domingo, 13 de enero de 2019

Política y Espiritismo


ESPIRITISMO

Hoy podemos ver aquí:
1.- Atendimiento Fraterno
2.- En el Centro Espírita
3.- Política y Espiritismo
4.-¿Las desigualdades humanas, son resultado de la Ley de Causa y Efecto?
5.- Pluralidad de Mundos Habitados




                                                  **************************



                                                                       
“ENTREVISTA CON DIVALDO FRANCO”.   Atendimiento Fraterno



José Ferraz: - ¿Se deben atender a personas alcoholizadas, drogadas o en desequilibrio mental? ¿Cómo proceder en esos casos? 

Divaldo: - No deben atenderse tales casos en esas circunstancias. La persona no tiene como absorber las respuestas. Dialogar con la familia, ofrece al familiar acompañante las técnicas de cómo conducir al paciente, y, cuando el mismo esté en condiciones de oír, que venga al diálogo. Porque en el estado de conciencia alterado por drogas, alcohol o por otras alucinaciones, él no tiene la menor posibilidad de asimilar, palabras o energía, o alguna propuesta terapéutica; pero el acompañante, sí. 
      Normalmente, en esos casos, digo: - Me gustaría hablar con una persona de la familia, para que la misma oriente al enfermo. Porque el contacto con nosotros será breve, pero, en el hogar, se hará tarde. 
      Entonces, es necesario instruir al familiar, a fin de que pueda administrar la orientación, y de esta forma, prolongarla. 

Joao Neves: - El Atendimiento Fraterno es una relación de ayuda que está presente en todas las actividades de la vida. En la familia, en la calle, en el trabajo. Háblenos de alguna cosa que sea de interés general para todos nosotros, y aproveche para cerrar este trabajo, porque esta es la última pregunta. 

Divaldo: - Somos modelos, queramos o no. Todos somos ejemplos los unos para los otros. Nuestros pensamientos, palabras y actos son mensajes que dirigimos y que son captados por aquellos que se encuentran en la misma franja mental, atrayéndolos. “Nuestro pensamiento, nos dijo Juana de Ángelis, ayer por la noche, en un mensaje psicografiado – es una dinamo generador de fuerzas”. De acuerdo con el tenor o calidad del mensaje, produce alas que nos elevan al infinito o pesos que nos sumergen en las pasiones. 
      El Atendimiento Fraterno es un área de siembra ante la vida. Estamos siempre ofreciendo mensajes de alegría o de tristeza. Esos mensajes pueden convertirse en verbales, después de mentalizarlos, pueden ser de movimientos, de postura y de otros intereses. 
      Es necesario comprender que estamos en el mundo para implicarnos en una tarea esencial, que es la construcción de una nueva sociedad, que será el resultado de la edificación de nosotros mismos en nuestro mundo íntimo. Es muy común, a aquellos que aman, tener el cuidado de no transmitir sus aflicciones a las personas queridas. 
      En el Atendimiento Fraterno, en ese intercambio amigo, las vibraciones pesarán o nos aliviarán a aquel que tiene facilidad de captarlas. Estamos en la Tierra para este ministerio –ayudar- y es por eso que el Centro Espírita, utilizándose de esa interrelación personal, elige a personas acreditadas, para que, técnicamente, apliquen el Atendimiento Fraterno de manera edificante. 
      Somos mensajes vivos, transparentes; estamos siempre emitiendo ondas y a su vez, captándolas, porque somos antenas transceptoras (transmisoras/receptoras). De acuerdo con el tipo de mensaje que emitimos, recibimos idéntica respuesta, siendo por esa razón que el Evangelio nos advierte: -Vigila y ora para no caer en tentación; vigilar, es ponerse en una actitud positiva, dinámica, de construcción del bien dentro de sí mismo. No se trata de una conducta mística, alienada, que no sea compatible con el progreso de la cultura ni de la civilización marginada. Orar no es estar repitiendo palabras, sino, actuar. 
       Si alguien va contra mí, problema suyo; cuando yo actúo contra alguien, es problema mío. Entonces tenemos la capacidad de actuar, porque somos seres que razonamos, y toda vez que reaccionamos, volvemos a la franja del instinto agresivo. Sólo reaccionamos porque nos sentimos heridos, apenados, alcanzados egoístamente. Cuando actuamos, nos realizamos, porque, incluso delante del malhechor, de aquel que nos arremete, asumimos una postura de paz, sabiendo que nuestro mensaje fecundará... 
      - Mujer, ¿nadie te condenó? Preguntó Jesús a aquella que fue sorprendida en adulterio y llevada a la plaza pública. 
      Ella, mirando a su alrededor, se dio cuenta de que no había allí ninguno de los acusadores, que se apartaron en orden decreciente de edad, de los más ancianos a los más jóvenes, ya que el Maestro propuso que aquel que estuviera libre de culpa o de pecado que tirase la primera piedra. Como que los más viejos, por cierto, debían tener más pecados que los más jóvenes, ellos, los más viejos, se fueron, y ante su sorpresa, que no estaba siendo acusada por ellos, ni condenada por Jesús, le preguntó: - “¿Y ahora, Señor?” 
- Ve y no vuelvas a equivocarte; no vuelvas a enmarañarte en el vicio de las pasiones, porque hasta hace poco ignorabas la verdad, tenías poca responsabilidad, pero, a partir de este momento, sabes, eres consciente, y tus responsabilidades son mayores. 
      En la propuesta de Jesús, ante la mujer sorprendida en adulterio, Él no consintió el error, no lo reprochó, porque su tarea no era la de perdonar o condenar, sino la de orientar, educar. Y esto fue exactamente lo que Él hizo, pidiendo que ella no volviese a pecar. 
De esta forma, la Doctrina Espírita nos propone el despertar de la conciencia, para que, con la conciencia lúcida, no repitamos nuestras insensateces, o nuestros errores, porque la vida real, legítima, es la espiritual. 
      Nos informan los Espíritus nobles, sin ningún masoquismo por parte de ellos o nuestra, que vale la pena sufrir un breve periodo para disfrutar de plenitud durante una larga etapa. Los dolores de la Tierra, por más largos que sean, son siempre muy cortos, en el reloj de la eternidad. Un cuerpo vencido por enfermedades desgastadoras, dilacerado por procesos degenerativos, es una bendición de Dios, e, incluso cuando ultrajado o vencido, es el instrumento de nuestra elevación. Una vida social de desafíos, de dificultades económicas, de exilio en la comunidad, e incluso en la soledad, es el camino reparador, nuestra oportunidad de acceso a través de cuya ruta alcanzaremos la cúspide de la sublimación. 
      No estamos en la Tierra por casualidad. Nuestra vida está programada. El psiquismo Divino está dentro de nosotros. Él se desarrolla, él se agiganta. El Deotropismo nos atrae; la Misericordia Divina nos espera, y, a medida que nos vamos concienciando, nos cabe el deber de realizar la transformación íntima, a fin de lograr la realización para la cual estamos encarnados. 
      Bendigamos pues, las dificultades que nos visitan; aceptemos los desafíos del sufrimiento que nos llega y procuremos una manera dinámica de cambiar la estructura de los acontecimientos, a fin de que paire, en un momento que no está muy distante y que ciertamente no será de inmediato, la presencia del amor que nos alzará a las Cimas donde disfrutaremos paz, donde reconstruiremos la familia feliz, y seremos, a nuestro turno, igualmente felices. 

