INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- Vida y valores: Las aflicciones humanas-causas actuales
2.- Motivos de resignación
3.-El deber, en el hombre.
4.- Los espíritas son libre pensadores
5.- ¿Por qué nos habrá creado Dios?
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VIDA Y VALORES
(Las aflicciones humanas – causas actuales)
En el campo de las aflicciones de la criatura humana, podemos identificar causas que son creadas ahora. Mucha gente llora, se lamenta. Hay muchos que se desesperan delante de los problemas, de los tormentos, de las dificultades que les están sobrecargando la vida en la actualidad, en estos días. Casi nunca esas mismas personas perciben que esos sufrimientos, esas aflicciones, esos problemas por los cuales están pasando fueron creados ahora, en esta misma vida, en los tiempos de nuestra trayectoria terrestre.
Una de las causas más punzantes de aflicciones es el temperamento. ¡Dios mío! Cuantas son las personas que tienen malas pulgas. Son dichas personas de mucho carácter. Hay otros que ni carácter tienen, explotan por cualquier cosa. Entonces, son personas mal vistas, no son queridas, donde ellos llegan los demás salen. Y eso es motivo de tormento, de aflicción. Pero causado por ellas mismas.
Existen otros que afirman no llevar disgustos para casa y, por cualquier cosa, estallan. Otros afirman que son muy buenos, pero que nadie puede pisarles los pies, otros dicen… otros dicen tantas cosas para justificar lo injustificable. Yo doy un buey para no entrar en la pelea; doy lo que sea para no salir de la pelea. Son personas temperamentales, extrañas criaturas que van generando en torno de si el miedo en algunos, rabia en otros, indiferencia en varios. Al mismo tiempo, generan reacciones similares de otros que también tienen poca paciencia, no tienen paciencia o que también son muy buenas en cuanto no tengan los pies pisados. Al final de cuentas, vivimos en la Tierra en busca de la felicidad, en busca de nuestra integración con Dios y con Sus Leyes.
No importa si no se es religioso, si no se frecuenta institución religiosa, si no se participa de circuidos religiosos, Dios es el Padre del Universo. No nos importa cómo se Le llame. Él es el Padre del Universo, es el Gran Creador. Y nuestro compromiso, en esta vida, es ajustarnos a Sus Leyes.
Entonces hay muchos sufrimientos, muchas aflicciones generadas por causa de nuestro temperamento. Personas explosivas, personas que se cierran, al revés de conversar, de hablar, de decir lo que les está incomodando. Ellas se cierran y actúan con rabia, con disgusto, con odio, sin decir una palabra. Cuándo se les pregunta: ¿Hay algún problema? –ellas dicen: No, está todo bien. Pero en este está todo bien, va la marca de su indisposición interior.
También hay problemas, aflicciones en esta actualidad, que son pendientes de los vicios que adquirimos. ¡Cuántos vicios! Una persona que aprendió a fumar desde joven, de allí a pocos años estará con asma, con bronquitis, con enfisema pulmonar y quien sabe, con cáncer. Estará transpirando mal olor, el tabaco en la circulación sanguínea. Cuantas son las enfermedades, amputaciones, degeneración orgánica por causa del tabaquismo. No es Ley de Dios tener que fumar, no fue una imposición de la Divinidad tener que fumar, pero hay libertad, el libre albedrío.
En esta vida, el individuo comenzó a usar esa droga, el tabaco y fue enfermando el cuerpo, fue mutilando el cuerpo. Entonces, es natural que nos identifiquemos con todos esos individuos, aquellos que están provocando aflicciones para su vida, en esta actualidad, en esta misma existencia. Hay aquellos que usan alcohol y van en la misma dirección. Beben porque beben. Afirman mil cosas: beben por alegría, beben por tristeza, beben porque hace calor, beben porque hace frío. Beben porque beben y van generando desgastes orgánicos, problemas neurológicos, dificultades sociales que comienzan en la familia, atormentada como una persona alcohólica, como se dice actualmente.
