lunes, 12 de enero de 2015

Somos librepensadores

             
   Libertad de conciencia 

. La libertad de conciencia, ¿es una consecuencia de la libertad de pensar?
- La conciencia es un pensamiento íntimo que pertenece al hombre, como todos los demás pensamientos. 
836.* ¿Tiene el hombre derechos de poner obstáculos a la libertad de conciencia?
- No más que a la libertad de pensar, pues sólo a Dios compete el derecho de juzgar a la conciencia. Si el hombre regula mediante sus leyes las relaciones humanas, Dios, sirviéndose de sus leyes naturales, regula las relaciones del hombre con Él. 
837. ¿Cuál es el resultado de las trabas que se ponen a la libertad de conciencia?
- Constreñir a los hombres a obrar de otro modo que como piensan, convirtiéndolos en hipócritas. La libertad de conciencia es una de las características de la verdadera civilización y del progreso. 
838. ¿Son respetables todas las creencias, aun cuando sean notoriamente falsas?
- Toda creencia es respetable cuando es sincera y conduce a la práctica del bien. Las creencias reprobables son aquellas que arrastran al mal. 
839. ¿Es reprensible que avergoncemos por su creencia a aquel que no piense como nosotros?
- Es no tener caridad y atentar contra la libertad de pensamiento. 
840. ¿Significa atentar contra la libertad de conciencia el poner impedimentos a creencias que por su índole perturban la sociedad?
- Se puede reprimir los actos, pero la creencia íntima es inaccesible. 
Reprimir los actos exteriores de una creencia, cuando tales actos acarrean cualquier perjuicio a los demás, no es atentar contra la libertad de conciencia, por cuanto dicha represión deja a la creencia su entera libertad. 
841. Por respeto a la libertad de conciencia, ¿debemos permitir que se difundan doctrinas perniciosas, o es posible, sin atentar contra esa libertad, tratar de reconducir a la senda de la verdad a aquellos que se han extraviado a causa de falsos principios?
- Por cierto que podemos obrar así, e incluso debemos hacerlo. Pero enseñad, a la manera de Jesús, mediante la dulzura y la persuasión, y no por la fuerza, lo cual sería peor que la creencia de aquel a quien queréis convencer. Si algo existe que sea permitido imponer, es el bien y la fraternidad. Pero no creemos que el medio de lograr que se les admita sea obrar con violencia. La convicción no se impone. 
842. Puesto que todas las doctrinas abrigan la pretensión de ser la única expresión de la verdad, ¿por qué signos podremos reconocer a aquella que tenga el derecho de presentarse como tal?
- Será la que haga más hombres de bien y menos hipócritas, vale decir, más hombres que practiquen la ley de amor y caridad en su mayor pureza y en su más amplia aplicación. Por ese indicio reconoceréis que una doctrina es buena, pues toda doctrina que tenga por resultado sembrar la discordia y establecer demarcaciones entre los hijos de Dios no puede ser sino falsa y perniciosa.
EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS 
ALLAN KARDEC
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              LOS ESPÍRITAS SON LIBRES PENSADORES

 En el articulo "El libre pensamiento y la libertad de conciencia" dice Kardec: "El libre pensamiento, en su acepción mas amplia, significa: libre examen, libertad de conciencia y fe raciocinada; él simboliza la emancipación intelectual, la independencia moral, complemento de la independencia física; Él no quiere mas esclavos del pensamiento, ni esclavos del cuerpo, porque lo que caracteriza el libre pensador, es que piensa por si mismo y no por los otros, en otras palabras, que su opinión le pertenece particularmente.
Puede, pues, haber libres pensadores en todas las opiniones y en todas las creencias. En ese sentido, el libre pensamiento eleva la dignidad del hombre; le  hace un ser activo, inteligente, en lugar de una máquina de creer.
Veamos que de esta cita, emerge el entendimiento de que el libre pensamiento es fe raciocinada, manifestación clara de la libertad de conciencia, que asiste todas las criaturas, como un derecho inalienable y expresión de las divinas leyes.
 El libre pensar, dignifica al individuo, pues lo mismo abandona la indigencia intelectual de la creencia ciega y al edificar en la práctica la propia autonomía, aprende a pensar con criticidad, libertándose de la pereza mental que tiene sometido a multitudes, a una manera mediocre de ser y de estar en el mundo.
No se trata de auto-suficiencia, es una simple actitud de superación frente a la postura de adiestramiento y condicionamiento ante la tutela ajena, históricamente producida en el seno de las teologías dogmáticas.
 El Espiritismo, como propuesta filosófica, que sale a borbotones del mundo de los Espíritus, sugiere al adepto esclarecido, la práctica consciente de la libertad de pensar,  una actitud filosófica sin miedo ni culpa , madurando su propia reflexión sobre el contenido que la Doctrina presenta, mediante el estudio perseverante, racionado y serio de los textos de Kardec.
 Nadie extrañe la naturalidad con lo que podemos lidiar, con la expresión "libre pensador" en la comunidad espirita, pues, el maestro Allan Kardec, al hacer un balance sobre el movimiento espirita de 1867, esclarece que podemos entender como libres pensadores, a todas las personas "que no se sujetan à la opinión de nadie, en materia de religión, ni de espiritualidad".
 Destaca todavía, en otro texto, que esta calificación, no especifica ninguna creencia en particular, pero que podría ser aplicada a los distintos matices del espiritualismo racional, y en ese caso, "todo hombre que no se guíe por la fe ciega, es, por esto mismo, un libre pensador; por eso este título, LOS ESPÍRITAS SON LIBRES PENSADORES."
Luego, recordemos que la fe raciocinada, profesada en el Espiritismo, preconiza la libertad de pensar y el libre examen, actividad intelectual indispensable de un adepto sincero y lúcido, con fin que desarrolle  una actitud filosófica definida, delante de la Doctrina de los Espíritus.
Se concluye, de este modo, que el espirita antes de ser un creyente, deberá constituirse en un libre pensador, porque solamente le  merece creencia aquello que  comprende racionalmente y por lo tanto tiene convicción.
  [*] Revista Espírita, febrero de 1867.[7] Revista Espírita, enero de 1867.
 Tomado del articulo "Por Una Actitud Filosófica" de Vinícius Lousada
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CONCIENCIA

