lunes, 5 de enero de 2015

Evangelio y Espiritismo


Evangelio y Espiritismo, un himno
al amor inmortal


El trabajo de Kardec en la elaboración de El Evangelio según el Espiritismo y la transformación del pensamiento religioso de la humanidad

Parte 1

Después del lanzamiento de El Libro de los Espíritus (1857) y El Libro de los Médiums (1861), un nuevo desafío surgía en el horizonte, invitando a Allan Kardec para una tarea más de importancia: analizar, interpretar y dar vida a las enseñanzas de Jesús por medio de la visión espírita sobre el ser y la vida. Era, en verdad, un desafío, desentrañar el pensamiento vivo del modelo y guía de la humanidad de los textos evangélicos, sin caer en la tentación de hacer teología, o sea, un estudio formal, académico, de la religión.

Más aún, pues Kardec estaría defendiendo la cara religiosa del Espiritismo, desplegando las consecuencias morales de su filosofía, pero sin, con eso, crear una nueva religión, sólo destacando que la doctrina espírita también es religión, no en el sentido formal de dogmas, formalismos y rituales, sino en el amplio sentido de la religiosidad que presenta el parámetro de la fe razonada.

Estudioso igualmente de las cuestiones religiosas, habiendo escrito diversos artículos y análisis críticos a través de la Revista Espírita sobre las religiones católica y protestante, en textos que mostraban su amplio conocimiento, su argucia, y abastecido por amplios abordajes de los Espíritus Superiores, dio entonces inicio a la obra que tendría su edición definitiva en el año 1864, y que obtuvo por título El Evangelio según el Espiritismo.

La elaboración de la obra


Inicialmente tuvo que escoger la traducción francesa más fiel a los originales, la más aceptada por el clérigo católico, así como por los pastores protestantes. Escogió la traducción de Sacy, muy conocida y utilizada en la época. Pero ese fue sólo el inicio del proyecto. La vida y obra de Jesús es vasta. Muchos estudios ya habían sido publicados. Las interpretaciones variaban. Las discusiones teológicas eran interminables. ¿Por dónde comenzar? ¿Qué destacar? Siguiendo las orientaciones de los benefactores espirituales, eligió por contenido de la obra lo que es universal, inatacable y esencial para el progreso del hombre: las enseñanzas morales de Jesús.

Como informa en la presentación del libro, evitaba así entrar en el terreno de las polémicas, dedicándose exclusivamente a mostrar la visión espírita sobre las enseñanzas morales del Maestro y su aplicación a las diversas circunstancias de la vida. No iba a escribir un libro de discusión teórica, sino un manual práctico, un guión muy útil para que el hombre consiguiera, a través de la comprensión más profunda del Evangelio, encontrar respuestas para las causas de las aflicciones y el mejor camino para encontrar la paz y la felicidad, tanto en esta existencia como en la continuidad de la vida después de la muerte.

Advertido por los Espíritus, Allan Kardec sabía que cielos y tierras irían a temblar. Que su nombre sería excomulgado por los liderazgos católicos, que el libro sería colocado en el índice de libros prohibidos, que muchos espíritas no comprenderían la faceta religiosa de la doctrina, pero nada de eso importaba, pues sabía que El Evangelio según el Espiritismo era una obra impostergable, necesaria, un marco en la transformación de la cultura religiosa de la humanidad. Entonces, se puso en acción.

Leyó y releyó los Evangelios. Clasificó los pasajes por temas. Juntó las narraciones de los evangelistas. Los capítulos fueron surgiendo y los textos explicativos, siempre basados en los principios de la existencia de Dios, de la inmortalidad del alma, del intercambio entre desencarnados y encarnados y de la ley de evolución a través de la reencarnación, fueron siendo elaborados. A la vez, Kardec recibía de centenares de grupos espíritas esparcidos por Francia y demás países, mensajes de los Espíritus sobre los más diversos temas de las enseñanzas de Jesús. Tuvo entonces inicio una segunda etapa de la elaboración del libro: escoger de entre esos mensajes los que mejor encajaban en los temas de cada capítulo.

