jueves, 22 de marzo de 2018

Reencarnación y Renacimiento: Dos conceptos diferentes



Hoy presentamos a vuestra
consideración los siguientes Temas:

- El Catolicismo
-Pregunta a Kardec sobre la Mediumnidad gratuita
-Salud espiritual
-Reencarnación y Renacimiento: Dos conceptos diferentes





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                                              EL CATOLICISMO


"Anatema sobre quien diga: El pontífice romano puede y debe reconciliarse Y ponerse en armonía con el progreso, el liberalismo y la civilización moderna". 

El catolicismo presta al Ser supremo todas nuestras debilidades.. Hace de Él una 
especie de verdugo espiritual que condena a los últimos suplicios a los seres débiles, 
obra de sus manos. Los hombres creados para su felicidad sucumben en multitud ante 
las tentaciones del mal y van a poblar los infiernos. Así, su impotencia iguala a su 
imprevisión y Satanás es más hábil que Dios. 

¿Es ése, acaso, el Padre que Jesús nos hace conocer cuando nos recomienda en 
su nombre el olvido de las ofensas, cuando nos habla de devolver el bien por el mal y 
nos predica la piedad, el amor y el perdón? El hombre compasivo y bueno, ¿sería 
superior a Dios? 

Verdad es que para tratar de salvar al mundo Dios sacrifica a su propio hijo, miembro de la Trinidad y parte de sí mismo; pero aun con eso se cae en un error monstruoso y se justifica la frase de Diderot: "Dios mató a Dios para apaciguar a Dios". 

El catolicismo ha oscurecido las conciencias con la superstición; ha turbado las   inteligencias con la idea sombría y terrible de un Dios vengador. Le ha quitado al hombre la costumbre de pensar: le ha enseñado a ahogar sus dudas, a aniquilar su razón y sus facultades más hermosas, a alejarse de todos aquellos que buscaban libre y sinceramente la verdad, a estimar sólo a aquellos que lleven el mismo yugo que él. 

Luego, al lado de la enseñanza errónea, los abusos sin número, las oraciones y las ceremonias sujetas a tarifa, la tasa de los pecados, la confesión, las reliquias, el purgatorio y el rescate de las almas; por último, los dogmas de la Inmaculada Concepción y de la infabilidad del papa; el poder temporal, violación flagrante de aquel precepto del "Deuteronomio" (XVIII, l y 2) que prohíbe a los sacerdotes  "poseer los bienes de la tierra y tener parte en herencia alguna, pues el Señor mismo es su herencia”.....   Todo esto, demuestra cuánta distancia separa a las concepciones católicas de las verdaderas enseñanzas de los santos libros. 

Sin embargo, la Iglesia también ha hecho obra útil. Ha tenido sus épocas de grandeza; ha 
opuesto diques a la barbarie; ha cubierto el globo de instituciones bienhechoras. Pero, 
como petrificada en sus dogmas, se inmoviliza, en tanto que a su alrededor todo camina y avanza; de día en día, la ciencia se engrandece y la razón humana levanta el vuelo. 

Nada escapa a la ley del progreso, y menos las religiones. 

Estas han podido responder a las necesidades de una época o de un estado social 
atrasados; pero llega el momento en que estas religiones, aprisionadas en sus fórmulas 
como en un círculo de hierro, deben cambiar o morir. 

Habiendo dado a la historia todo cuanto podía ofrecerle, el catolicismo se ha hecho impotente para fecundar el espíritu humano; éste le abandona, y, en su marcha incesante, avanza hacia concepciones más vastas y más elevadas. La idea cristiana no perecerá por eso; se transformará solamente, para reaparecer bajo una forma nueva y depurada. 

