Os propongo las siguientes lecturas para hoy:
- Muerte inevitable
-Caridad provechosa
- El por qué del Espiritismo
-El lenguaje alegórico de los Evangelios
- ¿La Ley de Consecuencias afecta a los niños pequeños, los animales o los enfermos mentales?
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MUERTE INEVITABLE
Todos los días al llegar la noche nos disponemos al descanso, y no siempre lo conseguimos, porque muchas veces perturbados por los acontecimientos del día, no conseguimos serenarnos y padecemos como cuando estamos en vigilia.
Todos “moriremos un día” y dicen que lo hacemos todas las noches, que es una experiencia tan natural que muchos ni se dan cuenta de que están muertos, que suele parecerse al trance del sueño, solo que el hilo que nos mantiene unido al cuerpo para retornar a la vida, en el caso de la muerte ya no está.
La muerte no es una opción, ni una posibilidad. Es una certeza. Es curioso señalar que en nuestro tiempo solo nos preocupamos de la Educación para la Vida. Nos olvidamos de que vivimos para morir. La muerte es nuestro fin inevitable.
Generalmente llegamos a ella sin prepararnos, las religiones nos preparan, bien o mal, para la otra vida. Y después que morimos encomiendan nuestro cadáver a los dioses, como si él no fuese precisamente aquello que dejamos en la Tierra al morir, el fardo inútil que no sirve para más nada.
Quien primero se preocupó por la Psicología de la Muerte y de la Educación para la Muerte, en nuestro tiempo, fue Allan Kardec. El realizó una pesquisa psicológica ejemplar sobre el fenómeno de la muerte. Por años consecutivos habló al respecto con los espíritus de los muertos. Y, considerando al sueño como hermano o primo de la muerte, investigó también a los espíritus de personas vivas durante el sueño. Esto porque, según verificó, los que duermen salen del cuerpo durante el sueño. Algunos salen y no vuelven: mueren. Llegó, con anticipación de más de un siglo, a esta conclusión a que las ciencias actuales también llegaran, con la misma tranquilidad de Sócrates, a la conclusión de Víctor Hugo: “Morir no es morir, sino solo mudarse”.
Mercedes Cruz
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CARIDAD PROVECHOSA
Frecuentemente nos encontramos con hermanos de una excelente formación moral,quienes están convencidos que practicar la caridad es aceptar todo y que la paciencia debe soportar sin ninguna limitación...
La evolución, sin embargo, en su proceso de realización, exige más la superación que la conservación.En ningún sector de la existencia el progreso y la cultura se complican con el “estar con todo”...
La caridad de la vida es el perfeccionamiento.La paciencia de la Naturaleza es la selección.
Todas las disciplinas que orientan a las almas pulen impulsos hábitos, preferencias y actitudes impropias de la dignidad espiritual.
Todos los seres existentes en la Tierra se purifican en la medida que el tiempo les corrige las imperfecciones.
En la experiencia cotidiana los ejemplos son aún más evidentes Se compra de todo para la alimentación del núcleo familiar, pero de ello no se aprovecha indiscriminadamente.
El cuerpo humano que está al servicio del Espíritu encarnado, en oportunidades se nutre de todo, más nunca retiene todo. Expulsa mecánicamente lo que no sirve
.En el plano del alma, la lógica no es distinta. Podemos ver, oír y aprender todo, perosí es aconsejable destacar lo bueno de cada cosa, no resulta comprensible concordar contodo.Es necesario ver, oír y aprender con discernimiento. Observando a un compañero mentalmente desequilibrado es imprescindible hacerlo con caridad y paciencia, pero en nombre de la caridad y de la paciencia no nos podemos identificar con su locura.
Debemos tratar con benevolencia y suavidad a quienes no piensan como nosotros,sin embargo, con intenciones de serles agradables no podemos aceptar sus preconceptos,engaños, inexactitudes o impropiedades.
La Doctrina Espírita está basada en la lógica, siendo por ello que, para ser espíritas, es imposible evadirnos de ella. Hay que auxiliar a todos, tanto como sea posible, más analizando todo, a los efectos de que el juicio nos oriente siempre...
