sábado, 10 de enero de 2015

Hay Espíritus



ENERGÍA SEXUAL Y POLTERGEIST

A comienzo del siglo, investigadores como César Lombroso, Enrico Morselli y Hereward Carrington, hablaron sobre la posibilidad de la maduración de las energías sexuales que estuvieran conectadas a los fenómenos como los de poltergeist, debido a la influencia de las glándulas endocrinas y sexuales sobre la vida psíquica de las personas.

¿Como ocurre esto? ¿Serían energías sexuales mal canalizadas? ¿Cómo educar al médium en esta circunstancia?

Divaldo Franco – Hemos observado, en las experiencias de poltergeist, de apedreamiento, de combustión espontánea, de objetos que se desplazan, que existe siempre próximo o en los alrededores un adolescente. En ese momento de la pubertad, cuando las energías sexuales comienzan a componer los órganos anexos, hay naturalmente, una fuerza que eclosiona en el individuo y que los Espíritus livianos, enemigos de otras vidas que los asesoran, utilizan. Conocemos personas en las cuales ellas clavan agujas, alfileres, y dan cortes o escriben palabras, haciendo que la epidermis sangre, imprimiendo allí los fenómenos de poltergeist, muy dolorosos, gracia a su pasado criminal y la energía liberada. La terapéutica esencial es atender a esos jóvenes con el pase, de inmediato, con la evangelización y, a medida que van pasando de pubertad para otra fase, la maduración mental, la disciplina sexual, el control de sus energías genésicas, porque nada se pierde en la Naturaleza. El organismo es un laboratorio, y el orgasmo que no es exteriorizado, por esta o aquel impulso de una relación, el organismo libera espontáneamente durante el sueño o es transformado en energías de otro contenido.

Me contó Chico Xavier como los Espíritus lo ayudaron a transformar sus energías sexuales en fuerzas para la psicografia, y después que él me contó una bella historia que le fue narrada por Emmanuel, en una simbología muy bonita, aprendí también a canalizar las fuerzas sexuales, para que me dieran potencia de voz, me ayudasen en otros ministerios.

El Dr. Jorge Andréa dos Santos, escribió un libro admirable que se titula Fuerzas Sexuales del alma, en la que hay una canalización muy buena, porque las glándulas endocrinas son fundamentales a nuestra vida orgánica, psicológica, psíquica, y esas energías bien canalizadas que los esotéricos acostumbran a llamar Kundaline, - la serpiente – eleva la potencia vibratoria para el cerebro, a fin de vitalizar el órgano cerebral. Ese ejercicio mental lo podremos hacer a través de la meditación. No me refiero a la meditación trascendental exclusivamente, sino, por la reflexión, por la disciplina del pensamiento, porque nuestros órganos sexuales atienden a los llamamientos de nuestra vida mental, y cuando, por casualidad, se manifiestan extemporáneamente, estamos bajo disturbios de comportamiento. De ahí que, las fuerzas sexuales son muy importantes para el ejercicio de la mediumnidad, que las pueden gastar sin acostumbrar a llamarla Kundaline, - la serpiente – eleva la potencia vibratoria para el cerebro, a fin de vitalizar el órgano cerebral. Ese ejercicio mental podremos hacerlo a través de la meditación. De ahí, las fuerzas sexuales son muy importantes para el ejercicio de la mediumnidad, que las pueden gastar sin ningún perjuicio.

Cuando las personas tienen una vida sexual saludable, - y yo me refiero a una pareja, a compañeros que viven con dignidad, en castidad moral, porque no es el trato sexual que desgasta el funcionamiento de los órganos o pervierte al individuo, sino la mente viciada que lanza toxinas en la intimidad de las glándulas sexuales, desarmonizándoles el equilibrio y generando distonías emocionales – logran un perfecto equilibrio psicofísico. Existen también las hormonas de la ternura, el orgasmo del amor psíquico, el éxtasis; en los éxtasis de Santa Teresa, San Francisco de Asís, de otros, el organismo tenía descargas de orgasmo como es natural, porque el cuerpo aún es animal, es constituido de instintos. En el momento de la elevación y del éxtasis, el cuerpo reacciona conforme su constitución, con las glándulas de secreción externa. Podemos canalizar esas energías con resultados muy saludables para nuestra permanente vitalidad.

