Sumario de temas aquí presentes:
1.- El desconocido
2.- Oraciones pagadas
3.-Reflexión
4.-Anotaciones sobre la mediumnidad
5.-La nueva estética religiosa
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EL DESCONOCIDO
Año 1949. Nos habíamos conocido en el Real Conservatorio de Música y Declamación de Madrid. Mi compañera y yo nos enrolamos en la compañía del Circo Price, ella como saxofonista y yo como violinista. Mi amiga tenía unas extraordinarias dotes como músico, y en cuanto a mí, y sin ánimo de presunción, me consideraban algo más que aceptable. Tanto la una como la otra teníamos una gran afición y amor por nuestra profesión, y a las dos nos hubiera gustado apostar por mayor gloria en la música, pero debíamos conformarnos con lo que teníamos; la necesidad de trabajar para contribuir a los gastos familiares nos obligaba a olvidar los sueños gloriosos y bajar a la realidad más prosaica.
Estuvimos en Madrid, no recuerdo cuántos días; hace mucho tiempo… pasados esos días, salimos de gira por diversas ciudades y grandes pueblos de España, coincidiendo con las fiestas más populares.
La vida en un circo tiene algo muy especial; es como una gran familia. Podrá haber sus, digamos, roces, pero la solidaridad entre ellos brilla con luz propia; se ayudan y protegen, y cualquier contratiempo o desgracia se siente como propia.
He querido escribir este pequeño preámbulo para dejar constancia de que aquellos meses en el circo fueron una gran experiencia; aprendí qué significa lo que antes he comentado: la solidaridad, la amistad y la convivencia; esos valores tan ponderados en nuestra hermosa doctrina.
Todos cuantos me conocéis y sabéis de mis inquietudes por todo lo espiritual, habréis podido comprender que, entre todas las experiencias adquiridas, tendría que haber alguna más, digamos, relevante. En efecto, la hubo; y aun ahora, después de tantos años, la recuerdo como algo muy especial, y precisamente por esas “inquietudes”, no la consideré nunca como extraña, aunque sí relevante.
En la compañía teníamos un representante que siempre nos precedía en los viajes para preparar los alojamientos del personal del circo, pues el Price no era el típico de caravanas. En uno de esos viajes hubo problemas con los trenes, y en lugar de viajar todos juntos, como de costumbre, tuvimos que hacerlo por separado y en diversos convoyes. Mi amiga y yo lo hicimos en uno que hacía el trayecto prácticamente durante toda la noche. Cuando llegamos a nuestro destino esperábamos encontrar a nuestro representante, pero no fue así: sin duda, él habría tenido problemas.
Eran cerca de las cinco de la mañana y no sabíamos hacia dónde dirigirnos; no conocíamos la ciudad e ignorábamos el lugar de la feria en donde ya estaría montada, sin duda, la gran carpa.
Decidimos buscar un bar o café donde tomar algo de comer y esperar a que acabara de amanecer, y ya de día hacer las averiguaciones pertinentes.
Debo decir que mi amiga era una criatura temerosa y que no se caracterizaba por poseer una actitud positiva ante cualquier acontecimiento que se saliera de lo normal, y en aquella ocasión tengo que admitir que me sentí contagiada de sus miedos.
Estábamos a punto de entrar en un bar que había cerca de la estación, cuando me dijo: -Es mejor que nos volvamos; no sabemos cómo es ese bar; a lo peor nos metemos en un sitio malo; no me gusta…
En aquel momento, una voz nos hizo volver la cabeza; aquella voz se dirigía a nosotras, diciendo: -¡Señoritas, señoritas…! –Se acercaba despacio, y cuando llegó a nuestro lado, añadió- me envían del hotel donde su representante reservó por teléfono una habitación para ustedes…
La calle estaba desierta. ¿De dónde había salido aquel hombre a aquellas horas de la madrugada? Esta es una pregunta que no he dejado de hacerme en todos estos años, sin atreverme a darme la respuesta que siempre me ronda en la cabeza… Entonces, ni siquiera se me ocurrió hacérmela: El hombre ofrecía confianza. Vestía correctamente un traje oscuro, sin ser negro; camisa blanca; y no llevaba corbata, aunque sí un pañuelo también blanco. Su cabello era canoso y abundante, y sus ojos miraban de una forma reposada, tranquila…
Le seguimos sin dudar, y tras una media hora de camino aproximadamente, llegamos a una casa de una sola planta y pintada de un color casi amarillo, con dos ventanales que casi tocaban el suelo y con unas hermosas rejas; una casa típicamente andaluza.
