martes, 15 de octubre de 2019

Médiums y Oráculos

    INQUIETUDES ESPÍRITAS
 1.-   Suicidio
 2.-  ¿Es el Espiritismo una religión? (2)
 3.-  Médiums y Oráculos
 4.-  Del átomo al ángel: evolución del Principio Inteligente
 5.- ¿Existe una ley moral?



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                            SUICIDIO 


"El suicidio fue la segunda causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años en 2016, según datos de la Organización Mundial de la Salud"   
   - Dr. Mércola-
 ¿ Tiene el hombre derecho a disponer de su propia vida?

- No: tan sólo a Dios cabe el derecho de disponer de la vida del hombre. El suicidio voluntario constituye una transgresión a esa ley.

944 a. El suicidio ¿no es siempre voluntario?
- El loco que se mata no sabe lo que hace.


945. ¿Qué pensar del suicidio que se debe al hastío de la vida?
- ¡Insensatos! ¿Por qué no trabajaban? Si lo hubieran hecho, la existencia no les habría sido tan pesada… 


946. ¿Qué opinión debe mereceros el suicidio que tiene por objeto escapar a las miserias y desengaños del mundo?
- *¡Pobres Espíritus que no poseen el valor de soportar las miserias de la existencia! Dios ayuda a quienes sufren, pero no a los que no tienen ni fuerza ni valor. 


EL LIBRO DE LOS ESPIRITUS
ALLAN KARDEC

  
En alguna ocasión, ante la perdida de los seres queridos, hay quien quiere escapar de esta vida, pensando encontrarse en la otra con el ser amado, ignorando que si el sufrimiento en esta vida es doloroso, en la otra vida será insoportable, además de que se nos privaría de su presencia. Por eso hay que tener fe y serenidad, y orar con el corazón, aceptando esta prueba con resignación, sin egoísmo. Este ser que se nos fue, ahora puede gozar de una felicidad que no tenia en la Tierra, y conocedores de la inmortalidad del espíritu, sabemos que nos hemos de encontrar cuando lo permitan los vínculos  del amor.  

- Marco Antuan-

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      ¿ES EL ESPIRITISMO UNA 

              RELIGIÓN ? (2)

Gracias al Espiritismo comprendemos, entonces, el poder y los efectos del pensamiento colectivo; nos explicamos mejor la sensación de bienestar en un medio homogéneo y simpático, pero sabemos igualmente, que lo mismo sucede con los Espíritus, porque ellos reciben también los efluvios de todos los pensamientos benevolentes que hacia ellos se elevan como un suave aroma.

    Quienes son felices experimentan una gran alegría por ese concierto armonioso, y quienes sufren, reciben con ello un gran alivio. Todas las reuniones religiosas, sea cual fuere el culto al que pertenezcan, están basadas en la comunión de pensamientos. Y es en ello, ciertamente, en donde ellas deben y pueden manifestar toda su fuerza, puesto que el objetivo debe ser el desprendimiento del pensamiento de las garras de la materia. Desafortunadamente, tales reuniones se apartan, en su mayoría, de tal principio, en la medida que hacen de la religión una cuestión de forma. De ello resultó que cada uno, haciendo consistir su deber en el cumplimiento de la forma, se consideró en buenas relaciones con Dios y con los hombres con la sola práctica de la fórmula. También resultó además, que cada uno va a las reuniones religiosas con un pensamiento personal, por su propia cuenta, y las más de las veces sin ningún sentimiento de confraternización con los demás asistentes. Está aislado en medio de la multitud y no piensa en lo Alto, sino en sí mismo.

   Pero no era así como lo entendía Jesús, cuando dijo:"Donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos". Reunidos en mi nombre quiere significar con un pensamiento común, pero no se puede estar reunido en nombre de Jesús sin asimilar su doctrina, sus principios. Ahora bien, ¿Cual es el principio fundamental de la doctrina de Jesús?. La caridad de pensamientos, palabras y obras. Los egoístas y los orgullosos mienten cuando se dicen reunidos en nombre de Jesús, los desautoriza por medio de sus discípulos.

