Hoy podemos ver aquí:
1.- El hogar es el centro de nuestras actividades en el mundo
- Frase de Kardec -Espíritu
2.- ¿Qué sentido tiene la vida ?
- Frase de los Druidas
- Frase de André Luiz- Espíritu
3.- El hombre completo: Ser material y espiritual
4.- Problemas del amor.
5.- La grandeza de Dios
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El hogar es el centro de nuestras actividades en el mundo
Efectivamente, la Tierra es nuestra residencia temporal en la vida, y la Humanidad es nuestro verdadero equipo familiar.
Entretanto, en el microcosmo doméstico tenemos la lección y la bendición, la escuela y la estación de cura.
Es por eso que entre las cuatro paredes de la casa terrestre encontramos, en cuanto estemos en la experiencia física, los mas obscuros problemas .
Ahí dentro, en el reducido espacio de unos metros, conocemos el asalto de los celos, el golpe de la maledicencia, la hiel de la incomprensión, la oscuridad de la calumnia, el vinagre de la critica, el frío de la indiferencia y el dolor de la fatiga, recogiendo, muchas veces, piedras y espinas de manos queridas, que desearíamos vivir besando con la mayor ternura.
En el pequeño círculo de la consánguinidad, surgen para el alma las mas aflictivas sugerencias de fracaso y los mas fuertes ruegos al desánimo. Sin embargo, es también en la intimidad de ese anillo de lucha depuradora que conseguimos benditas oportunidades de perfeccionamiento y ascensión.
Absorbiéndole el clima inquietante, a la manera del metal impuro en el crisol regenerador; nuestro espíritu recibiéndole la lejía de sudor y lágrimas, alcanza expresivos grados de elevación avanzando para la Vida Mayor.
No desprecies las dificultades y las crisis que, por ventura, hagan de tu casa un templo de purgación.
Usa la humildad y la paciencia, la bondad y la tolerancia, en la conducta diaria, trabajando y amando, aprendiendo y sirviendo, tu flagelado domicilio de hoy, te será mañana preciosa base, de la que podrás soltar los mas nobles vuelos de paz y sublimación para la Gran Victoria.
Francisco Cândido Xavier
Emmanuel
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“Los folletos, los periódicos, los libros, las publicaciones de toda la especie son medios poderosos de introducir la luz por todas partes, pero lo más seguro, lo más íntimo y lo más accesible a todos es el ejemplo de la caridad, la dulzura y el amor.”
Mensaje mediúmnico de Allan Kardec, Sociedad de París, abril de 1869 - Revista Espírita de Estudios Psicologicos, año XII, mayo y junio de 1869 -
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¿ Qué sentido tiene la vida humana ?
Cada existencia humana tiene una finalidad evolutiva para el Espíritu humano,cumpliendo misiones a las cuales se comprometió el Ser desde antes de nacer en este mundo.
La vida presente también tiene la finalidad de poder expiar los errores cometidos en nuestras pasadas vidas anteriores, con el fin recuperar el equilibrio espiritual necesario para el normal progreso evolutivo.
La vida del hombre es breve, como breve e insuficiente resulta un curso escolar para adquirir en él todos los conocimientos de una carrera superior
De la respuesta sobre quienes somos o de donde venimos o a donde vamos, deducimos facilmente el sentido de la vida, el por qué y el para qué estamos aquí y hacia dónde caminamos, o cual es nuestro futuro como Seres espirituales que somos.
Si sabemos que todos tenemos el mismo punto de partida desde nuestra creación como humanos, también tenemos todos la misma meta a alcanzar : la Perfección y la suprema felicidad cerca del Padre. Esta es la meta a alcanzar por el Espíritu humano, es la que da sentido a cada vida humana. La vida humana tiene el fin trascendente de alcanzar finalmente una meta evolutiva de carácter infinito, como infinito lo es Dios, la Fuente de Origen hacia la que todos aspiramos desde lo más íntimo del alma y a la que tarde o temprano nos iremos aproximando en diversos grados, según el esfuerzo que haga cada uno por conseguirlo.