Llegará una época en que los dogmas y las prácticas católicas no serán más que un vago recuerdo casi desvanecido en la memoria de los hombres, como lo es para nosotros el paganismo romano y escandinavo.. Mas la gran figura del Crucificado dominará los siglos, y tres cosas subsistirán en su enseñanza, pues son la expresión de la verdad eterna: la unidad de Dios, la inmortalidad del alma y la fraternidad humana. 
Después de la Muerte 
León Denis 



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    PREGUNTA A  KARDEC SOBRE  LA                 MEDIUMNIDAD GRATUITA

Los médiums desinteresados no están a la disposición de todos, y no puede uno permitirse incomodarlos, mientras que no se tiene reparo con los retribuidos, porque se sabe que no se les hace perder el tiempo. La existencia de médiums públicos no sería una ventaja para las personas que quisieran convencerse ?.

- CONTESTACIÓN DE A.K. 
- Pero si los médiums públicos, como usted los llama, no ofrecen las garantías apetecidas, ¿qué utilidad pueden prestar para el convencimiento? El inconveniente que usted señala no destruye los otros más serios que yo he presentado. Se recurriría a ellos más por diversión o por conocer la buenaventura que para instruirse. El que verdaderamente desea convencerse, tarde o temprano encuentra medios si tiene en ello perseverancia y buena voluntad; pero, si no está preparado, no se convencerá con asistir a una sesión. Si a ella acude con impresión desfavorable, con peor impresión saldrá, y quizá se sentirá disgustado de proseguir un estudio en el que nada formal habrá visto, hecho probado ya por la experiencia. 
Pero al lado de las condiciones morales, los progresos de la ciencia espiritista nos   patentizan hoy una dificultad material en la que no se pensaba al principio, haciéndonos 
conocer mejor las condiciones en que se producen las manifestaciones. Esta dificultad se 
refiere a las afinidades fluídicas que deben existir entre el espíritu evocado y el médium. 

Paso por alto los pensamientos de fraude y superchería, suponiendo la más completa 
lealtad. Para que un médium de profesión pudiese ofrecer perfecta seguridad a las personas que fuesen a consultarle, sería preciso que poseyese una facultad permanente y universal, es decir, que pudiese comunicarse fácilmente con cualquier espíritu y en cualquier momento, para estar así constantemente a disposición del público, como un médico, y satisfacer a todas las evocaciones que se pidieran. Y esto no sucede con ningún médium, tanto en los interesados como en los otros, por causas independientes de la voluntad del espíritu, causas que no puedo desarrollar en este momento, porque no estoy dando a usted un curso de Espiritismo. Me limitaré a decirle que las afinidades fluídicas, que son el principio de las facultades medianímicas, son individuales y no generales, que pueden existir de un médium para con tal espíritu y no para con tal otro; que sin esas afinidades, cuyos matices son muy variados, las comunicaciones son incompletas, falsas o imposibles; que, con mucha frecuencia, la asimilación fluídica entre el espíritu y el médium no se establece más que con el tiempo, y que sólo una de cada diez veces se establece completamente desde el primer momento. La mediumnidad, como usted ve, caballero, está subordinada a las leyes, hasta cierto punto, orgánicas, a las cuales obedece todo médium, y no puede negarse que no sea esto un escollo para la mediumnidad profesional, ya que la posibilidad y exactitud de las comunicaciones se relacionan con causas independientes del médium y del espíritu. 
Si rechazamos, pues, la explotación de la mediumnidad, no es por capricho ni por sistema, 
sino porque los mismos principios que rigen las relaciones con el mundo invisible se oponen a la regularidad y a la precisión necesarias al que se pone a la disposición del público, y porque el deseo de satisfacer a una clientela que paga, conduce al abuso. No deduzco de aquí que todos los médiums sean charlatanes, pero digo que el cebo de la ganancia conduce al charlatanismo y autoriza, si no justifica, la sospecha de fraude. El que quiere convencerse debe buscar ante todo elementos de sinceridad. 

QUE ES EL ESPIRITISMO. ALLAN KARDEC.

