1.- Paz en nosotros
2.-Coraje
3.-El conocimiento espírita
4.- ¿Podemos aprovechar en esta vida lo aprendido en el pasado?
5.-Bienaventurados los que hoy pueden pagar las deudas del ayer
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Paz en Nosotros
La paz en nosotros no resulta de circunstancias externas y sí de nuestra tranquilidad de conciencia en el deber cumplido y es preciso anotar que el deber cumplido es el fruto de la comprensión.
Comprender significa, en esencia, disculpar a las personas que nos rodean, en las oposiciones que nos hagan y olvidar las ocurrencias que se nos muestren adversas, a fin de que nos mantengamos fieles a la tarea que se nos indica.
No te conturben la censura o la crítica de los demás en el desempeño de las obligaciones que la vida te señala, porque si aceptas tus propios compromisos en el bien general, esos compromisos hablan con respecto a ti mismo y no a los que te observan, no siempre con lógica y seguridad.
En cualquier actividad edificante, conviene recordar que ideas y palabras, acciones y actitudes de los demás pertenecen a ellos y no a nosotros.
En el criterio de la reciprocidad, es justo recordar que no nos es lícito violentar a esa o aquélla persona con opiniones y medidas tendentes a sofocarles la personalidad.
Las discusiones ayudan en muchos casos de asuntos oscuros o de compañeros mal informados, pero servir a los semejantes, dándoles, lo mejor de nosotros, es el argumento decisivo para aclarar los agentes de solución a cualquier problema.
Para colaborar en el interés del bien de todos, es imprescindible olvidarnos en aquello que las inducciones al egoísmo nos impulsen a titubear, ante las obligaciones que la vida traza.
La paz en nosotros - repitamos - nace de la comprensión en servicio, es mantenida por la tolerancia para con los errores ajenos e incluso con la autoaceptación de nuestros propios errores, de modo que sepamos corregirlos sin tumulto y pérdida de tiempo.
En suma, mientras no sepamos perdonar, no seremos libres para someternos a la práctica del bien según las Leyes de Dios.
(Tomado del libro "Calma" de Francisco Cándido Xavier)
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Coraje
Se podría definir el coraje como el atrevimiento de intentar cosas buenas pero difíciles. Es el esfuerzo por no hacer simplemente lo que hacen los demás, sino que por el contrario, mantener su posición y hasta influenciar a los demás.
Es ser fiel a las propias ideas, seguir los buenos impulsos, aunque puedan parecer a la gran mayoría como inconvenientes o tontos.
Es, en fin, la audacia de ser amigo, demostrar sus sentimientos, ser expansivo.
El coraje es una cualidad del carácter y puede ser enseñada a nuestros hijos. Por definición, se sabe que el coraje es una cosa difícil.
Pero como dijo una niña a un grupo de colegas, cuando insistían con ella para que los siguiese en una mala acción: Es preciso mucho coraje para ser cobarde, esto es, cuando todos te intentan obligar a hacer una cosa que crees que no es lo adecuado, y ellos lo llaman cobardía, es preciso mucho coraje para afirmar: "Si, yo soy cobarde".
Es importante esclarecer a los hijos la diferencia que hay entre coraje y fanfarronería.
Coraje silencioso es el que debemos procurar influir en nuestros pqueños. Coraje de decir no, a lo que se tiene la certeza de que es un error. Coraje de aproximarse a un niño sin amigos y decirle: ¡ Hola ! ¿Cómo estás?;¿ Quieres jugar conmigo?
Como padres, debemos estar atentos a las tentativas que nuestros niños realizan, para superar las dificultades e incentivarlas.
Si un niño pequeño está aprendiendo a andar en bicicleta, solamente el hecho de conseguir ella sentarse encima, debe ser motivo de elogio. Lo importante es intentarlo, aunque no tenga suerte. Todo intento debe de ser incentivado, estimulándolo a que lo intente otra vez y otra y otra, mientras le vamos afirmando que él lo hace cada vez mejor.
