INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- Leyes de Vibración y de Afinidad.
2.-Aceptemos el dolor físico como educador del alma.
3.- La actitud filosófica del espírita
4.- La tristeza no es enfermedad psiquiátrica. ¿Tranquilizantes, para qué?
5.- Olvido del pasado
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Como todos sabemos, nuestra mente
es una energía sutil, manifestación del Espíritu, que vibra continuamente a través del cerebro, produciendo ondas de energía psíquica que se propagan de modo semejante a como lo hacen las ondas
electromagnéticas. Según nuestro estado
anímico y emocional, lo hacen en diversas frecuencias, y siempre van a sintonizar
con las vibraciones semejantes de otras mentes que se encuentran en esa misma
frecuencia o sintonía de ondas mentales y emocionales.
Vemos como la materia está constituida por átomos que a su vez contienen partículas de energía (protones, electrones, neutrones) que permanecen en un constante movimiento giratorio, alrededor de un núcleo, a modo análogo a como en el Universo los planetas lo hacen también alrededor de los astros. En su veloz movimiento vibratorio, dichas partículas provocan una vibración constante, imperceptible para nuestros sentidos, pero que parte desde lo más íntimo de la materia: esto constituye todo un microcosmos atómico.
Por
esta ley de Vibración, a modo
semejante a como lo hacen las ondas hertzianas, todo vibra y se expande en
diversos grados o bandas de frecuencia, desde la energía del átomo material
hasta la energía psíquica de la mente.
La vibración de las ondas mentales se expanden buscando el objetivo al que se dirigen o hacia el que son atraídas porque sintonizan por afinidad con las ondas de otras mentes, y esta sintonía le afectan positiva o negativamente, regresando después al punto de partida con sus mismos efectos de salida.
El Espíritu humano vibra en la persona
y se manifiesta a través de
su actividad cerebral- la mente
humana- y lo hace creando bandas de frecuencia diferentes entre
sí en amplitud y longitud de onda, según la clase de pensamientos y de
sentimientos que las generan y transmiten.
Todo pensamiento y sentimiento vibra a
través de todas las células del organismo, a las que transmite la misma tónica vibratoria y por eso les afecta
para bien o para mal. Es por ello
que la vibración mental puede llegar a afectar también al propio cuerpo físico tal y como se
comprueba en el caso de las enfermedades psicosomáticas, entre las que se
cuentan muchas úlceras de estómago, mareos, taquicardias, sudoraciones y hasta
problemas de corazón a causa de las emociones fuertes.
Estas energías mentales también pueden actuar
como una energía psicocinética que afecta a otros elementos materiales sobre los que actúa, llegando a ocasionar
alteraciones físicas, o también sobre
otros seres a los que puede afectar en sentido positivo o negativo, según que la
energía generada y transmitida
desde la mente sea positiva o negativa,
pero es de tener muy en cuenta que estas ondas
generadas por el pensamiento o por los sentimientos, como ya
señalamos antes, siempre regresan al
punto de partida como un boomerang, después de alcanzar su objetivo. Es por
ello que siempre se recoge y viene a nosotros, de aquello mismo que antes hemos
sembrado con nuestra mente y nuestros actos.( La famosa Ley del Karma).
Hablamos de energías positivas o
negativas, ¿pero cual es la diferencia que las
convierte en un signo o en su contrario?. La gran diferencia está en la
clase de sentimientos: cuando estos son de Amor y de buenos deseos e intenciones, son
energías benéficas, pero cuando es el rencor , el odio o la envidia las que las
originan, entonces resultan negativas por su carácter deletéreo, dañando antes
o después al propio Ser que las generó.
La Ley de Afinidad
determina que una vibración psíquica del
carácter que sea, siempre atrae a otra u otras vibraciones semejantes o afines
con las que sintoniza; por esa razón también se la conoce como Ley de
Sintonía. ( Recordemos al respecto, como funcionan las ondas Hertzianas o
las electromagnéticas).
Mediante estas dos leyes que regulan la atracción
o el rechazo y alejamiento por igualdad o
diferencia de sintonía vibratoria, respectivamente, los
humanos nos atraemos y agrupamos en diversos niveles evolutivos que marcan la
sintonía y armonía dentro de los grupos, y así , la humanidad en general,
va avanzando a través de los tiempos, de grado en grado , mas o menos
lentamente, al tiempo que estas leyes naturales impiden el
mecanismo de una involución o de un estancamiento evolutivo indefinido. Estas
dos leyes que conforman una realidad universal que a todos nos afectan, vienen a ser algo así como el engranaje cósmico que
hace funcionar a todas las demás leyes
Universales.