-Ya hemos llegado. –Y haciéndose a un lado, añadió-: pasen, la dueña las está esperando.
Le dimos las gracias y entramos.
Nos atendió enseguida una señora muy amable y simpática, de unos cincuenta años, y después de tomar nuestros nombres y darnos la bienvenida nos hizo una pregunta que no supimos, por algunos segundos, contestar; no entendíamos su extrañeza: -¿Cómo han dado ustedes con mi casa? Su representante hizo la reserva por teléfono, pero no conoce la dirección. –Al fin, yo le respondí-: Nos ha acompañado ese señor del traje oscuro y pelo canoso que está ahí, en la puerta…
Pero en la puerta no había nadie; ni rastro de nuestro acompañante. La dueña de la pensión nos aseguró que no solamente no había enviado a nadie a buscarnos, sino que jamás había visto ni conocido a nadie parecido al hombre que nosotras le describíamos.
Entonces, sí, las preguntas: ¿De dónde había salido aquel hombre?, ¿había llegado a punto para evitar que entráramos en aquel bar? Y siendo así, ¿quién era?, y ¿cómo desapareció tan súbitamente?
Mi compañera, que conocía mi forma de pensar, me dijo muy seria: –No quiero que me digas ni una sola palabra de lo que, estoy segura, estás pensando; esas cosas me dan mucho miedo…
Y ustedes, ¿qué piensan?
Amor, Paz y Caridad
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ORACIONES PAGADAS
Y oyéndolo todo el pueblo, dijo a sus discípulos: - Guardáos de los escribas, que quieren andar con ropas talares y gustan de ser saludados en las plazas, y de las primeras sillas en las sinagogas, y de los primeros asientos en los convites. - "Que devoran las casas de las viudas pretextando larga oración". Estos recibirán mayor condenación. (San Lucas).
También dijo Jesús: No hagáis pagar vuestras oraciones; no hagáis como los escribas, que bajo el pretexto de largas oraciones, "devoran las casas de las viudas"; es decir, acaparan las fortunas. La oración es un acto de caridad, un impulso del corazón, y hacer pagar lo que se dirige a Dios por otro, es constituirse en intercesor asalariado, pues entonces la oración no es más que una fórmula cuya duración está proporcionada a la cantidad que produce. Luego, una de dos: Dios mide o no sus gracias por el número de palabras; si se necesitan muchas, ¿por qué se dicen pocas o ninguna al que no puede pagar? Esto es una falta de caridad; si por el contrario, una sola basta, lo que sobra es inútil y entonces ¿por qué se hace pagar? Esto es una prevaricación.
Si Dios no vende los beneficios que concede ¿por qué aquel, que ni siquiera es el distribuir, ni puede garantizar la obtención de ellos, hace pagar una súplica que no puede tener seguro resultado? Dios no puede subordinar un acto de clemencia, de bondad o de justicia que se solicite de su misericordia, a una cantidad de dinero; de otro modo resultaría que si la cantidad no se pagó o es insuficiente, la justicia, la bondad y la clemencia de Dios estarían en suspenso. La razón, el buen sentido y la lógica, dicen que Dios, la perfección absoluta no puede delegar a criaturas imperfectas el derecho de poner precio a su justicia. La justicia de Dios es como el sol; está por todo el mundo, lo mismo para el pobre que para el rico. Si se considerara como inmortal el tráfico que se hace con las gracias de un soberano de la tierra, ¿es, acaso, más lícito el vender las del Soberano del universo?