Comenzamos a ver que hay muchas aflicciones cuyas causas están en nuestra vida presente, son parte de nuestra actualidad y cabe a nosotros tener precaución y evitarlo gradualmente.
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Existen situaciones que, verdaderamente, son dispensables. Hay cosas que no se necesita vivir aquí, ahora, no precisa sufrir en este existencia. Recuerdo de un episodio que acompañé de cerca, porque se trataba de una persona conocida, que demoró mucho al casarse. Era una joven profesora, y tardó en casarse porque querida encontrar la persona ideal. Se caso con un hombre más maduro que ella pero de un temperamento muy explosivo, de aquellos intolerantes. Se casaron, vivieron felices algunos meses. Ella se quedó embarazada, nació él bebe y cuando él bebe contaba tres meses de edad, era fin de año, y el matrimonio decidió ir a un comercio para comprar una refrigerador de mayor tamaño, para atender a la familia que estaba comenzando a crecer. Salieron, hicieron las compras y volvieron para casa. Él conduciendo el coche y ella, al lado, con el niño en los brazos.
En una determinada calle de la ciudad, un taxista le cerró el paso, por inadvertencia de esos profesionales que trabajan de cualquier manera. Le cerró el paso y él, en aquella aflicción, en aquella agonía, imaginó que el taxista lo hizo a propósito.
Aceleró su vehículo, fue atrás del taxista, le hizo parar y le abrió la puerta del coche. Era para discutir, era para reñir, pero el taxista imaginó que le iba a agredir, cogió un arma de la guantera del taxi y disparo sobre el padre de la familia. Lo mato y la esposa tubo que criar el hijo sola, sufrir la dificultad de la viudez y de todos los compromisos resultantes de eso.
El otro hombre, en la prisión. Y la vida siguió su curso. No había ninguna necesidad de esos niños de ser criados sin padre, de esa mujer quedar viuda, de ese taxista ser preso, si no fuese el temperamento y una actitud infeliz de una persona tensa, de temperamento tenso.
Son las causas actuales de las aflicciones. ¿Cuántas son las personas que van a limpiar las ventanas de un edificio, sin ningún instrumento de seguridad? Se cuelgan en las ventanas y caen. No fue Dios que lo hizo, no era la hora. Son suicidios indirectos. Cuantas son las personas que beben alcohol y cogen el coche para conducir. Ellas se pueden matar, pueden matar a otros, pueden provocar tragedias sin nombres en la sociedad. Aflicciones generadas, ahora, por la inadvertencia, por la incuria, por la mala voluntad, por el temperamento rebelde de alguien que entendió que el alcohol en si no tendría el mismo efecto que tiene sobre todas las demás personas.
Entonces comenzamos a percibir que hay muchas aflicciones que generamos ahora. Aquellos padres que no educan bien a sus hijos y, desde temprano, les van enseñando a devolver violencia con violencia, a reñir en las calles, a no llevar malas maneras para casa, a sacar provecho de todo, a pasar por encima de todo el mundo para conquistar sus objetivos en nombre de la astucia, luego más, esos padres estarán sufriendo tanto, porque la policía vendrá a su puerta a decirles que ellos mataron indios, incendiaron indios pensando que eran mendigos, golpearan a empleadas domésticas, asumiendo que eran prostitutas, como si mendigos y prostitutas debiesen coger de la clase media o de quien quiera que sea. La educación que recibieron.
Y tanto es verdad que son esos mismos padres, que ya provocaron ese proceso horrible de falta de educación o de mala educación, que van en busca de profesionales corruptos para defender a sus hijos de los crímenes que ellos mismos enseñaron. Es tan extraño la criatura humana cuando se distancia de las Leyes de Dios, cuando no presta atención en el mundo que es, por si mismo, de pruebas y expiaciones, que nos cabe suavizar, viviendo mejor. ¿Cómo voy aprovechar cualquier situación de mi vida para empeorar mi condición?
Es necesario tener mucho cuidado para que no generemos en estos días de nuestra vida aflicciones que tendremos que sufrir en estos días de nuestra vida.
