lunes, 5 de julio de 2021

La vida del Más Allá revelada por sus moradores

   INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- ¿ Qué es Dios?, o ¿ quien es Dios?

2.-r La vida del Más Allá revelada por sus moradores

3.- Los seres intermediarios entre el hombre y Dios

4.- Para que haya renovación. antes es necesaria la destrucción.



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           ¿Qué es Dios?, o ¿ quién es Dios?

 

    Hay personas que alguna vez se han podido hacer el planteamiento de que si Dios existe, y lo hizo todo, ¿ quién a su vez lo  ha hecho a Él?.  Otros solo lo consideran una idea abstracta hacia algo superior, indescifrable e indefinido, con lo cual, persiste la duda de si  en realidad  existirá o no algún Dios y cómo será este. En ese “ancianito de larga barba” que nos contempla desde las alturas ya nadie cree. Desde luego ese dios no existe.

   Sin embargo nadie puede tratar de definir algo tan grande e infinito que  se intuye como la Causa Perfecta de toda la Creación y todos los mundos.; la Causa de todo lo creado; el Principio y la Meta de todas las cosas.  No obstante yo voy a tratar de exponer  aquí las ideas y conceptos que soy capaz de admitir y comprender, siendo consciente de que no puedo intentar definir a Dios, porque sería limitarlo, y sin embargo mi idea de Dios es  un  concepto ilimitado e indefinible, pero,-para mí-, sin duda alguna, es una realidad muchas veces evidente.

    Particularmente yo lo siento como una Energía  Perfecta, Grandiosa, Poderosa e Inteligente; sin duda ha de ser una vibración de Amor que gobierna todo el Universo; es sutil e infinita en todos los atributos posibles que le podamos imaginar;  continuamente presente en todo cuanto me rodea  y en lo más recóndito de mi  alma, así como en el alma de toda la Creación en los espacios infinitos, con los seres que los pueblan, y con todos los demás humanos que lo buscan fuera de ellos mismos, sin darse cuenta de que “esa Grandeza Todopoderosa y Perfecta  que llaman "Dios”, solo la pueden encontrar por dentro de  sí mismos y de los demás Seres humanos. Porque todos los Seres humanos en esencia, somos Espíritus, energías creadas de Su propia Esencia; es por eso que llegamos a la conclusión de que todos los Espíritus, encarnados y desencarnados, somos hijos de Dios.  De ahí que se haya dicho que somos Templos vivos del Espíritu Divino, concretado en nuestro Ser, que lo madura y lo manifiesta durante  un proceso evolutivo a través de muchas experiencias humanas obtenidas en muchas y muy variadas vidas, y reguladas por las Leyes del Amor y  de Consecuencias.

    Dios  no tiene forma ni  imagen física; Él es la Inteligencia origen de toda inteligencia; es un Ser Perfecto e ilimitado en todas las perfecciones y atributos y por eso se podría tal vez, imaginar, como el Ser Supremo que desde una infinita cúspide como Mente Creadora Suprema, irradia  su vibración de Amor a todo el Universo que late como un gran corazón inmerso en un enorme proceso evolutivo de aproximación hacia la Perfección infinita de esta Fuente Creadora, Y este Ser tan inconmensurable e inabarcable  para la mente humana, y que es Energía y Vibración,  alcanza con su vibración   a todos los mundos y  a los seres que los habitan.

    Este Ser Perfecto y origen de todo lo creado, ha sido denominado de muchos modos, según las diversas filosofías, tradiciones, culturas y pueblos: Para unos es “El Gran Arquitecto”; para otros “el Alfa y el Omega”; para otros “el Todo”; y para otros, sencillamente "Dios" .  Jesús de Nazaret nos lo presentó sencillamente como “El Padre”, o sea, Su Padre y nuestro Padre, de ahí que cuantos creemos y aceptamos las enseñanzas del Maestro Jesús, nos sentimos o nos debiéramos sentir como hermanos porque todos somos hijos de ese Gran Padre  común..

