INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- Ética y Moral Espírita
Frase de Krishnamurti
2.- Ley del Amor
3.- Reconociendo la Misericordia Divina
4.- Sobre el por qué de la Esquizofrenia
5.- El coraje de vivir
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ÉTICA Y MORAL ESPIRITA
Cuando a través de la filosofía y de la Ciencia que acompañan al Espiritismo se establece la reencarnación como una profunda realidad, es inevitable comenzar a encontrar respuestas a tantas cuestiones éticas y morales que se derivan de esta realidad, y que ineludiblemente se van incorporando a nuestra conciencia, que así se siente “obligada” muchas veces a cambiar algunos rumbos éticos que manteníamos anteriormente..
Así, llegaremos a la conclusión de que ante estos conocimientos y su aceptación, es necesario para nuestro Ser, actuar en la vida de forma coherente con lo que racionalmente y de corazón hemos comprendido y aceptado.
Comenzamos por definir que la moral es, en general, la regla de buena conducta que distingue el bien del mal y está fundamentada en el acatamiento y observación de las leyes Divinas.
La ética es todo lo que es moralista o que estudia y observa las reglas de la moral. La moral es conciencia; la ética es acción coherente con arreglo a los dictados de la moral.
La ética y moral que se desprenden del Espiritismo y de la reencarnación, que es uno de sus pilares fundamentales, tienen un carácter evolucionista, y sus principios se fundamentan en los conocimientos filosóficos sobre nuestro destino.
Estos principios éticos y morales constituyen un elemento en el que se integra la filosofía y la Ciencia de observación de donde proceden, y como máximo exponente, tenemos los mismos principios morales Cristianos en toda su pureza y en toda su esencia, libres de dogmatismos y de interpretaciones religiosas previamente establecidas, según las tradiciones y culturas de cada civilización. A la vez los principios éticos y morales que se desprenden del conocimiento de las Leyes Universales y Espirituales afectan al desarrollo de nuestra evolución espiritual. El conocimiento de los mismos nos lleva a deducir la necesidad de nuestro trabajo y esfuerzo personal para lograr esa evolución o mejora, así como la necesidad de cultivar las facultades intelectuales y afectivas.
Las cinco obras fundamentales de la Codificación espírita, están impregnadas de enseñanza moral y ética, pero en donde se centran mayormente estas enseñanzas es en "El Evangelio según el Espiritismo".
Estos principios están basados en la aceptación de la existencia de Dios y del Alma, así como de su inmortalidad.; asimismo se basan en el conocimiento profundo de las Leyes Morales, particularmente la ley del Amor .
Asimismo al contemplar cómo transcurre la Ley de Evolución a través de la reencarnación, se deduce la lógica existencia de otros mundos habitados y los lazos de hermandad que nos deberán unir a ellos, independientemente de los diferentes niveles espirituales que podamos tener
Los principales pilares que basan la moral espírita nacida de la filosofía que encierra las enseñanzas de los Espíritus Superiores y que fueron transmitidas a Allan Kardec, provienen esencialmente de las enseñanzas extraídas del Evangelio de Jesús, circunscritas sintéticamente en la Ley del Amor y Caridad.
- Jose Luis Martín-
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“Piensa cada día en alguien que sepas que está afligido, o sufriendo, o necesitado de ayuda; y vuelca sobre él el caudal de tu amoroso pensamiento”
-Krishnamurti-
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LA LEY DEL AMOR
El amor resume toda la doctrina de Jesús, porque es el sentimiento por excelencia, y los sentimientos son los instintos elevados a la altura del progreso realizado.
El hombre en su origen sólo tiene instintos; más adelantado y corrompido, sólo tiene sensaciones; pero instruído y purificado, tiene sentimientos, y el punto exquisito del sentimiento es el amor; no el amor en el sentido vulgar de la palabra, sino ese sol interior que condensa y reúne en su ardiente foco todas las aspiraciones y todas las revelaciones sobrehumanas. La ley de amor reemplaza a la personalidad por la fusión de los seres, y aniquila las miserias sociales. ¡Feliz aquel que, elevándose sobre su humanidad, quiere con grande amor a sus hermanos doloridos! ¡Feliz aquel que ama, porque no conoce ni la carestía del alma ni la del cuerpo; sus pies son ligeros y vive como transportado fuera de sí mismo!
