miércoles, 28 de enero de 2015

Las vibraciones del rezo y la oración


       LOS MEDIUMS Y LA CIENCIA.

     
Florence Cook
 FLORENCE COOK

La historia del espiritismo está inscrita en el inmenso trabajo de Allan Kardec en Francia pero igualmente, más tarde, en Inglaterra gracias a los trabajos de eminentes científicos tales como William Crookes que estudió varios médiums entre ellos Florence Cook.
Joven todavía adolescente, su facultad permitió obtener la materialización completa de un espíritu llamado Katie King. Ante todo un poco de historia sobre esta joven.
¿Quién era ella y cómo aparecieron los signos de esta mediumnidad? Florence (o Florrie, como la llamaba su madre) nació en el este de Londres en 1856 y desde su niñez, afirmó que podía oír la voz de los ángeles. Más tarde su madre confirmaría el hecho de que su hija siempre había estado consciente de la presencia de espíritus, pero sus dones psíquicos no comenzaron a manifestarse sino hacia los quince años, durante experiencias en el domicilio familiar donde se observaban fenómenos de apariciones y desplazamiento de objetos.
Florence Eliza Cook fue la hija mayor de Henry Cook y su esposa. Su pequeña hermana Kate Selina también se iba a revelar como médium. En 1873 Florence tendría (dijo) diecisiete años, cuando
William Crookes
conoció a Crookes, pero sin duda hizo alguna trampa sobre su edad, para ilustrar mejor que el  el
valor de un médium no depende del número de años. Es poco probable, aunque haya sido así, que fuera en 1870, el año en que apareció su mediumnidad, una chiquilla de quince años, todavía alumna en la clase de la señorita Eliza Cliff, en Hackney, (por otra parte, ella debió abandonar la escuela cuando sus poderes se hicieron manifiestos). La madre, Emma Cook, fue visiblemente la instigadora e institutriz mediúmnica. Las primeras sesiones tuvieron lugar en Hackney, en el domicilio de los Cook.
Florence fue entrenada por el médium Herne, del tándem Herne y Williams. Tanto Herne como Williams,“materializaban” un espíritu que decía llamarse John King.
Escuchado porque ellos lo hacían escuchar y tocar, y a veces aparecía una mano supernumeraria, una mano que no pertenecía a ninguno de los presentes. Si bien uno y otro de los médiums, y los dos juntos en la época de su asociación, fueron desenmascarados con frecuencia, Herne y Williams no fueron por ello menos célebres en el espiritismo. Florence dio sesiones de aparición con Herne y
Williams hasta 1872. Fue durante estas sesiones que se manifestó por primera vez el fantasma de

Katie King materialización
Katie King, hija de John King. En esta etapa la aparición mostraba un brazo y su carita fresca, desde atrás de la cortina negra del gabinete mediúmnico donde estaba Florence inconsciente y atada. Los primeros relatos sobre la mediumnidad de Florence fueron publicados, desde 1871, por Thomas
Blyton, secretario de la Dalston Association of Inquirersinto Spiritualism, un grupo espírita de Dalston y Hackney que fue fundado en 1870. En 1872, William Crookes intervino en el momento del paroxismo de las experiencias cuando un espíritu se manifestaba de manera tangible y completa gracias al aporte mediúmnico de Florence. Este espíritu se manifestaba y hablaba. Él, o más bien ella, se llamaba Katie King y explicó que durante su última vida,fue Annie Morgan Owen, hija del pirata Henry Morgan que había sido ennoblecido y nombrado gobernador de Jamaica y que en el más allá se hacía llamar John King. En homenaje a su padre, deseaba manifestarse retomando el nombre de King y añadió el nombre de Katie. El objetivo de este espíritu era probar al mundo la supervivencia del alma utilizando las facultades de Florence Cook.
He aquí el extracto de una interesante entrevista a Gabriel Delanne realizada por el Dr. Paul Heuzé
Gabriel Delanne
que fue un escéptico de la gran época (años 20) cuando la
experimentación psíquica era realizada por eruditos sobre
grandes médiums. En particular es el autor de ¿Viven los
muertos? en dos tomos. La entrevista fue publicada en el
periódico L’Opinión junto con la del doctor Geley y la de
Camille Flammarion.
Las principales objeciones hechas por el doctor Paul Heuzé
son la no-cientificidad del espiritismo que se apoyaría en
un acto de fe y la atribución de fenómenos psíquicos a los
desencarnados cuando todo sería reductible a los vivos.
Entre otras cosas, Gabriel Delanne le respondió sobre estos
dos puntos. En su libro, Heuzé lo presenta e introduce la
entrevista de la siguiente manera:
“Gabriel Delanne, cuyo nombre es conocido y reputado,no sólo en el mundo de los espíritas sino en el mundo a secas es, desde hace muchos años, presidente de la Sociedad Francesa de Estudios de los Fenómenos Psíquicos, director de la revista científica y moral del espiritismo y presidente de la Unión Espírita Francesa.
