ESPIRITISMO
Artículos y textos para hoy:
1,- ¿Por qué a veces se suele confundir al bueno con el tonto?
2.- Enfermos del alma
3.- Hijos del futuro
4.- Escollos de la ignorancia
5.- La Ciencia ante los desórdenes mentales y la irradiación energética.
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¿Por qué a veces se suele confundir al bueno con el tonto?
Es muy frecuente que las malas personas y los malvados, ante quien no lo son o ante el que no reacciona negativamente tal como lo harían ellos, no comprendan la actitud de la persona buena porque reacciona diferente a como lo haría él y entonces pueden llegar a creer que se encuentran ante un tonto del que se puede abusar facilmente,sin consecuencias. Asimismo ante la inocencia de otros o ante su actitud benevola o su falta de maldad o de picardía, se sienten poderosos y su orgullo y maldad les da derecho a reirse de ellos y herirles con sus malos modales o con su dialéctica envenenada aunque solo sea para su propia diversión.
Las pruebas de la vida a veces nos ponen delante a Seres de esta especie, malvados, egoístas o ignorantes que tratan de aprovecharse de los demás mediante el engaño, por el solo motivo de encontrar en los demás una postura positiva y sin maldad que estos Seres no comprenden y mal interpretan, equivocándose así al confundir al bueno con el tonto.
Es cierto que también hay buenos que además son de mente poco lúcida, del mismo modo que también hay tontos que además son malvados,lo que les lleva a parecer más tontos aún, pero no se deben confundir ni mezclar ambos términos.
Ser caritativo, bueno y generoso no debe suponer en absoluto ser también tonto, aunque haya quien equivocadamente así lo crea; por eso mismo precisamente, debemos con nuestro ejemplo ayudar a los demás y ser caritativos y generosos hasta donde podamos serlo, pero estando a su vez atentos a cualquier intento de abuso, de engaño o de burla por parte de quien se esté confundiendo con nuestra actitud que mal interpretan.
Si alguna vez alguien se siente engañado o menospreciado y tomado por tonto, que por encima de esta prueba esté siempre dispuesto a perdonar y disculpar de antemano, pues en todo caso, siempre es preferible que nos tomen por tontos, antes que dejar de parecerlo por ponernos a la altura o en sintonía con la maldad.
Si alguien confunde nuestra bondad , generosidad y nobleza con la majadería y la simpleza, siendo conscientes de ello, pensemos que esto será un problema de él, pues en esos momentos se está endeudando más con la Ley de Causa y Efecto, o sea, que estará sembrando de lo que precisamente ha de cosechar él después, inexorablemente. Por tanto debemos ser caritativos para no herir innecesariamente, pero al mismo tiempo se debe ser sincero y firme para impedir el pretendido abuso y hacerles comprender su actitud errónea, pero siempre procurando no manifestar ninguna clase de agresividad o ,simplemente, aspereza y manteniendo una postura noble que seguramente no comprenden y ante la que se suelen ver sorprendidos, o desconcertados. Cuando se adopta esta actitud como respuesta a sus mezquindades, muchas veces sirve para hacerles reflexionar o avergonzarse de sí mismos al sentir como esas personas les ven “desnudos por dentro”, tal como por un instante se sienten ellos en el fondo, y esto puede ser una lección muy provechosa en sus vidas.
Los que a cambio de su maldad, egoísmo, mala intención o de ambición, se ven tratados a pesar de todo con un respeto y Amor que no merecen ni esperan, comienzan a sentir lo vergonzoso e indigno de su conducta, lo cual les puede llevar a rectificar en sus vidas esa actitud negativa, comenzando así a experimentar en ellos mismos el arrepentimiento y otro aspecto del Amor, como lo es la gratitud y la generosidad que en el fondo intenta para paliar su falta.
Nada ni nadie puede hacer daño psíquico o moral a la persona recta y bondadosa que está centrada en vivir dentro de una recta conducta, con un recto pensar y un recto sentir. Solo nos pueden hacer daño los propios pensamientos y sentimientos irreflexivos, cuando no se está alerta para frenar los propios impulsos.
- Jose Luis Martín-
“ Dar no es perder, es crecer; perdonar no es humillarse, es enaltecerse”
- Iris Quintans -
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ENFERMOS DEL ALMA
Emmanuel psicografia de Francisco Cándido Xavier
Existen enfermos del alma, cuando existen enfermos del cuerpo.
Cuando encuentres compañeros sumergidos en la sombra del materialismo destructor, en vez de criticarlos, compadécelos.
Rodeados por la vida triunfante, des de el sol a los gusanos y desde el lodo a las estrellas, cuantos se hayan desligados de Dios y tienen el corazón en transitorio desequilibrio.
Si te hostilizan, silencia.
Si te provocan, bendice.
No les arrojes hiel al vinagre en donde se aprisionaron la existencia.
Piensa en las dificultades y lagrimas que los hicieron así.
Considera, sobre todo, que no son indiferentes a la fe porque lo deseen.
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Sorprendemos a los que fueron orientados por la rebeldía, desde la primera infancia y no disponen de facilidad inmediata para renovar convicciones; los que se vieron mentalmente golpeados por desengaños y perdieron la confianza en si mismos; los que se suponían superiores a la Sabiduría Divina y quisieron subyugar a sus hermanos, cayendo en amargas experiencias que los limitaron al reconocimiento de la propia pequeñez que aun no consiguieron admitir; los que tuvieron la casa visitada por la muerte y se revolvieron contra las leyes de la Vida para que favorecieran a los seres amados liberándolos, antes que se arrojasen a las cadenas del sufrimiento; los que estimaron poder transformar inconsideradamente los principios del Universo y se hacen adversarios de Dios por no serles posible el control absoluto de la Naturaleza y de la Humanidad; y aquellos otros que se enredaron en lazos de angustia para si mismos, en la liberación de las propias culpas.
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Delante de los hermanos que domina la descreencia, jamás acuses.
