miércoles, 26 de octubre de 2016

EXPLICACIÓN DEL OLVIDO DEL PASADO




                 LOS ESPÍRITAS NO TEMEMOS  LOS AVANCES CIENTÍFICOS

Hay cosas a cuyo sacrificio debemos resignarnos, lo queramos o no, cuando no es posible evitarlo. Cuando el mundo avanza,sin que la voluntad de unos pocos pueda detenerlo, lo más sensato es que lo acompañemos y nos adaptemos al nuevo estado de cosas, en vez de aferrarnos al pasado y correr el riesgo de que
nos arrastre en su caída.

9. Por respeto a los textos que se consideran sagrados, ¿se debería obligar a la ciencia a que guarde silencio? Sería algo tan imposible como pretender que la Tierra deje de girar. Las religiones, sean cuales fueren, nunca ganaron nada defendiendo errores evidentes. La ciencia tiene por misión descubrir las leyes de la naturaleza.
Ahora bien, como esas leyes son obra de Dios, no pueden ser contrarias a las religiones que se basan en la verdad. Lanzar un anatema al progreso, porque atenta contra la religión, es lanzarlo contra la obra misma de Dios. Más aún, sería un trabajo inútil, porque ni siquiera todos los anatemas del mundo podrían impedir que la ciencia avance y que la verdad se abra camino. Si la religión se niega a avanzar junto con la ciencia, esta avanzará a solas.

10. Solamente las religiones estancadas pueden temer a los descubrimientos de la ciencia. Esos descubrimientos sólo son funestos para aquellas que consienten en distanciarse de las ideas progresivas y se inmovilizan en el absolutismo de sus creencias. Por lo general, se forman de la Divinidad una idea tan mezquina, que
no comprenden que asimilar las leyes de la naturaleza reveladas por la ciencia es glorificar a Dios en sus obras.

EL GÉNESIS 
ALLAN KARDEC

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"Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán” 

*. “Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños; y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días derramaré de mi espíritu, y profetizarán” (Hechos de los Apóstoles, 2:17 y 18; y Joel, 2:28 y 29). 

. Si se considera el estado actual del mundo físico y del mundo moral, las tendencias, las 
aspiraciones, los presentimientos de las masas, la decadencia de las viejas ideas que se debaten en vano desde hace un siglo contra las ideas nuevas, no podremos dudar de que un nuevo orden de cosas se prepara y que el viejo mundo toca a su fin. 
Si hoy, suprimiendo la parte alegórica de ciertos cuadros y escrutando el sentido íntimo de 
las palabras de Jesús, comparamos la situación actual con los tiempos descritos por él, deduciendo que éstos deben indicar la era de la renovación, no se puede negar que muchas de sus profecías se están cumpliendo, por lo que podemos inferir que nos aproximamos a los tiempos anunciados, suposición confirmada en todos los puntos del planeta por los espíritus que se manifiestan. 

61. Tal como ha sido tratado (cap. I, n.º 32) el advenimiento del Espiritismo, coincidiendo 
con otras circunstancias, lleva adelante una de las más importantes profecías de Jesús, por la influencia que debe forzosamente ejercer sobre las ideas. Por otra parte, él es anunciado claramente en los Hechos de los Apóstoles: “Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán.” 
Es el anuncio inequívoco de la vulgarización de la mediumnidad, que se revela en nuestros 
días en individuos de toda edad, sexo y condición y, en consecuencia, de la manifestación universal de los espíritus, ya que sin espíritus no habría médiums. Tal cosa, se dice: llegará en los postreros días. Ahora bien, ya que no llegamos al fin del mundo, sino, por el contrario, a su regeneración, debemos entender tales palabras como: los postreros días del mundo moral que termina

(El Evangelio según el Espiritismo, cap. XXI).
ALLAN KARDEC

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PIENSO Y HABLO CONMIGO MISMO

