domingo, 12 de abril de 2020

La fuerza motriz del alma

    INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Conversando sobre inmortalidad
2.- El Espiritismo al alcance de todos (1)
3.- La fuerza motriz del alma
4.- El Final de los Tiempos anunciado







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      CONVERSANDO SOBRE                     INMORTALIDAD
 
La muerte de Sócrates .Pintura de 1787 realizada por Jacques-Louis David.
”Respóndeme Cebes, continuó Sócrates: ¿qué es lo que hace que el cuerpo esté viviente? El alma. ¿Lleva el alma la vida a todas partes donde penetra? Seguramente. ¿Existe algo contrario a la vida? Sí, la muerte. El alma no admitirá, pues, nada contrario a la vida que ella lleva siempre consigo.”  

Hemos querido reproducir brevemente la conversación sobre la inmortalidad del alma que tuvo Sócrates con sus discípulos momentos antes de beber la cicuta. Sin entrar a valorar las circunstancias, bien sabidas, de su injusta condena a muerte, así como las múltiples coincidencias con Jesús de Nazaret respecto a la vida recta, acusaciones, inocencia y condena a muerte de ambos, lo que llama poderosamente la atención es precisamente la actitud con la que enfrentaron su destino.                        
 ¿Cómo es posible tal entereza, tal seguridad, tal capacidad para asumir el sufrimiento, la injusticia y la infamia a la que se vieron sometidos? Al margen de paralelismos que siempre son subjetivos y no comparables, sin duda, esa resiliencia y aceptación sin rebeldía del destino cruel y la muerte sólo puede provenir de una certeza, seguridad y confianza en Dios, y en su propia inmortalidad, como seres trascendentes. En el caso de Sócrates, que es el que nos ocupa aquí, la conversación sigue en los siguientes términos en los que el filósofo pregunta a sus discípulos:

¿Y cómo llamamos a lo que jamás admite la idea de la muerte? Lo inmortal. ¿El alma no admite la muerte? No. ¿El alma es, pues, inmortal?. Inmortal. ¿Diremos que esto está demostrado o encontráis que todavía falta algo a  la demostración?. Está suficientemente demostrado, Sócrates.”




