domingo, 30 de octubre de 2016

LO INEVITABLE Y SU RESPUESTA: “MORIR, RENACER Y VIVIR”

               MÉDIUMS SENSITIVOS                  O IMPRESIONABLES.
164. Se designan así las personas susceptibles de sentir la presencia de los Espíritus por una vaga impresión, una especie de rozamiento sobre todos los miembros, de lo cual no pueden darse cuenta. Esta variedad no tiene carácter bien marcado; todos los médiums son necesariamente impresionables; la impresionabilidad es antes una cualidad general que especial; es la facultad elemental indispensable para el desarrollo de todas las otras; difiere de la impresionabilidad puramente física y nerviosa, con la que es  preciso no confundirla; porque hay personas que no tienen los nervios delicados y que sienten más o menos el efecto de la presencia de los Espíritus, de la misma manera que otros muy irritables no lo sienten.
Esta facultad se desenvuelve por la práctica, y puede adquirir tal sutileza que aquel que esté dotado de ella reconoce en la impresión que siente no solamente la naturaleza buena o mala del Espíritu que está a su lado, sino también su individualidad, como el ciego reconoce por cierto instinto la aproximación de tal o cual persona; viene a ser con relación a los Espíritus un verdadero sensitivo. Un buen Espíritu hace siempre una impresión dulce y  agradable; la de un mal Espíritu al contrario, es penosa, ansiosa y
desagradable; hay como un olor de impureza.
EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS. ALLAN KARDEC.

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 ALZHEIMER FALTA DE           INFORMACIÓN  Y PRECONCEPTO

– por Silvia Masc
Recientemente yo estaba en el peluquero, cuando llegó una señora muy simpática, y la manicura comentó: - ¡ La señora anda desaparecida !.- Ella, entonces respondió: - Es, dificil, " yo tengo un mal de Alzeimer en casa"
Quedé pensando....¿ Qué dolencia es esa?. ¡ Roba hasta la identidad de la persona!. Nunca oí a nadie decir: "yo tengo una gripe o un cáncer en la casa". No de admirarse que haya tanto preconcepto.
Conviene aclarar que la nomenclatura de la dolencia no es "Mal de Alzeimer", sino "Dolencia de Alzeimer", en referencia al psiquiatra alemán Dr. Aloysius Alzeimer, que en 1906 presentó el primer caso de la dolencia durante un congreso científico en Alemania.
En aquella época no se sabía prácticamente nada sobre la dolencia, por esa razón era usada la nomenclatura Mal de Alzeimer, cuando se pasó a conocer un poco más de la dolencia, aun no habiendo cura, pasó entonces a ser denominada Dolencia de Alzeimer (DA). Así como ya se uso el decir Mal de Parkinson y hoy se dice Dolencia de Parkinson o simplemente Parquinson.
Yo sabía de una persona que pidió al abuelo que no llevase a la abuela a los eventos de la familia, porque de acuerdo con ella. al abuelo lo tenía cohibido con la repetición de sus preguntas. Yo creo que ella hizoo ese comentario absurdo por la total falta de información.
Además del preconcepto, la falta de información trivializa esa dlencia terrible y común en personas al observar los olvidos en alguna persona más vieja, haciendo un pronto dignóstico, sin ninguna base científica. Alzheimer no es solo el olvidarse cosas; eso es uno de los síntomas de la 1ª fase de la dolencia.
Algunas personas tampoco saben diferenciar entre Demencia y Alzheimer; en la dolencia de Alzheimer la demencia está presente, pero quien tiene algún tipo de demencia, necesariamente no tiene Alzheimer. Como dije anteriormente, la demencia desciende escalonadamente, y la DA desciende la rampa en velocidad mayor y en algún momento ellas se encuentran.
