- El "Karma": Una historia mal contada
- Funciones psíquicas del Espíritu
-¿Qué es la transmigración del alma?
-¿ Como debemos actuar ante los criminales?
- Precursores del Espiritismo
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EL "KARMA": UNA HISTORIA MAL CONTADA
La libertad de elección de nuestros actos se vincula a la "Ley de Causa y Efecto", o sea, todo aquello que pienso, que deseo o que hago, determinan consecuencias naturales. La experiencia de la vida humana es afectada por las libres decisiones vinculadas a las implicaciones de lo elegido. Las Leyes Divinas permiten que asumamos decisiones libres, pero las elecciones que hagamos generan resultados adecuados o desagradables, dependiendo de las opciones.
En el orbe humano, Dios jamás castiga y sus leyes no son y nunca fueron de naturaleza punitiva, pues las elecciones que hacemos podrán traer una "cosecha" natural y siempre proporcional a "lo plantado", conforme al mayor o menor discernimiento de los actos.
En el mundo de los animales, un perro, por ejemplo, actúa por automatismo, por tanto no consigue hacer elecciones, excepto aquellas que están dentro del espectro de su instinto. El can no tiene libre albedrío, luego sus "actos errados" no le pueden traer consecuencias negativas. Con todo, el ser irracional ensaya para la vida racional, por esa razón, cuando el irracional ingresa en el mundo humano, se le despierta poco a poco la conciencia y con ella la ley de libertad, capacitándolo para escoger sus acciones y determinando los resultados al nivel de su conciencia alcanzada.
La siembra rinde conforme a los propósitos de la conciencia del sembrador. La "Ley de Causa y Efecto" sincronizada con las Leyes de "Libertad" y de "Responsabilidad", determina el rumbo de la existencia humana. Por tanto, somos libres para pensar y actuar, pero somos, en algún nivel, "siervos" (responsables) por aquello que hacemos, pensamos o dejamos de hacer.
En el movimiento espírita se defiende la fábula de que Todo sufrimiento del presente es fruto de los actos errados del pasado, entretanto, en el capítulo V del libro El Cielo y el Infierno, Kardec dice categóricamente que el sufrimiento actual es solo el resultado de la imperfección de la que aún no nos hemos librado, y no necesariamente de los actos errados del pretérito. Indudablemente la ley del "Karma" es una ley contradictoria, vengativa, fatalista. Su principio es- "los golpes que des los tendrás que recibir", " quien traicione, tendrá que ser traicionado", "mató, tendrá que morir", siempre en una ancestral evocación a la antediluviana ley del "ojo por ojo,diente por diente".
En el orbe humano, Dios jamás castiga y sus leyes no son y nunca fueron de naturaleza punitiva, pues las elecciones que hacemos podrán traer una "cosecha" natural y siempre proporcional a "lo plantado", conforme al mayor o menor discernimiento de los actos.
En el mundo de los animales, un perro, por ejemplo, actúa por automatismo, por tanto no consigue hacer elecciones, excepto aquellas que están dentro del espectro de su instinto. El can no tiene libre albedrío, luego sus "actos errados" no le pueden traer consecuencias negativas. Con todo, el ser irracional ensaya para la vida racional, por esa razón, cuando el irracional ingresa en el mundo humano, se le despierta poco a poco la conciencia y con ella la ley de libertad, capacitándolo para escoger sus acciones y determinando los resultados al nivel de su conciencia alcanzada.
La siembra rinde conforme a los propósitos de la conciencia del sembrador. La "Ley de Causa y Efecto" sincronizada con las Leyes de "Libertad" y de "Responsabilidad", determina el rumbo de la existencia humana. Por tanto, somos libres para pensar y actuar, pero somos, en algún nivel, "siervos" (responsables) por aquello que hacemos, pensamos o dejamos de hacer.
En el movimiento espírita se defiende la fábula de que Todo sufrimiento del presente es fruto de los actos errados del pasado, entretanto, en el capítulo V del libro El Cielo y el Infierno, Kardec dice categóricamente que el sufrimiento actual es solo el resultado de la imperfección de la que aún no nos hemos librado, y no necesariamente de los actos errados del pretérito. Indudablemente la ley del "Karma" es una ley contradictoria, vengativa, fatalista. Su principio es- "los golpes que des los tendrás que recibir", " quien traicione, tendrá que ser traicionado", "mató, tendrá que morir", siempre en una ancestral evocación a la antediluviana ley del "ojo por ojo,diente por diente".