Luego que Jesús hubo pronunciado esta divina palabra: amor, hizo con ella estremecer a los pueblos, y los mártires, embriagados de esperanza, descendían al circo.
El Espiritismo, a su vez viene a pronunciar la segunda palabra del alfabeto divino; estad atentos, porque esa palabra levanta la piedra de las tumbas vacías, y la "reencarnación", triunfando de la muerte revela al hombre ofuscado su patrimonio intelectual; ya no le conduce a los suplicios, sino a la conquista de su ser elevado y transfigurado. La sangre ha rescatado al espíritu y el espíritu debe rescatar hoy al hombre de la materia.
He dicho que el hombre en su principio sólo tiene instintos; aquel, pues, en quien dominan los instintos está más próximo al punto de partida que al fin. Para adelantar hacia éste, es preciso vencer los instintos en provecho de los sentimientos, es decir, perfeccionar éstos sofocando los gérmenes latentes de la materia. Los instintos son la germinación y los embriones del sentimiento; llevan consigo el progreso, como la bellota encierra la encina; y los seres menos avanzados son los que permanecen avasallados por sus instintos. El espíritu debe ser cultivado como un campo: toda la riqueza futura depende del trabajo presente, y más que bienes terrestres os traerá la gloriosa elevación; entonces será cuando, comprendiendo la ley de amor que une a todos los seres, buscaréis en ella los suaves goces del alma, que son los preludios de los goces celestes. (Lázaro. París, 1862).
El amor es de esencia divina, y desde el primero hasta el último poseéis en el fondo del corazón la chispa de ese fuego sagrado. He aquí un hecho que podéis haber observado muchas veces: el hombre más abyecto, más vil y más criminal, siente por un ser o por un objeto cualquiera un afecto vivo y ardiente a prueba de todo lo que tendiera a disminuirlo, que toma a menudo proporciones sublimes.
He dicho por un ser o por un objeto cualquiera porque hay entre vosotros individuos que prodigan los tesoros de amor de que su corazón rebosa, a los animales, a las plantas y aun a los objetos materiales; especie de misántropos, que se quejan de la humanidad en general, que se resisten a la inclinación natural de su alma y que buscan a su alrededor afecto y simpatía.
Hay algunas personas a quienes repugna la prueba de la reencarnación, en el sentido de que otras participen de las simpatías afectuosas a que están celosas. ¡Pobres hermanos! vuestro afecto os hace egoístas; vuestro amor está limitado a un círculo íntimo de parientes o amigos, y todos los otros os son indiferentes. Pues bien, para practicar la ley de amor tal como Dios la entiende, es preciso que lleguéis por grados a amar a todos vuestros hermanos indistintamente. La tarea será larga y difícil, pero se cumplirá: Dios lo quiere, y la ley de amor es el primero y más importante precepto de vuestra nueva doctrina, porque aquella es la que debe un día matar al egoísmo, bajo cualquier forma que se presente; porque además del egoísmo personal, hay también el egoísmo de familia, de casta, de nacionalidad. Jesús dijo: "Ama a tu prójimo como a tí mismo", ¿pero, cuál es el límite de tu prójimo? ¿Es, acaso, la familia, la secta, la nación?
No, es la humanidad entera. En los mundos superiores, el amor mutuo armoniza y dirige a los espíritus avanzados que los habitan; y vuestro planeta, destinado a un progreso próximo para su transformación social, verá practicar por sus habitantes esta sublime ley, reflejo de la Divinidad.
Los afectos de la ley de amor son el mejoramiento moral de la raza humana y la felicidad durante la vida terrestre. Los más rebeldes y más viciosos deberán reformarse cuando vean los beneficios producidos por esta práctica: No hagáis a los otros lo que no quisiéreis que os hicieran a vosotros, pero hacedles, por el contrario, todo el bien que podáis.
