lunes, 18 de marzo de 2019

Reencarnación: ¿Será por el apego a este mundo?

     INQUIETUDES ESPÍRITAS

  - Mundos Inferiores y Mundos Superiores
  - Desafíos y dificultades
  -Pensamiento
  - Ante el fracaso
  -La levadura de los fariseos
  -Reencarnación: ¿Será por el apego a este mundo?



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MUNDOS INFERIORES Y MUNDOS SUPERIORES

La clasificación de mundos inferiores y mundos superiores es más bien relativa que absoluta, porque un mundo es inferior o superior con relación a los que están encima o debajo de él en la escala progresiva.

Tomando la tierra como un punto de comparación, podemos formarnos una idea del estado de un mundo inferior, suponiendo al hombre en el grado de las razas salvajes o de las naciones bárbaras que aun se encuentran en su superficie, y que son restos de su estado primitivo.

En los mundos más atrasados los seres que los habitan son de algún modo rudimentarios; tienen la forma humana, pero sin ninguna hermosura; los instintos no están templados por ningún sentimiento de delicadeza ni de benevolencia, ni por las nociones de lo justo y de lo injusto, la única ley es allí la fuerza brutal. Sin industria y sin invenciones, los habitantes emplean su vida en conquistar su alimentación. Sin embargo, Dios no abandona ninguna de sus criaturas: en el fondo de las tinieblas de la inteligencia yace latente la vaga intuición de un Ser supremo, más o menos desarrollada. Este instinto basta para hacer que unos sean superiores a otros, preparando su aparición a una vida más completa, porque éstos no son seres degradados, sino niños que crecen.

Entre estos grados inferiores y los más elevados, hay innumerables escalones, y entre los espíritus puros desmaterializados y resplandecientes de gloria con dificultad se reconocen aquellos que animaron esos seres primitivos, de la misma manera que en el hombre adulto es difícil reconocer el embrión.

En los mundos llegados ya al grado superior, las condiciones de la vida moral y material son muy diferentes, lo mismo que en la tierra. La forma del cuerpo es siempre, como en todas partes, la forma humana pero embellecida, perfeccionada, y sobre todo, purificada. El cuerpo allí nada tiene de la materialidad terrestre, y por consiguiente no está sujeto, ni a las necesidades ni a las enfermedades, ni a los deterioros que engendra el predominio de la materia; los sentidos más exquisitos tienen percepciones que en la tierra embotan lo grosero de los órganos; la ligereza específica de los cuerpos hace la locomoción rápida y fácil: en vez de arrastrarse penosamente por el suelo, se deslizan, digámoslo así, por la superficie, o se suspenden en la atmósfera sin otro esfuerzo que el de la voluntad, así es como se pintan los ángeles y como los antiguos representaban los manes en los Campos Elíseos.
Los hombres conservan a su gusto las facciones de sus existencias pasadas, y aparecen a sus amigos tales como les conocieron; pero iluminados por una luz divina y transformados por las impresiones interiores, que son siempre elevadas. En vez de rostros deslucidos, demacrados por los sufrimientos y las pasiones, la inteligencia y la vida irradian con ese esplendor que los pintores han traducido por diadema o aureola de los santos.

La poca resistencia que ofrece la materia a los espíritus ya muy avanzados, hace que el desarrollo de los cuerpos sea rápido y la infancia corta o casi nula; la vida exenta de cuidados y de congojas, es proporcionalmente mucho más larga que en la tierra.
En principio la longevidad está proporcionada al grado de adelantos de los mundos. La muerte no tiene ninguno de los horrores de la descomposición: lejos de ser un motivo de espanto, es considerada como una transformación feliz, porque allí no existe la duda sobre el porvenir. Durante la vida, no estando el alma encerrada en una materiac compacta, irradia y goza de una lucidez que la pone en un estado casi permanente de emancipación, y permite la libre transmisión del pensamiento.

En esos mundos felices, las relaciones de pueblo a pueblo, siempre amistosas, nunca se turban por la ambición de esclavizar a su vecino, ni por la guerra, consecuencia de aquélla.
Allí no hay ni amos, ni esclavos, ni privilegiados por nacimiento; la superioridad moral e inteligente es la única que establece la diferencia de condición y da la supremacía. La autoridad es siempre respetada, porque sólo se da al mérito y porque siempre se ejerce con justicia.
El hombre no procura elevarse sobre el hombre, sino sobre sí mismo, perfeccionándose; y este deseo incesante no es un tormento, sino una noble ambición que le hace estudiar con ardor para llegar a igualarles. Todos los sentimientos tiernos y elevados de la naturaleza humana se encuentran allí aumentados y purificados; los enconos, los celos mezquinos y las bajas codicias de la envidia son desconocidas; un lazo de amor y fraternidad reune a todos los hombres, y los más fuertes ayudan a los más débiles. Poseen más o menos según lo que han adquirido por su inteligencia, pero nadie sufre por falta de lo necesario, porque nadie está allí por expiación; en una palabra, el mal no existe.