Fueron horas, días, semanas y meses consumidos en la elaboración del proyecto. Por lo menos dos años exhaustivos de trabajo regular, eso en medio de la correspondencias, ediciones mensuales de la Revista Espírita, viajes de propaganda del Espiritismo a través de charlas, reuniones semanales de la Sociedad Parisiense de Estudios Espíritas, en una gama variada de tareas que absorbían buena parte de su precioso tiempo, pero que él organizaba con método, extrayendo de cada hora el máximo posible en producción.

Así surgió el esquema del libro, seguido en cada capítulo: primero, a(s) pasaje(s) evangélica(s); segundo, los comentarios y explicaciones de Kardec; tercero, los mensajes de los amigos espirituales. Todo ordenado y concatenado con lógica y, a la vez, envuelto por el sentimiento sublime del amor, en una obra que hace vibrar las fibras más íntimas del alma.

Retiro espiritual

Informaciones publicadas en el libro Obras Póstumas, editada por los espíritas franceses en 1890, reuniendo textos y anotaciones inéditas de Allan Kardec, dan cuenta que el año de 1863, por solicitud de los Espíritus Superiores, el Codificador pasó dos temporadas fuera de París, donde residía, para colocarse en un ambiente más bucólico, apacible, donde pudiese concentrarse para la elaboración de la obra.

Así, estuvo primero en Ségur, en los alrededores de la capital francesa, donde poseía una pequeña propiedad que le ofrecía mayor tranquilidad para el trabajo. Fue en ese rincón que él tuvo un expresivo diálogo con un Espíritu amigo acerca del nuevo trabajo. Recordemos que nadie sabía en qué estaba trabajando él. El médium de nada sospechaba. Al preguntar sobre el trabajo que estaba realizando, recibió la siguiente respuesta:

Ese libro de doctrina tendrá considerable influencia, pues que explica cuestiones capitales, y no sólo el mundo religioso encontrará en el las máximas que le son necesarias, como también la vida práctica de las naciones sorberán de el instrucciones excelentes”.

En septiembre de 1863, Kardec se encontraba en Saint-Adresse, región litoral de Francia, en la región administrativa de la alta Normandia. Dirigió entonces carta a los compañeros de la Sociedad Parisiense de Estudios Espíritas, en el sentido de que ellos evocaran a los benefactores espirituales para que los mismos le dieran a él una comunicación sobre un asunto cualquiera, o sea, sobre lo que los Espíritus desearan. La comunicación habla directamente sobre la elaboración del nuevo libro, que los compañeros de la Sociedad desconocían:

Con esta obra, el edificio comienza a liberarse de los andamios y ya se le puede ver la cúpula a diseñarse en el horizonte. Continúa, pues, sin impaciencia y sin fatiga; el monumento estará listo en la hora determinada”.

Aún en esa comunicación tenemos la explicación del intercambio entre desencarnados y encarnados, revelando como los Espíritus nos auxilian:

Quiero hablarte de París, aunque eso no me parezca de manifiesta utilidad, una vez que mis voces íntimas se hacen oír en torno a ti, que tu cerebro percibe nuestras inspiraciones, con una facilidad de que ni tú aún sospechas. Nuestra acción, principalmente la del Espíritu de Verdad, es constante a tu alrededor y tal que no puedes negar”.

Informaciones importantes

El lanzamiento de El Evangelio según el Espiritismo, conforme informaciones de orden espiritual, representaba el golpe de misericordia en las falsas ideas teológicas, que habían colocado a Jesús como un ser místico, inaccesible a la comprensión de la mayoría, envuelto en misterios divinos. El libro venía a esclarecer muchos pasajes de sus enseñanzas, que solamente con la llave de la inmortalidad del alma y de la reencarnación podían quedar comprensibles. Una obra de aliento, a la vez de fácil lectura, donde lo “amaos unos a los otros” y el “haced al prójimo solamente lo que queréis que el prójimo os haga” quedan al alcance de todas las inteligencias.