, Proyecto Manuel Philomeno de Miranda.

                                                       *****************************





               EN EL CENTRO ESPÍRITA



Hace más de un siglo que los sacerdotes, los pastores, los catequistas y las más altas autoridades de las religiones cristianas en el mundo de Dios acusan al Espiritismo de invención diabólica y al Centro Espírita de casa del diablo. Pero, durante el correr del tiempo, esa situación ingrata se fue modificando. Las artimañas del diablo fueron venciendo gradualmente a los escrúpulos de los ministros de Dios. Padres y abadesas, monjes y monjas, sacristanes y sacristanas, pastores y ovejas comienzan a percibir que los espíritas también son hijos de Dios y merecen la bendición del Padre. Así, aliviado del peso de las maldiciones y de la presión de los preconceptos, el Centro Espírita dejó de ser el espantajo de los creyentes y comenzó, incluso, a atraerlos. El Centro Espírita calumniado, humillado y humilde, muchas veces de pies descalzos (como José de Anchieta en Meritiba) comenzó a caer en gracia al pueblo. ¿Por qué? Porque era apenas una parcela del pueblo y en él no se exaltaba al diablo, sino a Dios. “Quien vive de manos dadas con el demonio no tiene el derecho de proferir el Santo Nombre de Dios”, gritaba un padre sincero, lleno de indignación divina, en le púlpito de su iglesia, aquí mismo, en San Pablo, en los idos de 1930. Pero el tiempo, que todo lo cura y todo prueba, curó la furia del padre y probó que Dios está también en el Centro Espírita. Suprema herejía que nadie puede evitar, pues Dios no pide licencia a nadie para estar en todas partes y en todo, según el propio dogma de la Omnipresencia Divina, sustentado por las Iglesias.

