jueves, 22 de diciembre de 2022

Nuestras razones íntimas

   INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Comunicado Mediúmnico  ( I ): Valores humanos 

2.- Nuestras razones íntimas

3.- Diferencias entre algunos dogmas cristianos y la Codificación Espírita

4- El poder del Amor                                             

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       COMUNICADO MEDIÙMNICO (I ):

                                               VALORES HUMANOS                


Buenas noches.

  Para mi siempre es una satisfacción el poder compartir con Vds. estos momentos felices por encontrarme con estas almas que buscan verdades y que quieren encontrar un camino para que sus vidas cada día sean más llevaderas y más dulces a ser posible, porque saben que nosotros no podemos cambiar su destino y sus pruebas, simplemente tenemos esa alegría de compartir estos momentos y poder de alguna manera colaborar en la medida que seamos capaces, para qu en sus vidas cotidianas y normales, sean lo suficientemente fuertes para poder caminar hacia delante.

  El que nosotros podamos tomar la palabra y expresar ciertas cosas, no por eso cambiarán de repente ni sus hábitos ni su forma de vivir.

   La comunicación con el mundo espiritual es de lo más simple, aunque algunas personas les den una importancia desmesurada debido a creerse que es algo superior por el hecho de que proviene del mundo espiritual, y eso solo es producto de la ignorancia, simplemente.

   Vds. hoy, están oyendo a través de la palabra del médium, lo que muchas veces oyen en el interior de su conciencia y que les advierte lo que está bien o las equivocaciones que se cometen en el transcurso de sus vidas.

  Sus guías siempre les aconsejan, nunca les obligan, pues la misión del guía es aconsejar, y después cada cual actúa bajo su libre albedrío; son Vds por lo tanto el que hoy estén escuchando de palabra los pensamientos de un espíritu que busca, como Vds, la evolución, el mejoramiento y la superación.

  Es lógico el pensar que nosotros individualmente también luchamos para mejorar para poder sentirnos en armonía con el Todo que nos rodea, y Vds. también deben de intentarlo para poder progresar; estas reuniones no son nada especiales, ya que esto lo han oído muchas veces y casi siempre son para disertar sobre algún tema específico, otras veces son para darles o infundirles esa fuerza necesaria que necesitan en sus vidas, debido a que nadie está exento de problemas y sufrimientos.

  El saber que existe este mundo espiritual y participar de él a través de estas pláticas, y por el hecho de escuchar de palabra y al oírlas les causan más impacto en sus almas, que si lo leen o lo puedan saber, pero entre más conocimiento tengan, sea leyendo, hablando o conferenciando, más se superarán; quizás no sea tan necesaria nuestra palabra, porque la obligación de todos Vds. es estudiar para evolucionar; desde luego, hay muchos campos para superarse, pero lo importante es escoger aquel que más le convenga, pero que vaya unida la moralidad y la ética junto a las enseñanzas evangélicas de Jesús.

  Eso es lo que verdaderamente se tiene que buscar para sentirse más tranquilizados interiormente y saber que están cumpliendo; con esto no quiero decir que dejarán de pasar sus inquietudes y sus pruebas de la vida, lo que puede suceder es que las pasarán de muy diferente manera cuando uno está lleno y convencido de todas estas cosas; que están aprendiendo de todos, diría yo; unos más debido a que son mayores porque han tenido más experiencia en la vida.

  Los más jóvenes tienen menos pero para esas personas que tienen más años, que han experimentado mucho más pero que encima creen que el mundo espiritual está cerca de Vds,, que han vivido experiencias y saben que sin esta ayuda, sin esta mano protectora de sus guías, muchas cosas no se solventarían; pero Vds. tienen que hacer acopio de todo ese amor, de todo ese cariño que sean capaces de desarrollar hacia sus semejantes y hacia Vds. mismos; es una labor que tiene principio pero que no tiene fin, como Vds. que tampoco lo tienen, porque su evolución no se sabe donde puede llegar, así que se debe siempre mejorar el interior.

  Nosotros buscamos el mejoramiento interior; lo de la parte física y material, ayudamos en lo que podemos y en lo que se merecen y la justicia Divina nos deja hacer, pero lo principal, deben tener muy presente, está en su interior, en buscar la paz, en encontrar ese equilibrio emocional ante las pruebas de la vida, la no desesperación por pasar una o cien pruebas.