Hay una imagen del pensamiento de Buda que, as veces, yo utilizo. Si tomáramos una vela, encendiéramos el pabilo en una sala cerrada, el combustible que mantiene la llama tardará, digamos, ocho horas hasta acabarse. Si abriéramos una ventana que canalice viento, el combustible soportará tal vez cuatro horas. Si encendiéramos la vela en los dos extremos, el combustible no durará dos horas, lo que equivale a decir, cuando gastamos el combustible con energía, nosotros le multiplicamos el tiempo de uso. Cuando lo consumimos demasiado, desperdiciamos energía, y naturalmente se acaba, sin que tengamos una idea de tiempo. Los médiums, que ejercen saludablemente su facultad, deben tener equilibrio, disciplina, educación sexual, como deben tenerla moral, en el sentido genésico, general, porque no adelanta controlar el aparato genésico y hablar de la vida ajena, tener odio y guardar resentimiento. Conozco personas muy bien educadas sexualmente, pero portadoras de resentimientos terribles, de envidia impiedosa y que adoran crucificar al prójimo, diciendo: - “Yo vivo con pureza de alma”- que también es un conflicto psicológico, mediante el cual la persona proyecta imagen que no tiene coraje de hacer y exhibe la falsa pureza como mecanismo de proyección del ego.

Entonces, las fuerzas genésicas deben ser muy bien canalizadas como todas nuestras energías, con finalidad edificante.

( Enviado por Isabel Porras )
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 Felices los que nada esperan de los demás porque nunca serán defraudados. Anónimo 

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Pruebas voluntarias. - El verdadero     silicio

Preguntáis si os es permitido aligerar vuestras propias pruebas; esta pregunta tiene relación con esta otra: Al que se ahoga, ¿le es permitido el que procure salvarse? Al que se clave una espina, ¿sacársela? Al que está enfermo, ¿llamar al médico? Las pruebas tienen por objeto ejercitar la inteligencia, del mismo modo que la paciencia y la resignación; un hombre puede nacer en una posición penosa y embarazosa, precisamente para obligarle a buscar los medios de vencer las dificultades. El mérito consiste en soportar sin murmurar las consecuencias de los males que no se pueden evitar, en perseverar en la lucha, en no desesperarse si no se sale bien del negocio; pero no en el abandono, que sería más bien pereza que virtud.