      Hoy, como nos dijo cierta vez el doctor Romeo do Amaral Camargo: “Dios está en el Centro”. Les costó mucho a las Iglesias aceptar esa posibilidad por medio de sólo algunos de sus profesantes. Pero eso no es para espantar a ninguno, pues solamente ahora, también, en declaración del Papa Paulo VI, divulgada por la prensa mundial, el Vaticano reconoció oficialmente que hay una presencia de Dios en el Judaísmo. Mas, si Dios está en la Biblia y si ésta es la palabra de Dios, sobre la cual se asientan todas las religiones cristianas, ¿cómo ahora percibió que Dios está en la sinagoga? En la costa del Pacífico, en los Estados Unidos de América del Norte, país celosamente cristiano, existen varias Iglesias del diablo. ¿Quién podrá reconocer oficialmente la presencia de Dios en esas Iglesias, ahora que el Espiritismo demostró ser de Dios y no del diablo? Con el correr del tiempo se tornó más fácil probar la existencia de Dios en un lugar, que la presencia del diablo. No debemos perder mucho tiempo con esas curiosidades, pero, como la memoria humana es muy débil, necesitamos señalar esos hechos. La anfibología Dios está en el Centro, encierra una verdad que todos los espíritas conocen muy de cerca. En el centro del Universo está Dios, no figuradamente, sino  en realidad, pues, si Dios es el Todo en esencia y todo proviene de Él, todo pertenece a Él, todo es Él y Él dirige y gobierna todo, es evidente, entonces, que el Centro Espírita –donde todo se hace en nombre de Dios- no puede estar sin Dios. Giovanni Papini, el famoso escritor católico italiano, autor de la famosa obra Il Diavolo, causó escándalo en la Santa Sede al sustentar que el diablo ha de volver a Dios. Pero los teólogos, aturdidos con las atrocidades de la Segunda Guerra Mundial, resolvieron manifestar ante el mundo que Dios murió. Si eso realmente hubiera acontecido, la situación de las Iglesias sería insoluble y toda la teología de ellas se habría derrumbado, dado que, si Dios murió, es señal de que no era inmortal, por lo que el diablo se quedó en situación embarazosa, puesto que no tiene ya quien lo perdone y continúa vivo después de la muerte de Dios y más invulnerable que el mismo Dios.

      En el Centro Espírita la noticia de esta muerte no causó la menor conmoción, puesto que todos saben, hasta los adeptos de inteligencia más modesta, que Dios está allí, tal vez sentado liberalmente entre ellos, sonriéndose de su muerte imposible. En una actitud puramente humana, los teólogos han querido colocar a Jesús, provisionalmente, según dicen, en el trono de Dios, como legítimo heredero del trono supremo. Y entonces fue cuando surgió esta otra situación embarazosa: si Dios murió y el hijo sólo puede sustituirlo eventualmente –pues no es Dios-, entonces la muerte de Dios dejó el trono como una simple regencia, con lo cual surgió en la Tierra el Cristianismo ateo. Necesitamos saber estas cosas a efectos de conocer a quién entregaremos nuestras almas en el momento de nuestra muerte. El ateísmo cristiano nos dejó en dificultades y sólo tenemos una alternativa para buscar a Dios: en el Centro Espírita. Porque solamente allí, en la antigua morada del diablo, no se cree que Dios haya muerto y se continúa hablando en su nombre. Porque allí se sabe y se demuestra diariamente, a través de los procesos kardecianos, que, si ni el nombre muere, menos podrá morir Dios. La Teología, arrogante y vanidosa Ciencia de Dios, cerró sus puertas doradas con el balance total de su fracaso. Si Dios murió, se acabó el negocio.

      La omnipotencia y la omnipresencia de Dios son dos misterios teológicos admitidos por casi todas las religiones. ¿Por qué sólo puede existir un Dios, único y soberano, cuando sería mucho más fácil comprender a una multiplicidad de dioses con su disciplina jerárquica, como en las mitologías? La respuesta a esta pregunta, ahora reformulada por los neopoliteístas, nos conduce directamente al centro del problema cristiano y al centro de la mundivivencia espírita. En el Judaísmo arcaico, heredero de las viejas concepciones mesopotámicas, la existencia de un Dios único era una necesidad orgánica. Derivada del antropomorfismo más remoto –en que el hombre era la síntesis y el modelo de todas las cosas-, esa concepción se mostraba en el Cosmos como un gran ser que abarcaba, con su conformación ideal, la totalidad de las cosas y los seres existentes. El isoloísmo griego –teoría del mundo como un ser vivo-, dotado de cuerpo y alma, confundía a la naturaleza divina con la naturaleza humana. Ajustando esa idea estática al movimiento incesante de las cosas, Zoroastro, en Persia, presentaba la imagen de Dios en el fuego, en las llamas, que son al mismo tiempo estables e inestables. El Judaísmo, nacido de las entrañas de la concepción mitológica de los pueblos de la Antigüedad, avanzaba más allá en esa concepción, presentando a Dios como un ser humano de dimensiones inimaginables, pero dotado de poder, pues poseía todos los poderes de revelarse a los hombres en dimensiones humanas. Prohibía que se hiciesen figuras de Dios, pero en le Arca Sagrada estaba oculta su imagen pintada por manos humanas. En la Biblia, esa contradicción es bien marcada. Se manifiesta en la forma humana de Jehová, con todas las imperfecciones humanas del amor y del odio, de la ambición y la envidia, de la voracidad cruel y brutal de Baal y de la preferencia por su pueblo, con el más absoluto desprecio por los demás pueblos, considerados impuros. El proteccionismo de Moisés –tan asesino y envidioso como Caín- recuerda las preferencias de los dioses mitológicos de Gracia por sus pupilos. Dios, localista, como los dioses nomos egipcios, pero sin poseer tierra propia, lleva a los judíos a la conquista brutal de Canaán, para allí establecer su feudo, sin la menor contemplación para con el pueblo cananita. No es de admirar que el Cristianismo iglesiero, apegado ferozmente a la Biblia, se enganchase más tarde al carro de las iniquidades romanas, masacrando y expoliando a los pueblos más débiles. Y es de las entrañas de ese dios humanísimo, vengativo y cruel como los hombres, exclusivista y contradictorio, que nace la idea del Dios único.

