martes, 7 de abril de 2020

Los enemigos desencarnados

  INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- Donación de órganos
2.- Velorio y Cremación
3.- La Bandera del Espiritismo
4.- Opiniones diversas de André Luiz
5.- Los enemigos desencarnados






                                             
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     DONACIÓN DE ÓRGANOS
¿ Quien nos asegura que no seremos los siguientes en la fila?

El ex presentador de televisión Gugu Liberato permanecerá presente en la memoria de las familias de los miles de donantes  y los receptores enfermos de los órganos. 
La familia del anfitrión quiso cumplir el deseo que Gugu que siempre se mostró a favor de la donación de órganos.  Este dijo que "Dios en su infinita bondad nos da la oportunidad de la vida. Ahora sigo por un camino que me acercará al Padre y ahora mismo quiero practicar las enseñanzas del Maestro Jesús. Así como él compartió el pan con su familia, yo comparto mi cuerpo con aquellos que necesitan una nueva oportunidad de vivir. A mi familia les agradezco por haber hecho mi voluntad. Tenga la seguridad de que, a partir de ahora, estaré latiendo muchos otros corazones y compartiendo mi vida con otros hermanos. Que pueda ser un instrumento de amor, oportunidad y luz ". [1]
Observamos que la donación de los órganos en sí era  deseo del presentador y que los órganos que se les extrajeron podrían beneficiar a unas 50 personas. Sin embargo en la donación de órganos, cuando hay muerte cerebral, durante la misma se extraen órganos o partes del cuerpo humano para su uso inmediato en pacientes que los necesitan. Estar en muerte cerebral es estar en una condición de detención permanente e irreversible del cerebro, incompatible con la vida y de la que nadie se recupera.
Con la muerte cerebral, verificada por exámenes convencionales y también respaldada por recursos tecnológicos modernos, solo mediante dispositivos tecnológicos se puede mantener la vida vegetativa, a veces indefinidamente. Es en este estado cuando se da la posibilidad de que el donante de órganos "muera" y solo entonces se pueden usar sus órganos, ya que los órganos sin suministro de sangre no son adecuados para trasplantes.
¿Fue la eutanasia? ¡Evidentemente no! La eutanasia de ninguna manera encajaría en estos casos de muerte cerebral comprobada. La medicina, en todo el mundo, está segura de que la muerte cerebral, que incluye la muerte del tronco encefálico (2), solo se confirmará mediante dos exámenes neurológicos, con un intervalo de seis horas, y uno complementario. Por lo tanto, cuando se encuentra un cese irreversible de la función neuronal, este paciente estará muerto, por unanimidad de la literatura médica.
El tema "donación de órganos" es muy actual en la escena terrenal. Sobre el tema, tal vez, debido a que la información está distorsionada, existe un temor a lo desconocido que está en la mente de muchos hombres. Incluso algunos espiritistas se niegan a autorizar, en su vida, la donación de sus propios órganos después de la desencarnación.
La donación de órganos para trasplantes es doctrinalmente válida. “ Si la misericordia divina nos da una organización física saludable, es justo y válido, después de haber utilizado esta herencia, ofrecerla, gracias a los valiosos logros de la ciencia y la tecnología, a quienes permanecen  en   el viaje. de la vida. ". (3)
Chico Xavier sostuvo que el trasplante de órganos, en opinión de los espíritus sabios, es un problema muy legítimo y muy natural de la ciencia y debe llevarse a cabo". Los espíritus, según Chico Xavier , “no creen que el trasplante de órganos sea contrario a las leyes naturales. Porque es muy natural que, cuando nos deshagamos del cuerpo físico, donaremos los órganos a los compañeros necesitados, que pueden usarlos para sacar provecho ”. (4)
No hay reflejos traumáticos o restrictivos en el periespíritu, en relación con la mutilación del cuerpo carnal, es decir, el donante corneal, por ejemplo, no volverá "ciego" al Mundo Espiritual. Si fuera una regla general que el cuerpo físico del donante tuviera un impacto en el cuerpo espiritual, ¿qué tendrían aquellos que son aplastados en desastres de tráfico, sus cuerpos carbonizados por el fuego o desechos en una explosión? ¿Qué pasa con la cremación, que reduce el cadáver a cenizas?
La donación de órganos no afectará el cuerpo espiritual del donante, a menos que creamos que la Ley de Dios es injusta y que estamos en este Planeta a la deriva de Su Suprema Bondad y Providencia. Recordemos que en los Estatutos del Creador no hay lugar para la injusticia y el trasplante de órganos es una valiosa oportunidad, entre muchas otras, puesta a disposición del hombre para el ejercicio del amor.
Además, si somos donantes hoy, mañana podemos ser (o nuestra familia y amigos) receptores de órganos. Para la mayoría de las personas, el tema de dar es tan remoto y distante como la muerte. Pero, para aquellos que están en una gran cola esperando un órgano para trasplante, significa la única posibilidad de vida. ¿Quién nos asegura que no seremos los siguientes en la fila?
¡Piénsalo!
Jorge Hessen
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        Velorio y cremación
Suelen  ser momentos de mucho dolor, de mucha tristeza, cuando tenemos que velar los cuerpos de nuestros seres queridos. Cuerpos de amigos nuestros o de aquellos que, siendo vinculados a nuestros amigos, nos hallamos en el deber moral de compartir el sufrimiento, la nostalgia y comparecemos para nuestras condolencias, nuestro abrazo de fraternidad, nuestras palabras de cariño, de confortación. Y muy común que, esas ocasiones, perdemos el tino relativamente al que decir, o al que hablar. No tenemos que hablar en un momento como ese.






