sábado, 16 de abril de 2022

¿ Qué es la Muerte?

    INQUIETUDES

1.- El Espíritu y la Materia

2.- ¿ Existen las experiencias "fuera del cuerpo"?

3.- ¿ Qué es la Muerte?

4.- ¿Es posible amar a un enemigo?



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           EL ESPÍRITU Y LA MATERIA

I-Hay tres unidades primitivas y de cada una de ellas no podría existir más que una: un Dios, una verdad y un punto de libertad, esto es, el punto donde se encuentra el equilibrio de toda oposición.

II- Tres cosas proceden de las tres unidades primitivas: toda la vida, todo el bien, todo poder.

III- Dios es, necesariamente, tres cosas: la mayor parte de la vida, la mayor parte de la ciencia y la mayor parte del poder; y de cada cosa no podría haber una parte mayor.

IV- Tres cosas, Dios no puede dejar de ser lo que debe constituir el bien perfecto, lo que debe querer el bien perfecto y lo que debe realizar el bien perfecto.

V- Tres garantías de lo que Dios hace y hará: su poder infinito, su sabiduría infinita, su amor infinito: pues no hay nada que no pueda ser efectuado, que no pueda ser verdadero y que no pueda ser querido por un atributo.

VI- Tres fines principales de la obra de Dios, como creador de todas las cosas; disminuir el mal, reforzar el bien y esclarecer toda diferencia; de modo que se pueda saber lo que debe ser o, al contrario, lo que no debe ser.

VII­ Tres cosas que Dios no puede dejar de conceder: lo que hay de más ventajoso, lo que hay de más necesario y lo que hay de más bello para cada cosa.

VIII-Tres fuerzas de la existencia: no puede ser de otro modo, a no ser necesariamente otra cosa y no poder ser mejor por la concepción; en esto está la perfección de todas las cosas.

IX- Tres cosas prevalecieron necesariamente: el supremo poder, la suprema inteligencia y el supremo amor a Dios.

X- Las tres grandezas de Dios: la vida perfecta, ciencia perfecta, poder perfecto.

XI- Tres causas originales de los seres vivos: el amor divino, de acuerdo con la suprema inteligencia; la sabiduría suprema, por el conocimiento perfecto de todos los medios; el poder divino de acuerdo con la voluntad, el amor y la sabiduría de Dios.

Leon Denis

Extraído del libro "En la intimidad"

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¿Existen las experiencias fuera del cuerpo?.-

Esta clase de experiencias conocidas como Proyecciones astrales    ( PES),    constituyen un fenómeno universal a lo largo de la historia.
Estos casos constituyen  experiencias profundas que afectan a la vida de las personas que las han experimentado, pues siempre les queda una sensación y un recuerdo agradable de la experiencia.
Suceden  a veces en personas  que  en estado de relajación o semidormidos, sienten como abandonan su cuerpo físico del que se alejan, a veces acompañados de una sensación de vértigo,  y  pasan a contemplar el mundo exterior desde una posición totalmente separada e independiente del mismo.  

