jueves, 29 de marzo de 2018

El Sueño





HOY VEREMOS:

- Comunicado mediúmnico (El Tabaco)
-Jesús confirma la Reencarnación
- Jesús es el Salvador
-¿ Cada cuanto tiempo se reencarna?
- El Sueño




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                        TABACO, VENENO MORTAL
                (Comunicado Mediúmnico)

" Mucha Paz y mucho Amor".
    Amado hermano, en el día de hoy, mis buenos hermanos tutelares, me conceden licencia para poder comunicarme  desde esta dimensión. pues grande es mi pesar, al ver como un ser al que yo tanto adoro. se encuentra dominada por el malsano vicio de la nicotina y los alquitranes.

   Sufro cuando veo como la vampirizan entidades malévolas, que desean verla claudicar- ¡ Ay hermanitos, sirva la historia que relato a continuación, para que de alguna forma, esta hermana mía, se conciencie de su responsabilidad ante el Altísimo!.

   La existencia anterior fue una de las más tristes desde que el  Ser Supremo me dio la Vida; me casé con una mujer hermosa, inteligente y activa, me costó cinco años de intenso asedio para conseguir que se casara conmigo, para conseguir que me eligiera entre sus muchos pretendientes; ella tenía 35 años cuando nos casamos, mi mujer fumaba, yo le pedía que lo dejara, mirando por su salud y porque la quería con pasión, ella siempre trataba de eludirme, y fingía que no era para tanto. Al fin un día me confesó que no podía dominarse, pues era muy fuerte el placer de llenar sus pulmones del humo del tabaco. Bueno hermanos, para acortar la historia les diré que se le declaró un cáncer en los pulmones. 

A los 45 años de edad, se quedó sin pelo en la cabeza; su cabellera que era uno de sus orgullos; perdió las cejas y las pestañas como resultado de la quimioterapia, uno de cuyos efectos es la alopecia o caída del cabello; los ojos de mi mujer eran negros, brillantes y vivos, siguieron siendo negros, por supuesto, pero se le hundieron, con una mirada triste que me partía el alma cada vez que me miraba; su piel que fue suave y saludable, tomo un tono amarillento y quedó toda arrugada, pareçía una mujer de 80 años. Tenía los brazos y las piernas tan flaquitos como esos niños desnutridos que vemos en los países africanos; tuvo una hermosa silueta, vestía muy bien, se quedó muy delgada y el vientre se le abultó enormemente por culpa de un medicamento que tomó para paliar los efectos de los rayos de cobalto; su respiración se volvió lenta y fatigosa, hasta el punto en que necesitó ayuda mecánica.  Mi mujer que hizo deportes, ahora no podía caminar dos pasos, pues cada vez que lo intentaba tenía que recostarse contra la pared para poder tomar resuello. Además estaba muy triste, por ella y por mí, llegando a sentirse tan culpable, que lloraba por cualquier cosa y se sentía morir; cada vez que tenía que tomar alimentos le temblaban las manos ya veces no tenía fuerzas ni para quejarse.

Por favor criaturas, os ruego que meditéis esta historia y preguntaros si vale la pena llenar los pulmones de humo y luego pasar por estos terribles momentos. Ahorro el contaros, por ser extremadamente doloroso, por los innumerables reconocimientos y exámenes que debió sufrir y las operaciones a que tuvo que someterse antes de desencarnar. Por este motivo, os pido que no creáis como pensaba mi pobre esposa, que a ti no te hace daño este vicio, pues puedo decir con toda seguridad de que lo que introduces en tu delicado sistema de purificación sanguínea, es un tóxico venenoso que terminará por arruinar tu salud, llevándote a la tumba fría  . Por este motivo, porque me siento responsable de ti ante el Altísimo, deja de fumar ya, hoy, ahora mismo, pues eso es un placer fugaz a costa de tu propia vida, y luego tendrás irremisiblemente que rescatarlo. así que por el Amor que te tengo, no hagas de tu cuerpo la tumba de tu alma.

Un ser que vela por ti y que mucho te ama.

(Mensaje mediúmnico recibido en el grupo Alborada Espírita Cristiana, el 12-02-98)

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JESÚS CONFIRMA LA REENCARNACIÓN

Cuando bajaban del monte (después de la transfiguración), Jesús les ordenó, diciendo: No contéis a nadie lo que acabáis de ver, hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos. 

