martes, 2 de noviembre de 2021

Amar al prójimo como a sí mismo- El Egoísmo

    INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Atendimiento fraterno (Entrevista con Divaldo)

2.- Biografía resumida de Jose Mª Fernández Colavida

3.- El perfeccionamiento del Espíritu y la Vida Espiritual

4.- Amar al prójimo como a sí mismo- El Egoísmo





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                            ATENDIMIENTO  FRATERNO

                 (Entrevista con Divaldo P. Franco

Joao Neves: - En su vasta experiencia de atendedor fraterno, ¿ cuales son las causas preponderantes que desencadenan las aflicciones humanas?

Divaldo: - El egoísmo, sería la respuesta de Allan Kardec.

El egoísmo es el cáncer de la sociedad, porque es él quien desencadena otros disturbios en nuestra área espiritual. Es el egoísmo que responde por nuestra agresividad, porque él nos lleva al egocentrismo, al derecho de creer que somos el centro del Universo, y de merecernos todo y todos, tornándonos soberbios. Los celos también es causa infeliz, porque nos hace pensar que somos propietarios unos de los otros, de los objetos, de las ocasiones y de las circunstancias; el odio a todo aquel que no concuerda con nosotros y nos acomete, es factor disolvente y despreciable; el enfado y, consecuentemente, la cólera fulminante, que abre espacio al odio, se constituye en elemento pernicioso

Gracias a esos factores, las enfermedades se nos alojan con más facilidad, mientras que el egoísmo produce enzimas destructivos, que vienen a perturbar el metabolismo y facultan el  campo para la instalación de dolencias degenerativas. Al mismo tiempo, nos hace distónicos (1)  y pasamos a tener problemas psicológicos, dando oportunidad para vincularnos con las Entidades perversas y malévolas, teniendo inicio ahí los procesos de obsesión.

La Psiconeuroinmunología identificó que poseemos en la saliva una enzima que protege nuestro organismo de infecciones víricas – inmunoglobulina. El egoísta es introspectivo, apasionado, indiferente a los problemas ajenos. Produce toxinas que impedirán la fabricación de la inmunoglobulina, dejándolo a merced de las dolencias.

Por eso, Jesús ofreció como terapia fundamental el amor, porque, cuando se ama, se sale de sí para poder ser útil; el individuo olvida sus propios problemas para contribuir en la disminución de los enajenados.

Cuando empezamos a amar, la vida irradia el paisaje que se presenta enriquecido y nuestros pequeños dolores se tornan menores ante el volumen de aflicciones que desgobiernan el mundo.

Jesús sintetizó todo eso de una forma muy bella, cuando los discípulos afirmaron que Él siempre atendía a las gentes tomado de compasión. No ese sentimiento de piedad vulgar, sino, con la pasión de ternura, con el deseo vehemente de modificar aquella situación. Es ese sentimiento de amor que ayuda y hace que se enriquezcan los recursos para disminuir los sufrimientos humanos.


José Ferraz: - Esta pregunta fue elaborada por Suely Caldas Schubert :

¿Cómo conducir la orientación a una persona que ya intentó el suicidio algunas veces y persiste en la misma idea? ¿Se debe, de alguna forma, decirle cuales son las consecuencias funestas de su acto infeliz o serle comprensivo y consolador?

Divaldo: - La mejor forma de consolar es advertir sobre los riesgos que advienen como consecuencia de nuestros actos impensados.

Se consuela, cuando se esclarece.

La mejor forma de consolar a alguien es arrancarlo de la ignorancia, educarlo.

Allan Kardec aborda, en “El Libro de los Espíritus”, que es excelente, al referirse a la tarea de la educación, elucidando que los males humanos resultan de la predominancia de los instintos agresivos, que se sienten repelidos, como diría el psicoanalista Alfredo Adler, y deben ser superados a través de los métodos morales disciplinados.

Allan Kardec se reporta a la educación moral. Es necesario decir al paciente que él tiene el derecho de interrumpir la vida física, pero que ese acto le traerá tal y cual consecuencia inevitable.