En vuestro mundo tenéis necesidad del mal para sentir el bien, de la noche para admirar la luz, de la enfermedad para apreciar la salud; allí no son necesarios esos contrastes; la eterna luz, la eterna hermosura, la eterna calma procuran una eterna alegría el contacto de los malos que no tienen entrada.

Esto que no turban ni las angustias de la vida material, ni es lo que difícilmente comprende el espíritu humano; ha sido ingenioso para pintar los tormentos del infierno, pero nunca ha podido representarse los goces del cielo; ¿y por qué?; porque siendo inferior sólo ha sufrido penas y miserias y no ha entrevisto los esplendores celestes; sólo puede hablar de lo que conoce; pero a medida que se eleva y purifica, se esclarece el horizonte y comprende el bien que está delante de si, así como ha comprendido el mal que se ha dejado detrás.

Sin embargo, esos mundos afortunados no son mundos privilegiados porque Dios no tiene parcialidades para ninguno de sus hijos; da a todos los mismos derechos y las mismas facilidades para llegar a ellos, a todos los hace partir de un mismo punto, y no dota a unos más que a otros; los primeros puestos son accesibles a todos; a ellos corresponde el conquistarlos por medio del trabajo; a ellos corresponde alcanzarlos lo más pronto posible, o languidecer durante siglos y siglos en lo más bajo de la humanidad. (Resumen de la enseñanza de todos los espíritus superiores).

Extraído de: "El Evangelio según el Espiritismo" - Allan Kardec

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Desafíos y dificultades

W. A. Cuin

“Hoy, es posible que la tempestad te encoja el corazón y te atormente el ideal, decapitándote con la aflicción o amenazándote con la muerte... No te olvides, por tanto, de que mañana será otro día". (Meimei / Francisco Cândido Xavier)
No hay duda de que la vida es un camino lleno de intensos desafíos y de muchas dificultades. Entonces, en esto es donde están realmente las grandes oportunidades que nos impulsan y nos hacen crecer.
Viviendo tranquilamente, sin ninguna preocupación, tenemos nuestra vida  acomodada y, por consiguiente, el estancamiento neutraliza nuestros sueños de prosperidad.
Dificultades y desafíos son propuestas de evolución. Superarlos significa mover iniciativas, buena voluntad, ideal y determinación, abriendo nuevas perspectivas de logros y conquistas.
Así, en vez de reclamar por los obstáculos y barreras que se levantan ante nosotros, aprendamos antes a agradecerlos, pues siempre se caracterizan como lecciones vivas y caminos de aprendizaje.
Nuestra familia se presenta rodeada de problemas, que nos remiten a grandes e insondables preocupaciones. No lamentemos los hechos, sino que busquemos en las sabias leyes superiores de la vida un aumento de las fuerzas, pues cada etapa vencida, nos conduce a una base más solida de confianza y credibilidad en los días del futuro.
El campo profesional surge ante nuestros ojos, trayendo consigo enigmas de difícil trato. Volquemos nuestra potencialidad a la caza de recursos de superación, que todos cargamos en la intimidad, y una vez encontradas las soluciones que los problemas exigen, nos convertiremos en criaturas más maduras y aptas para enfrentar las luchas que siempre existirán.
Nuestra situación financiera aparece crítica y precaria, aumentando el rol de nuestros pesares. Aprendamos con la experiencia que la Providencia Divina a nadie desampara y en donde ni siquiera lo esperamos, surgirán los recursos de los cuales tenemos necesidad, siempre que sigamos confiados en el cumplimiento de nuestros deberes.
Nuestra vida social, por ahora, sigue su camino cargada de preconceptos, injusticias e incomprensiones. Tengamos la conciencia de que vivimos en un mundo todavía repleto de dolor y sufrimiento, en donde la tolerancia todavía es una conquista pendiente de ser adquirida, y no nos desanimemos, pues nuestra serenidad y coraje habrán de modificar, para mejor, el panorama que nos rodea.
Nadie, en momento alguno, consiguió vencer realmente en la vida, en la adquisición de valores reales, sin muchas luchas, sacrificios, perseverancia e intensa dedicación.
La vida fácil, despreocupada, vacía, nunca condujo a criatura alguna al éxito verdadero, aquel que da fe del crecimiento interior, que demuestra la madurez, que registra la derrota de los defectos y de los vicios, colocando en su lugar a las virtudes y la sublimación de los sentimientos.
Por tanto, si estamos en medio de las dificultades y frente a inmensos desafíos, en realidad seguimos nuestra vida dentro del camino de la normalidad, teniendo con nosotros las grandes oportunidades de salir de la animalidad que todavía nos mantiene presos a los dolores y sufrimientos, para elevarnos a la angelitud, que nos proporcionará, en días venideros, la felicidad y la paz que hace tanto tiempo que buscamos.