En nuestros velorios, respeto. En la incineración, un uso importantísimo, que solo necesita ser regulado de manera diferente.
Raúl Teixeira
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          LA BANDERA DEL ESPIRITISMO

     El espiritismo tiene dos partes: los hechos materiales y sus consecuencias morales. La primera es necesaria para demostrar la existencia de los Espíritus; ellos comenzaron de ese modo. La segunda, que resulta de la primera, es la única que puede conducir a la transformación de la humanidad mediante el mejoramiento individual. El mejoramiento es, pues, el objetivo esencial del espiritismo.

     Hacia él debe tender todo espírita serio. Dado que esas consecuencias se dedujeron de las instrucciones de los Espíritus, he definido los deberes que esa creencia impone. Inscribí el primero de ellos en la bandera del espiritismo: Fuera de la caridad no hay salvación. Esta máxima ha sido aclamada, a partir de su aparición, como la antorcha del porvenir, y de inmediato dio la vuelta al mundo, para convertirse en la voz de mando que reúne a todos los que ven en el espiritismo algo más que un hecho material. En todas partes fue acogida como el símbolo de la fraternidad universal, como una garantía de seguridad en las relaciones sociales, como la aurora de una nueva era, donde deben extinguirse los odios y las discordias. Su importancia se comprende tan bien, que ya se cosechan sus frutos; pues entre los que la convirtieron en su regla de conducta reinan la simpatía y la confianza, que constituyen el encanto de la vida social; en todo espírita de corazón se ve a un hermano, con el cual es una dicha encontrarse, porque se sabe que quien practica la caridad no puede hacer ni querer el mal.
     Esta máxima, pues, ¿ha sido promulgada por mi autoridad privada? Y si lo hubiera hecho, ¿a quién le habría parecido mal? Pero no; proviene de la enseñanza de los Espíritus, quienes la han tomado de la del Cristo, donde está escrita con todas las letras como piedra angular del edificio cristiano, a pesar de que quedó enterrada debajo de él durante dieciocho siglos. El egoísmo de los hombres se ocupaba de no dejar que saliera del olvido y se destacara, porque eso habría significado proclamar su propia condena; ellos prefirieron buscar su salvación en prácticas más cómodas y menos molestas. A pesar de que todo el mundo había leído y releído el Evangelio, con muy pocas excepciones nadie vio en él esa gran verdad, relegada a un segundo plano. Pero ahora, mediante la enseñanza de los Espíritus, es súbitamente conocida y comprendida por todos.
       ¡Cuántas otras verdades contiene el Evangelio, y que surgirán a su tiempo! (Véase El Evangelio según el espiritismo, Cap. XV.) Al inscribir en el frontispicio del espiritismo la ley suprema del Cristo, he abierto el camino del espiritismo cristiano. Así pues, tengo razones para desarrollar sus principios, así como los caracteres del verdadero espírita desde este punto de vista.