  Tener la fe de que siempre hay a su lado un ser amado, un ser espiritual que les ama, que siempre busca el mejoramiento y la protección de todos Vds., pero claro está, también tienen que hacer todo ese esfuerzo por mejorarse, por ir quitando esas larvas adheridas a su espíritu desde tiempos inmemoriables, desde su infancia espiritual; tienen que ir poco a poco, rasgando en su interior y sacando esos defectos, y en su lugar ir colocando esas virtudes que tanto desean y anhelan sus espíritus, pero que tanto les cuesta adquirir. Es muy necesario dentro de las tribulaciones que se llegan a pasar, porque todos pasáis momentos difíciles.

  Son tiempos de renovación, son tiempos de cambios, siempre lo han sido, pero ahora son tiempos más rápidos; por lo tanto Vds, que son conocedores de este mundo espiritual, de la Reencarnación y de la superación de la moral en tantas y tantas cosas que conocen, son responsables de lo que están haciendo; ahora ya son muy responsables, deben poner en práctica toda esa sabiduría que su espíritu va acumulando, algunas las acumularon antes, pero las deben poner en práctica; es como la acumulación de una gran batería, pero si no se conecta no sirve para nada esa energía; Vds. tienen que estar conectados con la sociedad donde viven para poder ser útiles a ella y a Vds. mismos; deben de pensar siempre que cuando sus cuerpos dejen de existir, cuando se produzca esa desencarnación y les pregunten qué han hecho por los demás, no quienes son ni cuanto han tenido, ni el poder o el dinero que hayan tenido, sino que les dirán simplemente, ¿Qué habéis hecho por los demás?, ¿Cómo está tu medida?, ¿Está llena? ¿Está media?, ¿Está vacía?; eso es lo que deben procurar, es decir, ser lo suficientemente fuertes como para lanzar  sus vidas hacia delante y encima ayudar a todo aquel que se pueda; han de esforzarse.

( Continúa en la siguiente publicación)

- Mensaje mediúmnico recibido en el Centro barcelonés Fraternidad Cristiana Espírita, el día 19 de Octubre de 1995.

                                                     

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        NUESTRAS RAZONES ÍNTIMAS


        
Los espíritas,   por algún motivo especial parece que estamos inclinados  a “complicarnos la existencia”.   Me refiero al hecho de que cuanto más nos metemos y profundizamos en el aprendizaje y las experiencias del Espiritismo y todo lo relacionado con él, cuanto más ahondamos, más nos seduce y como quien descubre un increíble tesoro, solo queremos compartirlo con los demás, porque lo que se comparte adquiere un valor que de otro modo queda ignorado  y es como si no existiese. Entonces vamos adquiriendo compromisos personales y con otros hermanos espíritas, que a veces van más allá de nuestras posibilidades  reales para poder afrontarlo con constancia en toda su extensión.
   
       Los motivos que nos impulsan suelen ser justificados ante nosotros mismos como “el impulso irrefrenable  de aprender cada vez más y más”.   Cuando este  motivo es realmente cierto, nos cabría preguntar, ¿ para qué ?; ¿ tal vez, para ayudar más a alguien?;  ¿ porque así podemos contribuir mejor al desarrollo y expansión de una doctrina o de un conocimiento?. Sabemos que este conocimiento  cuando se popularice más, gracias a la difusión que cada cual  pueda hacer, este  es el mejor aporte que podemos hacer a esta gran doctrina de los Espíritus;  esto puede  ser un factor   para  mejorar eficazmente a la humanidad para  que alcancemos niveles éticos y morales nunca antes vividos, de solidaridad, de paz y de amor entre todos los seres humanos, además de redundar en un avance social notable, de modo que las sociedades del mundo se sentirán  más solidarias y  fraternas entre sí de lo que lo fueron antes nunca .

      Cuando realmente los motivos que nos impulsan a “complicarnos más la vida”, son los enumerados anteriormente, la justificación es noble y muy loable,  pero ,¿ realmente en todos los casos son estos los motivos que nos impulsan a todos?. 


      Yo me planteo si no será  también en algunos casos un afán de saber más y conocer más, para afianzar nuestra propia seguridad interior, porque en el fondo, necesitamos a cada paso que nos convenzan de  lo que decimos creer o mantener.