Llevo mucho tiempo hablando solo, yo oigo una voz, y otra que no es la mía me contesta; siempre está a mi lado un personaje que interpreta mis pensamientos y da respuesta a los mismos; la verdad que es incomodo oírse sin ser oído.
Hay muchas personas que hablan solas; en la calle, en la plaza, quietas ante una farola o caminando sin parar, casi siempre en voz alta, unas veces con voz sosegada y otras con bastante énfasis, y yo me pregunto ¿qué hay en sus mentes para que sean a la vez, mármol y estatua, trigo y harina o barro y figura? A veces las conversaciones son larguísimas, parece que no tienen final. Un amigo fiel es un alma en dos cuerpos, dijo Aristóteles. O quien habla solo espera hablar con Dios, según Machado. ¿Estarán hablando con Dios, o su alma en dos cuerpos, les permite ser arte y parte de su íntimo soliloquio?
En mi caso, creo que solo me oigo yo, que como dijo Aristóteles tengo un alma y dos cuerpos, uno físico, que veo y toco y otro invisible que me acompaña a todas partes y a todas horas como si fuera mi propia sombra durante el día; mi doble, invisible no dirá nada; y de noche, como dijo un anónimo, “la noche es la sombra de Dios” si Él me oye no comentará nada tampoco. Entonces creo que mi soliloquio solo es una guerra entre dos partes de mi cerebro, el sí y el no, lo creíble y lo inverosímil.

Como dijo Antonio Machado, el hombre de cabeza mediana, enviste contra todo lo que no le cabe en la cabeza; y este puede ser mi problema, que lo que mis ojos han visto y mi inteligencia ha traducido, no está de acuerdo con la idea que tengo de la razón, que provoca el desdoblamiento de mi cerebro.

Hay personas que creen que el amor y la felicidad están fuera de sí mismas y salen a buscarlos fuera; piensan que la cosecha del amigo es mejor que la propia, o que la vaca del vecino da más y mejor leche que la nuestra; error garrafal, “nada del vecino es mejor que lo tuyo” solo ocurre que no miras con el mismo cariño lo que te pertenece que lo ajeno, y eso será tu ruina, cuando has usado los dones ajenos, los no propios, una vez, te has manchado, te has convertido en un esclavo para siempre, porque la memoria, es el enemigo mortal del descanso. Y el vecino se beneficia moralmente, porque se cree envidiado y te ofrecen sus dones y sus dotes para convertirte en su esclavo.

Dicen, que el camino se hace al andar: ¿sabes cuánto camino has recorrido para recoger parte de la cosecha del vecino, para satisfacer a tu mente equivocada y a tu cuerpo enfermo por la envidia, arruinando tu alma?, nunca lo sabrás porque tu mente estaba fuera, separada de ti, solo tu cuerpo se percató de disfrutar de esa cosecha ajena, ignorando la propia, cuando deberías saber “que el amor y la luna, cuando no crece disminuye” y que cuidando con amor tu huerto, y poniendo en él, la misma pasión que pusiste en el del vecino, tu cosecha habría mejorado, y eliminado el deseo de robar. Ahora ya es tarde, tendrás que hablar en silencio, sin esperar respuesta, porque el vecino es un advenedizo, que cultiva en huerto ajeno, mientras que tú tienes tu propio huerto, y las cosechas solo duran una temporada; cuida con cariño a tu jardinero, él recogerá las mejores flores para dártelas con amor y quizás puedas olvidar el error cometido.
Todo lo bueno y lo malo de la vida está dentro de ti, no busque nada fuera, no ayudará a tu conciencia. Haz que tus dos cerebros actúen al unísono, pensando primero y actuando después No dejes que uno de tus cuerpos actúe sin la complicidad de tus dos cerebros.
Al final todos hablamos solos, aunque tal vez nos salve el hecho de que lo hacemos en voz tan baja que no nos oye nadie, o nos resignamos a nuestros pensamientos, que tienen la desventaja de que duran poco y son incoherentes e incompletos o duran demasiado y ensimisman.
Igual ocurrió cuando tomaste parte de la cosecha del vecino, tú creías que nadie te vería, tamaño error, estabas ciega ante tan grave acto, el vecino estaba conforme con el robo, y se dejaba robar, a él no le interesa su verdura y se sentía gratificado viendo que tú te beneficiabas con sus dotes, y como lo hacías con tanta frecuencia, te consideraba una enferma a la que había de ayudar de alguna forma, a él no le importaba como, solo tú eras la manchada, además admiraba tu astucia escurridiza tratando de ocultar lo que tantos ojos estaban viendo. Solo algunos descerebrados creen que lo que ellos no quieren ver, no lo verán los demás y lo que yo no quiero oír no lo oirán otros, y que lo ajeno es propio solo con desearlo; todavía hay personas que buscan en lo ajeno lo que tienen en su casa.
Los pensamientos se pueden ocultar porque no se ven.
Los actos buenos poco se aprecian, y menos se comentan.
Pero los actos malos se ven se multiplican y se comentan.
Tú lo tienes todo, solo tienes que buscarlo dentro de ti, cultivarlo y tratarlo con cariño, la felicidad viene sola, pero hay que ir a su encuentro.
Y repito, la luna y el amor, cuando no crecen, merman.
La felicidad no viene de fuera, está dentro de ti, solo tienes que buscarla y tratarla con cariño, la sonrisa brotará fácilmente en tus labios.