Por supuesto, no fue por un interés en la evocación de los fantasmas, sino por el contrario, con una tendencia muy prosaica al realismo integral, que atravesé, un luminoso día de primavera, las pintorescas y verdes avenidas de la villa de Montmorency. Gabriel Delanne quiso recibirme allí con la más amable cordialidad…”
La entrevista también se encuentra en el libro de G.Bourniquel, de 1921, Los testigos póstumos. He aquí algunos extractos:
“Gabriel Delanne: ¿Nuestros instrumentos de prueba?
Como en cualquier otra ciencia, la observación y la experimentación. Siendo el hecho capital la manifestación después de la muerte, es allí donde nos hemos dedicado a experimentar. De allí, el fenómeno de las materializaciones que ustedes conocen, por lo menos en su forma. ¿Cuál es, para nosotros, el mecanismo de la materialización? Este: el alma (del muerto) pide prestadas al médium materia y energía, los dos elementos que ya no tiene, puesto que ya no tiene cuerpo, se sirve de su periespíritu como un molde para reconstituir exactamente el cuerpo que tenía.
Charles Richet
Paul Heuzé: ¿Sin duda quiere decir la apariencia del cuerpo que tenía?
Delanne: Digo el cuerpo, es decir un conjunto de órganos en pleno funcionamiento, un corazón que late, pulmones que respiran, sangre que circula. William Crookes, teniendo como médium a una joven de 17 años, la señorita Florence Cook ha logrado la materialización (y por otra parte, desde entonces no se ha visto nada mejor) de cierta Katie King, hija difunta del pirata Morgan, que iba y venía por su laboratorio y que tenía su personalidad absolutamente distinta de la de la señorita Cook, al punto de que la señorita Cook tosía por haber pescado un resfriado, y Katie King no tenía ningún síntoma del mal.
Crookes tomó más de treinta fotografías de Katie King.
Dr. Gibier
       Lombroso, el doctor Gibier y Charles Richet obtuvieron materializaciones del mismo género. Este fenómeno, aunque extremadamente raro, al contrario de lo que se dice, no se puede negar. Les haré observar aquí, además,entre paréntesis, que estos hechos de experimentación no vienen más que a unirse a los hechos de observación que la historia nos relata en gran número y de los cuales ahora no tenemos ninguna razón de dudar: las apariciones,  las transfiguraciones, las supuestas resurrecciones. La vida de Jesús, la de Mahoma, las vidas de los santos pululan de estos hechos; y lo que es notable, es que siempre se han desarrollado con las mismas características. Estudien la historia, les impactará esta verdad”.
Cesar Lombroso
William Crookes fue quien observó de cerca el ejercicio mediúmnico de Florence Cook. Desde las primeras experiencias, los asistentes comprobaron la materialización de un espíritu vestido de blanco, que declaró llamarse Katie King. Se manifestó durante los tres años que duró la experimentación que ella misma deseó durante su primera aparición. Se tomaron todas las precauciones para evitar el fraude, el erudito y sus asistentes a las sesiones tuvieron la posibilidad de asegurarse con sus manos de la realidad tangible del fantasma. Pudieron cortar bucles de su cabello y trozos de su vestido. Pudieron contemplar a la luz de una lámpara de fósforo a Katie King sonriente y jovial, hermosa y esbelta, rubia y serena en su vestido blanco
mientras su médium dormida, Florence Cook, pequeña y morena, estaba vestida de terciopelo negro o de lana azul.
Ante la extraordinaria, aunque muy real, aventura de Katie King, William Crookes tuvo esta conclusión en forma de afirmación: “¡Yo no digo que es posible, digo que es!”
Mientras tanto, Florence Cook se convirtió en Florence Corner por el vínculo matrimonial y se perdió su rastro en la historia. Sin embargo, semejante facultad mediúmnica no podía apagarse con el tiempo. Es pues más que probable que siguiera trazando su camino permitiendo al mundo de los espíritus, quizás bajo otra forma, comunicar a los hombres y a la humanidad su devenir espiritual.

Extractado de la revista Le Journal Spirite. No 78.
Autor Igor Monouchian.
Pag: 13 - 14
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       LAS VIBRACIONES DEL REZO Y LA ORACIÓN

En todas las épocas el ser humano ha guardado en mayor o menor medida, un sentimiento que lo ha acercado a Lo Superior, a veces con temor, pero siempre impulsado por el deseo de recibir protección,amparo y ayuda en el vivir cotidiano.
La oración es la elevación o proyección de pensamientos hacia Dios o hacia alguien en particular, para beneficiarnos o beneficiarle con nuestro Amor y buen deseo. Por tanto suponen una vibración mental y psíquica, dirigida a un objetivo en concreto, que puede ser un Espíritu o incluso al mismo Dios, con el fin de alabarlo, agradecerle o pedirle algo.
Es una sana y necesaria actividad espiritual, que supone abrir el alma a la Divina Sabiduría, llenándose de entendimiento y de paz interior.
Es un acto de amor, abriéndose a Dios en un estado receptivo, para poderse llenar de las inspiraciones Superiores, alimentando su alma con las fuerzas que fluyen de Su amor.
Es la mejor forma de comunicación entre el ser humano y Dios. En el acto de orar el alma se eleva más cuanto más reconoce su propia pequeñez y limitación ante la inconmensurable grandeza y perfección divina, por tanto la oración debe ser al mismo tiempo un acto de humildad, adoración y fe.