Desafíos y dificultades son alabanzas de progreso…

meditemos en eso.

( De la Revista Verdad y Luz )

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                                                                                                              PENSAMIENTO


"Sabio es aquel que se permite descubrir que reconoce la importancia de aprender lo nuevo, que abre su corazón para sentir y oír."

 Ivan M. Malaqueias


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                 Ante el fracaso
Saludo matinal de Merchita


Queridos hermanos, hola buenos días,  mirando  al horizonte,  recordamos con pesar  aquellos  emprendimientos que realizamos con gran ilusión, y que no tuvieron éxito. Todos hemos sentido alguna vez la sensación de que hemos fracasado en algo. En ocasiones esto puede llegar a hundir a una persona. En esos momentos, lo realmente importante es la reacción que tengamos ante el fracaso. Si lo sabemos asimilar, aprender de él y sacar conclusiones, un fracaso puede resultarnos incluso provechoso.

El fracaso es algo humano y esencial para llegar al éxito. Piensa que cada vez que fracasas te aproximas cada vez más y más a tu meta. Una vida sin fracasos sería muy desesperanzadora y aburrida. Imagínate que eres siempre el mejor de clase sin proponértelo, corres más que nadie, te cogen en cualquier sitio que pidas y nada te cuesta esfuerzo alguno. ¿La vida tendría sentido?

El fracaso va de leve a extremo y tiene una función en nuestras vidas importantísima: “hacer que estemos ilusionados y hacernos mejorar constantemente”.

Es un proceso normal, tan natural como respirar y no va nada mal enfrentarse a fracasos de vez en cuando que nos hacen madurar un paso más y auto-superarnos. Si no fuera por un fracaso extremo que recibí en mi vida hace unos años, jamás me hubiera puesto a viajar por toda España para mejorar mis habilidades sociales y Verdadera Seducción no sería la web que conocéis ahora.

El fracaso es tan bueno o más que el tener éxito.

Una de las peores cosas que se le puede llamar a alguien es fracasada. Y ese es uno de los peores estigmas con que marca la escuela a un número de alumnos que no tiene nada de residual.

Fracaso no significa que somos  unos fracasados, significa que todavía no hemos tenido éxito.

Fracaso no significa que no hemos logrado nada significa que hemos aprendido algo.

Fracaso no significa que hemos actuado como necios significa que hemos tenido mucha fe.

Fracaso no significa que hemos sufrido el descrédito significa que estuvimos dispuestos a probar.

Fracaso no significa falta de capacidad significa que debemos hacer las cosas de distinta manera.

Fracaso no significa que somos inferiores significa que no somos perfectos.

Fracaso  no significa que hemos perdido nuestra vida significa que tenemos buenas razones para empezar de nuevo.

Fracaso no significa que debamos echarnos a tras significa que tenemos que luchar con mayor ahínco.

Fracaso no significa que jamás lograremos nuestras metas, significa que tardaremos un poco más en alcanzarlas.

Fracaso no significa que Dios nos ha abandonado ¡Significa que Dios tiene una idea mejor!

Cada fracaso supone un capítulo más en la historia de nuestra vida y una lección que nos ayuda a crecer. No te dejes desanimar por los fracasos. Aprende de ellos, y sigue adelante.

 Para empezar un gran proyecto, hace falta valentía. Para terminar un gran proyecto, hace falta perseverancia.

El fracaso tiene aspectos positivos  ya que con el fracaso aprendemos, nos hace más fuertes y resistentes. Nos ayuda a afrontar la contrariedad de forma más preparada y nos fortalece ante las situaciones difíciles y adversas. En definitiva, aprendemos de nuestra propia experiencia.