Como podemos deducir de las palabras anteriores, a nivel filosófico, la inmortalidad del alma era algo asumido hace mas de 2.500 años. No es objeto de este artículo esbozar demostraciones o evidencias sobre la inmortalidad del alma, sino dejar patente el anhelo de inmortalidad que acompaña al hombre desde el principio de los tiempos, pues para aquellos que observan la realidad con espíritu crítico, son evidentes las certezas ofrecidas a lo largo del tiempo por la historia, la filosofía, las religiones, la ciencia, las corrientes de pensamiento, la observación, la experimentación, la psicología transpersonal, la tanatalogía, la parapsicología, el espiritismo, la reencarnación, la T.V.P. (Terapia de Vidas Pasadas) las corrientes esotéricas, etc.                                                                                                            Ese anhelo tiene un origen claro: “la huella del creador en su obra” como decía Descartes. Si el hombre tiene capacidad de razonar y se considera un ser inteligente, el origen de esa inteligencia debe tener una causa igualmente inteligente, pues es bien sabido que uno de los axiomas de la ciencia y la filosofía es que “no existe efecto sin causa”. El codificador de la doctrina espírita Allán Kardec lo dejó claramente establecido cuando a una pregunta realizada recibió la siguiente respuesta: “Un efecto inteligente no puede por menos que proceder de una Causa Inteligente.”                                                                                                              El filósofo de la ciencia Roy A. Varghese explica: “La existencia de la racionalidad que todos experimentamos no puede ser explicada sino posee un fundamento último: Una Mente Infinita” Y el cambio de opinión del ateo más famoso del mundo, el Profesor Anthony Flew, maestro del anterior y de muchos grandes ateos de la actualidad nos confirma: “El descubrimiento de fenómenos como las leyes de la naturaleza ha conducido a científicos, filósofos y otros a aceptar la existencia de una Mente infinitamente inteligente”.
       Si la mente humana deriva de una Mente infinita, el alma humana también tiene su origen en esa misma Mente que la crea y quizás por ello Sócrates en este caso y muchos otros, ya tenían certeza de la immortalidad simplemente tomando como referencia la máxima de Protágoras: “El hombre es la medida de todas las cosas”. Es decir, llegar del efecto a la causa, que es precisamente la norma del proceso científico hoy y que ya en la antigua Grecia se realizaba y exploraba para llegar a las causas últimas de la vida, la naturaleza y el hombre.                                      En Sócrates se daba también una certeza mayor, pues el insistía que su “Daimon” (Espíritu Guía o Protector) le indicaba en cada momento cual era la postura a seguir correcta con arreglo a la sabiduría, la virtud y la justicia, y ante ello su firmeza era irreductible. Quizás por ello cuando sus discípulos fueron a sacarle de la prisión el se negó con la siguiente frase: “es mejor sufrir la injusticia que cometerla”. Su sentido del respeto a la Ley y la Justicia le impedía contravenirlas a pesar de que estas no hubieran sido aplicadas con él justamente.                                                       Además, la inspiración de ese espíritu guía que sabiamente dirigía sus pasos era otra prueba más de la inmortalidad del alma después de la muerte.
“Si es verdad que todo lo inmortal es imperecedero, el alma inmortal ¿no estará exenta de perecer? Es necesario que sea así, por esto, cuando la muerte llega al hombre, lo que hay mortal en él muere y lo inmortal se retira sano e incorruptible cediendo el puesto a la muerte. Si existe alguna cosa inmortal debe ser el alma y por consiguiente Cebes, nuestras almas existirán en el otro mundo.”
    Como comprobamos en el texto anterior otro argumento que daba certeza absoluta a Sócrates sobre la inmortalidad del alma era la evidencia de una vida posterior en otro mundo, el Hades o mundo espiritual del que hablaban los griegos, dónde lo inmortal (el alma) se retira sano e incorruptible después de la muerte del cuerpo. Sin duda, esta poderosa convicción fue el motivo por el que indicó a sus discípulos que cuando fueran a enterrar su cuerpo no pusieran en el epitafio que allí estaba enterrado Sócrates sino más bien este otro “Aquí yace el cuerpo de Sócrates”.                            
      Sin duda, confortado por su guía espiritual y por su certeza en la inmortalidad del alma, Sócrates era muy consciente de la inmortalidad de su alma, y esta sabiduría y certeza interior que estuvo cimentada toda su vida por el sentido del deber y la justicia, le daba una autoridad moral que muy pocos tenían en ese momento. El ejemplo de todo ello en su actuación diaria fue la mejor de las doctrinas respecto a sus ideas y su máxima moral que él resumió en esta frase:
 “El hombre sabio es el hombre virtuoso”. 
 Redacción, Amor, Paz y Caridad                                                                        (*) Textos del Libro: “Fedón o la Inmortalidad del Alma” de Platón

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EL ESPIRITISMO AL ALCANCE DE 

                    TODOS (1)