La oración correcta, es una vibración del alma que siempre alcanza sus objetivos, aunque sus resultados no sean siempre ni inmediatos ni los deseados . Cuando así sea, sepamos dar gracias al Padre Celestial, porque no nos da lo que le pedimos sino lo que realmente necesitamos, y es que muchas veces lo que humanamente pedimos no es precisamente aquello que más nos conviene desde un punto de vista espiritual.
Los problemas de la vida no nos deben impedir dedicar pensamientos a Dios a cada instante , en oración y adoración, pues solo hay un Dios y solo a El hay que adorar.
Nadie estamos libres de pecado por lo que todos tenemos la necesidad de pedir al Padre de todo corazón ,el regalo de Su Amor y esto se logra a través de la oración y de la fe.
Los deseos de bien dirigidos hacia una meta, atraen el apoyo del mundo espiritual, pudiendo ayudar moralmente y hasta en ciertos casos, incluso a restablecer la salud de personas por quienes se pide o se les desea el bien; no obstante, como ya se ha dicho, no siempre conseguimos el milagro solicitado o el objetivo que deseamos, pero en cualquier caso, siempre ganamos todos en fuerza interior, resignación e ideas nuevas que nos ayudan a mejorar y a superar la prueba. No supone esto que a veces Dios no nos escuche, sino que lo que nos viene como respuesta, es precisamente lo que necesitamos para nuestra mejora evolutiva.
Rezar significa “recitar”, y esto solo es útil y positivo si va acompañado del sentimiento e intención positivos que por sí mismos ya son una oración. De otro modo el rezo no pasa de ser una serie de palabras vacías de contenido y carentes de sentido.
La auténtica oración constituye tan fuerte energía psíquica y espiritual, que tiene a veces efectos sorprendentes y casi “milagrosos”;, pues es capaz de corregir cualquier desorden moral, y hasta físico, aliviando así a Seres que se sienten desgraciados o enfermos, porque les causa un efecto de consuelo, alivio y en ocasiones, hasta de curación. En este caso es de señalar que también interviene otra ley , de la que más adelante analizaremos, llamada de Causa y Efecto. Por otra parte, el rezo y la oración condicionan la mente con la intención y la fuerza para hacer grandes obras.
Cuando la oración se practica en grupo, por unos objetivos justos, nobles y caritativos, no se suma el efecto individual de cada oración, sino que se multiplica la potencia con la que se eleva hasta el plano espiritual hacia donde se dirige.
Dios siempre responde a la auténtica oración por medio de Sus ángeles o Espíritus que le sirven haciendo Su Voluntad, o directamente por la influencia de Su Amor o Espíritu Santo que funciona dentro del alma humana.
A veces parece que a Dios se le pretende chantajear con oraciones o rezos , como cuando se le pide : “ Si me concedes esto, te prometo lo otro...”, y parece que así le coaccionamos y casi le exigimos que nos conceda lo que le pedimos, porque parece que si no se le pide, El no se acuerda de dar. ¿ No es esta una idea injusta y absurda?. Menos aún se debe exigir nada en la oración. Quien ora no puede exigir, sólo rogar o solicitar. Además tengamos en cuenta que Dios ayuda a quienes se ayudan a sí mismos y lo merecen por su esfuerzo.
Y es que la oración no consiste solo en pedir, sino en dar lo mejor de uno mismo a los demás, a través de pensamientos, sentimientos de gratitud y acciones positivas y aún sacrificadas, dentro de una tónica del estado anímico elevado.
La oración más sublime que se puede realizar es la que se hace inconscientemente cuando cumplimos nuestros deberes y obligaciones diarias.
La gente que hace oración debería tener claro que a Dios no se le puede engañar o chantajear con la exigencia de que El haga nuestra humana voluntad por justa que la creamos, en lugar de estar en disposición de aceptar nosotros Su Voluntad Divina ,aceptando y encarando las dificultades de la vida.
La oración, no desvía la Justicia Divina, pero en cualquier caso, siempre es una vibración mental y espiritual positiva, que llega hasta el Ser por el que se ora, y esto siempre le es un alivio y consuelo, porque ,por ejemplo si es un Ser desencarnado, siente el afecto y el recuerdo de los que están orando por él En cualquier caso a toda clase de Seres, encarnados o desencarnados, les llega mediante la oración, una energía mental positiva que les alivia y fortalece. A veces la oración no cambia las circunstancias, pero en cualquier caso siempre da visión para comprenderlas y fuerza para superarlas.
Para orar no se requieren frases hechas ni lugares ni posiciones especiales, solo la sinceridad y el deseo de hacerlo elevando el pensamiento, así como del sentimiento que se le imprima, porque nuestro corazón cuando se cubre de humildad y emoción, es el altar mas bello para llegar a Dios.
Sin este contacto con Dios, el hombre pierde la comprensión de sus designios, terminando por olvidarlo, y cuando alguna vez por situaciones límite de una vida dura quiere restablecer el contacto, se siente aturdido y no sabe como hacerlo. Muchas criaturas buscan a Dios cuando están dsesperadas, y como perdieron hace tiempo el contacto, apenas consiguen encontrar alivio.