No creáis en la esterilidad y endurecimiento del corazón humano; a pesar suyo, cede al amor verdadero; es un imán al que no se puede resistir, y el contacto de ese amor vívifíca y fecunda los gérmenes de esa virtud que está en vuestro corazón en estado latente. La tierra, morada de prueba y de destierro, será entonces purificada por ese fuego sagrado, y verá practicar la caridad; la humildad, la paciencia, la adhesión, la abnegación, la resignación, el sacrificio, todas las virtudes hijas del amor. No os canséis, pues, de escuchar las palabras de Juan Evangelista; ya lo sabéis: cuando las dolencias y la vejez suspendieron el curso de sus predicaciones, sólo repetía estas dulces palabras: "Hijitos míos, amáos unos a otros".
Queridos y estimados hermanos, aprovecháos de las lecciones; su práctica es difícil, pero el alma saca de ellas un bien inmenso. Creedme, haced el esfuerzo sublime que os pido: "Amáos" muy pronto veréis la tierra transformada en Elíseo, donde las almas de los justos vendrán a gozar del reposo. (Fenelón. Bordeaux, 1861).
Mis queridos condiscípulos: los espíritus que están aquí presentes os dicen por mi voz: Amad bien, con el fin de ser amados. Este pensamiento es tan justo, que encontraréis en él todo lo que consuela y calma las penas de cada día; o más bien, practicando esta sabia máxima, os elevaréis de tal modo sobre la materia, que os espiritualizaréis antes de separaros de vuestro cuerpo terrestre. Habiendo los estudios espirituales desarrollado en vosotros la comprensión del porvenir, tenéis una seguridad: el adelantamiento hacia Dios con todas las promesas que corresponden a las aspiraciones de vuestra alma; también debéis elevaros lo bastante para juzgar sin los lazos de la materia, y no condenar a vuestro prójimo antes de haber dirigido vuestro pensamiento a Dios.
Amar, en el sentido profundo de la palabra, es ser real, probo, concienzudo, para hacer a los otros lo que quisiéramos para nosotros mismos; es buscar alrededor de sí el sentido íntimo de todos los dolores que abruman a nuestros hermanos, para llevarles un alivio; es mirar la gran familia humana como la suya, porque esta familia la volveréis a encontrar en cierto período en los mundos más avanzados, y los espíritus que la componen son, como vosotros, hijos de Dios designados para elevarse hasta el infinito. Por esto no podéis rehusar a vuestros hermanos lo que Dios os ha dado liberalmente, porque por vuestra parte estaríais muy contentos de que vuestros hermanos os diesen lo que os hiciera falta. En tódo sufrimiento dadles, pues, una palabra de esperanza y de apoyo, a fin de que seáis todo amor, todo justicia.
Creed que estas sabías palabras: "Amad bien para ser amados", seguirán su curso; son revolucionarias y siguen una senda segura, invariable. Mas vosotros que me escucháis, habéis triunfado; sois infinitamente mejores que hace cíen años: habéis cambiado de tal modo, con ventaja vuestra, que aceptáis sin réplica una multitud de ideas nuevas sobre la libertad y fraternidad, que en otro tiempo hubiérais rechazado, pues de aquí a cien años aceptaréis con la misma facilidad las que aun no han podido entrar en vuestro cerebro. Hoy que el movimiento espiritista ha dado un gran paso, veis con que rapidez las ideas de justicia y de renovación, contenidas en los dictados de los espíritus, son aceptadas por la mitad del mundo inteligente; es porque esas ideas responden a todo lo que hay de divino en vosotros; es porque estáis preparados por una semilla fecunda: la del siglo último, que ha plantado en la sociedad las grandes ideas del progreso; y como todo se encadena bajo el dedo del Todopoderoso, todas las lecciones recibidas y aceptadas se encerrarán en este cambio universal del amor al prójimo. Por él los espíritus encarnados, juzgando mejor y sintiendo mejor, se tenderán la mano desde los confines de vuestro planeta, y se reunirán para entenderse y amarse y para destruir todas las injusticias y todas las causas de mala inteligencia entre los pueblos.