    Se le podría considerar también a Dios como la conciencia colectiva de todos nosotros juntos ( el gran “Yo Soy” ), lo cual viene a significar que cada Ser humano por nuestra parte espiritual, somos como una “Chispa Divina” salida de esa gran Llama de Energía cósmica. La realidad, tal como nos la han explicado a través del Espiritismo, es que somos esas Chispas Divinas, pero no somos partes del Todo, sino creados por la inteligencia y voluntad de este mismo Todo que comprendemos como Ser Omnipotente, que nos hizo a Su imagen y semejanza, o sea con Sus atributos latentes, que deberemos cada uno ir desarrollando, para poder ir acercándonos a Él. Por eso comprendemos que somos hijos de Él o creación de Él, pero no somos una partícula del mismo Dios. Esto supondría admitir al Ser Supremo Perfecto, formado por todos los Espíritus humanos imperfectos, salidos de Él, y todas las imperfecciones humanas no sumarían nunca la perfección absoluta, sino una imperfección mayor.

   Hay mucha gente que considera que la creencia de que cada uno tenemos en potencia el poder de Dios es ridícula, pero para aquellos que creen o respetan las Sagradas Escrituras, vemos como en el Evangelio de S.Juan (1-12), cada uno tiene el poder de convertirse en “hijo de Dios” cuando lo comprende y lo acepta, al igual que lo  afirmó Jesús de sí mismo.

Ante la idea de Dios debemos comenzar por comprender que  es el Principio, la Causa y el Origen de todo cuanto existe y a su vez es también  la meta infinita a la que todos los seres aspiramos.

 Él es el Principio increado de todo cuanto existe en el universo, porque si  Dios a su vez  pudiese haber sido creado por otro, ya no sería el Ser Supremo y este otro Principio Creador estaría por  delante de su  criatura, por tanto  este último sería el verdadero Dios . 

Dios es Espíritu con una personalidad real, aunque sin límite ni forma física de ninguna clase. Es el único Ser que engloba en Sí mismo a toda la Creación y a todo el espacio, con los mundos de todos los universos  infinitos y a todos los seres creados por El,  que existen en todos los universos, conocidos y desconocidos por el hombre.

 Su presencia está tanto en lo más grande o macrocosmos con una infinidad insondable de galaxias que se organizan en el espacio infinito, como también en lo más ínfimo o microscópico: el microcosmos.

  En realidad no es un Ser o algo exterior a nosotros, sino que al mismo tiempo lo tenemos dentro y fuera.  Él es  infinito, universal e ilimitado en el espacio y en el tiempo,  por  lo cual todo lo abarca, todo lo interpenetra, todo lo vitaliza, y   no tiene principio ni final. Quisiéramos abarcar su definición y comprensión, pero no cabe en nuestras imperfectas  mentes.

 Partamos de la base de que definir es limitar, y  nos encontramos aquí,  tratando de definir con nuestras pequeñas y limitadísimas mentes, lo que es  infinitamente  grande e ilimitado.

  Debo reiterar el concepto de  que lo que  dentro de nuestra limitada capacidad humana llamamos Dios, no es ningún ser  concreto contenido dentro de una forma o delimitado, semejante a nosotros, con una forma humana tal como lo concibieron las religiones creadas en épocas en las que el ser humano no podía concebir otra idea más grandiosa y más abstracta.   Esta idea del Dios  con figura humana, es producto de la fantasía del Ser humano que para  concebir algo superior  a él solo  fue capaz de hacerlo mediante la imagen y forma concreta de un Ser semejante a él  y con un  físico semejante al  humano, aunque mucho más poderoso, bello y perfecto..

 Considerado bajo el prisma de nuestros sentidos físicos, Dios es un Ser múltiple, o sea que se manifiesta en todas las fuerzas de la Naturaleza que falsamente vienen a parecer que son otros tantos dioses; así nació el Politeísmo. Dios tiene, en efecto, muchos atributos que son parte de Su Naturaleza, pero que por sí solos ninguno de estos atributos  por si mismos  son Dios.  

   De esta Suprema Energía Creadora,  emanan unas sabias leyes inmutables porque son perfectas, y rigen  permanentemente todo cuanto existe, siendo la Ley Suprema  la  Ley del Amor, porque el Amor es su propia Esencia, siendo este Amor- Vibración  nada menos que el motivo y el origen de toda la Creación.

De todos modos, llegamos a  un punto en que nos tenemos que rendir finalmente a la evidencia de que nuestra limitada mente humana es incapaz de llegar más allá para comprender o definir la idea de lo ilimitado. Abarcar en su totalidad la idea de Dios, es imposible; lo único que con respecto a este concepto  podemos hacer los humanos, es sentirlo y amarlo en mayor o menor medida, según seamos más o menos capaces.