- Jose Luis Martín-
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Aceptemos el dolor físico como educador del alma
Una conmovedora batalla judicial entre los padres de un bebé británico moribundo incluso involucró al Papa Francisco. Este fue un bebé llamado Charlie Gard que sufría del síndrome de miopatía mitocondrial, un síndrome genético muy raro e incurable que causa pérdida de fuerza muscular y daño cerebral. Nació en agosto de 2016 y, dos meses después, tuvo que ser ingresado en el Great Ormond Street Hospital de Londres.
El servicio de salud pública del Reino Unido (NHS) explicó que "Charlie tiene daño cerebral irreversible, no puede moverse, oír ni ver, y tiene problemas cardíacos, hepáticos y renales. Sus pulmones solo funcionan con aparatos ortopédicos". El NHS dijo que los médicos incluso probaron un tratamiento experimental traído de Estados Unidos, pero Charlie no mostró mejoría. Por eso, decidieron apagar los dispositivos que lo mantenían vivo.
Pero sus padres, Chris Gard y Connie Yates, y una comunidad de partidarios, lucharon contra la decisión del hospital y pidieron permiso para llevar al bebé a Estados Unidos para recibir tratamiento experimental directamente. El 27 de junio de 2017, sin embargo, perdieron la última instancia de la solicitud en la Corte británica, que consideró que la búsqueda de tratamiento en Estados Unidos solo prolongaría el sufrimiento del bebé sin ofrecer ninguna posibilidad de curación.
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos también concluyó que el tratamiento “causaría un daño significativo a Charlie”, siguiendo la opinión de los expertos del hospital, y recomendó apagar los dispositivos. El 2 de julio de 2017, tras la decisión de la Justicia británica, el Papa Francisco pidió que los padres de Charlie puedan "cuidar a su hijo hasta el final". El Vaticano dijo que el Papa estaba siguiendo el caso "con afecto y tristeza".
El Servicio de Salud Pública del Reino Unido (NHS) no propone la eutanasia, sino la ortotanasia [1]. Los padres de Charlie luchan por la distanasia, es decir, quieren la extensión artificial del proceso de tratamiento, que para jueces y médicos traería sufrimiento a Charlie, y en esta situación, la medicina no prevé posibilidades de mejora o curación.
En Brasil, los médicos revelan que la eutanasia es una práctica común en las UCI, y que apresurar, sin dolor ni sufrimiento, la muerte de un paciente incurable es un acto frecuente y, a menudo, poco discutido en las UCI de los hospitales brasileños. [2] En los Consejos Regionales de Medicina, la tendencia es que se acepte la eutanasia, salvo en casos dispersos de desacuerdo entre familiares sobre el momento de suspender el tratamiento.
Los médicos y los especialistas en bioética defienden la ortotanasia, como en el caso de Charlie Gard, que es el acto de retirar equipos o medicamentos, que utilizan para prolongar la vida: Al eliminar estos soportes de vida (equipos o medicamentos), quedándose solo con analgesia y tranquilizantes, se espera que la naturaleza se encargue de manejar la fatalidad biológica (muerte).
¿Charlie estaba sufriendo intensamente? ¡Si ! Pero todo dolor tiene su utilidad. Desde el punto de vista espiritista, aprendemos que la agonía física prolongada puede tener un propósito precioso para el alma, y la enfermedad incurable puede ser, de hecho, un bien. No siempre conocemos las reflexiones que el Espíritu puede hacer en las convulsiones del dolor biológico y los tormentos que se pueden salvar gracias a un destello de arrepentimiento.
Entendamos y aceptemos el dolor físico, como instructor de almas y, sin dudarlo ni hacer indagaciones irrazonables, apoyemos a quienes experimentan su presencia dura pero educativa, recordando siempre que solo nos corresponde a nosotros servir,, entendiendo que como Justicia, en última instancia. esto pertenece a Dios, que nos da alivio y aflicción, enfermedad, vida y muerte en el momento adecuado.
