1.- Fraternidad.... Necesaria en el diario vivir
2.- Las vidas sucesivas y los "Niños Prodigio"
3.- ¿Realmente,Jesús hizo "milagros"?
4.- Erraticidad
5.- Expiación
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FRATERNIDAD... NECESARIA EN EL DIARIO VIVIR
¿ Realmente, Jesús hizo "milagros"?
Los
evangelistas, en su papel de cronistas narradores de la historia de Jesús, no
fueron, salvo Juan, testigos directos de los hechos milagrosos narrados. Sin embargo todos los evangelistas pretendieron
agrandar la figura del Maestro, que ya era suficientemente grande por si misma
, sin necesidad de las exageraciones de sus entusiastas seguidores, tal como lo
era el relato de ciertos milagros que
cuentan que obró Jesús, planteados como
hechos extraordinarios, maravillosos y sobrenaturales, porque se habían
producido por encima de cualquier norma natural establecida. Con su
ardiente fe, entusiasmo y deseos de
engrandecer más al “Maestro”, los relatos sobre su vida y obras lo han
mitificado en exceso.
Hay que dejar muy claro que Jesús
durante toda su
misión en este mundo,
NO alteró ni transgredió ninguna Ley Natural.
En ningún lugar de los evangelios Jesús
afirma que Él es Dios, pero lo que sí
que afirmó es que Él era hijo de Dios, al que llamaba Padre, y para mostrarnos la
gran afinidad y Amor que le unía al Padre Celestial, también afirmó que quien lo veía a Él, veía a su Padre.
Muchos de los “milagros” atribuidos a
Jesús de Nazaret, tienen una explicación desde un enfoque de conocimiento parapsicológico y espírita. Así por ejemplo,
cuando se le vio caminar sobre las aguas, en efecto era Él, pero no con su
cuerpo carnal sólido y pesado, sino en
su cuerpo astral, ligero y vaporoso,
pues por ley física natural, el cuerpo
sólido y pesado de una persona de pie sobre el agua, se hunde de inmediato,
por mucha densidad salina que tenga este agua.
Igualmente todas las “apariciones” de
Jesús que tras su muerte testifican los
evangelistas, no son sino eso: apariciones de Jesús en su cuerpo espiritual
materializado, pero no con el cuerpo
físico que naturalmente abandonó
con la muerte. En este sentido sí es cierto que protagonizó todos los milagros
que cuentan los evangelios así como otros muchos que no se relatan, porque
Jesús no tenía interés alguno de que su presencia en este mundo pasase a la
historia como siendo un gran taumaturgo
o “milagrero” y una mayor abundancia de
atención a estos hechos hubiese entorpecido aún más si cabe, la comprensión de
su verdadera misión que era de carácter puramente doctrinal y moral.
Precisamente por
ser Todopoderoso,
Dios se manifiesta
mediante unas leyes
justas, sabias y
perfectas , como reflejo
y consecuencia de Él mismo,
por lo que
toda Su Obra es Perfecta y eterna, no necesitando ni pudiendo ser modificada.
Dicho
esto, no cabe en
ninguna mente racional
la concepción de un Dios
que se enmienda
caprichosamente a Si
mismo en Su
Obra, o que
lo hace solamente
para demostrar al orgulloso Ser
humano, lo poderoso y superior que le es, esto lo acreditaría como un Dios
más orgulloso que
el propio ser humano,
con lo que creer esta falacia
supondría atribuir a Dios una
connotación negativa por un defecto moral que contradeciría su infinita Perfección. Un Ser con algún defecto moral sería un Ser imperfecto y por tanto no podría ser Dios.
Los “cronistas evangélicos “ a los que arriba aludía, admirados por los fenómenos extraños pero naturales que protagonizó el Maestro y que no comprendían, exageraron los relatos tal como el de la presunta “resurección” de Lázaro, a la que para añadir más mérito y mayor asombro, describen el estado del cadáver como en proceso de descomposición , afirmando que “ya olía”. De este modo resaltaban que Jesús no era un hombre como los demás hombres – y desde luego que no lo era- ; pero tampoco comprendieron quien fue realmente. Por eso, primero lo exaltan como “el Hijo único de Dios”, y más tarde como Dios mismo, pues solamente el mismísimo Dios podría hacer aquellos prodigios. La realidad de este episodio debió de ser que Lázaro estaba en estado de catalepsia o muerte aparente, y Jesús con su gran poder magnético lo devolvió al estado normal; el detalle de los días transcurridos y de que ya olía, no pasan de ser exageraciones del relator evangelista para exaltar más aún aquel extraordinario episodio.
Los “cronistas evangélicos “ a los que arriba aludía, admirados por los fenómenos extraños pero naturales que protagonizó el Maestro y que no comprendían, exageraron los relatos tal como el de la presunta “resurección” de Lázaro, a la que para añadir más mérito y mayor asombro, describen el estado del cadáver como en proceso de descomposición , afirmando que “ya olía”. De este modo resaltaban que Jesús no era un hombre como los demás hombres – y desde luego que no lo era- ; pero tampoco comprendieron quien fue realmente. Por eso, primero lo exaltan como “el Hijo único de Dios”, y más tarde como Dios mismo, pues solamente el mismísimo Dios podría hacer aquellos prodigios. La realidad de este episodio debió de ser que Lázaro estaba en estado de catalepsia o muerte aparente, y Jesús con su gran poder magnético lo devolvió al estado normal; el detalle de los días transcurridos y de que ya olía, no pasan de ser exageraciones del relator evangelista para exaltar más aún aquel extraordinario episodio.
