INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- Algo sobre las Liturgias religiosas
2.- Herencia genética y herencia espiritual
3.- La Codificación espírita
Frase de Chico Xavier
4.- Terrorismo mediúmnico
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Algo sobre las Liturgias
religiosas
Las liturgias y ceremonias religiosas,
rodean de un aire sobrenatural y
misterioso, casi mágico, a las diversas religiones, que sin ellos perderían el
atractivo que mediante esas ceremonias ofrecen a sus fieles.
Cada religión tiene sus modos,
costumbres y rituales impulsados a
venerar lo Superior y lograr a su manera
el contacto de los fieles con Dios. Todos los rituales y ceremonias litúrgicas, tienen un simbolismo, un significado comprendido y respetado por los fieles de esa religión.
Para comprender las religiones en toda
su extensión, con sus rituales y ceremonias, sería preciso conocer a fondo las doctrinas secretas que forman parte de sus tradiciones
esotéricas y que son las raíces de sus
cultos, lo cual siempre estuvo reservado
solamente a un pequeño número de
iniciados.
Muchos de los rituales que se mantienen
y practican en estos actos litúrgicos, tienen un significado de origen
esotérico, mágico o iniciático. Estos rituales, cultos y ceremonias, suelen tener su origen en el doble aspecto que
tenían las religiones antiguamente: un
aspecto aparente que quedaba patente en el ceremonial y en la forma
exterior, y otro aspecto oculto y misterioso
que contenía la esencia de la
misma y era reservado solo para unos pocos: los sacerdotes e iniciados; tal es el caso del brahmanismo en la India, el hermetismo en
Egipto, el politeísmo griego o también el cristianismo con sus sacerdotes y
pastores.
Estos
aspectos ocultos comunes en las religiones, se podrían resumir
en que :
-El motivo de la Vida es para la
evolución y purificación del espíritu que es la única realidad permanente en el tiempo y en el
espacio.
-La materia es la expresión inferior del espíritu, y es siempre mudable.
-El Ser, por excelencia origen de todos
los seres, es Dios, triple y uno a la vez, esencia, sustancia y vida, en quien
se resume todo cuanto existe en el Universo. De esta idea procede el deísmo trinitario que desde
la India y Egipto pasó encubierto a la doctrina cristiana.
-El alma humana, que existía desde los
orígenes de todo y era inmortal porque era considerada una partícula de la Gran Alma
- El
progreso del alma y su ascensión
hacia su Origen a través de numerosas existencias alternativamente, terrestres
y espirituales, que le facilitan un perfeccionamiento contínuo.
Desgraciadamente, tal y como se
practican las religiones, estas quedan
generalmente reducidas nada mas que a un conjunto de liturgias y
rituales, bastante estériles, vacíos de contenido espiritual y sin mucho
sentido; esto es debido a que se abusó mucho de
estos simbolismos que
impresionaban la imaginación de los creyentes, pero que fueron ocultando
y haciendo olvidar la idea básica y fundamental.
¡Cuántas personas que se encuadran
dentro de tal o cual religión, en realidad dudan de todo o en el fondo no creen
en nada¡ ; y es que el sentido de la religiosidad les mueve hacia la religión,
pero en el fondo de su alma, la racionalidad choca contra los postulados
religiosos que tratan de aceptar lo inaceptable en contra de la razón y del
buen sentido.
La veneración de ciertas imágenes y la
práctica de ciertos rituales, ponen de manifiesto la necesidad primaria del Ser
humano de darle forma humana o de hacer un soporte material a lo Divino, y tener así un espacio terrestre en donde encontrar a Dios.
Pero a esos “santos” a los que se tributa tanta veneración, les hacen sin
saberlo, un flaco favor, pues muchas veces
mediante la oración dirigida a ellos, se les piden favores que no están
a su alcance o en condiciones de realizar, lo que precisamente no les supone un motivo de alegría. Sirvan estos santos como ejemplo a
seguir o admirar a aquellos que se
han destacado por una vida ejemplar en pro de los demás, pero sin embargo no son ellos a quienes debemos aspirar a alcanzarles en su santidad porque no representan la
suma perfección, sino que la aspiración debe ser la de aproximarnos hasta Dios,
Origen y Perfección sin límites.
- Jose Luis Martín-
“No hay que condenar a quienes aún se aferran a las ceremonias.
Deja que procedan como gusten; solo que ellos a su vez, te dejen libre a ti,
que conoces la verdad. No deben tratar de hacerte volver por la fuerza a lo que
ya has dejado atrás.”