      Mas, a pesar de todo eso, la unicidad de Dios es tan necesaria como la unicidad del hombre. La esquizofrenia nos muestra que el hombre es un alienado, un espíritu dividido en sí mismo, incapaz de coordinar sus facultades y controlar sus poderes. Un Dios partido en tres –según el dogma de la Trinidad-, sería un dios esquizofrénico, y su desorden divino y su inseguridad interna se reflejarían en el caos de un Universo absurdo. Así, de la dialéctica de las concepciones contradictorias de Dios es que va a nacer la lógica de la concepción monoteísta. Dios sólo puede ser Uno, solitario y soberano en lo inefable, en las soledades vacías del Cosmos. En esa soledad Él crece en sus poderes hasta el momento en que, estremeciendo y despertando de su hibernación espantosa, toma conciencia de sí mismo y realiza, con apenas una palabra: fiat, la Creación universal y total. Y como la Creación llena todos los espacios vacíos, en todas direcciones, Dios permanece en el centro, dirigiendo y controlando sus  dominios inaccesibles a la imaginación humana. Esto es porque Dios es único y sólo puede ser único, a pesar de poder todo. Las contradicciones del politeísmo provienen de la concepción caótica del Universo, no permitiendo a la mente humana una concepción armoniosa de la realidad. En el monoteísmo tenemos apenas una contradicción, que es la de Dios consigo mismo, y Éste generar la síntesis de todo, para dar al hombre la posibilidad de comprender la realidad y estructurarla en le conocimiento, sin el cual nada sabríamos ni podríamos.

      Es así que la realidad cósmica –no accesible a la inspección completa del hombre- queda a su alcance gracias a la estructura de las leyes regulares y universales, que le facultan las ilaciones necesarias para una visión general del Universo. Dios es el poder generador y mantenedor de esa realidad sin límites, y el concepto de Infinito –vaga suposición de la Antigüedad- se torna positivo por la revelación de una unidad orgánica, necesariamente orgánica del Cosmos. Obsérvese bien: unidad orgánica, semejante a nuestra estructura, que es una a pesar de la multiplicidad de sus órganos y miembros, dado que todos ellos pertenecen a un organismo único. De la misma manera, la unidad orgánica del Cosmos deviene de su centralización en Dios, que mantiene la unidad infinita a través de la subordinación de todas las galaxias o constelaciones de mundos, espacios etéreos aparentemente vacíos, pero llenos de fuerzas y plasmas cósmicos, todo integrando el organismo único.

      ¿No sería esto una ilusión? Quienes consideran al Universo como finito y cerrado sobre sí mismo dicen que sí. Pero Kardec, ya en el siglo pasado, antes de las conquistas científicas de nuestro siglo, propuso una teoría que hoy tiene la sanción de los nuevos descubrimientos. Por más que intentemos atribuir al Universo un límite –recordó él-, por más que avancemos con nuestra imaginación, siempre estaremos ante espacios que se extienden más allá de nuestra mirada. Esa prueba psicológica de la infinitud (basada al mismo tiempo en psicología y en lógica) tiene hoy la comprobación de las conquistas parapsicológicas, que revelan la existencia en nosotros de un poder también sin límites, que es el de la percepción extrasensorial de realidades que se ocultan a nuestros sentidos físicos. No se trata simplemente de intuición, sino de captación de realidades que están fuera del alcance de nuestros sentidos y de nuestros instrumentos.        El hombre siente e intuye que el Universo es infinito. Teorías físicas y cálculos matemáticos lo contradicen. Pero la percepción extrasensorial, fundada en sus potencialidades inconscientes, continúa diciéndonos que, para las dimensiones del Cosmos, no existen límites.
       En el Centro Espírita la presencia de Dios se hace sentir en las manifestaciones mediúmnicas, que derrumban las barreras de la muerte a través de las declaraciones unánimes de los Espíritus superiores, comprobadamente poseedores de conocimientos muy superiores a los nuestros; por la revelación, probada a través de investigaciones y experimentaciones científicas se sabios eminentes del siglo pasado como del actual, que afirman que existen potencialidades en el hombre muy superiores a las que él revela estando encarnado, sujeto a los condicionamientos de la vida carnal. No se trata de dogmas establecidos por concilios de ciegos supuestamente divinos, sino de investigaciones objetivas controladas por la metodología científica. Dios no es una hipótesis, sino una realidad comprobada por el principio científico según el cual, de los efectos nos remontamos a las causas. Dios es la fuente causal de toda la realidad.                  Kardec extrajo de ese principio, por ilación lógica apoyada por los hechos, la ley espírita según la cual: Si todo efecto tiene una causa, todo efecto inteligente debe tener una causa inteligente. Ese es el raciocinio básico de las pruebas espíritas de la existencia de Dios.