El verdadero cristiano se comporta, siempre, a favor del mantenimiento de la vida y con respeto a los planes de Dios, buscando no solo aliviar los sufrimientos de los demás, ¡sin la eutanasia pasiva, por supuesto! - pero también confía en la justicia y en la bondad divina, porque en los Estatutos de Dios no hay lugar para el dolor injusto.
Jorge Hessen
Los grados:
[1] Etimológicamente, la palabra "ortotanasia" significa "muerte correcta", donde orto = correcto y thanatos = muerte. La ortotanasia o "eutanasia pasiva" se puede definir como la prolongación no artificial del proceso natural de la muerte, donde el médico, sin causar directamente la muerte del individuo, suspende los tratamientos extraordinarios que solo traerían más malestar y sufrimiento al paciente, sin prácticas de mejora.
2] La Asociación Brasileña de Medicina Intensiva niega que la eutanasia sea frecuente en las UCI de Brasil
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El espiritismo otorga una filosofía a quien lo comprende y asimila. Una filosofía es un cuestionamiento de las cosas básicas que nos suceden en la vida, y una búsqueda incesante de unos principios o valores en donde sustentar nuestro carácter.
Un espírita no es un Locke, ni un Husserl, ni inventa ni descubre nada que no haya sido ya dicho. La moral espírita se basa en las enseñanzas del rabí de Galilea, Jesús de Nazareth, pues no es la vida pública o mística de Jesús lo que nos preocupa u ocupa. .
El estudio de la vida y anécdotas históricas de Jesús es fascinante, pero nos aleja de nuestro cometido: la moral espírita. Decíamos que sus enseñanzas son el óbice de nuestra moral como espíritas. Moral no siempre bien comprendida, y que ha llevado a fanatismos a lo largo de la historia, pues no debe de ser interpretada al pie de la letra. Para ello el Evangelio según el Espiritismo, da una cabal explicación de los pasajes más importantes de la moral de Cristo.
El verdadero espírita comprende la seriedad de las críticas que un Nietzsche arroja ante la melifluidad y apocamiento de algunas actitudes mal llamadas cristianas, pues pensadores de tal calibre intentan recuperar el pensamiento heleno, en su estado más puro. No haremos aquí una superficial opinión de las intrincadas y complejas opiniones del filósofo alemán, que merece toda nuestra admiración, por su valentía y por su gran capacidad para sobreponerse a una forma de pensar que reina sobre occidente desde prácticamente la caída del Imperio Romano.
Reflexionar es de vital importancia para cualquier amante del conocimiento. No obstante el ya mencionado Evangelio según el Espiritismo, que no es un evangelio nuevo, en la parte introductora nos habla de la filosofía de Platón y Sócrates. En su aspecto moral. Dejando a un lado otras múltiples cuestiones de la filosofía de ambos. Por no decir, que en realidad hace hincapié en Sócrates, dejando a Platón a un lado, teniéndolo en cuenta como mero trasmisor del pensamiento del primero. Hablaríamos por tanto de los primeros libros de Platón, en donde la figura de Sócrates es claro relieve. Ahí se hace una comparación entre las ideas de los filósofos y las de Jesús, en temas que con el paso del tiempo han perdido su claridad, sea por ejemplo: la reencarnación, o la importancia de los “daímones” o espíritus familiares que se comunican con los que estamos en la materia física (encarnados).
Al observar estas ideas, vemos que hay una línea clara y directa en el pensamiento moral, es la verdadera antorcha que no se ha de poner debajo del celemín. Queremos decir, se atisba la verdad de los pasos, cuando Jesús decía yo soy el camino, hablaba de sus acciones, de sus enseñanzas, no de su persona.
Es un oscuro complot teológico lo que con la figura del humilde carpintero se hizo después. Su mensaje embriagaba a las multitudes, en el “Sermón de la Montaña” única parte veraz de todos los evangelios según el prestigioso religioso T. de Chardin, Jesús hablaba a las multitudes, capaz de sugestionarlas hasta tal punto que cobraban sentido sus palabras “no sólo de pan vive el hombre sino de toda palabra que viene de Dios”. De ahí la explicación que Kardec ofrece a los llamados milagros en la obra La Génesis, los milagros y las profecías según el Espiritismo, de los panes y los peces que se multiplican, dando de comer a multitudes ingentes.
