domingo, 3 de abril de 2022

Visión correcta del Espiritismo

 

  INQUIETUDES

1.- La familia universal ( 2 )

2.- ¿ El Espíritu conoce naturalmente la Ley Moral?

3.- Visión correcta del Espiritismo

4.- De la ingratitud

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                            LA FAMILIA UNIVERSAL (2)
 
  Por Amalia Domingo Soler

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     Ya se comprende que su razón estaba ofuscadísima y que desconoce por completo la esencia del Espíritu. No sabe que este es un Ser inteligente, que toma envolturas materiales para trabajar en los mundos, y que al dejarlos, deja la personalidad que él representaba, y queda el Espíritu en su periespíritu apropiado a su grado de adelanto, tomando la forma corpórea que le acomoda, cuando quiere ser visto y reconocido por alguien conocido.

     ¡ Cuantas veces los médiums videntes dicen: " Aquí hay  un Espíritu cubierto de harapos, es cojo o manco, o ciego, o tullido; tiene una cicatriz en tal lugar!. ¿ Y por qué se presentan con esas deformidades que tenían en la materia?;¿ conserva acaso el Espíritu esas imperfecciones materiales?.¡ No !, al abandonar su cuerpo, el Espíritu queda libre; las enfermedades las padece nuestro organismo, y cuando este queda separado del Alma, que le hace funcionar, esta queda como eterno Ser Espiritual, con su forma más o menos bella, pero nunca deforme, porque las deformidades son inherentes a nuestras expiaciones, y cuando estas cesan, se destruye el vestido viejo y se tira.

     Cuando, por ejemplo, recibimos daño en una pierna y no podemos andar libremente, nos apoyamos en un bastón para que nos sostenga, y lo usamos mientras nos haga falta; pero cuando recobramos la salud, tiramos el bastón lejos de nosotros, aunque le conservemos gratitud por los servicios que nos ha prestado, al mismo tiempo que nos inspira horror, y por nada en el mundo queremos usarle más; de igual manera, el Espíritu cuando ve el cuerpo que ha tenido encerrado en su ataúd, aquel instrumento de su progreso le inspira cariño y horror a la vez, pareciéndole como imposible que haya podido estar haciendo uso de un organismo tan imperfecto y enfermo.

     En la familia universal que se encuentra en el espacio, no hay confusión alguna; hagamos una comparación: En la Tierra hay familias compuestas de cuatro o cinco personas, y otras que entre padres, abuelos, hijos, etc, se juntan un centenar de personas enlazadas por un íntimo parentesco, y todos se quieren y se relacionan unos con otros, y el padre, que tiene amor por un hijo, lo tiene igual por veinte, y se aumenta y multiplica para los hijos de sus hijos. Y si la familia de la Tierra está tan bien organizada, ¿hemos de creer que la familia del espacio no tendrá iguales condiciones?.

     Dios, que hace trabajar a las hormigas, a las arañas y a los castores; Él, que perfuma con su aliento  las violetas y las azucenas; Él ,que sostiene el equilibrio entre los mundos;; el que nos envía en los rayos de sol el raudal de vida infinita; Él, que aprisiona los mates entre muros de arena; que deja en la mente del hombre el germen fecundo de la inteligencia; Él, que es grande en sus obras y en su esencia divina, ¿podrá dejar sumidos en el caos a los Espíritus cuando estos descansen de sus peregrinaciones?, ¡ No ! es completamente imposible, como a nosotros nos es ahora imposible comprender perfectamente las condiciones de la vida espiritual; podremos hacer suposiciones más o menos aproximadas a la realidad y a las explicaciones que nos dan los Espíritus; pero dentro de la sana lógica, no debemos atormentarnos ni un segundo por el temor infundado de si al llegar al mundo de los Espíritus, no encontraremos a quienes nos dieron el Ser y no sabremos a quien amar.

     ¿Qué nos sucede en la Tierra?. Por regle general perdemos a nuestros padres y vivimos sin ellos, y hasta somos felices creándonos nuevas afecciones; pues si vivimos aquí, donde el egoísmo impera y estamos rodeados de tantas y tantas contrariedades, ¿ no es de razón que viviremos mejor en un paraje donde no tendremos las innumerables necesidades de aquí, ni las dolencias físicas que tanto nos atormentan, tanto nos mortifican y nos preocupan, hasta el punto que muchos hombres se suicidan no pudiendo resistir la violencia del dolor?.