  Lo podemos comprender  también  como una constante vibración que  se proyecta en todo el Universo  infinito y afecta a cada  criatura por medio de unas leyes  que rigen en forma de orden, equilibrio, impulso y armonía. Por eso sabemos que  Dios es Amor que se manifiesta según sus  propias normas, en forma de Ley;  por eso, también podemos concebirlo como como  Amor y Ley al mismo tiempo.

 Científicamente, ya vimos que  no se puede demostrar su existencia, si hablamos de una demostración empírica de laboratorio, pero sin embargo cada persona, aun sin poder definirlo, lo siente  de un modo personal y subjetivo, y  por ello puede  comprenderlo y  sentirlo en sí misma.   ¿ Cómo lo pequeño y limitado podría medir en su totalidad a lo infinitamente grande e ilimitado?.

 Aunque sabemos que solo podemos comprenderlo parcial y  limitadamente, si podemos  comprender la realidad  de su existencia, desprendiéndonos de pensamientos y preceptos mezquinos, y rechazando las formas materiales y groseras con que las religiones han revestido a este  Supremo Ideal.

 Busquemos a Dios en donde le podemos encontrar: en nosotros mismos y en la majestad de sus obras; quien le busca fuera de sí  mismo  y fuera de los demás seres humanos no lo encontrará jamás y terminará  por hacer  un ídolo falso e  inexistente.

 En lugar de tratar de explicar qué es Dios, tal vez deberíamos analizar qué significa para nuestras vidas su existencia y qué sentimientos despierta en nosotros: ¿dudas, seguridad, temor, rebeldías, amor, escepticismo, etc?. Creo que para muchos de nosotros, principalmente representa la seguridad de sentir que siempre Su  Presencia está cerca, como un Padre que nos ama, muchas veces por medio  de otros espíritus familiares o guías que nos inspiran y dan fuerzas para transitar el camino de la vida.. Sentir a Dios, supone sentir que Algo Superior e indefinible  nos ama más incluso aún que nosotros mismos y nos comprende y acepta tal cual somos, sin juzgarnos y brindándonos continuamente oportunidades para progresar y participar finalmente de la  felicidad de Su presencia y cercanía, aunque esto a veces supongan situaciones de dolor que en cualquier caso siempre son transitorias.

  Dios  no solo es  fuente de Amor, sino también de Justicia permanente, porque la justicia para ser tal debe estar ligada al Amor y mediante la conjunción de ambas nos podríamos hacer una idea de su Perfección y Misericordia. Toda la Creación es la manifestación de su Amor; y  la Reencarnación de sus hijos los espíritus, en mundos físicos,  es  manifestación de su  Justicia. 

Como  el Amor y Justicia son nuestra meta más íntima, podemos vislumbrar que   Dios existe dentro y fuera de nosotros, en el Universo y también en nuestra alma. Por este motivo  realmente  somos  sus  hijos y  nuestro destino es la inmortalidad , por lo aspiramos acercarnos a Él en esta suprema intención de hacer  nuestra  Su Divina Voluntad como  Padre/Madre nuestro que es, haciendo así realidad estas metas de Amor y Justicia que laten en el interior del Ser humano, porque aun sin ser conscientes de ello estas metas o ideales por si mismas  son  también evidencia de Su realidad  existencial . 

- Jose Luis Martín-

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LA VIDA DEL MÁS ALLÁ REVELADA POR SUS MORADORES

Al establecer comunicación con las inteligencias del Más Allá que antes habitaron en cuerpos terrenales, el espiritista les pregunta con el natural interés cuál es su nueva condición y cuáles fueron los efectos de sus acciones en este mundo sobre su destino subsiguiente. Las contestaciones a esta última pregunta justifican en buena parte las creencias de la mayoría de las religiones y demuestran que el camino de la virtud es también el de la felicidad. Todas forman un sistema que aclara las vagas cosmogonías de los tiempos antiguos. Este sistema se halla expuesto en muchos libros, no escritos por escritores profesionales. Son obras debidas a los mediums llamados «escritores automáticos», los cuales reciben la inspiración del Más Allá, donde mora la inteligencia que dicta. Ahora bien, el espíritu transmisor no está, por lo general, dotado de sentido literario, ni del arte del narrador. Lo transmitido es, además, el resultado de un complicado proceso. Si pudiéramos imaginar un escritor terrenal que usara un teléfono de larga distancia en lugar de pluma, tendríamos una idea aproximada de las dificultades con que tropieza el operador. Y, sin embargo, a despecho de tales deficiencias y entorpecimientos, la mayor parte de esos relatos son claros, dramáticos e interesantes. Y mal podrían dejar de ser interesantes cuando el camino que nos enseñan es el que un día hemos de recorrer todos

