viernes, 14 de diciembre de 2018

Enemigos ocultos


Hoy os presento :

1.- Libertad y Libre albedrío (2ª)
2.- Enemigos ocultos
3.-Consideraciones de los Espíritus sobre la Oración
4.- Libertad de Conciencia
5.- La vida moral predominará sobre la material

                                                             

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LIBERTAD
Y
 Libre albedrio (2ª mitad)
( Viene del publicado anterior )
(...//....)

De la única forma que el hombre puede ejercer su libertad sin límites es por el pensamiento, puesto que no reconoce trabas. Puede contenerse  su manifestación, pero no anonadarle.
Sin embargo, no debemos olvidar que somos responsables por el pensamiento ante Dios, ya que todo  lo ve y todo lo conoce en nosotros, lee en nuestro pensamiento como en un libro abierto, y siempre nos condena o nos absuelve según su justicia.
La conciencia es un pensamiento íntimo que pertenece al hombre, como todos  los otros pensamientos.  Pero solo a Dios  le pertenece  el derecho de juzgarla. Si el hombre  con sus leyes  arregla las relaciones de los hombres entre sí, Dios con las leyes  de la Naturaleza arregla las relaciones del hombre con Dios.
Las trabas puestas en nuestra libertad de  conciencia obligan a los hombres a obrar de otro modo que piensan, es hacer hipócritas. La libertad de conciencia es uno de los caracteres de la verdadera civilización y del progreso.
Toda creencia  es respetable, cuando es sincera y conduce a la práctica del bien. Las creencias censurables son las que conducen al mal. No debemos escandalizar  en su creencia  a aquellos que no piensan como nosotros, ya que sería faltar a la caridad y atentar  a la libertad de pensar.
Siempre podemos poner trabas  a creencias que podrían perturbar a la sociedad, pero solo en reprimir los actos,  porque la creencia intima es inaccesible.
Se deben dejar que se propaguen doctrinas perniciosas  con la pretensión de decir la verdad, pero para reconocer  la que tiene derecho a presentarse como tal, será ineludiblemente  la que haga más hombres de bien y menos hipócritas, en una palabra,  aquellas que practiquen la ley de amor y de caridad en su mayor pureza  y en su más amplia  aplicación.  En esto se conocerá  que es una buena doctrina;  porque toda  la que produjese  la consecuencia de sembrar desunión y establecer  una demarcación entre los hijos de Dios, no deja de ser falsa y perniciosa.
El hombre sin el libre albedrío seria como una máquina. Por eso Dios le concedió la libertad para pensar y actuar. Desde  que tiene voluntad de hacer, en los primeros momentos de su vida,  la libertad es casi nula, se desarrolla  y cambia  de objeto con las facultades. El niño al tener pensamientos  conforme a su edad, aplica su libre albedrío a las cosas que le son necesarias.
Las predisposiciones instintivas que trae el hombre son las que tenía el Espíritu antes de su encarnación. Según sea más o menos adelantado, pueden surgirle  actos reprensibles, los cuales  serán secundados  por los Espíritus  que simpatizan con dichas  predisposiciones;  pero no hay sugestión por parte de un espíritu  que sea irresistible, cuando tenemos la voluntad de resistir. Recordemos que querer es poder.
el hombre no es arrastrado al mal,  los actos que realiza no están de antemano escritos; los crímenes que comete  no son el resultado de una falla del destino.  Como prueba y expiación, puede elegir una existencia  en la que sentirá las solicitaciones del crimen, a consecuencia del medio en el que es colocado, o en virtud  de las circunstancias que sobrevengan pero siempre es libre de obrar o no obrar.  Sacamos en conclusión que el libre albedrio existe en el estado de Espíritu  para la elección de la existencia y de las pruebas, y en estado corporal en la facultad de ceder o resistir  a las solicitaciones  a que voluntariamente nos hemos sometido.  A la educación le toca combatir esas malas tendencias.  Y lo haremos satisfactoriamente cuando esté basada  en el estudio profundo de la naturaleza moral del hombre. Ya que mediante el conocimiento de las leyes que rigen esa naturaleza moral,  se llegará, a modificarla, como  la inteligencia  por medio de la instrucción; y el temperamento por medio de la higiene