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                       SALUD ESPIRITUAL

   Vivimos inmersos en una sociedad consumista, preocupada por las formas, los conceptos materialistas, las tendencias, la moda etc. Estamos constantemente siendo bombardeados con frases e imágenes publicitarias de todo tipo. Somos marionetas en el mercado global del consumo, en el que las grandes multinacionales mueven nuestros hilos al son de la moda, de la tecnología, de la actualidad. Para lograrlo sólo tienen que incitar nuestra vanidad, nuestro orgullo, nuestra envidia, consiguiendo hacer de nosotros un blanco fácil, para colocar sus productos. Nuestros egos se hinchan y se alían con toda esa multitud de eslóganes publicitarios e imágenes irreales. Esclavizan nuestros sentidos y subyugan nuestra voluntad para hacer lo que los estándares del consumismo nos dicten. 

    Del mismo modo en que mantenemos una higiene con nuestro cuerpo, lo lavamos, lo alimentamos, hacemos ejercicio físico para tonificarlo etc., no podemos descuidar la higiene de nuestro yo interior, de nuestro espíritu inmortal, que es en verdad quien con su inteligencia y voluntad actúa sobre nuestro cuerpo físico y nuestras emociones. Para llevar a cabo la higiene del espíritu es imprescindible descontaminarlo de tantas agresiones externas, desconectarlo del agitado y molesto ruido de tantas ondas cerebrales, de tantos pensamientos confusos, ruido de la mente agitada, de las ideas atropelladas y en desorden. 

    La meditación es un estado especial de desconexión externa. Este estado nos posibilita la reflexión profunda acerca de las cosas necesarias y las superfluas. Cuanto más conscientes somos de nuestra verdadera esencia, y de lo poquito que necesitamos para vivir, apenas alimento, agua, aire y cobijo, nos encontramos más ligeros y más felices de tener una vida plena y sin la carga de todo lo innecesario que nuestros egos han ido acumulando sobre nuestros hombros.

     No podemos cambiar el mundo, pero sí que podemos cambiar nuestro mundo interior a través de la autoobservación. Conociéndonos a nosotros mismos, podremos manejar mejor nuestras emociones y lograremos saber distinguir entre las ideas y pensamientos que son propios de los sugeridos e inducidos por nuestras formas desordenadas de vivir. 

   Además de esta higiene íntima, para mantener nuestro espíritu saludable, es necesario también el alimento espiritual. 
«No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que viene de Dios» (Mateo 4:4) 

Tenemos la necesidad de escuchar palabras que nos hagan sentir, vibrar, resonar como un diapasón, para que nuestro espíritu sienta la llamada del progreso evolutivo que tiene que realizar, a través de las experiencias, para su aprendizaje y acercamiento al Creador, en una corriente ascendente de todas sus cualidades morales, que le van a posibilitar la conquista de la verdadera felicidad a través del camino de la caridad y el amor al prójimo. Aquello que el maestro de Nazaret nos vino a decir hace 2000 años, y que aún estamos tan lejos de entender en su justo valor. 

    En esta vida de tantos avances tecnológicos, en la que todos los miembros de una misma familia tienen su móvil, smartfone, tablet, ordenador, videojuegos etc., andan cada cual por su lado, absortos en sus aparatos electrónicos. Ni a la hora de comer son capaces de mantener una conversación sin que los aparatitos estén sonando y se interrumpa una cucharada de sopa, para contestar un wasap. Antes no había tanta tecnología, pero a la hora de comer se sentaba toda la familia junta en la mesa y, mientras comían, hablaban y cambiaban opiniones y pareceres en torno a las circunstancias que cada uno vivía en ese día. Había comunicación y la familia permanecía unida. 

