lunes, 17 de diciembre de 2018

La Identidad de los Espíritus

Hoy tenemos:

- ! Sólo hay un Dios !
1.- El precio de un ideal
2.-Ley de Consecuencias:Ley Divina para el progreso espiritual.
3.-La Identidad de los Espíritus
  Frase de Allan Kardec
4.- ¡ A ti, que estás encarnado !
5.- ¿ Qué es la Vida ?



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                              ¡ SOLO HAY UN DIOS !


Hay personas que no tienen ni el tiempo ni las aptitudes necesarias para un estudio 
formal y profundo, y que aceptan lo que se les enseña sin examen.-¿Hay inconveniente
 para ellas en comunicarle los errores?
"Que practiquen el bien y que no hagan mal, esto es lo esencial; para esto no hay dos 

doctrinas. El bien es siempre el bien, sin importar que lo hagáis en nombre de Ala o de 
Jehová , porque sólo hay un Dios en todo el Universo." 
EL libro de los mediums
Allan kardec

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                            EL PRECIO DE UN IDEAL

El precio de un ideal



       El 1 de diciembre de 1955, en un autobús regular de la ciudad norteamericana de                 Montgomery  (Alabama), una señora de 42 años llamada Rosa Parks se negó a ceder su           asiento a un blanco que ni tan siquiera lo había pedido, fue el propio chófer del autobús quien la  instó para que lo hiciera, creando un problema donde no lo había. La actitud de firmeza de la  señora Parks, una mujer de color negro que se dedicaba a la costura y además  colaboraba con la Asociación Nacional para el Avance del Pueblo de Color, le supuso la detención por la policía y el pasar la noche en un calabozo, así como posteriormente condenada a  pagar una multa de 14 dólares por la infracción a las leyes discriminatorias de la época. Este  incidente supuso un punto de inflexión en la lucha por la igualdad en Estados Unidos, un  movimiento contra la segregación racial liderado por un joven de 26 años llamado Martin Luther  King. Ella nunca se imaginó que un acto simple, espontáneo pero tenaz, como fue negarse a  acatar una injusticia social, tendría las consecuencias relevantes que luego tuvo.
La historia está llena de actos de valentía, demostraciones de coraje que han llegado a cambiar  el curso de los acontecimientos, dejando patente que el progreso y el avance de la humanidad    cuestan un precio, fruto del trabajo y del tesón de personas comprometidas, entusiastas de un    ideal, que luchan por un mundo mejor. El caso de la señora Rosa Parks, una persona corriente, desconocida hasta entonces, es un ejemplo de inspiración donde mirarnos.
Nos maravillamos de este caso como de otros que han tenido una significación especial en la    historia, olvidando que el secreto de su éxito social se encuentra en el sacrificio y en la renuncia;  continuando con paso firme donde otros se paraban. Superando incertidumbres, miedos y  afrontando los riesgos de su época. Algunos pagaron un alto precio para llegar a culminar su obra.  Por citar algunos ejemplos: Gandhi fue asesinado tras una vida de lucha pacífica por la  independencia de la India. Nelson Mandela llegó a ser presidente de Sudáfrica, aunque previamente  estuvo encarcelado durante 27 años, trabajó por la reconciliación social. El propio Martin Luther King, murió a manos de un francotirador el 3 de abril de 1968, precisamente en estas fechas se cumple el 50 aniversario del trágico suceso. No podemos pasar por alto a Domitila Barrios de Chungara líder  obrera boliviana, luchó contra la explotación de los mineros, lideró una huelga de hambre que supuso  la caída del régimen dictatorial del general Hugo Banzer.
Atrás en el tiempo, durante el siglo XIX, nos encontramos con otro ejemplo admirable aunque    diferente a los anteriores. El mismísimo codificador de la doctrina espírita, el pedagogo francés  Allan Kardec. tuvo que salir de su restringido círculo de trabajos y proyectos hasta ese momento para abrazar incondicionalmente una obra de gran magnitud que le demandaba todo su esfuerzo  y atención; renunció a su paz, descanso y tranquilidad. Además, tuvo que soportar el  dolor de las incomprensiones y críticas injustificadas de personas a quienes apreciaba. Una        labor en la que puso en serio riesgo su salud por el número de horas que le dedicaba al día,        tal y como el mismo mundo espiritual le llegó a advertir. Lo sacrificó todo en beneficio de la          “causa” hasta el final de su existencia.
    No necesariamente hace falta pasar por situaciones límite, casos extremos o heroicos para      sostener y avanzar en la consecución de un ideal noble. La vida nos ofrece oportunidades         sencillas, simples, que cuando se van aprovechando se convierten en pasitos importantes que   nos acercan al objetivo.
    Mantenerse en las luchas diarias sin desanimarse ni variar de rumbo tiene un gran valor. Es    precisamente ahí, una vez ha pasado el entusiasmo inicial y aparecen las primeras dificultades,  donde otros abandonan o cambian de directrices.