     Nosotros creemos que la investigación del hombre debe ser metódica y debe examinar antes las condiciones de su presente sin que le preocupe la familia de su porvenir.

     Convencido el espiritista de que su espíritu vivirá eternamente, porque las condiciones de los Espíritus no le dejan lugar a dudas, creemos que todo su afán debe consistir en adquirir virtudes, en despojarse de sus imperfecciones, amando a sus semejantes, perdonando las ofensas de sus enemigos, amparando a los débiles, consolando a los afligidos; hay tanto que hacer si se quiere trabajar, que el hombre puede llegar al borde de la tumba sin darse cuenta del tiempo que ha vivido; y haciéndolo así, practicando el bien en todos  los sentidos, encontrará una familia numerosa y agradecida que le dirá al entrar en el espacio: ¡ Bienvenido seas!, ¡ reposa de tus fatigas!, ¡ Míranos !, ¡ somos los huérfanos que amparaste en la Tierra!, ¡ los mendigos con quien partiste tu pan!, ¡ los atribulados a quienes aconsejaste!. No llore el hombre honrado y caritativo, que su familia es numerosa donde quiera que vaya.

    Nuestra obligación es engrandecernos, ser hoy mejores que ayer y mañana mejores que hoy, sin inquietarnos por las condiciones de nuestra vida futura, sin pensar si estaremos solos o acompañados; la única certidumbre que nos puede dar la vida es que nuestro progreso será indefinido.

  El espíritu racionalista no debe pensar que nunca llegará un momento de contemplación, en el que termine todo su trabajo, ¡ No!; esa paralización no llegará jamás; el Espíritu trabajará eternamente, se irá creando afecciones, engrandeciendo continuamente su familia universal.

   ¿ NO lo vemos en la Tierra?, ¿ vivimos hoy como vivíamos ayer?. ¡ No!, ayer se ignoraba que los muertos viven, y hoy hemos aumentado nuestras relaciones, teniendo amigos y protectores en el espacio, que nos guían en nuestros trabajos, que nos aconsejan en las tribulaciones, que toman parte en nuestras alegrías, y este aumento de familia, ¿ no nos hace presentir la familia universal?.

   ¿ Quién lo duda?¿ Quien podrá atormentarse ni preocuparse por lo que ha de suceder mañana, cuando vemos que cada día aumenta el número de seres amigos que nos dan pruebas inequívocas de su cariño y protección?.

   La escuela Espiritista Racionalista, ha dado nueva vida a las Humanidades, porque ha hecho comprender a los hombres el progreso indefinido del Espíritu; que impulsado por el Amor, deja de ser el anacoreta de los siglos para sonreír gozoso en brazos de la Familia Universal.

- Amalia Domingo Soler -

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¿El  Espíritu  conoce naturalmente  la ley moral?

 

           Los seres humanos, según nuestro individual nivel evolutivo, llevamos naturalmente grabados en la conciencia algunos rudimentos de la ley moral  y somos capaces de razonar sobre ellos, asumiéndolos conscientemente.

           Como estos rudimentos morales son más o menos extensos y desarrollados, por eso cada persona los percibimos en distintos grados de intensidad  en forma de satisfacción íntima ante una buena acción, o si nos equivocamos cometiendo un mal acto, la conciencia nos acusa en forma de  remordimiento y de  pesar, como una señal de alarma por la que  nuestro espíritu  nos avisa  en la conciencia de nuestro error.

No se debe confundir la ley Moral que todos portamos naturalmente en nuestra  conciencia  en mayor o menor grado, con el sentido  del bien y del mal o con el sentido del pecado que nos inculcaron las religiones, definiendo a este como una ofensa hecha a Dios . Este  concepto debemos desterrarlo y debemos considerar que el Espíritu humano es casi infinitamente pequeño e insignificante,como para ofender a lo que es infinitamente grande y superior  que nos creó de Su Esencia como seres espirituales individuales, con nuestras  conciencias como incipientes semillas por desarrollar a través de un largo proceso como lo es el de la evolución a través de las múltiples existencias humanas, hasta alcanzar mayores cotas de perfección  para  acercarnos  a Él, que es nuestra Fuente de Origen, Dios  infinito en todos Sus atributos de Perfección.. 