      Más allá de eso, la presencia de Dios en el Centro Espírita se comprueba por las manifestaciones de sus mensajeros, los Espíritus superiores que están a su servicio por todo el infinito. Esas manifestaciones no son constantes ni fortuitas, pero ocurren de una manera inesperada y con una finalidad cierta. Mas es en el corazón de los humildes, sobre todo, donde Dios se afirma como realidad viva y actuante, en las sesiones de auxilio espiritual. Un corazón de madre angustiado que se alivia y alegra al recibir la visita del hijo que perecía perdido para siempre, a través de una comunicación mediúmnica oral o en una aparición por la videncia que despertó en la madre. En una comprobación por la aparición tangible, o materialización, como en el caso famoso de Federico Figner a su esposa, que, en Belém do Pará, a través de la mediumnidad de Ana Prado, una mujer humilde, tuvieron la oportunidad de tener a su hija Raquel nuevamente en sus brazos, sentirla abrazada a su cuello y conversar alegre y vivamente, censurando a su madre por haberse vestido de luto. En una aparición tangible de su propia madre, ofrecida a un sabio famoso que combatía al Espiritismo como superstición infundada, como aconteció a Cesare Lombroso en sesión con la médium Eusapia Paladino, presidida por el profesor Chiapa, de la Universidad de Milán, Lombroso abrazó a su madre, que dialogó con él, por lo que declaró en los días siguientes en un artículo de retractación publicado en la revista Ombra e Luce, de aquella ciudad: “Ningún gigante de la fuerza ni del pensamiento podría hacer por mí lo que hizo esa pobre mujer analfabeta: arrancar a mi madre de la tumba y devolvérmela a mis brazos”. No eran apariciones ocasionales, fácilmente atribuibles a factores psíquico-emocionales, sino apariciones  provocadas en nombre de Dios, en sesiones experimentales en que el ingrediente Dios no había sido despreciado. “Con el permiso de Dios”, dicen siempre los Espíritus agraciados en esas oportunidades de reencuentros con los seres de ultratumba.

      El Centro Espírita se caracteriza, por tanto, como el centro de comunicaciones con quienes ya dejaron la vida terrena, pero que continúan vivos y activos en la otra fase de la vida. Nada se paga para hablar con los muertos, los supuestos muertos por nuestra ignorancia, dado que los servicios de Dios son gratuitos desde el nacimiento, que es un prodigio de Dios, hasta la muerte, que es la gracia de Dios liberándonos de la asfixia de la carne, y más allá de la muerte, en las maravillosas posibilidades de las manifestaciones mediúmnicas.

      Dios está en el Centro Espírita en que las personas se reúnen, de corazón puro, confiantes en su poder infinito. El precio de la comunicación consiste, generalmente, en la aparición del Espíritu o de quienes desean reencontrarlo. Los dirigentes de Centros necesitan meditar diariamente en las responsabilidades que asumen al aceptar sus cargos que, en realidad, son encargos divinos. Dios no exige de nosotros más de lo que podemos dar. No quiere que nos presentemos ante Él y ante los hombres con los vestidos nupciales de la parábola, que aún no poseemos. No podemos engañarlo con sonrisas de falsa bondad, de fraternidad fingida, escondiendo en el matorral del corazón salvaje la serpiente de la envidia, de la intriga, de la censura al prójimo, del juzgamiento despreciativo del hermano que se sienta a nuestro lado. No vemos a Dios en el Centro porque no tenemos condiciones para eso, pero podemos observarlo en el semblante sincero e ingenuo y en el corazón puro de los que no alimentan vanidades y preconceptos negativos a nuestro entorno. Dios no está allí, ante nosotros, como un ser visible y corporal. Él impregna el Centro, como impregna el recinto de todos los templos frecuentados por seres sin maldad y sin reservas. También podemos ver su rostro en el semblante de quienes se entregan con amor al servicio del bien, tocar sus manos en las manos sinceras y buenas de quienes nos aman sin restricciones. Y si los hipócritas nos rodean y nos miran fingiéndonos amista, podemos ser para ellos el mensaje de amor y de amistad que fluye de Dios hacia nuestro corazón. Dios en el Centro es Dios en nosotros, ayudándonos a crecer con el fermento de la fraternidad que Él, poco a poco aumenta en la medida de nuestra medida de harina, en la proporción en que la harina de nuestro egoísmo absorbe el fermento y se transforma en el pan que nos alimenta el alma.