Isidro Jesús

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ASIMILAR EL PRINCIPIO DE LA REENCARNACIÓN

Asimilar la ley del karma1 es bastante difícil pero todavía lo es más el percibir la ley elemental de la encarnación. Las escrituras de las épocas más antiguas se referían con frecuencia a dicho cambio de vida. Los moradores del Mundo Sutil con frecuencia han pasado información a la gente de la Tierra. La gente recuerda con frecuencia sus vidas anteriores. La reencarnación ha sido reconocida por edades enteras, pero luego esta ha sido olvidada nuevamente e incluso el sólo pensar en la ella fue prohibido. Es difícil comprender la razón de semejante lucha en contra de algo tan evidente. Algunas veces parecería que los sabios deseaban volver la atención sólo al futuro, pero dicha sabiduría sería unilateral.

La gente debería aspirar al conocimiento ilimitado. Uno no debería exigirle al ser humano que no aprenda. El ser humano no debería ser privado de su derecho al auto-perfeccionamiento. Que se sepa y se recuerde que el Maestro de la vida traza una línea entre el pasado y el futuro.

En consecuencia, no cerremos los ojos ante la realidad. La ley de la encarnación es justa. El núcleo del espíritu es inviolable y eterno. El Infinito afirma la Eternidad, y todos podemos visualizar el Infinito, lo que significa que todos podemos comprender la Eternidad.

Uno no debería negar o pasar por alto las declaraciones de los niños y niñas sobre sus vidas pasadas. Esencialmente ellos saben lo que ha ocurrido a su alrededor. Especialmente hoy en día que con frecuencia existen reencarnaciones rápidas. Muchos moradores del Mundo Sutil se apresuran en regresar y en esto está expresado el crecimiento y la aceleración de la evolución. Y en ese proceso acelerado podría ser visto el acercamiento entre los Mundos.

Existen algunos que suponen que los seres humanos están muriendo continuamente; otros saben que el ser humano está renaciendo incesantemente. Los primeros están motivados por el miedo, los últimos por la alegría. Los primeros se condenan ellos mismos a morir, los últimos reconocen la vida. Así, en gran medida el hombre predetermina su propio futuro. Uno puede estar seguro que aquel que piensa que su destino es la muerte no sabe nada acerca del Mundo Superior. Él podrá exhibir rituales externos, pero su corazón estará muy lejos de la verdad.

La afirmación de la vida es la afirmación de la Luz. El espíritu del ser humano es inmortal, pero esta simple verdad no le es cercana a la gente; ya que a ellos les importa más el cuerpo que el espíritu.

La vida obliga al ser humano a ascender, mientras que la muerte lo empuja a descender. La gente, en principio, prefiere entender a la muerte como destrucción. La existencia misma afirma una continua renovación. Todo ser humano muere para el ayer y se regenera para el mañana. Cada día ocurre una renovación de los tres principios. Cada día y cada hora el ser humano se acerca o se aleja del Mundo Superior.

