INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- Aprendí con Allán Kardec
2.- Simpatías y antipatías en las relaciones humanas.
3.- El sentido de la Oración
4.- Terapia de la Reencarnación
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APRENDÍ CON ALLAN KARDEC :
1.- "Sin Caridad no hay salvación "
2.-"Nacer, vivir, morir, renacer aún y progresar siempre, tal es la Ley"
3.- "Somos Espíritus viviendo experiencias carnales"
4.-"El Amor es la Esencia Divina"
5.-" La Reencarnación prueba la "Justicia Divina "
6.-" Los hombres siembran en la Tierra lo que cosecharán en su vida espiritual: los frutos de su coraje o debilidad"
7.- "La fe inquebrantable es solo la que puede enfrentar la razón cara a cara, en todos los tiempos de la humanidad".
8.- " La Educación, si se comprende bien, es la clave del progreso moral"
9.- " Estudia a ti mismo, observando que el autoconocimiento trae humildad, y sin humildad es imposible ser feliz".
10.- "El que pide a Dios el perdón de sus faltas, solo lo obtiene si cambia de conducta. Las buenas obras son la mejor de las oraciones, porque las obras valen más que las palabras".
(Aportado por Blanca Cecilia Pinzón Acero)
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SIMPATÍAS Y ANTIPATÍAS EN LAS RELACIONES HUMANAS
Se sube al escalón del autobús y de repente una persona lo ve. Le transmite energías pesadas. Usted después siente antipatía por el ciudadano.
En otro momento, usted va a la panadería y la persona que está a su lado le irradia tanta paz y serenidad que le da confianza para comenzar a hablar. Usted lo hace, y la reciprocidad es verdadera.
Luego, descubre que esa persona reside al lado de su casa y ustedes parecen viejos amigos…
Situaciones como esas demuestran cuan mágicas y complejas son las relaciones humanas. En la mayoría de las veces, las condiciones externas nos predeterminan determinadas sensaciones, o estímulos.
Las personas bien vestidas, a veces, nos parecen seres que se apegan más a la apariencia. Para otros, pueden parecer individuos cuidadosos y solícitos, que procuran valorar cada momento. De otra suerte, una señora desconfiada, que nos mira por arriba de las gafas, puede parecer alguien que teme ser atacada o agredida. Y el señor, bonachón que carga con cuidado sus periódicos puede estar dispuesto a una buena conversación, amigable y útil.
Lo cierto es que la a proximidad al otro y la afabilidad, por nuestra parte, van poco a poco venciendo las pequeñas barreras que colocamos en nuestra convivencia con el otro. Por estar envueltos en nuestras preocupaciones y concentrados en nuestras obligaciones, acabamos no permitiendo que el otro “invada” nuestro espacio interior, perciba nuestra fragilidad, o adivine nuestros pensamientos.
Es bien verdad que episodios negativos, antes experimentados, en relación a personas que abusaron de nuestra buena voluntad o presteza, algunas veces pueden dificultar cualquier nueva experiencia. La reciproca también puede ser verdadera, cuando a pesar de nuestra intención positiva, el otro no está dispuesto a “bajar la guardia”.
A la par de las experiencias de hoy, usted debe encarar la vida como una mágica espiral donde las experiencias se repiten o se diversifican. Acostumbramos a decir que, al abrir un libro al azar y releer un capitulo o un ítem antes ya memorizado, sus impresiones pueden ser bastantes diferentes de la primera o de las otras veces. Justamente porque su momento existencial es diferente.
Así también se da con las personas y nuestro actuar con ellas estará basado en la suma de nuestro aire interior y nuestras percepciones personales de cada uno. Aunque la tónica, casi siempre, se basa en el adagio “la primera impresión es la que queda”, los ejemplos diarios nos muestran casos en que la antipatía original puede ser, poco a poco, cuidadosamente cambiada en una solida amistad, o, incluso, en una cariñosa convivencia conyugal. El gran secreto es, por tanto, darse más, y exigir menos, para que el otro tenga la oportunidad, también, de conocerle a usted por dentro, disfrutando de su real esencia.