Él, hoy, está sufriendo angustia, desesperación, siente soledad, incomprensiones, como cosecha de los actos impensados de ayer. Si complica la actual existencia con una actitud de revuelta hacia Dios, hacia la sociedad y hacia sí mismo, sus penas y aflicciones serán mucho mayores. Es, por tanto, perfectamente lícito y necesario decirle con dulzura, para no parecer que le estamos prometiendo un castigo – como hacen algunas doctrinas del Dios terror – que él ahora es la cosecha de una siembra infeliz, y que él tiene la opción de superar el drama en vez de entregarse al suicidio, una opción cuyas consecuencias serán mucho más funestas.

1 Distonía: Perturbación funcional que afecta, generalmente al aparato circulatorio, digestivo, o ambos, y en cuya génesis es significativo un factor psicológico.

“ENTREVISTA CON DIVALDO FRANCO”. Atendimiento Fraterno, Proyecto Manuel Philomeno de Miranda.

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Biografía resumida de José María Fernández Colavida

(Tortosa, 1819 – Barcelona, 1888)


Si deseáramos describir, en pocas palabras, quién es José María Fernández Colavida, deberíamos afirmar, ante todo, que se trata del ejemplo real y concreto del hombre de bien y del verdadero espírita, enseñado en El Evangelio según el Espiritismo.

Conocido, con toda justicia, como el Kardec español, trabajó y sigue trabajando permanentemente por el progreso de la humanidad, divulgando la Doctrina Espírita no solamente por medio de su perfecto conocimiento doctrinario, sino también por el fiel ejemplo que siempre ha dado de la práctica de las enseñanzas espíritas, sobre todo de la ley de amor, de justicia y de caridad.

Primer traductor y editor de los libros de Allan Kardec al idioma español, jamás buscó ventajas materiales en las obras que publicaba, donando muchas de ellas en beneficio de la divulgación doctrinaria o vendiéndolas a precios simbólicos, que ni siquiera cubrían los costos generados por la impresión. Fue gracias a su abnegado trabajo de divulgación doctrinaria que Amalia Domingo Soler, entre otros innumerables beneficiarios, pudo tener las obras de Allan Kardec, como ella misma cuenta en Memorias: «[…] Fernández Colavida me mandó la colección completa de su Revista, las obras de Allan Kardec y una carta cariñosísima. Cuando yo me vi dueña de los libros de Kardec por los que tanto había suspirado, mi alegría fue inmensa».

Fundador, director y redactor, en Barcelona, de la Revista Espiritista –Periódico de Estudios Psicológicos, posteriormente denominada Revista de Estudios Psicológicos, fue el mayor divulgador espírita a los países de lengua española. Realizó un trabajo admirable de orientación doctrinaria a espíritas de varios lugares del mundo, tales como Argentina, Colombia, Cuba, Ecuador, Filipinas, México, Perú, Uruguay, además de España.
Fundador de la primera librería espírita en la capital de Cataluña, fue el importador de los trescientos volúmenes y folletos sobre el Espiritismo quemados el 9 de octubre de 1861 en el Auto de Fe de Barcelona.

También fue el fundador de la Asociación de los Amigos de los Pobres, de la Sociedad Barcelonesa Propagadora del Espiritismo y el director del Grupo Espírita La Paz, instituciones en las que trabajó con ahínco por el bien del prójimo.

Presidente de honor del Primer Congreso Internacional Espírita, realizado en Barcelona en septiembre de 1888, pocos meses antes de su desencarnación, recibió el homenaje con la más grande humildad, pues jamás buscó ningún reconocimiento, excepto el de su propia conciencia.

Gran soldado de la paz del Cristo, ha trabajado de manera incesante por la unión de los espíritas alrededor del estudio y de la práctica de la moral de Jesús y de las enseñanzas codificadas por Allan Kardec. Sus manos laboriosas, herramientas luminosas en servicio constante a la causa espírita, escribían, en su más reciente encarnación, textos doctrinarios, cartas de orientaciones a espíritas de todas las condiciones sociales y de varias nacionalidades, así como llevaban auxilio a necesitados de toda especie, sea la ayuda material a las personas pobres económicamente, sea los fluidos saludables a los enfermos de cuerpo o de alma.