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Reconociendo la misericordia divina
Queridos amigos, hola buenos días, Dios siempre bendice el día con la vida que despierta, bajo los influjos del amanecer y la luz del Sol, nunca nos falta esa protección de la que todos podemos disfrutar, porque si amanece lo hace para todos, y si el Sol aparece en el horizonte no lo hace para iluminar a unos pocos es para todos. Lo que sucede es que no todos sabemos nutrirnos de los elementos que Dios pone a nuestra disposición, muchos somos como niños, que la vida nos ofrece valiosos recursos y no sabemos aprovecharlos. Muchas personas se plantean que aunque Dios exista, quizá es un dios lejano, que no se acuerda de la gente o quizá un dios despreocupado por los sufrimientos de las personas.
La influencia de Dios no tiene límites, abarca toda la humanidad a toda su creación, por eso son muy ingratos aquellos que no valoran las dádivas divinas.
Para entrar en comunión con Dios sólo basta que arranque de nuestro corazón un sentimiento puro, lleno del anhelo sincero de amarlo y que nos reconozcamos como su creación –como sus hijos– y sentiremos la presencia de Dios en nuestras almas y se revelará en nuestras vidas. Sólo basta amar a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Somos conciencias libres para remontarnos en el vuelo del espíritu hasta nuestro Padre sin pedirle parecer a nadie sobre cómo, cuándo y dónde. Conscientes de que si cometemos algún error en el curso de nuestro viaje evolutivo es a nosotros a quien nos cabe el deber de repararlo.
El mal y el sufrimiento son parte de nuestro camino de crecimiento y aprendizaje. Para evitarnos el dolor Dios tendría que habernos creado sin el libre albedrío, para que no pudiésemos alejarnos del camino del bien, si nos hubiera creado siendo perfectos no tendríamos que aprender nada. Pero tampoco seríamos libres, puesto que al crearnos perfectos por naturaleza no podríamos elegir, no seríamos libres ni habría aprendizaje. Solo podemos ser libres si tenemos la posibilidad de equivocarnos y la posibilidad de aprender por nosotros mismos en libertad.
Muchas veces el dolor será consecuencia de nuestras decisiones en nuestro camino evolutivo, o de las decisiones de las personas que nos rodean y que también están creciendo y aprendiendo con nosotros. Otras veces el dolor llega de modo imprevisto. Nos sobrecogen las noticias sobre desastres naturales o desgracias que no podemos prevenir. La Humanidad está en una fase de aprendizaje de la que el dolor todavía forma parte. El dolor es un estímulo para nosotros, nos hace reflexionar sobre nuestras decisiones y nos enseña a seguir el camino del bien, nos recuerda qué es lo importante en la vida, y nos despierta para que llevemos nuestra atención a la vida espiritual.
Jesús nos enseñó a ver en Dios no solo como a nuestro Creador, sino a verlo como Nuestro Padre. Nos enseñó que todos nosotros somos sus Hijos, que nos ama tiernamente y nos cuida como cualquier padre a sus hijos. Y siguiendo el ejemplo de Jesús, los Espíritus elevados nos recuerdan esas mismas enseñanzas, hablándonos del amor de Dios en nuestras vidas. En nuestro interior, Su Luz y Su Amor están presentes, Él nos nutre y sostiene con Su Amor.
Más allá de creer en su existencia, nuestro camino espiritual comienza con este encuentro íntimo con el Amor de Dios. Busquemos esa relación cercana y personal con Él, acerquémonos a Nuestro Padre, a través de la reflexión, la meditación sosegada, la oración, a través de las bendiciones y alegrías de nuestras vidas, y también en los momentos difíciles. Busquemos crear un espacio dentro de nosotros para sentir el Amor del Padre.