También es una forma de orar cuando admiramos la magnífica obra del Creador en la contemplación de la Naturaleza o de sus criaturas, sintiendo una admiración, un agradecimiento y un Amor, al Autor Supremo de las mismas.
La mas eficiente es la que se hace a través del bien al prójimo en una inspiración de Amor.
A algunos Seres desencarnados , las oraciones por ellos les llegan a conmover y les impulsan a acelerar su arrepentimiento por los actos equivocados de su vida, lo cual es condición indispensable para que sean socorridos ; en ese caso se les hace sentir que su socorro les llega gracias a la intercesión que se hace por ellos, lo que les causa una inmensa gratitud y afecto por los que así le muestran su cariño y su piedad.
Debemos saber que cuando nuestras peticiones son justas, son atendidas desde el Plano Espiritual Superior, y muchas veces contestadas, no por medio de milagros , sino por medio de soluciones inesperadas ante el problema, que a veces llegan como de puntillas, de modo sencillo e impensado, como una casual circunstancia salvadora del problema, o a veces también por medio de una intuición que nos sugiere la solución del problema.
Se puede pedir ayuda tanto para personas de este mundo, como para Seres desencarnados que necesitan asistencia para aprender a seguir desenvolviéndose en su nueva situación en el mundo espiritual. La ayuda para otras personas puede ser de carácter espiritual, o de carácter físico, como es el caso de enfermos o de personas que vayan a ser intervenidas quirúrgicamente etc. En cualquier caso es necesario, conveniente y beneficioso orar por los demás solicitando ayuda al mundo espiritual. Tengamos en cuenta que antes nos cansamos nosotros de pedirles ayuda , que ellos de que les pidan y de ayudar.
- Jose Luis Martín-

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Como mínimo la oración nos tranquiliza para que encontremos por nosotros mismos la salida para las dificultades a que estemos enfrentados”
- Chico Xavier -
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                   ALLAN KARDEC,
ARQUITECTO INDISPENSABLE DEL
ESPIRITISMO
“El espiritismo es una ciencia que trata de la naturaleza, origen, y destino de los espíritus, y sus relaciones con el mundo corporal. Esta nueva ciencia, cuyo nacimiento en Francia se sitúa a 
mediados del siglo XIX, es a la vez una ciencia de observación y una doctrina filosófica como ciencia práctica”.

Allan Kardec (¿Qué es el Espiritismo?)

El destino del espiritismo está íntimamente ligado a su definición.
Cuando una noción es demasiado amplia y cubre un perímetro demasiado ilimitado, se hace imprecisa y, lo que es peor, ya no significa nada. En la palabra “espiritismo”, se encuentra a menudo la broma, la incredulidad, cuando no es el desprecio. En nuestro mundo, víctima demasiado fácilmente del prejuicio, su interlocutor “sabe” ya de antemano de qué le quieren ustedes hablar: “mesas giratorias, fantasmas y casas encantadas, ‘espíritu, ¿estás ahí’?”, locos más o menos charlatanes…”
Para vencer las deformaciones malintencionadas y salir de los carriles del prejuicio que establecen atajos que conducen al ridículo, es preciso saber volver a su fundador:
Allan Kardec. ¿El objetivo? Comprender bien la verdadera naturaleza del espiritismo, encontrar su verdadera definición así como sus actitudes filosóficas.
Si el espiritismo no es “ni una concepción personal, ni el resultado de un hombre”, como lo decía él mismo, veremos que es indisociable de su fundador, en lo que fue como hombre y espíritu encarnado a mediados del siglo XIX. Antes de Allan Kardec, el espiritismo no existía como tal, aunque la comunicación con el alma de los muertos sea una práctica secular.
Este hombre supo efectuar un considerable trabajo de síntesis para construir todo un edificio filosófico y científico de referencia que define los grandes principios y la comprensión de las leyes  naturales que rigen la relación entre el mundo material y el espiritual, y sin el cual el espiritismo no sería lo que se ha vuelto, ni tal y como lo conocemos hoy en día.

El espiritismo antes de Allan Kardec, los precursores
Si bien el campo de investigación espírita referente al mundo de los espíritus encontró su enfoque hace más de 150 años,es evidente que los fenómenos de orden espírita han ocurrido desde los tiempos más lejanos de la historia de la humanidad.
El mundo invisible se adapta a las civilizaciones, las épocas y las comarcas, donde las prácticas se remiten a la magia y las ceremonias revisten el aspecto de cultos. A ratos se mezclan las almas de los antepasados, los dioses familiares, las intervenciones o fenómenos milagrosos, y el carácter o núcleo
científico del hecho manifestado (núcleo que Allan Kardec se esforzó por poner en evidencia) es ahogado por las creencias y la religiosidad que lo envuelven a falta de algo más elaborado y más codificado. Es pues difícil sintetizar de manera exhaustiva lo que precedió a Allan Kardec.