Han sido experimentadas por algunas personas de modo espontáneo y natural, en cuyo caso esto a veces solo sucede una vez en la vida (a los que les sucede), o en otros casos  es  provocado bajo estado hipnótico  o causado por algún accidente traumático que ha colocado  al sujeto durante un  periodo de tiempo en una situación límite, al borde de la muerte.
Estos fenómenos, que nada tienen que ver con las ensoñaciones experimentadas durante el sueño fisiológico,  se han podido comprobar después en cuanto a su veracidad, porque han descrito  hechos y detalles puntuales sobre lo que han oído, visto y hasta olido en determinado lugar lejano de donde él se encontraba físicamente y  en un momento determinado, aportando  toda clase de datos  o detalles que se han podido verificar después, acreditando y comprobando así su autenticidad. Esto nos lleva a  la única y más lógica explicación posible, de que realmente el sujeto  ha estado allí personalmente  o se ha proyectado mentalmente hasta allí, en el momento comprobado, aun manteniendo  la certeza de que su cuerpo físico se encontraba en otra parte.
       Según relatos de quienes las han experimentado  alguna vez, parece ser que la sensación general durante la proyección astral, es de bienestar y de optimismo. Algunos sujetos, curiosamente  también han descrito a su propio “fantasma” o “cuerpo astral”   como otro cuerpo desde  el que se ven  fuera de su propio cuerpo, y  sobre el que se sintieron flotar  a más o menos altura, quedando unidos  a este  solamente por un delgado cordón  luminoso que les permitió  regresar después como “refundiéndose en él   y  regresando conscientemente  al estado normal.
      Este hecho tiene aspectos interesantes que debemos conocer:  A veces también se ha producido en sujetos que han sufrido “muertes clínicas aparentes ” ( catalepsia), de las que regresan tras un cese completo de su actividad   cerebral, con ausencia de signos vitales como el latido cardíaco, y  dilatación de las pupilas, no habiendo ninguna explicación médica a este hecho.
     También se han dado casos parecidos en  personas  aparentemente muertas por congelación que presentan un profundo letargo y  una gran hipotermia durante su  muerte aparente, sin presentar signo alguno de actividad cerebral, y sin embargo más tarde  recuperan la conciencia y la actividad cuando se vuelven a calentar progresivamente.   
        Todos estos datos nos pueden llevar a la conclusión de que los electro encefalogramas “planos” no constituyen  por si solos una prueba exacta y definitiva de la actividad cerebral, y por tanto de la muerte definitiva, porque puede ser factible que el cerebro se encuentre  a tan bajo nivel de actividad, que esté prácticamente inactivo, y que el “ electro” no registre actividad alguna, y sin embargo la persona aparentemente muerta, en realidad aún esté viva y sea susceptible de poder  “volver” a su estado vital  normal.
      La experiencia fuera del cuerpo cuando es provocada  voluntariamente por el propio sujeto, es también conocida como “viaje astral”, y suele ser frecuente entre algunos maestros y  lamas tibetanos e indios durante sus prácticas de meditación o de yoga.
       Las personas que han vivido esta experiencia, realmente guardan un buen recuerdo de la misma, y pierden el temor a la muerte,  aunque no por eso  desean  morir,  pues  como cualquier  persona, también tienen  el fuerte y natural instinto de supervivencia.  Además quienes han vivido esta experiencia de existir conscientemente   fuera de su cuerpo,  suelen experimentar un cambio interno muy positivo en sus vidas.
       Resultan también muy  interesantes los casos de sujetos que han tenido la experiencia de una “muerte clínica” a causa de algún accidente con parada cardíaca momentánea. Algunos quedan en ese estado algunos segundos o minutos, de los que después no son conscientes ni recuerdan nada, porque durante su “muerte aparente”, abandonaron su cuerpo y su cerebro,  perdiendo el sentido del tiempo y el espacio, debido a que estos  parámetros físicos no existen  en la dimensión astral en donde estuvieron  mientras duró la experiencia.
-  Jose Luis Martín-

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                ¿ QUE ES LA MUERTE ? 

Sebastian de Arauco

Variadas pueden ser las repuestas, según los conocimientos y creencias de cada cual.
Para muchos, es el final de la vida, el final de todo.

Para otros, es un fantasma aterrador que «arbitrariamente» les priva de la vida, de sus placeres y lujos, de sus comodidades o del poder de autoridad que disfrutan. Y a todos éstos, les asusta pensar en lo que pueda haber después de ese accidente.

Para otros, sin embargo, es el descanso, el final de una vida de sufrimientos, entre quienes hay que esperan un más allá feliz, aunque desconocido, y quienes no esperan nada (pero, aún éstos tienen sus dudas).

Muchos esperan ser recibidos en el Cielo, por pertenecer a alguna de las creencias religiosas y haber cumplido con los dogmas y requisitos que la misma establece. Sin embargo, las religiones, por sí mismas, no salvan a nadie; porque todas las religiones y seudorreligiones, con sus rituales y dogmas contrarios a la lógica y a la razón, son creación de los hombres. Al pasar el umbral del Más Allá, al entrar en la cuarta dimensión: ASTRAL, las religiones no tienen valor alguno y sólo cuentan las buenas obras realizadas. La verdadera religión es la que profesó el sublime Nazareno y otros grandes mesías: la religión del amor universal, sintetizada en estas frases: «AMA A TUS SEMEJANTES COMO TE AMAS A TI MISMO», porque «SOLO POR EL AMOR SERA SALVO EL HOMBRE».
Para algunos otros, la muerte es el final de una jornada más, de la cual llevan un bagaje de conocimientos y experiencias, o de una misión cumplida, y esperan la muerte con confianza y hasta con deseo; porque, para éstos, la llamada muerte no es más que el tránsito de una vida a otra vida plena de actividad y esplendor, es disfrutar de la libertad, libre ya de la prisión que para el Espíritu es el cuerpo carnal.

Como puede apreciarse, aunque igual en apariencia, cada cual tiene formada una idea diferente de ese trance: acertada a desacertada.