Bien, Jesús inspirado por el Verbo (logos), el Espíritu Santo, o sencillamente el Espíritu hablaba lo que toda la humanidad ha escuchado por boca de sus diferentes profetas: paz y amor, esperanza y redención, justicia para el oprimido, verdad y libertad. Este mensaje que irradia desde las toscas manos que redactaron los evangelios, sobrepasa en mucho las sutilezas que posteriormente Pablo de Tarso, o cualquier padre de la Iglesia fueron introduciendo al mensaje “original” de Jesús; dando lugar al cristianismo que conocemos, que seguramente no tenía mucho que ver con el que Jesús predicó. “Ahí dónde dos o tres estén en mi nombre, yo estaré con ellos”, dice en un pasaje. Esto es un acto de fe que nos liga a él, porque el espiritismo nos da la posibilidad de rastrear estos pasos de amor e indulgencia, nobleza y caridad auténtica (no de limosna) al prójimo.
Muchos llamados santos o santas, no son más que mártires de ideas, pero en cambio otros, irradian una bondad y una fe en las clases más populares, que cuanto menos es de admirar.
Es un fenómeno antropológico ver el fervor de una población hacia su santo/a patrón/a. Supera la tradición y alcanza cotas de misticismo popular. Innato en el ser humano; igual era ir a venerar a Venus Generatrix que a la Virgen María. Solamente ha cambiado el nombre y la época. ¿Rige un Dios nuestro mundo, nuestro universo? Pregunta que golpea con dureza nuestra inteligencia. Hay preguntas tan hondas que superan la capacidad de cualquier respuesta. En el inicio del Libro de los Espíritus de Allan Kardec, ante la pregunta número 1 “¿Qué es Dios?”, los espíritus contestan “La inteligencia suprema, causa primera de todas las cosas”. Respuesta bastante profunda y digna de meditación. Pero en la que no nos descollaremos, pues nos interesa llegar a otro lugar, dejándote caro/a lector/a que hagas propia tal pregunta y medites si tiene sentido o no para ti tal respuesta.
Somos poco más o menos que accidentes biológicos, empeñados en trascender a toda costa nuestra realidad material. Sería lógico pensar que tras la muerte todo se acaba. Pero es inquietante observar que todos los pueblos tienen su idea del “más allá”. No hay pueblos ateos. El ateísmo ha sido una reacción intelectual ante los excesos y fanatismos de la religión. En realidad los escépticos griegos, que constituían un modo de pensar en la Antigua Hélade, decían que “es posible que haya una verdad o principio de la naturaleza (arjé) pero desde luego no lo podemos llegar a conocer”. En el fondo algo así dice el espiritismo en su pregunta 14 del mentado Libro de los Espíritus, que por mucho que divaguemos no podemos llegar a comprender a Dios, que hay cosas más fundamentales que sí están a nuestro alcance y que nos competen más. En esa respuesta, que desisto copiar literal adrede, se hace un claro ataque a la fatua vanidad de quienes indagan sobre humo, y nos pone en alerta de nuestras conductas para con el prójimo.
En realidad un espírita es igual a un escéptico griego, sabe qué hay una verdad, pero dada nuestra limitación, siempre está en constante búsqueda de certezas. Lo contrario es engullir dogmas e ideas preconcebidas: la muerte de todo pensamiento racional.
Son muchos los experimentos realizados por personas desinteresadas, estudiosas, que incluso se han jugado su prestigio científico, y cuyos puntos de partida eran totalmente opuestos a las manifestaciones espiritistas, los que dan aval a lo que fundamenta nuestra creencia.
Muchas investigaciones pertenecen al pasado, entonces decir Espiritismo inspiraba entre respeto y temor, ambas cosas eran posibles. Después de la Segunda Guerra Mundial más bien burla e incredulidad, tal es el arma que se esgrime en la actualidad ante las ideas que una y otra vez acechan nuestra especie, en busca de quienes “tengan oídos para escuchar y ojos para ver”.
Ahora ya no se llaman fenómenos espíritas, reciben otra nomenclatura, e incluso han huido de los laboratorios parapsicológicos, refugiándose en los lugares más insospechados, pero bajo el amparo de prestigiosos científicos, que de forma “fortuita” han tropezado con estas cuestiones de la pervivencia de la vida tras de la muerte. Son nombres anónimos, ante la gran masa, pero que vuelven a levantar los interrogantes que aparentemente se habían sepultado tras el intento de desprestigio de las viejas escuelas de Metapsíquica de Richet, o el Espiritismo de Kardec.