En la vida espiritual, esas mismas manos, además de permanecer fielmente en el trabajo de las letras y del auxilio, nos son extendidas amorosamente para sostenernos en el recto cumplimiento de nuestros deberes como espíritas.

En su tumba, donde yace el cuerpo mortal, los espíritas de España y América, como una muestra de gratitud, deseaban construir un monumento. Con todo el respeto que esa iniciativa merece, no dejemos de prestar también otro homenaje al ejemplo inmortal de ese noble Espíritu bienhechor, edificando, en nosotros mismos, el monumento de la práctica de las dos enseñanzas fundamentales para todo espírita, es decir: «Hermanos, amémonos e instruyámonos».


Por Simoni Privato Goidanich


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  EL PERFECCIONAMIENTO DEL ESPÍRITU Y LA VIDA ESPIRITUAL

El perfeccionamiento del Espíritu es fruto de su propio esfuerzo; no pudiendo,en una sola existencia corpórea, adquirir todas las cualidades morales e intelectuales que deben conducirlo al objetivo, él lo alcanza por una sucesión de existencias, en cada una de las cuales da algunos pasos adelante en el camino del progreso.

13. En cada existencia corporal el Espíritu debe llevar a cabo una labor en proporción con su grado de desarrollo; cuanto más ruda y trabajosa sea tanto mayor será el mérito en cumplirla. De esta manera, cada existencia es una prueba que lo acerca al objetivo. El número de esas existencias es indeterminado. Depende de la voluntad del Espíritu abreviarlo esforzándose activamente por su perfeccionamiento moral; del mismo modo que depende de la voluntad del obrero, que debe entregar un trabajo, el disminuir la cantidad de días que emplea en hacerlo.

14. Cuando una existencia fue mal empleada y sin provecho para el Espíritu, debe  recomenzarla en condiciones más o menos penosas, debido a su negligencia y su mala voluntad; del mismo modo, en la vida, se puede ser constreñido a hacer al día siguiente, lo que no se hizo en la víspera o a rehacer lo que se hizo mal.

15. La vida espiritual es la vida normal del Espíritu y es eterna; la vida corpórea es transitoria y pasajera: no es sino un instante en la eternidad.

16. En el intervalo de sus existencias corpóreas, el Espíritu está errante. La erraticidad no tiene una duración determinada; en ese estado, el Espíritu es feliz o infeliz; según el buen o mal empleo que hizo de su última existencia; él estudia las causas que apresuraron o retardaron su adelanto; toma las resoluciones que procurará poner en práctica en su próxima encarnación y escoge, él mismo, las pruebas que cree más apropiadas para su evolución; pero en algunas ocasiones se equivoca o sucumbe, porque no mantiene, como hombre, las resoluciones que había tomado como Espíritu.

17. El Espíritu culpable es castigado con sufrimientos morales en el mundo de los Espíritus y con penas físicas en la vida corpórea.

Sus aflicciones son consecuencias de sus faltas, vale decir, de sus infracciones a la ley
de Dios; de esta manera constituyen, a la vez, una expiación del pasado y una prueba para
el porvenir; así es que el orgulloso puede tener una existencia de humillaciones; el tirano una
de servidumbre y el mal rico una de miseria.

18. Hay mundos apropiados a los diferentes grados de adelanto de los Espíritus y donde la existencia corporal se encuentra en condiciones muy diferentes. Cuanto menos avanzado es el Espíritu, tanto más pesado y material es el cuerpo con que se reviste; a medida que se purifica, pasa a mundos superiores moral y físicamente. La Tierra no es ni el primero ni el último, pero, sí, uno de los más atrasados.

19. Los Espíritus culpados están encarnados en los mundos menos avanzados donde expían sus faltas por las tribulaciones de la vida material. Esos mundos son para ellos verdaderos purgatorios, pero de donde depende de ellos salir, trabajando por su perfeccionamiento moral. La Tierra es uno de esos mundos.