Pablo de Tarso escribiendo a los corintios expresó que “la caridad todo sufre, todo cree, todo espera, todo soporta”, más no se olvidó de recomendar a los tesalonicenses que examinen todo, reteniendo lo bueno. Admitamos así, con el máximo respeto al texto evangélico que el Apóstol de los Gentiles habríase hecho entender claramente explicando que la caridad todo sufre con el fin de ser útil, todo cree con discernimiento, todo espera con idea de realizar lo mejor y todo soporta con el objetivo de aprender, pero no para estar con todo y todo aprobar
André Luiz
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EL POR QUÉ DEL ESPIRITISMO
El Espiritismo, lejos de negar o destruir el Evangelio, llega para confirmarlo, explicarlo y desarrollarlo, ayudado por las nuevas leyes naturales que revela.- Clarifica los puntos oscuros de la doctrina de Cristo, de manera que para quienes no entendían o resultaban inadmisibles ciertos pasajes del Evangelio ahora podrán comprenderlos y admitirlos gracias al Espiritismo. Sabrán mejor su alcance y diferenciarán lo real de lo alegórico. Cristo les parecerá más grande: ya no será para ellos un simple filósofo, sino el Mesías divino.
(Allan Kardec, El Génesis)
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EL LENGUAJE ALEGÓRICO DE LOS EVANGELIOS
«Ora, si no conozco la fuerza del lenguaje,
seré como un bárbaro para aquel que habla y
aquel que habla será como un bárbaro para mí.»
Pablo (I Corintios, 14:11)
Jesús utilizó un dialogo adecuado a cada individuo y a
cada público al cual se dirigió durante su trabajo mesiánico.
Como conocía la realidad íntima de cada persona y las
necesidades de la multitud, siempre encontraba la mejor
forma de transmitir la enseñanza referente a la Ley Divina
a todos cuantos le buscaban. Respetaba los límites de cada
uno y utilizaba un lenguaje simbólico cuando no encontraba
en los oyentes las condiciones oportunas para tratar
objetivamente los temas abordados.
Con los doctores de la Ley, escribas, fariseos y sacerdotes,
Jesús habló muy abiertamente y con cierto rigor,
porque ellos decían que veían más que otros y recomendaban
a los demás fardos, que ellos no tocaban ni con un
dedo. Además, le urdían trampas para que se contradijera
y tuviera al pueblo o a los romanos en contra de Él.
Una de esas situaciones se refería al divorcio, cuando
ellos le preguntan si sería lícito al hombre dar a la mujer
carta de divorcio. Cuando Jesús les respondió que no, le
evidenciaron que estaba contrariando la Ley, pues Moisés
había autorizado esa acción. Entonces Él, con paciencia, les
aclara que Moisés hizo eso por causa de la dureza de sus
corazones, porque en el principio no era así. ¿Qué principio?
¿El comienzo? ¿O el principio que sería la propia Ley
Divina? O sea, el Maestro les proponía que consideraran
que, por encima de la ley de los hombres estaba la Ley de
Dios, que recomendaba que el más fuerte proteja al más
débil en todas las circunstancias de la vida.
El caso de la mujer adúltera fue otra trampa que le
habían preparado. Sus enemigos le pedían decidir entre
la aplicación de la ley mosaica o la propuesta del perdón
que venía pregonando. En cualquiera de las opciones, Él
no quedaría bien parado. Creían que, finalmente, le habían
puesto en una situación sin salida. Pero Él conocía la naturaleza
humana. Creó un clima que inducía a la reflexión y
finalizó el episodio pidiendo que tirara la primera piedra
el que estuviera sin pecados. Hubo resistencia, pero, finalmente,
todos se marcharon dejando a la mujer, por quien
no tenían ningún interés real, tirada en la plaza. Pero él, que
les amaba a todos, habló con ella como si fuera una hija y
le brindó la perspectiva de la recuperación moral.