Resulta evidente que si venimos perfeccionándonos y evolucionando a través de las edades, el sentido de nuestra vida actual debe ser para aprovecharla conscientemente, aprendiendo, mejorando y progresando siempre, superando pruebas, ganando virtudes y adquiriendo experiencias, a la vez que vamos equilibrando la balanza Divina de la Justicia, reajustando los errores cometidos en cada existencia humana y prosiguiendo así nuestro caminar evolutivo.
El sentido de nuestras vidas debe ser para engrandecernos espiritualmente mediante la entrega y el esfuerzo por los demás, estudiando y adquiriendo Ciencia y Sabiduría, aprendiendo siempre las valiosas lecciones que nos aporta la vida en este mundo, aquí y ahora, y purificándonos tantas veces a través del dolor por nuestras acciones erróneas del pasado. En una palabra: Luchando por nuestra autoperfección.
La principal misión que tenemos es individual, transmutando lo negativo en positivo, tanto en lo personal siguiendo las enseñanzas de Jesús y de otros grandes Enviados o Mesías que han visitado nuestra humanidad en diferentes épocas y lugares, como en lo colectivo que afecta a todo el planeta Tierra. Así llegará un momento evolutivo de madurez suficiente para seguir nuevas etapas evolutivas en otros mundos superiores, hasta que lleguemos a abandonar la etapa humana en mundos como el nuestro y de superior rango, como lo son los de Regeneración, para finalmente alcanzar la etapa de la Angelitud.
- Jose Luis Martín-
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“El Ser se eleva desde el abismo y asciende por etapas sucesivas hasta la perfección, encarnándose en el seno de las humanidades sobre los mundos de la materia, que son otras tantas estaciones de su largo peregrinaje”
-Los Druidas -
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AYUDE
CONVERSANDO
“Ayude conversando,
Una buena palabra
auxilia siempre.
Recuerde que el mal no merece comentario en
tiempo alguno.”
André
Luiz
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EL HOMBRE COMPLETO: SER MATERIAL Y ESPIRITUAL
George Mivart, el célebre naturalista inglés, analizando psicológicamente al hombre, aclara que EL HOMBRE «difiere de los otros animales por las características de la abstracción,de la percepción intelectual, de la conciencia de sí mismo, de la reflexión, de la memoria racional, de su capacidad de juzgar, de la síntesis e inducción intelectual, delraciocinio, de la intuición, de las emociones y sentimientos
superiores, del lenguaje racional y del verdadero poder de la voluntad». Las enciclopedias definen al hombre como un «animal racional, moral y social, mamífero, bípedo, bímano, capaz de un lenguaje articulado que ocupa el primer lugar en la escuela zoológica: ser humano…» El momento más elocuente de su proceso evolutivo se dio cuando adquirió la conciencia para discernir el bien del mal, la verdad de la mentira.
Estudiado ampliamente a través de los siglos, Pitágoras afirmaba que el hombre «es la medida de todas las cosas». Sócrates y Platón establecieron que «era el objeto más directo de la preocupación filosófica, siendo el resultado del ser o Espíritu inmortal y del no ser o su materia,
que unidos le proporcionaban el proceso de la evolución».
Desde el punto de vista psicológico, la persona es un ser que se expresa en múltiples dimensiones, desde su contenido humanista, comportamentalista y existencial, a nuevos potenciales que estructuran al ser pleno.
La psicología occidental, difiriendo de la oriental, mantuvo el concepto de persona en los límites cuna-sepulcro con la estructuración transitoria, en tanto que la oriental sustenta la idea de una realidad trascendente, a pesar de su inseparable expresión de la forma y relatividad corporal.
Los estudios transpersonales, incorporando las tesis orientales,consideran a la persona como un ser integral, cuyas dimensiones pueden expresarse en varias manifestaciones, tales como la consciencia, el comportamiento, la personalidad, la identificación, la individualidad, en un ser complejo
de expresión trinitaria.