El verdadero fracasado no es el que obtiene una serie de fracasos en su vida, sino el que se muestra perezoso a la hora de aprender de los propios errores y no es capaz de reponerse y aprovechar las lecciones que el propio fracaso le ofrece.

Si quieres triunfar, no te quedes mirando la escalera. Empieza a subir, escalón por escalón, hasta que llegues arriba.

En un mundo con la tecnología que tenemos, los ritmos de vida que llevamos y el consumismo que nos meten en nuestras cabezas, es muy fácil olvidarse de lo más importante de nuestra vida: ¡VIVIR!
Vive la vida, no te detengas en el fracaso que te dejó marcado, libérate y procura nuevos emprendimientos.

 Merchita

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       La levadura de los fariseos 

49. “Llegando sus discípulos al otro lado, se habían olvidado de traer pan. Y Jesús les dijo: 
Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos. 
“Ellos pensaban dentro sí, diciendo: Esto dice porque no trajimos pan. Y entendiéndolo 
Jesús, les dijo: ¿Por qué pensáis dentro de vosotros, hombres de poca fe, que no tenéis pan? ¿No entendéis aún, ni os acordáis de los cinco panes entre cinco mil hombres, y cuántas cestas recogisteis? ¿Cómo es que no entendéis que no fue por el pan que os dije que os guardaseis de la levadura de los fariseos y de los saduceos? 
“Entonces entendieron que no les había dicho que se guardasen de la levadura del pan, sino de la doctrina de los fariseos y de los saduceos” (San Mateo, 16:5 a 12). 

EL GÉNESIS


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                                                 REENCARNACIÓN

¿La idea de la Reencarnación será por el apego a este mundo?

       Podría parecer que la idea del regreso del Ser espiritual múltiples veces a este mundo nuestro, viene a ser otra superstición más nacida de un apego al mismo o a lo material.
     Sin embargo, la idea de la Reencarnación, se explica por la existencia de una fuerza de atracción que nos impele a regresar repetidamente a la Tierra en tanto que nuestro Ser necesite experimentar nuevas lecciones y enseñanzas que todavía no ha aprendido o asimilado, porque recordemos que el sentido de la vida es la perfección del Espíritu, a través  de un aprendizaje que llamamos evolución espiritual y este mundo nuestro es una escuela en la que venimos precisamente a aprender y a crecer espiritualmente. 
     Esta fuerza de atracción es precisamente la Ley de Evolución que junto a la Ley de Causa y Efecto, nos encauzan e impulsan siempre en un continuo proceso de perfeccionamiento.
     Además, nos podríamos plantear, qué apego a lo material pudieron tener en la antigüedad, Buda, Jesús, Sócrates, Platón, etc?. 
     Por otra parte esos comprometidos científicos que durante años han experimentado y confirmado esta realidad, analizando y estudiando los casos de recuerdos espontáneos, los traumas del pasado descubierto durante estados de sofronización, coincidiendo detalles "recordados" muchas veces, con la presencia de “marcas de nacimiento, etc. ¿ Realmente estos dedicados investigadores de ciencia se han dejado engañar o nos han querido engañar en sus conclusiones, por algún oculto motivo?. Realmente para dudar con estos datos, habría que tener una imaginación mucho mayor que la necesaria para admitir la Reencarnación.
     La Ley de Causa y Efecto que rige cada vida en el devenir humano, hace que las deudas contraídas en este escenario físico, se deban saldar para aprender de ello, precisamente en este mismo escenario en donde se cometieron los posibles errores o las faltas, y no en otro, por lo que mientras tengamos algo pendiente por aprender en la Tierra, o debamos equilibrar en justicia con alguien en este mundo, tendremos que regresar tantas veces como sea necesario, precisamente al mismo escenario en donde tenemos pendiente algún aprendizaje, alguna deuda, o algún pago para equilibrar la Justicia Divina y de paso aprender con ello. Es una cuestión de lógica y sobre todo de justicia.
     Comenzamos así a comprender los por qué  llenos de lógica de la Reencarnación, que resulta totalmente coherente con un concepto más amplio de la Justicia Divina.
     Cada vez que regresamos a este mundo, lo hacemos en muy diversas personalidades humanas, como hombres o como mujeres, como ricos o como pobres, arrastrando tantas veces las huellas y traumas del pasado de otras vidas pretéritas, y en muy diversas situaciones y escenarios, y en cada una de las vidas humanas que vivimos aprendemos lecciones que no podríamos experimentar y asimilar si no tuviésemos nada más que un único paso por la Tierra, por muy larga que fuese nuestra existencia humana.

- Jose Luis Martín-

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