Cuando las noticias tratan de accidentes con aeronaves, es común oigamos hablar de la “caja negra”, que a pesar  de la destrucción del avión, es preservada, porque está estructurada con el fin de registrar las causas del desastre.

Haciendo un paralelo, podemos decir  que nuestra conciencia es la “caja negra” en la cual quedan registrados nuestros pensamientos y actos, sin que la muerte logre apagar, una  coma  siquiera, de todo cuanto hicimos.

Así, aquellos que no conseguimos concebir el mecanismo  del que se sirven las leyes divinas para contabilizar  los equívocos y aciertos cometidos, podemos imaginar, de qué forma eso acontece.

¿Ahora, si los hombres, creados por Dios, tienen medios de construir  un compartimiento en la aeronave, capaz de registrar las ocurrencias para su posterior análisis, porque es que Dios, inteligencia suprema del universo, no tendrá mejores condiciones de preservar, en nuestra conciencia, los registros necesarios?

Aquellos que pensamos que la muerte del cuerpo físico apagará nuestros hechos, estamos en verdad muy equivocados.

¿Si así fuese, como entender o decir Jesús, que “a cada uno será dado según sus obras”?

¿Más como es que responderemos ante las leyes, si no las conocemos?

Los Espíritus superiores dicen que las leyes divinas están inscritas en nuestra conciencia, de esa forma, no podemos alegar ignorancia.

La afirmativa evangélica de que todos los pecados serán perdonados, excepto los que fueran cometidos contra el espíritu, habla esa realidad.

Los pecados contra el espíritu, son las infracciones cometidas contra la conciencia, esto es, los equívocos conscientes.

Podemos afirmar, sin miedo a errar, que muchas actitudes equivocadas, no tienen el aval de nuestra conciencia, pues sabemos que estamos haciendo mal.

Esa voz interior, que nos acude a la mente cuando planeamos una acción mala, es la voz de la conciencia para advertirnos que no concreticemos. Lo que ocurre, la mayoría de las veces, es que no le prestamos oído.
Si aun mismo en la   justicia humana, hay  distinción  entre el crimen engañoso  y el doloroso, no podría ser diferente cuando la justicia divina, que juzga siempre por la intención, y nunca por las apariencias.

No es otro el motivo por el cual Jesús asevera que más le será cobrado a quien más tuviera. Quien más sabe, es más responsable por sus actos.

Es de esa forma que cada uno responderá, ante las leyes divinas, delante del tribunal  implacable de la propia conciencia, por todos los actos practicados.

Así, es importante que consultemos periódicamente los registros de nuestra “caja negra”, para que en la hora de la averiguación no nos decepcionemos con  nosotros mismos.

¡Y no tengamos dudas! Todos tendremos nuestro memento de prestación de cuentas a la divinidad a través de nuestra conciencia.

Y tengamos la certeza de que solamente responderemos por nuestros actos, jamás por los actos de los otros, porque “a cada uno según sus obras”.

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¿Usted sabia que las leyes divinas son de justicia y amor?

¿Y  que esas leyes no quiere la muerte del equivocado, más si la eliminación del equívoco?

Son también leyes de misericordia, pues nos permiten oportunidades siempre renovadas para el aprendizaje de las lecciones de la vida, sin embargo las circunstancias no sean las mismas, principalmente para los recalcitrantes, que no quieren aprovecharlas debidamente.

Por esa razón, no debemos odiar a la hora de hacer el bien en la medida de nuestras fuerzas, para que nos liberemos de una vez por todas, de los grilletes que nos mantienen presos al sufrimiento, y alcemos vuelos más altos, en la dirección de la felicidad que nos espera.


Trabajo realizado por Merchita

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