Dios no exige que el hombre profese determinada religión, sino que sea humilde y sobre todo que ame a su prójimo como a sí mismo. Creemos en la existencia del alma o Espíritu, ser inmaterial, inteligente, libre de sus acciones y estrictamente responsable de ellas ante Dios; en la inmortalidad del alma; que cada Espíritu es premiado o corregido según sus obras; que las penas nunca son eternas; y que Dios acoge siempre bondadosamente al Espíritu que se arrepiente apartándose del camino del mal; que en el Espacio hay infinidad de mundos habitados por seres pensadores, sometidos como nosotros a la ley del progreso infinito que conduce a Dios.
- Merchita-
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SOBRE EL POR QUÉ DE LA
ESQUIZOFRENIA
Desde el punto vista espiritual, se han llegado a plantear diversas hipótesis, algunas incluso expuestas por espíritus en comunicaciones mediúmnicas, que no garantizan la certeza de sus afirmaciones. No obstante, podrían ser aceptadas si hubieran sido expuestas por Allan Kardec entre la cantidad de cuestiones que él plantéo y las respuestas que recibió. Pero esto no ocurrió. En su época este trastorno psíquico no tuvo mayor trascendencia.
Sin embargo, vamos a ver que opinó en el año 2003 la Dra. en Psicología y Médium argentina Helen Kenshi López, colaboradora con seudónimo, en revistas y periódicos espíritas, y a la cual tuve el placer de conocer en Buenos Aires.
Sin embargo, vamos a ver que opinó en el año 2003 la Dra. en Psicología y Médium argentina Helen Kenshi López, colaboradora con seudónimo, en revistas y periódicos espíritas, y a la cual tuve el placer de conocer en Buenos Aires.
ESQUIZOFRENIA:
"Varios estudios realizados por especialistas en el campo de la psiquiatría, han demostrado que, pese a que no existe (o más bien no se ha hallado aún), un componente físico, es decir: una lesión cerebral en los pacientes que presentan esquizofrenia, si que muestran varios síntomas como denominador común que la engloban en la categoría de "enfermedad mental", tales como: alucinaciones (observar cómo se desprenden insectos de las tomas de corriente), depresión, sensación persistente de que alguien o algo los persigue con finalidades malignas, o el esuchar voces interiores que inducen a actos determinados, o a ideas obsesivas. Dichos indicios pueden remitir a partir de la correcta prescripción de fármacos adecuados a la patología subyacente. Es importante nombrar, que en ocasiones tiene una base genética, pudiéndose dar el caso de varios individuos de una misma familia.
Ahora bien: DESDE UNA PERSPECTIVA ESPIRITUAL, podríamos deducir que los sujetos afectados por este trastorno de la personalidad, son mucho más sensibles a la influencias del Bajo Astral.
Por naturaleza, el ser humano preserva su mente de estas vibraciones negativas con un mecanismo de defensa del que estos individuos carecen; por lo cual, pueden verse mucho más expuestos a esas voces que les hablan y que los incitan a comportarse de modos extraños y compulsivos.
Sea como fuere, aquello que se remarca como un hecho, es que la esquizofrenia en sí misma y en cualquiera de su tipología y grado, es el resultado claro y directo de una disfunción que requiere de tratamiento médico". HELEN K. LÓPEZ.
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Sin embargo, en mi opinión, y en la de otros espíritas mejor capacitados, la esquizofrenia, en algunos casos, podría confundirse con mediumnidades incipientes mal desarrolladas. a.b.b.
- Trabajo aportado por Mercy Ingaro-
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TRABAJO INTERIOR
EL CORAJE DE VIVIR
“El coraje nace en los valores morales del hombre que elige la conducta correcta para una vida feliz”. (Joanna de Ângelis por Divaldo P. Franco - Jesús y la actualidad).
Coraje es tener fuerza interna para luchar por lo que queremos, a pesar de los obstáculos, los impedimentos o las dificultades que se puedan presentar en contra de nuestra decisión. El mejor ejemplo que tenemos para saber vivir con coraje a lo largo de nuestra vida es, sin ninguna duda, Jesús de Galilea. Él, que tuvo tantos desafíos, tantas provocaciones, siempre supo actuar con justicia, con firmeza. Siempre fue la representación del coraje; su camino siempre se definió en favor del bien, del amor y del perdón.