-Krishnamurti-
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HERENCIA GENÉTICA Y HERENCIA ESPIRITUAL
El hombre y la mujer de la actualidad, después de los grandes e inimaginables vuelos del conocimiento y de la tecnología, se debaten sorprendidos en las aguas turbias de la inquietud y del sufrimiento, constatando que los milenios de cultura y de civilización que les ampliaron los horizontes del entendimiento, no les han solucionado los grandes desafíos de la emoción. Existe un desfase inmenso entre el homo tecnológico y el ser espiritual, que se presenta desprovisto de recursos para los grandes enfrentamientos propuestos por los mecanismos de sus propias construcciones.
Por más que la mente humana indague con respecto a la vida, en el momento actual y coyuntural del conocimiento, y a pesar de ser innegablemente extenso, se muestra muy difícil encontrar las respuestas adecuadas que permitan al ser retener todo su sentido y significado. Reduciéndola a casualidades absurdas, destituida de cualquier lógica, algunos investigadores simplificaron la vida, eliminando así las mayores preocupaciones en torno a su magnitud. Otros la establecieron sobre contenidos mitológicos de fácil adaptación, gracias a los componentes de lo sobrenatural, de lo maravilloso.
El milagro de la vida es mucho más complejo y por eso mismo, su punto de partida solamente puede ser encontrado en el Creador que la elaboró y la viene conduciendo a través de millones de años, produciendo en su estructura las indispensables adaptaciones, desdoblamientos, variaciones… Detectamos que lo que en sí misma hace a la vida humana, es su génesis en el Psiquismo Divino, que la concibió y la inspiró, proporcionándole la energía de que se nutre, que la impulsa al crecimiento por medio de las múltiples reencarnaciones del Espíritu inmortal, denominado también, principio inteligente del Universo.
Delante de nuestros ojos espirituales, desde nuestro psiquismo espiritual, los fantasmas de las civilizaciones muertas pasan como si permaneciésemos ante una pantalla maravillosa. Las almas mudan su indumentaria carnal en el curso incesante de los siglos. En las primeras organizaciones del hombre se construye el edificio milenario de la evolución humana, con sus lágrimas y sufrimientos. Y hasta nuestros oídos llegan los ecos dolorosos de sus aflicciones.
El tiempo, como patrimonio divino del espíritu, renueva las inquietudes y angustias, en el sentido de aclarar el camino de las experiencias humanas. Los artífices de la Creación, inauguraron periodos evolutivos creando el plan de las formas. La naturaleza se tornó entonces en un gran taller de ensayos, y los trabajadores espirituales, como los alquimistas que estudian la combinación de las substancias, tras extensas y dilatadas observaciones, analizaron la composición prodigiosa de los complejos celulares.
La máquina celular fue perfeccionada en el límite de lo posible, ajustándose a las leyes físicas del globo. Los tipos adecuados a la Tierra fueron consumados en todos los reinos de la Naturaleza. El reino animal experimentó también las más extrañas transiciones, bajo la influencia del medio y en vista de los imperativos de la ley de selección. ¿Cómo podría operarse semejante transición? Preguntará nuestro criterio científico. De forma natural. También los niños tienen los defectos de la infancia corregidos por los padres, que los preparan en esa fase de la vida, sin que se acuerden ellos en la mayoría de las veces.
Si las observaciones del naturalista Gregorio Mendel fuesen transferidas a aquellos milenios distantes, no se encontraría ninguna ecuación definitiva en sus estudios de biología. La moderna genética no podría fijar, como hoy, las expresiones de los “genes”, por cuanto, en el laboratorio de las fuerzas invisibles, las células aun sufrían largos procesos de acrisolamiento, imprimiéndoseles elementos del astral, consolidándoseles las expresiones definitivas, con vista a las organizaciones del futuro.
Si el génesis del planeta se procesó con la cooperación de los milenios, el génesis de las razas humanas requería la contribución del tiempo, hasta que se abandonase la penosa y larga tarea de la fijación. En esa vastedad del proscenio de la evolución anímica, encontramos los primeros antepasados de la criatura humana, sufriendo los procesos del perfeccionamiento de la Naturaleza en el Periodo Terciario.
En el Plioceno inferior, esos antropoides de las cavernas, antepasados de los hombres terrestres, se separaron en grupos por la superficie del globo, y tuvieron su evolución en el lento curso de los siglos, sufriendo las influencias del medio. Las entidades espirituales auxiliaron al hombre del sílex, sometiéndole a extraordinarias experiencias, e imprimiéndole nuevas expresiones biológicas.