     También puede ser que , sencillamente, haya algunos casos de mera curiosidad, para  ver si por fin,  caminando por los misterios del intercambio mediúmnico,  presenciamos algún fenómeno relacionado con la existencia del Más Allá, o de carácter paranormal  que  dé mas solidez  a nuestra fe y a  los argumentos  de cara a los demás, en un afán de hacer proselitismo, buscando  la admiración, y  la credulidad de esos que nos admiran porque creen que sabemos tanto y cuanto o que somos tan virtuosos, pero en el fondo a veces solo queremos  lograr un convencimiento  y una seguridad en nuestros planteamientos y testimonios. 


Asimismo es posible que este afán de saber cuanto sea posible, en ciertos casos sea un  modo de sentirnos superiores y admirados por los demás, como evidencia de otros defectos que aun portamos y con frecuencia nos pasan desapercibidos, como son el orgullo y la vanidad.


     En el fondo, creo que es posible que muchos,  tal vez puede ser que lo que persigan  sea  la admiración y el cariño de los demás,  de lo cual no pueden prescindir, sintiéndose queridos y un poco “ por encima ” al común de los mortales, gracias a sus reconocidos conocimientos, saberes y experiencias; y lo peor de todo: dando una imagen de virtud o de madurez moral, de las que en el fondo carecen en realidad .


       Hay quien ha leído muchos libros espíritas, y gracias a su buena memorización creen por ello saber mucho; otros tienen una larga experiencia de años por su permanencia en el seno de grupos o sociedades espíritas, y eso les hace sentir  con cierta autoridad en el campo espírita, con respecto a los “advenedizos” llegados hace menos tiempo, y en el fondo recuerdan eso de que " la veteranía es un grado "; otros han acudido además a tantos y tantos congresos y han escuchado tantas y tantas conferencias brillantes o magistrales, e incluso, las han impartido...., pero, ¿ eso es suficiente?;   ¿ con todas las cosas reseñadas, han colmado el  tope de lo que se puede lograr, asegurando un lugar de privilegio después, en el mundo espiritual, cuando les llegue la hora de regresar a él?; ¿ es posible que piensen de verdad, que el cariño y las alabanzas de los hombres aquí, les van a situar en el mismo nivel, después en el más allá?.


    Todo lo reseñado, sobre la formación intelectual y espírita está muy bien  y es necesario como formación necesaria que todo espírita, como cristiano portador y partícipe en la tercera revelación, debe conocer para con este conocimiento,  iluminar su vida, dando luz a las vidas de los demás, pero lo que no se nos puede olvidar a nadie, es la necesidad individual de cada uno, que todos tenemos en cuanto a la práctica de lo sabido, para que no se quede solamente en  una hermosa teoría. Y no me refiero ya a la práctica mediúmnica o en la  de aplicar pases magnéticos o espíritas; me refiero a la práctica de la caridad con los demás; a la práctica del mejoramiento íntimo, luchando contra nuestros defectos morales y nuestras inclinaciones negativas en el día a día, tratando conscientemente de eliminarlas y reeducándonos como cristianos de verdad, con la base sólida, no ya del conocimiento teórico de la Codificación espírita, del Evangelio o de otras elevadas obras espíritas, sino con la verdadera base del. ejemplo a los demás, de nuestra entrega y nuestra caridad en tantas facetas y oportunidades como nos ofrece la vida para corregirnos de nuestros defectos y de paso hacer algo por los demás. 

No olvidemos nunca que, como dijo Kardec,  al verdadero espírita se le conocerá por su transformación moral, y esta se produce no con la  exposición hueca de una bella teoría doctrinal, sino con esa práctica diaria de la caridad y esa transformación moral, que es el verdadero fruto de los espíritas, y que como imagen evidente,  esto siempre habla más que mil palabras.
    
       Vamos a comenzar a aplicarnos la máxima de Kardec, cuando afirmó que “fuera de la Caridad no hay salvación”. Y no se trata de dar limosnas, sino de ser tolerante, bueno, compasivo, misericordioso y paciente con nuestros semejantes, respetando y amando la Naturaleza y los seres creados por Dios, que habitan en nuestro mundo.
    