Sin embargo, el buen sentido kardeciano susurra que no hay un destino señalado por acontecimientos detallados como castigo durante la reencarnación, conforme pregonan los místicos partidarios del "karma". En bien de la verdad, el Codificador jamás citó la ley del "karma" en la literatura espírita. En rigor, el tal "karma" es una ley impensada e incongruente, cuando la Ley de Causa y Efecto (contenida en la Codificación), es una ley moral coherente que nos hace crecer y avanzar en nuestra conciencia.
El sufrimiento es inherente a nuestra imperfección, o sea, el orgulloso sufre las consecuencias del orgullo y el egoísta sufre los efectos del egoísmo, pero que quede bien clara una verdad: nadie reencarna para pasar por la Ley del Talión, sino para superar la imperfección y evolucionar a través del trabajo en el bien, con el limite de las fuerzas de cada uno.
El sufrimiento es inherente a nuestra imperfección, o sea, el orgulloso sufre las consecuencias del orgullo y el egoísta sufre los efectos del egoísmo, pero que quede bien clara una verdad: nadie reencarna para pasar por la Ley del Talión, sino para superar la imperfección y evolucionar a través del trabajo en el bien, con el limite de las fuerzas de cada uno.
A la luz de la Doctrina de los Espíritus, solo existe un destino proyectado para todas las criaturas, es el destino de la evolución, del mejoramiento intelectual y moral mirando el conocimiento de la Verdad para la adquisición de la pura e inexorable felicidad. No hay fatalismos catastróficos en nuestro destino. Jamás podremos decir que"lo escrito, escrito está" y nada modificará nuestro destino. ¡No obstante!, si creemos en eso, renegaremos del libre albedrío y de la Ley de Misericordia, que nos induce a que el amor cubre la multitud de los actos errados.
No somos una máquina (robotizada), porque sabemos decidir. Adquirimos conciencias graduales sobre el llamado bien o mal, y eso establece los escenarios de las experiencias agradables o no, en nuestro caminar. Dios instituyó leyes que están inscritas en nuestras conciencias. Con la Ley de Causa y Efecto conseguimos evaluar mejor las elecciones y con ellas desarrollamos el discernimiento en relación con las consecuencias naturales a través de las reencarnaciones.
Todos estamos en un conjunto de fuerzas providenciales que determinan cierta cantidad de "intervenciones" para que el libre albedrío pueda ser realizado. Pero todas las elecciones son nuestras. Por eso, antes de la reencarnación, el diagrama del flujo de la nueva experiencia física, jamás será compulsivo, por haberlo sugerido amorosamente los especialistas del más allá; en consecuencia elegimos el grupo familiar, la sociedad, la cultura, las condiciones socio-económicas, la raza, el sexo. Todo eso es parte de nuestra elección, sugerida o no por los Espíritus más esclarecidos antes de la reencarnación, y tal decisión no nos va a aproximar a esta o aquella influencia de un grupo social que podrá tener un cierto peso en relación a lo elegido.
La libertad es proporcional a nuestro estadio de evolución moral, por eso somos relativamente libres para ciertas decisiones, pero no precisamos ser rehenes de las circunstancias y factores sociales, estructuras familiares, raciales, espirituales, "astrológicas", numerológicas, etc. Todo eso nos puede influenciar pero no determinará nuestras resoluciones a partir de nuestras elecciones. Ciertamente tales influencias pueden impulsarnos a las mejores o peores elecciones, pero tendremos inevitablemente, oportunidades para aprender con la vida.
Es bien verdad que los libros de Ivone Pereira, Chico Xavier, Divaldo Franco, demuestran las concernientes influencias del escenario social, político, económico y cultural en donde estamos colocados, en algún nivel que puede estar de manera relativa conectado a un escenario de vida anterior, pero sin implacables determinismos kármicos. Subrayamos que en las leyes divinas no existe castigo o recompensa. El Creador estableció leyes sabias y justas que determinan efectos naturales ante nuestras elecciones.
Nos apropiamos de nuestra vida y determinamos nuestras existencias con libertad dentro de la evolución. Por eso, nos responsabilizamos por nuestras existencias, caminando en la vida de conformidad con lo que hacemos de nosotros mismos. Esa auto-apropiación de la existencia a través de la auto-responsabilidad de todo de todo lo que acontece con nosotros, nos da un cierto sentido de dominio en la relatividad de nuestra existencia sobre la aflicción, la ternura, la alegría, la desventura. Naturalmente todo lo que nos acontece nos pide respeto, por tanto no podemos imputar a nadie por la victoria o el infortunio de aquello que nos acontece, porque lo que nos ocurre es, relativamente, un espejo del pasado reciente o remoto y aquello que podemos coger mañana, resultará relativamente de nuestra siembra del presente.
