sábado, 30 de abril de 2022

A vueltas con el aborto

    INQUIETUDES

1.- A vueltas con el aborto

2.- Sabiduría del pensamiento

3.-El orgullo también es un pecado

4.- Mundos superiores y mundos inferiores




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            A VUELTAS CON EL ABORTO

                               


               Aborto:¿ Vamos adelante o hacia atrás?

Seguimos a vueltas con el tema del aborto. Parece ser que conseguir cada vez unas más amplias cuotas de plazos que permitan aumentar el número de abortos practicados, es un logro social y necesario, aunque los espíritas creemos que el verdadero logro humano, social y necesario, será cuando le consiga abolir por completo esta macabra práctica.

Quisiera ser capaz de analizar esto con mente objetiva y racional, partiendo de un conocimiento espiritual que me dio el Espiritismo, y que adopté en mi vida por ser una ciencia y una filosofía lógica que me aclara racionalmente temas importantes o transcendentes respecto al por qué y al para qué de la vida, qué sentido tiene, quienes somos, de dónde venimos o a donde vamos.

Al aborto, la sociedad materialista y atea que permite su práctica como cosa normal, sin importancia,  lo ha presentado como algo permisible y tolerable para  llevarlo a cabo, sin ningún prejuicio, cuando los métodos anticonceptivos no se aplicaron a tiempo, o cuando estos fallaron; le han querido dar  un aire de normalidad como a cualquier método anticonceptivo. La idea es la de que lo que se aborta, no es un ser humano, sino una especie de tumor que aparece inoportunamente en el seno de la mujer, y que si se le destruye, y se libera a la mujer de él…, bueno. solo es un trozo de carne que  ni siente ni padece. Y a esto, se le da un plazo legal para llevarlo a cabo, lo que demuestra que  los legisladores del aborto saben que no es una cosa cualquiera lo que se extirpa; a ningún tumor o grano extirpable se le da un plazo legal para su extirpación.  

 Por otra parte el exacto cumplimiento de estos plazos es  muy fácil de burlar, de modo que se establece que hasta los tres meses y medio de embarazo, ( o el plazo que determine la ley), la mujer puede abortar libremente porque lo abortado no es nada,  pero a partir de ahí, ya no se puede, porque parece ser que de repente, lo que ayer no era sino como un tumor, hoy ya es un ser humano contra el que legalmente ya no se puede atentar. Aquí llegamos a estar o no en manos de un médico o de una clínica abortista, pues ellos, amparándose en su ciencia, pueden determinar a su antojo el número de semanas que lleva existiendo ese feto o ese embrión, y decidir su vida o su muerte.

Yo me pregunto: Aunque esto de los plazos se pudiese cumplir con exactitud, ¿ Supone el hecho de reconocer que lo que el primer día de plazo, pasados esos tres meses y medio, si lo abortamos, matamos a un ser humano, y por tanto es un crimen, pero que sin embargo, el  día anterior a poder completar los tres meses y medio, aún se podía matar porque esto que a partir de hoy ya es reconocido como humano, y ayer no lo era todavía?; ¿ Donde está la diferencia que otorga al no nacido el derecho  de ser o no ser reconocido como humano de un día para otro ?; ¿ ayer era una cosa de carne que se podía extraer y matar sin prejuicios, y  hoy ya no porque se mata a un ser humano y es un crimen?; ¿ en dónde está la diferencia?;   ¿ cómo se puede admitir que un niño que "viene de camino "  y que va a nacer,  alguien ajeno al mismo, como lo es su propia madre, lo condene a muerte, queriendo creer que lo que se quita de encima es apenas un grano o un tumor?. Si así  esto fuese solo una excrecencia de su cuerpo,  sería  lógico en efecto,  que la mujer  tenga absoluta libertad para decidir  si se lo quita o no, pero un embrión o un feto, esencialmente es un ser humano con vida propia, con su  propio corazón que ya late, aunque su vida dependa de la vida de su madre, y desde luego  nada tiene que ver con  un grano ni con un tumor.

