lunes, 6 de junio de 2022

Conocimiento de si mismo

   INQUIETUDES

1,. Turbación espírita después de la muerte

2.- De la Reencarnación

3.- Los recuerdos de los Espíritus en el Más Allá

4.-Conocimiento de si mismo


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    TURBACIÓN ESPÍRITA DESPUÉS DE LA MUERTE


163. El alma, al dejar el cuerpo, ¿tiene de inmediato conciencia de sí misma?

- Conciencia inmediata no es el término adecuado.. Permanece algún tiempo en estado de turbación.-

164. ¿Todos los Espíritus experimentan en el mismo grado y durante un lapso idéntico la turbación que sigue a la separación del alma y el cuerpo?

- No, ello depende de su elevación. El que está ya purificado vuelve en sí casi inmediatamente, porque se ha desprendido de la materia durante la vida del cuerpo, al paso que el hombre carnal, cuya conciencia no es pura, conserva durante mucho más tiempo la impresión de esa materia.

165. El conocimiento del Espiritismo ¿ejerce influencia sobre la duración más o menos prolongada de la turbación?

- Una influencia muy grande, por cuanto el Espíritu comprende de antemano su situación. Pero, lo que más influye es la práctica del bien y la conciencia pura.

En el momento de la muerte todo es al principio confuso. Hace falta al alma algún tiempo para recobrarse. Se halla como aturdida, al igual que el estado de un hombre que saliera de un sueño profundo y que tratara de darse cuenta de su situación. La lucidez de las ideas y el recuerdo del pasado le vuelven conforme se va borrando el influjo de la materia de que acaba de desembarazarse, y a medida que se disipa la especie de niebla que oscurece sus pensamientos.

La duración de la turbación que sigue a la muerte es muy variable. Puede ser de unas pocas horas como de varios meses, y hasta de muchos años. Aquellos en quienes es más breve son los que se han identificado en vida con su estado futuro, por cuanto comprenden de inmediato su situación.

La turbación presenta circunstancias particulares, de acuerdo con el carácter de cada individuo y, sobre todo, según el tipo de muerte experimentada. En las violentas, producidas por suicidio o suplicio, accidente, apoplejía o heridas, etcétera, el Espíritu se encuentra sorprendido, asombrado, y no cree haber muerto. Así lo sostiene con terquedad. No obstante, ve su cuerpo, sabe que ese cuerpo es el suyo, y no comprende que se haya separado de él. Acude junto a las personas a quienes profesaba afecto, les habla y no comprende por qué ellas no le oyen. Esa ilusión dura hasta que el desprendimiento del periespíritu se ha consumado. Sólo entonces el Espíritu se recobra y comprende que ya no forma parte de los vivientes. Este fenómeno se explica con facilidad. Sorprendido de improviso por la muerte, el Espíritu está aturdido por el brusco cambio que en él se ha operado. Para él, la muerte sigue siendo sinónimo de destrucción, de aniquilamiento. Ahora bien, como quiera que piensa, ve y entiende, en su opinión no está muerto. Lo que aumenta su ilusión es que se ve dueño de un cuerpo similar al anterior, por su forma, pero cuya etérea naturaleza no ha tenido todavía tiempo de estudiar. Lo cree sólido y compacto como lo era el primero, y cuando se le llama la atención sobre este punto se asombra de no poder palparlo. Este fenómeno es análogo al de los sonámbulos noveles, que no creen estar dormidos. Para ellos, el sueño es sinónimo de suspensión de las facultades. Y puesto que piensan libremente y ven, en su concepto no se hallan dormidos. Algunos Espíritus presentan esta particularidad, aun cuando la muerte no los haya sorprendido en forma imprevista. Pero sigue siendo una particularidad más general en aquellos que, aunque enfermos, no pensaban que morirían. Se ve entonces el singular espectáculo de un Espíritu que asiste a su funeral como si se tratara del de un extraño, y hablando de él como de una cosa que no le concierne, hasta el momento en que comprende la verdad.

La turbación que sigue a la muerte no tiene nada de penoso para el hombre de bien. Es tranquila y semejante en todo a la que acompaña a un despertar apacible. En cambio, para aquel cuya conciencia no es pura, está llena de ansiedad y de angustias, que aumentan a medida que va comprendiendo su situación.

En los casos de muerte colectiva se ha observado que todos los que perecen al mismo tiempo no siempre se vuelven a ver de inmediato. En la turbación que sigue a la muerte, cada cual va por su lado, preocupándose tan sólo de aquellos que le interesan..

El Libro de los Espíritus
Allan kardec

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DE LA REENCARNACIÓN

El alma que no alcanzó la perfección en la vida corpórea, ¿cómo acaba de purificarse?
Soportando la prueba de una nueva existencia.
¿Cómo el alma realiza esa nueva existencia? Es por su transformación como Espíritu?
Purificándose, el alma sufre, sin duda, una transformación; pero, para eso le es necesaria la prueba de la vida material.
¿El alma pasa, pues, por varias existencias corporales?
Sí, todos nosotros pasamos por varias existencias físicas. Los que dicen lo contrario pretenden manteneros en la ignorancia en que ellos propios se encuentran; ese es su deseo.