Sin embargo, es interesante señalar aquí y allá en la historia moderna de los hombres, tentativas de análisis de estas experiencias y hechos espíritas empíricos, por lo menos existe un conjunto de actas, tratados y textos que quieren recolectar y reunir lo vivido al respecto por el hombre, a falta de tener aún el material y la metodología para comprenderlo. De manera anecdótica, podemos citar la publicación en 1475 en la Suiza alemana, en Burgdorf específicamente, de un Tractatus de apparitionibus post exitum, del teólogo polaco Jacques Junterbuck. Citemos también un mamotreto de mil páginas publicado en Angers en 1586 por el demonógrafo Pierre Le Loyer y titulado (¡respiren profundo!): Discursos e historias de los espectros, visiones y apariciones de los espíritus, ángeles,
demonios y almas, haciéndose visibles a los hombres, dividido en ocho libros, los cuales por las visiones maravillosas y prodigiosas apariciones ocurridas, tanto sagradas como profanas, se manifiesta la certeza de los espectros y visiones de los espíritus, y se entreabren las causas de las diversas clases de apariciones de éstos, sus efectos, sus diferencias y los medios para reconocer los buenos y los malos, y cazar los demonios. Dos años más tarde apareció en Ruán, de la pluma de Noël Taillepied, doctor en teología (1540-1589) una obra más sobriamente impresa Psicología o tratado de la aparición de los espíritus, a saber, de las almas separadas, fantasmas,prodigios, accidentes maravillosos. Finalmente, recordemos en forma divertida la aparición en Sajonia en 1804, año de la
consagración de Napoleón I en Notre-Dame, pero también año del nacimiento de Allan Kardec, de un libro, que por cierto hizo algún ruido, de un tal Dr. Karl Wötzel de Chemnitz: Apariciones de mi esposa después de su muerte…
Emmanuel Swedemborg
El moderno precursor del espiritismo fue sin duda alguna el sueco Emmanuel Swedenborg (1688-1772), político, filósofo
místico, científico, personaje muy erudito, reconocido por su
saber, su mérito y su sabiduría, miembro de la Academia Real
de Ciencias de Suecia y ennoblecido por la reina Ulrica. Preocupado por la noción de Dios, la felicidad eterna y los sufrimientos morales del hombre, E. Swedenborg fue un precursor y un visionario en la medida en que intentó descubrir al Creador
escrutando la creación. En una época en que la ciencia llamada
moderna daba sus primeros pasos, aportó una dosis de racionalismo
calificado de científico e impulsó la transición entre una verdad revelada de manera profética desde hacía siglos y un enfoque razonado de realidades filosóficas y científicas.
Abrió la vía hacia esta metodología rigurosa de la observación de los hechos y los testimonios que envolvió de manera notable el conjunto de trabajos adelantados por A. Kardec más de un siglo más tarde. Su búsqueda y su actuación estaban dirigidas hacia la comprensión progresiva de Dios sobre la
base de enseñanzas obtenidas por revelación a través de una mediumnidad surgida en 1745. Lo que recibió por videncia y escritura le permitió establecer una doctrina que encontró ciertas similitudes con el espiritismo: existencia de un mundo invisible o espiritual que está en permanente correspondencia con el mundo natural o material, posibilidad de comunicarse con él, unicidad de Dios. Entre los espíritus que apoyaron a Allan Kardec en el momento del desarrollo de la tercera revelación,
E. Swedenborg fue de los que se comunicó con él y hasta respondió numerosas preguntas de su parte (sesiones en septiembre de 1859). Reconoció además haber cometido grandes errores en la elaboración de su doctrina, tales como el carácter eterno de las penas o el mundo de los ángeles y de los santos. En su descargo, explicó haber tenido que luchar contra más ignorancia y sobre todo más superstición, en una época donde la impronta religiosa era de las más fuertes, pero donde ya se hacía sentir la emancipación traída por los filósofos de las Luces. Si bien Allan Kardec estuvo plenamente consciente de los aspectos refutables de su doctrina, supo reconocer en él las verdaderas cualidades de aquel hombre y su aporte en las bases del naciente espiritismo: “A pesar de sus errores de sistema, Swedenborg no deja de ser una de las grandes figuras cuyo recuerdo permanecerá unido a la historia del espiritismo, del que fue uno de los primeros y más celosos promotores”. (La Revue Spirite - Noviembre de 1859)
Poco tiempo antes del comienzo de los trabajos de Kardec en espiritismo, un acontecimiento mayor fue también origen de un considerable número de hechos y experiencias que marcó en un contexto particular el período de definición del espiritismo.
Se trata de la conocidísima historia de las hermanas Fox, Margaret y Katie, que en 1848 percibían
Hermanas Fox
golpecitos y 
ruidos insólitos en la casita familiar de Hydesville, estado de Nueva York, en los Estados Unidos. Esos fenómenos eran
producto del espíritu de un hombre cuyos restos se encontraron
debajo del sótano. Era el antiguo arrendatario, un tal Charles Ryan, asesinado por el vecino. Por este suceso, del que por otra parte la historia humana puede conocer miles, el descubrimiento de un medio de comunicación con los espíritus se apoderó de toda Norteamérica y fue el origen de la considerable atracción hacia esa disciplina. En 1852, tuvo lugar el primer Congreso Espírita en Cleveland. Si bien en ese fausto contexto, pueden citarse algunos autores norteamericanos, como el médium Andrew Jackson Davis (1826-1910) o el Dr. John Worth Edmonds que realizó los primeros enfoques teóricos, finalmente el espiritualismo anglosajón no tuvo verdadera consistencia
filosófica pues las leyes naturales en el origen de los fenómenos todavía no estaban bien delimitadas
y permanecían mal definidas. Aunque los hechos estaban allí, bien demostrados, sus interpretaciones de acuerdo a las creencias de cada uno daban lugar a grandes contradicciones no resueltas, como por ejemplo la idea de la reencarnación,aceptada por unos, rechazada por otros.