Por eso y mucho más, les advirtió más de una vez,
como en Mateo, 3:7 y 23:33 o 23:15, diciendo «raza de
víboras» y «¡Ay! de vosotros escribas y fariseos, hipócritas…». La culminación de su indignación fue cuando
expulsó a los comerciantes y cambistas del templo, que
mantenían contratos con los sacerdotes para hacer sus
negocios allí. Pero no les tenía rencor, ni les deseaba cualquier
tipo de mal. Al contrario, oró por ellos cuando pidió
a Dios que, si fuera posible, le alejara el cáliz, que podemos
entender como el dolor de ver a la humanidad, ante la luz
que era Él, elegir a las tinieblas que advienen del apego a
los intereses al campo de la materia, del predominio en
el mundo material. Y, en el momento cumbre, pide a Dios
perdón por ellos, porque no sabían lo que hacían.
Jesús no discriminaba a nadie. Atendía a todos los que
le buscaban e iba al encuentro de los menos aceptados
por los prejuicios de la época. Los pecadores, cobradores
de impuestos y meretrices le merecen la más dedicada
atención. Es lo que ocurre con la mujer adúltera, ya referida
arriba, que Él no condena, sino a la que recomienda seguir
sin volver a repetir el engaño. También le merece atención
Zaqueo, el cobrador de impuestos que tenía la conciencia
limpia, por saber que no causaba perjuicio a nadie; y el
mismo Mateo, que pasó de colector a discípulo y, más tarde,
a evangelista. Entre las meretrices, merece destacarse
a María de Magdala, que revela la mayor transformación
registrada por los evangelistas, al punto de que, dejando
de ser bella y muy codiciada, termina su vida como leprosa
después de servir a una comunidad de enfermos durante
años, sin desfallecimiento.
En toda su labor mesiánica, Jesús utilizó, junto al pueblo,
la curación como forma de atraer a la reflexión sobre los
porqués de los dolores y sufrimientos a través de los diálogos,
en los cuales se destaca la importancia de la fe que, en
Su orientación, gana una dimensión no siempre observada.
Cuando dice, por ejemplo, «tu fe te ha curado», no siempre
está haciendo referencia a la creencia de la persona.
En algunos casos se refiere a la fidelidad a la Ley de Dios,
al hecho de haber ya cumplido con la expiación que le
cabía en relación a la enfermedad que ahora finalizaba. En el caso específico de la curación del siervo del centurión,
la fe gana dimensión de conocimiento. Ante la afirmación
de que Jesús no necesitaba ir a su casa, que era indigna de
Él, pues podía enviar a sus siervos, el Maestro declara que
ni en Israel, o sea entre los judíos, había visto tamaña fe.
Se admiraba de tal conocimiento, pues el centurión sabía
que, así como él tenía siervos a su disposición, también
Jesús contaba con ellos, y que eran Espíritus que estaban
a su servicio. Era admirable en un romano, que normalmente
adoraba a varios dioses, tener el conocimiento de
la realidad espiritual como ocurrió con aquel militar, cuyo
siervo fue curado sin que fuera físicamente hasta su casa.
En el caso de la mujer cananea (Mateo, 15:22), la fe puede
ser entendida como sinónimo de humildad: «¡Oh mujer!
grande es tu fe», dijo el Maestro, después que la mujer se
comparó con los perros que comen las migajas que caen
de la mesa de sus amos.
Jesús también aprovechaba las oportunidades provocadas
por la reunión de la gente en función de las curaciones
para enseñar por medio de las charlas, como en el
sermón de la montaña (Mateo, 5) y el discurso que hizo
dentro de la barca, cuando era apremiado por la gente en
la playa.
Otro recurso muy utilizado con el pueblo fue el de las
parábolas, que son más de treinta las mencionadas en los
textos evangélicos. El término viene del griego parabole y
significa: narración corta que contiene una enseñanza ética
y moral. Mateo registra (13:34) que «todo eso dijo Jesús
por parábolas, o sea, por medio de comparaciones, y no
predicaba sin usar comparaciones». Compuestas con elementos
de la vida diaria, de la cultura popular, estaban llenas
de símbolos, que traían la esencia de la realidad espiritual
para la relativa comprensión de las personas. Tenían la
función básica de orientar las relaciones entre las personas.