Han transcurrido desde entonces millones de años, y las investigaciones de la Ciencia sobre el tipo de Neanderthal, reconociendo en él una especie de hombre bestializado y otros descubrimientos interesantes de la Paleontología, en cuanto al hombre fósil, son un atestado de los experimentos biológicos efectuados por los delegados espirituales, hasta que fijaron en el “primate” las características aproximadas del hombre del futuro, surgiendo los primeros salvajes de complexión mejorada, portando la elegancia de los tiempos venideros. El puzzle de la evolución humana no está ni mucho menos resuelto por la ciencia, ya que con cierta regularidad van apareciendo las piezas que faltan para completar la historia que conduce hasta la única especie humana que puebla la Tierra en la actualidad, el Homo Sapiens.
El organismo del ser humano, considerado como una máquina casi perfecta de la naturaleza, consta de 20.000 a 25.000 genes, los cuales están situados y dispuestos linealmente en los cromosomas, siendo la unidad de almacenamiento de información genética y de herencia, pues la transmite a la descendencia. Sus características de forma, función y comportamiento se transfieren de generación en generación.
El ser humano estableció como necesidades propias de la vida aquellas que corresponden a los fenómenos fisiológicos, con toda su gama de imposiciones: alimentación, habitación, abrigo, seguridad, reproducción, bienestar, posición social. Podremos denominar esas necesidades como inmediatas o inferiores, bajo el punto de vista psicológico y ético-estético. Toda herencia antropológica se sitúa en los automatismos básicos de la sobrevivencia en el cuerpo, en la lucha con las demás especies, en la previsión mediante el almacenamiento de productos que le garanticen la continuidad de la vida, en la procreación y defensa de los hijos, de la propiedad. Para que pudiese seguir con garantía, se volvió guerrero y desconfiado, desarrollando el instinto de conservación, desde depurar el olfato hasta la percepción intuitiva del peligro.
Sabemos que cada organismo tiene por lo menos dos formas de cada gen, llamadas alelos. Se recibe uno por el lado materno, vía óvulo, y el otro por el lado paterno, vía espermatozoide, pudiendo tener la misma información o distinta. Al unirse, los genes constituyen el par necesario para la formación de las características hereditarias, siendo los responsables del nuevo ser. Sin conocer la estructura del código genético, el monje agustino y naturalista austriaco Gregorio Mendel, citado anteriormente, describió el comportamiento de los alelos, analizando los cruzamientos.
Hacia 1950, se impuso el concepto de gen como la cadena de ADN que dirige la síntesis de una proteína. Éste es un concepto que proporciona una naturaleza molecular o estructural al gen. El gen (A.D.N.) puede ser considerado la región por intermedio de la cual la energía vital alcanza la materia, influenciando en el mecanismo de la herencia y comando celular. La reproducción de ADN se hace con extrema certeza, sin embargo los errores, llamados mutaciones, ocurren. La secuela del daño en el ADN incluye mutaciones genéticas. Pensamos que los genes son elementos energéticos diferenciados, donde se establece el puente natural de intercambio con las energías espirituales.
Las informaciones y orientaciones venidas de las capas profundas y desconocidas de la Energética Espiritual, pasarían, inicialmente, a las capas del periespíritu (cuerpo espiritual). De las capas periespirituales penetrarían en la energía vital del núcleo de las células alcanzando los genes en los cromosomas. De máxima importancia en el complejo humano, el periespíritu se encarga de plasmar en el cuerpo físico las necesidades morales evolutivas, a través de los genes y cromosomas, puesto que siendo indestructible, se hace etéreo y se purifica durante los elevados procesos reencarnatorios. Se puede decir que él es el esbozo, el modelo, la forma en que se desarrolla el cuerpo físico. Es en su intimidad energética donde se aglutinan y se modelan los órganos, proporcionándoles el funcionamiento. En él se expresan las manifestaciones de la vida, durante el cuerpo físico. Es el conductor de la energía que establece la duración de la vida física, siendo responsable de la memoria de las existencias pasadas, que las archiva en las telas sutiles del inconsciente actual, proporcionando reflejos o recuerdos esporádicos de las existencias vividas.
