jueves, 1 de marzo de 2018

Proceso reencarnatorio


Vamos a hacer el fin de semana un poco más provechoso;
Hoy podemos ver en este Blog:

-Resumen histórico de la Mediumnidad (2ª Parte)
-¿ Tienen Alma los animales ?
- Traición
- Proceso reencarnatorio



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RESUMEN HISTORICO DE LA MEDIÚMNIDAD
(2ª parte)

Las manifestaciones mediúmnicas continuaron dándose, pero a medida que el Cristianismo se fue transformando  en religión oficial fue perdiendo su espiritualidad y ganando carácter mundano, y a partir del concilio de Nicea, en 325, se formaron corrientes opuestas, una queriendo permanecer en el Cristianismo primitivo y la otra esforzándose  por progresar en el mundo de los valores efímeros. A partir de ahí la Iglesia, más tarde llamada católica romana, olvidando tres siglos de vida ejemplar  y repudiando las enseñanzas del Maestro, en su verdadero sentido, se asoció a las fuerzas del mal para obtener, como obtuvo, el dominio del mundo por el poder temporal.
Esa Iglesia se hizo muy poderosa, gracias al poder que le otorgó Constantino, declaró que la mediúmnidad era ilegal, herética, obra de magia, demoniaca, y entro en consecuencia a promoverle una sistemática persecución.
Renegó de todos los actos mediúmnicos practicados por Jesús  y sus discípulos – que los fariseos del Sanedrín, ya en su tiempo, calificaban como practicas del demonio – y en eso  fue coherente  consigo misma, puesto que habiendo creado su sistema cerrado de dogmas oscurantistas  y  privilegios sacerdotales, comprobó que el ejercicio público de la mediúmnidad  vendría a derruir, a socavar por la base el edificio material que estaba laboriosa y arduamente construyendo para consolidar su poderío avasallador.
A pesar de los testimonios y de las protestas presentadas  sincera y honestamente por varias de sus propias luminarias, como San Gregorio de Nisa, San Clemente de Alejandría, Santo Tomás de Aquino, San Agustín y otros que admitían y practicaban la mediúmnidad, no se  volvió atrás y durante siglos  procuró, como lo procura hasta hoy en día,  frenar el pensamiento  y el espíritu de comprensión de los fenómenos mediúmnicos, perseverando en sus propósitos iníciales.
Empleó una prolongada época de oscurantismo, en la cual empleó  para destruir  la revelación divina, el odio, la venganza, la persecución y  la muerte por el hierro, por el fuego, por el veneno, por la espada.
La Edad Media fue el periodo perfecto de esa verdadera noche espiritual.
Los círculos que cultivaban la espiritualidad pura se fueron cerrando, restringiéndose, desapareciendo, y la palabra de la Verdad solamente podía ser transmitida  en secreto, de boca a oído, en débiles susurros, de una forma tal que, realmente, nunca pudo ser expresada libremente en una gran parte del mundo.
Al terror del fanatismo religioso siguió el de la venganza popular desenfrenada, y, en el crisol de aquella dura prueba,  los destinos del mundo comenzaron de nuevo a ser fundidos.
Los Espíritus directores tuvieron que intervenir de nuevo para orientar el movimiento e impedir que las pasiones desencadenadas ultrapasasen  los límites permitidos, perjudicando el progreso general o retardándolo demasiado.
Eso sucedió en el siglo pasado, así hasta nuestros días y en diferentes lugares al mismo tiempo, pero más señaladamente en América del Norte, donde los fenómenos objetivos  y por si mismos impresionantes se revelaron, llamando la atención del mundo.
Los Guías aprovechando el Positivismo que había traído cierto adelanto, querían enfocar el aspecto nítidamente espiritual de la vida, elevándose por sobre lo material y especulativo hacia los cuales, en ese momento, se inclinaban todas las fuerzas vivas del hombre.
El interés despertado por esas manifestaciones fue considerable, todas las clases intelectuales se movilizaron y a los sabios le fue sometida la incumbencia  de examinar el asunto a la luz de la ciencia contemporánea.
Esos médiums , que eran realmente excepcionales, se sometieron a toda especie de control y los informes firmados por comisiones científicas de América, Inglaterra, Francia, Italia y Alemania  estuvieron de acuerdo en reconocer que la vida  realmente continuaba más allá  del sepulcro, y que era innegable el intercambio entre vivos y muertos.
Esa fue la misión de Kardec – el Codificador – y de los notables Espíritus de Crookes, Ochorovicz, du Prel, Lembroso, Myers, Stead, Falmmarión, León Denis, Aksakof, Notzing, seguidos luego por Lodge, Richet, Doyle, Geley, Bozzano y Delanne, para citar solamente los más conocidos.
Con el auxilio de estos sabios se puso un freno al materialismo dominante, dando una nueva orientación  al pensamiento religioso y a la verdad, que, hasta hoy, mantiene el impulso dado en aquella época y sigue creciendo su importancia y rapidez produciendo un triple  resultado: la derrota del materialismo estéril, la destrucción del fanatismo religioso medieval y la implantación de los fundamentos de la verdadera espiritualidad.
Desde entonces el mundo evoluciona más deprisa, en una fermentación interior  y silenciosa cuyos efectos sentiremos en tiempos muy próximos, en el remate de este siglo, con el advenimiento del tercer milenio.
 Los científicos y los médiums fueron, innegablemente, los artífices  materiales de esa gran victoria.
 Trabajo extraído del libro “Mediúmnidad” Edgard Armond.