Fue la moda de las mesas giratorias o del baile de las mesas,muy apreciada en los tranquilos salones de cierta burguesía carente de sensaciones y que se propagó tanto en el Nuevo como en el Viejo Continente. Esa moda, un tanto superficial, concordaba sin duda alguna con ese siglo ávido de romanticismo donde sus más ilustres representantes, contemporáneos
de Allan Kardec, no escondían sus relaciones con aquel espiritismo
naciente: C. Nodier, G. Sand, G. de Nerval, T. Gautier, V.Hugo, H. de Balzac, A. de Vigny, A. de Lamartine. Todos estos místicos, estremecidos por los ideales de las Luces canalizados por la
Victor Hugo
Revolución todavía cercana, habían soñado con una 
religión hermosa, universal, y con una sociedad fraterna en armonía con la naturaleza y con el espíritu. Y es dentro de ese contexto nutritivo y fértil que llegó Allan Kardec, o más bien Hippolyte-Léon-Denizard Rivail…
Allan Kardec, el pedagogo
Antes de convertirse en Allan Kardec a los 50 años, tuvo una vida que, no por azar, preparó y anunció este doble nacimiento,el del espírita y el del verdadero espiritismo. Detengámonos un instante en este período. Criado en una atmósfera más bien estricta, pero dentro de un espíritu de justicia y honestidad, asistió durante cerca de 15 años a una escuela famosa,multicultural e internacional, fundada por un cierto Henri Pestalozzi en Yverdon, Suiza. Influenciado por los preceptos de J. J. Rousseau, la enseñanza se quería universal, insistiendo en la espontaneidad natural del ser humano, a quien debía permitírsele desarrollar el espíritu de observación, memoria,análisis, curiosidad al contacto con la naturaleza y las cosas de
la vida, allí se cultivaba más bien el arte de aprender. La educación que insistía en los sentimientos de fraternidad, igualdad, tolerancia y respeto, era a la vez, suave y severa, justa y caritativa,
paternal y liberal. Esta savia construyó el niño Rivail, luego al adolescente, y forjó al hombre íntegro y erudito que fue,impregnado de claridad, método, y brevedad, que sabía ir a lo esencial dentro de un rigor muy cartesiano. Desarrolló también su sentido humanista, que toma conciencia del hombre como ser libre y universal, donde el espíritu de tolerancia y caridad debe privar sobre toda pertenencia política, religiosa, o social.
Por otra parte, el joven Rivail tuvo más tarde afinidades con las ideas de la Francmasonería, que predica el mejoramiento moral y material del hombre dentro de los principios heredados del siglo de las Luces y que uno encontrará después entre las consecuencias morales y sociales del espiritismo.
Convertido en pedagogo al servicio de la instrucción pública y de la educación, aplicó esa enseñanza al servicio de los demás,hasta su encuentro en 1854 con los textos espíritas que orientaron la vida que se le conoce al servicio del espiritismo.
Igual que para la educación del género humano, hizo obra de educación en su trayectoria de difusión espírita, aclarando punto por punto todos los conceptos de esta nueva espiritualidad a la luz de rigurosas observaciones y experiencias. Con un extraordinario espíritu de síntesis, efectuó un inmenso trabajo de compilación y comparación, agotando a los médiums haciendo preguntas en forma cruzada, volviendo atrás sobre los puntos oscuros o mal definidos. A cada instante aplicó, con
inteligencia y método la topología educativa de Henri Pestalozzi: partir del hecho bruto, del elemento “natural”, para la fuerza de experimentación y de observación, pero también de abstracción y de intuición, establecer el precepto educativo,teórico y científico del espiritismo. Con respecto a la difusión de la nueva filosofía y ciencia espírita, fue un infatigable comunicador,brillante orador, conferencista contundente, pero a quien también le encantaba recibir en su casa a los numerosos
visitantes que querían conocerlo. Con ese público atraído por las ideas espíritas, era el mismo pedagogo benevolente, que explicaba con un rigor sin fallas las menores dificultades de comprensión, procediendo siempre de lo conocido a lo desconocido,de lo simple a lo compuesto, haciendo tocar con los dedos las verdades esenciales, y no confiando al espíritu más que lo que había sido captado por la inteligencia. Ante cada crítica, sabía elevar un razonamiento irrefutable, de una claridad y una lógica temibles, porque era verdadera y justa.
Esa manera de actuar, ese comportamiento de rigor y método,le permitió al espiritismo salir de los balbuceos y los hábitos de la interpretación subjetiva y empírica, al darle las armas pacíficas para oponerse a todas las contradicciones, intolerancias y otros múltiples ataques que tuvo a sufrir en repetidas oportunidades.
Aún hoy, el edificio establecido por Allan Kardec sigue teniendo una notable coherencia y es la primera obra de referencia sobre ese mundo espiritual paralelo, en permanente interacción con nuestro mundo material, y las leyes que rigen esa interacción. En primer lugar Kardec aportó esa pedagogía indispensable a la tarea de estructuración, luego de difusión,de los principios espíritas. Por otra parte, el retrato hecho por Anna Blackwell, la traductora inglesa de su obra en el siglo XIX, es revelador de lo que era el hombre y su personalidad: “Allan Kardec es de estatura media, robusto, de cabeza ancha,redonda, firme, con rasgos marcados y ojos gris claro, que más bien parece alemán que francés. Es enérgico y tenaz, pero de un temperamento tranquilo, prudente y realista hasta de una
cierta frialdad. Incrédulo por naturaleza y por educación, de una razón lógica y precisa, eminentemente pragmático en ideas y acciones, se distancia tanto del misticismo como del entusiasmo. Serio, poco dado a la charlatanería, sin afectación,pero con una cierta dignidad tranquila, resultado de la seriedad y la independencia de criterio, que son los rasgos distintivos de
su carácter, no busca ni evita las discusiones, pero sin aceptar críticas sobre el tema al cual ha dedicado toda su vida. Recibe amablemente a los innumerables visitantes que vienen de todas partes del mundo para hablar con ellos sobe las ideas de las que es el representante más autorizado, respondiendo a las preguntas y a las objeciones, resolviendo dificultades e informando a todos los investigadores serios con quienes habla libremente y con animación. Muestra en toda ocasión un rostro radiante, agradable, del que se transparenta su buen humor, aunque por su sobriedad natural en sus maneras,nunca se le ve reír”. 

Allan Kardec, el científico
Dentro del esfuerzo de investigación positiva y de experimentación que caracteriza al fundador del espiritismo, el conjunto de sus trabajos responde a un mismo enfoque, el que ya había sido vislumbrado por E. Swedenborg, que responde a la noción de rigor científico y que parte del hecho registrado. Es también el que ya había sabido desarrollar el brillante espíritu del niño en la escuela de Pestalozzi. Recomendando a quien quisiera conocer en serio el espiritismo obligarse al estudio riguroso y profundo, él mismo definió un esbozo de metodología dentro de la observación pura y sistemática de las cosas. Así escribió en El Libro de los Médiums: “Toda enseñanza metódica debe proceder de lo conocido a lo desconocido. Para el materialista, lo conocido es la materia, partid pues de la materia, y procurad ante todo, haciéndosela observar, convencerle de que en él hay algo que escapa a las leyes de la materia”. Partiendo de la teoría espírita que se define como hipótesis de trabajo y extraída de la observación de hechos registrados, Allan Kardec invita luego a pasar revista a
los fenómenos espíritas encontrados.
Éstos se vuelven entonces explicados o explicables: uno puede darse cuenta,comprender la posibilidad, conocer las condiciones en que pueden producirse y los obstáculos que pueden encontrar, y eso cualquiera que sea el orden en que sean llevados por las circunstancias. Derivando lógicamente de esa conducta, lo que se pone en juego es la repetición experimental y lo que debe permitir invalidar o confirmar la teoría inicial, siendo ésta susceptible de modificaciones a todo lo largo de las comprobaciones ulteriores producidas por esos mismos experimentos.
Este enfoque fenomenológico, presentido por Kardec en una época en que la ciencia moderna se encontraba en sus primeros balbuceos, no tiene nada que envidiar al moderno enfoque científico de los más grandes científicos de nuestro tiempo. Corresponde a la esencia misma del avance científico,tal y como lo aplicaron los grandes sabios de los años 1885 a 1925 sobre, por ejemplo, los fenómenos de materialización y de ectoplasmia por médiums de efectos físicos. Podemos resumir así las principales exigencias:
- Observación imparcial y sistemática de los hechos, - Sometimiento de los hechos a la experimentación dentro de la capacidad de repetición y renovación de las observaciones,
- Establecimiento de una teoría como hipótesis de trabajo,
- Comprobación experimental de la hipótesis y si fuera necesario ajustar la tesis inicial,
- Establecimiento de una ley general que considere la relación de causa a efecto, las mismas causas deben producir los mismos efectos.
Nunca se apartó Allan Kardec de esta línea de conducta,heredada de su formación en Yverdon con el contacto simple pero auténtico con la naturaleza, que agudizó su sentido de la observación meticulosa y atenta. He allí el considerable aporte que permitió al espiritismo encontrar su carta de nobleza para
hacer juego de igual a igual con las ciencias, porque justamente contenía en él todos los atributos de la ciencia. Esa actitud dio al espiritismo una suerte de fianza moral que autorizó finalmente a romper el sobre oculto de las creencias y las supersticiones que le impedía ser lo que realmente es:
- una filosofía, pero este atributo es más fácil de comprender debido al vínculo manifiesto con las grandes cuestiones metafísicas del hombre,
- y una ciencia a carta cabal, para una época en que, para existir, la propia ciencia defendía lo contrario de una fe secular donde el pensamiento humano era comprimido desde hacía siglos por
la intolerancia religiosa (recordemos a Galileo) seguía siendo un reto desde el instante en que las nociones de alma, de comunicación con el más allá y de leyes divinas que allí están incorporadas, volvían a reducir más la idea espírita justamente a religión o creencia religiosa. No olvidemos que
en tiempos de Allan Kardec, catolicismo y Estado todavía estaban “naturalmente” unidos, que cuando él nació el primer dirigente del país había sido consagrado por el Papa, confirmando así su legitimidad de soberano de derecho divino por la gracia de Dios.