Entonces, sus discípulos lo interrogaron diciendo: ¿Pues, cómo dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero? Mas, Jesús les respondió: En verdad, Elías vendrá primero y restablecerá todas las cosas. Mas, yo os declaro que Elías ya vino y no lo reconocieron, sino que lo hicieron sufrir todo lo que quisieron. Así también harán ellos 
morir al Hijo del hombre. Entonces entendieron los discípulos que 
les había hablado de Juan Bautista” (San Mateo, cap. XVII).



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                                   Jesús es el Salvador 

Pero, no para salvar a la humanidad con su muerte como sostienen algunas organizaciones religiosas; sino para salvarla con sus enseñanzas, con su doctrina de amor. Vino para redimirnos, sí; pero, no con su sangre, sino con sus conceptos y enseñanzas de amor y superación, de amor fraterno realizado en la convivencia humana; con esa doctrina que enseña el camino hacia la perfección mediante el propio esfuerzo. 
Jesús redentor, sí; pero no con su sangre, no con su muerte, sino con su doctrina de amor. Si observamos como norma de vida las enseñanzas del Maestro Jesús, incomprendido en su época y todavía hoy, seremos redimidos. Seremos redimidos por nosotros mismos, por nuestro propio esfuerzo, porque ésa es la Ley. ¡No nos engañemos con espejismos! 
Y por último, os diremos que, vibrando en amor, las fuerzas negativas no podrán dañaros nunca, aunque os ataquen. Pues, esa sintonía vibratoria forma un campo magnético protector contra toda influencia maligna. 

Sebastian de Arauco.


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¿ Cada cuanto tiempo se reencarna?

            No existe un periodo de tiempo fijo ni igual para todos los Espíritus.  Eso depende de las necesidades evolutivas  de cada uno y de las circunstancias de los desajustes que tengan pendientes de equilibrar con la Ley de Causa y Efecto.  El periodo de tiempo que transcurre entre cada dos vidas humanas, se llama Intervalo,   durante el cual el Espíritu permanece  errante en el Plano Espiritual. El estado errante se refiere no a que estén en el espacio perdidos, sino que permanecen a la espera de que les llegue la hora de una nueva encarnación.
    Este periodo es muy variable en cuanto a medida de tiempo, debido a dos cuestiones principales:
La primera es debido a que el sentido y la medida de nuestro tiempo dimensional, no existe en los Planos Espirituales en donde todo transcurre como en un eterno presente.
La segunda cuestión es que la urgencia por reencarnar es muy variable de unos casos a otros. Cuanto más apegado está el Espíritu desencarnado a las cosas del mundo material, o cuanto  menos evolucionado está,  con más frecuencia y mayor intensidad  siente el impulso o la necesidad de su regreso a este mundo al que se siente atraído como por un imán, por su  afinidad  con el mismo o por las necesidades de aprender o de saldar deudas kármicas.  Por la misma razón, cuanto más evolucionado está el Ser, menos necesidad siente de volver aquí y menos apego y compromiso  siente hacia este mundo nuestro del que está más alejado. Por lo tanto en este último caso, el Espíritu habita mayores periodos de nuestro tiempo en el Plano espiritual que, al fin y al cabo, es su  escenario  natural y normal, como Seres Espirituales que somos.
          El Ser espiritual   se siente inclinado a reencarnar, cuando después de un espacio de tiempo en el mundo espiritual  comprende la necesidad  y siente el impulso de regresar a este mundo  para continuar aprendiendo y  conquistando  lo que todavía no conquistó o lo que  dejó a medio en anteriores existencias humanas.
        Es de señalar aquí, que según  las  conclusiones  a  que  han llegado después  de  realizar   sus   trabajos   los   Doctores  Dethlefsen,  Wambach   y   Fiore,   parece  ser   que  a   medida    que  la Humanidad se ha ido aproximando   a nuestra época actual, se han ido reduciendo  estos intervalos o periodos de tiempo  entre vidas consecutivas.                                                                                                                      
Esto, que parece ilógico con arreglo a la  Evolución que,como se ha dicho , disminuye la necesidad de reencarnar enseguida , sin embargo podría ser indicio de que por algún otro motivo en esta época existe un ritmo evolutivo más acelerado que hace siglos; tal vez podría ser el de la inminencia del cambio de ciclo planetario en el que estamos ya inmersos, y en el que la Humanidad nos jugamos el ser o no ser  aptos para seguir evolucionando en un Mundo de  Regeneración.
Según el Dr. Karl Muller, que estudió comparativamente cientos de casos de Reencarnación comprobada, la media que estableció como duración del periodo de Intervalo la cifró  en unos setenta años. No obstante, según revelaciones de los propios espíritus, en general hay un término medio  de unos cinco años en el plano espiritual por cada año de vida humana vivido antes de su última desencarnación.