Creo que el problema reside precisamente en el concepto materialista de la vida al considerar que el ser humano es solamente la materia de su cuerpo, esa materia carnal que podemos considerar como la de cualquier otro animal, destinada a la putrefacción o a las cenizas de un crematorio tras  su muerte. Si fuésemos solo esto, ¡ qué poca cosa seríamos!. Sin embargo, demostrado está por la psiquiatría, la psicología, la parapsicología, el espiritismo y por la ciencia en general,- aunque en este caso, ciencia ignorada o silenciada por los poderes fácticos hedonistas- , que estos atributos que poseemos los humanos, como son los sentimientos, la voluntad, la capacidad de amar, de sentir la belleza, el arte, o de desarrollar la ciencia, no son secreciones de nuestra materia animal ni del cerebro,  sino que son atributos del alma que anima a esa materia y que es independiente de ella, tal y como ya está largamente demostrado, aunque- como digo- ignorado a propósito.

Por tanto  consideremos por un momento que hasta ahora, nos hemos considerado seres humanos, pensando solamente en el cuerpo humano que tenemos, que es un cuerpo mortal. Por otra parte en el seno de las religiones se ha plasmado en las gentes religiosas, la idea de que somos seres humanos porque somos un cuerpo que tenemos un alma o espíritu.

Pero si  cambiamos ese concepto por el de que realmente somos almas o espíritus, que no procedemos o acompañamos a un cuerpo, sino que lo tenemos temporalmente, para evolucionar en la Tierra. revistiendo con  él una personalidad humana, la perspectiva de lo que es o no es un ser humano, o cuando empieza o no empieza a serlo, cambia por completo.

   La lógica nos dice que en cuanto al cuerpo físico  se pueden establecer  diferencias que por  su  grado de desarrollo puedan delimitar  la línea de separación entre lo que todavía no es, y lo que a partir de cierto momento ya es, aunque  la idea siga repugnando a la razón lógica, pero ahora, bajo esta nueva perspectiva  de que somos un espíritu o alma con un cuerpo, y no al revés, tal como he dicho, la cosa cambia por completo, porque, ¿ a partir de qué momento el embrión o el feto, está ligado a un espíritu o alma  con el que va a emprender su aventura humana?.

   Esta es la clave de la cuestión, pues aun  admitiendo la existencia  del alma, cabría preguntar, que a partir de qué momento esta unión de ambas realidades que conforman al ser humano, es un hecho.

  Al considerar la preexistencia del alma o espíritu, debemos comprender que todo nacimiento es un ser que viene al mundo con una misión a cumplir, o necesitado de algo para proseguir su normal evolución; pues bien, si cuando el proceso está en marcha se le corta la posibilidad de nacer mediante un aborto, se le está interrumpiendo o impidiendo la posibilidad de llevar a cabo su misión o la motivación que le trae al mundo.

  Aunque al Espiritismo, se le haya  echado tanta basura encima, sobre todo por parte de las propias religiones que no lo han visto como un aliado, sino como un enemigo competidor, este  se apoya en tres pilares: el de la ciencia de observación del fenómeno mediúmnico y parapsicológico, del que nació  la filosofía codificada por Kardec a partir de las informaciones obtenidas  desde el plano espiritual por Seres Espirituales que se comunican a través del citado fenómeno mediúmnico, y que ellos mismos se identifican como Espíritus, y  de ahí, el fruto y consecuencia  final de esta ciencia y de esta filosofía: la moral que se desprende de ella. Una moral plenamente coincidente con la de los Evangelios cristianos,  a los que confirma,  aclara y amplía en profundidad, en sus  aspectos y enseñanzas éticas, que cuando se adoptan  en el transcurrir de la vida humana, ayudan a mejorar al ser humano, desarrollando y haciendo evolucionar su  esencia o parte espiritual, lo cual  constituye el verdadero sentido de la vida.

   Y  estos comunicados mediúmnicos codificados por Kardec , nos señalan, entre otros muchísimos temas, que el embrión y el feto, ya tienen un Ser espiritual asignado y unido a ellos, y son los que facultan  su desarrollo hasta el momento de nacer, en cuyo momento se integran totalmente a la materia que les va a acompañar como cuerpo durante toda su vida humana. Por tanto, si se suprime este feto o este embrión, independientemente de la semana de desarrollo físico en que se encuentre, estamos suprimiendo una vida humana, estamos impidiendo que se lleve a cabo un proyecto de vida  que ya está en marcha, estamos cortando el proceso evolutivo de un Ser espiritual como nosotros, que no ha sido creado por nosotros, y que tiene exactamente el mismo derecho que nosotros a estar aquí, en este mundo.