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    ¿Tienen alma los animales?                           (Juzguen ustedes mismos).
                    
«Cierto día, estando Francisco de Asís en peregrinación por la ciudad de Gubbio, al norte de Asís, supo que la población de aquella región estaba intranquila, pues allí vivía, en las laderas de determinados peñascos, un lobo feroz, que ya había devorado muchos animales, e incluso algunos niños. El lobo procedía de una manada de lobos, de la que fue apartado por enfermedad, viviendo en una caverna que encontró, alimentándose de los animales que por allí pasaban, atacando igualmente a seres humanos descuidados. Tantos fueron los perjuicios verificados y el pánico sembrado por la región, que la población fue a su encuentro, para que él bendijese a aquél lobo, y rogase a Dios que lo hiciese desaparecer, para que la paz se restableciese. Las madres afligidas imploraban al Padre Francisco que tuviese piedad y las ayudase, prometiéndole hacer cualquier penitencia, desde que se librasen del peligroso animal. El Padre Francisco escuchó, con paciencia, la llamada del pueblo y prometió hacer alguna cosa en beneficio de todos. Pediría a Dios para que el lobo buscase otro lugar, que no fuese donde vivían los humanos. Y Francisco, como de costumbre, por la noche, entró en meditación y en oración al Señor. A estas horas, sus oídos siempre registraban cosas fuera de lo común de los hombres. Y fue lo que ocurrió, al pedir a Dios en estos términos: “–¡Dios mío!... ¡Señor mío!... Permite que Te pida algo, tal vez inoportuno, pero que está en el alma del pueblo, por donde estamos pasando, donde queremos llevar el Evangelio de Tu Hijo y Nuestro Maestro, que nos pide alguna cosa que le pueda traer la paz y la tranquilidad física. Que apartes, Señor, el lobo que los ataca, pues bien sabes lo que está haciendo, matando animales e hiriendo a hombres y amedrentando a la población. Si fuera Tu voluntad, y si lo merecemos, haz que ese lobo salga de esta región y busque otro lugar donde él pueda sentirse mejor, y los hombres vivir en paz. Jesús, ayúdanos a comprender las necesidades de nuestros semejantes, y haz por ellos alguna cosa; María, Madre de Jesús, cúbrenos a todos con tu manto de luz, confortando nuestros corazones atribulados, pero que se haga la voluntad del Señor y no la nuestra.” 

    Y en el intervalo en que reinaba el silencio, Francisco, a la espera de una respuesta, oyó en el fondo de su alma un cántico respondiéndole lo que deberían hacer, en un tono armonioso y lleno de ternura: “–¡Óyeme, Francisco!... El lobo tiene derecho a quedarse donde quiera que sea, arriesgando también su vida. ¿Dónde debemos mandarlo? Él tiene la necesidad de algo que existe entre los hombres. ¿Esos no buscan mejoría en el bienestar y en la convivencia con hermanos de la misma y de otras razas? Es, pues, un derecho que asiste a quien vive, a cualquier criatura nacida de Dios y por Dios. ¿Cómo expulsar y sacrificar a un animal, solamente para satisfacer a personas, algunas sin piedad hasta para con los propios semejantes? El egoísmo de los hombres es el que los hace sufrir, no simples animales, que piden socorro, con los recursos que poseen. Ve, Francisco, a conversar con el lobo. Después de entenderlo, vuelve y conversa con los hombres, y ve si te entiende, lo que creo que es más difícil. Procura hacer una alianza entre uno y los otros, para que lo que sobre, no falte a quien tenga hambre, y que, después de amansada la fiera, no la maltraten, pues casi siempre, después de la paz, surge el abuso. ¡El lobo tiene hambre, Francisco!...” 