Es evidente que todas las conciencias no son iguales en cuanto a su amplitud de desarrollo y evolución moral y ética.  Ello se debe a que  en la Tierra existen muchísimos grados de evolución  moral y  de desarrollo espiritual, en donde todos estamos mezclados, y es que la edad de cada espíritu es diferente a la de los demás, todos no hemos sido creados al mismo tiempo porque Dios nunca ha dejado de crear en el Universo infinito. Esto supone para cada Espíritu haber vivido un número mayor o menor de vidas humanas y haber acumulado mayores o menores conocimientos y experiencias, además de que el esfuerzo por auto-mejorarse en cada una de las existencias, también es diferente de unos a otros, dependiendo del uso hecho de nuestro libre albedrío y de nuestra voluntad y esfuerzo por evolucionar.. Además tengamos en cuenta que habitamos todavía este planeta como mundo de expiación y pruebas, siendo entonces bastante lógico que exista una falta de uniformidad en cuanto al grado evolutivo de sus habitantes. 

Cuando llegue el momento del cambio de ciclo planetario, unos espíritus (tanto encarnados como desencarnados), seguirán en este planeta; otros emigrarán a otros mundos de regeneración; y otros tendrán que emigrar a mundos inferiores de expiación e incluso algunos regresarán a mundos primitivos, a purgar sus faltas y sobre todo a ayudar a evolucionar a sus moradores, con su mayor experiencia y conocimientos adquiridos anteriormente en la Tierra. 

Sabiendo que nuestros destinos futuros  individuales dependen de los actos buenos o malos que llevemos  grabados en la conciencia según la Ley Moral a  la que nadie puede engañar,  cada vez que  infringimos esta  ley moral, vamos oscureciendo nuestra conciencia con sus facultades, encadenándonos con nuestras propias manos a vidas más difíciles, por afinidad con  mundos atrasados, y a  estados de dolor.

El hecho de que la ley moral la llevemos en la conciencia y se vaya desarrollando y ampliando  progresivamente junto a esta, es una muestra más de la Sabiduría y del Amor Divinos que así lo han dispuesto para que el alma humana no se atrase en su evolución, pues este desarrollo moral actúa como la energía impulsora para que nuestro crecimiento en perfección espiritual, resulte  dinámico y activo. Al mismo tiempo, esto nos explica el por qué el alma  se puede estancar voluntariamente por un periodo, pero no puede retrogradar, pues  lo ganado forma parte del patrimonio natural del espíritu.

     - Jose Luis Martín-

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VISIÓN CORRECTA DEL

ESPIRITISMO


Es innegable que el Espiritismo, ese
ncialmente, como hecho natural, como ley de vida, es de todos los tiempos, se encuentra aunque de un modo difuso o velado en el aliciente de todas las creencias inmortales, razón por lo que debe ser concebido no como una secta particular y si como elementos capaz de fortalecer las diversas religiones y abrir camino para que ellas se encuentren con las variadas ciencias, llevando al hombre a cumplir de manera integral su destino en este mundo, a través del desenvolvimiento tanto de las potencialidades sentimentales como intelectivas. Siendo así, nada impide que un católico, un teósofo, un amante de la Umbanda o del esoterismo sea también espirita, cara al carácter universalista, cósmico, del Espiritismo, y quien quisiera defender esta posición ciertamente descubrirá algunas frases de Allan Kardec para apoyarse. Con todo, solamente será espirita en parte, y no de un modo completo, pues es igualmente indiscutible que la verdadera Doctrina Espirita está en la enseñanza que los Espíritus dieron (“El Libro de los Espíritus”, introducción, ítem XVIII), y tal enseñanza es suficientemente clara cuando establece los fundamentos de una filosofía racional (ídem, Prolegómenos) que incompatibiliza la teoría y práctica del Espiritismo con todo aquello que tiene sabor a místico y es destituido de contenido lógico. De ahí porque nadie puede ser fiel a la causa espirita si dejará de actuar con buen sentido.