    Afectadas por estos abusos y desvíos, existen personas que niegan la utilidad de las asambleas religiosas, y por consiguiente, de los edificios consagrados a tales asambleas. En su radicalismo consideran que sería mejor construir hospicios y no templos, ya que el templo de Dios está en todas partes, y por ello, puede ser adorado en todo lugar, puesto que cada uno puede orar en su propia casa y a cualquier hora, mientras que los pobres, los dementes y los enfermos, necesitan ambientes especiales en donde cobijarse.

     Pero, por el hecho de que  haya quienes cometen abusos y se apartan del recto camino, ¿es sensato negar la existencia del recto camino y decir que  todo aquello de que se abusa sea malo?. Hablar así es desconocer la fuerza y los beneficios de la comunión de pensamientos, que debe ser la esencia de las asambleas religiosas; es ignorar las causas de los males que se señalan. Que tales ideas tengan los materialistas, porque ellos, en todas las casas, hacen abstracción de la vida espiritual. Pero que estas ideas sean profesadas por espiritualistas, y más aún por espiritistas, ello sería un contrasentido. El aislamiento religioso, como el aislamiento social, conduce al egoísmo. Que algunos hombres sean lo bastante fuertes por sí mismos y posean un bien dotado corazón para que su fe y su caridad no necesiten ser fortalecidas en un foco común, es posible; mas tales cosas no se dan con las masas, a las que es preciso un estimulante, pues sin él serían rápidamente dominadas por la indiferencia. Además, ¿cual es el hombre que pueda decirse lo suficientemente esclarecido para no tener nada que aprender en lo relativo a lo que nos aguarda en el futuro?,¿Y perfecto como para no necesitar consejos en la vida presente?;¿Siempre será capaz de aleccionarse él solo?.¡No!, a la gran mayoría les son necesarias las enseñanzas directas en materia de religión y de moral, como en materia de ciencia. Sin ninguna duda, esa enseñanza puede ser impartida en cualquier lugar, bajo la bóveda del cielo como la de un templo, ¿pero por qué no tendrían los hombres lugares especiales para los negocios del cielo, como los tienen para los de la Tierra?;¿Por qué no tendrían asambleas religiosas como tienen asambleas políticas, científicas e industriales?. Este es un proceder con el que siempre se gana y nadie pierde. Y esto no impide las fundaciones en beneficio de los desdichados, pero agregamos que cuando los hombres comprendan mejor sus intereses del cielo, habrá menos gente en los hospicios.

    Si las asambleas religiosas- hablamos en general,sin alusión en  particular a ningún culto- se apartan con frecuencia, en gran medida del objetivo primitivo y fundamental, que es la comunión fraterna de los pensamientos; si la enseñanza que en ellas se brinda, no siempre ha seguido el movimiento progresivo de la humanidad, ello es debido a que los hombres no progresan al mismo tiempo; lo que no hacen en una etapa lo hacen en otra; a medida que se esclarecen reconocen las deficiencias que hay en sus instituciones y las corrigen; comprenden que lo que era bueno en una época, en relación al grado de civilización alcanzado, se torna insuficiente en un estado más adelantado, por lo que toman las medidas adecuadas. Sabemos que el Espiritismo es la palanca que impulsará el progreso en todas las cosas; señala una era de renovación. Sepamos pues esperar, y no pidamos a una época lo que ella no puede brindar. Al igual que las plantas, es preciso también que las ideas maduren para poder recoger sus frutos. Además, sepamos hacer las concesiones necesarias a los tiempos de transición, pues nada en la Naturaleza se opera de manera brusca o instantánea.

    Dijimos que el verdadero objetivo de las asambleas religiosas, debe ser la comunión de pensamientos. Es que, en efecto, la palabra religión significa religar. Una religión, en su acepción verdadera, es un lazo que religa a los hombres en una comunidad de sentimientos, de principios codificados y formulados como dogmas o artículos de fe. Es por tal motivo que dice: la religión política. Sin embargo, aun en esta acepción, la palabra religión no es sinónimo de opinión. Implica una idea particular: la fe consciente, y es por ello que también se dice, la fe política. Ahora bien, los hombres pueden reunirse en un partido sin tener fe en el mismo, y la prueba de ello, es que lo dejan sin ningún escrúpulo cuando sus intereses se benefician en otro lugar, al paso que aquel que lo abrazó por convicción es inamovible, persiste en él al precio de los mayores sacrificios y la abnegación de sus bienes personales, lo que es una buena prueba de la sinceridad de su fe.