        Por supuesto, es ineludible que debemos  formarnos a fondo en la doctrina que  amamos y sustentamos, la  Doctrina Espírita, en todas sus facetas y aspectos basados a partir de las obras codificadas por Kardec: ciencia, filosofía y moral,  así como de tantos buenos autores espíritas, que con sus obras, unas de autoría directa y otras mediúmnicas, han iluminado y allanado el camino del conocimiento espiritual, y más concretamente, del conocimiento espírita, pero sobre todo refrendemos estos conocimientos con la  necesaria transformación moral, ejemplo evidente para los demás que conociéndonos desde un antes, nos puedan comparar indeleblemente con un después que es el ahora de nuestro día a día actual,  y  que ese cambio moral, en una introspección íntima, también  pueda ser  sentido por nosotros mismos, como indicativo de que vamos por el buen camino.   Este propósito que actúa como motor que empuja y funciona en nuestras vidas, justificando el por qué y el para qué estamos aquí, y el por qué y el para qué hemos conocido y aceptado la doctrina espírita, será en efecto, el  acicate que dé sentido a nuestro paso por esta existencia en la que ya tanto tiempo hemos malgastado. 

       Que cada cual, en conciencia, nos pongamos  ya y seriamente manos a la obra, comenzando por mirar nuestras posibilidades reales de hacer algo por los demás, y por nosotros mismos, sin olvidar nunca que nuestro prójimo más inmediato es, por lógica, a quien primero debemos atender y ayudar, y este no es otro que nuestros familiares directos, y por supuesto nosotros mismos, porque si no depuramos antes nuestro interior, con  nuestra voluntad y nuestro conocimiento avalado por la vivencia y la experiencia, no podremos ser esa herramienta valiosa , necesaria y precisa que  deberá  servir para ayuda en el caminar evolutivo de los demás.

Jose Luis  Martín -

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Diferencias entre algunos dogmas  Cristianos y la Codificación Espírita

 

De entrada, debo señalar que la principal diferencia que existe entre el Espiritismo y las religiones, precisamente es que el Espiritismo No es una religión, sino simplemente  una enseñanza de los Espíritus Superiores codificada por Allan Kardec a finales del siglo XIX, que constituye una  doctrina filosófica de consecuencias morales, careciendo  de los factores comunes en todas las religiones, como son los diversos dogmas,  sacerdocios,  sacramentos, ceremonias,  rituales, jerarquías, velas, inciensos, etc. 

    Según las doctrinas de las iglesias cristianas, el demonio es una entidad real y existente, creada por Dios y condenada para toda la eternidad, dedicado a hacer y a promover permanente el mal entre los humanos para que se condenen para siempre en un infierno o castigo eterno, al igual que  él. La filosofía del Espiritismo y  la reencarnación nos dice en este punto, que si Dios hubiese creado a ese ser “ con el propósito de ser eternamente malo”, para destinarlo a una condenación eterna, permitiéndole además que hiciese que los humanos nos condenásemos también para toda la eternidad, por su perniciosa influencia, no sería un Dios infinitamente bueno ni justo, sino que sería infinitamente malvado, por lo que ese Ser no podría ser Dios, que por definición es el Bien Supremo; Dios no puede haber creado a un ser o a unos seres así, con las características que le han atribuido al legendario demonio;  y si es que cuando creó a los demonios y a los humanos no sabía que después los iba a tener que condenar para siempre, es porque no era infinitamente perfecto ni previsor, luego en ese caso  tampoco podría ser Dios. Sostener esta idea supone sostener la imagen de un dios menor, imperfecto  y tarado en sus atributos  en el cual es muy difícil de creer, porque Dios solo se concibe como la Perfección Absoluta.

    Para el Cristianismo la salvación se consigue a través de la filiación en sus iglesias y la participación en sus rituales, ceremonias y sacramentos. La Iglesia Católica ha llegado a afirmar no  hace mucho tiempo,  que “fuera de la Iglesia no hay salvación”, ignorando a las demás religiones e iglesias  cristianas y considerándose  como la única verdadera capaz de salvar a las almas de un castigo eterno, mientras que sin embargo, las tesis morales   espíritas, mantienen que  solamente fuera de la Caridad no hay salvación.