En cuanto a no existir cura, vamos a cuidar del portador de DA o de otras demencias con amor, no olvidando nunca que ellos NO SON la dolencia, ellas son personas que tuvieron la infelicidad de tenerla, ellas no perdieron sus nombres, y sus preferencias y sus convicciones, y aunque ellas no estén ya más en apariencia, nosotros sabemos com eran ellas antes de la dolencia y debemos respetarlos.
Pero de lo que nunca, nosotros, que convivimos con la dlencia de Alzheimer (DA) o cualquier otra demencia, debemos tener como misión, informar sobre la dolencia, a fin de tratar de disminuir el preconcepto.

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"El cuerpo es la cárcel del alma inmortal" - Platón -
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¿ Todos los Espíritus son iguales ?
Al principio y en el comienzo de su andadura como espíritus humanos, si que  partimos todos  absolutamente  iguales  con  los mismos  atributos y las mismas oportunidades para comenzar un normal desarrollo evolutivo, pues todos nosotros  fuimos creados con todas las potencialidades latentes, y asimismo también  partimos iguales  como Seres sencillos e ignorantes, pues Dios, infinitamente justo, no pudo haber creado  desigualdades humanas desde el comienzo de nuestra andadura existencial.  Después, durante el transcurso  de la historia evolutiva de la humanidad, nos hemos ido diferenciando unos de otros debido a nuestro libre albedrío para evolucionar más o menos rápidamente, admitiendo pruebas  en cada vida humana y triunfando o fracasando en ellas, así como deteniéndonos en los precipicios  a que nos condujo la Ley de Consecuencias.
También este hecho nos recuerda que Dios no ha cesado nunca de crear, por lo que unos espiritus son más viejos y experimentados que otros, lo cual les otorga un plus de experiencia y sabiduría, o sea, de evolución.
        Es evidente que  durante nuestro actual momento evolutivo, todos los Espíritus, tanto encarnados como desencarnados, no somos iguales, ni en inteligencia, ni en moral, ni en fuerza, ni en saber. Incluso dentro del mismo grado de la escala evolutiva, unos Espíritus son superiores a otros en cuanto al nivel de valores  y aspectos que definen sus características, y esta desigualdad solo se puede explicar  en base a una diferencia de niveles  de perfeccionamiento alcanzados.
   Podemos ver que al igual que cada persona es un mundo y cada uno somos un Ser con personalidad individualizada y diferente de cualquiera, de igual modo  con los Espíritus que todos somos, sucede algo semejante; no obstante al igual que se agrupan los individuos humanos según sus características generales, también los Espíritus se clasifican  y agrupan por afinidad en grandes grupos con arreglo a  unas particularidades comunes dentro de ellos.
  Es evidente que  durante nuestro actual momento evolutivo, todos los Espíritus, tanto encarnados como desencarnados, no somos iguales, ni en inteligencia, ni en moral, ni en fuerza, ni en saber. Incluso dentro del mismo grado de la escala evolutiva, unos Espíritus son superiores a otros en cuanto al nivel de valores  y aspectos que definen sus características, y esta desigualdad solo se puede explicar  en base a una diferencia de niveles  de perfeccionamiento alcanzados.
         Si  tomamos como referencia  lo descrito por Allan Kardec en la Codificación Espírita, vemos  el modo como los Espíritus  quedan  agrupados y clasificados  por ellos mismos, los que forjaron la llamada revelación espírita, o doctrina espírita.  Observamos en esta clasificación  que tienen una buena réplica entre  los Seres humanos, porque al fin y al cabo todos nosotros  también somos espíritus  encarnados.   Allan Kardec  los clasifica en tres grandes grupos:
        En primer lugar los Espíritus Imperfectos o Primarios, que han abandonado hace pocas etapas  su existencia  en el reino  animal y están dando  todavía sus primeros pasos como Seres humanos. Son naturalmente buenos, nobles y simples, pero  con una muy limitada capacidad intelectiva y  moral, de modo que  llevan todavía consigo con total  intensidad, todos los instintos primarios   y reminiscencias  procedentes del mundo  animal.     
