domingo, 2 de diciembre de 2018

Lo Sobrenatural y las Religiones


   Hoy presento los siguientes temas:

1.- La Ley de la Reencarnación
2.- Lo Sobrenatural y las Religiones
       - Cita de  A. Kardec
3.- Motivos de resignación
4.-A la Memoria de Allan Kardec (Versos)
5.-¿Qué filosofías o conceptos se acercan más a la Verdad de lo espiritual o trascendente?





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            LA LEY DE LA REENCARNACIÓN


                             
       La reencarnación o encarnaciones sucesivas del Espíritu es una ley natural, implícita en la ley de Evolución. Sin ella, las actuales desigualdades humanas: físicas, intelectuales, volitivas y morales, no tendrían explicación lógica. A la luz de la ley Palingenésica o ley de los renacimientos, nos es fácil comprender el origen o causa de las desigualdades humanas y los fenómenos dolorosos como reajuste del orden violado, como rescate de deudas contraídas con la ley en el pasado. 
     
      Todo lo expuesto nos indica que venimos animando diversas personalidades desde épocas pretéritas, pasando por las diversas modalidades desde la época de las cavernas, y por la esclavitud en la que hemos sido vendidos como bestias indefensas, así como animando personalidades de esclavos y amos, nobles y plebeyos, ricos y pobres, hasta alcanzar el estado actual que a cada uno de nosotros corresponde. 

      Pero, como en los designios de la Sabiduría de Dios está que habremos de alcanzar la sabiduría, el amor y la pureza, así como la fortaleza para las grandes realizaciones, conquistas necesarias para gozar de felicidad plena; a esa meta habremos de llegar. Más, de nosotros depende adelantar o retardar la hora de llegada. Porque, cuando cegados por las ilusiones que cual espejismos se presentan en cada una de las vidas humanas, o por las pasiones que inducen a cometer errores causantes de dolor; retardamos la llegada a esa meta: la perfección. 

      Tengamos presente, que la vida, aunque humana en el plano físico, es espiritual en su objetivo. Y que, progresar es una necesidad impuesta por la ley de evolución para elevar el Espíritu a las cumbres del amor y del poder. Y que nadie puede detener nuestro progreso más que nosotros mismos, al olvidarnos del verdadero objeto de la vida humana y su realización. 

Sebastián de Arauco.

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        Lo sobrenatural y las religiones 

18. Pretender que lo sobrenatural sea el fundamento indispensable de toda religión, y que constituya la piedra angular del edificio cristiano, implica respaldar una tesis peligrosa. Si las verdades del cristianismo se asentaran sobre la base exclusiva de lo maravilloso, sus cimientos serían débiles y sus piedras se desprenderían con el pasar de los días. Esa tesis, defendida por eminentes teólogos, conduce directamente a la conclusión de que en un determinado momento ya no habrá religión posible –ni aun la cristiana– en caso de que se 
llegue a demostrar que lo que se considera sobrenatural es natural. 

     Por más que se acumulen argumentos, no se conseguirá mantener la creencia de que un hecho es milagroso después de que se ha demostrado que no lo es. Ahora bien, la prueba de que un hecho no es una excepción en las leyes naturales existe cuando ese hecho puede ser explicado mediante esas mismas leyes, y cuando, al poder reproducirse 
por intermedio de un individuo cualquiera, deja de ser privilegio de los santos. Las religiones no necesitan de lo sobrenatural, sino del principio espiritual, al que confunden sin ningún motivo con lo maravilloso, y sin el cual no hay religión posible. 

     El espiritismo considera a la religión cristiana desde un punto de vista más elevado; le atribuye una base más sólida que la de los milagros: las leyes inmutables de Dios, que rigen tanto al principio espiritual como al principio material. Esa base desafía al tiempo y a la ciencia, porque tanto el tiempo como la ciencia habrán de sancionarla. 

     Dios no es menos digno de nuestra admiración, de nuestro reconocimiento y respeto, porque no haya derogado sus leyes, grandiosas sobre todo por la inmutabilidad que las caracteriza. No hay necesidad de lo sobrenatural para que se tribute a Dios el culto que 
le corresponde. ¿Acaso no es la naturaleza lo bastante imponente de por sí, como para prescindir de lo que fuere para demostrar el poder supremo? La religión encontraría menos incrédulos si estuviera sancionada por la razón en todos los aspectos. El cristianismo no tiene nada que perder con esa sanción; por el contrario, sólo puede ganar. 

     Si algo lo ha perjudicado, según la opinión de ciertas personas, ha sido precisamente el abuso de lo maravilloso y lo sobrenatural. 

19. Si tomamos la palabra milagro en su acepción etimológica, en el sentido de cosa admirable, se producen milagros permanentemente alrededor nuestro. Los aspiramos en el aire y los encontramos a cada paso, porque todo es milagro en la naturaleza.

Características de los milagros *287 
EL GENESIS 
ALLAN KARDEC 


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                                CITA DE ALLAN KARDEC 
Habiendo llegado  la Tierra  al tiempo marcado para convertirse en una morada de felicidad y de paz, Dios no quiere que los malos Espíritus encarnados continúen ahí para llevar la perturbación a los buenos; por lo que deberán desaparecer. Irán expiar su endurecimiento  a mundos menos avanzados en donde trabajarán de nuevo para su perfeccionamiento, en una serie de existencias más infelices y más penosas aun que en la Tierra.
(Allan Kardec - El Espiritismo en su más simple expresión- Resumen de la Enseñanza de los Espíritus.)
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                MOTIVOS DE RESIGNACIÓN
                                    

12. Con estas palabras: Bienaventurados los afligidos, porque ellos serán consolados, Jesús indica al mismo tiempo la compensación que espera a los que sufren y la resignación que hace bendecir el sufrimiento como preludio de la curación.
     Estas palabras también pueden ser traducidas así: Debéis consideraros felices por sufrir, porque vuestros dolores en este mundo, son la deuda de vuestras faltas pasadas y esos dolores, soportados pacientemente en la Tierra, os ahorran siglos de sufrimiento en la vida futura. Debéis, pues, estar felices porque Dios transformó vuestra deuda permitiendo pagarla en el presente, lo que os asegura la tranquilidad para el futuro.
El hombre que sufre es semejante a un deudor que debe una gran cantidad y a quien su acreedor dice: “Si me pagáis hoy, aunque sea la centésima parte de la deuda, os condono el resto y seréis libre; si no lo hiciereis, os perseguiré hasta que hayáis pagado el último óbolo”. ¿No sería más venturoso el deudor soportando toda suerte de privaciones para liberarse, pagando solamente la centésima parte de lo que debe? En vez de quejarse de su acreedor, ¿no le agradecería?
Tal es el sentido de estas palabras: “Bienaventurados los afligidos, porque ellos serán consolados”; son felices porque pagan la deuda, después de pagar, quedarán libres. Pero si pagando completamente por un lado, se endeuda por el otro, no se alcanzará jamás la liberación. Cada nueva falta aumenta la deuda, porque no hay una sola, cualquiera que sea, que no lleve consigo su castigo forzoso, inevitable; que si no es hoy será mañana y si no en esta vida, será en la otra. Entre estas faltas debería ponerse en primer plano la falta de sumisión a la voluntad de Dios; pues, quien murmura en las aflicciones, y no las acepta con resignación y como una cosa que se debe merecer, quien acusa a Dios de injusticia, contrae una nueva deuda que hace perder el beneficio que podría esperarse del sufrimiento; por esto será preciso empezar de nuevo, absolutamente como si a un acreedor que os atormenta, le pagaseis alguna cuotas, pidiéndole cada vez un nuevo préstamo.
     A su entrada en el mundo de los Espíritus, el hombre es semejante también al obrero que se presenta el día de la paga. A unos el señor dirá: “He aquí el premio de vuestros días de trabajo”; a otros, a los felices de la Tierra, a los que hayan vivido en la ociosidad, a los que cifraron su felicidad en la satisfacción del amor propio y los placeres mundanos, él dirá: “A vosotros nada os corresponde, porque recibisteis vuestro salario en la Tierra. Id y empezad de nuevo vuestra tarea”.
13. El hombre puede aliviar o aumentar la amargura de sus pruebas por la manera como enfrente la vida terrestre. Sufre tanto más, cuanto más larga ve la duración del sufrimiento; así, pues, el que se coloca en el punto de vista de la vida espiritual, abarca de una sola ojeada la vida corporal; la ve como un punto en el infinito, le comprende la brevedad y dice que ese momento penoso pasará muy deprisa; la certeza de un porvenir próximo más feliz le sustenta y le anima, y en lugar de quejarse, agradece al cielo por los dolores que le hacen avanzar.
Por el contrario, para el que sólo ve la vida corporal, ésta le parece interminable, y el dolor pesa sobre él con toda su fuerza. El resultado de esa manera de enfrentar la vida es disminuir la importancia de las cosas de este mundo, de llevar al hombre a moderar sus deseos, a contentarse con su posición sin envidiar la de los otros, de atenuar la impresión moral de los reveses y de las decepciones que experimenta; con esto adquiere una calma y una resignación tan útiles a la salud del cuerpo como a la del alma; mientras que por la envidia, los celos y la ambición, se tortura voluntaria
( Aportado por Juan Cárlos Mariani )
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¡ A LA MEMORIA DE ALLAN KARDEC !


Locos errantes que cruzáis la Tierra

oyendo un eco que en los aires zumba,

los que sufrís encarnizada guerra

porque en vosotros el ayer retumba;

los que decís que el porvenir se encierra

en la perpetua vida de ultratumba;

a vosotros, ilusos utopistas,

me dirijo, escuchadme, espiritistas.

Yo vine al mundo y penetré en la vida

con la incredulidad por patrimonio,

nunca acepté la gloria bendecida

ni el limbo, ni el infierno, ni el demonio.

Yo he buscado otro punto de partida

que del gran Ser me diera testimonio.

Ninguna religión, dogma ni rito

me ha mostrado de Dios el infinito.

Yo admiro en las gigantes catedrales

de los nobles artistas el desvelo,

que en el mármol grabaron los anales

de la bíblica historia de este suelo.

Escucho las salmodias celestiales
y murmuro después con desconsuelo:
La inspiración del hombre es portentosa,
mas la causa primera es otra cosa.
Contemplo con placer grande y profundo
la solitaria ermita del desierto,
pero no envidio al que abandona el mundo,
que es la inacción, la calma, mas no el puerto.
Y la vida es luchar, aunque un segundo
lo convierta en un siglo el desacierto,
y la ansiedad fatal que nos ayuda
a lanzarnos en brazos de la duda.
Sin dudar no se llega hasta la cumbre
de la fe que transporta las montañas;
sin dudar adquirimos la costumbre
de aceptar como buenas las patrañas.
Yo dudé y adquirí la certidumbre
que hay otras tierras para el hombre extrañas:
y algo sin nombre que en los aires zumba
trajo hasta mí los ecos de ultratumba.
Ecos vagos, extraños, confundidos...
que pretenden cambiar la faz del mundo;
por unos con asombro recibidos,
por otros con desprecio sin segundo;
pero el caso es que fueron sometidos
a un examen y análisis profundo;
y que las muchedumbres repetían
que los muertos hablaban, y sentían.
De este dicen que dicen los rumores
se han repetido en todas las edades,
porque siempre los grandes soñadores
escucharon la voz de las verdades.
Hoy quizá nuestros tiempos son mejores,
porque nuestras modernas sociedades,
al buscar el porqué de la existencia
hallan en su razón la Providencia.
Allan Kardec, filósofo eminente,
se asemejó a Colón, que tras los mares
vio las palmas de un nuevo continente
y escuchó de otros hombres los cantares;
y Allan Kardec que fue constantemente
el sabio explorador de nuevos lares,
también veía rodar por los espacios
planetas con techumbres de topacios.
El vio la irradiación del infinito
en algo que su mente presentía,
y el porvenir del hombre lo vio escrito
en torrentes de luz y de armonía.
Hallé en sus obras el jordán bendito
que calmara la sed del alma mía,
y desde entonces sigo mi jornada
esperando tranquila y resignada.
Inmensa gratitud guarda mi mente,
al que nunca debemos olvidarle.
¡Espiritistas! Nuestro afán ardiente
uno sólo ha de ser, el imitarle:
El fue nuestra lumbrera refulgente,
debemos por su ciencia venerarle;
que él nos profetizó mejores días
y del progreso eterno fue el Mesías.
¡Gloria a su nombre! A sus virtudes gloria:
del adelanto infatigable obrero,
El alcanzó del bueno la victoria.
¡Feliz de aquel que siga su sendero!
Honremos del gran hombre la memoria
con nuestro amor profundo y verdadero
¡Oh! Regenerador de las ideas...
¡Bendito Allan Kardec! ¡Bendito seas!
Amalia Domingo Soler.

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( Mi opinión personal)
¿ Qué filosofías o conceptos se acercan más a la Verdad de lo espiritual o trascendente?

         No existe ninguna filosofía o doctrina que  contenga esta clase de Verdad en su totalidad, de modo que esta pueda ser aceptada por todo el mundo, pues el conjunto de los seres humanos somos una enorme mezcolanza en diversos grados de desarrollo evolutivo, o sea que cada cual tenemos diferente grado de inquietud, entendimiento, e inteligencia  para poder y querer buscar, comprender, aceptar y aprender.
      Buscar y encontrar aspectos de verdad, supone adquirir conocimiento, y esta búsqueda supone un esfuerzo que no todos están en disposición de aceptar y llevar a cabo, pero cuando se emprende este esfuerzo de búsqueda, ello  genera en el ser humano un placer intelectual al analizar, comprender, sintetizar,  ampliar, sacar conclusiones, etc.; en definitiva, al adquirir el fruto de un esfuerzo para crecer en valores positivos de crecimiento espiritual.
La Verdad total y absoluta  no ha sido nunca ni será patrimonio exclusivo de ninguna religión, ciencia o filosofía, porque esta Verdad o verdades, solo alcanzan en parte a quien la busca sinceramente, con una mente abierta y libre de preconceptos, prejuicios y fanatismos de cualquier índole, y estando predispuesto a lo que sea necesario para hacer el bien y  tratando siempre de  hacerlo a los demás.
          No podemos pretender encontrar en ninguna religión o doctrina  una verdad total y ajustada a nuestro particular punto de vista y a nuestro sentir, pues a causa de nuestros condicionamientos particulares, que nos han transmitido con las ideas de todas clases, culturales, religiosas, políticas, etc,  la mente entrenada para bucear en complejas filosofías  y dogmas científicos y religiosos, no suele quedar del todo  libre para identificar las verdades  profundas y a veces sencillas de las cosas. Por eso, a  veces los conceptos de Verdad son comprendidos y aceptados antes por las personas sencillas y poco letradas, que por otras personas cuyo bagaje cultural les viene a resultar más un obstáculo que una ayuda; es como un bosque que les impide ver el árbol de la realidad que está tras ese bosque.
  Cada cual suele ver la realidad bajo una perspectiva personal y diferente a los demás, pero esto es normal porque son factores infinitos los que componen la Verdad total, y su diferencia  debe enriquecernos mutuamente  en  un diálogo auténtico, siempre  en busca de una más amplia verdad  consensuada.
  Podemos considerar que la Verdad Una o Verdad Suprema, tiene múltiples aspectos, pero solamente debemos  aceptar los que nuestra mente sea capaz de comprender, y por tanto de asimilar. Lo importante es descubrir la Verdad, venga de donde venga, y sea cual sea, y el punto en donde todas las verdades parciales coinciden  y   convergen en Una Verdad cierta y comprobada , porque la auténtica Realidad  sobre las cosas es solamente una   meta para nuestro conocimiento, que cada cual debe alcanzar y asumir para su evolución espiritual.    
Hay que buscar la Verdad con valentía y sinceridad . Es este un proceso de revisión sin rechazo de ningún concepto,  pero cuestionando con una mente abierta y  limpia,  todo cuanto  hemos heredado y nos han inculcado. Nos debemos cuestionar todo observando desde fuera, como un espectador objetivo que analiza un panorama, argumentando y sencillamente pensando, procurando no mezclar  en este análisis intelectivo, ni  sentimientos ni emociones.

- Jose Luis Martín-

“No creáis en nada porque lo diga la tradición, o porque muchos lo crean,o porque lo hayan creído los Sabios de otras épocas. Creer únicamente en lo que vosotros mismos habéis experimentado, verificado y aceptado después de someterlo al  dictamen de la razón y a la voz de la conciencia”
Buda -
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