Creo que es muy importante divulgar este  conocimiento espiritual a nivel popular, porque la realidad actual es la de que se está cometiendo en todo el mundo el mayor genocidio de la historia, y cada actor interviniente en este tema, tiene su grado de responsabilidad y tendrá que afrontar  en el futuro la cosecha  de lo que ahora tan inconscientemente se está sembrando.

Los hombres y mujeres que hoy en día abogan por suprimir tan  irresponsable y alegremente estas vidas humanas no nacidas,  también bajo el pretexto de malformaciones congénitas detectadas en el feto, con lo cual  justifican su eliminación,  ( parece que vamos adoptando ideas del nazismo:  un mundo de cuerpos físicos perfectos y el que no lo sea no tendrá derecho a nacer ni a vivir)

Los que no ven al feto como un ser humano en sí mismo, como una vida humana independiente de la madre, ignoran que  después de que a ellos les llegue su propia muerte,  ( que siempre se ve tan remota y lejana, como si eso solo sucediera a los demás pero a ellos no), seguirán viviendo como espíritus desencarnados, y tendrán que volver a renacer de nuevo bajo la tutela de la Ley de Causa y Efecto, por la cual se cosecha obligadamente lo que antes se sembró voluntariamente. Por tanto no será de extrañar que esa cosecha sea  la de ser ellos mismos repetidamente abortados, o tal vez  la de volver a  nacer  como niños sanos y perfectos, para  morir  después de cualquier forma dolorosa al poco de nacer, de modo  que experimenten en sí mismos lo que es una vida humana cortada desde su comienzo, como las que ellos mismos cortaron en su pasado.  

Por favor, no cometamos más errores. Divulguemos estos conceptos e impidamos en la medida que nos sea posible, que esta matanza de inocentes continúe.

Que cada uno en la parcela de  su  responsabilidad individual, digamos siempre de corazón:  ¡ Sí a la Vida ¡.

Jose Luis Martín

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         SABIDURÍA DEL PENSAMIENTO
Pensamiento
(Respecto de lo que pensamos algunos y piensan los demás de la vida espiritual) :
No podemos hacer entender desde nuestra perspectiva a todos las personas que se inician o están ya estudiando o aprendiendo del espiritismo. Pueden ser antiguos, novicios o curios@s.
Todos tenemos libre albedrío y podemos opinar, pero con respeto, preparación y fundamentos.
Hay situaciones en cada ser humano (espíritu encarnado). Que se puede entender de un modo en algunos, y de otro modo en otras personas. Todo va de acuerdo a su nivel evolutivo, su ascendencia moral, su conocimiento espiritual.
Ejemplo por decir algo, que está en el tapete de la critica, la película Nosso Lar:
Hay quienes dicen que es cierto eso, otros dicen que no tanto y otros niegan los hechos.
NADIE TIENE LA VERDAD ABSOLUTA.
*La vida espiritual es compleja, la vida en ese plano es para algunos incierta, para otros una similitud a como es en la Tierra pero mas feliz.*
Hay un punto importante : Cada Espíritu, ya sea encarnado o desencarnado , ve las cosas desde su perspectiva de vida distinta. por diferente grado de evolución moral y espiritual, como del conocimiento de los mundos.
Otro ejemplo de modo concreto:
- Yo parada frente a una casa la veo de un modo, la persona que está a unos metros de mi , la ve de otro modo , alguien que la vea desde un árbol la ve desde su ángulo, alguien que la vea de noche o al atardecer...., hay innumerable vistas. Pero no por eso le vamos a juzgar, de ignorante o de manera tajante afirmar que esté mal, ya que ni la forma, ni el color , ni el estilo, pueden concordar. (Solo sabe del diseño de esa casa, el que la construyó y el dueño).
Hay seres que ya han vividos muchas encarnaciones, mientras que otros pocas, otros están más desmaterializados, otros con apegos morales y / o materiales, y en fin miles de situaciones que hacen que no todos veamos o entendamos las cosas que nos pasan, que vivimos o que vemos.
En fin hay algo que debemos tener en claro. ESTAMOS EN ESTE MUNDO PARA EXPIAR FALTAS PASADAS Y PRESENTES, ( así como para aprender y evolucionar).
Por ende no podemos ser tajantes con las personas que aun no entienden muchas cosas.
La razón está en estudiar, aprender, predicar y practicar, enseñar con amor aprendiendo a ser solidarios, corteses, y no cometer el error de tratar a los demás como no quisiéramos que se nos tratase a nosotros.
NADIE ES SABIO NI PERFECTO EN ESTE MUNDO
TODOS SOMOS APRENDICES, quizás unos más adelantados que otros, pero aprendices al fin de esta vida.
RESPETEMOSNOS UNO AL OTRO, SEAMOS SOLIDARIOS, RESCATEMOS ESA FRASE DE JESÚS:
"El que esté libre de culpa, que arroje la primera piedra"
RECORDEMOS QUE SOMOS ESPÍRITUS ENCARNADOS Y QUE HEMOS REENCARNADO MAS DE UNA VEZ.
Con todos mis respetos:
No estoy favoreciendo, ni negando a algo o alguien ya que todos merecemos consideración y respeto, pero debemos tener claro que la vida es ya bastante complicada , para hacerla todavía mas complicada a otros y a nosotros mismos, por eso expuse este tema, que nos afecta a todos de un modo u otro.
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EL ORGULLO TAMBIÉN ES UN PECADO