Que cada uno, por la cualidad de su pensamiento, adelante su propio ascenso y su percepción del Mundo Superior.

FUENTE.: Fragmentos extraídos del libro “Aum”, por Helena Roerich
NOTA: 1) En terminología espiritista, Ley de Causa-Efecto.

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 EXPLICACIÓN DEL OLVIDO DEL PASADO 

Antes de analizar el por qué olvidamos las vidas pasadas al reencarnar, comenzaremos analizando cómo funciona la memoria. Primeramente la dividiremos en dos apartados: “La memoria ordinaria o cerebral” y “La memoria profunda o subconsciente” 

La primera son los recuerdos de cuando estamos encarnados o en estado de vigilia (despiertos), los cuales desarrollamos en el día a día y en los que prácticamente la totalidad de la población, exceptuando algún caso extraordinario, no recuerda sus vidas anteriores. Esto no nos tendría que resultar tan extraño, ya que ni siquiera recordamos cuando estábamos en el vientre de nuestra madre, ni los primeros años de nuestra infancia. Esta memoria está adaptada a las necesidades de nuestra encarnación, la podemos cultivar con nuestro esfuerzo y voluntad diaria, pero, mucho más importante que esta resulta la segunda división “La memoria profunda” el YO profundo o subconsciente en el que están gravadas todas las existencias anteriores y todas las facultades que hemos desarrollado y aprendido anteriormente. Todo queda registrado en el libro del alma, más concretamente en el periespíritu (envoltorio del espíritu), en los pliegues más profundos del ser. 

Cada espíritu tiene una vibración particular y aquellos que lo hacen al unísono se atraen. En la encarnación, esta vibración se reduce, porque la carne mucho más densa y pesada que el alma, comprime las funciones y capacidades de esta. Una vez el Espíritu haya penetrado en el cuerpecito de la naciente criatura, su capacidad vibratoria queda de inmediato reducida a la de la materia, más lenta. Tal estado se acentúa más, a medida que el Ser se ve precisado a usar del nuevo cerebro físico que le aísla, durante su existencia humana, del fondo subconsciente donde están grabados sus recuerdos. En el momento en el que el espíritu se reencarna, es decir cuando vuelve a un cuerpo, a medida que penetra en él, sus facultades se velan una tras otra; la memoria se borra y la conciencia se duerme. 

Durante el sueño dicha vibración aumenta al aflojarse los lazos que unen el espíritu al cuerpo y llega a su esplendor tras la muerte quedando libre el alma. Aquí encontramos la clave de la imposibilidad de adquirir información y recuerdos de la memoria profunda y pasarla a la memoria cerebral. En conclusión, cuando encarnamos quedan sepultados nuestros recuerdos eclipsados por la carne. Es de saber que el olvido no es una eliminación ni el borrar el casette , solo es un bloqueo nada mas . Por el contrario en el momento de la muerte, se produce el fenómeno contrario. A medida que el espíritu se desencarna, las facultades se sueltan una tras otra, la memoria se recupera, la conciencia se despierta. Todas las vidas anteriores regresan poco a poco a la conciencia del espíritu que acaba de desencarnar. 

Si tenemos en cuenta que todo evoluciona a mejor y que nos mejoramos moralmente en cada encarnación, llegamos a la conclusión de que en las vidas anteriores fuimos peores de lo que somos en la actual. La historia nos lo demuestra, ya que salimos recientemente de la barbarie. Si de por sí la vida es dura, con el recuerdo de los sufrimientos y venganzas pasadas sería insoportable. Hay que comprender que estamos en un mundo de expiación y pruebas donde venimos a corregir antiguos errores del pasado; de no ser por el olvido del pretérito, los enemigos de otras vidas se perpetuarían por los siglos, las rivalidades, el odio y la discordia se avivarían de vida en vida. Con ese recuerdo de otras encarnaciones nuestros enemigos y víctimas nos reconocerían y nos perseguirían. Vemos a nuestra misma sociedad, que no admite ni perdona a los culpables, pese haber pagado sus deudas con la justicia humana, siguen siendo rechazados. Sin ese olvido los grandes criminales estarían marcados para toda la eternidad y no tendrían la oportunidad de rectificar sus crímenes. 