Estos fenómenos que se hallan fácilmente en cualquier cultura, presente o pasada, conservan una envoltura etnográfica que hace difícil para el observador desprevenido poder separar un principio que se da en todas estas manifestaciones, y que Kardec denominó mediumnidad, con los ritos y aparato sugestivo que acompañan a las mismas.
Allan Kardec en su obra El libro de los Médiums asentó la primera metodología y estudio serio sobre dicha facultad. A diferencia de los papiros egipcios u otros escritos mistéricos del pasado, Kardec usa el método científico, propio de nuestro tiempo, abandonando el simbólico-interpretativo o hermenéutico. Pues no se trata de un fenómeno nuevo, sino antiquísimo, pero que antes sólo era propicio para los iniciados. Debe el espírita comprender y valorar su importante legado del pasado, pero sin anclarse en él, ni complacerse inútilmente.
Avanzar siempre, como dijo el pensador León Denis “siempre adelante, siempre más lejos, siempre más alto”.
Del Blog “Claro de Luna” de Myriel
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LA TRISTEZA NO ES ENFERMEDAD PSIQUIATRICA,
¿ TRANQUILIZANTES PARA QUÉ?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) prevé que la depresión será la dolencia más común del mundo de aquí a 20 años. Actualmente 121 millón de personas sufren de esa enfermedad. Sin embargo, para el médico Miguel Chalub, hay una cierta exageración en esos números. El defiende que tanto los pacientes como los médicos están confundiendo tristeza con depresión. Chalub, psiquiatra es una de las mayores autoridades brasileñas en depresión, afirma que, actualmente, cualquier tristeza es tratada como enfermedad psiquiátrica. Los pacientes prefieren recurrir a los remedios a encarar el sufrimiento.” (1)
Muchos médicos se rinden a los laboratorios farmacéuticos e indican antidepresivos sin necesidad, excepto en los psiquiatras que son los que menos recetan antidepresivos, porque están más preparados para reconocer las diferencias entre la “tristeza normal y la patología, según Chalub.
Muchos profesionales se dejan llevar por el lobby de la industria farmacéutica. No se puede quedar más angustiado, aborrecido, chateado, porque eso es inmediatamente transformado en depresión, afirma Chalub. Es la medicación de una condición humana, la tristeza. Es transformar un sentimiento normal, que todos nosotros debemos tener, dependiendo de las situaciones, en una entidad patológica. Hay situaciones en que, si no quedamos tristes, es un problema – como cuando se “pierde” a un ser querido. Más el hombre no necesita sentir cosas que son humanas, como la tristeza, explica Miguel, Para Chalub lo que diferencia la tristeza normal de la patología es la intensidad. La tristeza patológica es mucho más intensa. La normal es un estado del espíritu.
Más allá de eso, la patología es larga. Es la presión en el pecho, la dificultad de moverse, la persona solo quiere quedar dormida, puede acontecer por uno o dos días más, después, pasa. En la patológica, se encuentra en las entrañas, informa Chalub.
Quien más receta antidepresivos no son los psiquiatras, son los demás médicos. Los psiquiatras tiene una formación para percibir que primero es preciso ayudar a la persona a entender lo que esta pasando con ella y después, si es una depresión, medicar. Ahora, los no psiquiatras, no quieren oír. El paciente dice: “Estoy triste.” El médico responde: “Pues no”, y receta el ansiolítico. ¡Es el problema! Muchos afligidos acostumbran a recurrir a los tranquilizantes y se debaten aflictivamente para que la aflicción no los alcance en la vida cotidiana. ¿Es común extasiarnos ante la belleza de las estrellas del firmamento, en pedidos al Creador, a fin de que la angustia no nos abata y ni nos alcance en el camino, o, aun para que los sufrimientos se desvíen por otros rumbos?
Con todo, la realidad de las pruebas y expiaciones ante los estatutos de Dios llega inexorable. Ante los eventos impetuosos de los azotes emocionales, nos sentimos vencidos y solitarios. Mas , en realidad, lo que parece infelicidad o derrota puede significar intercesión providencial de Dios, sin necesidad, por tanto, del uso de tranquilizantes para aliviar el dolor.