Sean ellos quienes sean, bendícelos y espera.
No son probablemente dignos de condenación o censura. Son enfermos del alma, portadores de extraña paranoia que la misericordia de Dios los retirara.
UNA ABERRACIÓN DE LA INTELIGENCIA
J. Herculano Pires (Hermano Saulo)
Al enviarnos el mensaje recibido en la reunión en Uberaba, nos escribió Chico Xavier: “Los temas y comentarios de la noche giraron en torno de la cuestión nº 147 de El Libro de los Espíritus. Las opiniones eran las más diversas con respecto a nuestros hermanos materialistas, más en el término de las tareas nuestro abnegado Emmanuel escribió, por nuestro intermedio, la pagina que titulo “Enfermos del Alma” de la que envío una copia.”
La cuestión 147 se refiere al problema del materialismo entre los especialistas en ciencias médicas y estudios superiores en general. En la pregunta siguiente el asunto es desarrollado y los espíritus responden que no son los estudios los que producen el materialismo, más si la vanidad humana. y al final de la respuesta Kardec acentúa: por una aberración de la inteligencia, hay personas que solo ven en los seres orgánicos la acción de la materia y a ellas atribuyen nuestros actos. Solo ven en el cuerpo humano la maquina eléctrica.
Esa expresión de Kardec, aun hoy criticada, es ahora plenamente confirmada por el diagnostico de Emmanuel: los materialistas son enfermos del alma, portadores de extraña paranoia. Aberración de la inteligencia o enfermedad del alma son frases equivalentes. ¿Más porque ese rigor en la precisión del problema? Clasificándolos así, no menospreciamos y ofendemos a los materialistas? No se trata de una cosa ni de otra, más si apenas de un examen, objetivo de la situación. el materialismo es considerado por el espiritismo como verdadera amenaza a la criatura , porque deforma la visión natural del hombre y lo precipita en la ceguera espiritual.
El materialismo niega la propia naturaleza humana, que es espiritual y no material. Partiendo de esa promesa falsa, conduce al hombre a una actitud errónea delante de la vida y del mundo. Bastaría esto para mostrar su origen patológico. Es una distorsión de la realidad. Hoy sabemos por las pesquisas antropológicas, etnológicas y sociológicas, que nunca hubo en la Tierra un solo pueblo ateo. El hombre es naturalmente religioso, pues, como afirmó Descartes, trae la idea de Dios en si mismo. El espiritismo nos muestra la existencia de la ley de adoración, ley natural que caracteriza la naturaleza humana. el materialismo niega esa ley y genera la desesperación y la irresponsabilidad.
Artículo publicado originalmente en la columna dominical “Chico Xavier pide licencia” del jornal Diario de San Paulo, en la década de 1970.
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HIJOS DEL FUTURO
Somos espíritus inmortales. Nuestro crecimiento, nuestra evolución anímica se pierde en la noche de las edades. No hemos solo habitado este globo, cuyo inicio es mesurable y sabemos. Sino que nuestro psiquismo ha llevado una larga secuencia evolutiva que ignoramos. Nos hablan algunas comunicaciones de «los exiliados de Capela», aquel hipotético mundo en la constelación del Cochero o Boyero. Y cierto que nuestro inconsciente colectivo, nuestra mente primordial, en todas las culturas antiguas dejó constancia de un «paraíso perdido», o de «una edad de oro» y posterior degeneración de sus costumbres.
Allan Kardec nos habla de comunicaciones de espíritus que dejaron su impronta en la evolución cultural de la Tierra, como habitando en otros mundos más felices: más elevados en todos los sentidos. Estas personalidades que pasaron más penalidades que goces en nuestro querido planeta, de algún modo en su fuero íntimo, se sentían distintos a sus coetáneos; de ahí esa expresión tan usada «era un avanzado a su tiempo». Seguramente lo único que hacían era traer aquellos conocimientos vulgarizados en la esfera que le es propia, y aquí en este mundo inferior al suyo, dar un poco de luz para ayudarnos a avanzar. Estas pruebas para tales espíritus, pueden ser pedidas por ellos mismos para avanzar más rápido, como una especie de erasmus universitario; o bien ser aconsejadas por espíritus mentores, a sabiendas del beneficio que les puede proporcionar en su avance.
En esos mundos más elevados, la materia es menos grosera, por tanto la comunicación con el plano espiritual es más fluida, más habitual. Basta la concentración, mediante oración o meditación, para mantener una conversación de inteligencia a inteligencia.
Por eso al encarnar en globos inferiores inteligencias superiores, sentimos verdadero pábilo y en nada idolatramos, como si de entidades celestiales se tratara, a este nuevo Olimpo de genios en las ciencias o en las artes.
Sin embargo, la Tierra como otros tantos mundos en fase transitoria, son como una gran ciudad donde conviven habitantes de muy diversas procedencias. Siendo por tanto ocioso tratar de ver quién conserva más raíces, o quien es hijo de inmigrantes y está bien aclimatado ya a nuestras costumbres. La inmensa mayoría de nosotros, ya llevamos unos cuantos milenios en este globo, por lo que con derecho nos podemos llamar ciudadanos del mismo, y no añorar una hipotética patria perdida, de la cual ni recordamos el nombre. Ahí seríamos auténticos extraños.
Hoy comprobamos que los avances tecnológicos nos están cambiando el modo de percibir el mundo. A veces sentimos un estremecimiento y podemos aferrarnos a aquello que nos resultaba válido y útil antaño. Sin embargo, somos hijos del futuro, no del pasado. En las moradas espirituales se estudia lo que aquí ignoramos, y el mundo invisible colabora con el terrenal para el avance en todos los campos. Al volver ahí seguimos con nuestras tendencias, con aquellas costumbres que nos hacen sentirnos más cómodos, pero sin ignorar los nuevos avances. Nuestra memoria, libre del peso carnal, está nuevamente ligera, ávida de conocimientos. Pero nuestra alma, necesita aclimatarse. Pues los años en la materia, los condicionamientos mentales adquiridos, no se deshacen por arte de magia, ni es productivo violentarlos. Por ello, si queremos escribir en el mundo espiritual lo haremos a bolígrafo, con máquina de escribir o con ordenador, y nos sorprenderemos de ver a otros que siguen usando pluma y tintero, pues llevan más tiempo que nosotros en el mundo espiritual, aguardando poder encarnar.