- Allan Kardec-
 
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OPINIONES DIVERSAS DE ANDRÉ LUIZ 
( Espíritu)

Sabemos que otras civilizaciones terrenas se deshicieron en épocas remotas. Ante el peligro actual de una conflagración atómica, es de preguntarse : ¿Estamos a las puertas de la Nueva Jerusalén, o en el comienzo de un nuevo fin?

   "En la condición de espírita cristianos encarnados y desencarnados, pensemos en el futuro de la Humanidad en términos de evolución, optimismo, confianza, progreso. De todas las calamidades, la civilización siempre surgió con nuevas reservas de fuerza para el perfeccionamiento general, al influjo de la Providencia Divina, aun cuando parezca todo lo contrario."

   ¿ Habitantes de otros orbes conocen a la Humanidad terrena, su historia, sus costumbres, etc?

   "Sí"

   Ante los progresos alcanzados por la Ciencia, ¿conseguirá el hombre llegar a otros orbes de nuestros sistemas solares?.

   "Nadie puede trazar fronteras a las conquistas de la ciencia humana. Cuanto más dilatada sean el servicio y la fraternidad, la educación y la concordia en la Tierra, mayores serán las posibilidades del hombre en las conquistas del Espacio Cósmico".

   Si la ciencia humana se sirviese de sus recursos, poniendo en riesgo la estabilidad del Planeta, ¿Es de esperar que esté la Humanidad de la Tierra sujeta a una intervención directa por parte de otros planetas?

  "Nuestra confianza en la Sabiduría Divina debe ser completa. Aunque la Tierra se desintegrase por una catástrofe de naturaleza cósmica, Dios y la Vida no dejarían de existir. Una ciudad arrasada por un cataclismo no significa la destrucción de un pueblo entero. Aunque considerándonos colectivamente, es justo que hemos hecho merecimientos para largas aflicciones y duras pruebas en la Tierra, pero ante la Infinita Bondad, debemos apartar cualquier idea siniestra de esperanza para evolucionar y servir. Amémonos unos a otros. Realicemos lo mejor a nuestro alcance. Convenzámonos de que el bien vive para el mal como la luz para la sombra. Edifiquemos un mundo mejor, comenzando por nosotros mismos, y confiemos en la palabra fiel de Cristo, que prometió ampararnos y auxiliarnos "hasta el fin de los siglos". Expresándonos así, no nos proponemos afirmar que con el pretexto de contar con Jesús, podemos andar irresponsables o desatentos. No. Es preciso trabajar y cumplir las obligaciones que la vida nos trae, a fin de ser amparados y auxiliados por él, sean cuales fueren las circunstancias".

- Anuario Espírita /92-

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          LOS ENEMIGOS DESENCARNADOS

Los espíritas sabemos que la maldad es una enfermedad que alguna vez terminará y que de hecho así será porque así lo establece la inexorable ley de Evolución Universal que  afecta a todas las formas de existencia- espíritu y materia-, por la que todo lo inferior e imperfecto, está llamado a ascender a lo superior que es la perfección. Por tanto la tolerancia y el perdón nacen de esta conciencia de lo transitorio del mal, que viene a ser como un periodo de enfermedad en la infancia del ser espiritual, pero que del cual se curará y sanará, transmutándolo por el bien.

   Sabemos que con la muerte no se acaba la vida y que por ella si acaso nos podemos librar de la presencia material de un enemigo, pero no de él, pues su espíritu nos podrá acompañar durante mucho tiempo, buscando nuestro mal. Por eso la venganza es un error enorme, pues con ella no solo no solucionamos la negativa relación con respecto a la persona enemiga, sino que normalmente se empeora porque los sentimientos no se diluyen con la muerte sino que siguen vivos con el espíritu desencarnado, y este, irritado por la inútil venganza de que ha sido objeto, se puede irritar y pasar a ser él mismo el vengador de su propio ser.