Cuando estamos desprendidos de la materia, en el plano espiritual y estamos en estado errante, elegimos la existencia que queremos desarrollar  corporalmente según nuestro adelantamiento, y según el grado de elevación. Pues al igual que en la tierra elegimos las amistades según nuestra afinidad y gustos, nunca un espíritu con conocimientos va a querer sumergirse en las sombras. Semejante libertad no queda anulada por la reencarnación; si cedemos a la influencias de la materia, es porque sucumbimos  a las pruebas que hemos elegido, y para que seamos ayudados  para dominarlas, podemos invocar  la asistencia de Dios y de los Buenos Espíritus.
Sin el libre albedrío el hombre no tiene culpa del mal que realiza, ni tampoco merito en el bien, por eso es reconocido sobradamente, que la intención, la voluntad o libertad en la elección,  es lo que cuenta, para ser elogiada o censurada una cosa, por eso no podemos buscar excusa a nuestras faltas  en la organización, sin abdicar  de la razón y de la condición de ser humano, asimilándonos al bruto.
Los Espíritus nos dicen que el hombre es  libre de sacudir un yugo obsesor,  como libre es de cerrar la puerta de su casa a los inoportunos; no es el hombre una maquina  que obra por un impulso  independiente de su voluntad, sino un ser dotado  de razón que escucha,  que juzga y escoge  libremente entre dos opciones, o consejos.  Añaden  que a pesar de esto, el hombre no queda privado de iniciativa, y no deja de obrar por movimiento propio, pues en definitiva no es más que un espíritu encarnado, que aun no ha conseguido la superioridad moral a la que está destinado;  pero que no carece por ello de libre albedrío. La vida corporal  le es dada para que se purgue de sus imperfecciones por medio de las pruebas que sufre, precisamente las imperfecciones  son las que le hacen más débil a las sugestiones del mal  hecha por los espíritus imperfectos  que se aprovechan de ellas para hacerlo sucumbir. Si sale de ellas victorioso se eleva, si sucumbe se queda como era, ni mejor ni peor. Habrá de empezar una nueva prueba, lo que puede prolongarse por mucho tiempo. Cuanto más se purifica, más disminuyen sus lados vulnerables, y menos cede  a los que le incitan al mal. Su fuerza moral crece en proporción de su elevación, y los malos Espíritus se alejan de él.
En conclusión, el hombre es, por naturaleza, dueño de si mismo, tiene el derecho de hacer todo cuanto crea conveniente  o necesario para la conservación y el desarrollo de su vida.
Sin embargo, esa libertad no es absoluta y no puede serlo, por la simple razón de que, conviviendo  en sociedad, el hombre tiene el deber de respetar ese mismo derecho en cada uno de sus semejantes.
Dicho esto, todo y cualquier costumbre, que haga que una persona  esté completamente  sujeta a otra, constituye una iniquidad  contraria a la ley de Dios.
El hombre encuentra cada vez menos dificultad conforme pasan los siglos de pensar sin impedimentos  y, a cada generación que surge, más amplias  son las garantías individuales en lo que se refiere a la protección del foro íntimo.
El sistema del “cree” o “muere”, que algunos retrógrados desearían ver establecido, está definitivamente superado y no volverá jamás, de ninguna manera.
 Hoy en día existen ideas muy diferentes.
En las disensiones religiosas, las llamas de las hogueras fueron sustituidas por las luces del esclarecimiento, y en la catequesis filosófica o política, en un futuro, es seguro, que se buscará emplear, cada vez más, la fuerza de la persuasión en vez de la imposición por la fuerza.
Evidentes señales de esta evolución tenemos: a) en la orientación  de Juan XXIII y Pablo VI, dieron a la Iglesia Católica, inclinándola al liberalismo y a la tolerancia, como lo prueban  las decisiones  tomadas en el Concilio Ecuménico  recientemente  clausurado, entre ellas , la extinción del famoso “Index Librorum Prohibitorum”, es decir, el papel de los libros prohibidos por la congregación del Santo oficio, en el cual eran incluidas todas las obras que,  aunque fuesen edificantes, anulasen o contradijesen  su doctrina .  y otra es en la líneas adoptada por la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas al optar por la propaganda ideológica  como el medio más eficaz de atraer a los pueblos hacia el socialismo, en lugar de la conquista por las armas, como se hacía hace algunos años.
Sin duda estamos aún muy lejos de una vivencia mundial de integral respeto a las libertades humanas; aunque, ya las aceptamos como un ideal a ser alcanzado, eso es ya un gran paso,  pues tal concordancia ha de llevarnos, antes o después, a ese estado de paz  y de felicidad  a que todos aspiramos.
FIN
Trabajo realizado por Merchita
Extraído de Internet, del Evangelio Según el Espiritismo de Allan Kardec y del libro Las Leyes Morales de Rodolfo Galligaris
                         