Si analizamos la cuestión y somos sinceros con nosotros mismos: ¿Cuántas cosas quisiéramos todos borrar de nuestra vida actual que son otros tantos obstáculos para nuestra paz interior? Por un momento imaginemos que se multiplican todos esos tormentos. Pues eso sería el recuerdo del pasado. Demos gracias por poder empezar de cero en esta vida, de no ser así sería un suplicio para la gran mayoría de la población. Aunque esto no será eternamente así, pues a medida que el ser humano progrese moralmente, su campo psíquico se dilatará y las facultades del espíritu irán ganando terreno en la Tierra. 
Día llegará en que el recuerdo del pasado sea normal, claro que para llegar a esto tendremos que haber depurado la conciencia y no puede albergar el alma ningún resentimiento hacia ninguna persona, ya seamos agresores o víctimas. 
Realmente dicho olvido del pasado no se produce totalmente, ya que tenemos un faro que nos guía llamado intuición en el fondo de nuestra conciencia, para rescatar conocimientos profundos y llevarlos a la conciencia cerebral. Esto es lo que nos interesa recordar del pasado, las adquisiciones, logros y capacidades adquiridas, de aquí vienen nuestras habilidades, vocaciones y predisposiciones. Ahora citaremos un ejemplo: Dos personas en igualdad de inteligencia, estudian un mismo asunto, uno lo asimila muy rápido mientras que al otro le cuesta mucho trabajo comprenderlo. Esto es porque uno sólo tiene que recordarlo, entrando en acción la intuición y el otro es la primera vez que se enfrenta ante esa materia. 

Llegados a este punto analizaremos en qué circunstancias se puede dar el recuerdo de las vidas pasadas, cómo bajo una modificación de la vibración es posible llegar a esa memoria profunda. 
En primer lugar examinaremos los individuos que se acuerdan de otras vidas de una manera natural: de ciertos lugares, objetos, personas, etc. Esto se suele dar en países donde el conocimiento de la ley de la reencarnación está extendido y hay menos barreras psíquicas para que se de esta circunstancia, aunque es poco usual, ya que esto suele ocurrir si ese recuerdo es útil para su actual encarnación. En Oriente se han podido comprobar y certificar algunos casos de este tipo. 
Continuamos estudiando algunos sueños de vidas pasadas. Al dormir tenemos un desprendimiento del alma, esta más libre, puede acceder al archivo del pasado aunque se encuentra con el bloqueo vibratorio de hacer llegar esa visión del alma al cerebro del cuerpo físico . 
A continuación citaremos algunos casos de niños pequeños que dicen acordarse de cosas ya vividas. Esto tiene una explicación y es porque hasta los siete años aproximadamente el alma no se encuentra totalmente imbuida por la materia y ese pequeño desprendimiento los hace más partícipes del plano espiritual, más perceptibles y más accesibles a recuerdos de otras vidas. Los hay que narran con exactitud vidas anteriores, siendo comprobadas algunas (existen varios ejemplos en el libro El problema del Ser y del Destino de León Denis pág. 212 a 214 de ed. Kier). Según va creciendo el niño el engranaje espiritual se completa con el cuerpo, quedando el espíritu totalmente absorbido por la materia, siendo ya el recuerdo de las vidas anteriores imposible. 
A los niños no se les debe forzar la percepción espiritual, si la tuvieran hay que tratarlo como algo natural, sin darle importancia, lo habitual es que esto cese con la edad. 
Seguidamente nos centraremos en la sugestión. Con esta puede llegar a producirse un desprendimiento parcial del alma con la consiguiente modificación vibratoria que restablece la relación cerebral y la conciencia profunda; hay distintas fases, a más amplio desprendimiento, más profundo y amplio es el recuerdo. Con el regreso a la carne quedan eclipsados los recuerdos, esto es lo que comúnmente conocemos como “Regresiones”. Desde mi punto de vista sólo lo recomendaría para poder acceder al foco de alguna patología, nunca como medio de curiosidad, ya que tiene sus riesgos. La ciencia psíquica no es como las matemáticas donde dos más dos son cuatro, cada persona es diferente y si por ley natural no se produce este recuerdo, forzándolo sólo obtendremos resultados positivos si buscamos algún fin noble. 