Las oraciones pagadas tienen otro inconveniente; el que las compra, se cree muchas veces dispensado de rogar por él mismo, porque se considera en paz cuando ha dado su dinero. Se sabe, además, que los espíritus se conmueven sólo por medio del fervor del pensamiento que se interesa por ellos; y ¿qué fervor puede tener aquel que encarga a un tercero que rece para él, pagando? ¿Cuál es el fervor de este tercero cuando delega su mandato a otro, éste a otro, y así sucesivamente? ¿No es esto rebajar la eficacia de la oración al valor de una moneda corriente?
EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO. ALLAN KARDEC.
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REFLEXIÓN
Perfección solamente Dios la posee. . . Sentimientos inferiores como la presunción, la vanidad y el orgullo dan a los hombres la ilusión de que son grandes y perfectos. Sentimientos superiores como la humildad y la simplicidad los hacen comprender que son pequeños y que la carretera es larga - que aún queda mucho por mejorar en sí mismo. La verdadera perfección consiste en amar al prójimo, incluso hasta el punto de amar a los enemigos, en hacer el bien a aquellos que nos odian, en orar por aquellos que nos persiguen y calumnian. De ahí los hombres están distantes todavía porque sólo se aman a sí mismos. Cualquier pensamiento, sentimiento y comportamiento contrario al amor ya la caridad será siempre un indicativo de imperfección. Aquel que desea ser perfecto de verdad necesita desarrollar en sí mismo la benevolencia, la indulgencia, la abnegación y la devoción, en fin, el amor. Si usted se equivocó, continúe con humildad, reflejando que la perfección pertenece a Dios. . .
Mucha paz.
Mucha paz.
- Fabiano Máximo-
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ANOTACIONES SOBRE LA MEDIUMNIDAD
Cada ser presenta sus propios enigmas y anormalidades.
En la vida Eterna, la existencia en el cuerpo físico, por muy larga que sea, es siempre un corto tiempo de aprendizaje. La Tierra es el campo donde el Espíritu libera la batalla evolutiva. Dentro de los principios de causa y efecto de adquieren los valores de la experiencia con los que se enriquece la individualidad y se prepara el Espíritu para las Esferas Superiores. La mente, en verdad, es como un caminante buscando la meta del estado angélico; con todo, no avanza sin auxilio. Nadie vive solo. Los mal considerados muertos precisan amparar a los compañeros que atraviesan un periodo de aprendizaje en la materia densa, por cuanto, un gran número de ellos, también serán obligados a nuevas inmersiones en la experiencia carnal. Es por Ley que la sabiduría socorre a la ignorancia, que los mejores ayudan a los menos buenos. Los hombres, cooperando con los Espíritus esclarecidos y benevolentes, atraen simpatías preciosas para la vida espiritual, y las Entidades amigas, auxiliando a los reencarnados, estarán construyendo lo que les facilite el día de mañana, cuando estén de vuelta en el campo terrestre.
El Maestro Jesús, auxilio a los enfermos y a los afligidos sin quitarles los problemas fundamentales que tenían. Zaqueo, el rico, honrado con Su visita, se sintió obligado a modificar su conducta. María de Magdala, que recibió su cariñosa atención, no quedó libre del deber de mantenerse en el arduo combate de su renovación interna. Un cuadro de Espíritus se modificaron por el solo hecho de su toque de atención para con ellos. Seria ilógico esperar que los desencarnados supriman totalmente las luchas humanas. Esto supondría quitar el trabajo que corresponde para el sustento del servidor, o bien evitar la lección al alumno necesitado de luz.