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                                    ENEMIGOS OCULTOS

En la nueva era para el alma humana que se vino a instalar con motivo del advenimiento, enseñanza y ejemplo del Maestro Galileo, destacaban precisamente las formas, la manera en que se podía seguir ese código moral sublime que permitiera al ser interno progresar y alcanzar el “Reino de Dios” que se encuentra dentro de nosotros, según las palabras del propio Jesús.
¿Cómo conseguirlo? Era tan difícil para un alma embrutecida por la violencia, las pasiones o los vicios como para aquellos que, aun reconociendo internamente sus errores y carencias, no estaban acostumbrados a corregirse a sí mismos. 
A este camino difícil y escabroso por el que nuestra alma recorre varias vidas alternando entre el sufrimiento (consecuencia de nuestros errores del pasado) y los estados de relativo bienestar, se unía la dificultad de aquellos enemigos ocultos que impiden la regeneración espiritual y la visualización del camino correcto que nuestra alma desea fervientemente emprender, acercándose hacia el destino para el que ha sido creada.
Esos enemigos ocultos nublan la visión de la mente espiritual, del impulso más genuino del espíritu, que tiende siempre hacia la plenitud y el acercamiento a la fuente de la que procede.
El espíritu, creado al igual que el Universo por la Mente Divina, es ante todo  principio inteligente; por ello, nuestro “ser”, nuestra “alma”, es fundamentalmente aquello con lo que pensamos y que luego realizamos mediante la voluntad, sea en la Tierra como encarnados o desencarnados (ya en el espacio). 
Por ello si la mente se nubla: “si el pensamiento te engaña, te engañará la razón”. Y en esos momentos sólo queda el recurso de recurrir al corazón, a la bondad y los actos nobles que nos acercan al amor y disipan la niebla de la mente, aclarando el camino que nuestra alma necesita recorrer.
Cuando cegados por las pasiones, los defectos morales o los vicios, dejamos de razonar y nos comportamos (aunque sea por instantes) retornando a nuestro pasado violento y egocéntrico, dando rienda suelta a nuestros instintos antes que a nuestros principios morales, el alma se oscurece, la razón se ofusca y el principio espiritual e inteligente sufre interiormente la vuelta al pasado más oscuro de nuestra ancestral evolución espiritual.
Este es un gran enemigo, la falta de conocimiento interior, el no saber qué somos, de dónde procedemos y hacia dónde nos encaminamos. Y si a ello unimos que ese desconocimiento nos vuelve inconscientes de nuestra realidad imperfecta, caemos en el gran error de traicionarnos a nosotros mismos. Nuestra propia naturaleza espiritual se ve violentada por nuestro ego; este último sobrepuja a nuestro verdadero ser, y de esta manera oscurece nuestro presente, comprometiendo nuestro futuro de forma infeliz al crear las causas dolorosas que vendrán hacia nosotros por un comportamiento desdichado que daña a nuestro prójimo y a nosotros mismos.
La ignorancia sobre nuestras debilidades es otro enemigo oculto que suele pasar desapercibido. El orgullo, la soberbia y el amor propio constituyen la base que perturba nuestra alma de forma absoluta, encerrándola en un círculo vicioso del que le costará liberarse varias vidas. Estos elementos, derivados de los hábitos perniciosos que hemos ido sedimentando en nuestra conciencia durante los actos equivocados del pasado y del presente, condicionan la trayectoria de nuestra alma de forma evidente, alejándonos de la felicidad, la paz interior y el equilibrio emocional.
Otros enemigos ya no proceden de nuestro interior y trayectoria espiritual, sino de las víctimas que nuestros errores han ido dejando en el pasado. Al igual que nosotros mismos, aquellos a quienes perjudicamos en el pasado pueden optar por perdonar y liberarse, o intentar cobrarse la deuda que tienen contra nosotros. Si esto último acontece, algunos espíritus que son vengativos intentarán resarcir su deuda con nosotros creando todo tipo de problemas en nuestra andadura espiritual, en la Tierra o en el espacio.
Cuando encarnan junto a nosotros constituyen una prueba que se nos presenta, pues deberemos soportar y perdonar sus afrentas. Y aunque no aceptemos lo que hacen, si nuestra alma interiormente está lúcida, sabrá responder con indulgencia, perdonando y entendiendo que el que nos agrede no es más que un enfermo espiritual, y que nosotros mismos también pudimos haberlo hecho igual en el pasado, por lo que pediremos para ellos misericordia y paz, perdonándolos de verdad, de corazón, a fin de liberarnos de las causas que (casi con seguridad) nosotros mismos sembramos en el pasado.
Cuando se quedan en el espacio y nosotros encarnamos, estos enemigos del pasado pueden convertirse en obsesores, cuyo daño apenas veremos venir. Sin embargo, intentarán perjudicarnos colocando obstáculos en nuestro camino de progreso espiritual, cuando no, hacernos daño directamente incentivándonos pasiones y vicios que nos lleven a la autodestrucción, intenciones innobles, pensamientos suicidas, ataques indirectos a través de seres queridos, etc. Todo con el fin de conseguir hacernos fracasar en el compromiso espiritual que traemos a la Tierra.
Estos enemigos ocultos, los que proceden de nuestro interior (vicios, defectos morales, pasiones descontroladas) o los que son consecuencia de nuestros actos delictuosos, (espíritus enemigos o adversarios del pasado), son sin duda grandes obstáculos que debemos superar para que nuestra alma crezca en luz, claridad, fortaleza y progreso moral e intelectual.
Estos obstáculos, que deberán ser resueltos por el progreso espiritual de nuestra alma, necesitan imperiosamente por nuestra parte del cambio de algunas actitudes para poder solventarlos. Probablemente no lo conseguiremos en una única vida, pero es preciso comenzar este trabajo pues, sin liberarnos de ellos, permaneceremos en el bucle pernicioso del sufrimiento, y será  difícil acceder a otra etapa que nuestra alma necesita para seguir creciendo en conciencia y plenitud.
El perdón es el bálsamo precioso que nos libera de las ataduras y de la venganza que aquellos que nos agreden pretenden imponernos. La humildad es la otra actitud que deberemos adoptar para impedir que el orgullo y la soberbia aniden en nuestros corazones y nos impidan reconocer nuestras propias faltas y errores.
Con el perdón y la humildad derrotaremos fácilmente estos enemigos ocultos que nos acechan; preparando nuestra alma inmortal para un siguiente paso, en el que nuestra conciencia se haga más nítida y clara sobre los principios esenciales que necesitamos comprender para avanzar y liberarnos del dolor que nuestra propia imperfección sembró en nuestro recorrido evolutivo.
Enemigos ocultos por:  Antonio Lledó Flor
©2018, Amor, Paz y Caridad
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           CONSIDERACIONES DE LOS                         ESPÍRITUS SOBRE LA ORACIÓN