No basta obtener la tarjeta en el Club de la Pureza Doctrinaria para servir con eficiencia en el espiritismo. Lo importante es tener una visión correcta y el buen sentido indica que, para eso, el primer cuidado es no ser radicales. En la historia de todos los movimientos que han surgido para alargar los horizontes mentales del ser humano siempre fueron las concepciones extremistas las que estragaron todas… Son ellas las fuentes generadoras de la ortodoxia y toda ortodoxia es fechadura dogmatica atrancando las ventanas del libre análisis, sin el cual se torna imposible el progreso. Acontece que tanto hay una ortodoxia excesivamente conservadora, dedicada para sustentar el tradicionalismo, como hay una ortodoxia exageradamente renovadora, que nada respeta, ni aun mismo los valores fundamentales e imprescindibles para la identidad de un pensamiento filosófico. La primera produce la inmovilidad por la fe ciega y la segunda va tan lejos que destruye cualquier fe, aunque nazca del conocimiento bien construido. Es lamentable, más aun no aprendimos una gran lección de la Antigüedad clásica: la Virtud esta en el medio…

Con el debido aprecio a los que luchan por fijar el espiritismo únicamente en el plano científico o exclusivamente en la esfera religiosa, y aun con la justa consideración a aquellos que desean conservarlo en su rasgo primitivo o modernizarlo por completo, osamos afirmar que la providencia básica para tener una óptica sino perfecta, por lo menos razonable, del Espiritismo, consiste en abandonar la presunción de sabiduría infusa y estudiar con inteligente humildad la obra de Kardec, donde son límpidamente expuestos los principios incuestionables de nuestra Doctrina y los puntos sobre los cuales ella misma recomienda reflexión, pesquisa y debate para la madurez de las ideas.

Lo malo es que, en vez de examinar sin premeditación los libros del maestro lionés, recurrimos a ellos con el deliberado ánimo de captar escasos argumentos alimentadores de nuestras tendencias ideológicas, sin admitir que, como las demás personas, estamos sujetos a limitaciones perceptivas. Ora, como todos nos situamos en grados de evolución diferenciados, cada uno ve el Espiritismo de una forma distinta, resultando de ahí las insanas divergencias de opinión. Si sabemos administrarlas, cultivándolas con equilibrio y moderación, todavía podremos convivir en régimen de trabajo solidaridad y tolerancia, en consonancia a la divisa, o lema, de la Codificación. Si caemos en el radicalismo, terminamos siendo nocivos y no útiles al ideal común. Es lo que parece, salvo mejor juicio…

Por Nazareno Tourinho
Fuente: Reformador nº 2000 de Noviembre de 1995


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DE LA INGRATITUD

De San Juan de la Cruz a la priora del convento de Segovia, María de la Encarnación, ante la persecución que estaba sintiendo en determinados momentos de su vida, a causa de su posible envío a Méjico:

De lo que a mí me toca en este negocio, hija mía, no le dé pena, que ninguna a mí me da. De lo que la tengo muy grande es de que se eche culpa a quien no la tiene; porque estas cosas no las hacen los hombres, sino Dios, que sabe lo que nos conviene y las ordena para nuestro bien. No piense otra cosa sino que todo lo ordena Dios. Y adonde no hay amor, ponga amor, y sacará Amor.

    San Juan de la Cruz.

Reflexión:

San Juan de la Cruz reflexiona acerca de la falta de agradecimiento que, en general, padecen los seres humanos, aunque hubiesen recibido algún beneficio. Esto es bastante común; a veces, los beneficiados se sienten avergonzados, o lo que es más grave, su orgullo se siente herido y procuran alejarse lo más posible de aquellos que puedan recordarles su pasado, sobre todo si su presente ha cambiado y su posición social ha mejorado notablemente.

Les hace comprender que hay que hacer las cosas sin esperar nada a cambio y aun a riesgo de recibir ingratitud, que aquellos que así actúan ni siquiera son culpables, que son cosas que permite Dios para templar nuestra paciencia y tolerancia ante las faltas de los demás, habida cuenta de que también nosotros tenemos las propias, lo cual redundará en nuestro beneficio. Así, pues, obremos siempre con desinterés, porque recogeremos aquello que sembremos.

 Mª Luisa Escrich. Amor, Paz y Caridad

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