En el Evangelio de S.Juan, cap.
11, se puede comprobar que cuando avisan a Jesús para que fuese a curar a
Lázaro, él les contesta que “esta enfermedad no es de muerte, sino
para gloria de Dios”, y mas adelante añade: “nuestro amigo
Lázaro duerme, pero voy a despertarlo”. Es de resaltar este detalle:
dice que va a despertarlo porque duerme, pero en ningún momento dice que va
a resucitarlo porque está muerto.
En el caso de la resurección de la hija de
Jairo, Jesús nuevamente afirma que solo duerme, tal como se puede comprobar
en el Evangelio de Mateo 18-26, y añade: “no lloréis, no ha
muerto: está dormida.”.
Aquí tenemos la misma
explicación y evidencia que en la “resurección” de Lázaro.
Otro indicio que nos sugiere que cuando Jesús
habló de resurección, no se refería a la del cuerpo, sino a la del alma, lo
encontramos en el Evangelio de S.Marcos cap. 12, cuando los Saduceos plantean
a Jesús el problema de la resurección en el matrimonio de personas que se
casaron varias veces por haber enviudado, preguntándole quién sería de todos el
cónyuge después de la resurección, Jesús contesta que “en la
resurección, ni ellos tomarán mujer, ni ellas marido, sino que serán como
ángeles en el Cielo”, o sea espíritus
sin cuerpo físico.
Otro tipo de milagros, como el de la
multiplicación de panes y peces, o el del vino en la boda de
Canaan, etc, se explican modernamente por el conocimiento del fenómeno
constatado por la Parapsicología y el Espiritismo de los “Aportes”; o al
igual que el milagro de andar sobre las aguas, se comprende solamente como la
manifestación de Jesús en su cuerpo espiritual, que caminaba sobre las aguas y no se hundía. Otra vez se dejó ver a sus discípulos durante el
episodio de la “pesca milagrosa”
mientras que su cuerpo físico dormía fuera del lugar del “prodigio”.
Cualquier parapsicólogo hoy en día conoce el fenómeno de los
“desdoblamientos astrales” o de la
"bilocación" que pueden explicar lo que sucedió en el episodio de la
citada pesca milagrosa, así como también el citado fenómeno de “aportes”,
aunque todavía se haya encontrado una explicación
racional al mecanismo de cómo suceden los mismos.
Si no conociésemos Sus leyes, Dios nos podría parecer a veces
injusto, o que no existe, porque
creeríamos que todo sucede según el azar o la suerte, pero a poco que las
conozcamos, deberemos transitar por la
senda del Amor que es la principal Ley
moral . Así vamos comprendiendo los
engranajes de la Justicia Divina y como
es necesario aceptar siempre Su Voluntad,
que no siempre coincidirá con nuestra voluntad humana o con nuestros intereses..
No esperemos milagros a capricho o a
medida del Ser humano, como si de maravillosos juegos de magia se tratasen.
Si somos así de ingenuos, no tardaremos en desengañarnos del dios de
nuestra particular creencia, que nada tiene que ver con el auténtico Dios
Universal, tan desconocido aún a pesar de que nos acompaña siempre
interiormente..
Dios es inmutable y no cambia el orden
natural de las cosas al gusto particular de cada uno, y lo que desde una óptica
humana puede parecer un mal, este viene impuesto por unas leyes perfectas
y justas establecidas y ese aparente mal
puede ser necesario para acceder a un verdadero bien espiritual.
- Jose Luis Martín-
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“Hay milagros y milagros. En tu país se considera un milagro el
que Dios haga la voluntad de alguien. Entre nosotros se considera un milagro el
que alguien haga la voluntad de Dios”.
Anthony de Mello
(¿Quién puede hacer que amanezca?)
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ERRATICIDAD.
Estado
de los Espíritus errantes, es decir, no encarnados, durante los intervalos de
sus diversas existencias corporales. De ninguna manera la erraticidad es una
señal absoluta de inferioridad para los Espíritus.
Hay
Espíritus errantes de todas las clases, salvo los del primer orden, o Espíritus
puros que, al no tener más necesidad de reencarnarse, no pueden ser
considerados como errantes.
Los
Espíritus errantes son felices o desdichados según el grado de su depuración.
Es en
este estado que el Espíritu –cuando se ha despojado del velo material del
cuerpo – reconoce sus existencias anteriores y las faltas que lo alejan de la
perfección y de la felicidad infinita; entonces, es también cuando elige nuevas
pruebas para progresar más rápidamente.
Tomado
del libro Vocabulario Espírita
Adaptación
Oswaldo E. Porras Dorta
Desde
Venezuela
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EXPIACIÓN
Pena que
sufren los Espíritus como punición de las faltas cometidas durante la vida
corporal.
La
expiación, como sufrimiento moral, tiene lugar en el estado de erraticidad;
como sufrimiento físico, en el estado corpóreo.
Las
vicisitudes y los tormentos de la vida corporal, son a la vez pruebas para el
futuro y expiación del pasado.
Tomado
del libro Vocabulario Espírita
Adaptación
Oswaldo E. Porras Dorta
Desde
Venezuela
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