    No obstante, si la renuncia a una opinión por interés es un acto de despreciable cobardía, es por el contrario respetable, cuando es resultado del reconocimiento del error en que se estaba, convirtiéndose entonces en un acto de abnegación y de racionalidad.

   Hay más grandeza moral en reconocer que se estuvo engañado, que persistir por amor propio en lo que se sabe que es falso y no por dar un desmentido a las opiniones, lo cual revela más obstinación que firmeza, más orgullo que razón y más debilidad que fortaleza. Y más aún: es hipocresía, puesto que se quiere demostrar lo que no se es, y también una mala acción, porque se da fuerza al error con el propio ejemplo.

   El lazo establecido por una religión, sea cual fuere su objetivo, es un lazo esencialmente moral que  liga los corazones, que identifica los pensamientos y las aspiraciones, y no solo el convencionalismo de los compromisos sociales que se rompen a voluntad, o el de la cumplimentación de fórmulas que hablan más a los ojos que al Espíritu. En efecto, ese lazo moral de establecer entre quienes une, como consecuencia de la comunión de miras y de sentimientos, la fraternidad, la solidaridad, la indulgencia y la benevolencia mutuas. Es en ese sentido que también se expresa la religión de la amistad o de la familia.

    Entonces, preguntarán: ¿El Espiritismo es una religión?. Si señores, sin duda alguna. En sentido filosófico, el Espiritismo es una religión y nosotros nos honramos por ello, porque es una doctrina que fundamenta los lazos de la fraternidad y de la comunión de pensamientos no sobre una simple convención, sino sobre bases más sólidas: las mismas leyes de la Naturaleza.

   ¿Por qué, entonces, declaramos que el Espiritismo no es una religión?. Porque no existe una palabra para expresar dos ideas diferentes y porque, en el consenso general, la palabra religión es inseparable de la de culto; despierta con exclusividad una idea de forma, cosa que el Espiritismo no tiene. Si el Espiritismo dijese ser una religión, el público no vería en él sino una edición, una variante si se quiere, de los principios absolutistas en materia de fe. Una casta sacerdotal con su cortejo de jerarquías, de ceremonias y de privilegios; no lo separaría de las ideas de misticismo y de los abusos contra los cuales tantas veces se ha levantado la opinión pública.
( Continúa y finaliza en el siguiente)

- Allan Kardec-

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                  MÉDIUMS Y ORÁCULOS

El Espiritismo no ha inventado la mediumnidad, ni siquiera la ha descubierto, pues hace miles de años que se conoce y se utiliza para contactar con el mundo espiritual. Lo que sí ha hecho es estudiarla   como nadie antes y exponer sus grandezas y sus riesgos para que todos tomemos conciencia de la importancia de darle un buen uso.

La existencia de oráculos desde tiempos inmemoriales en todas las civilizaciones y repartidos por toda la geografía de la historia antigua sustenta y demuestra un principio básico del Espiritismo: hablar con los
espíritus de los muertos es una realidad. La cuestión más importante es: ¿para qué se ha utilizado esa capacidad de comunicarse con el más allá? ¿Qué estamos haciendo con ese don?

Delfos fue un gran centro religioso del mundo helénico que con sus predicciones influyó en grandes acontecimientos de su época. Cuando tras el ritual se preguntaba a la pitonisa se establecía una comunicación
con el mundo espiritual a través de un médium, la misma pitonisa, que contestaba tras entrar en trance. Con el tiempo se agregó la figura del sacerdote que hacía la función de intermediario entre el consultante y la pitia, pero era un papel totalmente secundario. Las respuestas solían   ser más consejos que verdaderas predicciones, y eran tan famosas por su ambigüedad como por sus aciertos, que no solo encumbraron a Delfos a la consideración del oráculo más fiable, sino que lo hicieron mantenerse en este lugar durante varios siglos. Es por este sentido
ambiguo de las profecías que dijo Heráclito:
“El oráculo no oculta ni revela la verdad, solo la insinúa” (siglo VI a.C.).

Además del célebre “conócete a ti mismo” en Delfos estaban inscritas muchas más anotaciones a modo de consejos, en total se conocen 147. Con toda probabilidad los preceptos de Delfos constituyen un modelo

educativo y un valioso legado de conocimiento que se transmitieron de generación en generación. Los preceptos délficos o máximas pitias eran frases sencillas atribuidas aa los Siete Sabios de la antigüedad[1 ], máximas que se podían leer inscritas por todo el santuario.

Estas son algunas de ellas:
-Conócete a ti mismo- Nada en exceso-
-Sométete a la justicia- Domina tu carácter-
-No censures- Aléjate del mal- Hazte amante del saber. 
-Obra de acuerdo con tu conciencia. 
- Habla cuando sepas
- Sé agradecido
- Enriquécete de manera honrada
- Siente compasión por los desgraciados. [2]

Varios lemas filosóficos adornaban la ciudad: «nada en exceso», inculcando la mesura y el rechazo de los excesos, «conócete a ti mismo», en el frontón del templo de Apolo, máxima que enseñaba la
importancia de la autonomía en la búsqueda de la verdad y la de la introspección, así como una extraña «_», también sobre el frontón del templo y sobre cuyo significado los griegos se interrogaron durante largo tiempo, y que podría ser una manera de anotar la palabra `ïa ei, «tú eres»,sobreentendida como «tú también tienes una parte divina». 

Sea lo que sea, la presencia del oráculo ha hecho de Delfos un lugar por excelencia de revelación de uno mismo[3].

Con la llegada del cristianismo se caricaturizó el oráculo y nos han llegado falsas informaciones a través del imaginario colectivo de cómo se producía la consulta y la forma en que se respondía. De la fase más
importante, el momento del trance, llamado por los griegos pneuma entousiastikon, podemos inferir su significado, “espíritu de inspiración divina”, y gracias al Espiritismo sabemos que era un proceso mediúmnico, un intercambio entre los hombres y los espíritus, que en aquellos tiempos estos últimos eran considerados daimon o genios
tutelares de los hombres[4].

La mediumnidad es una maravillosa herramienta de adelanto moral, llave de esperanza y consuelo para los que estamos de forma transitoria en este mundo; sin embargo mayoritariamente hemos acudido a ella para fines exclusivamente egoístas y con objetivos materialistas, preferimos milagros instantáneos antes que trabajo y esfuerzo instructivo. El hombre pervierte todo lo sagrado debido a su estado de
inferioridad moral.

La historia del oráculo de Delfos es paradigmática de lo ocurrido con esa
comunicación entre ambos mundos que ha tenido a su alcance la humanidad. En principio su uso prudente ayudó con sus consejos y enseñanzas pero, poco a poco, al convertirse en foco de riquezas por los
donativos de los consultantes, su uso se corrompió y la función inicial que cumplía pasó a segundo plano, manipulando su esencia y pervirtiéndola. Es un resumen de lo que hemos hecho con la mediumnidad durante toda la historia. Por ese motivo dijo Jesús a los apóstoles: Dad de gracia lo que de gracia recibisteis[5]. Sabía muy bien, y así lo recomendaba, que no se debía comerciar con las cosas sagradas, en referencia a las mediumnidades de profecía, lenguas o de
sanación que enseñó a los apóstoles[6].

Ahora gracias al Espiritismo sabemos que la mediumnidad, como herramienta educativa, es un canal de comunicación donde el emisor está en las zonas vibratorias invisibles a nuestros ojos y que debido a ese desconocimiento debemos ser cautos[7].

Porque la capacidad en sí es neutra, pero dependerá de nuestra actitud transformarla en herramienta de progreso adoptando sus enseñanzas o convertirla en oportunidad perdida; somos libres de usarla como nos
plazca mas también somos responsables de los resultados obtenidos.