Todo es inteligencia. Llegaremos a ser constructores de mundos. No estamos más que en los inicios parvularios de nuestra evolución anímica. Habiendo ya dejado atrás el período latente de embrión y los primeros balbuceos como neonatos. Por eso, cuando veamos despuntes de luz en personajes de épocas pasadas, pensemos en realidad en espíritus amigos que vinieron a traernos algo de otros mundos mejores, envueltos en las posibilidades que el manto de la época y las costumbres les permitieron. Espíritus cuya evolución de entonces muchos de nosotros todavía no hemos alcanzado, y por tanto nos maravillamos todavía con su sabiduría y quehacer. Y en cambio otros, son claros hijos de una época, inteligencias ancladas en el espíritu de su momento, obsoletos sus pensamientos, mera curiosidad histórica, como piezas de costumbrismo mental.
De estos últimos poco más que añadir, son nuestros propios pasos, nuestros ejercicios en cursos pasados, que nos hacen ver que vamos mejorando lentamente, pero de forma progresiva en conocimientos y en conciencia moral, y digo conciencia, pues en comportamiento todavía nos falta mucho.
En cambio los primeros, tenían otro factor a su favor, la facilidad con la que podían captar la influencia del mundo invisible. Apropiándose ideas que nacían de aquel sano dialogar entre la inteligencia encarnada y el guía desencarnado. No es para nada un secreto que Sócrates se quedara parado como en éxtasis muchas veces, y luego dijera que había estado hablando con su daimon. O que muchos artistas soñaran con imágenes y melodías, o sintieran como al oído le iban dictando o sugiriendo las bellas composiciones, que eufemísticamente atribuían a las musas, las cuales hasta tenían un nombre concreto según fuera el arte o ciencia inspirada.
La humanidad toda es una gran hermana espiritual, todos los mundos confluyen como múltiples ciudades que se coadyuvan en la evolución, aportando cada una la materia prima en la cual es más próspera. Pues el fin es el mismo, la evolución del alma, la elevación vibratoria de los mundos para captar las esferas felices y constructivas. Por eso, presente, pasado y futuro son una hermandad de tiempos, que solo cuando nuestra mente está desprendida de la fijeza de ideas ambientes, temerosa de los cambios, que nos envuelve, es capaz de vislumbrar lo bello del pasado para aprovecharlo en el presente y aspirar al futuro como una época de mayor comprensión, evolución y sabiduría. Ya sea en este mundo, ya sea en otros aptos a nuestras capacidades.
Jesús Gutiérrez Lucas- Grupo El Ángel del Bien
ESCOLLOS DE LA IGNORANCIA
Siendo, como somos, amantísimos de la verdad, y fieles adoradores del progreso, lógico es que consideremos el estudio del Espiritismo tan necesario al hombre, como le es indispensable el aire que respira, los rayos del Sol que le vivifican; el agua cristalina que calma su ardiente sed, el ropaje que le abriga, el techo que le cobija, el lecho donde reposa el alimento que sacia su hambre, sin el profundo conocimiento de la vida ultra-terrena se vive completamente a la mitad, mejor dicho, se vive sin vivir; por que no es vivir ignorar el porqué de esa misteriosa fatalidad que pesa sobre algunos seres, que sin haber cometido ningún crimen sufren todas las persecuciones, tiranías, angustias y humillaciones del esclavo, y todas las contrariedades que puede crear la perfidia humana.
Considerarse uno inocente y aparecer ante el mundo como un miserable, tener sed de amor, y no encontrar más que indiferencia y desvío, o un cruel desengaño después de un cariño efímero, luchar de continuo con un imposible, viendo al mismo tiempo que otros seres sin poseer grandes virtudes, sin ser merecedores, al parecer, de ninguna recompensa, se les ve sonreír gozosos, disfrutando de mil satisfacciones sin ni siquiera haberlas deseado, esta injusticia aparente subleva al Espíritu pensador, y sólo el estudio del Espiritismo es el que puede dar solución a los grandes problemas sociales, es el que puede pacificar los pueblos.
¿Será beneficioso, será útil, será necesario, será indispensable conocer las verdades de la filosofía espiritista?
Sí; sin el Espiritismo la humanidad camina a ciegas; pues bien, a pesar de ser tantas las ventajas que le ofrecen al hombre las comunicaciones de los espíritus: no quisiéramos que ciertas fracciones de la sociedad tuvieran la menor idea de que existen espíritus, porque se les hace un daño inmenso. La ignorancia en todas partes encuentra escollos, y en el Espiritismo más que ninguna otra escuela, porque en la lucha con los invisibles casi siempre es segura la derrota, y sólo un esfuerzo potentísimo de voluntad, es lo que puede salvarle a uno del abismo.
Como ejemplo de utilísima enseñanza, vamos a referir un hecho ocurrido hace poco tiempo a D. Anselmo Pérez, hombre que, como otros muchos, quiso entrar en la escuela espiritista, sin tomarse el trabajo de leer una sola de sus obras fundamentales.
Asistió por curiosidad a una sesión espiritista, vio a un médium escribiente (mecánico) que escribía con la rapidez del relámpago, y sintió vivísimos deseos de hacer él lo mismo.