Somos los dueños y responsables de la vida, por tanto cuando erramos podemos rehacer el camino mediante nuevas elecciones, considerando que muchas veces cometemos elecciones equivocadas y recibimos los naturales efectos de ellas, pero a medida en que ampliamos la conciencia sobre los actos errados, vamos disminuyendo los efectos de las elecciones, porque cada vez haremos elecciones más apropiadas.
¡ Fuimos creados para la Felicidad !. Por tanto aun delante de todos los dolores y sufrimientos, debemos encararlos con Amor.
Jorge Hessen
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FUNCIONES PSÍQUICAS DEL ESPÍRITU
A medida que avanza, el espíritu desarrolla sus aptitudes psíquicas y confiere un gradual refinamiento a sus potencialidades. Las variadas posibilidades latentes de la psiquis humana reciben el nombre de FUNCIONES PSÍQUICAS, caracterizadas por aspectos generales y específicos.
Las funciones generales de la psiquis son la atención y el hábito. La primera corresponde a la capacidad selectora de los hechos. Consiste en fijar la mente en un foco de atención, como por ejemplo la reflexión acerca de un tema cualquiera, la contemplación de un paisaje y todas las demás acciones que especifican el objeto de interés de la mente. La segunda se refiere al hábito adquirido por la repetición, Una serie de actos conscientes, cuando se reiteran se vuelven inconscientes, automáticos. Eso conlleva una acción asimiladora, debido a que al alcanzar determinadas regiones psíquicas podrán transformase en archivos del inconsciente que emitirán reflejos sobre las actitudes futuras del individuo.
La repetición exhaustiva de la bondad produce el hábito de la bondad en el individuo, que adquirirá un saludable condicionamiento inconsciente de esa virtud. Quien procede espontáneamente con pensamientos y actos de bondad demuestra que ya ha incorporado esa cualidad a su psiquis. Los hábitos saludables generan acciones gratificantes, mientras los deprimentes solamente causan disgustos. En general, pese a que no lo registremos conscientemente, muchos de los actos que practicamos están condicionados por hábitos adquiridos en el pasado que inciden sobre nuestra vida actual. El análisis minucioso de nuestro proceder nos ayudará a lograr una reeducación de la conducta, dentro de un proceso de gradual perfeccionamiento.
Las funciones especiales de la psiquis tienen que ver con el nivel de desarrollo mental y espiritual de la criatura humana. Nuestras funciones psíquicas demandan conocimiento y práctica continua en el sentido de la pureza espiritual.
El autoconocimiento es de suma importancia. En tanto no lo haya alcanzado, el indivíduo no llegará a vislumbrar el camino que lo conduce a su futuro, ni estará en condiciones de comprender por qué se comporta o reacciona de un modo determinado. Conocer, de acuerdo con la definición del Prof. Miguel_Reali en su libro La Filosofía del Derecho, es traer hasta el nivel de la conciencia algo que consideramos o suponemos que está fuera de nosotros. Tener nociones del funcionamiento del mecanismo psíquico y de su interacción con el campo espiritual y las demás influencias en el terreno físico, ayudará al individuo en la búsqueda de su auténtica identidad, pues le conferirá mejores condiciones para lograr el equilibrio espiritual. Entre las diferentes funciones especiales de la psiquis destacamos la inteligencia, los pensamientos, los instintos, las emociones y los sentimientos.
- Jasón de Camargo- (Educación de los Sentimientos)
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Esta idea como todas las demás supersticiones, es fruto de la ignorancia sobre el sentido real de la reencarnación.
Esta superstición supone otra desviación más de las muchas que rodean a la realidad profunda que existe sobre la reencarnación y por ella hay quien acepta como posible el traslado del alma o una parte de la misma ,desde el cuerpo de una persona hasta un cuerpo que ha sido de otra; o sea que el Espíritu de una persona viva, o una parte o aspecto del mismo podría pasar a ocupar y tomar el cuerpo de otra distinta, o sea, de un cadáver.