Se debe tener en cuenta de que en los Planos espirituales no existe nuestra medida del tiempo, pero asimilando estos intervalos a un sentido de nuestro tiempo, en realidad este, según han acreditado los mismos Espíritus, puede oscilar desde unas pocas horas  hasta siglos.

-Jose Luis Martín-

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                       EL SUEÑO

El sueño, para el cuerpo físico, es una muerte de todos los días, aparente e incompleta, durante la cual el espíritu no pierde  su integridad, cesando solamente la actividad de los órganos de relación con el mundo exterior; pero en compensación al Espíritu, el dormir le abre  las puertas de los sueños, rendijas más o menos grandes hacia la visión de extrañas escenas del mundo extraño del Más Allá, sus paisajes,  de coloridos bizarros , sus luces intensas y tantas maravillas, sus misteriosos habitantes.
El dormir, en sí mismo, es un fenómeno físiológico, un estado de transición que conduce a los sueños – que son fenómenos de lucidez.
Todo el mundo duerme, seres y cosas, por lo menos aparentemente. Un tercio de nuestra vida, como mínimo lo pasamos durmiendo.
Durante el día y por la influencia del Sol, cuya luz destruye las emanaciones fluídicas maléficas, predomina el dinamismo de las fuerzas materiales, regidas por la inteligencia; pero, cuando el Sol se va y cae la noche, pasan a imperar las fuerzas negativas del Mundo Espiritual inferior y el cuerpo humano se adormece, entonces, bajo su dominio.
El sueño llega a algunos por una congestión cerebral (hiperemia de los vasos sanguíneos del cerebro)
Para otros, es justamente lo contrario: ocurre una anemia  cerebral (isquemia  de los mismos vasos) lo que quiere decir que durante el sueño los vasos se dilatan y desalojan parte de la sangre del cerebro.
Al lado de estas explicaciones está la teoría de las neuronas, células nerviosas cuyas prolongaciones  se retraen durante el sueño interrumpiendo el paso de la corriente vital, la cual restablecen al despertar, extendiendo las referidas prolongaciones y poniéndolas de nuevo en contacto.
El sueño puede resultar también de una asfixia periódica del cerebro y, para el viejo Aristóteles, adviene de la acción de las toxinas  existentes en los residuos digestivos.
En contraposición, hay otros que afirman que, justamente dormimos para desintoxicarnos, siendo el sueño una función  defensiva del organismo.
El organismo  físico, en la vigilia, gasta energías, que recupera en el reposo del sueño. La ciencia descubrió que en el momento del sueño ocurre una inversión de las ondas cerebrales, del cerebro posterior hacia el interior.
El sueño, se da, con el abandono provisional del cuerpo por el Espíritu, de la misma forma que sucede en la muerte, cuando el abandono es definitivo.
Veamos diversas teorías científicas sobre los sueños:
Freud dice que los sueños se originan  en los deseos reprimidos: no pudiendo el hombre satisfacerlos en la vida normal, se esfuerza en vivirlos cuando se duerme.
Mauri dice que los sueños resultan de los automatismos psicológicos; de cerebraciones  inconscientes o de asociaciones de ideas que, como es natural, originan imágenes mentales.
Según Saint Denis en los sueños existe  el desarrollo natural y espontaneo de una serie de reminiscencias.
Delboeuf admite  la conservación indefinida de impresiones que Richet bautizó con el nombre de pantomnesia (reminiscencia universal)
Conan Doyle admite solamente dos especies de sueños: los resultantes de experiencias hechas  por el Espíritu libre y las provenientes de la acción confusa  de las facultades inferiores, que permanecen  en el cuerpo cuando el Espíritu se ausenta.
Flammarión, Rosso de Luna, Dunne, Lombroso, Materlink y muchos otros estudiaron también el fenómeno y dejaron acerca de él interesantes pero no concluyentes teorías.
Podemos clasificar los sueños en dos categorías: los sueños subconscientes y los sueños reales.