    Francisco despertó del éxtasis y sintió el drama del viejo lobo. Y partió hacia una de las gargantas del Monte Calvo, situado en los Apeninos. El gran animal, al oír la voz de un hombre que cantaba, salió de su escondrijo, tal vez pensando en alimento y agua, esquelético y débil. Puso sus ojos vidriosos en el pequeño hombre de Dios, y éste le habló dulcemente: “–¡Hermano lobo!... ¡Que la paz sea contigo, que se haga la voluntad de Dios y no la nuestra! Yo soy de paz. Vengo a pedirte en nombre de Dios y de Jesús, que tengas paciencia, pues nada te va a faltar: agua, comida y un lugar seguro. Basta que tengas un poco de confianza en los hombres, porque no todos son violentos; muchos son buenos y les gustan los animales. Puedes convivir en paz con ellos y comer lo mismo que ellos. Espero que me oigas. Te pido que vengas conmigo hasta donde están ellos y les pediré que te atiendan en tus necesidades. Yo también soy un animal; nada tengo aquí para darte, a no ser mi cariño, pero prometo que te daré la amistad de todos, en aquello que puedan ofrecerte. Las madres están llorando, temiendo por sus hijos. ¡Ven conmigo, que serás compensado por Dios!” El lobo, a esa altura, ya estaba echado en los pies de Francisco, rozando su largo cuello en las piernas de su protector, sometiéndose con confianza. Éste se arrodilló, le puso las manos sobre la atormentada cabeza y agradeció a Dios por la nueva amistad. Al lado de los dos había una pequeña falange de espíritus de la naturaleza, algunos en forma de animales, festejando aquella unión en el sentido de despertar en los hombres el amor para con los animales, y en éstos el amor para con aquellos. El futuro nos promete que la cobra vivirá en paz con el batracio, el ratón con el gato, el perro con los felinos, el cordero con el lobo, y que los hombres vivirán en paz con los propios hombres. Francisco miró al lobo y dijo con piedad: “–¡Vamos, hermano mío; descendamos juntos, vayamos juntos hacia los hombres, pues todos somos hijos de Dios!” Francisco siguió adelante y el lobo lo acompañó a paso lento, pero sin perder su guía. 
     Al llegar a la aldea, el pueblo salió a las puertas sorprendido con el fenómeno. Muchos ya conocían al feroz animal, que en aquel momento se volvió un compañero manso y obediente, en la sombra del santo. Éste se sentó en un tronco, al lado de una casa, y el lobo se aproximó a su compañero, que pasaba levemente la mano sobre su cuerpo descarnado, hablándole con tranquilidad: “–Hermano lobo, este lugar es también tuyo. Considérate hijo de este bendito rebaño de ovejas humanas, que te tratarán como si fueses un hijo. No te va a faltar de nada, ni agua, ni comida, ni el cariño de todos los hermanos en Cristo que aquí residen, y para eso, vamos a ir de casa en casa para confirmar lo que deseamos. Si por ventura tuvieras que morder a alguien aquí, haz eso conmigo ahora; no debes traicionar lo que acordamos, yo te lo pido. A Jesucristo le gustan mucho los animales, tanto que prefirió nacer en un pesebre, a nacer en un palacio. Él podría haber escogido el lugar que hubiese querido, y buscó a los animales; esto es una prueba de Amor por ellos”. Las manos del Peregrino corrían por el lomo del animal, inundadas de luz que sólo el amor puede proveer, y los ojos del animal dieron una señal que solamente los humanos pueden dar, la señal de las lágrimas, porque es más fácil llorar que reír. Francisco se levantó, volvió a llamar a su compañero y fue de puerta en puerta, en nombre de Dios y de Cristo, pidiendo a los que allí vivían que no faltasen agua y alimento para el lobo, y todos, viendo la mansedumbre del animal junto a Francisco, estuvieron de acuerdo. El hijo de Asís se quedó algunos días en la región, hasta que el pueblo se acostumbrase a la convivencia con el animal, y el lobo iba de puerta en puerta comiendo y bebiendo. Engordó, tomando otro aspecto, pero, se conservó siempre manso. Aullaba en las madrugadas, sintiendo nostalgias del Santo de Asís. En los últimos días de su vida, soportaba hasta golpes por parte de los transeúntes, al intentar acompañar a algunas personas. Era mordido por los perros perturbados que recorrían la ciudad, y muchos de ellos le quitaban su comida, sin que él se revelase con el hecho. Nunca peleaba con sus adversarios y, por fin, ya enfermo, no tenía fuerzas para andar de casa en casa en busca de alimento. Se acomodó en una vieja casa, donde manos cariñosas le hicieron una cama de paja, que fue su lecho de muerte. Muchos le llevaban para que él comiese y bebiese, y, en una madrugada, se escuchó al lobo aullar, por ver en su retina a un fraile convidándolo para dar un paseo. Cuando hizo fuerza para levantarse, lo hizo, no con el cuerpo físico: se levantó en el otro mundo, en su doble etérico, y acompañó al fraile, mostrando por el movimiento de la cola, la alegría que estaba sintiendo en el corazón. Y desaparecieron en el infinito los dos hijos de Dios.» 
(*NUNES, J. Francisco de Asís. Por el Espíritu Miramez. Minas Gerais (Br), 1986) 
  