Son aquellos entusiastas que le roban parte de su tiempo merecido al descanso para seguir        edificando en el mismo punto donde otros descansan o se distraen. Son aquellos que forjan        en su mundo interior unos valores, donde otros ven utopías o conquistas muy lejanas. Se trata,  sin duda, de unas realizaciones que invariablemente les hacen crecer y llegan a contagiar a
los  demás.
El fruto del trabajo constante y permanente mantenido en el tiempo es el que provoca el respeto y  la admiración de la gente. No se trata de metas imposibles o utópicas; no obstante, resulta más fácil ver sus logros como algo especial, casi mágico, antes que la culminación de un esfuerzo, un  espejo donde mirarnos.
Nos resulta más sencillo crear mitos alrededor de esas personas o considerarlas como  líderes  carismáticos. El ejemplo de la señora Parks es significativo, de ser despreciada por mucha gente blanca y condenada por las autoridades, pasó con el tiempo y por la fuerza de  los  acontecimientos posteriores, a convertirse en un icono, recibiendo el reconocimiento social a      través de homenajes e incluso condecoraciones; algo que ella en  ningún momento buscaba.
El valor de lo conseguido es proporcional al esfuerzo realizado.
Son numerosas las personas que abrazan nobles filosofías sin la suficiente convicción o  fuerza  necesaria, sin la debida determinación para asumir los inconvenientes, dificultades y luchas que tendrán que   librar. No se puede pretender alcanzar unos resultados, al menos  de una forma inmediata, cuando se trata de   una tarea que requiere tiempo, dedicación,maduración. Para ello es necesario persistir desde el   desprendimiento, renunciando al ego y sus  apegos para convertirse en fieles servidores de una causa, pero en la parte de la obra, de  la   tarea, donde uno se pueda sentir más identificado, más capacitado.
Los compromisos son para cumplirlos y llevarlos hasta las últimas consecuencias. Los trabajos  a medias, sin prestarles la debida atención o la importancia que merecen, son el escenario      en el que se mueven muchas personas que pululan alrededor de doctrinas o filosofías                teóricamente  edificantes. Son aquellos que promueven iniciativas, forman parte de directivas,    asumen cargos, imparten charlas informativas, asisten a reuniones de trabajo, pero a la hora de
la  verdad, en el momento de concretarla, se diluyen en un abanico de excusas, de motivos más  o menos justificados, posponiendo la tarea o delegando en otros.
Lo fácil, lo que supone poco esfuerzo, está al alcance de cualquiera.
Las ideas superiores que en estos casos uno llega a defender o representar se convierten en      algo parecido a un barniz exterior que brilla, pero no significan apenas nada, puesto que no        están  secundadas con unos hechos, unos verdaderos resultados fruto de un trabajo.
Al no estar en disposición para adaptarse a las exigencias que la tarea exige, automáticamente  se  bajan las expectativas, llegan las justificaciones y se busca la manera de acomodar las ideas al  modo  de vivir y no al contrario. Como dice Blaise Pascal: “Si no actúas como piensas,  vas a  terminar  pensando como actúas”.
No podemos pretender avanzar en el camino del progreso sin sacar la fuerza de voluntad, sin    sobreponerse ante los errores o caídas inevitables, encarando las dificultades y pruebas con la  debida confianza en el porvenir. Por tanto, abrazar un ideal superior significa que estamos
dispuestos  a pagar un precio al asumir todas sus consecuencias. Muy pocos están dispuestos a renunciar a sus comodidades, sus tendencias, o incluso a su modus vivendi para adaptarse a las necesidades que el  ideal le exige; lo que la solidaridad, la fraternidad e incluso la caridad le
demandan con respecto a  sus semejantes; no digamos ya con sus compañeros de tareas
 espirituales.
“El hombre de bien es perseverante, y está siempre dispuesto a realizar la labor comenzada”.      Despierte y sea feliz; pág. 73; psicografía Divaldo Pereira.
Para el verdadero trabajador no caben excusas, no abandona porque significaría un fracaso; sería como posponer las obligaciones pactadas antes de encarnar para más adelante, quizás en esta misma vida, o    quizás en otra; retardando su progreso, su camino evolutivo, y manteniéndose en el estado de “conciencia dormida”, con la única diferencia de que, al no haber aprovechado esta oportunidad, la voz de la conciencia le dejará patente a través de un malestar interior su falta de compromiso, la falta de voluntad para seguir adelante.
Como nos dice un mentor espiritual en respuesta a una pregunta, en el libro de los Médiums, 301, párrafo 10: “Querríais tenerlo todo sin trabajo. Sabed que no hay campo donde no crezcan malas hierbas, que el agricultor debe extirpar”.
Finalizamos con la misma idea de la mentora Joanna de Ângelis con la que hemos iniciado
este artículo: El precio de un ideal cuesta el sacrificio del idealista. Los grandes avances      en todos los campos logrados por esta humanidad han sido conquistados aplicando esta
fórmula. Aparte del dolor que es el aguijón que nos impulsa hacia el progreso, no existe otra
forma más clara y rápida para avanzar. Por lo tanto, no nos engañemos con fantasías o espejismos.