      Estas no son imágenes líricas, sino la verdad espiritual convertida en figuras y expresiones de amor, como las que encontramos en el Evangelio de Jesús. No es el autor del libro el que las produce, sino los Espíritus benevolentes que, en nombre de la fraternidad humana las transmiten a los que desean servir a los demás y a sí mismos. Porque aquellos que desean servirse en la mesa del bien, naturalmente reparten su pan con los hermanos hambrientos de bondad, como Jesús hizo con los apóstoles en le mesón del camino de Emaús.

      Dios en el Centro Espírita no es la presencia exclusiva para nadie, sino la presencia inclusive para todos, a todos incluidos en su llamado para la vida del espíritu. Quienes procuraren comprender y sentir su presencia en el Centro lo llevarán consigo a sus casas. Las pretensiones de superioridad, el deseo egoísta de imponerse a los demás, la envidia corrosiva y el juzgamiento del prójimo en nuestro íntimo o por nuestra boca no nos permite percibir la bondad de Dios. Los que se sacrifican para mejorar la Tierra, dando de sí lo que pueden y muchas veces lo que no pueden, ésos hacen la voluntad de Dios. Quienes mueven la lengua entre los dientes para destilar veneno de serpiente, no pueden percibir la presencia de Dios en el Centro y sólo son capaces de captar a los Espíritus malévolos y sufrientes.


 J.HERCULANO PIRES

                                              ****************************

                        
                       
        Política Y Espiritismo

El espírita puede hablar de política (en el contexto y el momento preciso), como puede pronunciarse sobre cualquier otro asunto de nuestra realidad cotidiana; y lo puede hacer porque le asisten los mismos derechos y obligaciones que a todo el mundo… El espírita, antes que otras muchas cosas, debe ser alguien normal, natural y cercano (evitando convertirse en una especie de “friki” metafísico y/o religioso). 
Una cosa es entrar en debates ideológicos, innecesarios y desgastantes, que a nada conducen… y otra muy distinta, permanecer ajeno a las necesidades sociales y sus obligaciones morales como ciudadano inmerso en un tiempo y un marco concreto.
En lo personal, me resulta algo desconcertante y tibio que un espírita permanezca “anestesiado” dentro de una burbuja doctrinaria que (equivocadamente) le haga distraerse de la problematica de su barrio, de su país, conociendo que la caridad por la que apuesta el Espiritismo no es una donación aséptica de “cuatro paredes”, sino un servicio activo que nos hace ser más comprometidos con las carencias ajenas (individuales y colectivas).
La política es necesaria y no puede ser anulada. Lo que hay que apostar es por movilizarse (siempre dentro de propuestas democráticas y pacíficas) cada vez que sea preciso, para que las políticas sociales sean más justas y auténticas.
Todos, en mayor o menor medida, estamos comprometidos con la ciudad y el país que nos recibe en cada encarnación y, por lo tanto, sería insensato obviar nuestros deberes holísticos y permanecer sin sensibilidad ciudadana y empatía social. Venimos para comprometernos no sólo con nuestra familia consanguínea o nuestras parejas, sino también con el ámbito social que nos rodea.
Votar (o no), manifestarse a favor de decretos injustos, apoyar a determinados colectivos y/o minorías, defender nuestros derechos, son opciones legítimas (y deseables), pues son también cauces por los que de igual manera se expresa la verdadera caridad.
Un espírita diplomáticamente aislado de cualquier tipo de pronunciamiento político, puede ser más un diplomático que un espírita, y más aun si encima permanece alejado de cualquier contribución por apostar junto con otros por una democracia más plural y justa. Como defender los intereses del pueblo frente a las imposiciones maniqueas de las grandes corporaciones (empresas, banca….) y los gobiernos utilitaristas, etc.
El Espiritismo, históricamente y en concordancia con sus postulados superiores, siempre se colocó de manera viva a favor de la lucha obrera contra la hegemonía clerical-católica y los abusos del capitalismo y/o dictaduras.
El Espiritismo es compromiso humano, y por lo tanto SOCIAL… y la política forma parte palpitante de toda la sociedad.
Por convicción y sentido histórico, no podemos pasar por alto que en el pasado más reciente, los espiritistas de nuestro país sintonizaban en lo social con los ideales republicanos, adhiriéndose o apoyando abiertamente a diversos movimientos de la izquierda más contestataria.
Aunque otros sean los contextos; las libertades y la dignidad de los menos favorecidos siguen estando en juego, y a los espíritas de hoy les queda mucha labor en ese sentido.
Artículo de Lumen para zonaespirita.com
                                       *******************************



                                                         


¿Las desigualdades humanas se deben a la Ley de Causa y Efecto?

