jueves, 17 de marzo de 2011

Adulterio


Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón" ( San Mateo,5:27y 28.



La palabra adulterio no debe en manera alguna entenderse aquí en el sentido exclusivo de su acepción directa, sino con una significación más general. Jesús la empleaba muchas veces por extensión, para designar con ella el mal, el pecado, así como cualquier pensamiento pecaminoso, como por ejemplo, sucede en este otro pasaje:

" Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles" (San Marcos, 8:38).

La verdadera pureza no reside tan sólo en las acciones, sino que está también en el pensamiento, porque quien tiene puro el corazón ni siquiera piensa en el mal. Eso quería decir Jesús. Condena el pecar, incluso con el pensamiento, porque es un signo de impureza.

Este principio suscita, de un modo natural, la pregunta siguiente: ¿Sufrimos las consecuencias de un mal pensamiento que no haya seguido por acción?

Precisa que hagamos aquí una distinción importante. A medida que el alma, yendo por el mal camino, avanza en la vida espiritual, se va esclareciendo y despojando poco a poco de sus imperfecciones, según sea mayor o menor la buena voluntad que en ello ponga, en virtud de su libre arbitrio. Todo mal pensamiento constituye un resultado de la imperfección del alma. Pero, conforme al deseo que ha concebido de depurarse, ese mismo pensamiento malo se convierte para ella en una ocasión de adelanto, porque lo rechaza con energía. Es el indicio de una mancha que se esfuerza por borrar. En tales circunstancias, el alma no cederá si se le presenta la oportunidad de satisfacer un mal deseo, y después que haya resistido se sentirá más fuerte y jubilosa con su triunfo.

Por el contrario, aquella otra que no ha adoptado buenas resoluciones al respecto, busca la oportunidad de cometer una mala acción, y si no la lleva a efecto no es porque su voluntad así lo determine, sino debido a que le falta ocasión de realizarla. De esta manera, es tan culpable como si la cometiera.

En resumen, en la persona que ni siquiera concibe el pensamiento del mal se ha operado ya un progreso. En aquella a la cual acude ese pensamiento, pero lo rechaza, el progreso se halla en vías de realizarse. Por último, en quien está presente el pensamiento del mal y en el se complace, el mal se encuentra todavía en la totalidad de su fuerza. En la primera, el trabajo está realizado, y en las otras dos, se halla por hacer. Dios, que es justo, toma en cuenta todos esos matices al evaluar la responsabilidad de los actos y pensamientos del hombre.

El Evangelio según el Espiritismo


Hermanos y amigos, si te arrepientes de tus malos pensamientos, los purificas, los rechazas, sigues paso a paso las enseñanzas de Jesús, estás en el camino.  Se reconoce al verdadero espirita por los esfuerzos que hace para mejorarse, dijo Kardec. No te desanimes, venceremos a pesar de nuestra imperfección.

Luz progreso y amor

marco antuan


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