      Todos los congresos espiritistas que se han celebrado, particularmente los de París y Barcelona, han sentado la base inamovible del criterio filosófico y científico que informa el Espiritismo, que  es integral y progresivo.
   Antes de estos congresos, ya lo había dicho la voz autorizada de Allan Kardec: el Espiritismo no admite dogmas que detengan arbitrariamente la marcha del progreso e inducen al error; el Espiritismo está y siempre estará dispuesto a echar por tierra un principio, una creencia, que esté en contradicción con los hechos demostrados; que sus teorías filosóficas, si hoy son mal interpretadas, el avance siempre creciente del desarrollo de la inteligencia, del buen sentido y de la ciencia que, a la larga, da buena cuenta de los errores, mistificaciones y prejuicios, os pondrán en el verdadero camino para mejor interpetarlas, y así se irá formando nuestro gran cuerpo de doctrina, afirmándose en los hechos e integrándose a sí misma.
     El Espiritismo no es una religión, ni una filosofía, ni una ciencia que haya dicho su última palabra, como pretenden haberla dicho las religiones positivas que arrancan del cristianismo. El Espiritismo se basa en una verdad fundamental y sobre esa verdad sigue su camino en busca de nuevas verdades; pero sabe muy bien que esta tarea de espigar en el inmenso campo de lo desconocido, tiene sus peligros e inconvenientes, y los principales son originados en los propios medios de conocimiento, que son imperfectos, y también en las pasiones y en los vicios inherentes a la naturaleza humana, por eso seguirá adelante como empresa del hombre, cayendo y levantándose, corriendo hoy un error para caer mañana en otro, pero al fin y al cabo ganando terreno e inundándose de más luz espiritual, como medio seguro de adquirir mayor sabiduría y experiencia, que es lo único que puede alejarnos de los errores y las culpas, tan normales en toda empresa del hombre en busca de la verdad.
     Allan Kardec dice al respecto que no hay ninguna ciencia que en todas sus partes haya salido de la mente de un hombre; todas, sin excepción, son producto de observaciones sucesivas apoyadas en otras precedentes como punto de partida conocido para llegar a otro desconocido. Así han procedido los espíritus con el Espiritismo;por eso su enseñanza es graduada; no abordan las cuestiones sino a medida que los principios sobre los que se deben apoyar, están suficientemente elaborados.
    Sin embargo, entre la marcha del Espiritismo y la de las ciencias, hay una diferencia capital, que es que para llegar al punto en que estas se encuentran, han sido necesarios grandes intervalos, mientras que han bastado al Espiritismo solo algunos, si no para llegar al punto culminante, al menos para obtener una gran suma de observaciones propias, para constituir una doctrina. Esto de debe a la multitud de Espíritus manifestados simultáneamente, aportando cada uno el contingente de sus conocimientos, de donde resulta que todas las partes de la doctrina, en vez de ser elaboradas sucesivamente durante muchos siglos, lo han sido en parte, en algunos años, bastando agruparlas después, para formar con ellas un todo.
     De este modo, no confiando a un solo espíritu el cuidado de la promulgación de la doctrina, Dios ha querido que, el más pequeño, como el más grande, tanto entre los espíritus entre hombres, aportase su piedra al edificio, para establecer un lazo de solidaridad cooperativa, cuyo carácter ha faltado a las demás doctrinas salidas de una fuente única.
     De otro lado, cada espíritu como cada hombre, no teniendo más que unos conocimientos limitados, estaban inhabilitados individualmente, para tratar ex-profeso, las innumerables cuestiones que toca el Espiritismo; por eso la doctrina, providencialmente, no podía ser obra de un solo espíritu ni de un solo médium; solo pudo salir de la colectividad de los trabajos comprobados por los unos y los otros.
    Por estas apreciaciones se comprende el por qué Allan Kardec y  los grandes pensadores  insisten en declarar que el Espiritismo no es la última palabra de la filosofía ni de la ciencia. Que solo el conocimiento de una verdad que, provocando el avance en el campo del misterio, con la luz que irradia esa verdad, tenían forzosamente que descubrir otras verdades. Pero como solo el hombre es el único intermediario, único juez y apreciador de esas verdades y como también su razón, su juicio y su inteligencia no han llegado aún a su máximo grado de desarrollo, se deduce naturalmente que los conocimientos y la ciencia adquiridos deben ser rectificados continuamente, a medida que el avance en el campo de lo desconocido sea cada vez mayor, porque la luz irá despejando las tinieblas del espíritu del hombre, lleno siempre de prejuicios y de errores.
     En resumen, la revelación espírita, apoyándose sobre hechos, solo puede ser esencialmente progresiva, como todas las ciencias de observación. Por su esencia, tiene alianza con la ciencia, y esta, siendo acorde con las leyes de la naturaleza en cierto orden de hechos, no puede ser contraria a la voluntad de Dios, autor de esas leyes. Los descubrimientos de la ciencia glorifican a Dios en vez de rebajarle, porque no destruye sino lo que el hombre ha construido sobre ideas falsas atribuidas a Dios.
    El Espiritismo no eleva a principio sino lo que es demostrado con la evidencia o la lógica de la observación; este siempre se asimilará todas las doctrinas progresivas, del orden que sean, que resulten verdades prácticas fuera de la utopía; si no fuese así se suicidaría, dejando de ser lo que es, desmintiendo su origen y su objeto providencial.
     El Espiritismo, marchando con el progreso, nunca se desbordará, porque si nuevos descubrimientos le demuestran que está en un error sobre un punto, se modificará sobre ese punto y si una nueva verdad se revela, la aceptará.
- Cosme Mariño-
( continuará)
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      LA FUERZA MOTRIZ DEL ALMA