Nosotros, espíritus encarnados, tenemos la necesidad de compartir. Es la forma de aprender de las experiencias propias y las ajenas. El maestro Jesús nos dijo: «donde estén dos o más reunidos en mi nombre allí en medio estaré yo con ellos». ¡Si entendiéramos el gran beneficio que supone estar reunidos en nombre de Jesús! Unos momentos en el seno de la familia, apenas para tomar una hoja del Evangelio, realizar su lectura y establecer un diálogo dando la opinión de lo leído cada uno, según su entendimiento. Luego realizar una oración en conjunto acordándose de dar gracias al Padre por todo lo que nos da. Apenas 20 minutos una vez por semana, genera en el lugar donde se realiza una carga magnética de ondas energéticas de alta elevación que va a perdurar en el tiempo, sirviendo de protección y de ayuda para que el estado vibratorio se mantenga elevado y los moradores de la casa se sientan mucho mejor a todos los niveles, físico, mental y espiritual. Diversos estudios científicos han demostrado que este acto de orar ayuda a mejorar la salud, reduce el ritmo cardíaco, la presión arterial, la tensión muscular y refuerza el sistema inmunológico. 

    Cuando el Evangelio entra en el hogar, las ondas negativas y las confusiones que promocionan las sombras se disuelven. 

   Con un pequeño grupo que realice este ejercicio regularmente en su hogar, el beneficio se va a notar en todo el vecindario. La oración proporciona un sentido de paz y bienestar, ayuda a encontrarle sentido y significado a la vida, a tomar mejores decisiones y a evitar la infelicidad. Todos esos efectos psicológicos también ayudan al cuerpo, lo que se traduce en calidad y cantidad de vida. 

   Diversos estudios científicos han demostrado que este acto de orar ayuda a mejorar la salud, reduce el ritmo cardíaco, la presión arterial, la tensión muscular y refuerza el sistema inmunológico. Harold G. Koenig, autor del libro The healing power of Faith (El poder curativo de la fe), profesor asociado en psiquiatría y director del centro para el estudio de la religión, la espiritualidad y la salud de la universidad de Duke en Estados Unidos, ha encabezado diversas investigaciones al respecto y asegura que ha podido comprobar estos beneficios. «Los 25 estudios realizados a lo largo de más de 15 años han demostrado que orar por otros ayuda al bienestar propio, además aquellos que oran experimentan menos depresión y manejan mejor el estrés que ocasiona la enfermedad que quienes no lo hacen». 

«Mas cuando oréis no seáis como los hipócritas, que les gusta orar de pie en las plazas públicas para ser vistos…» (Mateo 6:5) 

   La oración es un bálsamo que nos hace mucho bien en nuestras vidas. Se realiza para hacer un ruego, dar gracias o glorificar. Toda oración tiene respuesta, porque “Dios es Amor”. Es una comunión entre el Padre y nosotros sus hijos. Orar es un acto de amor y el Padre nos envía las respuestas a nuestros corazones afligidos, elevando nuestras almas, fortaleciéndonos para superar las pruebas del camino. 

   Para que la oración llegue a su destinatario debe hacerse desde el corazón. No son importantes las palabras más o menos pomposas que se utilicen. Es más agradable a Dios la simplicidad. Igual que un hijo habla con su padre, con naturalidad y sencillez, desde el corazón y esa oración sin duda llega. Se transmite por el pensamiento a través del fluido universal. Semejante al aire que transmite el sonido, el fluido universal sirve de vehículo para las ondas que emitimos con nuestros pensamientos. Orad, orad siempre. La oración es una medicina que calma y cura. Una forma de llevar nuestra mente a lugares más hermosos con vibraciones de paz y Amor. 

«Por sus obras los conoceréis…» (Mateo 7:16) El espíritu posee los atributos de la inteligencia y la voluntad. Todos, aunque en diferentes gradaciones, tenemos conciencia de ser y disponemos de la voluntad de hacer. No es suficiente con la oración, pues todo pensamiento para ser útil debe ir seguido de la acción. 