En muchos momentos de la existencia, cuando lloramos lagrimas de angustia, los Benefactores se animan “allá”, de la misma forma en que los horticultores “acá” descansan, serenos, después de la labor del campo bien podado. ¡La vida es así! Esas lágrimas asfixiantes, muchas veces representan para nosotros alegrías en las dimensiones superiores de la vida espiritual. Evidentemente nuestros protectores del más allá no gozan porque estemos con padecimientos atroces, pero ellos saben exactamente qué tal situación señaliza posibilidades renovadoras en el buril de nuestro crecimiento espiritual. Considerando la imagen figurada del campo, recordemos que para toda área de cultivo debe haber tiempo de remoción de la tierra, limpieza y de la poda necesarios.
Cuando nos encontramos en estado de profunda tristeza, resultante de los deslices que cometemos impensadamente ante la Ley de Acción y Reacción, es natural que suframos los resabios amargos de la angustia que amontonamos sobre el corazón y el cerebro; todavía cuando los grandes obstáculos y dolores en la lucha diaria nos sorprenden el espíritu, en situaciones procedentes de nuestra responsabilidad directa, en esta hora de angustia intima que nos llega, nos proyecta hacia escalas superiores de evolución, si es soportada con coraje y determinación, alegrando a nuestros amigos espirituales que se esmeran en ampararnos las 24 horas del día, pues ellos ven nuestro esfuerzo en superar con buen ánimo a estos momentos angustiantes.
Jorge Hessen
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OLVIDO DEL PASADO
VIII.- Olvido del pasado
392. ¿Por qué el Espíritu encarnado pierde el recuerdo de su pasado?
- El hombre no puede ni debe saberlo todo. Dios, en su sabiduría, así lo quiere. A no ser por el velo que le oculta ciertas cosas, el hombre se hallaría deslumbrado, como aquel que sin transición pasa de la oscuridad a la luz. Mediante el olvido del pasado es más él mismo
393. ¿Cómo puede el hombre ser responsable de actos y rescatar faltas que no recuerda? ¿De qué manera podrá aprovechar la experiencia que adquirió en vidas que han caído para él en el olvido?
Se concebirá que las tribulaciones de la existencia fueran una lección para é si se acordara de las causas que han podido acarrearlas.^ Pero, puesto que no tienen memoria de ello, cada existencia es para él como si fuese la primera, y así está siempre comenzando… ¿Cómo conciliar esto con la justicia de Dios?
- En cada nueva vida el hombre tiene más inteligencia y puede distinguir mejor el bien del mal. ¿Dónde estaría su mérito si se acordara de todo el pasado? Cuando el Espíritu retorna a su existencia primitiva (la espírita), toda su pasada vida se desarrolla ante él. Ve las faltas en que incurrió y que son causas de su sufrimiento, y ve también lo que hubiera podido impedir que las cometiera. Comprende que la situación en que se halla es justa, y busca entonces una existencia capaz de reparar los errores de aquella que acaba de transcurrir para él. Busca pruebas análogas a las que pasó antes, o las luchas que considere adecuadas para su adelanto, y pide a los Espíritus superiores a él que le ayuden en esa nueva tarea que emprende, porque sabe que el Espíritu que le será asignado por guía en esa nueva encarnación tratará de hacerle reparar sus culpas dándole una especie de intuición de las que cometió. Esa misma intuición obra con frecuencia cuando os asalta un pensamiento, un deseo criminal al que os resistís por instinto, atribuyendo casi siempre vuestra resistencia a los principios que habéis recibido de vuestros progenitores, cuando en realidad es la voz de la conciencia la que os habla, y esa voz es el recuerdo del pasado, que os advierte que no volváis a caer en las faltas en que habéis ya incurrido. El Espíritu que ha ingresado a esa nueva existencia, si sufre tales pruebas con valor y las resiste, se eleva y asciende en la jerarquía de los Espíritus, cuando vuelve a estar entre ellos.
Si no tenemos durante la vida corporal un recuerdo preciso de lo que hemos sido y de lo que hicimos de bueno o de malo en nuestras anteriores existencias, tenemos, sí, la intuición de ello, y nuestras tendencias instintivas son una reminiscencia del pasado, a las cuales la conciencia, que es el deseo que hemos concebido de no cometer más las mismas faltas, nos incita a resistir..
EL LIBRO DE LOS ESPIRITUS
ALLAN KARDEC
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