Cuando el bebé consigue llevar el alimento a su boca con la cuchara; cuando sube al sofá; cuando se mantiene en pie, solo, en la primera vez. Son todos estos momentos de suma importancia, que deben ser incentivados.
¿ Te caíste?, Levántate. Inténtalo otra vez. No conseguiste montar en el juguete? Vamos a intentarlo juntos de nuevo.
Nuestros hijos tendrán coraje si los preparamos correctamente, si los enseñamos a pensar siempre antes de actuar, a decir no con confianza y coraje, para practicar si lo desean, lo que les parezca más difícil.
No hay quien, frente a algo nuevo, no sienta el corazón latir descompensado. Es bueno que nuestros hijos sepan que nosotros, adultos, también tenemos cosas difíciles que realizar y que nos exigen coraje.
Incentivemos en ellos el coraje moral, aquel que se expresa en no ir detrás de los demás colegas o amigos que están haciendo alguna cosa errada.
El coraje moral de decir la verdad cuando sería más oportuno pregonar una mentira.
Seamos para nuestros hijos un modelo de coraje, pues los niños aprenden aquello que ven. Y todos los días ellos nos observan, nos ven y nos imitan.
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Una buena manera de ejercitar el coraje es incentivando a los niños a hablar, mirando a los ojos al otro.
Ser corajoso significa también no tener nada que ocultar al otro.
Cuando miramos a los ojos de los demás es como si les estuviésemos diciendo alto y claro: Confío en ti y tu puedes confiar en mi.
Redaçción de Momento Espírita, con base en el cap. 2, del libroEnseñando valores a sus hijos, de Linda y Richard Eyre
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EL CONOCIMIENTO ESPÍRITA
La vida como muy bien todos sabemos es una escuela, y en ella el hombre está destinado a escudriñar hasta el último rincón de la Tierra para investigar la verdad, no debe jamás encerrarse en la ignorancia e ir acrecentando la duda; porque ésta; es imagen de la pereza, dogal de la humanidad y claro indicio del atraso del Espíritu, por eso debe el hombre dedicarse a una observación prudente y a un minucioso análisis, de todo cuanto hay a su alrededor.
Hemos de aprender a separar lo falso de lo verdadero, y para salir de la duda, es preciso apelar a todos los medios de que es capaz la inteligencia humana, para que al final de este trabajo, nos hallemos convencidos, ya sea de lo falso, ya de lo verdadero; advirtiendo que, lo falso o lo ilusorio, es más difícil de aclarar que lo real y positivo; porque el primero, está artísticamente cubierto con los colores de la ficción, mientras que el segundo, ostentando un foco de luz divina, deja entrever cuantas verdades se quieran analizar.
La inteligencia de muchos no está desarrollada hasta el punto de comprender muchas cosas, y, únicamente la continuidad en el estudio y en el transcurso del tiempo, podrán resolver todos los problemas.
El Espiritismo es ciencia para el sabio, luz para el ignorante y paz para el afligido.
Los que estamos en el Espiritismo sabemos que sin conocimientos no podemos vivir, y sin religión tampoco, ella es el santuario del alma, su fe y su esperanza: el que vive sin creencia, es una planta exótica sin sol que la vivifique, sin mano que la cultive, sin auras que la acaricien ni aura que la sonría; mas si la religión es falsa y su base un conjunto de ideas erróneas, aunque por algún tiempo aliente el Espíritu, él es también el encargado de despejar la incógnita y poner de manifiesto cuantos errores existen, se apoya en la verdad, pues cuanto más se estudia, se analiza y se pone en práctica, más buen resultado se obtiene.
Todo ser pensador, va siempre tras la verdad y no se cansa jamás de buscar y rebuscar hasta que la encuentra.
Muchas veces hemos visto a personas bastante ilustradas, dudar de una cosa y cruzarse de brazos, sin dar un paso para averiguar si aquello encerraba una gran verdad o un gravísimo error. Esto demuestra el gran atraso que aún existe en nuestro planeta y los muchos siglos de existencia que necesita para el desarrollo moral e intelectual de sus habitantes.