Raúl Teixeira
(Transcripción del Programa Vida y Valores, número 164, presentado por Raúl Teixeira, bajo la coordinación de la Federación Espírita de Paraná.-Brasil)
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Motivos de resignación
12. Con estas palabras: "Bienaventurados los afligidos, porque ellos serán consolados", Jesús indica al mismo tiempo la compensación que espera a los que sufren, y la resignación que hace bendecir el sufrimiento como preludio de la curación.
Estas palabras también pueden traducirse de este modo: Vosotros debéis consideraros felices sufriendo, porque vuestros dolores son deudas de vuestras faltas pasadas, y esos dolores sufridos con paciencia en la tierra os ahorran siglos de sufrimientos en la vida futura. Debéis, pues, teneros por felices, viendo que Dios reduce vuestra deuda, permitiéndoos que la paguéis ahora, lo que os asegurará la tranquilidad para el porvenir.
El hombre que sufre se parece a un deudor que debe una fuerte cantidad y a quien su acreedor dice: "Si hoy mismo me pagáis la centésima parte, os perdono el resto; quedaréis libre; si no la hacéis, os perseguiré hasta que hayáis pagado el último céntimo". ¿No sería feliz el deudor, aun cuando sufriese toda clase de privaciones para librarse, pagando solamente la centésima parte de lo que debe? En vez de quejarse de su acreedor, ¿no le daría las gracias?
Tal es el sentido de estas palabras: "Bienaventurados los afligidos, porque ellos serán consolados"; son felices porque pagan la deuda, y después de pagar, quedaron libres. Pero si pagando por un lado, se contraen nuevas deudas por el otro, nunca se llegará al saldo. Cada nueva falta aumenta la deuda, porque no hay una sola, cualquiera que sea, que no lleve consigo su castigo forzoso, inevitable; si no es hoy, será mañana, y si no en esta vida, será en otra. Entre estas faltas debería ponerse en primer lugar el defecto de sumisión a la voluntad de Dios; pues si en las aflicciones se murmura si no se aceptan con resignación y como cosa que ha debido merecerse, si se acusa a Dios de injusto, se contrae una deuda nueva que hace perder el beneficio que podría esperarse del sufrimiento; por esto será preciso empezar de nuevo, absolutamente como si a un acreedor que os atormenta, le dais cantidades a cuenta, y cada vez le pedís prestado de nuevo.
A su entrada en el mundo de los espíritus, el hombre es semejante también al obrero que se presenta el día de la paga. A los unos les dice el amo: "Aquí tenéis el precio de vuestros jornales"; a los otros, a los felices de la tierra, a los que hayan vivido en la ociosidad, a los que hayan cifrado su felicidad en la satisfacción del amor propio y los goces mundanos, dirá:
"Nada hay para vosotros, porque habéis recibido vuestro salario en la tierra. Idos y empezad de nuevo vuestra tarea".
13. El hombre puede aliviar o aumentar las amarguras de sus pruebas según el modo como considere la vida terrestre. Sufre tanto más cuanto más larga ve la duración del sufrimiento; así, pues, el que se coloca en el punto de vista de la vida espiritual, abraza de una sola ojeada la vida corporal; la ve como un punto en el infinito, comprende su corta duración, y dice que ese momento penoso pasa muy pronto; la certeza de un porvenir próximo más feliz le sostiene y le anima, y en lugar de quejarse, da gracias al cielo por los dolores que le hacen adelantar. Para el que sólo ve la vida corporal, por el contrario, ésta le parece interminable, y el dolor pesa sobre él con toda su fuerza. Es resultado de ese modo de considerar la vida el disminuir la importancia de las cosas de este mundo, conducir al hombre a moderar sus deseos y a contentarse con su posición sin envidiar la de los otros; atenuando la impresión moral de los reveses y de los desengaños que experimenta, adquiere una calma y una resignación tan útiles a la salud del cuerpo como a la del alma; mientras que con la envidia, los celos y la ambición, él mismo se pone voluntariamente en el tormento y aumenta de este modo las miserias y las angustias de su corta existencia.
EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO. ALLAN KARDEC
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Cuando se habla de obligaciones y deberes del hombre para consigo mismo, el sentido racional de semejante expresión es que la personalidad propia puede ser objeto o término de ciertos deberes que radican en la ley natural, y que reciben su fuerza de Dios, autor de la misma.
1º El deber de amarse a sí mismo según el orden de la recta razón, y consiguientemente, el de buscar y trabajar para poseer las cosas necesarias, ya para la conservación de la vida propia y de sus allegados, ya para el bienestar correspondiente a su posición y condiciones sociales; pero siempre con subordinación y relación al destino final del hombre, que constituye su perfección suprema y su bien racional y absoluto.
2º El deber de tomar el alimento necesario para la conservación de la vida, de conservar el cuerpo y sus miembros, y de repeler lo que puede causar la muerte.
3º El deber de elegir aquel estado que se halle en relación con las circunstancias peculiares del individuo, o al menos, aquel estado y tenor de vida que no ceda en perjuicio de otros, ni sea contrario al orden moral.
4º El deber de perfeccionarse como ser racional, o sea cultivando y desarrollando las facultades de conocimiento, y [495] especialmente la razón, que ha sido dada al hombre como una luz y guía de su vida intelectual y moral. De aquí resulta, por una parte, el deber de adquirir aquellos conocimientos, tanto especulativos como prácticos, que sean necesarios para desempeñar convenientemente los oficios y cargos que posea el individuo: y por otra parte, el derecho de cultivar las ciencias y artes, sin más limitación que la que resulta de la existencia de los deberes y obligaciones que por otros títulos corresponden al individuo.
5º El deber de perfeccionarse en el orden moral por medio de la práctica y ejercicio de las virtudes correspondientes a su estado y condición, puesto que la virtud es la que constituye la perfección moral del hombre, a la cual deben subordinarse los demás deberes, ya porque ésta es la perfección principal del hombre, ya porque es una condición necesaria y como el medio natural y propio para llegar a la perfección suprema en la posesión de Dios.
A este deber se reduce, como condición y corolario, la obligación de moderar las pasiones de la parte sensitiva, regulando y dirigiendo sus movimientos por medio de la razón y de la voluntad, a fin de que sus manifestaciones no se hallen en contradicción con el bien y con las virtudes morales.
LOS ESPÍRITAS SOMOS LIBRE- PENSADORES
Puede, pues, haber libres pensadores en todas las opiniones y en todas las creencias. En ese sentido, el libre pensamiento eleva la dignidad del hombre; le hace un ser activo, inteligente, en lugar de una máquina de creer.
Veamos que de esta cita, emerge el entendimiento de que el libre pensamiento es fe raciocinada, manifestación clara de la libertad de conciencia, que asiste todas las criaturas, como un derecho inalienable y expresión de las divinas leyes.
El libre pensar, dignifica al individuo, pues lo mismo abandona la indigencia intelectual de la creencia ciega y al edificar en la práctica la propia autonomía, aprende a pensar con criticidad, libertándose de la pereza mental que tiene sometido a multitudes, a una manera mediocre de ser y de estar en el mundo.
No se trata de auto-suficiencia, es una simple actitud de superación frente a la postura de adiestramiento y condicionamiento ante la tutela ajena, históricamente producida en el seno de las teologías dogmáticas.
El Espiritismo, como propuesta filosófica, que sale a borbotones del mundo de los Espíritus, sugiere al adepto esclarecido, la práctica consciente de la libertad de pensar, una actitud filosófica sin miedo ni culpa , madurando su propia reflexión sobre el contenido que la Doctrina presenta, mediante el estudio perseverante, racionado y serio de los textos de Kardec.
Nadie extrañe la naturalidad con lo que podemos lidiar, con la expresión "libre pensador" en la comunidad espirita, pues, el maestro Allan Kardec, al hacer un balance sobre el movimiento espirita de 1867, esclarece que podemos entender como libres pensadores, a todas las personas "que no se sujetan à la opinión de nadie, en materia de religión ,ni de espiritualidad".