Allan Kardec, el arquitecto indispensable
Lejos de ser una actividad arbitraria, un pasatiempo, un entretenimiento o hasta un engañabobos, la esencia misma del espiritismo se halla muy en otra parte. Para Kardec, se trata a la vez de una investigación científica y filosófica, reunir estas dos nociones convertidas en enemigas, en primer lugar porque el objetivo no es gratuito, luego porque los resultados alcanzados son indudables, y por último porque las consecuencias que impone son de un alcance y un poder capitales para la evolución y el porvenir de la humanidad. Si el espiritismo como doctrina filosófica pudo ser fundamentado
científicamente, se lo debe a la particular formación de su codificador, pero también a su personalidad y su carácter. En suma, en 1854 hubo un feliz encuentro —¡pero finalmente no tan arriesgado!— entre una ciencia que daba sus primeros pasos y un hombre muy cultivado y avezado en las exigencias más objetivas del rigor científico, que hasta muchos de sus detractores saludaron.
Si bien la vida de pedagogo como H. L. D. Rivail al servicio de la instrucción pública durante más de un cuarto de siglo dejó algunas huellas a través de una docena de obras reconocidas y adoptadas por la Universidad de Francia, fue el espiritismo el que hizo salir del anonimato a Allan Kardec. A la inversa, fue él y nadie más quien salvó el espiritismo del peligro de ser una simple fantasía, un entretenimiento de salón. A no dudarlo, no hubo casualidad en ese encuentro:
H. L. D. Rivail fue un espíritu comisionado para cumplir justamente esa inmensa tarea de estructuración y codificación de lo que significaba el espiritismo aun antes de que existiera la palabra. Y si pasó dos veces más tiempo en la instrucción que en el espiritismo, fue porque ciertamente era preciso sembrar las semillas en el mantillo del hombre ya fértil para recoger más tarde todas las cualidades y aptitudes necesarias para ese trabajo. No se explica el espiritismo si se olvida que un hombre de razón, humanista, honesto y riguroso, hizo los experimentos antes de poner por escrito las bases del concepto espírita. Bien lejos de significar que el espiritismo había planteado como hipótesis inicial la existencia e intervención de los espíritus o cualquier otro principio de su filosofía (reencarnación,etc.) “el espiritismo llega a la existencia de los espíritus cuando esa existencia es resaltada con evidencias por la observación de los hechos” como diría él a la inversa. Si los espíritus no se hubieran manifestado, nunca hubiera habido filosofía, ciencia o moral espírita derivadas de ello. Sin su enseñanza, ningún hombre —habría sido un genio— hubiera podido encontrar los principios, las leyes y las reglas de conducta del espiritismo,y H. L. D. Rivail jamás se hubiera convertido en Allan Kardec y finalmente no se le habría concedido mayor interés.
Soporte esencial para la investigación metapsíquica
Así, es evidente que hacía falta un espíritu del temple de Allan Kardec,con el método y el rigor que fueron suyos, para demostrar a los filósofos que el espiritismo no es una doctrina abstracta, a los religiosos que no es una nueva secta, y finalmente a los científicos que el ámbito espírita es tan natural como el de la biología, la física o la química para citar sólo estas. Comprender el espiritismo significa, para todos y cada uno de los que se interesan con seriedad en el asunto, comprender y conocer a su fundador en su vida y en la obra que ha legado en herencia para toda la humanidad. Si fue inseparable de un hombre para que le diera el impulso, fue inseparable de los espíritus que permitieron esa enseñanza, pero sin embargo, no quedó encadenado al hombre para desaparecer con él. A partir de allí, el espiritismo pudo vivir y seguir viviendo su propia vida, enriquecerse con el avance de la ciencia y de las conciencias y marcar su independencia por su existencia propia, tal como el ser humano que crece después de haber sido parido. Es en ese sentido que Allan Kardec
tuvo estas palabras algunos meses antes de su muerte: “El espiritismo no es más solidario con aquellos a quienes gusta llamarse espíritas que la medicina con los charlatanes que la explotan, ni la sana religión con los abusos o hasta crímenes cometidos en su nombre. No reconoce como adeptos sino a aquellos que ponen en práctica sus enseñanzas, es decir, que trabajan por su propio mejoramiento moral, esforzándose por vencer las malas inclinaciones, ser menos orgullosos, más dulces, más humildes, más pacientes, más benevolentes, más caritativos hacia el prójimo, más
moderados en todas las cosas porque ese es el signo característico del verdadero espírita”. Nadie puede imaginar lo que hubiera ocurrido con la investigación parapsíquica sin el pensamiento kardecista que establece las bases ineludibles a toda reflexión sobre el asunto. Es justamente lo que proponen los diferentes artículos de esta revista explicando cómo las investigaciones, los trabajos y las obras de los continuadores, pudieron hacer avanzar la reflexión científica y filosófica a partir de esta arquitectura inicial establecida por Allan Kardec.

-Le Journal Espírita nº 81-
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