La voluntad sostenida por la fe es, por lo tanto, la mejor fuerza motriz para dirigir las fuerzas psíquicas del ser y proyectarlas hacia un objetivo sublime. El hombre debe, en fin, comprender que todas las fuerzas del Universo, tanto físicas como morales, en él se   reflejan; su voluntad puede comandar a unas y otras, que se manifiestan en su consciencia.
Aprender a armonizarlas, trabajar para desarrollarlas en vidas sucesivas, tal es la ley de su destino. Bajo este punto de vista,recordemos que tenemos una obra admirable que cumplir. Ésta consiste en crear en nosotros una personalidad siempre más radiante y, para ello, tenemos el tiempo sin límites, el camino sin final y la vida eterna en la acción perpetua.
Sin embargo, lo que algunos no pueden comprender por las facultades intelectuales, otros pueden sentir por el corazón, por la necesidad de expansión y el amor que en ellos es innato, pues, la verdad, acabamos de decirlo, está al alcance de los sencillos y de los puros; de todos aquellos que, en el recogimiento y en silencio,al abrigo de las tempestades, del mundo, del conflicto de las pasiones y de los intereses, saben interrogar a las profundidades de la consciencia y entrar en relación con el mundo superior, foco de toda luz, de toda sabiduría, fuente de todas las grandes revelaciones.
Cada estrella que brilla en el cielo nos enseña una lección; cada tumba que se cava en la tierra fría nos da un aviso. La existencia pasa como una sombra, pero la vida celeste es infinita. En cambio, nuestras vidas humanas, por muy cortas que sean, pueden ser fecundas para nuestro progreso; pese a su carácter precario,ellas forman los materiales con cuyo auxilio se edifican nuestros destinos; ellas son como piedras que componen el inmenso edificio del futuro del alma. Esforcémonos, por tanto, en pulir esas piedras,tallarlas y esculpirlas, para con ellas construir un monumento de líneas puras, de formas grandiosas y armoniosas.
LEÓN DENIS

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       FINAL DE LOS TIEMPOS ANUNCIADO

En esos días, derramaré de mi espíritu sobre mis servidores y mis servidoras, y ellos profetizarán.” (Hechos de los Apóstoles, 2:17 y 18; Joel, 2:28 y 29.)

.. Si consideramos el estado actual del mundo físico y del mundo moral, las tendencias, las aspiraciones y los presentimientos de las masas, la decadencia de las viejas ideas que se debaten en vano desde hace un siglo contra las ideas nuevas, no podremos dudar de que un nuevo orden de cosas se prepara, y que el viejo mundo llega a su fin.
      Ahora bien, si tomamos en cuenta la forma alegórica de algunas escenas y escrutamos el sentido profundo de las palabras de Jesús, al comparar la situación actual con los tiempos que el Maestro describió como indicadores de la era de la renovación, no podremos dejar de estar de acuerdo en que muchas de sus predicciones se están   cumpliendo en la actualidad. De ahí es preciso concluir que estamos llegando a los tiempos anunciados, lo cual es confirmado en todos los puntos del globo por los Espíritus que se manifiestan.
. Como hemos visto en coincidencia con otras circunstancias, el advenimiento del espiritismo constituye la realización de una de las más importantes predicciones de
Jesús, por la influencia que esta doctrina debe ejercer forzosamente sobre las ideas. Por otra parte, el espiritismo se encuentra claramente anunciado en los Hechos de los Apóstoles: “En los últimos tiempos, dice el Señor, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne;vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán”...
Se trata del anuncio inequívoco de la vulgarización de la mediumnidad,que se revela actualmente en individuos de todas las edades, de ambos sexos y de todas las condiciones; se trata, por consiguiente,del anuncio de la manifestación universal de los Espíritus,puesto que sin los Espíritus no habría médiums. Eso, de conformidad con lo dicho, sucederá en los últimos tiempos. Ahora bien, visto que no hemos llegado al término del mundo, sino, por el contrario,a la época de su regeneración, debemos entender que esas palabras se refieren a los últimos tiempos del mundo moral que llega a su fin..
EL GÉNESIS
ALLAN KARDEC

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