   José Manuel Meseguer-  Amor, Paz y Caridad, 2018

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 LEY DE CONSECUENCIAS: LEY DIVINA 
PARA EL PROGRESO ESPIRITUAL

Esas vidas de dolor y padecimientos, que algunos de vosotros conoceréis, son una 
demostración fehaciente de esta ley de la Vida. 
Son condiciones humanas consecuenciales de hechos del pasado, de un pasado de errores 
causantes de sufrimientos los cuales han ido generando un magnetismo morbo-psíquico que ha impregnado esas almas; y el cual tiene que ser depurado. Y cuando esta depuración no es efectuada voluntariamente en la práctica del bien con amor, el dolor cumple esa función. 
En el mundo de hoy, al igual que en el de ayer, pueden apreciarse los actos de maldad 
efectuados como consecuencia de las pasiones humanas, por seres ignorantes de las leyes de la Vida, debido a una educación deficiente. Y con esos actos de maldad, están generando  y acumulando en su alma un magnetismo morboso, causante de dolor futuro, al tener esa alma que drenar ese magnetismo del etéreo a través de la carne. 
Necesario es grabar bien en nuestra mente, que esta ley actúa siempre en nuestro beneficio, en el sentido transcendente-espiritual, y siempre para nuestro bien, aún cuando en ciertos aspectos resulte humanamente desagradable. Es una ley divina para el progreso espiritual, actuando como rectificadora del desvío psíquico peligroso; ayudando al Espíritu a reencontrar el venturoso curso de su ascensión, cuando despreocupado se deja desviar por caminos equivocados. 
Como para algunos de vosotros pueda esto parecer un tanto ilógico, observemos lo que 
hace una buena madre, que ama a su hijo y se desvela por su propio bien y porvenir, cuando éste se desvía. ¿Acaso no le corrige y trata de llevarle al buen camino? Análogamente, así actúa por amor nuestra Madre Cósmica, por medio de Sus leyes. Sí, por amor y solamente por amor que, en nuestra ignorancia humana todavía no comprendemos. 
Por lo expuesto podremos apreciar fácilmente que esta ley divina no actúa solamente para corregir por medio del dolor como devolución del dolor o sufrimiento causado a otros; ya que siendo esta ley parte integrante de la Ley del Amor, nos devuelve igualmente lo que con amor hayamos realizado. Sí, exactamente así es. ¿Acaso no vemos también casos de vidas  o personas consideradas afortunadas, a quienes la felicidad acompaña? Son seres que, con sus actuaciones de bien en otras vidas, han creado causas benéficas cuyos efectos están recogiendo. Porque, todos recogeremos la cosecha de nuestra siembra actual.Si sembramos la semilla del amor en la práctica del bien, en las múltiples modalidades y oportunidades que la vida ofrece; recogeremos el fruto dulce de la felicidad. Si por el contrario, sembramos la semilla del mal en cualesquiera de sus aspectos erróneos, recogeremos el fruto amargo del dolor. Esa es la Ley. Ley sabia y justa que nos devuelve, en su momento, el producto de nuestra siembra. Esto no lo pongáis en duda, ni por un momento. Tened presente este aforismo: La siembra es voluntaria, la cosecha es obligatoria. De esto se desprende: quien desee cosechar felicidad futura, debe comenzar desde ahora la siembra del amor en la práctica del bien. 

Sebastián de Arauco.


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          LA IDENTIDAD DE LOS ESPÍRITUS

La identidad se puede comprobar con mucha más facilidad, cuando se trata de Espíritus contemporáneos cuyo carácter y costumbre se conocen, porque no habiendo tenido aun
 tiempo de despojarse de sus costumbres, precisamente se dan a conocer por las mismas y decimos en seguida que son una de las señales más ciertas de identidad. El Espíritu puede, sin duda, dar las pruebas sobre la pregunta que se le ha hecho, pero no lo hace nunca sino cuando le conviene, y generalmente esto le hiere; por lo que debe evitarse. Dejando su cuerpo, el Espíritu no se ha despojado de su susceptibilidad, y se incomoda de toda pregunta que tiene por objeto ponerle a prueba. Se hacen tales preguntas que no se atreverían a hacérselas si se presentaba vivo por temor de faltar a la educación; ¿por qué, pues, ha de tenérsele menos respeto después de la muerte? Si un hombre se presenta en un salón diciendo su nombre, ¿se le irá a decir a quemarropa que pruebe que es tal, exhibiendo sus títulos bajo el pretexto de que hay impostores? Este hombre tendría, seguramente, el derecho de recordar al preguntador las reglas de buena crianza. Esto es lo que hacen los Espíritus, no contestando o retirándose. Pongamos un ejemplo por comparación. Supongamos que el astrónomo Arago, cuando vivía, se hubiese presentado en una casa que no le conocieron y que se le apostrofase de este modo: Decís que sois Arago, pero como no os conocemos, hacednos el favor de probárnoslo contestando a nuestras preguntas; resolved tal problema de astronomía; decidnos vuestros nombres, apellidos, los de vuestros hijos, lo que hicisteis tal día, a tal hora, etc. ¿Qué hubiera contestado? ¡Pues bien! Como Espíritu hará lo que hubiera   hecho viviendo, y los otros Espíritus hacen lo mismo. 

258. Mientras que los Espíritus se niegan a contestar a preguntas pueriles y descabelladas, que se hubiera tenido reparo en hacérselas cuando vivían, ellos mismos dan a menudo, y espontáneamente, pruebas irrecusables de su identidad, por su carácter, que se revela en su lenguaje, por el empleo de las palabras que le eran familiares, por la cita de diferentes hechos y particularidades de su vida, algunas veces desconocidas de los asistentes, y cuya exactitud ha podido probarse. Además las pruebas de identidad resaltan de una multitud de circunstancias imprevistas, que no siempre se presentan al primer golpe de vista, sino continuando la conversación. Conviene, pues, esperarlas sin provocarlas, observando con cuidado todas aquellas que pueden desprenderse de naturaleza de las comunicaciones. (Véase el hecho referido en el número 70). 

259. El medio que se emplea algunas veces con buen resultado para asegurar la identidad, cuando el Espíritu que se comunica es sospechoso, consiste en hacerle afirmar, en nombre de Dios Todopoderoso, que es el mismo que se nombra. Sucede a menudo que el que toma un nombre supuesto retrocede ante un sacrilegio, y después de haber empezado a escribir: 
Yo afirmo, en nombre de..., se para y traza con cólera líneas insignificantes, o rompe el lápiz;si es más hipócrita, evade la cuestión por una restricción mental, escribiendo por ejemplo: 
Os certifico que digo la verdad; o bien: Atestiguo en nombre de Dios, que soy yo el que os hablo, etc. Pero los hay que no son tan escrupulosos y juran todo lo que se quiere. Uno de ellos se comunicó a un médium diciendo que era Dios y el médium, muy honrado por un tan alto favor, no vaciló en creerle. Evocado por nosotros no se atrevió a sostener tal impostura, y dijo: Yo no soy Dios, pero soy, su hijo. 
— Entonces, ¿sois Jesús? Esto no es probable porque Jesús está colocado muy alto para emplear un subterfugio. ¿Os atrevéis, pues, a afirmar, en nombre de Dios que sois el Cristo? — Yo no digo que sea Jesús; yo digo que soy hijo de Dios, porque soy una de sus criaturas. 
Debe deducirse de esto que si rehúsa un Espíritu el afirmar su identidad en nombre de Dios, es siempre una prueba manifiesta de que el nombre que ha tomado es una impostura, pero que la afirmación sólo es una presunción y no una prueba cierta. 

260. Puede también colocarse entre las pruebas de identidad la semejanza de escritura y de la firma, pero como por otra parte no es dado a todos los médiums el obtener este resultado, esto no es siempre una garantía suficiente; en el mundo de los Espíritus hay tantas falsedades como en éste; no es, pues, sino una presunción de identidad, que no adquiere valor sino por las circunstancias que la acompañan. Lo mismo sucede con todas las señales materiales que algunos dan como talismanes inimitables por los Espíritus mentirosos.Para los que se atreven a jurar a Dios en falso o falsificar una firma, un signo material cualquiera que sea, no puede ofrecerles mayor obstáculo. La mejor de todas las pruebas de identidad está en el lenguaje y en las circunstancias casuales. 

261. Sin duda se dirá que si un Espíritu puede imitar una firma, del mismo modo puede imitar 
el lenguaje. Esto es verdad; nosotros hemos visto que tomando descaradamente el nombre de Cristo, y para engañar, simulaba el estilo evangélico y prodigaban a diestro y a siniestro estas palabras bien conocidas: En verdad, en verdad yo os lo digo; pero cuando se estudiaba el conjunto sin prevenciones; cuando se escudriñaba el fondo de los pensamientos, la importancia de las expresiones; cuando al lado de las bellas máximas de caridad se veían recomendaciones pueriles y ridículas, hubiera sido preciso estar fascinado para engañarse. 
 ciertas partes de la forma material del lenguaje pueden ser imitadas pero no el 
pensamiento; jamás la ignorancia imitará el verdadero saber, y jamás el vicio imitará la 
verdadera virtud; siempre habrá algo que hiera el oído; entonces es cuando el médium, así como el que evoca, tienen necesidad de toda la perspicacia y de todo su criterio para 
distinguir la verdad de la mentira. Deben persuadirse que los Espíritus perversos son 
capaces de todas las estratagemas, y cuanto más elevado es el nombre bajo el cual se 
manifiestan, más debe inspirar desconfianza. ¡Cuántos médiums ha habido que han tenido comunicaciones apócrifas firmadas por Jesús, María o de un santo venerado!

- El Libro de los Médiums- Allan Kardec

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"Se reconoce al verdadero espírita por su transformación moral y por los esfuerzos que hace para dominar sus malas inclinaciones"
                                                 - Allan Kardec-


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¡ A TI QUE ESTAS ENCARNADO !
 La  modificación del plano mental de las criaturas nadie la impone jamás, esta es fruto del  tiempo, del esfuerzo, de la evolución. La sociedad humana, en la actualidad, viene siendo  sacudida en sus propias bases, compeliendo a muchas personas  a improvistas renovaciones.
 Para que el hombre físico se convierta en hombre espiritual, el milagro exige  mucha           colaboración de las entidades espirituales. Las alas sublimes del alma  eterna no se             expanden en estrechos escondrijos  de una incubadora, hay que trabajar, bruñir y sufrir.

Hastiados de las sensaciones en el plano grosero de la existencia, el alma intenta otros         dominios. Se busca la novedad, el consuelo desconocido, la solución a la tortura de los         enigmas.

La llama del propio corazón, convertida en un santuario de claridad  divina,  es la única 
lámpara  capaz de iluminar el misterio espiritual, en la marcha  redentora  y evolutiva. Al lado de cada hombre  y de  cada mujer,  en el mundo, permanece  viva la Voluntad de Dios,  en lo relativo a los deberes  que le corresponden. Cada cual tiene a su frente el servicio que le compete, como cada día trae consigo especiales de realización en el bien. El Universo se encuentra en el orden absoluto, como aves libres en los limitados cielos, interferimos en el plano divino, creando para nosotros prisiones y ataduras, o liberación y enriquecimiento.

Somos, en el palco de la Corteza Planetaria, los mismos actores del drama evolutivo. Cada 
milenio es un acto breve, cada siglo es un escenario veloz. Utilizando cuerpos sagrados
 perdemos la oportunidad santificante de la existencia, haciéndonos réprobos de las leyes 
soberanas, que nos enredan a los escombros de la muerte, como náufragos  piratas por 
mucho tiempo indignos del retorno a las lides del mar.

Son muchas las almas  indecisas, presas de la ingratitud y de la duda, de la flaqueza y de la disposición, esclavizadas en la tiranía del instinto, las que viajan divagando en el desierto de la propia  negación;  como pájaros de alas partidas, intentan volar al nido de la libertad  y de la paz, y que, no obstante, aun se debaten en el lodazal  de los placeres  de ínfima condición.

“Es por esta razón que los graneros de luz permanecen vacíos. El vendaval  de las pasiones fulminantes de los hombres y de los pueblos  pasa ululando, de uno a otro polo, sembrando malos presagios. Es la época moderna, la locura se generaliza y la armonía mental del hombre  está a punto de zozobrar. Con el cerebro, envuelto  y el corazón inmaduro,  el hombre actualmente, se requinta, en el arte de estragar el progreso espiritual.

Existe en la actualidad una nueva amenaza en el domicilio terrestre, el profundo 
desequilibrio,la desarmonía generalizada, las molestias del alma que se ingieren,
 sutiles, solapando  la  estabilidad, convirtiendo la Tierra en un campo de interminables 
hostilidades.

Casi todos los cuadros de la civilización moderna se hayan comprometidos en la estructura fundamental, necesitando movilizar todas las fuerzas a su alcance, para su propia causa.

El trabajo salvacionista no es exclusividad de la religión, constituye  un ministerio común a todos, es una obra genérica para la colectividad, un esfuerzo del servidor honesto  y sincero, interesado en el bien de todos.

No hay que olvidar la propia luz, no contar con antorchas ajenas para la jornada, es 
indispensable considerar el propio deber de integridad cada día. Es imposible progresar en un siglo, sin atender las obligaciones  de la hora,  es imprescindible, recomponer  las energías, reajustar las aspiraciones y santificar  los deseos.

No basta creer en la inmortalidad del alma. Es inaplazable la iluminación de uno mismo, con el fin de ser claridad sublime. Importa elevar el corazón, romper las murallas que nos encarcelan en las sombras, olvidar las ilusiones de la posesión, dilacerar los velos espesos  de la vanidad, abstenerse  del personalismo envilecido, para que la claridad resplandezca en el corazón y Dios disipe las transitorias tinieblas.

La Puerta Divina no se abre a espíritus  que no se divinizaron por el trabajo incesante  de 
cooperación con el Padre. Como obreros decididos y valerosos, hemos de alimentar la
 esperanza renovadora. Siendo el ministerio de iluminación y de eternidad.

Se hace necesario, que encendamos en el corazón el amor fraternal, al frente del servicio. No bastará, en nuestras realizaciones, la creencia que espera, es indispensable el amor que confía y atiende, transforma y eleva, como vaso legitimo de la Sabiduría Divina.

Seamos instrumentos del bien, la tarea demanda coraje y una suprema devoción a Dios.

La evangelización de las realizaciones en los dos planos de la vida es un deber tan 
natural y tan inaplazable como lo es la evangelización de las personas.

La espiritualidad Superior, a través de la oración y el trabajo constructivo se vincula
 al hombre proporcionándole el contacto con los Almacenes Divinos, supliéndolo 
según su justa necesidad. Las facilidades que gozan los espíritus elevados que tanto 
admiramos, son prodigadas al hombre por Dios, en todos los lugares. El aprovecharlas  es opción de el. Las maquinas  terrestres pueden alzarle  a considerables alturas, pero el vuelo espiritual, con el que se libera de la animalidad, jamás el hombre lo realizará sin alas propias.

Solo los siervos que trabajan, graban en el tiempo las marcas de la liberación; solo los que se bañan en el sudor de la responsabilidad consiguen acuñar nuevas formas de vida  y de ideal renovador.

       El desequilibrio generalizado y creciente invade la mente humana. Se combaten, 
desesperadamente las naciones y las ideologías, los sistemas  y los principios. Se necesita
 asistencia espiritual en todas partes, reclamando cooperadores abnegados y fieles.

 Merchita( del libro “En un Mundo Mayor” de Chico Xavier)

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                                                                 ¿ Qué es la Vida ?

                   “ La vida es un poema de amor y belleza esperando por nosotros”
                            - Divaldo Pereira Franco-

      Este concepto  resulta muy difícil definir en su aspecto trascendente.
       La vida que nos anima, se podría definir como  una energía  dinámica   que se manifiesta en  todos los seres del  Universo, y  permanece en continuo movimiento y transformación, tal como podemos apreciar por la gran cantidad de mutaciones genéticas que se dan espontáneamente en todos los seres de la Naturaleza, y que son seleccionadas sabiamente dentro de la misma, por  sus propios engranajes de dependencia de unos seres  con respecto a otros.  
      Esta energía es  indestructible en sí misma, aunque lo sean las formas materiales en las que se manifiesta.
      Las formas físicas son solamente un medio fundamental y pasajero  en la evolución del Ser, por lo que su 
perfección o desarrollo evolutivo,  suele  reflejar  el grado de evolución del Ser o Energía que las anima.
     Con respecto al Ser humano, la vida se manifiesta tanto en su parte física corporal, como  en  el psiquismo o alma que lo anima, y no muere con el cuerpo físico , porque como digo, la vida del Ser espiritual en sí misma es pura energía que no se destruye sino que se va transformando y continúa  existiendo como individualidad, 
perfeccionándose y  manifestándose en la materia a través de su propio cuerpo energético  con el que se 
desenvuelve en esa otra dimensión de vida  que llamamos “Mas Allá”.
      El cómo se desarrolla cada existencia  del Ser espiritual en la Tierra, es el resultado  inevitable de las existencias pasadas,  del mismo modo que la vida  futura será consecuencia de nuestras acciones presentes.
La energía de la vida en su natural dinámica  empuja a la personalidad de cada uno hacia una constante acción o actividad para poder desarrollar todas las facultades humanas y espirituales, evolucionando y perfeccionándose continuamente.  De esto se puede deducir que nunca nos debemos rebelar contra las circunstancias y problemas que se nos plantean en la vida humana, sino aceptarlos como un reto cotidiano,o como una nueva prueba que debemos tratar de superar adecuadamente y aprender de ellos, porque siempre estas circunstancias problemáticas en realidad son  oportunidades que se nos brindan en la vida para que ejercitemos y desarrollemos nuestras facultades de inteligencia y voluntad.   Las dificultades y pruebas  que enfrentamos en la vida son para el Espíritu lo que el entrenamiento para el deportista: actividad indispensable para el desarrollo y el buen estado de forma espiritual que le capacite para ir evolucionando y alcanzando cada vez mayores marcas de perfección .
      Cada  existencia humana es siempre una maravillosa oportunidad para hacer crecer nuestro Ser o Yo interno, el Yo superior, por lo que  se debe aprovechar al máximo, procurando aprender siempre de las situaciones que se presenten y de las experiencias que nos brinde el día a día,  aplicando el conocimiento de esas leyes que rigen la vida y el destino de los Seres humanos.
      Los  términos que en general componen incesantemente la continua  acción de la Vida humana en una rotación permanente,  son el nacer en el mundo material, vivir  luchando y aprendiendo, morir naturalmente, y renacer después como la vuelta para  recomenzar de nuevo y seguir avanzando.
      Con respecto al conjunto de  la Humanidad en general, debemos considerar que  este mundo  es una Unidad de Vida y de existencia, por lo  que  entre  todos  los Seres humanos  formamos una Unidad de existencia, por lo cual nuestra unión  y fraternidad de unos con otros, debe de ser total.  Tal vez Buda se refería a eso precisamente, cuando afirmó que el dolor de un Ser humano era dolor para todos.

- Jose Luis Martín-



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