Como ya sabemos, cuando el alma abandona el cuerpo físico definitivamente, es cuando se cortan todos los lazos fluídicos que la unen a la materia del mismo . Esto supone la muerte definitiva, o dicho con mayor propiedad, la desencarnación de la persona , y esta, cuando se consuma totalmente es absolutamente irreversible. Por otra parte el cuerpo que tendría que ser ocupado como destino de esa transmigración si ello fuera posible, forzosamente debería estar “muerto” y abandonado definitivamente por el Ente espiritual que lo ocupaba. De ser un cuerpo “ ya habitado” por su espíritu, habría que hablar entonces de un caso de “obsesión” o “posesión”, pero nunca de transmigración.
La transmigración tal como se entiende, no es posible porque no existe entre el Ser “ocupador”, y el cuerpo “deshabitado”, ninguna clase de lazo vital ni fluídico que pueda ligarles mutuamente entre sí. El cuerpo, una vez abandonado por su alma después de la muerte ya no tiene ninguna posibilidad de volver a la vida, ni con el Ser espiritual que lo habitaba ni menos aún con otro diferente.
Por otra parte, sabemos que el Espíritu es una Unidad de Energía indivisible, en un cuerpo espiritual o periespíritu , que necesita reencarnar y lo hace en un cuerpo físico al que acompaña durante su formación y con el que se une formando una unidad total y completa, y no solamente en una parte, un aspecto o una determinada cualidad del mismo..
Esta superstición por ilógica y absurda, generalmente ha sido rechazada por el sentido común, y la gente, ante esta idea que ha confundido con la reencarnación y que desde luego “huele a disparate”, cree que todo lo que tenga que ver con el tema de la reencarnación,es igual de absurdo y que para los llamados “Creacionistas”- que se sienten poseedores de la verdad absoluta- , no merece la pena perder tiempo en considerarlo mas seriamente, porque lógicamente creen que si se continúa avanzando y profundizado en ello, solamente van a seguir encontrando mas disparates indignos de ser tomados en serio ni en lo mas mínimo.
- Jose Luis Martín-
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¿ COMO DEBEMOS ACTUAR ANTE LOS CRIMINALES Y PEDÓFILOS ?
Con inmensa tristeza leemos la noticia sobre la muerte en Yemen de Rawan, una pequeña de 8 años, como consecuencia de las lesiones que sufrió en la noche de bodas con un hombre de 40 años. El gobierno de Yemen niega el caso, sin embargo parece ser que las autoridades están intentando sepultar la historia.
Si es una cuestión cultural, eso no absuelve el crimen de pedofilia. En rigor, hay un proceso de legalización de la pedofilia en algunos países. Casamientos de menores de edad con corrientes en Yemen. En 2010 una niña de 13 años también murió por graves lesiones en los órganos internos, después de haber sido forzada a casarse con un adulto, según denuncia una organización de derechos humanos que actúa en Yemen.
Ese comportamiento existe en otras comunidades musulmanas ortodoxas, tal como ocurre en Somalia, NIgeria y Afganistán. Un comunicado de la Organización de Naciones Unidas afirma que más del 50% de todas las jóvenes yemenitas están casadas antes de cumplir 18 años y cerca del 14% están para casarse sin haber cumplido aún los 15 años. La activista Hooria Mashhour ha luchado para que la práctica del casamiento infantil sea de una vez por todas barrida del país.
El casamiento entre un adulto y una niña menor de edad es un crimen en la legislación de innumerables países. Con todo, hay otro aspecto en discusión: muchas culturas reconocen a las personas como adultas (edad de consentimiento). en diferentes franjas de edad. Por ejemplo, la tradición del Judaísmo considera como adultos (miembros de la sociedad), a las mujeres a los 12 años y a los hombres con 13 años de edad.
A lo largo de la historia antigua en el periodo medieval, en la edad moderna y en los siglos XIX y XX. eran comunes los casamientos de niños y pre-adolescentes (sobre todo niñas menores de 12 años con adultos). Actualmente tal situación se configura como una acción delictiva que perjudica gravemente el desarrollo actual y futuro de la niña. Tal aberración, a la luz del código penal de diversos países. es hoy clasificada como crimen de pedofilia.
Pese a esa criminalización, la situación no se modificó en varios países. "Más de 200 millones de niñas sufren violencia sexual en el mundo y casi la mitad de las víctimas de las agresiones sexuales son niñas menores de 16 años. A nivel global se estima un número entre 500 millones y 1'5 billones de niños y niñas que sufren algún tipo de violencia sexual cada año, según relatan organizaciones internacionales realizados en al menos 70 países".