No hace muchos días que vino a verme mi amiga Alicia, espíritu para mí muy simpático. Espiritista convencida que lee con gran aprovechamiento todo cuanto se escribe sobre Espiritismo, traduciendo y comentando sus mejores obras sin que su verdadero nombre salga a relucir. Así como sus trabajos espiritistas los oculta para evitar disgustos de familia, de igual manera oculta sus inquietudes, sus ansiedades, sus temores. Cuando hablo con ella comprendo que estoy leyendo un libro del cual no veo más que la primera hoja, las demás están sin cortar. La última vez que la vi me sorprendió mucho encontrarla más comunicativa, más expansiva. Aquel espíritu superior descendía de su alto pedestal, se humanizaba, y al advertir tal cambio, mi alegría no tuvo límites y se lo demostré diciendo:

—No sé qué noto en ti, pero te encuentro más cariñosa, más cerca de mí.

—Indudablemente. ¿No ves que el dolor es el gran demócrata del Universo? Los que sufren se entienden fácilmente (como decía Campoamor); tú hace tiempo que sufres; yo en estos últimos años también he sufrido reveses, y por ley de afinidad, me pongo al habla contigo (como dicen los marinos) a ver si tú me puedes aclarar lo que yo no alcanzo a ver. Ya sé que estás en muy buenas relaciones con los espíritus, que estos te cuentan muchas historias, y yo deseo que una vez más contesten a tus preguntas, no para satisfacer mi curiosidad, sino para estudiar uno de los capítulos de la historia humana. Creo que ya sabes que me quedé viuda. Mi marido murió de la muerte más horrible que puedas imaginar, ¡de hambre!… Estaba muy bien y muy sano, sabía cuidarse como pocos hombres. Su ciencia médica le servía admirablemente para no padecer dolores físicos, pero un dolor moral le hizo olvidar todos los métodos higiénicos, se entregó en brazos de una muda obstinación y su vida fue extinguiéndose como se extingue la luz de una lámpara a la cual le falta el aceite necesario. Era bueno, pero adusto. Su mundo era la ciencia, su familia, sus innumerables enfermos, y sus únicos goces era devolver la vista a los ciegos. Por centenares se cuentan los ciegos que él ha curado, en todas las clases sociales. Lo mismo atendía a los más pobres que a los más ricos. Las operaciones más difíciles jamás se las encargaba a sus ayudantes, como hace la generalidad de los médicos en la consulta gratuita. Él, no; donde veía más peligro allí estaba él, tanto le daba que fuera un leproso repugnante como un enfermo aristocrático y perfumado. La ciencia (según él decía) es la igualdad en acción, jamás se hizo el sordo cuando le llamaron los afligidos.

—¡Qué bien deberá estar en el cielo!

—Indudablemente, a no ser que su muerte sea un obstáculo para su gloria, porque él se mató, el suicidio se efectuó.

—¿Y cuál fue el motivo de tan violenta determinación?