           Entre las desigualdades humanas, nada nos conmueve mas que las desigualdades que vemos en la infancia. Pero sin embargo sabemos que animando un cuerpo infantil se encuentra muchas veces encarnado un espíritu rebelde, cargado de errores, que por misericordia Divina experimenta la reencarnación en un cuerpo frágil, enfermo o limitado por una parálisis, o por deficiencias mentales o psíquicas, o que nacen en medio de ambientes en donde sufren hambre , frío y miseria, pero estas vidas tan duras y miserables suponen una escuela bendita para su aprendizaje y evolución espiritual.
       Hay casos extraordinarios en que esas vidas penosas y tristes no son elegidas voluntariamente por los espíritus que así llegan a este mundo, sino que se sienten forzosamente empujados a aceptar esas existencias con esas situaciones y condiciones duras, o de dolor, pero  el grado de infelicidad que padecen en el plano  espiritual en donde están, les llega a ser insoportable, y ven la reencarnación como la única vía de escape posible. Esto sucede cuando la propia Ley de Evolución tiene que evitar un estancamiento indefinido, empujando al Ser a experimentar esas circunstancias penosas a fin de que pueda superar ciertos aspectos de su depuración espiritual ; estos  hechos nos  demuestran la infinita Sabiduría Divina que ha forjado las leyes espirituales, pues Seres que se estancan en su carrera de transformación moral, cayendo repetidamente en los mismos errores, vida tras vida, finalmente, por esta clase de reencarnaciones, encuentran el freno a su lamentable situación que de no poderse corregir, les estancaría indefinidamente en un pozo de dolor e infelicidad.
        En estos casos la necesidad evolutiva del Ser se encuentra además con la dificultad añadida del estado de rebeldía y obstinación a que  pueden llegar , endurecido por la fuerza y el arraigo que han tomado en ellos sus errores y defectos espirituales.
       Se podría considerar que cuando el Ser reencarnante sufre la necesidad de verse abocado a aceptar esta situación humana, es porque por la propia Ley del Amor se le impone para su bien evolutivo. Al fin y al cabo, una existencia humana en condiciones penosas, por larga que sea, no es nada al lado de la existencia sin tiempo limitado que le aguarda después.
      En estas circunstancias, al verde abocado a aceptar esta clase de reencarnación, el Ser espiritual actúa igual que la persona enferma que, rebelde, se resiste a tomar la medicina que le sanará, por ser amarga o dolorosa, y sin embargo se le obliga a tomarla por el bien de su salud; si por un mal interpretado respeto a su libertad no se le obligase a tomarla, podría perder del todo su salud y hasta su vida.
      Sirva también como ejemplo, el del niño que se encuentra una pistola y amenaza con ella a los demás y a sí mismo ; si no se le arrebata de un modo u otro, anulando en ese momento su libre albedrío, nos podemos imaginar las consecuencias que podría tener su libertad para utilizarla .
      Un Ser nacido en circunstancias tan humanamente penosas, si lo ha sido contra su voluntad, debe sufrir mucho por ello, y es normal que a veces se rebele y se resista ante su situación; sin embargo a cambio del amargo trago que supone esa penosa y efímera vida , tiene después el premio de verse liberado de los lastres espirituales que le impedían aspirar a mayores cotas de felicidad.
      Como los espíritus humanos en general, todavía estamos algo estancados en una infancia espiritual, Dios a veces permite que se nos suprima transitoriamente nuestro libre albedrío a la hora de negarnos a afrontar vidas penosas en este mundo, cuando nos resistimos a aceptarlas, pero esto es así precisamente porque su Amor es infinito y su deseo permanente es el de que alcancemos un estado de felicidad inimaginables todavía para el atrasado Ser humano, debido a su ignorancia, su torpeza o por la falta de esfuerzo para conseguirlo.