Naturalmente esta pregunta conduce a esta otra. Puesto que Jesús dijo: "Bienaventurados los afligidos", ¿hay mérito en proporcionarse aflicciones agravando sus pruebas con sufrimientos voluntarios? A esto contestaré muy claro. Si hay un gran mérito cuando los sufrimientos y las privaciones tienen por objeto el bien del prójimo, porque es la caridad por el sacrificio; no, cuando no tienen otro objeto que uno mismo, porque eso es un egoísmo fanático. Aquí debe hacerse una gran distinción; en cuanto a vosotros, personalmente, contentáos con las pruebas que Dios os envía, y no aumentéis la carga, ya de por sí muy pesada a veces: aceptadlas sin murmurar y con fe; es todo lo que El os pide. No debilitéis vuestro cuerpo con privaciones inútiles y maceraciones sin objeto porque tenéis necesidad de todas vuestras fuerzas para cumplir vuestra misión de trabajo en la tierra.
Torturar y martirizar voluntariamente vuestro cuerpo, es contravenir a la ley de Dios, que os da los medios de sostenerle y fortificarle; debilitarlo sin necesidad, es un verdadero suicidio. Usad, pero no abuséis, tal es la ley; el abuso de las mejores cosas, lleva consigo mismo el castigo en sus consecuencias inevitables.
Otra cosa es con respecto a los sufrimientos que uno se impone para el alivio del prójimo. Si sufrís frío y hambre para calentar y alimentar al que tiene necesidad y por lo cual vuestro cuerpo padece, este es un sacrificio que Dios bendice. Vosotros, los que dejáis vuestros perfumados tocadores para ir a las infectadas bohardillas a llevar el consuelo; vosotros, los que ensuciáis vuestras delicadas manos curando llagas; vosotros, los que os priváis de lesueño para velar a la cabecera del enfermo que es vuestro hermano en Dios; vosotros en fin, los que gastáis vuestra salud en la práctica de las buenas obras, ya tenéis vuestro silicio, verdadero silicio de bendición, porque los goces del mundo no han secado vuestro corazón, no os habéis dormido en el seno de las voluptuosidades enervadoras de la fortuna, sino que os habéis hecho los ángeles consoladores de los pobres desheredados. Mas vosotros, los que os retiráis del mundo para evitar sus seducciones y vivir en el aislamiento ¿para qué servís en la tierra? ¿En dónde está vuestro valor en las pruebás, puesto que huís de la lucha y evitáis el combate? Si queréis un silicio, aplicadlo a vuestra alma y no a vuestro cuerpo; mortificad vuestro espíritu y no vuestra carne; azotad vuestro orgullo, recibid las humillaciones sin quejaros, martirizad vuestro amor propio; sed fuertes contra el dolor de la injuria y de la calumnia, más punzante que el dolor corporal. Ese es el verdadero silicio cuyas heridas os serán tomadas en cuenta, porque atestiguarán vuestro valor y vuestra sumisión a la voluntad de Dios. (Un Angel Guardián. París, 1863).

"¿Debe ponerse término a las pruebas del prójimo cuando se puede, o por respeto a la ley de Dios, se les ha de dejar seguir su curso?"
Os hemos dicho y repetido muchas veces que estáis en esa tierra de expiación para acabar vuestras pruebas, y que todo lo que os sucede es consecuencia de vuestras existencias anteriores y el interés de la deuda que debéis pagar. Pero este pensamiento provoca en ciertas personas reflexiones que es necesario cortar, porque podrían tener funestas consecuencias. Algunas piensan que desde el momento en que se está en la tierra para expiar, es menester que las pruebas sigan su curso.
Los hay también que llegan a creer que no solamente no debe hacerse nada para atenuarlas, sino que, por el contrario, es menester contribuir a hacerlas más provechosas recrudeciéndolas; esto es un gran error. Sí, vuestras pruebas deben seguir el curso que Dios les ha trazado; ¿pero conocéis acaso ese curso? ¿Sabéis hasta qué punto debén llegar; y si vuestro Padre misericordioso ha dicho al sufrimiento de tal o cual de vuestros hermanos "De aquí no pasarás?" ¿Sabéis si su Providencia os ha elegido, no como un instrumento de suplicio para agravar los sufrimientos del culpable, sino como el bálsamo de consuelo que debe cicatrizar las llagas que su justicia había abierto? No digáis, pues, cuando veáis herido uno de vuestros hermanos: es la justicia de Dios, y es preciso que siga su curso; sino decid lo contrario: veamos qué medios nuestro Padre misericordioso ha puesto a mi alcance para aliviar los sufrimientos de mi hermano: veamos si mis consuelos morales, mi apoyo material y mis consejos podrán ayudarle a sobrellevar esta prueba con más fuerzas, paciencia y resignación; veamos si quizá Dios ha puesto en mis manos los medios de hacer cesar ese sufrimiento, o si me ha sido también a mí como a prueba, y tal vez como expiación, cortar el mal y reemplazarlo por la tranquilidad.
Ayudáos, pues, siempre, en vuestras pruebas respectivas, y no os miréis jamás como instrumentos de tormento; este pensamiento debe desagradar a todo hombre de corazón, mayormente a todo espiritista; porque el espiritista debe comprender mejor que los otros la extensión infinita de la bondad de Dios. El espiritista debe pensar que su vida entera ha de ser un acto de amor y de abnegación, y que cualquier cosa que haga para contrarrestar las decisiones del Señor, su justicia seguirá su curso. Puede, pues, sin miedo hacer todos los esfuerzos para endulzar la amargura de la expiación; pero sólo Dios es el que puede detenerla o prolongarla, según lo juzgue más conveniente. ¿No habría un orgullo muy grande en el hombre en creerse con derecho a exasperar la herida? ¿En aumentar la dosis de veneno en el pecho del que sufre, so pretexto de que tal es su expiación? ¡Oh! Contempláos siempre como un instrumento elegido para hacerla cesar. Resumamos: Todos vosotros estáis en la tierra para expiar, pero todos sin excepción debéis hacer todos vuestros esfuerzos para endulzar la expiación de vuestros hermanos, según la ley de amor y de caridad. (Bernardino, espíritu protector. Bordeaux, 1863).