     Estos    espíritus  que están dando sus    primeros   pasos   en  la  etapa    humana,   están    sujetos  a   la   Reencarnación   que  en  ellos  se  produce  de un  modo bastante  frecuente  debido a su mayor necesidad evolutiva .Generalmente habitan mundos físicos Primitivos y poco evolucionados, como ellos.
     Luego tenemos los Espíritus Secundarios, ya  algo mejorados y en pleno proceso de ascenso evolutivo. Son   generalmente  buenos, pero aún conllevan  muchos defectos de orden moral, y  están  igualmente sujetos a la Reencarnación y a la Ley de Consecuencias. Este es el nivel alcanzado por la mayoría de los humanos en la actualidad.
     Por último los Espíritus una vez Libres de la materia, son Espíritus  Puros,   colaboradores con los  Espíritus Superiores,  en la misión de  ayudar a los Secundarios y Primarios que todavía se debaten en las luchas evolutivas con la  materia. A los Espíritus Puros se les llama también Libres porque  ya están libres del obligado proceso   reencarnatorio.
       Finalmente  están  los Espíritus Superiores, entre los que se cuentan los Ángeles, los Arcángeles,Serafines, etc, según su  mayor o menor grado de elevación o perfección..
       Cada uno de estos grupos a su vez  engloban otras clases que difieren entre ellas en otros matices y características.
       Es de señalar que a lo largo de la Historia, siempre han habido algunos Seres humanos espiritualmente  muy elevados y evolucionados, que por amor a la Humanidad, en todas las épocas han venido voluntariamente a encarnar entre nosotros para ayudarnos y guiarnos con su ejemplo y su enseñanza. Estos  Espíritus, normalmente se caracterizan por ser personas que llevan una vida muy austera de ayuda y sacrificio por Amor a los demás, y su labor, normalmente silenciosa y eficaz, suele pasar bastante desapercibida entre nosotros. Algunos de ellos, de muy elevada jerarquía espìritual, han sido llamados Avatares, Cristos, Profetas, Enviados, etc. Y su misión ha sido la enseñanza ética y moral a grandes grupos humanos que han seguido su ejemplo y enseñanzas que han constituido las grandes religiones que existen en el mundo.
( Autoría, por mi desconocida)
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LO INEVITABLE Y SU RESPUESTA: “MORIR, RENACER Y VIVIR”


“Cierta es la muerte para los nacidos Y cierto el nacimiento para los muertos; Por consiguiente, uno no debe lamentarse por lo inevitable.”
Bhagavad Gita
En esta frase sobre lo inevitable de la muerte y de la vida humana, encontramos la explicación a lo que representa la vida del ser; la actitud necesaria con la que debemos afrontar la muerte de nuestros seres queridos, y la afirmación de la inmortalidad de la vida que todos llevamos en nuestro interior.
“Nacer, morir, renacer y progresar siempre, tal es la ley”
Allan Kardec -Codificador de la Filosofía Espiritista
En esta otra, el maestro Allan Kardec eleva a rango de ley la continuidad de la vida después de la muerte y el regreso de nuevo a la tierra mediante la reencarnación; para seguir viviendo, experimentando, creciendo intelectual y moralmente. Para rescatar deudas del pasado y acrecentar nuestro futuro inmediato y nuestro destino en condiciones de mayor plenitud y felicidad, desterrando el sufrimiento de nuestro camino evolutivo.
Efectivamente, la vida es tan inevitable como la muerte y precisamente en este sentido el destacar la vida como una dádiva, como un regalo, o como algo que nos permite ser y existir debería llevarnos a valorarla, apreciarla y plantearnos que es lo que nosotros podemos hacer por la vida y no que es lo que la vida tiene que darnos. El sentido de la vida es precisamente la gran clave de la felicidad del ser humano; pues sino somos capaces de entender que somos seres trascendentes y que la vida tiene un propósito, estaremos abocados al vacío existencial, auténtica lacra de la sociedad actual y fuente inagotable de suicidios y desprecios por la vida en todo el planeta.