Los determinantes biológicos, consecuentes de los mecanismos kármicos, son los responsables del equilibrio o desarmonía en el binomio salud-enfermedad, en razón de las necesidades de evolución impuestas por el periespíritu, encargado de almacenar las conquistas evolutivas, que se originan en las acciones del Espíritu sobre la materia en el transcurso de las experiencias pasadas. El periespíritu modela el organismo físico de que el Espíritu tiene necesidad y lo equipa con los neurotransmisores cerebrales capaces de reflejar los fenómenos rescates indispensables para el equilibro. De esa forma, cada ser en desarrollo en la Tierra posee el cuerpo que le es necesario para la evolución, respetando un orden biológico acorde con su naturaleza. Desde el momento en que el espermatozoide dispara en la “trompa de Falopio” en la ansiada búsqueda del óvulo, los automatismos periespirituales, a semejanza de los biológicos, dan inicio al modelado del envoltorio del que se valdrá el Espíritu para los futuros emprendimientos propuestos por la reencarnación.
Pese a ser heredero el hombre de los caracteres de la raza –apariencia, morfología, cabellos, ojos, etc.– los valores psicológicos, intelecto-morales, no son transmisibles por los genes y cromosomas, puesto que son atributos de la individualidad eterna, que transfiere de una existencia corporal a otra la recopilación de sus conquistas saludables o perturbadoras. Desde que el hombre es espíritu y éste energía, sus heridas permanecen impregnadas, produciendo las úlceras alucinantes donde quiera que se encuentre, en el cuerpo o fuera de él. Las dolencias orgánicas se instalan en él como consecuencia de las necesidades kármicas que le son inherentes, convocando al ser a reflexiones y reformulaciones morales propiciatorias del reequilibrio.
La salud de la criatura humana procede del ser eterno, viene de las experiencias adquiridas en vidas anteriores, conforme ocurre con las enfermedades kármicas, sin embargo, dependiendo de la consciencia, del comportamiento, de la personalidad y de la identificación del ser con lo que le agrada y con aquello a que se apega en la actualidad, existen factores esenciales que componen el cuadro del bienestar: equilibro mental, armonía orgánica y adecuación socio-económica. Entonces se tratará del desarrollo de su personalidad y de su organismo, de su profunda y verdadera naturaleza.
- Juan Miguel Fernandez-
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La Codificación Espírita
El Libro de los Espíritus no es tan sólo la piedra fundamental o el hito inicial de la nueva codificación, porque constituye su propio esbozo, su núcleo central y al mismo tiempo el andamiaje o estructura general de la Doctrina. Si se le examina en relación con las restantes obras de Kardec que completan la codificación, se comprueba que todos esos libros tienen su punto de partida en el contenido de aquél. Podemos definir las diversas zonas del texto que corresponden a cada una de aquellas obras.
Así como en la Biblia existe el núcleo central del Pentateuco, y en el Evangelio el de la enseñanza moral de Cristo, en El Libro de los Espíritus podemos localizar una parte que se refiere a él mismo, a su propio contenido: es el conjunto de los Libros Primero y Segundo, hasta el Capítulo Cinco. Este núcleo representa, dentro del esquema general de la codificación que hallamos en la obra, la parte que le corresponde a él mismo. En cuanto a los demás, comprobamos lo siguiente:
PRIMERO: El Libro de los Médiums, secuencia natural de El Libro de los Espíritus, que trata con especialidad el aspecto experimental de la Doctrina, tiene su fuente en el Libro Segundo, a partir del Capítulo Seis y hasta el final. Toda la materia que esta parte contiene es reorganizada y ampliada en El Libro de los Médiums, en especial lo referente al Capítulo Nueve: “Intervención de los Espíritus en el mundo corpóreo”.
SEGUNDO: El Evangelio según el Espiritismo es una derivación natural del Libro Tercero, donde se estudian las leyes morales, tratando sobre todo la aplicación de los principios de la moral evangélica, así como los problemas religiosos de la adoración, la plegaria y la práctica de la caridad. Incluso encontrará el lector en esa parte las primeras formas de “Instrucciones de los Espíritus”, comunes en El Evangelio…, con la transcripción completa de comunicaciones firmadas que versan sobre asuntos evangélicos.
TERCERO: El Cielo y el Infierno deriva a su vez del Libro Cuarto, “Esperanzas y Consuelos”, en que se examinan los problemas relativos a las penas y goces terrenales y futuros, inclusive con la discusión del dogma de la eternidad de las penas y el análisis de otros dogmas, entre ellos el de la resurrección de la carne y los del Paraíso, Infierno y Purgatorio.
CUARTO: El Génesis, los Milagros y las Profecías se relacionan con los Capítulos Dos, Tres y Cuatro del Libro Primero, y Capítulos Nueve, Diez y Once del Libro Segundo, así como con ciertos fragmentos de capítulos del Libro Tercero, que tratan problemas genésicos y de la evolución física de la Tierra. Por su amplio sentido, que abarca al propio tiempo las cuestiones de la formación y desarrollo del globo terrestre, y las referidas a pasajes evangélicos y de la Sagrada Escritura, El Génesis…, se ramifica de una manera más difusa que los restantes libros de la codificación, dentro de la estructura de la obra Máter.
QUINTO: Los pequeños libros de introducción al estudio de la Doctrina, como El principiante espírita (2) y ¿Qué es el Espiritismo?, que no se incluyen propiamente en la codificación, están asimismo relacionados de una manera directa con El Libro de los Espíritus, derivando de su “Introducción” y “Prolegómenos”.
2.- Título se da a una edición brasileña del Capítulo II del libro ¿Qué es el Espiritismo?, publicado separadamente. [Nota de la Editora.]
Así pues, la codificación se nos presenta como un todo homogéneo y consecuente. A la luz de ese estudio se desmoronan las tentativas de separar uno u otro libro del bloque de la codificación, como posible expresión de una forma diferente de pensamiento. Y nótese que los vínculos señalados aquí de un modo tan sólo formal pueden y deben ser aclarados en profundidad por un estudio minucioso del contenido de las diversas partes de El Libro de los Espíritus, en confrontación con las restantes obras. Tal estudio exigiría también un análisis de los textos primitivos, como la primera edición de El Libro de los Espíritus y la primera del de los Médiums y del Evangelio…, pues, conforme se sabe, todos esos libros fueron ampliados por Kardec luego de publicada la primera edición de cada uno, siempre con la asistencia y orientación de los Espíritus.
En un estudio más amplio y profundo sería posible mostrar el desarrollo de ciertos temas que, sólo planteados en El Libro de los Espíritus, encuentran solución en obras ulteriores. Es lo que se comprueba, por ejemplo, con los lazos entres Cristianismo y Espiritismo, que se definen por completo en El Evangelio…, o con el controvertido problema del origen del hombre, que tiene su explicación definitiva en El Génesis…, e incluso con las cuestiones de la mediumnidad, solucionadas en El Libro de los Médiums, y las teológicas y bíblicas, en El Cielo y el Infierno.
Conviene aclarar, empero, que la ampliación de todos esos temas no significa, en ningún caso, que se modifiquen los principios asentados en el presente libro. A veces, ciertos asuntos que sólo afloran en El Libro de los Espíritus son desarrollados de tal manera en otras obras que, al leer éstas, tenemos la impresión de encontrar novedades. Pero lo cierto es que en aquél sólo han sido señalados en una forma sintética. Es lo que sucede, por ejemplo, con el problema de la evolución general, definida por León Denis en aquella frase célebre: “El alma duerme en el mineral, sueña en el vegetal, en el animal se agita y en el hombre despierta”.
Véase, al respecto, la definición del parágrafo 540 del presente libro, que expresa: “C´est ainsi que tout sert, tout s´enchaîne dans la nature, depuis l´atome primitif jusqu´á l´archange, qui lui même a comencé par l´atome. ¡Admirable loi d´harmonie dont votre esprit borné ne peut encore saisir l´ensemble!” [“Así pues, todo sirve, todo se eslabona en la Naturaleza, desde el átomo primitivo hasta el arcángel, pues él mismo comenzó en un átomo. ¡Admirable ley de la armonía, cuyo conjunto no puede abarcar aún vuestro Espíritu limitado!”]
( Trabajo aportado por Claribel Díaz)
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" Nunca quise cambiar la religión de nadie, porque positivamente, no creo que la religión "a" sea mejor que la religión "b".... En los orígenes de toda religión cristiana, está el pensamiento de nuestro Señor Jesucristo".
- Chico Xavier -
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TERRORISMO DE NATURALEZA MEDIÚMNICA
El Espiritismo es una doctrina fundamentada en hechos, estudiada por la razón y la lógica, no admite en sus formulaciones esclarecedoras, ningún tipo de superstición que le enturbiarían la limpidez de contenidos relevantes, y mucho menos amenazas que impongan por el temor, como es habitual en otros segmentos religiosos.
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