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“ TRAICIÓN”


Como ya es de suponer,  sabemos que la traición es extremadamente negativa, tanto para la persona que la trae como por quien ha sido traída. La traición es en esencia, la quiebra de la confianza entre dos personas.     ¿ Pero, qué tiene que ver la traición con el Espiritismo? Vamos a mostrar algunos ejemplos de las consecuencias de esos actos. 
Antes de proseguir, es necesario aclarar que existen diversas formas de traición. Es posible traicionar a un marido, o a una esposa, a una enamorada, a un padre,a un hijo o incluso a un grupo de personas, en el caso de un ambiente familiar o de trabajo. En este caso, nos vamos a quedar solamente con el tema de la infidelidad conyugal. 
Normalmente la persona que traiciona al cónyuge considera ese acto como un pequeño desliz, un tropiezo, pero es muy difícil para la persona traicionada superar esa traición.
El Espiritismo, a través de la literatura, nos presenta varios casos de traición que ocasionaron grandes tragedias y persecuciones, más allá del túmulo, que perduraron durante mucho tiempo.
Tal vez ningún acto genere tanto sufrimiento como la traición. Se que puede haber traición en cualquier relación; Judas traicionó a Jesús, Dalila traicionó a Sansón,Brutus traicionó a César, Silverio traicionó a Tiradentes, Hitler traicionó a Stalin.
Pero yo me refiero aquí a la traición conyugal, a la quiebra de confianza entre dos personas que se relacionan amorosamente. No se si hay mayor motivo de angustia y rencor, que el del sentimiento causado por la traición; el tango y la música romántica son ejemplos. Hay personas que se ven como  protagonistas por traicionar o por ser traicionados.
La traición golpea las estructuras emocionales frágiles. Es un acto que alcanza varios puntos débiles al mismo tiempo; estos son el orgullo herido, el amor propio despedazado, el sentimiento de posesión irrespetado, el sentimiento de desconsideración, la decepción con alguien importante, y probablemente, amado.
Conocí decenas de casos de traición. Todos ellos dolorosos. Pocos  de los traídos superaron la situación con facilidad, sin dar al caso más importancia de la que realmente tiene. Porque si lo analizamos friamente, lo que más dolor genera es el orgullo, el sentimiento de posesión y la creencia en la propia importancia.
Cuando nos relacionamos seriamente o nos casamos, nos sentimos en posesión de la persona amada. Queremos tener sus pasos bajo control. Vemos que en las relaciones en donde reina la confianza mutua, es donde más libertad hay; pero existen códigos de prohibiciones. Tienen aquellas cosas, lugares, personas o actividades que son prohibidas, de común acuerdo. Una de esas cosas, casi siempre, es el sexo fuera de la relación, que está prohibido. La cultura milenaria monogámica no admite la posibilidad de que una persona extraña a la relación, pueda intervenir, aunque solo sea sexualmente, con uno de los dos cónyuges.
Recibo relatos de personas que traicionaron o que fueron traicionadas. Piden consejos, orientaciones. ¿ Qué decir que ya no haya sido dicho para todo el mundo?. Perdonar, pedir perdón, orar, aprender con el error y no repetirlo. No hay orientación que resuelva los conflictos generados por la traición. Aunque haya perdón, es difícil mantener la relación. ¿ Cómo recobrar la confianza?, ¿Cómo no recordar?.
La traición conyugal deja claro nuestra condición moral precaria, nuestra timidez espiritual. Perdonar supone conceder una nueva oportunidad. Si la distancia o la separación fuesen una condición para el perdón, tal vez no serían el perdón verdadero....
La traición conyugal es un error de los más graves y debe ser evitada a cualquier coste. El precio de algunos momentos de placer ( que tal vez no fueron compensatorios), es muy alto. Supone dolor para quien traiciona, para quien es traicionado y para las demás personas implicadas. En el caso del adulterio entre personas casadas, son familias enteras pagando el precio de una irresponsabilidad nacida de un deseo carnal... Sin contar las consecuencias futuras. Es muy probable que la traición deje secuelas que serán sanadas después de la desencarnación.
El dolor de la traición es tan fuerte en las personas, que puede perdurar más de una encarnación, generando perjuicios de largo alcance. La literatura espírita está repleta de casos sobre este asunto, cuando el dolor o el perjuicio de la traición sobrepasa la vida del infiel e impacta más tarde en su vida y en la de la persona que fue traicionada, en las encarnaciones que están por venir.
 La llave para superar una traición es el perdón, ya sea para una nueva oportunidad o  bien para el final de la relación. Perdonar es el primer paso para superar y seguir adelante.
Morel Felipe Wilkon-Espíritu Inmortal
( Trabajo tomado de la Revista Verdad y Luz )