Las últimas investigaciones de la ciencia sobre la vida también tienen mucho que decir en estos últimos años; tanto es así que, una nueva disciplina científica como el Biocentrismo, aboga por revertir los términos de la vida y el universo; y basándose en los avances de la física cuántica, replantean los términos en el sentido de que el universo conocido no originó la vida; sino que es la vida la que forma, crea la realidad y origina el universo conocido así como los universos paralelos que la física cuántica está descubriendo.
Pero esto no es todo; según apuntan estos científicos, el concepto de muerte es un producto de nuestra conciencia; y así como el universo, el tiempo y el espacio sólo existen como meros instrumentos de nuestra mente, la muerte no existe en un sentido real. Creemos en la muerte porque nos identificamos con nuestro cuerpo físico y sabemos que los cuerpos físicos mueren; pero nuestra vida al morir se convierte en “una flor perenne que vuelve a florecer en el multiuniverso”. El Dr. Robert Lanza es uno de los pioneros del Biocentrismo y este investigador afirma poder probar que existe la vida después de la muerte; y que esta última no existe de la manera en cómo la percibimos.
Todo esto no hace más que confirmar la inmortalidad del ser humano; se enfoque el asunto bajo la perspectiva científica, espiritual, psicológica, filosófica o religiosa. Son tantos los argumentos que se vierten en este sentido que, la descreencia en el más allá de la vida y en el azar y el vacío después de la muerte, se encuentra en franco retroceso a medida que avanza la ciencia de la física cuántica, y sobre todo, con los recientes estudios sobre la mente y la conciencia que en estos últimos años están abordando eminentes neurocientíficos, psiquiatras e investigadores en las más avanzadas universidades del mundo.
¿Existe una división entre Vida y muerte?. Sin duda la vida, para todos nosotros es un proceso de continuidad; en el que nos identificamos en nuestra propia memoria (recuerdos), en las experiencias que vivimos, en las luchas que sostenemos. Por ello tratamos de unir el concepto opuesto de la muerte para relacionarlo con la vida, con la continuidad de la misma, y de aquí surge la creencia en el más allá, en la continuidad de nuestro ser. Tristemente no nos interesa saber lo que es la vida, la cual incluye a la muerte, únicamente queremos continuar siendo y existiendo y no terminar de ser.
“Creamos en la reencarnación, o en cualquier otra forma de continuidad del ser, siempre intentamos unir lo conocido a lo desconocido, establecer una relación entre pasado y futuro….; nuestro principal deseo consiste en saber cómo unir la vida y la muerte”
Jiddu Krishnamurti – Filósofo – en su libro “La Libertad primera y última”
Muerte y Vida, son aspectos de un mismo espectro que tiene como punto de partida a todos los seres animados e inanimados que pueblan los universos que conocemos y aquellos otros que no conocemos. Y en cuanto al hombre, el principio inteligente del universo (alma o espíritu) es el que anima y dota de vitalidad a los seres humanos, mientras que los animales, vegetales e incluso minerales tampoco se encuentran exentos de esa energía anímica, psíquica, que les dota de vida en sus diferentes estados. Este principio fluidico, bioenergético o bioplasmático, no es otra cosa que el FCU (fluído cósmico universal) que da origen a la vida en todos los universos físicos y espirituales.
No existe el vacío en el universo (como también demuestran los astrofísicos en esta última década al comenzar a conocer las propiedades de la materia oscura), porque todo está impregnado de vida, de energía que fluye y se manifiesta de forma diferente en cada ámbito. Es por ello que los estudiosos de la conciencia y de la física cuántica coinciden en afirmar que todo en el universo está conectado; que una partícula subatómica separada de otra a enorme distancia, reacciona a los cambios de esta última sin que aparentemente exista conexión alguna entre ellas. Lo mismo ocurre con nuestra conciencia y nuestra psique, capaz de abordar lo inabordable, algo totalmente impensable para nosotros, según demuestra Stan Groff en sus ensayos sobre psicología transpersonal.