Los espíritus han dicho siempre: "La forma no es nada; el pensamiento lo es todo". Rogad cada uno según vuestras convicciones y del modo que más os conmueva, pues un buen pensamiento vale más que numerosas palabras; sin ellas ninguna parte toma el corazón. 
    Los espíritus no prescriben ninguna fórmula absoluta de oraciones; cuando las dan es con el fin de fijar las ideas, y, sobre todo, para llamar la atención sobre ciertos principios de la doctrina espiritista. También lo han hecho para ayudar a las personas que se ven con dificultad para transmitir las ideas, porque las hay que no creerían haber rezado en realidad si sus pensamientos no hubiesen sido formulados. 
     La colección de oraciones continuadas en este capítulo es una elección entre las que ya han sido dictadas por los espíritus en diferentes circunstancias; hubieran podido dictar otras, y en otros términos apropiadas a ciertas ideas o a ciertos casos especiales; pero poco importa la forma si el pensamiento fundamental es el mismo. El objeto de la oración es elevar nuestra alma a Dios; la diversidad de las fórmulas no debe establecer ninguna diferencia entre los que creen en El, y aun menos entre los adeptos del Espiritismo, porque Dios las acepta todas cuando son sinceras. 
    El Espiritismo reconoce como buenas las oraciones de todos los cultos, cuando se dicen con el corazón y no con la boca; no impone ni vitupera ninguna; Dios es demasiado grande, según el, para rechazar la voz que le implora o que canta sus alabanzas, porque lo hace de un modo antes que de otro. "El que anatematizase las oraciones que no están en este formulario, probaría que desconoce la grandeza de Dios". Creer que Dios escucha sólo una fórmula, es atribuirle la pequeñez y las pasiones de la humanidad. 
    La condición esencial de la oración, según San Pablo (cap. XXVII, número 16), es que sea inteligible, a fin de que pueda hablar a nuestro espíritu; para conseguirlo no basta que se diga en un lenguaje que lo comprenda el que ruega, pues. hay oraciones en lenguaje vulgar que no dicen mucho más al pensamiento que si estuviesen en lengua extraña, y por lo mismo no se dirigen al corazón; las raras ideas que encierran son, con frecuencia, sofocadas por la superabundancia de palabras y por el misticismo del lenguaje. 
    La principal cualidad de la oración es el ser clara, sencilla y concisa, sin frases inútiles, ni lujo de epítetos pomposos; cada palabra debe tener su objeto, despertar una idea, conmover una fibra, en una palabra, "debe hacer reflexionar"; con esta sola condición la oración puede alcanzar su objeto; no siendo así, "sólo es un murmullo". 
    Ved con qué aire de distracción y con qué volubilidad se dicen la mayor parte de las veces; se ven mover los labios, pero en la expresión de la fisonomía y aun en el metal de la voz, se reconoce un acto maquinal, puramente exterior, indiferente para el alma. 

EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO.                                                                                             ALLAN KARDEC.

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                           LIBERTAD DE CONCIENCIA

835.* La libertad de conciencia, ¿es una consecuencia de la libertad de pensar?
- La conciencia es un pensamiento íntimo que pertenece al hombre, como todos los demás pensamientos. 


836. ¿Tiene el hombre derechos de poner obstáculos a la libertad de conciencia? 
- No más que a la libertad de pensar, pues sólo a Dios compete el derecho de juzgar a la conciencia. Si el hombre regula mediante sus leyes las relaciones humanas, Dios, sirviéndose de sus leyes naturales, regula las relaciones del hombre con Él. 


837. ¿Cuál es el resultado de las trabas que se ponen a la libertad de conciencia? 
- Constreñir a los hombres a obrar de otro modo que como piensan, convirtiéndolos en hipócritas. La libertad de conciencia es una de las características de la verdadera civilización y del progreso. 


¿Son respetables todas las creencias, aun cuando sean notoriamente falsas? 
- Toda creencia es respetable cuando es sincera y conduce a la práctica del bien. Las creencias reprobables son aquellas que arrastran al mal. 


839. ¿Es reprensible que avergoncemos por su creencia a aquel que no piense como nosotros? 
- Es no tener caridad y atentar contra la libertad de pensamiento. 


¿Significa atentar contra la libertad de conciencia el poner impedimentos a creencias que por su índole perturban la sociedad? 
- Se puede reprimir los actos, pero la creencia íntima es inaccesible. * 


Por respeto a la libertad de conciencia, ¿debemos permitir que se difundan doctrinas perniciosas, o es posible, sin atentar contra esa libertad, tratar de reconducir a la senda de la verdad a aquellos que se han extraviado a causa de falsos principios? 
- Por cierto que podemos obrar así, e incluso debemos hacerlo. Pero enseñad, a la manera de Jesús, mediante la dulzura y la persuasión, y no por la fuerza, lo cual sería peor que la creencia de aquel a quien queréis convencer. Si algo existe que sea permitido imponer, es el bien y la fraternidad. Pero no creemos que el medio de lograr que se les admita sea obrar con violencia. La convicción no se impone. 


842. Puesto que todas las doctrinas abrigan la pretensión de ser la única expresión de la verdad, ¿por qué signos podremos reconocer a aquella que tenga el derecho de presentarse como tal? 
- Será la que haga más hombres de bien y menos hipócritas, vale decir, más hombres que practiquen la ley de amor y caridad en su mayor pureza y en su más amplia aplicación. Por ese indicio reconoceréis que una doctrina es buena, pues toda doctrina que tenga por resultado sembrar la discordia y establecer demarcaciones entre los hijos de Dios no puede ser sino falsa y perniciosa. 

EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS 
ALLAN KARDEC. 


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            LA VIDA MORAL PREDOMINARÁ                            SOBRE LA   MATERIAL

    "El egoísmo se debilitará con el predominio de la vida moral sobre la vida material, y sobre todo con la comprensión que el Espiritismo os da en cuanto a su estado futuro real y no desfigurado por las ficciones alegóricas. El egoísmo se funda en la importancia de la personalidad; el Espiritismo bien comprendido, lo repito, hace ver las cosas de tan alto que el sentimiento de la personalidad desaparece de alguna forma ante la inmensidad. Al destruir esa importancia, o al menos al hacer ver la personalidad en lo que de hecho es, combate necesariamente el egoísmo ".

( Aportación de Fabiano Máximo )

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                                         La imagen puede contener: flor  

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