Al tratar sobre la violencia infantil que sucede en Yemen, el asunto que destaca es la pedofilia. Esto nos remite enteramente a los desvíos sexuales o culturales, invitándonos a estudiar la Ley de Causa y Efecto. Sin embargo, en la perspectiva de la niña no nos sumergiremos en los "por qués" ni en los rudimentos causales reencarnatorios de espíritus que padecen tamaña crueldad. No recurriremos a la lógica acción y reacción sobre esos procesos expiatorios, tan solo enfocaremos el crimen de la pedofilia bajo la lupa de la indulgencia.
El término "pedofilia" significa depravación sexual por la que la fascinación sexual del adulto o adolescente se dirige a criaturas pre-púberes ( antes de la pubertad) o al inicio de la dolescencia. La Convención Internacional de los Derechos de los Niños, aprobada en 1989 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, define que los países señalados deben "tomar todas las medidas legislativas, administrativas, sociales y educativas" adecuadas para la protección del niño, sobre todo en lo que se refiere a violencia sexual.
En lo que se refiere a los criminales, quedan incluidos los agresores sexuales(pedófilos) , la Doctrina Espírita nos recomienda no condenar a nadie, aconsejando siempre que practiquemos todos la caridad aun en estos casos. Tales criminales son espíritus que atraviesan un momento difícil en el que necesitan promover su edificación moral a través de una conducta sexual equilibrada.
El tema es, en esencia, potencialmente complejo, culturalmente polémico y trágico; no se puede ignorar en el contexto de nuestra situación en la Tierra. El pedófilo, siendo un desorientado del alma, es al mismo tiempo un criminal y lógicamente no puede quedar impune. Con todo, precisa de un tratamiento psíquico y espiritual.
¡Sí !, cabe reflexionar a la luz de la Doctrina Espírita, sobre los crímenes y sobre la ley. El mandamiento mayor de la Ley Divina incluye la caridad para con los criminales,por más difícil que pueda parecer el tener ese sentimiento ante la barbarie de la pedofilia. Ante la Ley de Dios, somos todos hermanos, por más repugnante que sea para algunos tal idea. El criminal es alguien que desconoce la Ley Divina, que no reconoce la paternidad divina y, por tanto, no ve en el otro a un hermano. Nosotros que ya tenemos esos valores, sabemos que él también es un hijo de Dios, por cuanto que, extraviado del bien, precisa de nuestro amor fraterno.
Pero ¿cómo hacer que le llegue nuestro amor fraterno sin que ello suponga que nos hacemos cómplices de su situación criminal, (o lo parezca)?. Deberemos mostrarle un afecto y una paciencia que, aunque nos cueste dársela porque a nosotros mismos nos falta, nos deberemos esforzar en ello, porque sabemos que él lo necesita y es obligación moral nuestra, pero eso no supone tener que implicarnos emocionalmente con él con el fin de que equivocadamente no se sienta respaldado por nosotros, y haciéndole comprender con nuestra palabra y con nuestro ejemplo en general, que es posible vivir la vida bajo las normas de un Padre de todos, Superior y bondadoso que todo perdona, y bajo otros enfoques diferentes para ser feliz.
Si así hacemos, estaremos en las condiciones del precepto del Maestro Jesús: "Amad a vuestros enemigos"
Jose Luis Martín, en base al mismo artículo original de Jorge Hessen
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UNA DOCTRINA ACTUAL, CIENTÍFICA Y DINÁMICA
En sucesivas conversaciones y estudios realizados sobre la actualidad del Movimiento Espírita, se trata con efusividad la mejor forma de divulgación de esta extraordinaria “Filosofía de Vida” que representa la codificación Espírita de Allan Kardec.
Partiendo del respeto absoluto que nos merecen todas las opiniones, no es menos cierto que un antiguo debate vuelve a aflorar y es siempre recurrente: aquel que hace referencia a la actualidad de esta extraordinaria doctrina. En este tema hay quienes piensan que es preciso renovar contenidos por considerarlos obsoletos en el tiempo en que nos encontramos. Desde nuestra humilde y sencilla opinión creemos justo lo contrario, es decir, un estudio atento y riguroso de la doctrina kardeciana nos pone de manifiesto la total actualidad de la misma. Y en este tema hay una evidencia que la confirma: las investigaciones de la ciencia del siglo en el que nos encontramos están más cerca que nunca de los postulados enunciados por los espíritus a Kardec. Dicho esto, hemos de diferenciar entre cuestiones capitales o nucleares de la doctrina espírita de algunas otras que son aleatorias, circunstanciales o coyunturales de la época en la que fue codificada. Así pues, no podemos elevar a categorías absolutas cuestiones de la doctrina que son complementarias y en absoluto principales. Sin embargo, los cinco postulados básicos como la creencia en Dios, la Inmortalidad del Alma, la Comunicabilidad con los Espíritus, la Reencarnación y la Pluralidad de Mundos Habitados, nunca deberían ser cuestionados, pues forman la esencia principal que da sentido a la ciencia y la filosofía espírita, amparada en las consecuencias morales que conllevan la comprensión de los mismos y que no son otras que la práctica de una vida recta guiada por la moral cristiana.