Finalmente llegamos al desprendimiento total con la muerte del cuerpo físico, esto es la libertad para el espíritu. Aquí se producirá el recuerdo completo de todas las vidas, pero recuerde, querido lector, que la primera condición para recordar es querer recordar. Por eso nos encontramos con comunicaciones de espíritus que continúan, como en la Tierra, sin el recuerdo del pasado; ciertos dogmas religiosos son un gran impedimento a la hora de producirse este recuerdo gradual del pásado. Al comprimir nuestra mente bajo ciertas teorías que resultan ser una venda oscura para nuestras percepciones espirituales, una vez que pasamos el sepulcro. Para las personas que creen en la reencarnación y los que han alimentado el espíritu con conocimientos del más allá, les cuesta menos trabajo adaptarse y despertar las facultades espirituales después de la muerte. Vista, oído, tacto, etc., se unen y se multiplican, lo bello es mil veces más bello y lo penoso es mil veces más penoso. 
Aquí llegamos a un punto culminante del ser, ya que con la memoria acariciando las existencias anteriores encuentra el sentido de esta última encarnación que acaba de completar al encontrar en los crímenes y dolores del pasado la causa de los logros y expiaciones sufridas junto con la razón de su situación actual. Ve la correlación de sus vidas pasar, el pasado explica lo presente y deja prever el porvenir, por desgarrador que sea este examen es justo y necesario, pues puede ser el punto de partida de las resoluciones saludables y de la redención. Acaba de conocer sus aciertos y sus errores y se convierte en su propio juez. Has leído bien, no hay ningún verdugo de la inquisición, sino que para el espíritu que ya se le ha despertado su conciencia será el mismo el que tenga que enfrentar su balance. Comienza un periodo de examen y recogimiento, será dichoso por los logros obtenidos y sufrirá por los errores y las oportunidades perdidas. La conciencia del hombre recto y honesto goza de un equilibrio y una unión con las leyes de Dios, la del criminal no deja minuto de reposo. Constantemente reproduce los males causados creando una situación continua de amargura, dolor y vergüenza, siendo dominado y absorbido por esa vibración, por ese sentimiento que es peor que cualquier mal físico al no encontrarle fin. 
Tras esto llegará una nueva encarnación y así hasta que nos hayamos depurado bastante para ascender a planos mejores. El principio de afinidad lo rige todo en el plano espiritual y asigna a cada uno su lugar. 
Cuando nos centramos en una sola existencia, marcando un principio y un final, todo carece de sentido, caminamos en un laberinto con los ojos cubiertos dejándonos llevar por la fuerza de las pasiones, perdiendo oportunidades maravillosas de crecimiento espiritual. Así tan sólo tenemos una visión parcial de nuestra existencia, pero cuando subimos la montaña de la conciencia y observamos desde la cumbre la inmensidad de las existencias, la justicia divina resplandece; vemos lo que fuimos e imaginamos lo que seremos y desde esta perspectiva es desde donde tenemos que enfrentar con fuerza y valor las pruebas de esta encarnación que nos ayudarán a conocernos y a dominar nuestras pasiones. 
¿Quién puede saber más de la muerte, sino los propios muertos? Pues bien, la voz de ellos es la que nos desvela todos estos misterios de la vida diciéndonos que no tengamos miedo a la muerte, ella nos reunirá a todos un día: “Aprovechad vuestra encarnación, trabajar y amaos, dedicad cada minuto en el bien, en sed mejores cada día ya que nada se pierde. Cada nuevo amigo sincero, cada lazo de amistad que afianzáis en la Tierra perdura en la eternidad e incrementa vuestra familia espiritual. Abrid el corazón a todos vuestro hermanos”. 

Articulo extraído por Nidia Fabal de la pág. del Centro Espírita “Entre el Cielo y la Tierra.


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