—Ya te lo diré. Una de mis hijas se casó y fue madre de una niña preciosa, con unos ojos hermosísimos que parecían dos luceros. Desde que nació, mi marido enloqueció por ella y la chiquilla por él. El abuelo y la nieta eran dos cuerpos y un alma, estando juntos ya estaban contentos.
Pero, hija, la viruela se apoderó de los ojos de mi nieta y de todo su cuerpo, pero sobre todo de los ojos. Mi marido ni comía ni dormía, estaba al lado de la pobre niña devorando libros, buscando la luz para aquellos ojos que eran su vida. Devolvió la luz a uno, pero el otro salió de su órbita y mi marido creyó enloquecer, se retiró a su cuarto y yo le oí que exclamaba a solas: ¿Será posible? Yo, que he devuelto la vista a tantos ciegos; yo, que he curado a tantos sifilíticos, y a este ángel tan hermoso no he podido curarle más que a medias.
¿Para qué me ha servido mi ciencia? Para nada.
Y se negó a tomar toda clase de alimentos. Vivió algunos días alimentándose con agua. Todas mis súplicas fueron vanas. Él sólo me decía: “Es inútil cuanto me dices. No puedo tragar, hasta el agua me cuesta trabajo pasar”. Dos días antes de morir me pidió frutas muy maduras, pero… ya era tarde, murió de hambre sin exhalar una queja; solo decía entre dientes: “Cuando de nada se sirve, se deja el sitio para otro”.
Ahora bien, ¿qué lazo le unía con su nieta? Bien tenía otros nietos, y por ninguno de ellos se desvivió como por su niña querida. Si puedes, pregúntale al Padre Germán qué historia tienen esos dos espíritus, porque morir de dolor como murió mi marido, un hombre tan serio, tan grave, tan entregado a la ciencia, causa muy poderosa le debe haber impulsado a sucumbir tan trágicamente.

—Yo te prometo que aprovecharé la primera oportunidad para complacerte.

Cumplí mi palabra preguntando al Padre Germán lo que deseaba saber Alicia, y el Espíritu me contestó lo siguiente:

«Justo es el deseo que os impulsa a las dos, y motivo de estudio será lo que yo te diré. Escucha con la mayor atención. El hombre que ha muerto de hambre, al que llamaremos Raúl, y su nieta, son dos espíritus que hace muchos siglos que caminan juntos. Han estado unidos por los lazos terrenales y en sus últimas existencias han sido amigos inseparables, mejor dicho, maestro y discípulo, porque Raúl hace luengos siglos que se ocupa en curar a los enfermos, y la que hoy fue su nieta, ha sido anteriormente su discípulo más ventajoso, su ayudante más práctico. Tenía fama, casi tanta como su maestro. Los dos eran inseparables, el uno complementaba al otro. Tanta suerte tenían en sus curaciones que llegaron a enorgullecerse el maestro y el discípulo, porque eran realmente infalibles en sus juicios médicos. Sus palabras eran proféticas, nunca se equivocaban, ni asegurando bienes ni presintiendo males. Y se llegaron a persuadir de tal modo de su infalibilidad, que no se contentaron con seguir las huellas de otros sabios doctores, sino que inventaron nuevos métodos y procedimientos especialísimos. Para mayor seguridad, en sus experimentos no se contentaban con hacer ensayos en diversos animales, como es costumbre inmemorial, para ver el resultado que producen los sueros y otras inyecciones hipodérmicas, sino que en los hospitales y en los asilos de infancia hacían sus ensayos en infelices niños sin familia. Los unos morían, los otros se salvaban y los dos sabios no sentían el menor remordimiento por la muerte de aquellos inocentes. ¿Qué era la muerte de un niño sin familia ante el bien que aquel ensayo reportaría a la humanidad? Y además del bien producido, la fama universal que aquellos dos sabios médicos alcanzaban día tras día les llenaba de orgullo. Se creían infalibles, porque de lejanas tierras venían los enfermos en peregrinación para recobrar la salud perdida.
»Raúl era verdaderamente una celebridad médica, su discípulo no se separaba de él un instante y, cosa rara, no envidiaba a su maestro; como estaban unidos hacía tantos siglos por íntimos y legítimos amores, su admiración rayaba en idolatría, exenta de las miserias terrenas, y su mayor placer era proporcionar a su maestro niños desamparados, en los cuales Raúl ensayaba la eficacia de sus atrevidos inventos. Los dos se creyeron verdaderamente dioses, el orgullo los cegó; y el orgullo también es un pecado, y como todo pecado tiene su condena, Raúl y su discípulo han pagado en esta existencia una parte de su larga cuenta.
»Tenaz dolencia veía que se equivocaba, que su acción curativa no respondía al impulso de su pensamiento, y si esto le desesperaba con los seres extraños, su desesperación llegó al grado máximo cuando se vio impotente para salvar a su nieta, que era el amor de todos sus amores. Muriendo, como era necesario que muriera, humillado, convencido de su insignificancia, de su pequeñez, se creyó un dios y murió persuadido de que no hay dioses, que no hay más que un Dios, y como el pecado del orgullo científico es hasta cierto punto perdonable y Raúl hace siglos que es un sol en el mundo de la ciencia, hoy se encuentra en muy buen estado, porque no ha perdido un ápice de su sabiduría y ha reconocido una grandeza superior a la suya, una ciencia para él desconocida, un poder maravilloso, una fuerza que sostiene la máquina del Universo, y ante tanta luz, ante tanta magnificencia, ante tantos mundos donde él adivina que hay grandes sabios, preguntándole a Dios por qué brillan los soles y por qué su fuego no incendia el Universo, él se considera uno de tantos alumnos en la gran Universidad del Infinito. Se reconoce grande y pequeño a la vez, y el orgullo no le volverá a cegar. Tiene luz propia, vive en medio de la luz; con su fluido luminoso envuelve a su nieta, que es el amor de todos sus amores.
»Estudia detenidamente el breve relato que te he hecho de la muerte de un sabio orgulloso. No basta penetrar victorioso en el templo de la ciencia, hay que amar, hay que compadecer, no se puede menospreciar al paria de la sociedad, porque aquel ser abandonado tiene un Espíritu quizás más adelantado que el que se cree infalible por su sabiduría, y en el mero hecho de nacer hay que considerar que viene a la Tierra a cumplir una misión, sea esta de gran importancia o insignificante. Todo hombre merece respeto y hay que esforzarse en protegerlo y en amarle. La ciencia que no desciende hasta el desamparado, llega un día en que recibe el castigo merecido, como habéis visto en el sabio Raúl. Adiós».