A todos aquellos que la adversidad les asusta, los obstáculos les frenan, no buscando soluciones cuando una prueba se les presenta, puede ser una manera de renunciar, aunque sea de una forma inconsciente, de todo aquello en lo que se comprometieron.
Todos pasamos por el banco de pruebas que es la Tierra y sabemos que son momentos de cierta soledad, donde eres tú contra los obstáculos a superar. Muchos eligen lo fácil, buscando mecanismos de evasión, huyendo de los conflictos que implican cargar con el fardo de los compromisos traídos al encarnar. Las batallas que libramos para forjar unos valores, la perseverancia en el diario vivir para afrontar los contratiempos y pruebas, son las que nos pueden hacer tambalear o dudar, hasta incluso llegar a perder la fe. Ante esto, no debemos pensar que son situaciones injustas o que nos superan, pues nos conducirían a la rebeldía y a una debilidad espiritual, donde los recursos internos que poseemos quedarían debilitados. No podemos olvidar que son, por lo general, situaciones solicitadas a lo Alto, antes de encarnar, para la superación de viejas deficiencias, errores cometidos en otras existencias, o simplemente son pruebas para desarrollar nuestra conciencia de camino hacia la plenitud espiritual. Por eso es necesario el autoanálisis profundo de la conducta para descubrir cuáles deberían ser las pautas basadas en el amor incondicional y el perdón, cambiando aquello que fuera necesario. También estudiar con serenidad nuestros límites para saber hasta dónde podemos llegar, y las metas que nos podemos trazar para la consecución de unos ideales superiores. Tener el coraje de pensar para ser sinceros con nosotros mismos, sin victimismos ni auto reproches; alejando de nuestra mente cualquier complejo de culpa, puesto que somos un proyecto espiritual a largo plazo, lleno de posibilidades y conquistas por alcanzar. De esta manera, si el miedo se nos presentara, sabríamos como vencerlo sin posibilidad de que nos viéramos superados por él, pues el miedo es un estado anímico que arruina muchas vidas al no saber gestionarlo. El coraje se consigue a través de las experiencias y pruebas que vamos pasando a lo largo de nuestras sucesivas encarnaciones. Las dificultades y sufrimientos que inevitablemente vamos viviendo nos enseñan valiosas lecciones; nos desarrollan la calma, la paciencia, la fe en Dios; nos impelen a mirar hacia lo Alto para solicitar ayuda, puesto que individualmente muy poco podemos lograr; somos aún muy frágiles; no obstante, con la ayuda espiritual de los espíritus benefactores, las fuerzas se multiplican y lo difícil se convierte en posible. También es sacar la voluntad adormecida, es confiar desde el trabajo y el sacrificio diario. En pocas palabras: No podemos recoger una buena cosecha si previamente no hemos realizado una buena siembra.
Es desde el coraje donde se nos abren las puertas; es la palanca que nos empuja a realizar los deberes que hemos traído en la existencia material; consigue que veamos el futuro con optimismo, nos afianza en nuestros principios, nos enseña que lo natural es errar, pero que no hay que desalentarse. Todos traemos conflictos internos pendientes de solucionar, pero es con tiempo y trabajo como se consigue el éxito. Tenemos que tener fe en nosotros y trabajar en el bien del semejante. Es en la conciencia donde encontramos el indicativo de que vamos haciendo las cosas bien.