Se ha dicho que tales relatos son muy desemejantes entre sí y hasta contradictorios. No lo cree así el autor. En sus largas lecturas, en las que ha agotado muchos volúmenes de comunicaciones del Más Allá, así como numerosos escritos obtenidos privadamente, en familia, ha comprobado que existe una verdadera armonía entre todos. Hay relatos sensacionales y otros que producen decepción; pero, en general, las descripciones de la otra vida son sobrias, sensatas, y aun cuando difieran en pormenores de poca monta, concuerdan en lo esencial. Las de nuestra vida terrena diferirían también en detalles ante un crítico del planeta Marte que leyera las relativas a un campesino indio, a un esquimal y a un profesor de la Universidad de Oxford. En el Más Allá no se dan tan extremos contrastes como en nuestra propia vida. La característica de ésta es la mezcla de tipos de distintos grados morales. En la otra hay una perfecta separación entre sus moradores. El cielo es diferente del infierno. Aquí el hombre hace a veces del mundo un cielo, pero también vive momentos parecidos a los del infierno y su condición normal es la del que se halla en el purgatorio

Arthur Conan Doyle “Historia del Espiritismo”, Capitulo XXV


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LOS SERES INTERMEDIARIOS ENTRE EL HOMBRE Y DIOS


La idea sobre la existencia de seres intermediarios entre el hombre y Dios, no es nueva, como todos sabemos; pero generalmente se creía que estos seres formaban creaciones excepcionales; las religiones los han designado bajo el nombre de ángeles y demonios y los paganos les llamaban dioses. El Espiritismo, viniendo a probar que esos seres no son más que las almas de los hombres que han alcanzado diferentes grados de la escala espiritual, conduce la creación a la unidad grandiosa que es la esencia de las leyes divinas. En vez de una multitud de creaciones estacionarias que revelarían en la Divinidad el capricho o la parcialidad, no hay más que una esencialmente progresiva, sin privilegio para criatura alguna,
elevándose cada individualidad desde el estado de embrión, al de su completo desarrollo, ni más ni menos que el germen de la semilla llega al estado de árbol. El Espiritismo, pues, nos enseña la unidad, la armonía y la justicia de la creación.

    Para él los demonios son las almas atrasadas, manchadas aún con los vicios de la humanidad; los ángeles son esas mismas almas purificadas y desmaterializadas, y entre esos dos puntos extremos, la multitud de almas que han llegado a diferentes grados de la escala progresiva; por este medio establece la solidaridad entre el mundo espiritual y el corporal.

   En cuanto al problema propuesto, ¿ cuál es, en los fenómenos espiritistas, el límite en donde cesa la acción propia del alma humana, y en donde empieza la de los Espíritus? Diremos que tal límite no existe, o mejor dicho, que no tiene nada de absoluto. Desde el instante que éstos no son especies distintas, que el alma no es otra cosa que un Espíritu encarnado, y el Espíritu un alma libre de los lazos terrestres, y que es el mismo ser, en centros distintos, las facultades y aptitudes deben ser las mi  smas.

     El sonambulismo es un estado transitorio entre la encarnación y la desencarnación; una emancipación parcial, un pie puesto de antemano en el mundo espiritual. El alma encarnada, o si se quiere el propio Espíritu del sonámbulo o del médium, puede hacer, pues, poco mas o
menos, lo que haría el alma encarnada, y hasta mucho mas, si es más adelantada; con la diferencia siempre de que por su completa emancipación, es el alma más libre y tiene percepciones especiales inherentes a su estado.

     La diferencia que hay entre lo que es un efecto o producto directo del alma del médium y lo que proviene de un origen extraño, es muy difícil de definir, porque con frecuencia ambas acciones se confunden y corroboran. Así es que en las curaciones verificadas por la imposición de manos, el Espíritu del médium puede obrar por si solo o con la asistencia de otro Espíritu; la inspiración poética o artística, puede también tener un doble origen. Pero porque tal distinción sea difícil de determinar, no se desprende por eso que sea imposible. La dualidad es con frecuencia evidente, y en todo caso, resulta casi siempre de una atenta
observación.

ALLAN KARDEC.


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   PARA QUE HAYA RENOVACIÓN, ANTES

 ES NECESARIA LA DESTRUCCIÓN

                                                                                   


  En la trayectoria humana  a favor del desarrollo moral, el Espíritu, no pocas veces enfrenta  trampas  bien urdidas, en las cuales cae de manera irreversible comprometiéndose por largo periodo de tiempo.