Los sueños del subconsciente  son reproducción de pensamientos, ideas e impresiones que afectan  nuestra mente  en la vigilia; hechos comunes de la vida normal que se registran en los recovecos de la memoria  y que durante el sueño, continúan preocupando al Espíritu, con mayor o menor intensidad. Esos elementos, subiendo del subconsciente se empujan  los unos a los otros, si se puede decir así, y forman verdaderos  enredos con reminiscencias  presentes y pasadas, tornando tales sueños casi siempre de difícil comprensión, justamente por ser confusos, complejos extravagantes.
En esos sueños subconscientes entran también otros factores, como: el temperamento imaginativo o emocional del individuo, sus resabios, mayormente los de naturaleza sexual, perturbaciones fisiológicas momentáneas, etc. Los durmientes  ven, en tales sueños, solamente cuadros formados en su propia mente subconsciente, puesto que tales sueños son únicamente un producto mental inferior de ellos mismos.
Finalmente, lo que define  y caracteriza, además de su aspecto confuso  y nebuloso, es la incoherencia, la falta de nitidez, de luz, de colorido.
En los sueños reales mientras el cuerpo físico reposa, el Espíritu pasa a actuar en el plano espiritual, en el que tiene más o menos libertad de acción, según su propia condición evolutiva. Unos se conducen libremente, otros quedan dependiendo de terceros, pero todos son atraídos hacia lugares que les son afines o correspondientes.
Son, por tanto, aquello que ve, oye o siente; los contactos que hace con personas o cosas de esos lugares o esferas de acción y que constituyen los sueños reales que, como bien se comprende, no son mas que  elaboraciones de la mente subconsciente individual sino perfectas visiones, directas y objetivas de esos mundos, verdaderos desdoblamientos, exteriorizaciones involuntarias del Espíritu.
Los encarnados, sujetos como están a las leyes que rigen el piano material, no se liberan de ellas sino con la desencarnación y, por eso, así cuando están exteriorizados durante el sueño, las leyes prevalecen manteniendo los velos de oscuridad vibratoria entre los dos mundos.
Esa es la razón por la que los sueños, incluso los reales, son normalmente indistintos, nebulosos, de difícil recordación. Por eso también es que cuando hay necesidad de obviar ese estado de cosas, haciendo que los sueños sean más fácilmente recordables, los agentes de lo invisible lanzan en la mente del durmiente poderosas sugestiones, fácilmente transformables al despertar, en forma de imágenes mentales y cuadros alegóricos representativos de las enseñanzas, advertencias o experiencias que el durmiente debe recordar.
Acostumbran también a conducir al adormecido a regiones o instituciones del Espacio, proporcionándole contactos y experiencias necesarias a su aprendizaje espiritual, de los cuales el recuerdo, por el referido procedimiento, siempre permanece en alguna forma .
Y si eso acontece en relación a los Espíritus buenos, también sucede con los malos que, valiéndose de la ley de afinidades vibratorias se apoderan de los durmientes y los conducen hacia sus antros, inoculándoles o alimentando en sus mentes desprotegidas ideas o tendencias maléficas.
Los médiums, por tanto, que se guarden de esas infelices posibilidades, purificándose en cuerpo y Espíritu para que su tonalidad vibratoria se eleve orando y vigilando como el Divino Maestro recomendó.
Conforme, sea su desarrollo espiritual, puede el Espíritu así desdoblado viajar por varias regiones espirituales, verlas y comprenderlas, instruirse y penetrar  en acontecimientos pasados o futuros del sector de los llamados sueños simbólicos o proféticos.
En ese mundo diferente, en el cual ingresamos diariamente, muchas cosas están a nuestra disposición, como auxilio a nuestro esfuerzo evolutivo: material de estudio, elementos de investigación, contactos reparadores, consejos e instrucciones de amigos desencarnados o no y de instructores espirituales.
La luminosidad, la nitidez, la claridad, la lógica y el colorido, he ahí las características inconfundibles de esos sueños reales, únicos verdaderos.