En realidad, la muerte viene a ser el final de una jornada
y el comienzo de una nueva vida, para mejor o para peor. según haya sido el comportamiento. Es el fenómeno de la resurrección, ya que el ser real resucita verdaderamente a una vida nueva. Por medio de ese trance, tan temible para algunos, el Ser real, Espíritu, deja el vehículo físico-carnal que ya no necesita ni le sirve para la vida en esa otra dimensión. Diremos, desencarna.

Ahora bien. Debemos tener presente que, al cruzar el umbral de entrada en esa otra dimensión desconocida (desconocida para la gran mayoría, por haber sido ocultada y su divulgación perseguida por los convencionalismos), llevamos los mismos pensamientos y sentimientos, creencias y tendencias, amor u odio, y deseos que mantenemos en la vida humana.
De inmediato se produce una turbación que varía mucho en cada caso, es un oscurecimiento de las facultades mentales, como cuando encarnó, pero más bien corto, aunque depende de la condición moral. Esto acontece en la generalidad de los casos por enfermedad; pues, en las muertes violentas, es muy diferente. Los seres ya muy progresados, despiertan momentos después de entrar el cuerpo físico en estado de coma y agonía (muy suave y apenas perceptible en los buenos), surgiendo a la vida espiritual y asisten conscientes a la extinción de la vida de su cuerpo carnal, elevándose seguidamente a las moradas celestes, cuyo resplandor ya vislumbran. Pero para los egoístas, malvados y aquellos apegados a la vida material, esa turbación puede durar mucho tiempo, años, según haya sido su vida. Y aquellos que sólo hayan vivido para los placeres de los sentidos, acumulación de riquezas y poder mal habidos; los hipócritas, malvados y criminales en diversas clases sociales; todo aquél que haya abusado de su autoridad, haya engañado o estafado, etc.; son los que sufren mayor turbación, despertando en una oscuridad tenebrosa, denominada también tinieblas, y en las cuales pasan sumidos por un tiempo que varía también en cada caso, y que es causa de la desesperación que es de suponer. En 
muchos casos, estas tinieblas van acompañadas de horribles visiones y sufrimientos, cuyo fin no pueden vislumbrar. Y aquí es... «el crujir de dientes» que refiere el Evangelio.

EL ALMA COMIENZA, ENTONCES, A PENETRAR EN LA ESENCIA DE LA LEY DE CONSECUENCIAS, ENCONTRANDO EN SI MISMA LOS RESULTADOS DE SU VIDA FINITA.
¡Cuánto pesan las creencias equivocadas al pasar ese umbral!
¡Cuántos van engañados con promesas de salvación gratuita que no pueden ser cumplidas! ¡Qué doloroso despertar les espera!
Sólo la práctica del bien, las buenas obras practicadas con verdadero amor en nuestro diario vivir, serán las que únicamente podrán salvar el alma de los sufrimientos al pasar el umbral, y elevarse hacia las moradas de felicidad.
La llamada muerte, ese trance inevitable, suave en unos y doloroso en otros, no cambia en lo más mínimo la condición psicológica del ser; ni puede transformar un ser inferior en superior. En este aspecto, sigue vibrando en la misma tónica; más cuanto que, en muchas de las veces, ni se percata que ha fallecido (especialmente los materialistas y negadores de la supervivencia del alma), hasta pasar un tiempo que varía mucho en cada caso.
Necesario es quitar de la mente, ese concepto del «descanso eterno«, esa creencia en el eterno descanso del alma; ya que, la mente humana jamás descansa. La muerte no existe como realidad; pues, todo individuo sigue existiendo como ente real, toda vez que sigue pensando y sintiendo. «Cogito, ergo sum» —de Descartes. Pienso, luego existo. La muerte existe como trauma psicofisiológico, como fenómeno transitorio de una modalidad de vida a otra, de un cambio o tránsito de una vida vegetativa a una modalidad diferente de vida espiritual, al igual que la metamorfosis de la crisálida en mariposa. Es un acto de liberación del Espíritu, que vuelve a la vida del espacio, a la cual pertenece, vida más real que esta vida física actual; contrario al nacimiento, que es una prisión por un tiempo, pero necesaria como vía de progreso. Porque, en realidad, la vida del Espíritu es en el espacio.

Sebastián de Arauco.

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             ¿ Es posible amar a un enemigo?