    El odio y la venganza suelen durar  mas allá de la muerte, por tanto si  el odio se apagase con sangre o con más odio, sería como si el fuego lo quisiéramos apagar con combustible o con mas fuego. Por tanto comprendemos como el perdón que Cristo nos enseñó y nos recomendó ,tiene una razón de ser fundamental. Muy poca gente devuelve bien por mal, pero los que a ejemplo del Maestro son capaces de hacerlo, desarman al enemigo porque rompen los lazos de odio. Es lo normal que quien se siente enemigo y capaz de hacer mal a otro, cuando de este percibe un bien, sus intenciones se enfrían y llegan a cambiar de actitud en sentido totalmente opuesto al odio o al ensañamiento que albergaban al principio. Sin embargo cuando no se sabe otorgar  un perdón sincero, devolviendo bien por mal, se cierra el círculo del odio porque se irrita  aún  más al enemigo odiado, fortaleciendo esa relación de odio que es causa de largos sufrimientos a veces durante años o hasta vidas enteras. Así esa negativa al perdón por falta  de humildad que impide el ser capaces  de  querer perdonar y amar al enemigo recalcitrante, convierten a estas personas en su propio yugo como instrumentos  de la Justicia Divina  contra sí mismos, a causa de  su falta de amor  que le causa  el dolor de recibir el odio y el sin vivir  que supone el ser blanco de una vibración negativa por  una enemistad en el transcurso del tiempo, hasta que finalmente,  alguna vez, inspirado por sus Guías Espirituales y cansado de tanto sufrir y de tanto  dolor, decide cambiar su actitud y comienza por dar paso al deseo de perdón a los enemigos desencarnados, como una necesidad que a él mismo le conviene sobre todo, y que es su propia redención.

      Se pueden tener tanto amigos como enemigos en ambos planos de la existencia. Los del mundo invisible manifiestan su enemistad con acciones de obsesión y subyugación hasta los más altos grados posibles. Estas acciones de los enemigos ocultos son una variedad de las muchas pruebas que debemos afrontar en la vida y que finalmente redundan en nuestro progreso y mejora espiritual. Por eso, cuando las acciones negativas de estos enemigos desencarnados se presenten deberán ser aceptadas con resignación sabiendo que son consecuencia del estado evolutivo inferior en que aún nos encontramos en este mundo. Como se afirma en el Evangelio Espírita, si no hubiese hombres malvados no habría espíritus malvados tan cerca de nosotros al  acecho de nuestros defectos que son su puerta de entrada hacia nosotros para ejercer su influencia.

  A la vista de lo complejo que es poder defenderse de los obsesores, enemigos desencarnados, lo más coherente es el no tenerlos, no provocando su enemistad desde esta vida en el plano material. Así, en la medida que podamos, deberemos no dar lugar a que ningún enemigo encarnado pase a otro lado de la vida  sin antes habernos reconciliado con él, pues la reconciliación cuando se hace desde un mismo plano de la  existencia, es mucho más fácil, pero cuando damos lugar a tenerlo que intentar nosotros desde aquí,  una vez que nuestro enemigo con su odio ya  pasó al plano espiritual, entonces es más difícil, aunque no imposible, de lograr. Mientras tanto no nos quedará más remedio que afrontar sus envites negativos con resignación conscientes de la prueba expiatoria que atravesamos sin poder culpar a nadie sino a nosotros mismos.


.En épocas remotas, se sacrificaban a los dioses para agradarlos o apaciguarlos, cosas materiales, animales y hasta víctimas humanas, pero esos dioses enfadados, no siendo otra cosa que espíritus  negativos, irritados o con deseos de venganza,  no se pueden apaciguar sino por el sacrificio de los propios defectos espirituales que nos hagan superiores a ellos, especialmente el del  odio, que sustituye por la caridad,   pues esta no solo  impide el mal, sino que por el contrario supone hacer  un bien .   

 Por esto, es fácil comprender que cuando se promueve la idea del amor y del perdón a nuestros enemigos, a los de aquí y a los del otro plano, de este modo se cumple la ley de solidaridad y fraternidad que debe reinar en todos los planos del universo.

   Concluyo señalando lo  triste que es  ver a veces como a personas que ya se fueron de este mundo, se las recuerda con cierta rabia y resentimiento porque perjudicaron a alguien o porque se equivocaron en algo que afecta a la vida y a la relación que tuvieron con otras personas. Cuando encontremos casos así, debemos hablar del amor y del perdón como una necesidad , a  quien esté cayendo en este error, haciéndole comprender que debe esforzarse en perdonar y en amar a los demás ,no solo en vida, sino también cuando ya se hayan ido de este mundo, aunque solo sea por su propio interés.


-Jose Luis Martín-

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