Se fue a su casa, y enseguida puso manos a la obra; el primer ensayo no le dio resultado alguno; esto le desconcertó algún tanto, porque él creía que era cuestión, como se dice vulgarmente, de llegar y besar el santo. Durante muchos días insistió en sus ensayos, sin decir a nadie que probaba a ser médium; cuando una noche que su frente ardía y sus sienes latían con violencia, sintió en el brazo derecho una brusca y desagradable sacudida, sus dedos se crisparon y sin soltar el lápiz se quedó algunos momentos dominado por una fuerte contracción nerviosa, que fue cediendo cuando escribió con letras grandes y desiguales esta palabra fatídica. ¡ Mátate !
Nuestro amigo leyó con doloroso asombro aquella frase, y escuchó voces confusas que se la repetían en sus oídos.
Anselmo no quedó muy contento de su primer escrito, pero a nadie le confió sus impresiones, y aprovechando todos los momentos que tenía libres, tomaba el lápiz y siempre escribía estas o parecidas palabras. ¡Mátate! No cometas la cobardía de permanecer en un mundo que te insulta, que te desprecia, que te tiene relegado al olvido, si sufres tanto es porque eres un cobarde.
Anselmo se quedaba atónito con semejantes consejos, su razón los desechaba mirando el suicido con horror, pero un día y otro día, un mes y otro mes, un año y otro año, oyendo siempre lo mismo, concluyó por creer que quizá tendrían razón sus amigos invisibles y se decidió a poner fin a sus días escribiendo antes una carta concebida en estos términos.
No sé que pasa por mí, no sé qué influencia me hace dar un paso que he rechazado siempre por considerarlo un acto degradante para todo hombre de razón sana y cuerpo fuerte. Me mato contra mi voluntad, cometo la más indigna cobardía, cuando entre mis compañeros he tenido fama de valiente. ¡Cúmplase el deseo, de no sé quién!.
Dejó la pluma y cogió una pistola que apoyó contra su sien, mas tembló, cambió la puntería y salió el tiro hiriéndole gravemente quedándole la bala en la cabeza, bala la que no se le ha podido extraer.
Después de horribles sufrimientos Anselmo se puso bueno, perseguido siempre por sus invisibles enemigos hasta que un día hizo un esfuerzo supremo, y cuando murmuraban en su oído. ¡Repite la prueba, repítela!
¡Nunca la repetiré! ¡Atrás, miserables, atrás para siempre! ¡Ayúdame razón! ¡Ven en mi auxilio, inteligencia mía! ¡Quiero ser libre!.
Y como si le hubiesen quitado de sus sienes abrasadas una corona de hierro, como si de su pecho dolorido le hubiesen separado planchas de plomo, como si de su cerebro hubiesen extraído una gran cantidad de hirviente lava, como si de sus muñecas hubiesen quitado pesadas esposas, y de sus pies apretados grilletes, como si de su cintura hubiesen separado cadena de muchos eslabones, del mismo modo Anselmo después de su exclamación sintió un bienestar agradabilísimo, y una alegría dulcísima le hizo sonreír, se sintió ágil, corrió en todas direcciones como el prisionero que, después de muchos años, recobra la ansiada libertad. Y ávido de luz y sediento de verdad, fue a una librería y compró todas las obras de Allan Kardec, dedicando a su lectura y a su estudio todo el tiempo que antes dedicaba a escribir medianimicamente.
Mientras más lee, más se convence de la locura que cometió probando a ser médium antes de saber lo que era la mediumnidad y a los riesgos a que se expone el que se relaciona con los invisibles sin haber estudiado lo más indispensable.
La ignorancia, es muy mala consejera, y el espiritista ignorante es el ser más perjudicial a sí mismo y a cuantos le rodean.
No hace muchos días que vino a vernos un hombre que tendrá unos 60 años, de fisonomía franca y bondadosa, el cual con acento dolorido nos dijo así:
-Señora, yo sigo la senda de lo espiritual, pero o mucho me engaño, o mi camino no es el mejor ni el más seguro.
-Explíquese usted.
-Soy espiritista, creo firmemente en la supervivencia del alma, creo que los espíritus se comunican con los terrenales, pero lo que yo no comprendo es como los médiums que reciben inspiraciones de inteligencias elevadísimas, descienden a ser unos entes vulgares y hasta maléficos que arrastran al hombre a cometer actos impuros.
-¿Qué ha leído Vd. referente al Espiritismo?
-¡Leer!? nada; ¿Para qué? Yo conocí hace cinco años a una mujer que posee no sé cuantas mediumnidades; estando a su lado he oído golpes en todas direcciones, he visto moverse las sillas, oscilar las lámparas colgadas del techo; he oído como el galope de muchos caballos y el paso acelerado de varios pelotones de infantería. La he visto después dormida por los espíritus, dar comunicaciones parlantes y escribientes de Jesús, de María, de Juan el Bautista, de Pablo el apóstol y otros muchos espíritus.
-¿Y qué decían esas comunicaciones?
-Que debía someterse todo a la voluntad de la médium, que rezara mucho, que llamara al Señor en todas mis tribulaciones, que me bañara diariamente para purificarme, que no usara para mis dolencias corporales de ninguna medicina de la Tierra; y sí únicamente del agua magnetizada, pues sólo con dicho procedimiento saldrían de mi cuerpo los centenares de espíritus que me atormentan.
-Explíquese usted.
-Soy espiritista, creo firmemente en la supervivencia del alma, creo que los espíritus se comunican con los terrenales, pero lo que yo no comprendo es como los médiums que reciben inspiraciones de inteligencias elevadísimas, descienden a ser unos entes vulgares y hasta maléficos que arrastran al hombre a cometer actos impuros.
-¿Qué ha leído Vd. referente al Espiritismo?
-¡Leer!? nada; ¿Para qué? Yo conocí hace cinco años a una mujer que posee no sé cuantas mediumnidades; estando a su lado he oído golpes en todas direcciones, he visto moverse las sillas, oscilar las lámparas colgadas del techo; he oído como el galope de muchos caballos y el paso acelerado de varios pelotones de infantería. La he visto después dormida por los espíritus, dar comunicaciones parlantes y escribientes de Jesús, de María, de Juan el Bautista, de Pablo el apóstol y otros muchos espíritus.
-¿Y qué decían esas comunicaciones?
-Que debía someterse todo a la voluntad de la médium, que rezara mucho, que llamara al Señor en todas mis tribulaciones, que me bañara diariamente para purificarme, que no usara para mis dolencias corporales de ninguna medicina de la Tierra; y sí únicamente del agua magnetizada, pues sólo con dicho procedimiento saldrían de mi cuerpo los centenares de espíritus que me atormentan.
Me aconsejaban también que faltase a mis deberes conyugales, siendo la médium la designada para guiarme en todo y por todo en los diversos senderos de mi vida. Y yo, aunque mi razón rechazaba mucho de lo que oía cedía después y hacía cuanto me ordenaban los espíritus: rezaba oraciones repetidas; y continuamente clamaba ¡Señor!
¡Señor! ¡Ten misericordia de mí! Pero Dios no me oye, y mi casa es un trasunto del infierno, mi esposa maldice al Espiritismo todas las horas del día, mi hijo mayor me ruega con lágrimas y caricias que no arruine la familia, pues en dádivas a la médium he gastado más de mil duros, producto sagrado de las economías de mi esposa.
Me encuentro mal, muy mal, yo no tengo sosiego en ninguna parte, estoy enfermo, muy enfermo, mi hijo quiere curarme, que es médico, la médium dice que sólo ella puede salvarme, pues solo por su medicación se separan de mí los innumerables espíritus que me atormentan, y hastiado de mí mismo, sin saber a quien creer, descontento de mis acciones, vengo a que Vd. me diga qué debo hacer, porque la verdad es, que hay momentos que me digo: ¿Si habré perdido la razón?
-No hay miedo que le suceda tal desgracia, porque en medio de todo Vd. ve claro, puesto que no le satisface la miserable farsa que están representando delante de Vd.
-¡Ah! No señora no; yo no puedo creer que espíritus elevados aconsejen el olvido de todos los deberes sociales.
-Ciertamente, Vd. es juguete del engaño más miserable.
-Es que la mediumnidad de esa mujer es innegable, que otros muchos han presenciado en su casa verdaderos fenómenos.
-Si yo no le niego que su mediumnidad sea efectiva, pero no todas las
mediumnidades son aceptables; no crea Vd. que el ser médium es sinónimo de ser un dechado de virtudes, hay médiums que trastornan medio mundo ayudados de espíritus afines a su modo de ser, y hacen un mal uso de su mediumnidad como indudablemente lo hace esa mujer que le induce a Vd. a vivir de un modo inmoral, convirtiendo su casa en un infierno, haciéndole malgastar los ahorros de su familia, quitándole por completo su fuerza moral, puesto que su mismo hijo tiene que reprenderle por su mal proceder.
-Y de nada sirve mi continuo ruego, pues yo siempre estoy diciendo: ¡Señor! ¡Señor! ¡Ilumíname!
-Palabras huecas son sus exclamaciones, ahora es cuando ha dicho Vd. de corazón ¡Señor! ¡Señor! Puesto que ha venido a pedir un consejo, y se lee en sus ojos una verdadera decisión.
-¡Ah! Sí, sí; quiero salir de esta situación angustiosa, que en mal hora conocí el Espiritismo.
-Es que Vd. del Espiritismo no conoce más que una amarga irrisión porque no se ha querido tomar el trabajo de leer, de estudiar, de aprender el porqué del porqué.
-Lo creí innecesario puesto que el fenómeno lo veía ante mí.
-Pero ignoraba la causa que producía aquel efecto, no sabía Vd. que los buenos espíritus no podían aconsejarle que abandonara su familia, ni que desechara los adelantos de la ciencia. Bueno es que se acuda al consejo espiritual cuando en la Tierra se hayan agotado todos los medios, cuando los hombres más sabios digan: no hay esperanza de salvación, entonces, y solo entonces, es cuando se debe preguntar a los espíritus si tienen algún remedio para aliviar aquel mal, cuando se haya trabajado, cuando se haya atendido debidamente a la ciencia terrena.
Parta Vd. del principio que los espíritus no vienen a convertir a los hombres en seres inactivos, que todo lo dejan a la iniciativa de los de ultratumba, porque entonces la comunicación sería perjudicial en grado máximo.
-¡Ah! No señora no; yo no puedo creer que espíritus elevados aconsejen el olvido de todos los deberes sociales.
-Ciertamente, Vd. es juguete del engaño más miserable.
-Es que la mediumnidad de esa mujer es innegable, que otros muchos han presenciado en su casa verdaderos fenómenos.
-Si yo no le niego que su mediumnidad sea efectiva, pero no todas las
mediumnidades son aceptables; no crea Vd. que el ser médium es sinónimo de ser un dechado de virtudes, hay médiums que trastornan medio mundo ayudados de espíritus afines a su modo de ser, y hacen un mal uso de su mediumnidad como indudablemente lo hace esa mujer que le induce a Vd. a vivir de un modo inmoral, convirtiendo su casa en un infierno, haciéndole malgastar los ahorros de su familia, quitándole por completo su fuerza moral, puesto que su mismo hijo tiene que reprenderle por su mal proceder.
-Y de nada sirve mi continuo ruego, pues yo siempre estoy diciendo: ¡Señor! ¡Señor! ¡Ilumíname!
-Palabras huecas son sus exclamaciones, ahora es cuando ha dicho Vd. de corazón ¡Señor! ¡Señor! Puesto que ha venido a pedir un consejo, y se lee en sus ojos una verdadera decisión.
-¡Ah! Sí, sí; quiero salir de esta situación angustiosa, que en mal hora conocí el Espiritismo.
-Es que Vd. del Espiritismo no conoce más que una amarga irrisión porque no se ha querido tomar el trabajo de leer, de estudiar, de aprender el porqué del porqué.
-Lo creí innecesario puesto que el fenómeno lo veía ante mí.
-Pero ignoraba la causa que producía aquel efecto, no sabía Vd. que los buenos espíritus no podían aconsejarle que abandonara su familia, ni que desechara los adelantos de la ciencia. Bueno es que se acuda al consejo espiritual cuando en la Tierra se hayan agotado todos los medios, cuando los hombres más sabios digan: no hay esperanza de salvación, entonces, y solo entonces, es cuando se debe preguntar a los espíritus si tienen algún remedio para aliviar aquel mal, cuando se haya trabajado, cuando se haya atendido debidamente a la ciencia terrena.
Parta Vd. del principio que los espíritus no vienen a convertir a los hombres en seres inactivos, que todo lo dejan a la iniciativa de los de ultratumba, porque entonces la comunicación sería perjudicial en grado máximo.
Los espíritus, téngalo Vd. muy presente, vienen únicamente a demostrarnos que la vida es eterna, que el Espíritu es el artífice que construye su infierno o su paraíso, que no hay mal pensamiento sin correctivo, ni buen deseo sin recompensa; vienen a decirnos que en las grandes tribulaciones nunca estamos solos, porque nuestros padres, amigos, o guías y protectores, nos acompañan de más cerca o de más lejos, según la inminencia del peligro y según nuestro adelanto moral o intelectual.
Vienen a decirnos que no atentemos contra nuestra vida, porque sería el remedio mil veces peor que la enfermedad, vienen a evitar el suicidio de muchísimos desventurados, vienen a pacificar a innumerables familias que viven en una guerra continua, vienen a unir a muchos matrimonios desunidos por los vicios de él, o por el mal carácter de ella, vienen a demostrar de un modo innegable la grandeza de la vida, y en manera alguna a producir disturbios, escándalos y atropellos, y si hay espíritus que conservan odios implacables, si en el espacio tenemos enemigos de otras existencias, para defendernos de sus asechanzas, tenemos nuestro criterio, nuestra razón, y obras muy bien escritas por Allan Kardec, que están al alcance de todas las inteligencias, donde se encuentran las aclaraciones necesarias para conocer quienes son los espíritus que se comunican, no precisamente por su nombre, pero sí por sus intenciones, por la índole de sus consejos.
Vienen a decirnos que no atentemos contra nuestra vida, porque sería el remedio mil veces peor que la enfermedad, vienen a evitar el suicidio de muchísimos desventurados, vienen a pacificar a innumerables familias que viven en una guerra continua, vienen a unir a muchos matrimonios desunidos por los vicios de él, o por el mal carácter de ella, vienen a demostrar de un modo innegable la grandeza de la vida, y en manera alguna a producir disturbios, escándalos y atropellos, y si hay espíritus que conservan odios implacables, si en el espacio tenemos enemigos de otras existencias, para defendernos de sus asechanzas, tenemos nuestro criterio, nuestra razón, y obras muy bien escritas por Allan Kardec, que están al alcance de todas las inteligencias, donde se encuentran las aclaraciones necesarias para conocer quienes son los espíritus que se comunican, no precisamente por su nombre, pero sí por sus intenciones, por la índole de sus consejos.
-¿Y cuando falta el tiempo para estudiar?
-Cuando hay voluntad nunca falta: El tiempo que se emplea en asistir a la sesión, puede ocuparse en leer primero lo más esencial.
-En eso ya tiene Vd. razón.
-Y lo creo que la tenga; los médicos, los abogados, los notarios, los ingenieros, los militares, todos estudian varios años, ¿Y quiere Vd. que el Espiritismo, la relación con los seres invisibles no necesite más estudio que todas las carreras terrenales?
-Por desgracia tendré que convencerme que dice Vd. la verdad.
-No se apesadumbre por eso, que perdiendo se aprende, pero la razón natural dicta que si nos engañan nuestros parientes y amigos, con los cuales tenemos íntimo trato desde los primeros años de nuestra vida, mucho más expuestos estamos de ser engañados por aquellos que no vemos.Sabemos que los muertos viven, porque la comunicación ultra-terrena es innegable, pero no sabemos las intenciones que abrigan respecto de nosotros, no podemos confiar en sus palabras, sino en nuestros hechos, porque ningún Espíritu nos dará más que aquello que legítimamente nos pertenezca.
-Cuando hay voluntad nunca falta: El tiempo que se emplea en asistir a la sesión, puede ocuparse en leer primero lo más esencial.
-En eso ya tiene Vd. razón.
-Y lo creo que la tenga; los médicos, los abogados, los notarios, los ingenieros, los militares, todos estudian varios años, ¿Y quiere Vd. que el Espiritismo, la relación con los seres invisibles no necesite más estudio que todas las carreras terrenales?
-Por desgracia tendré que convencerme que dice Vd. la verdad.
-No se apesadumbre por eso, que perdiendo se aprende, pero la razón natural dicta que si nos engañan nuestros parientes y amigos, con los cuales tenemos íntimo trato desde los primeros años de nuestra vida, mucho más expuestos estamos de ser engañados por aquellos que no vemos.Sabemos que los muertos viven, porque la comunicación ultra-terrena es innegable, pero no sabemos las intenciones que abrigan respecto de nosotros, no podemos confiar en sus palabras, sino en nuestros hechos, porque ningún Espíritu nos dará más que aquello que legítimamente nos pertenezca.
Es tan perjudicial tener fe en los espíritus, como creer en la intercesión de los santos. Los primeros podrán, si nos aman, inducirnos al bien, podrán ser un elemento poderosísimo para nuestro adelanto, pero no nos pueden quitar ni un adarme del peso de nuestras culpas.
-De manera, que no tengo más remedio que leer y estudiar.