En sentido más profundo, las parábolas objetivan orientar
la evolución del ser inmortal, partiendo de las experiencias
concretas. Conducen a la indagación y reflexión, despiertan
a los indiferentes y hacen vibrar el corazón. Sencillas y
plenas de verdad a la vez.
Como son muchas, aquí solamente podemos citar
algunos ejemplos, como la del buen samaritano (Lucas,
10:30), que enseña, cautiva, emociona, envuelve y evidencia
quién es el prójimo. O la de los talentos (Mateo, 25:14),
que invita a la constante superación de los propios límites
al revelar verdades trascendentales, como la responsabilidad
que es atribuida al que tenía diez talentos y recibió; el
del mal siervo, que sólo tenía uno y no supo administrar
el patrimonio divino, enseñando que el buen servidor era
invitado a administrar. O aún el brillo peligroso, que es destacado
en la higuera que se secó (Mateo, 21:18). Y la del
sembrador (Mateo, 13:4), que es presentada en lenguaje
popular y sencillo, pero de profunda significación hasta el
punto de haber sido necesario explicarla a los discípulos.
Son muchas. Citaremos solamente una más, la del trigo y
la cizaña (Mateo, 13:24), que trata de la cosecha en el final
de los tiempos, pero que sirve para todos los momentos,
alertando de la importancia de cultivar el bien y aceptar
a los demás como son, pues con el tiempo la cizaña se
convierte en trigo, simbolizando la transformación de los
Espíritus para el bien. Incluso aquellos que no aceptan el
bien hasta el final de un ciclo de transformación del planeta
en donde viven, serán trasladados a otros mundos
inferiores en donde, algún día, despertarán. Esa parábola
también tuvo que ser explicada a los discípulos.
Cuestionado por los discípulos (Mateo, 13:10-17), Jesús
dijo que hablaba a las gentes por parábolas porque
no podían comprenderlo todo, pero que a los discípulos
les explicaría la esencia de las enseñanzas, pues ya estaban
maduros para ello. A ellos, por lo tanto, reservaba las conversaciones
más profundas y esclarecedoras, porque estaban
invitados a seguir a Jesús, pues Él les haría pescadores
de hombres (Mateo, 4:19) y les daría la misión de ir y pregonar
(Mateo, 10), donde el ir tiene el sentido de prepararse,
de dedicarse al estudio, de burilarse interiormente,
caminar al encuentro de los desafíos; y el pregonar, hacer
el esfuerzo de auto superación, dedicarse a la vivencia del
mensaje renovador de fraternidad universal, contribuir en
el despertar de los demás por el ejemplo. Por eso ellos
tuvieron que aprender, en esencia, las enseñanzas de Jesús
con la comprensión de una única doctrina que objetiva el
esclarecimiento espiritual, la revelación de que el Reino de
Dios está dentro de cada uno, el amor a Dios y al prójimo como a sí mismo, así como la evolución, son leyes de la
vida y se expresan en el ágape, o sea, la caridad, fuera de la
cual no hay salvación.
Hasta hoy, siguen surgiendo libros en el intento de
explicar el significado de las parábolas y muchas de las enseñanzas
de Jesús, pues su comprensión demanda estudio,
meditación e, incluso, elevación espiritual. Pues, a medida
en que se evoluciona espiritualmente, cada uno amplía su
capacidad de aprendizaje del significado más profundo de
las palabras del Maestro, que, si traen un cuño simbólico
en muchos momentos, en la esencia de su sentido, ofrece
camino claro para la realización espiritual de cada uno, que
necesita simplemente amar, pues toda la Ley y los profetas
se resumen en eso. Ahí no hay ninguna simbología, solamente
la exigencia de cada uno de vencerse a sí mismo
para entregarse al propósito de su existencia, que es servir
en nombre del Padre.
-Carlos Campetti - (Es periodista, médium de psicofonía, orador y escritor espírita con amplia experiencia en el movimiento espírita internacional
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¿La Ley de Consecuencias afecta también a los animales, niños pequeños y enfermos psíquicos?