Para aquellos con la audición y la visión de entender para sentir, para parafrasear a un tal Galileo, algunas personas pueden ver que los afectos y antipatías están más allá de los momentos de hoy y de perder el tiempo en sus raíces y causas. Un gran amigo que cautivamos hoy, en verdad, ya estuvo con nosotros en otras jornadas, construyendo una relación solida y duradera que atraviesa los límites del espacio-tiempo tradicionales. Y, quien sabe, aquel compañero que trabaja contigo, y que usted no consigue “soportar”, pero lo hace, apenas y circunstancialmente en virtud de las exigencias de la institución, puede haber sido una víctima, o un atormentador en tiempos inmemoriales.
Lo importante, en esencia, no es intentar entender tales lazos. Lo que se nos exige, a menudo, es la tentativa de transformar los lazos de odio en amor, porque, en el fondo de estas relaciones tempestuosas y agresivas, puede estar un amor mal resuelto.
¿A usted que le parece?
Portado por Marco Aurelio Rocha
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EL SENTIDO DE LA ORACIÓN
Desde los tiempos más lejanos, los hombres se han vuelto hacia el sol, la bóveda estrellada, el agua, la montaña, y los múltiples dioses e ídolos fabricados por su imaginación. A medida que llegaban profetas y luego, gracias a los avances de la ciencia, se volvieron menos temerosos de cara a ciertas fuerzas naturales que no sabían explicar.
En momentos de angustia buscaron consuelo, y buscan todavía, en una fuerza misteriosa que nuestra sociedad denomina Dios. Algunos dicen negar su existencia, problema de vocabulario quizás. El espírita preferirá hablar de energía creadora, de amor universal, sin intentar darle una definición más precisa. Simplemente debemos reconocer que, como humanos, aún no estamos lo bastante evolucionados como para comprender lo absoluto de esta realidad.
Según la definición espírita, el espíritu humano, impulsado por Dios, lleva en sí, de manera consciente o inconsciente el sentimiento amoroso de su creador. Es a través de muchas reencarnaciones sucesivas, que la chispa de este reconocimiento de un origen divino se despertará progresivamente.
¿QUÉ SIGNIFICA EN NUESTRAS SOCIEDADES EL TÉRMINO “ORACIÓN”? He aquí la definición del Larousse: “Un acto ritual por el cual uno se dirige a una divinidad o a sus intercesores. Se define como un conjunto de fórmulas, en general codificadas, por las cuales uno se dirige a Dios”. En las prácticas religiosas, la oración se reduce a menudo a la repetición de textos aprendidos de memoria y que, recitados por costumbre, pueden perder su valor y su sentido, cuando ya no se asocia más a la profundidad de un sentimiento.
En el marco del espiritismo, la oración es un pensamiento que desarrollamos progresivamente con arreglo a nuestra naturaleza, a nuestros sentimientos, a nuestro compromiso, a nuestra convicción. He aquí una respuesta recibida en sesión espírita: ¿Están las oraciones personales en armonía con el pensamiento espírita? “Aquel que piensa bien, que piensa justo, entonces, activa a su alrededor un conjunto perfectamente coherente de ondas positivas que, más bien que dispersarse en forma aleatoria, sabrán alcanzar el objetivo humano de la demanda, o mejor aún, el espíritu, o los espíritus protectores desencarnados, para que esta misma demanda, si sigue siendo justa, sea satisfecha de manera efectiva”. Luego, posteriormente, otro mensaje precisa: “La oración no es una expectativa, sino una acción del espíritu responsable que da su amor. La oración no es un recitativo, sino un verbo que lleva su función hacia aquel que la necesita. La oración no consiste en implorar falsamente a Dios con un aire contrito y el rostro contraído de dolor. La oración es una alegría, una función inherente al espíritu, una telepatía del alma. La palabra prostituida por los hombres ha perdido su sentido inicial. Recen, sí, recen, amigos míos, con todas sus fuerzas, es decir con todo su deseo de aportar al otro lo que él espera de ustedes. Dios no es responsable. Ustedes son libres y es por eso que su oración es un acto de amor que no exige su intercesión”. Nuestros pensamientos de amor deben conjugarse con toda oración recitada, siendo la fuerza de su acción la comprensión de las palabras que la harán vibrar.