-Jose Luis Martín-


                                         ***************************

PLURALIDAD DE MUNDOS HABITADOS


        ¿Quién no se ha preguntado alguna vez, al mirar el cielo, si hay otros planetas como la Tierra? ¿Si hay otros seres inteligentes como los terrícolas? ¿Desde cuándo lleva el hombre haciéndose estas preguntas? Desde los tiempos más remotos, siempre, en todas las civilizaciones y culturas, celtas, egipcios, griegos… tenemos grandes filósofos, pensadores, religiosos y grandes personas de genio que respaldan la teoría de la pluralidad de mundos habitados. Esta idea se basa en la existencia de otros mundos y seres, además de nuestro planeta y sus habitantes; esta creencia íntima nos muestra en el universo un vasto imperio en dónde la vida se desarrolla bajo las formas más variadas.
   Repasando los estudios astronómicos vemos cómo con la evolución de la tecnología, esta teoría ha ido adquiriendo cada vez más peso. Ya en el siglo XVI Copérnico lanzó la hipótesis del sistema heliocéntrico «La Tierra, los planetas y satélites de nuestro sistema Solar giran alrededor del Sol», idea que le ocasionó grandes problemas con la Inquisición. Será Galileo, constructor del primer telescopio en 1609, quien acepta abiertamente este sistema, razón por la que fue perseguido y encarcelado hasta la muerte, por la Iglesia.                                                                              Newton estableció las leyes de gravitación universal, a través de las cuales nuestra estrella (Sol) dirige y sostiene estos ocho planetas: Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, formando nuestro sistema solar. En la actualidad, La Unión Astronómica Internacional (UAI) excluyó en Praga a Plutón como un planeta de pleno derecho del Sistema Solar, tras largas e intensas controversias sobre esta resolución.                                                                                          
   Ya con los telescopios modernos, se sabe que en nuestra galaxia (Vía Láctea) hay entre cien mil millones y cuarenta billones de estrellas, encontrando en el Universo cien millones de galaxias. Quiero hacer mención al ejemplo comparativo del astrónomo inglés James Jeans, ya que desde esta perspectiva es más fácil hacerse una idea de las dimensiones de la Vía Láctea. Asignamos a la órbita de la Tierra el tamaño de la cabeza de un alfiler, a la órbita de los astros de nuestro sistema solar, el de una moneda de veinte céntimos y nuestra galaxia sería la distancia comprendida entre América del Norte y América del Sur, como dice el gráfico inglés. Hoy en día se envían satélites teleguiados en busca de la periferia de la moneda, permaneciendo el resto desconocido. También se sabe que hay estrellas tan grandes como nuestro sistema solar. A continuación, plantearemos tres hipótesis que Divaldo Pereira Franco escribió en su libro En el borde del infinito:                                                               Partiremos de la base de que cada estrella de la Vía Láctea puede tener sus propios planetas, tomando como ejemplo el Sol, que tiene asignado ocho planetas conocidos.                                                                                                                                  1ª.- Asignando dos planetas al resto de soles de nuestra galaxia, tendremos un total de doscientos mil millones de planetas.                                                                           2ª.- Supondremos que sólo un uno por cien de estos planetas tienen las mismas características y edad que tiene la Tierra, teniendo ya dos mil millones de planetas parecidos al nuestro.                                                                                                                3ª.- Digamos que tan sólo un uno por cien de estos planetas tienen las mismas condiciones de vida que la Tierra, con lo que tendríamos una cifra de veinte millones de planetas iguales al nuestro en nuestra galaxia. Desde un punto de vista científico y aplicando la lógica y la estadística, con la grandeza que nos rodea ¿Cómo podemos atrevernos a pensar que sólo en la Tierra existe vida inteligente?                                                                                                                                                             «Estamos en un mundo desconocido, sin saber dónde estamos, ni quiénes somos, ni adónde vamos» (Camille Flammarion, 1842-1925, astrónomo)                                                                                                                                                                                               En El Libro de los Espíritus, Allan Kardec también se ocupó de la pluralidad de mundos habitados, en las preguntas 55, 56 y 57, que transcribimos a continuación: 
  «P. 55 ¿Están habitados todos los globos que giran en el espacio?                                 R. Sí, y el hombre de la Tierra está muy lejos de ser el primero en inteligencia, en bondad y perfección como él presume. Sin embargo, hay hombres soberbios que se creen que este pequeño globo es el único que tiene el privilegio de ser habitado por seres racionales. ¡Qué orgullo y qué vanidad! Creen que Dios ha creado el universo para ellos solos.
   P.56 ¿Es una misma la constitución física de los diferentes globos? 
   R. No, no se asemejan en nada.
  P.57 ¿No siendo una misma para todos la constitución de los mundos, dedúcese que los seres que los habitan tendrán diferente organización? 
  R. Sin duda alguna, como en el vuestro los peces están hechos para vivir en el agua y las aves en el aire».1                                                                                      
   Jesús también nos habla de ello en el Evangelio. Nos dijo: «Hay muchas moradas en la casa de mi padre», con ello se estaba refriendo al principio de la pluralidad de mundos habitados y Dios, que no hace nada inútil, en los planetas donde no se desarrolla la vida material (física), permite que haya vida espiritual.
  Todo tiene una función, todo progresa y evoluciona, nada es por acaso y, si observamos lo que nos rodea, podemos contemplar la grandeza de Dios y de su Obra. 
   Jesús legó al mundo un estatuto de vida moral capaz de elevar a los hombres a la cima de la evolución planetaria,practicándolo, haremos de este planeta un mundo mejor.                                                                                                                               - Javier Gargallo-                                                                                                                                               
1 Las preguntas son hechas por Allan Kardec a través de diferentes médiums a los espíritus superiores, verdaderos autores del libro.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                            ***********************
                                                                       


                                                      

No hay comentarios: