Programa de lectura para hoy:
1.-Libertad y Libre albedrío.(1ª)
2.- Algo sobre Espiritismo
3.- Espiritismo: ¿ un fin en sí mismo?
4.- El futuro y la nada
5.-Fuerza y Energía
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LIBERTAD
Y
La libertad es un concepto que hace referencia a muchos aspectos de la vida humana. Comúnmente se le define como aquella facultad natural que posee el ser humano de poder obrar según su propia voluntad. También es posible comprender la libertad como aquel estado en el que el hombre no está siendo esclavizado ni preso por otro. Se trata de un concepto que hace alusión a aquellos aspectos relacionados con la independencia, con la licencia para realizar aquello que se estime adecuado o conveniente.
El concepto de libertad es algo que a lo largo de la existencia humana nos ha hecho reflexionar en múltiples sentidos, siendo uno de los temas fundamentales de la filosofía. Por lo tanto, la libertad de obrar según la propia voluntad puede terminar por hacernos perder la tan deseada libertad.
Otro de los problemas y contradicciones con los que se enfrenta la libertad guarda relación con la necesidad de normar la vida humana en el mundo. Todas las naciones y sociedades formadas sobre el planeta poseen leyes y normas que rigen el comportamiento humano; podría pensarse por esto que no poseemos libertad alguna. Pero cabe preguntarse por la forma que adquiriría la vida en sociedad si no existiesen dichas normas y pautas de conducta.
La libertad es un valor primordial, ya que permite que los demás valores existan. Aunque los medios de comunicación, los políticos o la escuela hablen sobre este valor, definirlo no es tan fácil pues existen distintas formas de concebirlo y ejercerlo.
Para todos, la libertad tiene un valor muy importante, y muy amplio, y esto conlleva muchas obligaciones. La Libertad no es simplemente hacer lo que queramos hacer, y divertirnos; aunque algunos lo piensen así, al menos, por poco tiempo… La Libertad no puede ser considerada desde un punto de vista personal, ya que molestaríamos a los otros tratando egoístamente de perseguir nuestros deseos. La Libertad es ESTAR libre de ataduras y de explotación. Es un estado en el cual podemos crecer y aprender, ser nutridos, y en el cual podemos desarrollar nuestros talentos, y explorar la vida y el mundo en sus muchas dimensiones. Eso es lo que queremos para nosotros mismos, para nuestras familias, nuestros amigos y vecinos, nuestro país, el mundo…
La Libertad es un ideal que en la mente de un número creciente de personas debe extenderse hasta los animales. Estamos entristecidos por la condición tan terrible en la que están algunas de esas criaturas, apenados de que sean coartados de su libertad y matados para proporcionar comida, consternados por la pérdida de su hábitat causada por las crecientes demandas de la población humana, y aturdidos por los muchos otros abusos infligidos sobre ellos en el nombre de la ciencia, el entretenimiento, etc.
Este ideal existe en algunas tradiciones, o puede darse espontáneamente en el corazón de los individuos. Para cambiar las espantosas condiciones en las que están los animales se requiere cambiar nuestro estilo de vida. La reforma depende de nuestras acciones individuales, en las decisiones que tomamos cada día.
Somos realmente afortunados al poder juntarnos para aprender de cada uno como poner nuestros ideales en acción. Somos afortunados de tener libros e información disponible. Somos bendecidos al poder obtener comida y comodidades para poder vivir de la manera que hemos escogido.
Hay muchos que están restringidos por los hábitos de la sociedad en la que viven, por la falta de conciencia, o por su edad (los muy jóvenes o los muy viejos), por flaqueza, por depender de otros o de instituciones para su cuidado y sostenimiento. Ocurre una tragedia cada vez que un anciano se somete al cuidado de otros y es alimentado con carne cuando preferiría ser vegetariano. O cuando un adolescente esta desnutrido con una dieta vegana por la falta de información, apoyo, o falta de buena elección de alimentos.
Valoren su libertad y úsenla bien, no sólo para el beneficio propio sino para hacer el camino más fácil para los otros en sus vidas, para aliviar el sufrimiento de los animales y de la tierra. Cuando parezca ser mucha la carga, acuérdense que tienen una opción, y la inconveniencia no es una excusa. Cuanto más lo hagamos, más fácil se nos hará. Estamos trazando un camino para que otros lo puedan seguir... Lo que hagamos impactará la vida de más de los que podamos imaginar.
Debemos tomar responsabilidad, hacer algo de trabajo extra, ir un poco más allá si es necesario. Aún cuando al pasar los años nuestro entendimiento cambie y nos encontremos con la necesidad de revisar algunos de los conceptos tan duramente obtenidos, cuando sean puestos a prueba o con el cambio de los tiempos. Aún cuando haya veces en que el término medio sea la mejor opción.
Debemos ser honestos al evaluar una situación. Debemos tomar la decisión correcta, no la más fácil. Es importante que fortalezcamos nuestro espíritu y hagamos lo mejor posible al ejercer la Libertad que tenemos, que es tan valiosa.
Eso nos facilitará a todos el caminar más suavemente sobre la tierra con una mejor armonía con el medio ambiente y con las otras criaturas que comparten nuestro mundo.
El mundo cuenta con nosotros para hacer todo el esfuerzo posible.
Nadie puede vanagloriarse de gozar de una libertad absoluta, ya que tantos los grandes como los pequeños, necesitan unos de los otros.
La libertad absoluta no existe desde el momento en que se reúnen dos hombres. El Ermitaño en el desierto seria enteramente libre. Pero desde el momento en que se reúnen dos hombres, tienen derechos que respetar, y por consiguiente no tienen libertad absoluta.
La obligación de respetar los derechos ajenos no quita el derecho al hombre de pertenecerse a sí mismo, ya que es un derecho que procede de la Naturaleza.
Las opiniones liberales de algunos hombres, pueden conciliarse con el despotismo que ciertos hombres ejercen en su casa y con sus subordinados, por el conocimiento que tienen de la ley natural; pero neutralizada por el orgullo y el egoísmo. Comprenden lo que debe ser, cuando sus principios no son una comedia hecha por interés, pero no lo hacen.
Mientras más inteligentes somos para comprender un principio, menos somos excusables si no lo aplicamos en sí mismos. El hombre sencillo, pero sincero, está más adelantado en el camino de DIOS que el que quiere parecer lo que no es.
Toda sujeción absoluta de un hombre a otro es contraria a la ley de Dios. la esclavitud es un abuso de fuerza, que desaparece con el progreso, como desaparecerán poco a poco conforme el hombre se perfeccione todos los abusos.
La ley humana que consagra la esclavitud es contraria a la Naturaleza, puesto que asemeja el hombre al bruto y le degrada moral y físicamente.
Cuando la esclavitud forma parte de las costumbres de un pueblo, los que se aprovechan de ellas son responsables, ya que lejos de combatir un mal se conforman con el pasando por alto, lo que la ley de Dios recrimina y condena.
El mal siempre es mal, y los sofismas del hombre no lograran que una mala acción se trueque en buena; pero la responsabilidad del mal es relativa a los medios que se tienen para comprenderlo. El que saca provechos de la ley de esclavitud es siempre culpable por la abolición de una ley natural; pero en esto como en todo, la culpabilidad es relativa. Si en una ciudad se ejerce la esclavitud como cosa natural, desde el momento en que sus moradores adquieran desarrollo, y se ilustren por la luz del Cristianismo, comprenderán que es condenable y por eso no tendrán disculpa ante Dios.
Muchos creen que la natural desigualdad de aptitudes, pone a ciertas razas humanas bajo la dependencia de las más inteligentes. Pero se olvida que es solo para ilustrarlas y no para embrutecerlas más aun con la servidumbre. Hay hombres que han considerado, durante mucho tiempo, a ciertas razas humanas, como animales trabajadores, dotados de brazos y manos, a quienes tenían derecho a vender como bestias de carga. Se creen de mejor sangre, porque en el fondo son unos insensatos que solo ven la materia. Olvidándose que no es la sangre la más o menos pura, sino el espíritu.
Existen hombre que tratan a sus esclavos con humanidad; que no permiten que carezcan de nada, y que creen que si les dieran la libertad se expondrían a mayores privaciones. Estos hombres comprenden mejor sus intereses. Pero igual cuidarían de sus caballos y de sus bueyes, para que les rindieran más, o para que estén lustrosos para mejor venderlos. Estos hombres no son tan culpables como los que hemos mencionado (que los maltratan) pero no dejan de disponer de ellos como una mercancía, privándoles del derecho de pertenecerse.
Lo ideal es que él elija por si mismo, si desea estar con ellos, bajo sus servicios, y si no lo deseasen pudieran irse, en paz y tranquilos, pues nunca debemos someter a las personas a nuestros intereses, caprichos y deseos.
( Continúa en la siguiente publicación).......
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Esta doctrina apareció en el año 1857 de la mano del pedagogo francés Hipólito León Denizard Rivail, cuyo sinónimo fue Allán Kardec, el cual, según le comunicaron los propios espíritus, corresponde al nombre que tuvo en una vida anterior en la que fue sacerdote druida . Este fue un hombre de ciencia y de método, alumno aventajado de Pestalozzi, en su interés por hallar respuestas a los fenómenos de las llamadas "mesas danzantes", fue conformando una filosofía y ciencia de consecuencias morales y éticas para toda la Humanidad, naciendo así la Doctrina Espírita, que hasta hoy se ha ido ampliando poco a poco con la aportación de otros muchos espiritistas, observadores y estudiosos de la Doctrina, y de otros muchos Espíritus comunicadores que nos han ido dejando sus enseñanzas de vida y experiencias.
El Espiritismo ya tuvo sus antecedentes en el médium y clarividente sueco Emmanuel Swedemborg, en cuyas obras quedó plasmada la idea espírita que luego ampliaría y divulgaría mas tarde Kardec.
La corriente del nuevo espiritualismo, más tarde llamado Espiritismo, nació a partir de los sucesos de Hidesville, en el Estado de Nueva York, en donde por primera vez quedó constancia de las manifestaciones paranormales en casa de la familia Fox, en donde por medio de un código de golpes que se repetían en la pared , las tres chicas que en ella vivían se comunicaron con el espíritu de un hombre allí fallecido anteriormente, cuyos restos aparecieron mas tarde enterrados bajo el sótano.
La palabra Espiritismo es un término creado por Allán Kardec, y significa “estudio del Espíritu”.
Allán Kardec se interesó por el estudio de los fenómenos de las mesas giratorias, que proliferaron y se popularizaron en aquella época como entretenimientos o juegos de salón por muchos puntos de Europa, en donde se había puesto de moda este tipo de fenómenos
paranormales que a nivel popular fueron una diversión en muchos sitios. El efecto de mover las mesas era atribuido a una fuerza natural de atracción entre elementos materiales, descubierta un siglo antes por el alemán Franz Antón Mesmer, a la cual llamó magnetismo por similitud con la atracción magnética; pero cuando informaron a Kardec que estas mesas contestaban a preguntas que les hacían mediante un número del sonido de golpes previamente concertados con las "mesas", inmediatamente dedujo que un efecto inteligente como lo era aquel, solo podía proceder de una causa inteligente. Por este motivo se interesó seriamente por estos fenómenos y pronto obtuvo, gracias a su constancia y su método de análisis y de investigación, los fundamentos de esta doctrina filosófica de bases universales, en la que Kardec tuvo el mérito de clasificar y ordenar las enseñanzas de los Espíritus Superiores que intervinieron en tan magna obra, según los temas y preguntas efectuadas a los mismos cuando se manifestaron a través de diversas mediumnidades, quedando finalmente estructuradas y registradas en sus obras "El Libro de los Espíritus", de carácter filosófico, científico y moral, que fue el primero de una saga de cinco libros que fueron apareciendo después: Un opúsculo extractado titulado “¿Qué es el Espiritismo?"; “El Evangelio según el Espiristismo” de carácter moral, en donde profundiza y aclara muchos temas del Evangelio y de las enseñanzas de Jesús ; “El Libro de los Mediums” en donde trata la mediumnidad como el carácter experimental del Espiritismo; “El Cielo y el Infierno” de corte filosófico y testimonial; “El Génesis” de carácter científico y todo ello completado en la “Revista Espírita “ que Kardec dirigió y editó hasta el final de sus días, así como otros muchos escritos doctrinales y biográficos que se recogieron después de su muerte en la obra titulada “Obras póstumas”.
Siendo una doctrina espiritualista, es una doctrina moral, pero no religiosa, y es por ello que para su diferenciación con las demás doctrinas espiritualistas,
Allan Kardec le dio esta denominación. Así, se podría decir que el Espiritismo no es una religión ni menos aún una secta, pues no tiene las características que tienen en común las diversas religiones. El Espiritualismo engloba toda doctrina que admite como lo hacen las religiones, la existencia de Dios y del alma o espíritu, por eso, todo espiritista es espiritualista, pero sin embargo, todo espiritualista no es espiritista cuando ignora o rechaza otros principios espíritas, tal como las leyes espirituales, la pluralidad de existencias, la posible comunicación con los Seres desencarnados y la existencia de otros mundos planetarios.
El Espiritismo no busca hacer competencia a ninguna religión, pues ni lo es ni pretende serlo, aunque de por sí se puede sentir como la religión natural e íntima del ser humano, que llevado de sus inquietudes y actitudes espiritualistas, hace de esta práctica filosófica una religión, del mismo modo que, por ejemplo, un gran aficionado al deporte, se dice que puede hacer del mismo su religión, pero el deporte en sí mismo no es ninguna religión. Por otro lado esta filosofía, llamada "Doctrina Espírita", adopta y amplifica los elevados conceptos morales enseñados por Jesús de Nazaret y otros grandes enviados que han pasado por la historia de la humanidad dejando sus enseñanzas. Por tanto para el espírita el conocimiento de la doctrina supone un compromiso íntimo de coherencia con su comportamiento ético , según las enseñanzas de Cristo.
El Espiritismo nos señala el camino de nuestra evolución y progreso espiritual, viviendo normalmente en el mundo material, pero sin estar apegados a las cosas de este mundo en donde estamos de paso, porque sabemos que somos Espíritus inmortales y que nuestro destino final lo será en el mundo espiritual. El Espiritismo, en cuanto a filosofía moral y ética, es Cristianismo en su primitiva esencia, que nos impulsa a ser cada día mejores para con nosotros mismos para poder ser cada día mejores con la Humanidad, ayudando a evolucionar a los demás con nuestro apoyo y ejemplo.
Siendo los Espíritus comunicantes Seres que existen en otro plano de existencia, antes ellos también fueron seres humanos que ya atravesaron el umbral de la muerte y continuaron su existencia sin el componente material que nos caracteriza a los humanos, bien puede decirse que la grandeza de esta filosofía está en la constatación y comprobación de que la muerte del ser humano, entendida como extinción total del Ser, no existe. Por eso, el Espiritismo es la única Ciencia y filosofía de la que se podría decir que “ mató a la muerte.”
La filosofía y moral espíritas se basa en unas observaciones y comprobaciones de carácter científico y racional sobre las relaciones que pueden establecer con el mundo de los Espíritus, tal como lo estableció Allan Kardec, formando así una doctrina filosófica y moral basada en el laicismo y en el racionalismo, así como en el libre pensamiento; su predicamento moral es el Amor y su característica la Caridad y la tolerancia para con todas las otras ideas y doctrinas.
El conocimiento científico y filosófico de la Reencarnación son dos de los pilares básicos y fundamentales del Espiritismo; el otro pilar es el de la comunicación entre los vivos y los llamados muertos, como fenómeno posible y real, a través de la Mediumnidad, como vía y medio normal y natural para llevarlo a cabo. Además de estos pilares mencionados, el Espiritismo en su aspecto filosófico adopta el determinismo de la Ley de Causa y Efecto. Asimismo por el conocimiento de la reencarnación, admite la lógica de que haya otros muchos mundos habitados en el Universo.
El Espiritismo siempre ha constituido una corriente espiritual cuya temática e interpretación siempre han sido y aun son tan lamentablemente desvirtuadas por sus grandes enemigos: el materialismo,la religión y la ignorancia que tantas veces nos acomoda en los preconceptos.
Al cabo del tiempo, también ha sido a veces mixtificado por corrientes esotéricas en donde se mezclan otras filosofías y corrientes espiritualistas distorsionadas, procedentes de posibles comunicados del mundo espiritual, pero de muy dudoso contenido moral y filosófico, con las que se trata de poner en entredicho las enseñanzas de la legítima Doctrina Espírita codificada por Kardec.
Desde sus orígenes, siempre ha sido muy vilipendiado, sobre todo por el materialismo al que no interesa la existencia de lo espiritual, y , aunque parezca un contrasentido, sobretodo por las religiones cristianas que han tratado de hacerlo aparecer como una doctrina satánica para que las gentes temerosas no se acerquen a sus enseñanzas, porque muchas veces contradicen el dogma religioso. Nada mas contrario a la realidad que las difamaciones y absurdos que le han achacado sus enemigos, pues rechazar el Espiritismo es rechazar su moral y rechazar su moral es rechazar la Moral común a todas las religiones espiritualistas del mundo, porque el sentido ético y moral de la Humanidad, es uno solo, aunque manifestado en diversas creencias y religiones. Sin embargo, como ya se ha dicho, el Espiritismo no es una religión, en cuanto que no es una organización religiosa, ni tampoco una secta en la que existan sacerdotes, sacramentos, velas, inciensos, ceremonias o rituales.
En el “Evangelio según el Espiritismo”, ya se define este como la tercera Revelación o como el Consolador prometido por Jesús, que sería enviado para aclarar y ampliar los conceptos que Él había enseñado, porque entonces “no lo dijo todo”. Las anteriores revelaciones fueron , primeramente la dada por Moisés con los Diez Mandamientos y lo enseñado por Jesús y reflejado en los Evangelios la segunda; luego ha habido la tercera que viene a ser precisamente el Espiritismo que no recayó sobre una persona enviada para tal fin revelador, sino que ha sido dada por muchos Espíritus Superiores que participaron en la llamada Codificación de Allan Kardec y que sentaron las bases sobre las que se ha desarrollado la enseñanza espiritual y moral que iniciaron para impulsar la evolución espiritual del ser humano de nuestra época.
Se podría decir que el espiritista o espírita, es una persona que ha adoptado una nueva forma de vivir, de acuerdo a unos valores éticos y a una elevada moral, siendo su principal lema: “Fuera de la Caridad no hay salvación”.
Sin embargo el propio Allan Kardec imprimió al Espiritismo el carácter de “Ciencia Experimental” y lo definió como la Ciencia que trata la naturaleza, origen y destino de los espíritus, y sus relaciones con el mundo corporal. Es por lo tanto, una ciencia de observación y una doctrina filosófica, de la que se desterró el carácter de lo utópico o de lo sobrenatural que sostienen las religiones.
La base de su filosofía es el razonamiento, y su carácter ético y moral que se deduce de esta filosofía y da mayor sentido y ampliación a las enseñanzas contenidas en el Evangelio de Jesús; tanto es así que Kardec llegó a afirmar que al verdadero espiritista se le debe conocer por su transformación moral.
Uno de los argumentos que algunas religiones aducen en contra del Espiritismo es el de que las invocaciones a los Seres de ultratumba son algo negativo porque son hechas a Satanás. En efecto, a los Espíritus se les invoca llamándolos en auxilio o ayuda, solicitando su protección o la de nuestros ángeles guardianes; pero ¿ acaso no es eso mismo lo que hacen las religiones en sus respectivas iglesias cuando oran?, ¿acaso en las oraciones de esas religiones no se pide la ayuda o intervención de algún Santo que ya no está en este mundo?. Al respecto es de subrayar que en las sesiones mediúmnicas del Espiritismo , no se evoca concretamente a ningún ser fallecido porque si está en fase de adaptación y recuperación de sus facultades en el más allá, eso supondría la posibilidad de perturbarlo y perjudicarlo. Ellos cuando se comunican lo hacen voluntariamente y con permiso de otros Espíritus Superiores.
Los enemigos del Espiritismo en su ignorancia o mala fe, siempre han tratado de confundir a la gente haciendo creer que el Espiritismo es algo así como un juego algo macabro y misterioso con sesiones mediúmnicas, de brujería, de magia y misterio , que contacta con el Más Allá y utiliza el mal llamado “juego de la Oüija”, o que es cosa del demonio. Sin embargo, como ya se ha explicado, el Espiritismo nada tiene que ver con esos conceptos supersticiosos. Algún día la humanidad reconocerá todo el bien que esta doctrina ha hecho y hace a las gentes, por las aclaraciones y las orientaciones que ofrece, y comenzará a ser respetado y tenido en cuenta en el lugar que le corresponde, pues ya nadie podrá tener en contra de él ningún prejuicio.
A veces al Espiritismo se le ha confundido con la mediumnidad , y sin embargo son dos conceptos bien diferenciados. Se puede ser médium y hacer sesiones mediúmnicas sin ser espírita, - ya hemos dicho que el Espiritismo es una doctrina filosófica de consecuencias morales- por lo que se puede ser espirita y no ser medium, ni participar nunca en sesiones mediúmnicas. La mediumnidad solamente es un “medio”, un elemento de comprobación y utilidad dentro del Espiritismo, que nada tiene que ver con demonios, ni ritos satánicos, ni brujerías, ni otros cuentos de terror para niños. Las prácticas mediúmnicas en si mismas, no son Espiritismo; si acaso se las debería llamar “mediumnismo”; por otro lado les achacan a las mismas una intervención exclusivamente demoniaca, pero los intereses “antiespíritas” ocultan cuidadosamente los conceptos filosóficos y éticos que contiene el auténtico Espiritismo y que se obtuvieron a través de las mediumnidades..
El Espiritismo no pretende ser una doctrina cerrada ni dogmática, pues está abierto a los nuevos conceptos y afirmaciones que vaya comprobando la Ciencia al paso del tiempo. El mismo Kardec advierte en uno de sus escritos, que en donde haya que adoptar, corregir o modificar algún concepto por este motivo, se hará, porque el Espiritismo siendo una filosofía progresista, siempre deberá marchar de la mano de la Ciencia. Finalmente el Espiritismo debe llegar a ser algún día el lazo que deberá unir a la Ciencia y a la religión, tanto tiempo divorciadas.
El Espiritismo desde su formación con la Codificación espírita de Allan Kardec, investigó y definió los mismos fenómenos que actualmente estudia la Parapsicología moderna. Esta tuvo su antecesor en la Metapsíquica, pero el Espiritismo se diferencia de ambas en que adopta una posición doctrinaria definida, de carácter filosófico con consecuencias morales mientras que la Parapsicología no contiene ninguna filosofía ni moralidad consecuente, aunque hay parapsicólogos que a título personal sustenten la filosofía y moral espíritas.
Allan Kardec en el Libro de los Espíritus, dejó claro que la fuerza del Espiritismo radica en la universalidad de las informaciones, pues él se sirvió de diversos médiums, personas de diferentes creencias, clases sociales etc. En su estudio de la mediumnidad dejó claro que todos somos mediums en diferentes grados y formas, y precisamente este fue el mérito de esta doctrina que transformó así en ley natural lo que a lo largo de la historia había sido considerado como misterioso, sobrenatural, brujería, alineación mental y atraso cultural. Por eso el Espiritismo ha rasgado el velo de los misterioso y de lo sobrenatural, mostrando que esto último en realidad no existe, pues absolutamente todo en el universo esta regido por leyes naturales. Lo que ha sucedido es que el ser humano cuando ha observado ciertos efectos de los que no ha podido ver las causas, enseguida ha colgado en estos casos el cartel de “sobrenatural”.
En conclusión, el conjunto de fundamentos históricos y morales del Espiritismo, constituyen una serie de razonamientos y de hechos que deben abrir nuestras mentes a la comprensión y hacernos conscientes de que estamos comprometidos a ser de algún modo protagonistas en la evolución del planeta, evolucionando nosotros mismos y ayudando a los demás.
- Jose Luis Martín-
“El verdadero espírita no es aquel que cree en las manifestaciones ,sino aquel que hace buen provecho de la enseñanza dada por los espíritus. Nada adelanta creer ,si la creencia no me hace dar un paso adelante en el camino del progreso y que lo haga mejor con el prójimo”.
-Allán Kardec-
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Espiritismo: ¿un Fin en Sí Mismo?
Podemos decir que el Espiritismo es una doctrina que tiene características de Ciencia Positiva, de Filosofía Trascendental y que bien entendida se puede convertir en una Moral práctica.
Algunas personas, al descubrir los alcances de este verdadero conocimiento de orden universal sienten que han encontrado explicación a muchos enigmas que tenían, y perciben que se resuelven buena parte de sus incógnitas filosóficas.
Pero esto no resuelve sus problemas existenciales, sólo les da explicaciones. Entender la doctrina espírita es un camino pero no es la llegada. Bajo la óptica espírita se ensanchan los horizontes y se caen mitos sobre el carácter de la Justicia de Dios. Esta visión nos habla del amor y no del castigo; del impulso y no de la coerción. A partir de comprender a Dios y sus leyes se abren muchas opciones y alternativas que le dan verdadero sentido a la vida, pero no es la panacea; es un comienzo con una mirada renovada. Porque el Espiritismo no es un fin en sí mismo, es un medio para un fin superior.
Un tema sobre el que invito a reflexionar en profundidad: una filosofía, una doctrina o cualquier conocimiento no hace de por sí mejores o más felices a las personas. Luego de estudiar la filosofía espírita e incorporarla a nuestra vida, comienza un trabajo personal para tratar de llegar a conocernos a nosotros mismos en la mayor profundidad posible, ése es uno de los objetivos fundamentales del Espiritismo.
Entendemos que en un contexto de largo plazo, cada encarnación permite al espíritu cumplir una parte de su aprendizaje; sigue la tarea de entender cuáles son nuestras capacidades y utilizarlas para mejorar y ayudar a los demás. También necesitamos comprender que la vida es acción y que lo que justifica la existencia es poner nuestros planes y propósitos en marcha.
Los resultados obtenidos nos darán una devolución y nos permitirán analizar si lo que planeamos se verifica en la realidad, y nos permitirá conocernos más. En esta búsqueda del autoconocimiento podemos utilizar técnicas de reflexión de distintas disciplinas, incorporar conocimientos de distintas culturas como la meditación y la respiración consciente; intentar comunicarnos intuitivamente con nuestro protector y otros métodos probados.
Los espíritas tenemos una herramienta que es muy valiosa y poco utilizada para este propósito: La sesión mediúmnica puede servir para que los espíritus que nos conocen y nos aman nos ayuden a dilucidar aspectos que nuestra visión de encarnados no alcanza. El conocimiento de sí mismo es una meta derivada del conocimiento espírita, así como lo son la realidad del Espíritu y la seguridad de la evolución palingenésica.
Dante López ( CIMA )
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En el capítulo primero de la obra EL CIELO Y EL INFIERNO, Allan Kardec nos hace un amplio análisis y reflexión sobre la idea que nos formamos los seres humanos respecto a el futuro y la nada; un debate que existe desde que el hombre es hombre y que perdura hasta nuestros días. Las consecuencias de algunas de las ideas materialistas que circulan al respecto, y de la falta de claridad sobre el sentido de la vida, se ven reflejadas actualmente en casi todos los ámbitos de las manifestaciones humanas.
(*) “Al no creer en nada, el hombre concentra forzosamente todos sus pensamientos en la vida presente, pues, ¿cómo preocuparse por un futuro en el que no cree?”
Como consecuencia de la descreencia generalizada y la falta de claridad respecto al futuro, donde las religiones no son capaces de aportar argumentos que satisfagan la razón, el hombre concentra sus expectativas en el aquí y ahora. Todo pasa por alcanzar unos objetivos que están más vinculados al tenerque al ser, y de carácter inmediatista. El hombre de hoy se admira cuando contempla ejemplos de personas que han conseguido sus sueños, sembrando con ímpetu y energía y recogiendo los frutos de una manera casi inmediata. El anhelo de muchos es satisfacer sus ideales prácticos alcanzando en poco tiempo, por ejemplo, un estatus económico, social, académico, deportivo, etc.; para ello se apela a la fe en uno mismo y en sus posibilidades. Es la filosofía del no hay nada imposible si te lo propones. Cuando el objetivo finalmente se alcanza llega la alegría, la satisfacción, pero poco después, una vez alcanzada la meta, surge la pregunta: ¿Y ahora, qué? ¿Cuál habrá de ser el siguiente paso? ¿Cuál será el próximo objetivo?
Estamos hablando de objetivos concretos, de carácter material, que visualizamos e imaginamos, y cuyo recorrido así como el esfuerzo son estimables; no obstante, si miramos más alto, por encima de lo que vemos, podemos plantearnos la siguiente pregunta: ¿Dónde quedan los proyectos grandes, aquellos que forman parte de unos ideales superiores, de unas pautas de trabajo y de esfuerzo que nos ocupen toda una vida y cuyos resultados (aunque se pueda sentir una cierta satisfacción por las conquistas parciales alcanzadas), la cosecha definitiva nos aguarde después de esta vida física? ¿Dónde quedan esos esfuerzos por ser cada día mejores, por el mero hecho de ser consecuentes con unas aspiraciones de carácter espiritual asumidos íntimamente, al comprender la transitoriedad de la vida física y la certeza de un futuro mucho mejor y más feliz en el otro plano de la existencia? Esto son palabras mayores, estamos hablando de lo más profundo del ser, fruto de un proyecto de vida, delineado a través de un conocimiento espiritual razonado y adquirido libremente, que nos hace ver la realidad de una manera distinta a como la ve la mayoría de la gente, y que afecta a la forma en que decidimos conducirnos por la vida y asumir retos de gran trascendencia.
No obstante, hoy día, al carecer de unos objetivos superiores, nos quedamos en el substrato material que aspira exclusivamente al bienestar y el confort material. De esa forma, las familias, la educación, las instituciones, etc., centran sus esfuerzos en ese propósito, sin profundizar en otros aspectos de la vida. Bien es cierto que el objetivo en un principio tiene un fondo positivo y justo, pero no nos podemos quedar sólo en eso, en perseguir exclusivamente una seguridad económica y social. El bienestar no debería ser un objetivo último, sino un medio para alcanzar otras metas. El poseer estabilidad económica y laboral puede ser un medio que facilite el trabajar en otros objetivos superiores, en desarrollar capacidades personales, bien sean artísticas, intelectuales, etc.; también nos puede permitir colaborar en obras sociales, en favorecer a aquellos que son vulnerables por su situación personal. En definitiva, un desarrollo de actividades enfocadas a las solidaridad y la fraternidad, construyendo entre todos una sociedad más justa y equilibrada. Por el contrario, pretender alcanzar el bienestar para goce exclusivamente personal y egoísta no tiene justificación y no es su sentido real, su verdadero significado.
Para resumir en pocas palabras, no hemos venido al mundo de vacaciones, para vivir de rentas y del ocio continuado. Esto sería contrario a la salud psíquica y espiritual, vaciar de contenido la existencia, ahogar la llama interna que nos reclama actuaciones edificantes.
Es la falta de un horizonte claro lo que lleva a la incredulidad, y esta, a su vez, a una conclusión grave desde el punto de vista colectivo. Hoy día lo podemos observar con bastante profusión: “Gocemos a pesar de todo; cada cual para sí; la felicidad terrenal siempre será del más astuto”. Creen que la ley humana sólo alcanza a los tontos, razón por la cual utilizan su inteligencia para encontrar medios que les permitan esquivarla.
Esto lo observamos todos los días con los casos de corrupción de los poderosos que llenan los periódicos de casi todos los países. Muchos de ellos hablan de aspiraciones sociales, del bien para la comunidad, y ofrecen una imagen de valores ético-morales que no poseen; sin embargo, necesitan aparentar para que la gente confíe en ellos y les vote. Pero esto es apenas un reflejo de lo que ocurre en la sociedad. Ante los malos ejemplos, la gente piensa que no hay que ser tontos: “Si todo el mundo mira para sí, no vamos a ser ingenuos y hacer lo contrario, en perjuicio personal”.
Como nos indica el insigne codificador: La doctrina de la nada es la más dañina y antisocial de todas, porque destruye los auténticos lazos de solidaridad y fraternidad, que son la base de las relaciones sociales.
Sin duda alguna, este no es el camino; y además, transitar por esos derroteros es la forma más segura de desestructurar, desnortar y dividir a la sociedad, como ya lo estamos comprobando hoy día.
Por otra parte, se debería estimular el crecimiento de una sociedad en base a unos valores básicos y comunes, con un proyecto de vida que pudiera satisfacer todas las conciencias, todas las aspiraciones; con razonamientos prácticos y sólidos, amparados en la libertad, la fraternidad y la igualdad, como fue proclamado por primera vez durante la revolución francesa, siendo, por cierto, el lema de algunos países en la actualidad. Unos principios que deberían inculcarse desde la más tierna infancia, empezando por la familia y continuando en la escuela. Partiendo además de la base de que somos seres complejos, con sentimientos, emociones e inteligencia; un conjunto de atributos que no son casuales y que nos deben de servir para descubrir cuáles son nuestras aptitudes, y a partir de ahí formarnos un proyecto de vida que no dependa exclusivamente de los vaivenes materiales de la existencia.
Necesitamos recuperar unos ideales nobles que puedan mirar cara a cara al futuro con optimismo y seguridad. La ciencia camina en ese sentido; hoy día existe una corriente más abierta a la espiritualidad que nos habla de una realidad de la que ya nos hablaban en la antigüedad los filósofos y sabios, y que también se puede encontrar fácilmente en los innumerables testimonios recibidos desde “el otro lado”, a través de la mediumnidad en distintas partes del mundo.
Kardec afirmaba en el siglo XIX: “Lo que le falta a la religión en este siglo positivista –que quiere comprender para luego creer-, es la confirmación de sus creencias mediante hechos científicamente verificados”. Eso es algo que está avanzando a pasos agigantados. El ser humano necesita respuestas, hechos que demuestren la otra realidad, que le aproximen a una comprensión diáfana del futuro que le espera, una vez deje el cuerpo físico (algo, por cierto, inevitable y que forma parte de la misma vida), desechando las viejas creencias basadas en dogmas, utopías o conceptos muy confusos que alejan al ser humano de esa misma realidad, sin un soporte sólido que resista cualquier análisis.
Prestigiosos investigadores y pensadores de hoy día están llegando a contundentes conclusiones, desembarazados ya de los prejuicios que existían antaño. Por citar algunos ejemplos actuales, la experiencia personal vivida por el profesor de Harvard Eben Alexander, las investigaciones del cardiólogo Pim Van Lommel o las del profesor de física Konstantin Korotkov, entre otros; sin olvidar a algunos pioneros que impulsaron la investigación hace algunas décadas, como Raymond Moody o Elisabeth Kübler-Ross. Todos ellos están aportando unos resultados, fruto de sus investigaciones, que no podemos pasar por alto.
Vivimos, por tanto, una época crucial. Permanezcamos atentos y receptivos a las distintas alternativas y posibilidades que en esta sociedad moderna podemos encontrar. Sobre todo, siendo conscientes de las herramientas poderosísimas con las que cuenta el ser humano: por un lado la razón para comprender, y por otro, la voluntad para superar todas las dificultades. Todas ellas nos deben llevar hacia la consecución de unos ideales superiores que den un sentido auténtico a nuestras vidas.
Amor, Paz y Caridad
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FUERZA Y ENERGÍA.
El amplio concepto que abarcan estas dos palabras se ve modificado en función de cómo sean empleadas y bajo qué contexto se utilicen. Tanto es así que aquí las vamos a desarrollar en una aspecto meramente espiritual y bajo un prisma concreto: la fuerza humana y la energía espiritual.
Cuando hablamos de fuerza humana nos estamos refiriendo a aquella potencia que posee el hombre para realizar determinadas actividades. Si éstas son de carácter espiritual la fuerza humana será mayor o menor según sea la voluntad que pongamos en ella.
En el aspecto concreto de la mediumnidad, la fuerza del médium viene dada por el grado de voluntad que éste pone en movimiento a la hora de pensar, sentir o actuar. Cuanto mayor es la fuerza de voluntad que imprimimos a nuestros actos, la fuerza que de ellos se deriva es igualmente más grande y viceversa.
La fuerza que liberamos a la hora de pensar es de gran ayuda para los demás si lleva aparejada sentimientos de bien y de ayuda al prójimo. Esta fuerza positiva que muchas veces el médium envía al espacio solicitando ayuda, se convierte en energía y posee innumerables ventajas y beneficios si la intención y el deseo de bien es el sentimiento que la ha provocado.
Así pues, el médium carece de energía, lo que posee es fuerza para orar y fuerza para amar; cuando estas últimas se ponen en movimiento con auténtico deseo fraterno de ayudar al prójimo, ese pensamiento se convierte en energía al llegar al espacio, y allí, es recogido por entidades espirituales de bien que utilizan esa energía para ayudar al destinatario de la petición.
Este es el mecanismo esencial de la oración sentida y realizada, oración de la que hablamos en un artículo anterior, pero que era preciso ampliar su contenido para explicar pormenorizadamente el funcionamiento de esta importante herramienta de trabajo para el médium.
Al igual que ocurre con los pensamientos y sentimientos de bien, ocurre con los sentimientos de odio y negativos. Cuando se utiliza la fuerza humana para desear el mal a otros, esos pensamientos se convierten en una energía en el espacio que atrae entidades de baja condición que pueden potenciarlos y perjudicar sobremanera al destinatario de ese mal pensamiento.
Es por ello que, muchas veces una sola persona pensando negativamente puede perjudicar a muchas si se lo propone, ya que su fuerza de pensamiento se convierte en energía negativa y ésta es aprovechada por otras entidades que utilizan esa energía para perjudicar a muchas personas.
Esto es utilizado por muchas facultades mal orientadas, que dedican su actividad al mal y que por ello tendrán una gravísima responsabilidad el día de mañana; debiendo pagar por ello y responder ante las leyes de Dios por su nefasto comportamiento como médiums.
Así pues, el médium tiene innumerables ventajas si sabe utilizar su facultad convenientemente. Puede progresar enormemente ayudando a otros de forma anónima y altruista, y puede además tener la confianza y la seguridad de que su esfuerzo no es en vano, que redunda en un beneficio inmediato para todos aquellos a los que ayuda.
Es pues necesario distinguir entre fuerza y energía; la primera es propia de los seres encarnados, médiums o no; la segunda es exclusiva de las entidades espirituales y sólo ellos pueden manejarla convenientemente.
Es preciso tener claro este concepto, pues con frecuencia se oye a muchos médiums proclamar que poseen una gran energía para hacer “esto” o “aquello”. Nada más lejos de la realidad; ninguna materia encarnada posee energía espiritual que puedan dominar a voluntad; se posee la voluntad, la fuerza para pensar, sentir y amar y con ello podemos conseguir que nuestros pensamientos se conviertan en energía cuando llegan al espacio y son recogidos por las entidades espirituales de bien.
De aquí se deduce, como indicábamos en el artículo dedicado a la oración, la importancia de la misma como herramienta de trabajo y perfeccionamiento del médium.
- Antonio Lledó Flor - Amor paz y caridad. Grupo Villena.
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