-Ante todo separarse por completo de esa médium engañadora, si se siente predispuesto estudie, y si su Espíritu lo rechaza como tarea enojosa, olvide por completo el Espiritismo, que a pesar de ser luz esplendorosa; es tan densa la sombra de la ignorancia, que consigue a veces extender un velo de espesa niebla sobre el sol resplandeciente de la verdad; y el que como Vd. vive envuelto en tan negros crespones, un rayo de luz le ciega; para Vd. el racionalismo quizá no le dé fruto sazonado, piense únicamente en el bienestar de su familia, que es lo que más le interesa.
Se fue nuestro interlocutor y serias y dolorosas reflexiones llenaron nuestra mente, lamentando que la ignorancia haga tantas víctimas y convierta el día del infinito en tenebrosa noche.
-Ante todo separarse por completo de esa médium engañadora, si se siente predispuesto estudie, y si su Espíritu lo rechaza como tarea enojosa, olvide por completo el Espiritismo, que a pesar de ser luz esplendorosa; es tan densa la sombra de la ignorancia, que consigue a veces extender un velo de espesa niebla sobre el sol resplandeciente de la verdad; y el que como Vd. vive envuelto en tan negros crespones, un rayo de luz le ciega; para Vd. el racionalismo quizá no le dé fruto sazonado, piense únicamente en el bienestar de su familia, que es lo que más le interesa.
Se fue nuestro interlocutor y serias y dolorosas reflexiones llenaron nuestra mente, lamentando que la ignorancia haga tantas víctimas y convierta el día del infinito en tenebrosa noche.
El Espiritismo, que viene a descifrar tantos misterios y a dar solución a tantos problemas, que viene a producir tanto bien, en poder de seres ignorantes es materia explosiva que puede ocasionar la muerte, porque muerte es la desunión de la familia y el desconocimiento de la ciencia.
Terrible es la ignorancia en todos los terrenos, pero en el Espiritismo es más perniciosa su influencia, y por lo mismo los espiritistas racionalistas debemos levantar una cruzada en contra de ella.
El espiritista ignorante es fanático, supersticioso, se deja arrastrar al ridículo y es el arma poderosísima de que se vale el jesuitismo para derribar la fortaleza de las verdades reveladas; y a su trabajo de zapa tenemos que responder con nuestros incesantes consejos en favor de la instrucción.
El espiritista tiene que leer mucho las obras de Allan Kardec, primero porque contienen las principales enseñanzas; las de Flammarión, después, porque se engrandecen las aspiraciones del hombre ante la contemplación del infinito; las de Pezzani, Jacolliot y Torres-Solanot, porque demuestran la antigüedad del Espiritismo y otras muchas más que no queremos enumerar por no pecar de difusos.
No hay que decir que no se escribe en Espiritismo para todas las inteligencias, no; el sabio y el ignorante encuentran en la prensa espiritista todo el alimento que necesita su Espíritu, y debía ser obligatorio esa instrucción no admitiéndose en los centros espiritistas a ninguno que no hubiese acreditado haber estudiado los preliminares del Espiritismo; que hasta el que no sabe leer puede estudiar, pues nunca falta en ninguna agrupación, alguno que sepa leer y explique lo que lee. El que carece de instrucción es porque quiere, y lo repetiremos cien y cien veces: nada en el mundo nos causa miedo, nada; pero donde decae nuestro ánimo, donde temblamos presintiendo un gran peligro, es ante los escollos de la ignorancia.
Es necesario conocer la verdad porque sólo ella nos libertará de la ignorancia.
Es necesario conocer la verdad porque sólo ella nos libertará de la ignorancia.
Artículo de: Amalia Domingo Soler
Extraído del libro: “La Luz del Camino”. (capítulo 1)
Publicado por el grupo espírita: “Luz del Camino” de Orihuela. Alicante.
Extraído del libro: “La Luz del Camino”. (capítulo 1)
Publicado por el grupo espírita: “Luz del Camino” de Orihuela. Alicante.
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ESPIRITUALES Y LA IRRADIACIÓN ENERGÉTICA
Desde casi siempre, los métodos de evaluación y diagnóstico de la Psiquiatría ante las dimensiones espirituales de la vida y las percepciones extrafísicas del psiquismo humano, han sido vistas con recelo o abierta desconfianza, tendiendo a considerar patológico todo aquello que no se adapta a sus instrumentos de examen y lo catalogado por los manuales académicos. Pero, no obstante a este secular rechazo inicial, cada vez son más los profesionales de la salud mental que van incluyendo las experiencias místicas, el campo de la creencia y los factores coadyuvantes como la fe o las llamadas terapias alternativas, como valores positivos o dignos de pesquisa para el proceso de cura. Los recientes estudios por parte de profesionales de todo el mundo, sobretodo en las dos últimas décadas, vienen a confirmar que las experiencias extrasensoriales disociativas no son, en realidad, hechos más o menos aislados, sino algo bastante común dentro de populaciones no-clínicas. Recientemente, la Universidad de Saô Paulo está volcada en estudios sobre los llamados médiums o ?sensitivos? y da un paso importante en este sentido. En febrero pasado el psiquiatra Alexander Moreira de Almeida, presentaba con éxito su tesis de doctorado fruto de cuatro años de trabajo, en una de las más completas investigaciones sobre este asunto llevada acabo en los últimos años. En este estudio, el autor y facultativo defiende que a pesar de los médiums presentar síntomas relacionados con la personalidad múltiple y/o la esquizofrenia, estos solo son registrados como consecuencia de su natural predisposición ¿paranormal?, y cesan completamente cuando finaliza la actividad psi (mediúmnica) o intercambio psíquico, lo que no les impide presentar una absoluta normalidad mental la mayor parte del tiempo, sean personas altamente capaces y perfectamente adaptadas socialmente, lo que viene a resaltar la cada vez más frecuente postura de incontables médicos e investigadores del área de la salud, a favor de que vivencias diferentes no tienen porque ser consideradas (por un ancestral automatismo académico) como trastorno mental, y que muchas pautas tradicionales de diagnóstico son insuficientes, necesitan ser ampliadas.. so pena de resultar inútiles sus sistemas de análisis. La prestigiosa Asociación Psiquiátrica Americana (autora del DSM, ¿la Biblia? sobre toda enfermedad mental catalogada) ha dado un gran paso al incluir una nueva categoría diagnóstica: Problemas Espirituales y Religiosos, donde se reconoce que muchos de esos ¿problemas? de índole mística o paranormal no tienen porque ser atribuibles a trastornos psiquiátricos, y sí más bien a determinadas herencias culturales y realidades de vida diferentes. Hoy podemos hablar por derecho que, la ciencia actual, se va adentrando en otros territorios más allá de los académicos, abriendo campo de investigación mediante otros enfoques que no sean los tradicionales, no prescindiendo ya de las experiencias religiosas y/o psíquicas que pueden ser tratadas como incomunes (pero integradoras) y no forzosamente desorganizadoras. En esta progresiva apertura científica ante asuntos secularmente denostados, encontramos también el tema de la transmisión de energías y la oración en el proceso de cura (el pase, como se conoce en los medios espíritas).