20. Siendo Dios, soberanamente justo y bueno, no condena a sus criaturas a castigos
perpetuos por faltas transitorias; les ofrece en todo momento medios para progresar y
reparar el mal que pudieron hacer. Dios perdona, pero exige el arrepentimiento, la reparación
y el retorno al bien; de suerte que la duración del castigo es proporcional a la persistencia del Espíritu en el mal; en consecuencia, el castigo sería eterno para aquel que permaneciese eternamente en el mal camino; pero, desde que la claridad del arrepentimiento entra en el corazón del culpado, Dios extiende sobre él su misericordia. Así, la eternidad de las penas debe ser entendida en el sentido relativo y no en el sentido absoluto.

EL ESPIRITISMO EN SU MÁS SIMPLE EXPRESIÓN.- ALLAN KARDEC.

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AMAR AL PRÓJIMO COMO A SÍ MISMO

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Sin duda alguna, el defecto espiritual mas grave  es el  Egoísmo , porque supone una falta de sensibilidad que incapacita al que lo tiene para  poder llegar a amar y a comprender a los demás; este defecto , como todos los defectos morales , es un monstruo horroroso  que se oculta en el fondo del alma y  lleva a ser  incomprensivos  e  intolerantes con los demás.  Si somos capaces de comenzar por  comprender que  a veces no nos exigimos  demasiado a nosotros mismos,entonces  tampoco deberíamos ser  más exigentes con los demás. Hay que  considerar  a las personas tal y como son, respetándolas y aceptándolas, tratando de comprenderlas  y dándoles la única respuesta que  debemos dar : la del Amor, la tolerancia  y la comprensión.

Este defecto en la medida que se mantiene en la personalidad como una característica natural más y no se trata de superarlo mediante la práctica de la Generosidad y la Caridad, va ejerciendo cada vez más, una influencia sobre el Alma  a la que va endureciendo e insensibilizando poco a poco, reduciendo así la  capacidad y la  amplitud de conciencia.  Este defecto es totalmente  incompatible con el sentido de la Justicia, con el Amor  y con la Caridad.

El egoísmo presenta  muchos grados de intensidad y puede aparecer bajo muchos aspectos o variedades, tal como el amor  propio, la codicia,  el afán de poder, la ambición desmesurada, etc. A su vez todas estas formas o variedades de egoísmo  son generadoras de otras clases de defectos humanos ,tal como la envidia, los celos o la  crueldad.

Por ejemplo, una  forma con la que se presenta frecuentemente, es el  Egocentrismo  que supone a quien lo tiene, una desviación hacia sí mismo del sentimiento del amor, y  como casi todos los defectos morales, este  suele ser ignorado  por quienes lo sustentan por falta de autoanálisis.

La persona egoísta se caracteriza porque se suele dedicar a vivir su vida para sí mismo solamente, sin preocuparse por los demás, ni importarle nada el sufrimiento ajeno, así como evitando cualquier ocasión de poder hacer el bien a los demás a quienes nunca está dispuesto a entregar nada suyo, ya sea material o que le suponga algún esfuerzo o prestación  de cualquier clase.

En el egoísta el síntoma más evidente de su defecto es el interés personal que muestra siempre hacia sí mismo. El apego que tiene hacia las cosas materiales, demuestra su inferioridad espiritual, porque cuanto mas apegado está a las cosas de este mundo, menos comprende las cosas del mundo espiritual, y cuales son  en realidad  sus verdaderas  metas e intereses. Vemos estos síntomas en esas personas que solo hablan de sí mismos ignorando lo de los demás a quienes ni siquiera dan oídos.

El egoísmo es la imperfección  más difícil de desterrar, porque está muy ligado con el orgullo y estos defectos  vienen  causados  por  la influencia de la materia sobre el espíritu, y esta influencia todavía es muy fuerte  en el actual estado de evolución en que nos encontramos. Por esto precisamente es que debemos desterrar de nosotros estos  defectos y ayudar a los demás a que igualmente los superen, pues la evolución espiritual de la población humana, es responsabilidad de todos y cada uno de nosotros, cuando somos conscientes de la importancia y necesidad de desterrar estos defectos que impiden nuestro progreso y felicidad.

( El Espiritismo en su más simple expresión)....

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