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PROCESO REENCARNARTORIO 

Todo cuanto ignoramos, parece siempre inverosímil. No obstante, las inverosimilitudes de hoy, serán verdades elementales del mañana. 
A medida que las ciencias van haciendo nuevos descubrimientos, que son nuevos aspectos de la Verdad Una, la humanidad avanza en su progreso; progreso más rápido en los últimos tiempos, en que las fuerzas retrógradas han perdido su predominio. Ya no se excomulga a los investigadores como aconteció en el pasado a Benjamín Franklin, por citar uno, por el hecho de haber descubierto el pararrayos, y muchísimos otros; ya que, según los teólogos de entonces, desafiaba la ira de Dios. 
Los tiempos son llegados para el conocimiento de nuevos conceptos de la Verdad. Vivimos una nueva era de progreso en las ideas. Ya ciertos sectores de nuestra humanidad ansían ver más allá de la cortina que impide el acceso a los llamados misterios de la vida. 
Siendo DIOS la máxima sabiduría y amor, es lógico pensar que Sus leyes son para el progreso y felicidad de todas sus criaturas, y por ende no para vedar el conocimiento de esas leyes, tan necesario, a fin de actuar acorde con ellas y no trasgredirlas. Somos los humanos que, en nuestro afán monopolizante, de dominio, pretendemos poner vallas; entre las cuales se ha establecido en el pasado, la valla de los misterios. Pero, estos van cayendo uno a uno, a medida que la ciencia, en su investigación, avanza en el descubrimiento de las leyes que rigen los múltiples aspectos y fenómenos de la Vida. Ya lo dijo el sublime Nazareno: «Porque nada hay oculto, que no haya de ser descubierto; ni escondido que no haya de ser conocido y publicado«. 

Vamos a exponer, brevemente, el proceso reencarnatorio. Aunque tenemos el conocimiento de que las mentalidades dogmáticas y las que todavía creen en los misterios y los milagros (1), se opondrán, y algunos hasta llegarán a tildar de... lo que sea. No importa. Lo que importa es dar el conocimiento, pues algunos sabrán aprovecharlo; y los otros, ya lo conocerán y comprenderán cuando les llegue su hora, cuando les haya caído la «venda de los ojos» de su mente. Todos aquellos que han presentado conceptos nuevos o ideas renovadoras, han encontrado la incomprensión de los rutinarios y la oposición de los convencionalistas. 
Algún lector habrá pensado... ¿Y cómo se efectúa esa nueva encarnación? Esa pregunta fue hecha al Mesías por Nicodemo de Necópolis, doctor de la ley y miembro del Sanedrín, a lo que Jesús le dijo: «¿Eres maestro en Israel y no sabes esto?« (2). «Pues en verdad, en verdad te digo, que quien no naciere de nuevo no puede ver el Reino de Dios» (S. Juan cap. III). 
El proceso de reencarnación, al igual que el proceso de desencarnación o abandono del cuerpo físico por el Espíritu, NO ES IGUAL EN TODOS LOS CASOS, variando mucho según sea el grado de evolución del Espíritu encarnante. 

A fin de que sea fácilmente comprensible, hagamos una síntesis de tan sólo cuatro de los diversos aspectos: 
1 Espíritus primarios. 
2 Espíritus secundarios. 
3 Espíritus libres. 
4 Espíritus superiores. 

Sebastián de Arauco.

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