Parece resultar de ese principio que el alma, después de dejar un cuerpo toma otro o, entonces ella se reencarna en un nuevo cuerpo; ¿Es así que se debe entender?
Es evidente.
¿Cuál es el objetivo de la reencarnación?
Expiación, perfeccionamiento progresivo de la Humanidad, sin los cuales, ¿Dónde estaría la justicia?
¿El número de existencias corporales es limitado, o, el Espíritu se reencarna perpetuamente?
A cada nueva existencia el Espíritu da un paso en el camino del progreso; cuando se despojó de todas sus impurezas, no tiene más necesidad de las pruebas de la vida corporal.
¿El número de encarnaciones es el mismo para todos los Espíritus?
No, aquel que camina deprisa se esquiva de las pruebas. Sin embargo, las encarnaciones sucesivas son siempre muy numerosas porque el progreso es casi infinito.
¿En qué se transforma el Espíritu después de su última encarnación?
Espíritu bienaventurado; es un Espíritu puro.
Del Libro: “El Libro de los Espíritus”
ALLAN KARDEC

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LOS RECUERDOS DE LOS ESPÍRITUS EN EL MÁS ALLÁ


¿Son sensibles los Espíritus al recuerdo de quienes los amaron en la Tierra?
- Mucho más de lo que podéis creer.. El recuerdo se suma a su felicidad, si son dichosos. Y si son desgraciados, es para ellos un alivio.

321 El día de la conmemoración de los difuntos, ¿tiene algo de más solemne para los Espíritus? ¿Se preparan para venir a visitar a aquellos que deben ir a orar sobre sus despojos?
- Los Espíritus acuden al llamado del pensamiento, así en ese día como en los otros.

321 a. Esa jornada ¿representa para ellos una cita junto a las sepulturas?
- En tal fecha son allí más numerosos, porque hay más personas que les llaman. Pero cada cual sólo vienen por sus amigos y no por la multitud de los que le son indiferentes.

321 b. ¿Bajo qué forma acuden allí, y cómo les veríamos si pudieran hacerse visibles?
- Bajo la forma que se les conoció en vida.
322. Los Espíritus olvidados, cuyas tumbas nadie va a visitar ¿acuden a ellas a pesar de esto, y se acongojan al comprobar que ningún amigo les recuerda?
- ¿Qué les importa la Tierra? Sólo están ligados a ella por el corazón.. Si no está allí el amor, nada más hay que retenga al Espíritu: todo el Universo tiene por delante.
323. La visita a la tumba ¿da al Espíritu mayor satisfacción que una plegaria íntima?
- La visita a la tumba constituye un modo de demostrar que se piensa en el Espíritu ausente. Es la imagen de él.. Ya os dije que la oración santifica el acto del recuerdo. Poco importa el lugar en que se pronuncie, si se lo hace con el corazón.
EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS
ALLAN KARDEC

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                       CONOCIMIENTO DE SI MISMO

. ¿Cuál es el medio práctico más eficaz para mejorar se en esta vida y resistir a la
solicitación del mal?
«Un sabio de la antigüedad os lo dijo: Conócete a ti mismo».

-Comprendemos toda la sabiduría de esta máxima; pero la dificultad consiste en
conocerse a sí mismo. ¿Qué medio hay para conseguirlo?
«Haced lo que durante mi vida terrena: al terminar el día interrogaba a mi conciencia,
pasaba revista a lo que había hecho y me preguntaba si no había infringido algún deber, si
nadie había tenido que quejarse de mi. Así fue como llegué a conocerme y a ver lo que en mí
debía reformarse.
Aquel que cada noche, recordase todas sus acciones de durante el día y se preguntase el mal o
el bien que ha hecho, suplicando a Dios y a su ángel guardián que le iluminasen, adquiriría
una gran fuerza para perfeccionarse, porque, creedlo, Dios le asistiría. Proponeos, pues,
cuestiones, y preguntaos lo que habéis hecho, y el objeto con qué, en circunstancia tal, habéis
obrado; si habéis hecho algo que en otro hubieseis censurado; si habéis ejecutado alguna
acción que no os atreveríais a confesar. Preguntaos también lo siguiente: Si a Dios le
pluguiese llamarme en este momento, ¿tendría, al entrar en el mundo de los espíritus donde
nada hay oculto, que temer la presencia de alguien? Examinad lo que hayáis podido hacer
contra Dios, contra vuestro prójimo y contra vosotros mismos, en fin.. Las contestaciones
serán reposo para vuestra conciencia, o indicación de un mal que es preciso curar.

EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS
ALLAN KARDEC

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