personal será amplia, el factor dela convivencia será también muy importante; tan importante que contribuirá de forma decisiva a ultimar la educación familiar recibida.

La enseñanza, pues, ofrecerá dos niveles ampliamente diferenciados pero a su vez encaminados a un mismo fin. Por un lado el conocimiento de la Vida y las leyes que la rigen material y espiritualmente, y por otro lado la potenciación del conocimiento humano a todos los niveles, en las ciencias, las letras y las artes; dedicando especial atención al conocimiento humano, la personalidad y las características que enmarcan la misión espiritual que cada persona trae a la Tierra. Además de contar con estas premisas de importante aprendizaje, existirá una enseñanza paulatina y constante que vendrá dada por las relaciones humanas, es decir, el contacto, la convivencia, la relación fraterna entre los miembros de esa sociedad ofrecerá un amplio campo de estudio y aplicación para la persona. De tal manera será, que las relaciones sociales pasarán a ocupar un puesto importante en la educación general de esta nueva humanidad.

Pero cuando hablamos de relación social, nos estamos refiriendo a esa fraternidad, cariño y trabajo en equipo que será la pieza básica de la nueva sociedad. Un trabajo en equipo que prescindirá de las ambiciones y personalismos actuales que quieren destacar y acaparar poder, un trabajo en equipo responsable por parte de todos sus miembros y en el total y absoluto beneficio de la comunidad.

Cada cual aportará sus cualidades, eliminando aquellas actitudes equivocadas de envidia, recelos y rencores que actualmente se evidencian claramente en nuestra deshumanizada sociedad.

La educación corrige las cualidades que nos dio la naturaleza, y la cultura fortalece el ánimo; cuando faltan los principios morales, los vicios degradan nuestras naturales prendas. Horacio 65 A.C.

A.LLF.-Revista «Amor, paz y caridad»

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  Profundizar dentro de sí


                                            

Hermanos amados, la paz sea con vosotros: Una vez más habéis recibido lecciones suficientes para que podáis meditar en profundidad la autenticidad y la grandeza del Mundo Espiritual. Meditad cada una de las comunicaciones, y veréis que todos los espíritus sufrientes, a veces confundidos en la situación, que en el momento de comunicarse estaban viviendo, ellos os están mandando un mensaje que dice precisamente esto: La diversidad de situaciones de los espíritus en el mundo espiritual, es únicamente la consecuencia de su forma de vivir y de pensar en la Tierra, de sus ideas, creencias y aspiraciones. Por tanto hermanos, lo que vosotros decidáis ser ahora en la Tierra, es lo que seguiréis siendo una vez os hayáis desprendido del cuerpo, así que a todos os conviene profundizar dentro de vuestras conciencias.

Debéis preguntaros: ¿Qué deseáis para sí, qué anheláis para vuestros seres queridos? Y en definitiva, ¿qué aspiráis para la tierra en que vivís, y también para el planeta entero? Aquello que os propongáis en la intimidad de vuestros hogares, lo que vuestros espíritus anhelen y pidan, yo os digo: Esto recibirán. Porque cuando el espíritu desea fervientemente dar un paso hacia delante, encuentra en su entorno, todos los elementos precisos para transitar.

Cuando el ser ha dado un paso, y se da cuenta de que sus pies no se hunden, sino todo lo contrario, que se mantiene en equilibrio, y que ese equilibrio le da fuerza y armonía dentro de sí, ese ser entonces, anda con paso firme. Recordad, que pasos pequeños hacen camino, un paso tras otro paso conducen al espíritu a llegar a donde quiere o necesita ir. Todo ser viviente ha sido creado para andar la senda que conduce a horizontes de paz, de luz y de equilibrio.

Hermanos, debéis recorrer esa senda todos, recordad también que podéis recorrerla acompañados de la virtud, porque sólo las virtudes pulen al espíritu, ellas apartan defectos y debilidades. Que vuestros espíritus no se sientan nunca tristes, ni abatidos o impotentes, sino todo lo contrario, cuando vuestras fuerzas, por el motivo que fuere flaqueen, recuperadlas pidiendo a los espíritus de amor y de luz, que os manden estas energías que tanto necesitáis para seguir en la andadura de la Tierra. Ahora y siempre mi paz sea con vosotros, hermanos.

Adiós.

Igualada, 13-11-1993María Dolors Figueras

Extraído del libro «El despertar del alma»

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