El coraje nos hace comprobar la capacidad de reacción ante pruebas y situaciones. Disipa las dudas, ya que la mente nos puede hacer pensar que no podemos con ello. Son aquellas circunstancias que nos pueden poner al límite o simplemente nos hacen tomar decisiones que parecen fáciles, pero cuyos resultados pueden distar mucho de lo esperado y no siempre somos capaces de tomar la decisión correcta. Ante eso, el coraje te dice: “Levántate y anda”; “no mires atrás”. Esta cualidad se traduce en una armonía, un equilibrio, una alegría, una esperanza ante el trabajo bien hecho, en los propósitos suscritos para este tránsito terrestre que nos ha tocado vivir. Superar con trabajo íntimo las trabas, los conflictos, reducir los defectos y debilidades se hace con determinación, disciplina y rigor, confiando en nuestras fuerzas internas que son inagotables si las sabemos utilizar, siendo la voluntad el timonel que gobierna esas fuerzas, una herramienta que nuestro Padre nos regala para poder vencernos a nosotros mismos.
El coraje es el barómetro que mide nuestra determinación, con la cual hacemos frente, sin miedo, a los errores que podamos cometer. Las malas decisiones, las equivocaciones cometidas en situaciones determinadas sirven de experiencia, ya que parte del aprendizaje consiste en eso, en darnos cuenta de los errores y caídas para con valentía levantarnos de nuevo; si cabe con más determinación, sin que el remordimiento, la sensación de culpa, el dolor… consigan frenarnos en nuestro caminar, volviéndolo a intentar una y otra vez. La actitud a tomar frente a las dificultades que la rutina diaria nos presenta, ya sea a nivel familiar (cónyuges, hijos, padres); sociales (amigos, conocidos); trabajo (compañeros, jefes, subalternos), ha de ser serena, tranquila, para saber llegar con equilibrio a cualquier dificultad, aunque a veces resulte complicado conseguirlo. Tomar la decisión correcta en ocasiones puede resultar difícil. Hay que comprender que la sombra de un pasado más o menos lejano nos persigue; tareas incompletas o mal resueltas que nacen de las luchas vividas anteriormente y que nos alcanzan en el presente: El hijo rebelde, el cónyuge difícil, la carencia material, el jefe colérico, la presencia constante del plano inferior… La templanza, la tolerancia, la calma, usadas a tiempo, nos evitarían en ocasiones muchas circunstancias negativas que nos producen inquietud, sufrimiento, desequilibrio… donde nuestras emociones no nos dejan actuar con equidad. Es por eso muy importante ser dueños de los sentimientos y pensamientos que se originan en nuestro interior. Nunca debemos olvidarnos de la oración, de pedirle a nuestro Padre fuerzas para seguir, contando con el mundo espiritual superior que está esperando que le pidamos para poder ayudarnos en nuestras pruebas, ya que nunca nos dejan solos. Que están ahí para auxiliarnos cuando decidimos meternos en la batalla de nuestra transformación interior. Sin ellos, como ya apuntábamos anteriormente, nos sería muy difícil poder superarlas, hecho que nos impediría seguir la senda que el Divino Maestro nos marcó.
Como hemos dicho al principio del artículo, Jesús fue el gran ejemplo de coraje ante las adversidades de la vida, pero no nos podemos olvidar de los discípulos que lo siguieron y no lo dejaron en ningún momento, a pesar del sufrimiento ante el cuadro de ver a Jesús camino del Calvario y posteriormente subido en la cruz. Verdaderas actitudes de coraje, como son: En el camino del Calvario, una mujer llamada Verónica, en un acto de valentía y amor, limpió conmovida el rostro de Jesús que era la imagen viva del sufrimiento. Hubo otras que también demostraron coraje: “María, la madre de Santiago el menor y de José, Salomé la madre de los hijos de Zebedeo; también una cierta Juana y una tal Susana (Lc 8,3). Estas mujeres inigualables acompañaron en todo momento al Maestro de Galilea, llorando, sufriendo junto a Él, además de María, madre del propio Jesús; Juan El Evangelista; María Magdalena; todos ellos dieron testimonio a los pies de la Cruz.
No tengamos miedo de vivir nuestra vida con valor. Tomemos las decisiones adecuadas, aceptando las responsabilidades que conllevan, actuando con firmeza y determinación, cumpliendo con las responsabilidades y obligaciones que traemos. Si miramos dentro de nuestro corazón encontraremos nuestro compromiso escrito en él.
-Gloria Quel - Amor, Paz y Caridad,
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