Aún podría haber hecho mucho bien, aún su ciencia habría difundido el consuelo, pero se creyó dueño de sí mismo y dispuso de su vida ignorando que cometía un crimen, porque ha negado sus beneficios a muchos enfermos.

¡Cuán necesario es conocer la vida de ultratumba! Si Raúl la hubiera conocido no se hubiese entregado a la desesperación, destruyendo su organismo; antes al contrario, hubiera redoblado sus esfuerzos para dar luz a los ciegos, ya que sabía lo que se sufre ante una desgracia irremediable. Solo el estudio del Espiritismo nos hará grandes en medio del dolor, porque sabiendo que vivimos eternamente, haremos lo posible para ser hoy mejores que ayer y ser mañana grandes benefactores de la humanidad.

Amalia Domingo Soler

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MUNDOS SUPERIORES Y MUNDOS INFERIORES

8. La calificación de mundos inferiores y mundos superiores es más bien relativa que absoluta, porque un mundo es inferior o superior con relación a los que están encima o debajo de él en la escala progresiva.

    Tomando la Tierra como punto de comparación, se puede formar una idea del estado de un mundo inferior, suponiendo al hombre en el grado de las razas salvajes o de las naciones bárbaras que aún se encuentran en su superficie y que son restos de su estado primitivo. En los mundos más atrasados los seres que los habitan son de algún modo rudimentarios; tienen la forma humana, pero sin ninguna belleza; sus instintos no están templados por ningún sentimiento de delicadeza o de benevolencia, ni por nociones de lo justo o injusto; la única ley es allí la fuerza brutal. Sin industria y sin invenciones, emplean su vida en conquistar su alimentación.

    Sin embargo, Dios no abandona a ninguna de sus criaturas: en el fondo de las tinieblas de la inteligencia, yace latente la vaga intuición de un Ser Supremo, más o menos desarrollada. Este instinto basta para hacer que unos sean superiores a otros, preparando su eclosión para una vida más completa; porque éstos no son seres degradados sino niños que crecen.

    Entre estos grados inferiores y los más elevados, hay innumerables escalones, y entre los Espíritus puros, desmaterializados y resplandecientes de gloria, con dificultad se reconocen aquellos que animaron a esos seres primitivos, de la misma manera que en el hombre adulto es difícil reconocer el embrión.