Sin duda se acumulan  los sufrimientos   aplicados, en la sociedad moderna, llevando al desespero al individuo y colectividades que se curvan  al peso de las íntimas aflicciones  que se expanden en todas direcciones.

Pruebas colectivas, provenientes de la gran transición que se opera en el planeta, amplían su rayo de acción, y las tragedias se multiplican, asustando a los gobiernos y a los pueblos en las naciones victimadas que procuran con avidez recursos monetarios para la restauración del orden y del bienestar.

Amenazas de continuos desastres sísmicos, sociales y psicológicos, provenientes  de la falencia de valores morales aceptados y aplicados, en la conducta humana, son presentadas por especialistas  que igualmente acompañan al calentamiento global, que se responsabilizará  por trastornos colosales, sin que sean encontrados  los recursos hábiles para impedirlos.

Sin embargo, no obstante los enunciados sobre los acontecimientos desastrosos, los seres humanos en su mayoría prosiguen  desatentos, corriendo  con codicia en busca  del placer exhaustivo, en una fuga espectacular  de la responsabilidad, procurando evitar el enfrentamiento con su conciencia.

Se torna indispensable el trabajo  personal  del despertar  de la conciencia para alcanzar la felicidad, que es el objetivo básico de todas  las búsquedas filosóficas y espirituales  que forman parten  del proceso evolutivo.

Ninguna solución, sin embargo, existe  en carácter milagroso para la solución de las graves problemáticas  que atienden la población de la Tierra.

Ciertamente nuevos y continuos cataclismos  ocurrirán, por supuesto de la estructura física del planeta,  que prosigue acomodando sus placas  tectónicas, solidificando los metales  en ebullición,  corrigiendo la inclinación de su eje, adaptándose  a un nuevo orden cósmico…

Ese programa hace parte del proceso  de su evolución y nadie puede modificarlo, aunque consiga, muchas veces,  detectar los sucesos…

La cuestión  de naturaleza moral es que debe ser alterada,  a fin de que la sensatez y el equilibrio norteen las existencias en el rumbo de la inmortalidad.

El entusiasmo espiritual, es uno de los mecanismos pedagógicos  para los enfrentamientos y superación de las aflicciones.

La destrucción es necesaria para que haya renovación.

La muerte es el tránsito para la vida.

Lo que ahora se destruye, después se convierte  en resurgimiento rico de la vida.

En todas las épocas, esos fenómenos geológicos  y climáticos han ocurrido para la adaptación del mundo terrestre al programa que le es destinado, como siendo un mundo de regeneración.

De ese modo,  despierta para la realidad y déjate impregnar por el entusiasmo del amor  y de la caridad, alterando el país de los sentimientos ultrapasados.

No te permitas el desencanto  en relación a la vida, ni te precipites  en los abismos de las fugas psicológicas, porque la encontrarás donde quieras que vallas, tal vez más complicada  que las que deparas hoy en este momento.

Adopta una conducta recta,  edúcate mediante las lecciones  iluminativas del Evangelio de Jesús, despertando para nuevos comportamientos.

Eres el autor de tu futuro, que escribes con tus acciones actuales   así como delineaste antaño las ocurrencias de hoy.

No te permitas  el anestésico de la ilusión, siempre temporal, porque  despertarás inevitablemente…

Las Soberanas Leyes establecieron códigos de equilibrio y de sabiduría que se encuentran al alcance de todos aquellos que se deciden  por la adquisición de la plenitud.

Descubrirlas en lo cotidiano constituye la gran conquista para vivenciarlas con entusiasmo y perfecta integración. Con entusiasmo confía y sirve, lucha y ama, alégrate y mantente en paz. Con entusiasmo ayuda a tu prójimo, intentando comprender su posición, cuando se te haga inamistoso, agresivo, perturbador…

Tórnate en ejemplo de paz  y tu entusiasmo se transformará en una sinfonía que sensibilizará a otros corazones  en expectativa  y en inseguridad a respecto de la vida.

Canta con entusiasmo la sublime  balada  que se encuentra  en la fe de Dios, y las corrientes funestas serán transformadas en bendiciones de harmonía  por tu  recurso de crecimiento espiritual.

Trabajo de Merchita extraído del libro de Divaldo  Pereira Franco “Entrégate a Dios” 

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