Lo que es necesario que tengamos durante esos sueños es una relativa conciencia de lo que sucede, y eso solo podemos conseguirlo, normalmente, por medio de continuados ejercicios de autoeducación y disciplinamiento de la voluntad, los cuales deben ser hechos diariamente, antes de adormecernos, y con un previo entendimiento con el guía espiritual.
Pocos son los que al despertar recuerdan esa vida exquisita que vivieron durante el sueño. En general solo nos recordamos del último sueno, lo que antecedió al despertar, y este mismo es luego borrado de la memoria con la sucesión de los acontecimientos materiales inmediatos.
En el libro Los Mensajeros Espirituales, capitulo XXXVII, André Luiz, refiriéndose a los encuentros que se dan durante el sueño, dice: "Estas ocurrencias se dan todas las noches por millares en los círculos terrestres. En la mayoría de los hermanos encarnados el sueño apenas refleja perturbaciones fisiológicas o sentimentales a las que suelen entregarse; sin embargo, existe un gran número de personas que, con más o menos precisión, son aptas para desarrollar este intercambio espiritual".
Vivimos actualmente en la carne con la pérdida de más de un   tercio de nuestra vida consciente, la cual escapa a nuestro control por entre las brumas y el olvido del sueño.
El problema está, pues, en obtener un  poco de  ese dominio, viviendo conscientemente, tanto de día como de noche, en la vigilia como en el sueño, para que la luz de la verdad triunfe sobre las sombras de la muerte y para que la vida se manifieste en su realidad como ella es: eterna.
Otro medio de conservar la conciencia al despertar es desarrollando el chacra coronario.
Estas facultades de lucidez, tan bellas y tan útiles, abren al médium educado y consciente un mundo extraordinario de conocimientos y revelaciones espirituales.  Transforman al hombre en un ser diferente, dado que le confieren el poder de vivir en dos mundos, incluso estando encarnado. Se amplía hasta  los ilimitados horizontes que abarcan  parte del Universo y le permitirán comprender muchas de las grandezas de la Creación Divina.
Pero es preciso educación y desarrollo  metódico y progresivo, lo que solo se volverá posible cuando el Espíritu esté en condiciones de mérito propio, cuando sea digno de poder merecer la preciosa colaboración indispensable de los asistentes espirituales competentes.
Muchos procedimientos son utilizados para ese desarrollo, siendo los más comunes, para la videncia, por ejemplo, los del grupo de cristal o videncia, esto es: la fijación de superficies lisas y brillantes como sean bolas de vidrio, botellas o copas conteniendo agua, espejos, lentes, objetos de metal pulido, fuentes de agua, borrones de tinta , etc.
No habiendo mediúmnidad-tarea, ningún procedimiento material o artificial dará resultado si, desde el punto de vista moral, o según las necesidades de su propia evolución, el individuo no fuere digno.
Las superficies brillantes provocan una auto-hipnotización que nada resuelve en definitivo, puesto que si los asistentes invisibles nada proyectan sobre tales superficies nada podrá ser visto; sin embargo, los guías acostumbran aconsejar a veces tales procedimientos con la intención de obligar al estudiante a realizar ejercicios de concentración, familiarizándose con la disciplina mental.
Acostumbran también a actuar directamente sobre los médiums en desarrollo, aumentando sus vibraciones de la glándula pinneal y proyectándoles durante el sueño o en el semi-sueño cuadros simbólicos en el campo de la visión. Se valen también del ambiente formado en las sesiones espiritas bien conducidas para producir tales fenómenos, por tener en esas ocasiones, a su disposición, cargas poderosas de fluidos apropiados a las formaciones ideo-plásticas.
Pero, repito, para el desarrollo de esas facultades la condición esencial es la reforma individual del médium con la purificación de sus pensamientos y actos, porque de eso dependerá la elevación de su vibración periespiritual a un nivel compatible con la producción de tales fenómenos, esto es, al nivel de las vibraciones del piano espiritual.
Extraído por Mercedes Cruz  del libro “Mediúmnidad” Edgard Armond
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