A pesar de la ignorancia y el fanatismo que aún existen y lo mucho que falta para la completa regeneración del planeta, el progreso avanza, aunque a paso lento; en el triste destierro en que vivimos y por mucho que nuestra mirada abarque, jamás vemos el peligro que nos cerca sino a medias; somos niños ante los innumerables escollos que se nos presentan, y necesitamos un puro racionalismo que nos enseña el modo de salvarlos; somos casi ciegos, y es preciso ir con tiento para no caer.
El Espíritu, maniatado por los lazos materiales, es un pobre preso que, aunque en más de una ocasión quisiera tender su vuelo, no tiene más remedio que sujetarse al pesado eslabón de su existencia y seguir paso a paso las distintas etapas de la vida; en ellas, se adquieren infinidad de errores, quien más, quien menos; pero que sin ellos, no se puede llegar a la verdad ni se la sabe apreciar en todo su valor.
El estudio, que es el consejero que la naturaleza ofrece a la criatura racional. Él nos enseña que hay otros mundos además del planeta que habitamos, y otras humanidades que los pueblan, hermanas de la humanidad a que pertenecemos nosotros. Mundos y humanidades, somos los viajeros eternos del espacio. El estudio nos dirá, que Dios no puede haber creado cielos para los predestinados e infiernos para los réprobos, porque todos somos hijos suyos, y no hay réprobos ni predestinados. El estudio nos abrirá nuevos y dilatados horizontes, caminos anchurosos, vías espléndidas sin término, terminando por comprender quela verdad comienza en la libertad y termina en el Infinito.
Los que somos espiritistas racionales, deploramos la indolencia de muchos que, viven entre sombras o en completo escepticismo; pero ante el bien general, siempre nos convertiremos en profetas para decir a la humanidad que, una nueva aurora se ve brillar en lontananza, cuyo lema es el siguiente: tras la tempestad, la calma; tras las luchas, el descanso; tras el llanto, una sonrisa; y tras el sufrimiento, la recompensa. El Espiritismo, es el ángel de la paz que viene a demostrarnos una de las verdades más positivas, para que al dejar la Tierra abriéndose paso por la inmensidad, entrevea un mundo de felicidades.
- Merchita-
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Todas las experiencias del ser humano van dejando como un poso de conocimiento en lo mas profundo de su Ser, y este conocimiento que reside en el nivel inconsciente de la persona, lo acumula el Ser espiritual durante sus vidas en este mundo que son como peldaños subidos en su escalera evolutiva .
Estas necesarias experiencias y aprendizajes, a cada uno de nosotros nos sirven, siempre que sepamos escuchar la voz de la intuición y de la conciencia, que es la memoria del alma. Si esto no sucediese así porque el olvido del pasado fuese total y no quedase de él ningún residuo de lo aprendido en el fondo de la conciencia espiritual del ser humano, la reencarnación en ese caso carecería de sentido, y sin embargo la reencarnación es una realidad demostrada y plena de sentido. Tantos casos de los llamados “niños prodigio, así lo demuestran a diario, pues las habilidades y conocimientos innatos demostrados prematuramente, nos hablan de la evidencia de que han venido a este mundo con un bagaje de ciencia, moral y aptitudes artísticas o de otra índole, que solamente pudieron ser adquiridos en el pasado. Asimismo se va transmitiendo el sentido ético del espíritu, que vida tras vida va aumentando y perfeccionando.
Nacemos con un nivel de conciencia humana pendiente de desarrollarse manifestándose en un cerebro físico virgen, pero con unos niveles de memoria interna, del subconsciente y del inconsciente, cuyos recuerdos y sentidos no están grabados en el cerebro físico, sino en el psíquico o espiritual, en donde se guardan los recuerdos y experiencias importantes o traumáticas vividas en existencias anteriores. Este archivo almacenado en el alma, conforma nuestro almacén de conocimientos innatos y de conciencia humana y supone un vasto archivo de sabiduría y experiencias que a veces se manifiestan en forma de reacciones personales ante lo imprevisto , así como las ideas innatas.
- Jose Luis Martín-
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