"Un hombre está en la agonía, presa de crueles tormentos; se sabe que no hay esperanza de salvarle; ¿es permitido ahorrarle algunos instantes de agonía precipitando su fin?" ¿Quién puede daros el derecho de prejuzgar los destinos de Dios? ¿Acaso no puede conducir a un hombre al borde del sepulcro para sacarle de él, con el fin de hacerle volver en si y conducirle a otras meditaciones? En cualquier estado en que se encuentre un moribundo, nadie puede decir con certeza que haya llegado su última hora. ¿Acaso la ciencia no se ha engañado nunca en sus previsiones? Sé muy bien que hay casos que con razón pueden llamarse desesperados; pero si no queda esperanza de vida y salud, ¿no hay innumerables ejemplos de que en el momento del último suspiro, el enfermo se reanima y recobra sus facultades por algunos instantes? Pues bien. Esa hora de gracia que se le concede, puede tener para él la mayor importancia, porque ignoráis las reflexiones que ha podido hacer su espíritu, en las convulsiones de la agonía y los tormentos que puede ahorrarle un rayo de arrepentimiento. El materialista que sólo ve el cuerpo y nada le importa el alma, no puede comprender estas cosas; pero el espiritista que sabe lo que pasa más allá de la tumba conoce el precio del ultimo pensamiento. Mitigad los últimos sufrimientos tanto como podáis, pero guardáos de abreviar la vida, aun cuando no sea sino por un minuto, porque este minuto puede evitar muchas lágrimas en el porvenir. (San Luis. París, 1860).

"El que está hastiado de la vida, pero que no quiere quitársela, ¿es culpable si busca la muerte en un campo de batalla, con la idea de hacer útil su muerte?" Que el hombre se dé la muerte o que se la haga dar, el objeto es siempre abreviar su vida y por consiguiente, hay suicidio de intención, si no de hecho. El pensamiento de que su muerte servirá para algo, es ilusorio; no es más que un pretexto para dar un colorido a su acción y excusarla a sus propios ojos. Si tuviera formalmente el deseo de servir a su país, procuraría vivir defendiéndole y no muriendo, porque una vez muerto, de nada le sirve. La verdadera abnegación consiste en no temer a la muerte cuando se trata de ser útil, en desafiar el peligro, en hacer anticipadamente y sin pensar, el sacrificio de la vida pero la "intención premeditada" de buscar la muerte exponiéndose al peligro, aun cuando sea para hacer un servicio, anula el mérito de la acción. (San Luis. París, 1860).

"Un hombre se expone a un peligro inminente para salvar la vida a uno de sus semejantes, sabiendo de antemano que él mismo sucumbirá, ¿puede mirarse esto como un suicidio?"
Desde el momento que no existe la intención de buscar la muerte, no hay suicidio, sino sacrificio y abnegación, aun cuando se tenga certeza de perecer. ¿Pero quién puede tener esta certeza? ¿Quién ha dicho que la Providencia no tenga un medio inesperado de salvación en el momento más crítico? ¿Acaso no puede salvar al mismo que esté a la boca de un cañón? Muchas veces se puede querer llevar la prueba de la resignación hasta su último límite; entonces una circunstancia inesperada desvía el golpe fatal. (San Luis. París, 1860).