La persona, observada desde el punto de vista inmortal,es preexistente al cuerpo y su origen se pierde en los milenios pasados del proceso evolutivo, para desarrollarse de acuerdo a una finalidad que se manifiesta en cada experiencia corporal, la reencarnación, como adquisición de nuevos conocimientos, facultades y funciones, que conducen al crecimiento y a la felicidad. En el Espiritualismo idealista «el espíritu tiene la primacía en todo lo que se relaciona con el mundo y la vida humana», en tanto que para el materialismo «el espíritu no es más que una forma de actividad de la materia que en determinada fase de su
evolución de las formas simples hacia otras más complejas, adquirió la conciencia».
A través de los siglos, la filosofía buscó demostrar que la persona es distinta del individuo y del ser psicofísico, que dio margen a consideraciones prolongadas por parte de los pensadores y de variadas escuelas, procurando ofrecer al hombre los caminos para ser feliz en continuas tentativas de interpretar la vida y entenderla. Los filósofos
atomistas lo reducían todo al capricho de las partículas, las cuales al desarticularse se aniquilaban a través del fenómeno biológico de la muerte.
La filosofía espírita nos enseña que el hombre es un conjunto de elementos que se ajustan e interpenetran en una misma estructura biológica. El cuerpo carnal y el cuerpo espiritual se originan en el mismo elemento primitivo, es decir, en el fluido cósmico universal. Ambos son materia, aunque en estados diferentes. A través de El Libro de los Espíritus sabemos que el hombre está formado por:
1º El cuerpo físico o ser material análogo a los animales y animado por el mismo principio vital. Es el envoltorio material que precisamos para desenvolvernos en este plano de existencia.
2º El alma o ser inmaterial, espíritu encarnado en el cuerpo, ser eterno y preexistente, que sobrevive al cuerpo físico después de la muerte.
3º El lazo que une el alma al cuerpo somático, principio intermediario entre la materia y el espíritu, al que se denomina “periespíritu”, que está constituido por varios tipos de fluido, energía o de materia hiperfísica.
Recordemos que en el mismo instante de la fecundación en el óvulo, la primera célula llamada “cigoto” comienza su trabajo para ir construyendo el cuerpo físico y espiritual, en función de sus necesidades reencarnatorias. Y lo hace a través de los genes y cromosomas que nos dan las características físicas necesarias para las lecciones, pruebas y expiaciones que tengamos destinadas en cada existencia.
O lo que es lo mismo, en cada reencarnación se preparará con nuestra colaboración, o sin ella, el organismo físico adecuado para la nueva tarea que hemos de emprender.
La envoltura física no sólo vendrá equipada para las tareas a las que nos hemos comprometido en el mundo espiritual, sino que además traerá consigo la posibilidad de que puedan producirse ciertos desequilibrios orgánicos como reparación de faltas e imprudencias cometidas anteriormente.
Todo ello dependerá, por supuesto, de nuestro comportamiento y de nuestra capacidad de asumir los retos que se nos plantean. Nuestro actual vehículo físico responde perfectamente a la situación de nuestro periespíritu después de la anterior reencarnación, cumpliéndose así la
«ley de causa y efecto».
Una vez que esta realidad ha aparecido ante nuestros ojos, debemos analizar y meditar seriamente cuál es el comportamiento a seguir, qué cosas debemos rápidamente cambiar, cuál es el camino para mantener nuestra mente armónica e impedir que se produzcan alteraciones que nos van a afectar también físicamente. Es de máxima importancia en el complejo humano el moderno «modelo organizador biológico», es decir, el periespíritu, porque su función es la de personalizar, individualizar e identificar el espíritu, guardando la apariencia humana de su última encarnación.
En él las experiencias de las múltiples reencarnaciones están archivadas, sufriendo con los tóxicos ingeridos por el hombre. Su plasticidad es afectada por los desgastes del alcohol, de las drogas, de la nicotina, de las tentativas de suicidio, etc., grabándole los disturbios patológicos, tales como la esquizofrenia, la epilepsia, el cáncer, el mal de Hansen, entre otros, que en un momento propio favorecen la sintonía con microorganismos que desordenadamente se multiplican y abordan el campo orgánico. ¿Qué ocurre entonces…? En futuras reencarnaciones estas lesiones repercutirán como enfermedades patológicas, enseñando al
hombre a través del dolor la obligación de valorar la vida y el respeto a Dios.