Creemos conveniente expresar nuestra opinión -a riesgo de ser equivocada- sobre algunos aspectos sometidos a debate. Sinceramente no participamos de aquellos que expresan la obsolescencia de la doctrina kardeciana; pensamos justo lo contrario: no existe ninguna filosofía espiritual que acerque más Dios a la ciencia y al hombre que la ciencia espírita. Esto supone una doctrina dinámica, abierta, que intercambia informaciones y admite ampliaciones y se enriquece con las nuevas conquistas filosóficas, ideológicas, científicas o culturales que los espíritus aportan al hombre en esta nueva etapa del progreso, en pleno siglo XXI. ¿No es cierto que la literatura mediúmnica ha venido ampliando los conceptos espirituales, filosóficos y científicos desde tiempos de Kardec hasta ahora?. La tendencia a subvertir ideas o conceptos es propia de los hombres, como también la de arrogarse autoridad para pontificar o declarar como verdaderos conceptos que no son compartidos por otros. Muchas personas, incluso espíritas, llevadas por su vanidad y soberbia aceptan este pernicioso rol que termina por dejarlas en evidencia. “A los ojos de Dios, sólo es legítima aquella autoridad que se apoye en el ejemplo que ella misma da del bien”.
Nadie puede arrogarse autoridad mayor en la doctrina de los espíritus que los propios espíritus. El carácter del Espiritismo, declarado por Kardec, es el de una ciencia filosófica de contenido moral, de alcance universal, cuyo principal autor son los espíritus de elevada condición, comandados por el Espíritu de Verdad bajo las instrucciones del Maestro Jesús, el paradigma del espíritu perfecto. Ante esto, nadie, absolutamente nadie, puede apropiarse de esta maravillosa y extraordinaria obra liberadora del alma humana que es el Espiritismo, ni siquiera Kardec que, como el mismo dijo, no era obra suya, sino que simplemente fue el codificador y transmisor de una enseñanza que no era de su autoría. Este carácter ecléctico y abierto de la doctrina espírita le augura un futuro esplendoroso. Al carecer de dogmas, de jerarquías, de ritos, de cultos exteriores, etc. se presenta como una doctrina de presente y de futuro.
Esta doctrina heredó de su codificador un rasgo principal, su carácter científico y analítico: La mente siempre ha de estar abierta, dejando de lado prejuicios y dogmas preconcebidos que cercenan y reducen la capacidad de análisis, impidiendo el progreso. Una mente preparada y decidida a estudiar aquello que mejore y amplíe lo que ya existe. De esta forma, acompasando el progreso de la humanidad, el Espiritismo, guiado por los mentores espirituales que lo colocaron en la Tierra, seguirá progresando, ampliando sus postulados hasta el infinito, y todo ello en paralelo al avance de la ciencia, tal como dijo Kardec: “El Espiritismo, marchando con el progreso, nunca se desbordará, pues si la ciencia le demuestra que está equivocado en un punto, se modificará sobre ese punto, y si una nueva verdad se revelara, la aceptaría”. Y, si bien es cierto que las instituciones espiritas cumplen funciones de organización y divulgación del movimiento, ninguna de ellas debería atribuirse funciones que no le corresponden. Con frecuencia observamos cómo algunos de los dirigentes no cumplen con su deber de ejemplificar tal y como les correspondería, pero deberíamos explicar que son las personas, las que con sus imperfecciones, pueden contaminar la imagen de cualquier institución, e incluso llevarla por caminos poco recomendables. Sin embargo, nada de esto debe preocuparnos en exceso. Es nuestra obligación colaborar para mejorar las instituciones, pero no debemos olvidar que, a pesar de las mismas, ninguna institución puede atribuirse de motu proprio una autoridad que no le corresponde, ya que esto va en contra de la propia esencia del espiritismo kardeciano.