9. En los mundos llegados ya al grado superior, las condiciones de la vida moral y material son muy diferentes que las de la Tierra. La forma del cuerpo es siempre, como por todas partes, la forma humana, pero embellecida, perfeccionada y sobre todo, purificada. El cuerpo allí nada tiene de la materialidad terrestre y por consiguiente no está sujeto, ni a las necesidades ni a las enfermedades, ni a los deterioros que engendra el predominio de la materia; los sentidos, más delicados, tienen percepciones que lo grosero de los órganos sofoca en este mundo; la ligereza específica de los cuerpos hace la locomoción rápida y fácil: en vez de arrastrarse penosamente por el suelo, se deslizan, por decirlo así, por la superficie, o se suspenden en la atmósfera sin otro esfuerzo que el de su voluntad, así como se pintan los ángeles y como los antiguos representaban a los manes en los Campos Elíseos. Los hombres conservan a voluntad los rasgos de sus emigraciones pasadas y aparecen a sus amigos tal como les conocieron, pero iluminados por una luz divina, transfigurados por las impresiones interiores, que son siempre elevadas. En vez de rostros deslucidos, demacrados por los sufrimientos y por las pasiones, la inteligencia y la vida irradian con ese esplendor que los pintores han traducido por diadema o aureola de los santos.

    La poca resistencia que ofrece la materia a los Espíritus ya muy avanzados, hace que el desarrollo de los cuerpos sea más rápido y la infancia corta o casi nula; la vida, exenta de inquietudes y de angustias, es proporcionalmente mucho más larga que en la Tierra. En principio la longevidad es proporcional al grado de adelantamiento de los mundos. La muerte no tiene ninguno de los horrores de la descomposición; lejos de ser un motivo de espanto, es considerada como una transformación feliz, porque la duda sobre el porvenir no existe. Durante la vida, no estando el alma encerrada en una materia compacta, irradia y goza de una lucidez que la coloca en un estado casi permanente de emancipación, y permite la libre transmisión del pensamiento.

10. En esos mundos felices, las relaciones de pueblo a pueblo, siempre amigables, nunca se turban por la ambición de dominar a su vecino, ni por la guerra consecuencia de aquella. Allí no hay ni señores, ni esclavos, ni privilegios de nacimiento; sólo la superioridad moral e inteligente establece la diferencia de las condiciones y de la supremacía, La autoridad es siempre respetada, porque sólo se da al mérito y porque siempre se ejerce con justicia.

    El hombre no procura elevarse sobre el hombre, sino sobre sí mismo, perfeccionándose. Su objetivo es alcanzar el rango de los Espíritus puros, y este deseo incesante no es un tormento sino una noble ambición que le hace estudiar con ardor para llegar a igualarles. Todos los sentimientos tiernos y elevados de la naturaleza humana se encuentran allí aumentados y purificados; los odios, los celos mezquinos y las bajas codicias de la envidia son desconocidos; un lazo de amor y de fraternidad reúne a todos los hombres, y los más fuertes ayudan a los más débiles. Poseen más o menos según lo que han adquirido por su inteligencia, pero nadie sufre por falta de lo necesario, porque nadie está allí por expiación; en una palabra, el mal no existe.

11. En vuestro mundo tenéis necesidad del mal para sentir el bien, de la noche para admirar la luz, de la enfermedad para apreciar la salud; en los mundos superiores, esos contrastes no son necesarios; la eterna luz, la eterna belleza, la eterna serenidad del alma, proporcionan una eterna alegría que no es turbada ni por las angustias de la vida material, ni por el contacto de los malos que no tienen entrada. Esto es lo que el espíritu humano tiene más dificultad en comprender, pues, siendo ingenioso para pintar los tormentos del infierno, nunca pudo representarse los goces del cielo. Y eso, ¿por qué será? Porque siendo inferior sólo soportó penas y miserias, y no entrevió los esplendores celestes; sólo puede hablar de lo que conoce; pero, a medida que se eleva y se depura, el horizonte se ilumina, y comprende el bien que tiene ante sí, como comprendió el mal que dejó atrás.

12. Sin embargo, estos mundos afortunados no son mundos privilegiados, porque Dios no tiene parcialidades para ninguno de sus hijos; da a todos los mismos derechos y las mismas facilidades para alcanzarlos; a todos hace partir de un mismo punto, y no dota a unos más que a otros; las primeras posiciones son accesibles a todos: a ellos corresponde conquistarlas por medio del trabajo, alcanzarlas lo más rápido posible, o arrastrarse durante siglos y siglos en las clases bajas de la Humanidad. (Resumen de la enseñanza de todos los Espíritus superiores).

Tomado del Evangelio Según el Espiritismo. Allan Kardec.

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