    Jesús de Nazaret  enseñó y ejemplificó que así se hiciese, pero con este consejo no se refirió a que milagrosamente cambiásemos de repente un natural sentimiento de miedo por el daño que nos pueden hacer, o de resentimiento y hasta odio por el mal que nos pueda causar alguien por el que podemos sentir cierta repulsión si lo percibimos o reconocemos como enemigo, a cambio del sentimiento grandioso del Amor que viene de Dios. El no nos pidió nunca el hacer este milagro instantáneo ni de hacer nada imposible; solamente nos recomendó que nos amáramos todos de la misma forma que Él amó a la humanidad, y si esto nos lo recomendó, es porque sabe que eso está a nuestro alcance y lo podemos llegar a hacer.

El rencor, la antipatía o el resentimiento hacia alguien que consideramos como enemigo, en el fondo son un modo de defenderse o de protegerse de él. Cambiar el odio, o resentimiento, o el temor, o la inquina hacia nuestro enemigo, por  amistad, cariño, simpatía y hasta amor, no es sencillo; no se suele lograr de un día para otro, pero con el conocimiento de lo que moralmente debemos de practicar, y con la voluntad de hacerlo, se puede ir consiguiendo, aunque a veces el problema es aun mayor si el enemigo siente hacia nosotros nuestros mismos sentimientos negativos.

Estos sentimientos negativos son como un mecanismo de defensa o una barrera de protección  que se coloca entre ambos, porque así uno se siente como en igualdad de condiciones respecto a su enemigo.

Jesús- Cristo cuando  nos aconsejó el amor a los enemigos, se refería en primer lugar al Perdón, porque perdonar es una necesidad moral para el que perdona, más todavía que para el perdonado, porque todos tenemos algo de lo que ser perdonados, y no nos podremos sentir así, experimentando la paz de haber sido perdonados, mientras no hayamos sido capaces de perdonar nosotros mismos. Recordemos la frase de la oración del “Padre Nuestro” que enseñó Jesús: “…Perdona nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores”, o sea que en la medida en que nosotros perdonemos a los demás, seremos igualmente perdonados por el Amor de Dios, que sin embargo no deja de hacer justicia a través de la ley de Consecuencias.

En segundo lugar el Maestro Jesús se refería a la voluntad y el esfuerzo por alejar esos sentimientos o resentimientos por deseos de venganzas incumplidas, en un sentido natural e instintivo de pretender ser uno mismo el brazo justiciero y reparador de las ofensas recibidas. Estos sentimientos y resentimientos son siempre negativos en tanto que se mantienen, por ser desequilibrantes de la paz interior de la persona.

Por tanto, amar a un enemigo, comienza, y supone como primera condición, la voluntad de perdonar íntimamente, procurando cambiar gradualmente el sentimiento de enemistad o de odio, por deseos de bien hacia esa persona, aunque nos haya hecho o nos pueda hacer daño, devolviendo así bien por mal, siguiendo el ejemplo de Jesús. Esto es humanamente difícil, pero es el primer paso necesario para llegar a conseguirlo y cuando Cristo nos lo propuso es porque Él sabía perfectamente que todos podemos llegar a lograrlo. Además, tengamos presente que para amar a alguien,como para perdonarlo,  aunque sea  un enemigo, el primer paso fundamental es quererlo hacer.

La persona que perdona se hace moralmente superior a su enemigo, de modo que el odio de este, no puede alcanzarle ni afectarle, pues no sintoniza su vibración positiva del perdón y del Amor, con la negativa de odios, deseos de venganzas, celos, etc que pueda tener hacia él su enemigo; de otro modo si las vibraciones mentales y psíquicas de ambos son del mismo tono, el rencor y la negatividad que pueda tener un enemigo, harán presa fácil en su víctima odiada.

Desde otro enfoque, podemos intuir que Jesús también se refería al enseñarnos que hay que llegar a amar a nuestros enemigos, que debíamos amar o al menos aceptar las pruebas , trabajos y sacrificios de la vida, que son muchas veces nuestros mayores enemigos constantes que aparecen cotidianamente y que nos impiden y lastran nuestra normal evolución. Al amarlos los asumimos con ilusión, y cuando así los afrontamos, los sentimos como algo que hemos vencido y dominado en el camino de la vida, experimentando la satisfacción avisadora de nuestro triunfo sobre ellos

La frase de Jesús que cierra este tema, la podríamos cambiar por: "Perdonaros unos a otros, como Yo os he perdonado". porque el perdón es la puerta de entrada al amor.

- Jose L. Martín-

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POR MÍ MISMO, DOY FE DE QUE ESTA FRASE DE LA GÉNESIS ENCIERRA UNA GRAN VERDAD.



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