La muerte efectivamente no existe, sólo existe la vida, cuyo origen espiritual se encuentra en la Causa Primera e inteligencia suprema a la que pobremente llamamos Dios, que no tiene forma, que no podemos abarcar, ni comprender ni estudiar. Y la vida se abre paso a través de los mundos, las galaxias, las constelaciones y los universos del macrocosmos y microcosmos que estamos descubriendo. La vida nadie puede detenerla; y el espíritu humano; obra cumbre de la vida, es la pieza elevada de la misma. Por ello, cuando nuestro envoltorio biológico termina y se deteriora, nuestro ser inmortal sigue viviendo, manifestándose en otros planos y dimensiones, hasta que, nuevamente, se le ofrece la oportunidad de volver a entrar en la vida física, en una nueva experiencia en la carne, para aprender, crecer, corregir y avanzar en su progreso evolutivo.
A esto último se le denomina reencarnación; y cómo bien dice Allan Kardec en la cita mencionada arriba, esta circunstancia no es aleatoria, es una ley consolidada en el universo espiritual, instituida por el creador de la vida para que el hombre vaya alcanzando cada vez más desarrollo y perfección, hasta llegar un momento en que por él mismo pueda contribuir a crear más vida, más conciencia, participando junto a Dios de ese gran acontecimiento único y sublime que denominamos como Creación.
Por consiguiente, y volviendo al principio del artículo, muerte y vida son procesos inevitables del ser, algo que no podemos modificar pues constituye una realidad incuestionable. La esperanza y el consuelo viene de la continuidad de la vida, pues esta es una certeza en todo el universo conocido, y aún más allá; en todos los universos desconocidos que actualmente estudia la ciencia.
Todo es vida, y la muerte no es más que la circunstancia que transforma una forma de vida en otra, sin que ello suponga el cese de la misma. Y en lo que respecta al hombre, esta vida continúa eternamente en diversos ciclos evolutivos de reencarnación, en otras dimensiones espirituales, en otros mundos físicos, etc.. porque no es el cuerpo lo que permanece sino la conciencia, el ser inmortal, el espíritu, el que progresa y evoluciona hacia formas más perfectas de vida y de crecimiento personal.
Antonio Lledó Flor
©2015, Amor,paz caridad
“La fuente de todas las miserias para el hombre no es la muerte, sino el miedo"
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            QUÉ SE SIENTE AL MORIR

Extracto de la obra “MÁS ALLÁ DE LA LUZ”, por P.M.H. Atwater

Cualquier dolor que deba sufrirse viene primero. Instintivamente se lucha por vivir.
Eso es automático.
Es inconcebible para la mente consciente que pueda existir cualquier otra realidad fuera de la materia terrestre circunscrita por el tiempo y el espacio. Estamos acostumbrados a ello. Estamos entrenados, desde nuestro nacimiento, para vivir y desarrollarnos en ella. Conocemos que somos nosotros mismos por el estímulo externo que recibimos. La vida nos dice quienes somos y lo aceptamos así. Eso, también, es automático y debe ser esperado así.
El cuerpo se torna flácido. El corazón se detiene. No fluye aire ni hacia adentro ni hacia fuera.
Se pierde la vista, el sentimiento y el movimiento – aunque la habilidad de escuchar es la última que se pierde. La identidad cesa. El “tú” que alguna vez fuiste se convierte solo en una memoria.
No hay dolor en el momento de la muerte. Sólo silencio apacible…calma…silencio.Pero tú todavía existes.
Es fácil no respirar. De hecho, es más fácil, más cómodo e infinitamente más natural no respirar que respirar. La mayor sorpresa para la mayoría de las personas que están muriendo es darse cuenta que morir no finaliza la vida.