El futuro de esta maravillosa doctrina está asegurado, pues fue derramada por los planos superiores para la redención espiritual del ser humano y su comprensión de la vida y de las leyes que rigen el destino espiritual del hombre.
La esencia de esta doctrina llama al interior del ser humano, a aquella parte inmortal que es nuestra esencia, de la que no podemos huir. Tarde o temprano debemos reencontrarnos con nuestro auténtico yo, aquel que, creado a imagen y semejanza de Dios en su aspecto espiritual, permanece progresando y creciendo espiritualmente a través de las vidas sucesivas, en ese camino esplendoroso hacia la plenitud y la felicidad que a todos nos espera bajo nuestro propio esfuerzo y el libre albedrío del que gozamos para dirigir así nuestro propio destino. Una doctrina actual, dinámica y no estática, abierta a nuevos contenidos y avances en todos los campos del saber humano, conectada íntimamente a nuestra conciencia, a lo que somos realmente -espíritus inmortales en evolución-, y al propio tiempo guiada y dirigida bajo la premisa del bien y del amor al prójimo como Ley Suprema que dirige el ascenso del alma inmortal hacia su Creador.
Redacción Revista, Amor, Paz y Caridad
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PRECURSORES DEL ESPIRITISMO
El más antiguo código religioso que habla de la existencia de los espíritus de que se tiene noticia es el Código Veda. No obstante son numerosos los relatos verbales, que pasan de generación en generación, y que expresan alguna relación de los vivos con los muertos.
Progresando un poco más en los conocimientos obtenidos y descorriendo el velo que cubre parte de la historia del hombre antiguo, descubrimos que nuestros antepasados comúnmente se encontraban imbuidos por el miedo a todo lo que escapaba a su comprensión, atribuyendo a los fenómenos espirituales cuyo origen ignoraban, un carácter completamente sobrenatural y maravilloso, tratándolos más tarde como prodigios o milagros.
Las tentativas de intercomunicación fehacientes reveladas por los hallazgos de épocas remotas manifiestan las numerosas prácticas de la exteriorización de la adoración y del culto a lo desconocido.
Las señales pictóricas de edades remotas descubiertas en rocas, así como las esculturas primarias que muestran las ofrendas y ritos al cielo, prueban que esos hechos formaban parte de lo cotidiano de esas sociedades. Culturas como la babilónica, la china, las africanas, la india, la azteca, la maya y la inca son ejemplos de ello.
Igualmente el análisis del rastro histórico de las huellas dejadas por nuestros predecesores egipcios, hebreos, griegos y romanos sigue revelándonos el gran interés que se ha manifestado siempre con relación a lo divino y lo espiritual en el transcurso de la existencia humana. Todos esos pueblos han brindado a la posteridad varios nombres destacables por sus notables capacidades intelectuales y elevación moral. Más adelante en la línea histórica de la evolución del hombre observamos en la época medieval europea un carácter prohibitivo que alcanzaba a cualquier práctica mediúmnica debido a la gran intolerancia religiosa ejercida en la Edad Media.
Aproximando la mirada un poco más en el horizonte de las vivencias humanas, verificamos que el intercambio mediúmnico en épocas más cercanas era censurable, sencillamente por mantener las mentes en la ignorancia que aprisiona bajo el abuso del poder.
Sin embargo, nos percatamos que el hombre a medida que se instruye y progresa moralmente, con mayor lucidez de ideas y claridad de pensamiento, percibe que no puede luchar contra algo vivo, ardiente e innato en su interior -el sentimiento de las verdades espirituales- y se decanta por el entendimiento del mundo imperecedero de una manera mucho más introvertida.
Hay una época no muy remota en el siglo XVIII que se caracteriza por la preparación del advenimiento del Espiritismo, la Tercera Revelación prometida por Jesús, período considerado como precursor del Espiritismo.
Según Sir Arthur Conan Doyle se puede situar muy bien
cronológicamente la fase preparatoria de ese advenimiento
porque lo que caracteriza esta etapa de los precursores inmediatos del Espiritismo es la diferencia en los acontecimientos: “ya que anteriormente los fenómenos eran esporádicos y sin secuencia metódica y a partir de entonces las manifestaciones son una invasión organizada”. Es en ese período más cercano donde encontramos algunos ejemplos de antecesores del Espiritismo.