La Ley de Consecuencias, como todas las leyes cósmicas, es una ley perfecta, por lo que necesariamente es una ley justa. Actúa rectificando los errores cometidos libre y voluntariamente, en plena conciencia de los actos, por tanto a los seres no racionales no les afecta, pues aunque han tenido voluntad o decisión en sus acciones, no han tenido libre albedrío al no haber tenido una mente racional con conciencia.
Los animales a diferencia de los seres humanos no tienen libre albedrío en la comisión de sus actos, así como no lo tienen los humanos que permanecen bajo el efecto de una obsesión espiritual o de una enfermedad psíquica o de locura; por tanto sus actos irracionales quedan fuera de la acción de la Ley de Consecuencias. Sin embargo, los casos de obsesiones que actúan bajo el aspecto de la locura, o cuando niños pequeños que son la imagen de la inocencia, sufren enfermedades o accidentes, está claro que no son fruto de actos irresponsables de su corta vida actual, sino que se remontan a su pasado espiritual durante anteriores existencias humanas y son el resultado de la aplicación de esta Ley natural rectificadora y moldeadora de la conducta humana.
Los animales, por carecer de los atributos del alma humana que les puedan responsabilizar por sus actos, tampoco están sujetos a esta ley de Causa y Efecto, y esto viene a ser la norma para todas las especies animales que solo obedecen a un instinto irracional por el que se mueven y actúan. Sin embargo vemos casos de ciertos ejemplares que desde su nacimiento, aparecen enfermos, disminuidos o cautivos, por lo que parecen sufrir karma. Pero es de comprender que esto es solo una apariencia, pues en justicia no pueden sufrir por algo que hayan podido hacer anteriormente fuera de su razón y de su voluntad. Sin embargo, el sufrimiento siempre actúa como acicate impulsor en la evolución y desarrollo del alma. Esta circunstancia que parece contradecir el justo y equilibrado funcionamiento de las leyes divinas, la atraviesan muchas almas animales, siempre inocentes, precisamente para impulsar sus evoluciones individuales mediante la experiencia de existencias difíciles o dolorosas, como consecuencia de circunstancias anómalas dentro de la naturaleza de su especie y que finalmente les van conduciendo para adquirir sentido del bien y del mal.
En cualquier caso, aunque a veces cueste comprender la Luz de la Verdad en cuanto nos rodea, lo que tendremos siempre claro es que todo cuanto existe y acontece, tiene su razón justa de ser así y de existir, y que nada absolutamente escapa a la Perfecta Voluntad del Creador que mueve y sustenta cada detalle del Universo.
El caso de los niños o los dementes, es semejante al de los demás seres irracionales, pues ellos no generan karma con sus actos irresponsables durante una etapa en que no tienen conciencia del bien y del mal, sin embargo si vemos como muchas veces en la infancia se manifiestan en ocasiones enfermedades o calamidades, que en una gran parte de los casos se deben a consecuencias del pasado. La otra parte son los que afrontan una vida de pruebas, enfermedades o accidentes, que le dificultan el normal transcurrir de la existencia humana, y lo hacen de modo voluntario con el fin de adelantar más en su progreso espiritual.
Se podría sintetizar que generalmente están libres de generar karma pero como espíritus que tienen un pasado en el que han podido actuar libremente haciendo mal con plena conciencia y voluntad, en el momento de su vida presente, bajo un aspecto físico de inocencia, no están libres en absoluto de poder recoger los efectos de causas anteriores, pues si como niños pequeños o como trastornados psíquicos no comprenden las causas de sus dolores o sufrimientos, en lo más íntimo de sus seres al menos si lo sienten y lo sufren, y mas tarde cuando despierten de nuevo como espíritus libres, si que estarán en condiciones de evaluar aquello por lo que han pasado en su vida terrenal, y de ello sacarán sus lecciones aprendidas y las consecuencias provechosas para su marcha evolutiva en general.
No podría poner final a esta cuestión, sin antes volver a recordar que respetar y proteger a los animales, así como a los niños y a los dementes, aunque en este último caso a veces resulta especialmente duro o difícil, es siempre un deber humano y cristiano.
- Jose Luis Martín-
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