El fenómeno mediúmnico no es nuevo. Nueva es solo la forma con que se propaga, puesto que el sacerdocio de distintos credos duerme desde hace muchos siglos, paralizado con los espectáculos del culto exterior y sacrificando incomprensiblemente la vía de revelaciones celestiales. Especialmente el Cristianismo, que debería ser la más amplia y la más simple de las escuelas de fe, desde hace mucho tiempo se circunscribió a la superficialidad de los templos. El Gobierno oculto del planeta resolvió que la mediumnidad fuese conducida desde el colegio sacerdotal a la plaza pública, a fin de que la noción de eternidad, a través de la sobrevivencia del alma, despierte la mente anestesiada del pueblo. Es por eso que vemos ahora a Jesús, no como un fundador de ritos y fronteras dogmáticas, sino como un verdadero Redentor del Alma Humana.
Instrumento de Dios por excelencia, Él se sirvió de la mediumnidad para encender la luz de su Doctrina de Amor. Restaurando a enfermos y pacificando a los afligidos, estuvo en muchas ocasiones en contacto con los mal llamados muertos, algunos de ellos almas en sufrimiento que vampirizaban a los obsesos de diversos matices.
Es necesario buscar en la mediumnidad no la llave falsa para ciertos arreglos inadecuados de la Tierra, sino el camino directo de la capacitación para la vida superior. Es necesario renovar el concepto de los mediúms para no convertir a este compañero de ideal y de lucha en oráculo divino, olvidando los deberes que conducen hacia la purificación.
El Espiritismo, simbólicamente es Jesús que retorna al mundo, invitando al perfeccionamiento individual por medio del trabajo constructivo incesante. Ya que cada ser carga consigo problemas particulares y necesidades intransferibles.
“Desencarnados y encarnados, todos pisan el extenso campo de experiencias y de pruebas con los imperativos del crecimiento espiritual. Por eso no se deben atribuir a los mediúms obligaciones que competen a la persona con carácter exclusivo, ni tampoco esperar de la mediumnidad funciones milagrosas, ya que solo cabe el esfuerzo arduo para la propia ascensión con la pautas de las responsabilidades que el conocimiento superior impone a cada ser.
Con la mediumnidad en el Espiritismo, encontramos una mayor comprensión y un discernimiento más extenso de la realidad. En ellos se recogen informes exactos referentes a la Ley de las compensaciones, esclareciendo los aflictivos problemas del Ser, del destino y del dolor y deja percibir, de algún modo, las infinitas dimensiones hacia las cuales se evoluciona. El espiritismo y la mediumnidad no solucionan los problemas y enigmas de una forma absoluta, pero a ambos se les debe la luz para vencer las tinieblas de la vida.
El espiritismo y la mediumnidad son como dos altares vivos en el templo de la fe, por medio de los cuales se contempla, desde muy alto, la esfera de las meditaciones propiamente terrestres, comprendiendo, por fin, que la gloria reservada al espíritu humano es sublime e infinita en el Reino Divino del Universo.
Es en el hogar donde muchas veces, en la misma familia están encarnados los adversarios del ayer convocados por la esfera Superior para la reconciliación, pero raramente consiguen superar la aversión que sienten unos por los otros, y alimentan con pasión, en el interior de si mismos, los rayos tóxicos de la antipatía que se transforma en venenos magnéticos capaces de provocar la enfermedad y hasta la muerte.
El pensamiento se exterioriza y se proyecta bajo la forma de imágenes y sugestiones que se envían sobre los objetivos que se propone alcanzar. Cuando es benigno y edificante, y conforme a las Leyes que nos rigen, crea armonía y felicidad, pero cuando es malo y deprimente, produce dolor y ruina. La química mental actúa en la misma base de todas las transformaciones, y se evoluciona en profunda comunión telepática con todos aquellos encarnados o desencarnados que se afinizan.
La obsesión entre desencarnados o encarnados, bajo cualquier prisma en que se muestre, es una enfermedad mental que reclama, a veces, un tratamiento por largo tiempo.
Cristo aconsejó amar a los adversarios, auxiliar a los que nos persiguen y la oración para los que calumnian; esta es actitud indispensable para lograr la garantía de la paz y de la victoria.
Trabajo extraído del libro “En los Dominios de la Mediumnidad” de francisco Candido Xavier, realizado por Merchita.