En ese tiempo despunta el sueco Emmanuel Swedenborg (1688-1772), considerado como un precursor doctrinario eminente. Fue hombre de mente brillante y erudita, que resalta por su enorme conocimiento científico en diferentes áreas. Como asiduo y modélico escritor ha dejado más de cien obras escritas a las generaciones venideras, todo un legado bibliográfico que más tarde ayudó enormemente a otros científicos en investigaciones diversas. Pero hay un momento de su vida en que abandonó por completo los estudios científicos, porque su inquietud y propósito habían cambiado enteramente. Quería hacer descubrir a los hombres una espiritualidad racional centrándose totalmente en la investigación teológica, psicológica y filosófica.
Su natural desarrollo y potencial psíquico quedó patente al manifestarle sus facultades mediúmnicas, como la videncia a distancia. Swedenborg defendió y puso de manifiesto en el libro de su autoría Sobre el cielo y sus maravillas y sobre el infierno que esos “lugares” son en realidad estados del alma. Afirmó la pluralidad de los mundos habitados, así como pronosticó los principios básicos de la Doctrina Espírita. Esas afirmaciones fueron muy avanzadas para su época. Como mensaje de su legado dejó el lema: «Ama a tu prójimo como a ti mismo, purifícate del mal y trabaja por la armonía universal».
Igualmente sobresaliente es la investigación de las manifestaciones espirituales del escocés Edward Irving (1792-1834) entre los años 1830 y 1833, siendo de relevante envergadura en lo tocante al estudio del psiquismo humano, que le clasifica indudablemente dentro de los antecedentes del Espiritismo. Irving sirvió de puente entre Swedenborg y Andrew Jackson Davis.
En ese período muchos hombres, al igual que Irving sumidos en profundas reflexiones sobre el retorno de Jesús, estudiaban minuciosamente en sesiones de varias semanas, discutiendo y comparando teorías. Como pastor protestante, desarrolló estudios dirigidos a las manifestaciones espirituales.
Existen relatos de experiencias psíquicas realizadas por él y los miembros de su iglesia, donde hubo un surgimiento mediúmnico en el cual los adeptos manifestaban la mediumnidad de xenoglosia, hablando en diferentes lenguas. Irving no las prohibió creyendo ser tales manifestaciones originadas por el Espíritu Santo.
Otro nombre que requiere nuestro dedicado estudio es el de Andrew Jackson Davis (1826-1910), que un siglo más tarde ha contribuido de forma admirable como continuador de la obra de Swedenborg, que de hecho fue uno de sus mentores espirituales. Davis es considerado como precursor del Espiritismo en América y se presenta como un poderoso eslabón mediúmnico que mantiene la unidad del proceso doctrinario en la historia del Espiritismo, protagonizando diversos fenómenos de desdoblamiento y propiciando la publicación de un conjunto de libro conocidos como Filosofía Armónica.
Fue él quien en el siglo XIX lideró en Estados Unidos un movimiento espiritualista. En el libro Principios de la Naturaleza prevé el advenimiento del Espiritismo como doctrina y práctica mediúmnica. Médium sensitivo, poseía la clarividencia y clauriaudiencia empleando su facultad en diagnósticos de enfermedades a favor del prójimo. Ha sido considerado por Sir Arthur Conan Doyle como el profeta de la Nueva Revelación y padre del nuevo conocimiento de los fenómenos espiritistas.
Estos hombres fueron precursores del Espiritismo y marcaron una fase importante en la historia, preparando la atmósfera psíquica y favoreciendo, con los acontecimientos de sus vidas, el entorno idóneo y necesario para el posterior desarrollo de la Doctrina Espírita.
Con la madurez interior que enseñan las experiencias seculares en diferentes encarnaciones, el ser humano más seguro y decidido amplía con el pasar del tiempo sus límites psíquicos. Desarrolla muchos conocimientos y adquiere capacidad para comprender que el sentimiento espiritual está en él desde su creación, como intuición que se dilata poco a poco del mundo real e inmaterial del que es originario, comprendiendo de forma gradual y constante qué es Dios, de dónde venimos, adónde vamos y la naturalidad de los hechos mediúmnicos.
La Doctrina Espírita en su triple aspecto científico, filosófico y moral, brinda una directriz segura para el hombre de hoy, iluminando la conciencia bajo el haz de luz de la razón y llaneza de los fenómenos, evidenciando que lo sobrenatural desaparece por completo con el creciente entendimiento de la Humanidad en lo tocante a las leyes naturales y el mundo imperecedero.
-Claudia Bernardes de Carvalho-
(Art. tomado de la Revista nº 5 de la FEE)
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