Destaca todavía, en otro texto, que esta calificación, no especifica ninguna creencia en particular, pero que podría ser aplicada a los distintos matices del espiritualismo racional, y en ese caso, "todo hombre que no se guíe por la fe ciega, es, por esto mismo, un libre pensador; por eso este título, LOS ESPÍRITAS SON LIBRES PENSADORES."
Luego, recordemos que la fe raciocinada, profesada en el Espiritismo, preconiza la libertad de pensar y el libre examen, actividad intelectual indispensable de un adepto sincero y lúcido, con fin que desarrolle una actitud filosófica definida, delante de la Doctrina de los Espíritus.
Se concluye, de este modo, que el espirita antes de ser un creyente, deberá constituirse en un libre pensador, porque solamente le merece creencia aquello que comprende racionalmente y por lo tanto tiene convicción.
[*] Revista Espírita, febrero de 1867.
[7] Revista Espírita, enero de 1867.
Sacado del articulo "Por Una Actitud Filosófica" de Vinícius Lousada
Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta
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¿ Por qué nos habría creado Dios ?
Eso es algo que tal vez algún día lo
sepamos más claro o quizás se lo podamos preguntar a Dios directamente, pero
por el momento podríamos pensar que el motivo tal vez haya podido ser por la
dinámica de Su propia Esencia: La vibración permanente de su Amor, o por mejor
decir, un Amor infinito que necesita reflejarse en criaturas creadas de Su
propia Esencia.
Siendo
Amor –Energía, se comprende que esta es expansiva y dinámica, por lo que no podría permanecer estática y sin actividad
creadora, necesitando proyectar su Amor en los nuevos mundos y seres creados,
por lo que por su propia dinámica existencial,
se realiza y se mantiene a Sí mismo cuando se irradia
y expande en otros Seres que para existir hemos tenido que ser creados por Él. Su Mente Infinita condensó
las energías cósmicas, creando así la materia y los espíritus que pueblan todo
el cosmos, mediante un mecanismo evolutivo y repetitivo de la reencarnación del
espíritu, por lo que adquiere las experiencias necesarias para ir perfeccionándose en contacto con la
materia.
Podemos pensar que siendo criaturas suyas
que existimos por Su Amor, nuestro objetivo existencial es el de que aprendamos algún día a ser plenamente
felices hasta un grado supremo e inimaginable, sintonizando y
colaborando con El en su grandiosa e incesante obra de la Creación, dejándonos el mérito de nuestro necesario esfuerzo para la conquista de la infinita felicidad.
Normalmente no podemos contestar
plenamente a esta pregunta porque
estamos casi infinitamente lejos de comprender qué es Dios en lo más profundo
de Su Esencia, pero sin embargo mi
incipiente intuición humana en su
limitada capacidad me dice que esa Fuente de Perfección, Amor y
Felicidad infinitas, ha querido por alguna razón reflejar y compartir sus
atribuciones con sus criaturas, existentes por Su Voluntad, los Seres humanos, en principio creados sencillos e
ignorantes, pero perfectibles en sí mismos, sometidos al engranaje del mecanismo evolutivo y de otras
Leyes que lo complementan y guían hacia la meta de una relativa Perfección,,
siendo Dios mismo esta meta infinita y Absoluta . Ese es
el Gran Misterio de Su Esencia,
incomprensible aún para nuestras
limitadísimas mentes.
En síntesis, podríamos pensar que Dios nos
ha hecho existir para amar y para ser amados, o sea para mantener dinámica la
Esencia de Dios mismo, que es el Amor, vibración pura y sublime que irradia todo
el Universo. No somos Dios, sino Seres que estamos llamados a ser como espejos
que Lo reflejen, para lo cual nos debemos ir limpiando de las suciedades espirituales
que enturbien la verdadera imagen que debemos llegar a mostrar del Gran Ser de
Amor que hizo nuestra Esencia, a imagen y semejanza de la Suya.
- Jose Luis Martín-
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