   En esta vida en la Tierra disponemos del laboratorio perfecto para que se nos den las circunstancias adecuadas que nos permitan ir superándonos moralmente día a día en esa ascensión evolutiva del espíritu que somos. En el quehacer cotidiano vemos por todas partes circunstancias para poder poner en práctica esas herramientas con las que la evolución nos ha ido dotando y que están a nuestra disposición cuando estamos preparados: la empatía, la humildad, la abnegación, la resignación, el perdón, etc., y, por encima de todas ellas, la caridad y el amor. 

   A través de la caridad vamos moldeando nuestro ser interior, forjando nuestro espíritu hasta el día que esté preparado para acercarse a la fuente de la verdad eterna. Pero la verdadera caridad no es sólo la limosna, aunque alivia el cuerpo físico, y sirve para apaciguar el hambre. La caridad es sobre todo dar el alimento espiritual a aquellos que lo necesitan, que son mucho más numerosos que los primeros. Y aunque el pedazo de pan alivia el hambre del cuerpo, la palabra de Dios, que es el alimento espiritual, alivia el espíritu que es imperecedero por su esencia inmortal. 

   Para gozar de una buena salud, tanto física como psicológica y espiritual, debemos poner en práctica las enseñanzas del Evangelio. Es necesario que nos involucremos en actividades solidarias, ayudando a personas con dificultades, promoviendo la solidaridad, la comprensión y la tolerancia entre todos los seres humanos, a través del ejemplo y no sólo de la palabra. De este modo, no sólo serán beneficiados aquellos hacia quien dirijamos nuestras acciones. Los primeros beneficiados seremos los que lo practiquemos. Cada cual tiene la responsabilidad y la posibilidad de cambiar el mundo, pero desde dentro: cambiándose cada uno a sí mismo y predicando con el ejemplo, para contribuir a mejorar el mundo en el que vivimos, su civilización, su humanidad, el medio ambiente en el que nos movemos, para encontrarnos con un mundo mejor, más bello, más adelantado intelectual y moralmente, más justo y más humano, cuando regresemos en sucesivas encarnaciones a habitarlo de nuevo.
- Rosi Meneses- (Art. tomado de la Revista nº10 de la FEE)

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    REENCARNACIÓN Y RENACIMIENTO:               DOS CONCEPTOS DIFERENTES

  Los científicos que han investigado  y escrito  sobre este tema, emplean la palabra “renacimiento” para  referirse  a  los recuerdos  de una persona   solamente  desde el momento  en que es sometida a estudio,  hasta el momento de su nacimiento en la vida actual, cuando sus recuerdos se avivan y retroceden en el tiempo dentro de su actual existencia humana. O sea, que supone una retrospección en el tiempo  hacia un pasado mas o menos complejo dentro de la misma existencia humana que no se extiende mas allá de la actual existencia, pero  no se refiere a la tesis de la vida en existencias humanas en el  pasado, renacidas en este mundo varias veces, bajo otras personalidades diferentes.
      Como renacimiento se entiende la historia de una persona que comienza en el nacimiento y termina en el momento de la retrospección recordatoria en el tiempo, o sea, en el periodo de la vida actual, mientras que la reencarnación va más allá del tiempo de esta vida y desarrolla la historia del ser espiritual a lo largo de muchas vidas y muchos periodos de existencia en el plano espiritual.
  Hay  una terapia   de orden  psicológico  que se denomina  Terapia de Renacimiento, y  puede ser útil para equilibrar ciertos desajustes internos del Ser humano, pero nada tiene que ver con otras existencias humanas  o vidas anteriores que es a lo que se refiere la palabra “Reencarnación”, que así se diferencia de  lo que significa “Renacimiento”.

- Jose Luis Martín-

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Epitafio  en la tumba de Benjamín Franklin : 

“ Aquí yace el cuerpo de Benjamín Franklin, impresor de oficio, parecido a la portada de un libro viejo que ha perdido su título dorado. Pero no se perderá la obra, pues reaparecerá en una nueva edición revisada, corregida y ampliada por el propio autor.”
                                         -Benjamín Franklin –


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