¿POR QUIÉN, PARA QUÉ REZAR? No debemos dudar en rezar a nuestro guía, espíritu que hemos conocido en una o varias de nuestras vidas anteriores, y que por amor ha decidido permanecer en el más allá para aconsejarnos. Podemos pedirle recibir su fuerza, que nos permitirá entonces superar ciertos obstáculos y seguir nuestra senda de vida de la mejor manera posible. “Vuestro guía es ante todo vuestro amigo de lo invisible, aquel hacia el que podéis ir sin cesar en forma mental, en todas las circunstancias. Vuestro guía es a menudo aquel o aquella a quien habéis conocido en una de vuestras anterioridades y que, desde entonces, no cesa de protegeros”. (Extracto de un mensaje de 1982)
Igualmente podemos realizar oraciones individuales o colectivas en atención a personas fallecidas, permitiendo a su espíritu salir más rápidamente de un estado de turbación que, más o menos largo, precede al tránsito hacia el más allá. En el momento del fallecimiento de una persona, es recomendable efectuar cadenas fluídicas por su intención. Eso se realiza de preferencia sobre un fondo de música clásica, pensando en el espíritu para tranquilizarlo mentalmente y dirigirlo hacia su libertad en el otro mundo. Recibirá entonces la energía necesaria para franquear el túnel y encontrar especialmente el amor de su guía. La cadena se realiza formando un círculo, los participantes (en un mínimo de tres) se dan la mano y en una oración común de tres a cuatro minutos, acompañan al espíritu para dirigirlo hacia el túnel con una luz brillante en su extremo, y hacia su guía que le espera.
Nuestros pensamientos pueden ser dirigidos igualmente hacia personas encarnadas, enfermas o debilitadas psíquicamente. A título individual o colectivo, los sentimientos sinceros de amor o de amistad alcanzan, aun a distancia, a la otra persona a la que deseamos aportar un consuelo. Tomar regularmente algunos minutos para pensar en ella, imaginarla reconfortada, sonriente, en buena forma física es igualmente un acto de oración.
“Rezar, es decir pensar, es decir amar, es decir construir, es decir también, a veces, utilizar la acción, utilizar el verbo para luchar, para luchar contra todas las formas de inferioridad, contra todas las formas de injusticia; tal es el camino, tal es el único camino”. – Extracto de mensaje.
Participar en manifestaciones pacíficas para detener un conflicto bélico puede ser igualmente una forma de oración. Aun si los participantes no están conscientes de ello, son acompañados por numerosos espíritus pacíficos del más allá; espíritus presentes en esa ocasión, que reciben sus pensamientos de reconciliación bajo la forma de energía, y los utilizan luego para traer consuelo y reflexión progresiva a unos humanos, en el sentido de la paz.
¿DÓNDE REZAR?.- No es obligatorio dirigirse a un lugar dedicado a la oración para invocar a Dios, pues él está a la escucha de todas las oraciones y en todo lugar. Sin embargo, el contacto con la naturaleza puede agilizar este acercamiento con el creador y facilitar la oración. “El hombre dice a menudo, casi por banalidad, que la naturaleza es bella, pero no contempla suficientemente esa misma naturaleza. No sabe detenerse en ella. No sabe reflexionarla, meditarla, pues si supiera eso, entonces el hombre creería en Dios. La respuesta a muchas de las preguntas, la respuesta a muchas de las esperas no es siempre una respuesta pronunciada, no es siempre una respuesta escrita o una respuesta verbal. La respuesta puede llegar hasta el corazón y hasta la conciencia, en el interior de la sola meditación del individuo, frente a la naturaleza, en el seno de la naturaleza que sabe hacer cuerpo con esa misma naturaleza”. (Extracto de mensaje).
Sin embargo, no habría que reducir la oración simplemente a palabras o a pensamientos, pues ella debe igualmente, y sobre todo, ser expresada en actos auténticos hacia nuestro prójimo. Rezar invocando a Dios puede estar al alcance de todos, pero sin acción concreta en complemento, la oración pierde su valor: actuar, franquear los obstáculos, luchar por su equilibrio, y por repercusión por el de los demás, no puede, porque se habrán superado sus debilidades, más que reforzarla.