Entonces Kardec proclama la bandera de todo espírita: “fuera de la caridad no hay salvación”, y demuestra que el espírita debe siempre utilizar la fe razonada, finalmente, “fe incuestionable es solamente aquella que puede encarar la razón cara a cara en todas las épocas de la humanidad”. Nada queriendo para sí, reconociendo que sólo había hecho el trabajo por así decir material de organizar el libro, proclama Allan Kardec en la introducción de la obra:

No será por la opinión de un hombre que se producirá la unión, sino por la unanimidad de la voz de los Espíritus. No será un hombre, y mucho menos nosotros que cualquier otro, que fundará la ortodoxia espírita. Ni será tampoco un Espíritu, viniendo a imponerse a quienquiera que sea. Es la universalidad de los Espíritus, comunicándose sobre toda la Tierra, por orden de Dios. Este es el carácter esencial de la doctrina espírita, en esto está su fuerza y su autoridad. Dios quiso que su ley fuera asentada sobre una base inquebrantable, y fue por eso que no la hizo reposar sobre la cabeza frágil de uno sólo”

El trabajo de Kardec en la elaboración de El Evangelio según el Espiritismo y la transformación del pensamiento religioso de la humanidad

El Cristianismo es universal, imponiéndose a todas las épocas, a todos los hombres y a todas las circunstancias. Es la verdad que transciende las culturas humanas, la cual tiende a ser reconocida por todos los pueblos, hasta los maestros locales, como Buda, Confucio, Mahoma y otros, fueron emisarios de la gran verdad, consubstanciada por las enseñanzas de Jesús. Y el Espiritismo, que es el Consolador Prometido, viene a avivar esas enseñanzas y esclarecer a muchos de ellos, hasta entonces mal interpretados. Por lo tanto, Cristianismo y Espiritismo se conjugan, se armonizan, se completan.

Con El Evangelio según el Espiritismo el pensamiento religioso de la humanidad entra en una nueva etapa, la era del espíritu que las claridades de los Espíritus, por toda la Tierra, anuncian. El hombre, el ser en el mundo, viene siendo preparado, generación a generación, para colocar el amor en acción, superando atavismos pasados, en la realización de la transformación moral de sí mismo y de la humanidad. Con el Espiritismo todo queda más fácil, y con esa monumental doctrina, no tenemos más disculpas para dar en el aplazamiento de esa misión, pues reconocemos, en definitiva, que a “cada uno es dado según sus obras”, y que tras la muerte, que es sólo del cuerpo, seremos responsabilizados por los rumbos de la sociedad humana, pues de ella formamos parte y en ella tenemos el deber de vivir de la forma más moralizada y espiritualizada que nos sea posible.

Significado profundo

Fueron necesarios mil ochocientos sesenta y cuatro años para que el hombre finalmente comprendiera las lecciones de Jesús, en espíritu y verdad. Ese tiempo fue necesario para la madurez espiritual de la humanidad, estando apta para estudiar la Buena Nueva a través de los prismas de la inmortalidad del alma, de la vida futura y de la reencarnación, como, en el inicio, así entendían los primeros cristianos. En la mitad del siglo diecinueve, en Francia de revoluciones y contrarrevoluciones, un emisario divino reencarnado, Allan Kardec, en diálogos repletos de reverencia y belleza con los Espíritus Superiores, trajo la llama a una obra inigualable, desafiante de las estructuras religiosas y sociales humanas: El Evangelio según el Espiritismo.

Explica Kardec que la obra trae la “explicación de las máximas morales de Cristo, su concordancia con el Espiritismo y su aplicación a las diversas situaciones de la vida”. Por lo tanto, El Evangelio según el Espiritismo no es un libro de teología, no se pierde en el enmarañado de discusiones interpretativas bien al gusto de los teólogos y filósofos, recogidos en discursos académicos interminables, en dudas históricas y otras cuestiones que desvían el Evangelio de su finalidad, o sea, la moralización y espiritualización del hombre.