Venga oscuridad o venga luz; o algún tipo de evento, sea positivo o negativo o algo en el medio, esperado o no, la mayor sorpresa de todas es darse cuenta que tú eres todavía tú. Todavía puedes pensar, todavía puedes ver, oír, moverte, razonar, preguntarte, sentir, preguntar y decir chistes – si lo deseas.
Todavía estas vivo, muy vivo. Realmente, estás más vivo después de la muerte que en cualquier momento desde que naciste. Sólo que la manera de todo esto es diferente; diferente porque ya no vistes un cuerpo denso para filtrar y amplificar las diferentes sensaciones que una vez viste como los únicos indicadores válidos de lo que constituye la vida. Siempre te habían enseñado
que se debe vestir un cuerpo para vivir.
Si esperas morir cuando mueras, te decepcionarás. La única cosa que el morir hace es ayudarte a soltar, a quitar el susurro y a descartar la “chaqueta” que una vez vestiste (más comúnmente referida como el cuerpo).
Cuando mueres pierdes tu cuerpo. Eso es todo lo que pasa. Nada más se pierde. Tú no eres tu cuerpo. Es sólo algo que usas por un momento, porque vivir en el plano terrestre es infinitamente más significativo y más involucrado si estás encerrado en sus trampas y sujeto a sus reglas.
LO QUE ES LA MUERTE
Hay un aumento de energía al momento de morir, un aumento en la velocidad, como si repentinamente estuvieras vibrando más rápido que antes. Utilizando un radio como analogía, este aumento de velocidad es comparable a haber vivido toda tu vida en una cierta frecuencia de radio cuando repentinamente alguien o algo viene y cambia el dial. Ese movimiento te cambia a otra longitud de onda superior. La frecuencia original donde una vez exististe esta todavía allí. No cambió. Todo es aún lo mismo que era antes. Sólo túcambiaste, solo tú aceleraste para permitir la entrada hacia la próxima frecuencia de radio en el dial.
Como sucede con todos los radios y las estaciones de radio, pueden presentarse distorsiones de las señales de transmisión debido a patrones de interferencia. Estos pueden permitir o forzar a las frecuencias a coexistir o a mezclarse por períodos de tiempo.
Normalmente, la mayoría de los cambios en el dial son rápidos y eficientes pero, ocasionalmente, uno puede encontrar interferencia quizá de una emoción fuerte, de un sentido del deber o de una necesidad de cumplir con un voto o mantener una promesa. Esta interferencia puede permitir la coexistencia de frecuencias por unos pocos segundos, días o aún años (quizá eso explica los fantasmas o aparecidos); pero más tarde o más temprano, eventualmente, cada frecuencia dada de vibración, perseguirá o será empujada hacia donde pertenece.
Tú encajas en tu punto particular del dial debido a tu velocidad de vibración. No puedes coexistir para siempre en donde no perteneces. ¿Quién puede decir cuántos puntos hay en el dial o cuántas frecuencias hay para habitar? Nadie lo sabe. Al morir cambias frecuencias. Cambias sobre otra longitud de onda en la vida. Todavía eres un punto en el dial pero te mueves un grado hacia arriba o hacia abajo.
Tú no mueres cuando mueres. Tú cambias tu conciencia y tu velocidad de vibración.
Eso es todo lo que la muerte es…un cambio.
Extracto de dos de los libros de P.M.H. Atwater:
– “Más Allá de la Luz: Los Misterios y Revelaciones de las Experiencias Cercanas a la Muerte” (Libros Avon, New York City, 1994) y “Vivimos para Siempre: La Verdad Real Acerca de la Muerte A.R.E. Press, Virginia Beach, VA, 2004). Está basado en comentarios realizados –en primera persona- por más de 3.000 adultos que han experimentado estados cercanos a la muerte.
Para conocer más acerca de la investigación de P.M.H. Atwater, L.H.D. sobre cercanía a la muerte, acceda a www.cinemind.com/atwater
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