Los males de la vida que afectan a los humanos, son para el Cristianismo oficial una intervención personal de Dios con cada uno ( ¡ que dios tan malo que se dedica a torturar personalmente a sus criaturas¡ ) y  así,   “ a base de palos”,  controla y dirige a sus hijos para que  de modo obligado  vayan “por el buen camino” ( no existiría así el libre albedrio), al igual que un pastor cuida y dirige personalmente cada res de su  rebaño para que caminen en una misma  dirección . Con la parábola del “Buen Pastor”, puesta en boca de Jesús, este pone al ser humano en similitud a las reses del ganado que necesitan de un pastor para no extraviarse fuera del rebaño. Sin embargo  parece poco probable que Jesús hablara de esto, cuando su verdadera misión era libertar al hombre enseñándole el camino del Padre. Más bien  es probable que El nos enseñase a ser pastores o responsables de nosotros mismos durante nuestro caminar evolutivo hacia Dios. Confunden a las  sumisas ovejas que viven en rebaño, con el ser humano, social por naturaleza pero con un libre albedrío que nos hace responsables de nuestras vidas y una capacidad de actuación muy superior al de las ovejas y demás animales.

 Desde un punto de vista espírita, nuestra relación con Dios  es  personal e intransferible, por lo que cada uno dirigiendo consciente  y libremente su vida y su evolución espiritual, siendo cada vez un poco mejores,  debemos de  ser ante Dios sacerdotes de nosotros  mismos, dando cada día ejemplo de virtud ante  la sociedad.

      La  doctrina espírita nos enseña que Dios ante todo respeta nuestra libertad para actuar bien o mal, y nuestro derecho de  equivocarnos para aprender, en el engranaje de las Leyes de Consecuencias y de la Reencarnación, dándonos, como exponente de Su Justicia, para nuestro aprendizaje y evolución espiritual,  tantas  oportunidades como  necesitemos cada uno.

     El Espiritismo no considera a Dios con el palo amenazador levantado, pendiente de cada uno, imponiendo caprichosamente dolores para unos, mientras que a otros  otorga toda clase de dichas. Existen unas Leyes espirituales, naturales, inmutables, perfectas y desgraciadamente bastante desconocidas por lo general,, que nos rigen permanentemente, y son sabias y justas, porque emanan de Dios  que es la Suprema Perfección, y actúan continuamente sobre todos y cada uno de nosotros, pero siempre respetando nuestra libertad para elegir la opción de cómo actuar o dejar de actuar, teniendo que responder todos  antes o después  de los actos u omisiones cometidos en uso de su libertad. Mediante ellas, podemos avanzar en nuestro progreso evolutivo, por el Amor o si no es así, entonces es el dolor corrector el que entra en escena.

     El Cristianismo sostiene que Jesús Cristo es el mismo Dios encarnado como ser humano; mientras que para el Espiritismo que sostiene la  idea de la evolución  mediante la reencarnación, Jesús es el más evolucionado y elevado Espíritu que ha encarnado alguna vez en  nuestro planeta,  al que dirige en su evolución global  hacia un destino superior, más perfecto y feliz, pero Jesús–Cristo  no es Dios, aún estando muy próximo a Él.  Jesús de Nazaret nunca afirmó que Él fuese Dios, sino Hijo de Dios, y sin embargo para que sus seguidores comprendiesen  hasta donde llegaba su grado de  cercanía y unión con el  “Padre”, llegó a afirmar que quien lo veía a él era como si viese al  Padre que lo había enviado, indicando así  que su Ser era de la misma Esencia que el Padre, que es la Esencia del Amor otorgado por Dios a todos sus hijos cuando estos se sienten  hijos suyos e inmortales con Él.

     El Cristianismo venera  “imágenes sagradas”, y siendo esta veneración muy respetable; por la reencarnación  y el Espiritismo  comprendemos que no es a las imágenes a quienes hay que venerar, sino  a las obras, enseñanzas y ejemplos que  nos legaron esos seres cuando pasaron por la Tierra y así mismo solamente se guarda el recuerdo de los Seres que partieron y que sabemos que algún día regresarán.

     De todos modos, es de justicia reconocer que el Cristianismo trajo al mundo la idea de una “Humanidad global”, que en la antigüedad no se conocía en su sentido más amplio.

    En definitiva, tanto los conceptos cristianos religiosos como los conceptos espíritas, cuya moral es netamente cristiana,  tratan de dos formas diferentes de ver y de interpretar la Vida y lo trascendente.  No afirmo  que el uno sea  superior o mejor que el otro; solamente lo será cuando la persona sepa vivir coherentemente con su credo, predispuesta para ayudar y sacrificarse  por los demás cuanto sea necesario, encontrando en ese  camino su propia satisfacción.