"Aquellos que aceptan sus sufrimientos con resignación, por sumisión a la voluntad de Dios y con la mira de alcanzar la felicidad futura, ¿no trabajan sólo para ellos mismos y pueden hacer que sus sufrimientos sean provechosos a otros?"
Estos sufrimientos pueden ser provechosos a otro, material y moralmente. Materialmente, si por el trabajo, las privaciones y los sacrificios que ellos se imponen, han contribuído al bienestar material de su prójimo; moralmente, por el ejemplo que dan de sumisión a la voluntad de Dios. Este ejemplo del poder de la fe espiritista puede excitar a los desgraciados a la resignación, salvarles de la desesperación y de sus funestas consecuencias para el porvenir. (San Luis. París, 1860).

Extraído de: "El Evangelio según el Espiritismo" - Allan Kardec

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HAY ESPÍRITUS
     

     Nuestro planeta Tierra, como lo conocemos, existe hace billones de años, afirman los investigadores. Estos mismos investigadores aseguran, también, que los hombres habitan este Orbe hace millones de años. Sin embargo, solamente hace quinientos años es que el hombre descubrió que la Tierra es redonda, y que la ley de gravedad no es una fuerza de arriba para abajo, sino una fuerza de fuera para el centro del planeta.
     
  Aún tras este descubrimiento, los hombres continuaron, por mucho tiempo, creyendo que solamente la Tierra es habitada por seres inteligentes. Fue necesario el progreso de la Ciencia y de la Tecnología para mostrar la amplitud del Universo y llevar los astrónomos y astrofísicos a comenzar a aceptar la natural y lógica posibilidad de vida inteligente fuera del ambiente terreno.
      
Ese avance de la Ciencia y de la Tecnología tiene, igualmente, proporcionado al investigador vislumbrar un universo multidimensional, con varios campos que se inter-penetran sin tocar en las percepciones de nuestros cinco sentidos materiales.
     
     Como siempre hubo comunicación entre los hombres y los Espíritus, siempre se teorizó acerca de la existencia de un mundo espiritual, tal como existe el mundo material.
      Allan Kardec tuvo la osadía de comenzar a desvelar ese mundo espiritual.
     Tras iniciar sus estudios sobre el asunto en 1855 y lanzar El Libro de los Espíritus, en 1857, publicó en enero de 1861 El Libro de los Médiums, un
verdadero código que describe las leyes que rigen la comunicación entre los hombres y los Espíritus. Inmediatamente de inicio, en su primero capitulo, llama la atención con la pregunta: “¿Hay Espíritus?”. Y comienza a desarrollar un razonamiento lógico, uniendo los hechos a la razón, que nos ayuda a comprender y a percibir el Espíritu, que siempre estuvo conviviendo con nosotros desde los principios de la Humanidad.
    
  Merece la pena analizar con Allan Kardec este asunto, leyendo y estudiando El Libro de los Médiums. Este nos trae respuestas para muchas dudas que cargamos con nosotros, especialmente las que dicen respecto a quienes somos, de donde venimos, para dónde vamos, cual es el objetivo de nuestra existencia, cual la razón del dolor y del sufrimiento. Son siempre respuestas que definen nuestra responsabilidad y que revelan para nosotros un futuro iluminado y prometedor.
    
      Con este estudio estaremos convencidos de que somos realmente Espíritus inmortales, como estamos todos convencidos, hoy, de que la Tierra es redonda.
  
 Artículo trascrito de la Revista Reformador de nº 2.183 de febrero de 2011 de la Federación Espírita Brasileña-FEB.

João Batista Cabral - Periodista radiofonico.
 Artículo publicado en el diario CINFORM de Aracaju-Sergipe(Brasil) el dia 21 de Febrero de 2011 para una edición de 25.000 ejemplares.
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