No debemos olvidar que el periespíritu es el conductor de la energía que establece la duración de la vida física, así como es el responsable de la memoria de las existencias pasadas, que se archivan en las telas sutiles del inconsciente actual, proporcionando reflejos o recuerdos esporádicos de las experiencias ya vividas. Saludable y optimista debe ser para que el amor sea la base fundamental en este momento de cultura, tecnología, ciencia y de desamor. La humanidad ha llegado a un punto en que la tecnología aliada a la ciencia ha logrado casi todo, pero el amor es aún, sin embargo, una aventura. Nunca hubo tanta gente en la Tierra, más de 7.000 millones de personas, con tantos millones en soledad. El hombre marcha a solas. Es por ello que, si queremos purificar nuestra alma, debemos cuidar de nuestro vehículo físico para el aprendizaje en la
«escuela terrestre» con buenos pensamientos y acciones.
En consecuencia, cambiar la constitución de nuestro periespíritu, ya que, como viajeros de la eternidad, hoy estamos construyendo nuestro mañana.
- Juan Miguel Fernandez-
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PROBLEMAS DEL AMOR
“ ... Que vuestro amor crezca cada vez más en el pleno conocimiento y en todo el discernimiento.”- Pablo. (Filipenses, 1:9.)
El amor es la fuerza divina del Universo.
Es imprescindible, no obstante, mucha vigilancia para que no la desviemos en la justa aplicación.
Cuando un hombre se dedica, de manera absoluta, a sus tesoros perecederos, esa energía, en su corazón, se denomina "avaricia”; cuando se atormenta, de modo exclusivo por la defensa de lo que posee, juzgándose el centro de la vida, en el lugar en que se encuentra, esa misma fuerza se convierte en él en, "egoísmo”; cuando sólo ve motivos para elogiar lo que representa, lo que siente o lo que hace, manifestando poco respeto por los valores ajenos, el sentimiento que predomina en su órbita se llama "envidia”.
Pablo, escribiendo a la amorosa comunidad filipense, formula indicación de elevado alcance. Asegura que "el amor debe crecer, cada vez más, en el conocimiento y en el discernimiento, a fin de que el aprendiz pueda probar las cosas que son excelentes.
Instruyámonos, pues, para conocer.
Eduquémonos, para discernir.
Cultura intelectual y perfeccionamiento moral son imperativos de la vida, posibilitándonos la manifestación del amor, en el imperio de la sublimación que nos aproxima a Dios.
Atendamos el consejo apostólico y crezcamos en valores espirituales para la eternidad porque, muchas veces, nuestro amor es simplemente querer y tan solamente con el "querer” es posible desfigurar, sin pensar, los más bellos cuadros de la vida.
XAVIER. Francisco Cándido. Fuente Viva. Por el Espíritu Emmanuel,
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LA GRANDEZA DE DIOS
( Médium A.M.)
En todo resplandece la grandeza de Dios, así se ve en las cosas más grandes como en las más pequeñas.
Observad el insecto microscópico que se ensaya a la vida; ser nacido de la descomposición de sustancias orgánicas, que llevan en sí los gérmenes necesarios para que la vida animal se presente, y notaréis con asombro que aquél diminuto ser que apenas puede apreciar la simple vista, está dotado de órganos múltiples que le sirven para el desempeño de sus funciones en la vida animal.
Si tan delicado es el conjunto, ¿ cuanto no lo será en sí cada parte de su organismo?. ¡ Qué vasos tan ténues, tan delicados, serán aquellos que sirven para la nutrición y circulación en aquel cuerpo infinitamente pequeño !.
En él hay un sistema completo de vida; organización sencilla, es verdad, si la comparaís con la de un mamífero, pero muy complicada si la consideráis en sí misma.
Aparatos de nutrición, de circulación, de locomoción, de reproducción, ¿No es esto maravilloso?, ¿No se ve aquí una obra perfecta en su pequeñez infinita?.
Elevaos ahora en el espacio.....
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