En 1994, el mismísimo Pentágono creó una comisión de estudios sobre los efectos de la imposición de manos, llevada a cabo en la Universidad de Alabama, concretamente en la Unidad de quemados, a respecto de los efectos curativos del TT (Toque terapéutico) en infecciones y quemaduras. También, en las dos últimas décadas, diversos centros y Hospitales del mundo son un referente en este asunto del toque terapéutico, tomado como una eficaz terapia complementaria.. más que ¿alternativa?, propiamente dicha. El bioquímico Toni Bunnel de la Escuela de Salud de la Universidad de Hull (Reino Unido), declara haber obtenido resultados de laboratorio positivos sobre el efecto de cura con intención, mediante la aplicación de las manos y su repercusión sobre la actividad de la pepsina (un tipo de enzima). Resulta curioso el que todo esto que estamos hablando, nos remita, paradójicamente, a miles de años atrás, cuando Hipócrates (el padre de la medicina) ya hablaba de una fuerza interior curativa dentro del ser humano, a la que llamó de vía medicatrix… No podemos cerrar este artículo sin mencionar la extraordinaria labor del Dr. Harold Koenig, uno de los más destacados (y valientes) especialistas en el estudio de la fe en el proceso de la cura, formado en geriatría, psiquiatría y bioestadística, que presenta actualmente seminarios y libros sobre ¿Espiritualidad en el Cuidado del Paciente?, fruto de una laboriosa actividad de sus investigaciones en el Centro para el Estudio de la Religión, Espiritualidad y Salud de la Universidad de Duke, en Carolina del Norte (actualmente, el mayor centro de investigación y estudio sobre religiosidad y salud del mundo). Este facultativo e investigador, lleva más de veinte años luchando en el medio científico por el reconocimiento de la vivencia espiritual para el bienestar emocional y la salud de las personas. Todas estas y otras muchas cuestiones relacionadas con los nuevos enfoques de la Medicina ante los factores positivos latentes en el psiquismo y lo espiritual, hacen que hechos antaño denostados o abiertamente ridiculizados, sean progresiva pero imparablente, una realidad que adquiere cada día más relevancia científica y repercusión en el medio social. De repente (o no tanto), asuntos como determinadas experiencias místicas, quasi-muerte, emergencia espiritual, meditación, etc, son una realidad cada vez más tenida en cuenta por los profesionales de la salud, camino esta de ser entendida de una manera más integral.. e integradora. Juan Manuel Ruiz
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En 1994, el mismísimo Pentágono creó una comisión de estudios sobre los efectos de la imposición de manos, llevada a cabo en la Universidad de Alabama, concretamente en la Unidad de quemados, a respecto de los efectos curativos del TT (Toque terapéutico) en infecciones y quemaduras. También, en las dos últimas décadas, diversos centros y Hospitales del mundo son un referente en este asunto del toque terapéutico, tomado como una eficaz terapia complementaria.. más que ¿alternativa?, propiamente dicha. El bioquímico Toni Bunnel de la Escuela de Salud de la Universidad de Hull (Reino Unido), declara haber obtenido resultados de laboratorio positivos sobre el efecto de cura con intención, mediante la aplicación de las manos y su repercusión sobre la actividad de la pepsina (un tipo de enzima). Resulta curioso el que todo esto que estamos hablando, nos remita, paradójicamente, a miles de años atrás, cuando Hipócrates (el padre de la medicina) ya hablaba de una fuerza interior curativa dentro del ser humano, a la que llamó de vía medicatrix… No podemos cerrar este artículo sin mencionar la extraordinaria labor del Dr. Harold Koenig, uno de los más destacados (y valientes) especialistas en el estudio de la fe en el proceso de la cura, formado en geriatría, psiquiatría y bioestadística, que presenta actualmente seminarios y libros sobre ¿Espiritualidad en el Cuidado del Paciente?, fruto de una laboriosa actividad de sus investigaciones en el Centro para el Estudio de la Religión, Espiritualidad y Salud de la Universidad de Duke, en Carolina del Norte (actualmente, el mayor centro de investigación y estudio sobre religiosidad y salud del mundo). Este facultativo e investigador, lleva más de veinte años luchando en el medio científico por el reconocimiento de la vivencia espiritual para el bienestar emocional y la salud de las personas. Todas estas y otras muchas cuestiones relacionadas con los nuevos enfoques de la Medicina ante los factores positivos latentes en el psiquismo y lo espiritual, hacen que hechos antaño denostados o abiertamente ridiculizados, sean progresiva pero imparablente, una realidad que adquiere cada día más relevancia científica y repercusión en el medio social. De repente (o no tanto), asuntos como determinadas experiencias místicas, quasi-muerte, emergencia espiritual, meditación, etc, son una realidad cada vez más tenida en cuenta por los profesionales de la salud, camino esta de ser entendida de una manera más integral.. e integradora. Juan Manuel Ruiz
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