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LA NUEVA ESTÉTICA RELIGIOSA
La nueva estética religiosa
De repente, la religión, antes solemne y sesuda, descubrió que podía ser más relajada y festiva. Y con danzas, cánticos y mil recursos puestos en escena, atrae a las multitudes. Gente que salta, canta, danza, llora y ríe en ruidosos cultos.
Padres y pastores, con mensajes ligeramente distintos, por cuenta de sus divergencias doctrinarias, son los astros que animan esa nueva estética religiosa. Algunos de ellos se proyectan como grandes artistas o hábiles comunicadores. Son requeridos por programas de televisión que tratan del comportamiento o que exploran el área del entretenimiento. Ese nuevo cultivo de predicadores pop, tienen el espacio siempre asegurado en las revistas que hablan de novelas, shows y gente famosa.
¿Estaré yo exagerando.o este es el retrato de la religión que subsiste entre nosotros, en estas primeras décadas del tercer milenio de la era cristiana?
Buscando los orígenes
Si fuimos a buscar los orígenes de esa tendencia en los arrabales de la fe, parece razonable admitir que ella haya nacido en los Estados Unidos, con el boom del pentecostalismo evangélico, un modelo que promovió el sincretismo de los ritos y prácticas animistas, traídos de África por los esclavos, con las tradiciones primitivas cristianas, inspiradas en Pentecostés.
Aquí, el llamado "neopentacostalismo", versión del evangelismo americano, sustituyó a los negros espirituaistas de las iglesias baptistas, por esas canciones de moda. Las mezcló con rocks, pagodas, himnos y gestos de alabanza al Señor Jesús, lo que según su prédica, sus fieles creen en el recibimiento de bendiciones de salud, prosperidad y suerte en el amor.
Se creó así un modelo de culto festivo y ruidoso que se extendió por muchos países, desde las grandes metrópolis hasta los poblados más pequeños. Desde allí, el modelo fue exportado a muchos países latino americanos, con creciente éxito.
La adaptación católica
La Iglesia Católica, antes tan celosa de sus clásicos rituales heredados de las pompas romanas, no quedó inmune a esa onda de popularización. Fue el camino encontrado para sobrevivir, ante la nueva estética reliosa impuesta por el evangelismo. El cambio comenzó hace cerca de 55 años con el Concilio Vaticano II, en el que se introdujeron cambios significativos en las liturgias católicas, Desde el hermetismo del latín, con fórmulas que eran repetidas de espaldas al público y respondidas mecánicamente por un acólito compenetrado, hasta prácticas más compatibles con el alma de cada pueblo. Del canto gregoriano a canciones populares, compuestas y cantadas en medio del público, por padres pop sin atuendos, sin tonalidades, trayendo la moda fashion o casual, cuando no vestidos de cao-bois.
El laicismo europeo y la supervivencia religiosa de las Américas
Siempre que veo un culto religioso, ya sea revestido de los padrones clásicos que subsisten en lugares como el Vaticano, o en esas versiones populares, invariablemente me asalta esta pregunta: hasta que punto el ritual (medio), puede conducir la transformación moral del individuo?
¿Después de un culto, sus participantes se vuelven más solidarios con sus semejantes?. ¿Más empeñados en la erradicación de sus imperfecciones y en la adquisición de virtudes?.¿Más estimulados, en definitiva, para la propia transformación personal?
El rito, la liturgia, las fórmulas exteriores, que despiertan emociones, ¿contribuyen, de algún modo, para la espiritualización del ser?.¿Y será suficiente con cambiar el lenguaje?. En una palabra: la estética del culto exterior lleva a la transformación ética interior?
Los europeos, cada vez más distanciados de la religión, están concluyendo que no. Que el avance ético de la humanidad es independiente de las prácticas religiosas.
Al fin, es de preguntarse: ¿ Esa supervivencia de la religión en las Américas, estará acaso,haciendo mejores a sus adeptos, que a los europeos?
- Milton Medran Moreira-
Opinión CIMA- ( Traducción y adaptación de Jose L.Martín)
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