Teniendo como base los principios de la Doctrina Espírita, Kardec se preocupó en estudiar las enseñanzas morales de Jesús, mostrando la aplicación práctica de ellos en el día a día de al vivencia humana, cuando la revelación espírita esclarece muchos puntos que solamente pueden ser entendidos con la visión inmortal del alma, la continuidad de la vida después de la muerte y la gran clave que es la reencarnación. Y afirma, vehemente: “Fe incuestionable es solamente aquella que puede encarar la razón, cara a cara, en todas las épocas de la humanidad”.

La historia del evangelio espírita

El libro fue publicado, inicialmente, con el título de Imitación del Evangelio. Kardec explica lo siguiente: "Más tarde, por fuerza de las observaciones reiteradas del Sr. Didier y de otras personas, lo cambié para ‘El Evangelio según el Espiritismo’, representando un manual de aplicación moral del Espiritismo”.

El 9 de agosto de 1863, Kardec recibió una comunicación de sus guías espirituales, sobre la elaboración del libro. La comunicación señalaba lo siguiente: "Ese libro de doctrina tendrá influencia considerable, porque explica cuestiones de interés capital. No solamente el mundo religioso encontrará en el las máximas que necesita, como las naciones, en su vida práctica, de el sorberán instrucciones excelentes. Hiciste bien al enfrentar las cuestiones de elevada moral práctica, del punto de vista de los intereses generales, de los intereses sociales y de los intereses religiosos".

Afirma José Herculano Pires, en una nota explicativa a su traducción de El Evangelio según el Espiritismo, que el es un “libro de cabecera, de lectura diaria obligatoria, de lectura preparatoria de reuniones doctrinarias, debe ser encarado también como libro de estudio, para mejor comprensión de la Doctrina”.

Kardec se limitó exclusivamente a las enseñanzas morales de Jesús, y, en la introducción, explica el por qué de esa opción:

Delante de ese código divino, la propia incredulidad se curva. Es el terreno en que todos los cultos pueden encontrarse, la bandera bajo la cual todos pueden abrigarse, por más diferentes que sean sus creencias. Porque nunca fue objeto de disputas religiosas, siempre y por todas partes provocadas por los dogmas. Si lo discutieran, las sectas habrían, de hecho, encontrado en el su propia condena, porque la mayoría de ellas se apega más a la parte mística que a la parte moral, que exige la reforma de cada uno. Para los hombres, en particular, es una regla de conducta que comprende todas las circunstancias de la vida privada y pública, el principio de todas las relaciones sociales fundadas en la más rigurosa justicia. Es, por fin, y por encima de todo, el camino interminable de la felicidad a conquistar, una punta del velo erguido sobre la vida futura. Es esa parte que constituye el objeto exclusivo de esta obra”.

La primera edición fue lanzada el 15 de abril de 1864, con el nombre de Imitación del Evangelio, e informada en el volumen del mismo mes de la Revista Espírita. En la Revista Espírita de noviembre de 1865, Kardec informa a los lectores que estaba “en la imprenta para aparecer en pocos días” la tercera edición de El Evangelio según el Espiritismo. Son suyas las palabras transcritas a continuación: “Esta edición fue objeto de una revisión completa de la obra. Además de algunas adiciones, las principales alteraciones consisten en una clasificación más metódica, más clara y más cómoda de las materias lo que hace su lectura y las búsquedas más fáciles”. Esa tercera edición es considerada definitiva, sirviendo de base para las traducciones del francés para el portugués.

Aún en la introducción, notamos el celo y el trabajo de Kardec para confeccionar el libro, al cual el daba gran importancia.

Reunimos en esta obra los tramos que pueden constituir, propiamente hablando, un código de moral Universal, sin distinción de cultos. En las citas, conservamos todo lo que era de utilidad al desarrollo del pensamiento, suprimiendo sólo las cosas extrañas al asunto. Además de eso, respetamos escrupulosamente la traducción original de Sacy, así como la división por versículos. Pero, en vez de prendernos a una orden cronológica imposible, y sin ventaja real en semejante asunto, las máximas fueron agrupadas y distribuidas metódicamente según su naturaleza, de manera que unas se deduzcan de las otras, tanto como sea posible. La indicación de los números de orden de los capítulos y de los versículos permite recurrir a la clasificación común, si se juzga conveniente”.