La oración debe ayudar a dar, pues “dar es amar y amar es ser feliz” -Espíritu Vicente de Paul 1997.
Ejemplo de oración dicha por un Espíritu en sesión espírita: Padre Nuestro que estás en los Universos, Que tu nombre sea glorificado, Que venga tu reino, Que tu voluntad sea hecha en la Tierra como en todos los Universos. Alimenta a cada uno de tus hijos, Que cesen el tableteo de las armas, las torturas, las lágrimas y la sangre derramada. Oh Padre mío, penetra todos los corazones y que finalmente la savia de tu nombre corra por todas las venas para regar esta Tierra con mal de amor. Padre, Padre, líbranos del mal.
Por Véronique Bongiraud – Traducción de Ruth Neumann Publicado en la revista *Le Journal Spirite en Español. La Revista del Círculo Espírita Allan Kardec de Nancy (Francia). Nº 104 Abril – Junio de 2016.
Anexo: Escrito por Reproducciones de Zona Espírita
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Terapia de la Reencarnación
Este método terapéutico fue un gran descubrimiento científico debido al español Jose María Fernández Colavida, ( 1819-1888) que demuestra la hipótesis de la Reencarnación, aunque no es este el principal objetivo de esta terapia, sino que lo es el de la curación de traumas, complejos y fobias que no se han podido solucionar por otros métodos. Posteriormente, en el año 1.978 esta técnica fue experimentada y confirmada por el Dr. Morris Netherton.
Consiste en poner al sujeto bajo hipnosis y hacer retroceder los recuerdos vividos de su mente yendo atrás en el tiempo hasta llegar a alcanzar etapas anteriores a su actual identidad personal. A través del estado de trance hipnótico se hace regresar la memoria del individuo en el tiempo, a través de un proceso libre y consciente de asociación de ideas y recuerdos, reviviendo experiencias lejanas en el tiempo de su actual existencia, hasta llegar al momento de su nacimiento; después se continúa retrocediendo poco a poco en la memoria, ahondando cada vez más profundamente en tiempos anteriores, hasta que el sujeto comienza a experimentar otras vivencias deferentes, con conocimientos y experiencias extraños y desconocidos en su vida actual, llegando así, finalmente, de este modo, hasta el origen y la causa del problema que le afectaba y que se encontraba en alguna situación ocurrida del pasado, durante algún episodio de una vida anterior.
Cuando se hace una regresión a una vida pasada, no se está viajando al pasado, sino que este se hace presente debido al sufrimiento traumático que se determina en el sujeto regresar progresivamente a la infancia, a la vida fetal o a vidas humanas anteriores,( en este orden), supone conducir la consciencia ante unos recuerdos perdidos en lo más profundo del Ser que en estado normal de vigilia no tiene acceso a ellos y que en esa circunstancia se hacen muy presentes.
Mediante esta técnica terapéutica el sujeto se relaja profundamente hasta hacerle bajar sus ritmos cerebrales a seis o siete ciclos por segundo, que corresponden al nivel mental Theta, en el cual hay una profunda relajación, pero no se produce una total pérdida de conciencia.
Durante las regresiones, a veces los pacientes se ven afectados físicamente por el suceso o tragedia que reviven, tal como experimentando dolores, punzadas, inflamaciones, molestias de cualquier zona del cuerpo, etc, relacionadas con alguna causa traumática anterior, origen de las mismas, o con la clase de muerte que tuvo. Inclusive, a veces, estos síntomas físicos comienzan a manifestarse aun antes de vivenciar los hechos del pasado, pero que, sin embargo, una vez alcanzados y vividos de nuevo como causas conscientes, cesan los efectos correspondientes.
Los resultados de esta terapia y su rapidez suelen ser muy superiores a los obtenidos con otros tratamientos psicológicos o farmacológicos, aunque la medicina oficial esto lo ve siempre como algo experimental y suele pasar de largo la opción de aplicar a sus pacientes esta técnica, porque en este como en otros temas médicos, la Medicina está supeditada al mundial negocio de la industria farmaceútica, que no admite aquello que no sale de sus laboratorios y no les produce dinero.
- Jose Luis Martín -
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