 - Jose Luis Martín-

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                  EL PODER DEL AMOR


          Todos los aspectos de la Naturaleza son armónicos en sí y entre sí, porque están impregnados de esa maravillosa vibración cósmica: AMOR. 

     Y como parte de la Naturaleza, el ser humano está inmerso en esa vibración divina. Pero, por desventura, con nuestra actitud egoísta, los humanos polarizamos esa vibración armónica productora de dicha, transmutándola en desarmónica, con lo que creamos esos estados de ánimo de desdichas y amarguras, que diversas manifestaciones podemos apreciar en el mundo de hoy, retardando su evolución. 

     Es precisamente nuestro egoísmo que no nos permite ver la realidad de la vida y nos mantiene en constante desarmonía mental-emocional, que amarga la vida humana y retarda el progreso del Espíritu. De aquí la imperiosa y apremiante necesidad de superar lo que de egoísmo quede todavía en nosotros y sintonizarnos con la vibración de Amor, que es fuerza armonizadora por excelencia. 

     Cuando vibramos en amor, sentimos una paz inefable, una alegría interna indescriptible, no conocida por las personas egoístas. 

     Y esa sensación de dicha nos indica que nuestra Alma está percibiendo la vibración de Amor que emana de la Divinidad, y que se encuentra en la esencia espiritual de todo ser. 
Pero, el ser humano en su lucha por la vida, ha desarrollado el egoísmo (amor a sí mismo), con lo cual polariza esa vibración maravillosa, que se encuentra debilitada (como ahogada) en el alma humana, por la presión del egoísmo. Porque los humanos nos hemos apartado del verdadero objeto de la vida, olvidándonos de los verdaderos valores espirituales, para ir tras el espejismo del dinero y los placeres; por desconocimiento de las ventajas que el amor ofrece. Y por ignorancia de que, amar es una necesidad imperiosa para una vida humana más armónica y feliz, y a la vez poder lograr el progreso espiritual, que es el objeto verdadero de la vida humana. 

     El amor es la llave que abre todos los corazones. 
     ¿Quién no ha visto como el mágico poder del amor a transformado en amigos a enemigos y transformado en cariñosos maridos a hombres desafectos, amargados por los embates de la vida? Mujeres hay que, con su bondad y dedicación endulzan la vida del hogar, al punto de modificar los hábitos viciosos y callejeros de los maridos en amantes del hogar, que con dulzura, fruto de ese amor que es dar de sí sin pensar en sí, consiguen? 

     Mientras hay esposas que, con su egoísmo se tornan exigentes o se enojan por minucias sin importancia, perturbando así la paz y la armonía del hogar. Entonces, sufren las desavenencias, que son fruto del egoísmo. 

     Y lo que es peor, esa fea y perjudicial costumbre de recriminaciones uno del otro, echando en cara los defectos, señalando debilidades, llegando en algunos casos hasta a proferir frases que pueden lastimar, y generalmente lastiman, la susceptibilidad de la otra parte, creando con ello estados de desencanto y hasta malquerencias. 

     Qué cuadro lastimoso presentan esas parejas desparejadas ante sus hijos o familiares, por falta de delicadeza y por dejarse dominar por el egoísmo y el amor propio, pretendiendo hacer prevalecer sus aparentes razones (muchas veces caprichos y terquedades) que convierten el hogar en un infierno, con un gran daño para los hijos, de cuya educación son responsables ante la Ley.

     Y , ¿ qué consiguen con todo eso? Matar ese cariño y respeto mutuo que debe haber siempre entre los esposos y todos los miembros de una familia; y con todo lo cual, la vida humana pierde su encanto y se convierte en amargura. 

     Y, ¿ qué podemos hacer para evitar todo eso? En primer lugar, comprender lo ridículo y perjudicial que esa actitud y actuaciones significan. Y luego, proponernos firmemente evitar todo motivo de discordia, comenzando con tomar una actitud de comprensión hacia la otra parte, tratando de ver sus cualidades buenas. Sólo cuando cada uno de los cónyuges traten y se esfuercen en hacer feliz al otro, en todo sentido, el hogar vibrará, y una paz venturosa reinará en ese hogar. 
                -Sebastián de Arauco-                            

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