Un himno de amor

Hace poco más de dos mil años una luz como nadie nunca había visto inundó el planeta e inició la transformación moral de la humanidad. Esa luz representa el amor mayor, emanada de Dios, y traída por el Maestro de todos nosotros, Jesús. Y Él entregó la luz del amor a cada corazón a través de lecciones y ejemplos que desafían el tiempo y calientan las almas sedientas de la verdad eterna. Y, tras muchas luchas el tiempo histórico de la humanidad, una nueva luz, igualmente emanada de Dios, se hizo presente en el mundo para recordar las lecciones críticas: Allan Kardec.

Esa nueva luz codificó el Espiritismo, doctrina eminentemente cristiana, y, en la formación de los principios que la rigen, nos legó ese libro maravilloso que es El Evangelio según el Espiritismo, trayendo a las mentes y a los corazones las sublimes lecciones eternas de Jesús. Por ese motivo, las últimas palabras de Kardec en la introducción de la obra tocan las fibras más profundas del alma.

Esta obra es para el uso de todos; cada cuál puede de ella coger los medios de conformar su conducta a la moral de Cristo. Los espíritas en ella encontrarán, además de eso, las aplicaciones que les conciernen más especialmente. Gracias a las comunicaciones establecidas, de ahora en delante, de manera permanente, entre los hombres y el mundo invisible, la ley evangélica, enseñada a todas las naciones por los propios Espíritus, no será más letra muerta, porque cada cuál la comprenderá, y será incesantemente solicitado a ponerla en práctica, por los consejos de sus guías espirituales. Las instrucciones de los Espíritus son verdaderamente las voces del cielo que vienen a esclarecer a los hombres e invitarlos a la práctica del Evangelio”.
Vivamos el amor a través de la bondad y de la caridad, teniendo en El Evangelio según el Espiritismo no sólo nuestro libro de cabecera, sino nuestro guión infalible para ganar más pronto la perfección.

Marcus De Mario
                                                   

Marcus De Mario es Educador, Escritor. Ponente. Colaborador de la Radio Rio de Janeiro. Director del Instituto Brasileño de Educación Moral. Colaborador de la Asociación Espírita Hogar de Lola y del Centro Espírita Humildad y Amor, en la ciudad de Río de Janeiro, RJ.
                                          
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 La vida siempre te da dos opciones: la cómoda y la difícil. Cuando  dudes elige siempre la difícil, porque así siempre estarás seguro de  que no ha sido la comodidad la que ha elegido por ti 
-  Adolfo Suárez
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      PASIONES Y MALAS TENDENCIAS

¿Podría siempre el ser humano, mediante sus esfuerzos, derrotar sus malas tendencias?
- Sí, y a veces esforzándose poco. Lo que le falta es voluntad. ¡Ah! ¡Cuán pocos de vosotros os esforzáis!
                                                    -A. kardec-
910. ¿Puede el hombre encontrar en los Espíritus una ayuda eficaz para vencer sus pasiones?
- Si ruega a Dios y a su genio bueno con sinceridad, por cierto que los buenos Espíritus acudirán en su auxilio, por cuanto es esa su misión. (Véase el parágrafo 459).
911. ¿No hay pasiones tan vivas e irresistibles que la voluntad sea impotente de refrenar?
- Existen muchas personas que dicen: “quiero”, pero sólo en sus labios hay voluntad. Quieren, mas, están muy satisfechas de que la cosa no se produzca. Cuando alguien cree no poder dominar sus pasiones, es porque su Espíritu se complace en ellas, de resultas de su inferioridad. El que trata de reprimirlas tiene conciencia de su naturaleza espiritual. Derrotarlas significa para él una victoria del Espíritu sobre la materia.
912. ¿Cuál es el medio más eficaz para combatir el predominio de la naturaleza corpórea?
- Hacer renuncia de sí mismo.

EL LIBRO DE LOS ESPIRITUS CAP.XII, 909-912

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