Médiums han existido durante toda la historia de la humanidad realizando la función de re-ligar el mundo físico con el espiritual, de ahí la existencia de tantos oráculos repartidos por el mundo antiguo[8] y las constantes apariciones de profetas[9] recordándonos los deberes morales, revelando lo espiritual.

El concepto de revelación expresa la idea de dar a conocer algo que estaba oculto o que no se sabía. Una revelación científica, por ejemplo, se produce cuando alguien de especial genio e inteligencia hace un
descubrimiento notable y lo hace público; también las enseñanzas de un profesor a sus alumnos son revelaciones que hasta entonces desconocían, la diferencia es que el profesor no es un revelador de primer orden, ya que transmite algo que le fue enseñado a él. Así tenemos revelaciones de dos tipos, de primer orden cuando se originan, y de segundo orden cuando se transmiten. En el terreno de la moral también tenemos esa correlación, cuando leemos un tratado sobre
conducta ética o moral estamos recibiendo una revelación de segundo orden; esto ocurre por ejemplo cuando leemos los evangelios de los apóstoles, pero se producen revelaciones de primer orden cuando recibimos las enseñanzas directamente del mundo espiritual a través
de un médium o profeta, pues ese es su papel[1 0].

Moisés fue un gran médium de la antigüedad que transmitió la primera gran revelación al pueblo judío; Jesús es considerado médium de Dios por su elevada jerarquía espiritual aportando la segunda revelación dirigida a todos los habitantes del planeta, es la figura central que da sentido y completa la revelación mosaica, anunciando la tercera: la espiritista[1 1 ].

La aserción de Juan, Hijos míos mirad si los espíritus son de Dios, pone en claro que uno de los principales escollos de la mediumnidad es la autenticidad del mensaje, recayendo sobre nosotros la responsabilidad (un derecho y un deber) de decidir si aceptamos la validez de lo que nos
dicen o no. El Espiritismo no ha venido a convertirnos en tomadores de doctrina, manteniéndonos en una fe pasiva, no, él ha venido para hacernos trabajar la razón y mejorar en base a nuestro esfuerzo, cuando rasgando el velo de lo paranormal nos ilumina sobre las leyes que gobiernan nuestros destinos a este lado de la vida y al otro. Ya no más misterios ni dogmas inexplicables.

La razón y el buen criterio unidos a un trabajo colosal de codificación permitieron a Allan Kardec trillar el trigo de la paja entre la gran cantidad de mensajes mediúmnicos recibidos de todo el mundo que catalogó y ordenó dando forma a la Doctrina Espírita, la tercera revelación cristiana. Gracias a él tenemos bases seguras sobre las que
trabajar la mediumnidad, gracias a Kardec tenemos mensajes tan concisos y claros como el del Espíritu de Verdad[12]: Espiritistas.
Amaos e instruíos. Ahí está todo, tan simple y a la vez tan complicado porque nuestro ego todavía prevalece en nosotros. También este
mensaje deja en nuestras manos llevar a cabo la recomendación y la responsabilidad de decidirnos a amar y de esforzarnos por estudiar de forma seria y continuada toda la compilación de hechos y conocimientos
presentados por la Doctrina que ponen de manifiesto la tutela espiritual de que todos disponemos, desde tiempos inmemoriales.

Como alumnos de la espiritualidad, aprendices postulantes del gran camino, es un deber el aprovechamiento de las enseñanzas que obtenemos con las revelaciones. El Espiritismo es la última etapa, hasta ahora, del trabajo educativo acumulado en los siglos precedentes, es la
base sobre la que surgirán las nuevas religiones del futuro, más razonadas, más consistentes y mejor cimentadas en nuestra conciencia, produciendo mejores frutos para esta humanidad tan necesitada de
esperanzas y consuelos.

Jesús Valle

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Del átomo al ángel: la evolución del 

principio inteligente



Nace nuestro Universo
   Hace 13,7 billones de años, todo lo que existía estaba concentrado en un sólo punto, que un científico denominó de átomo primitivo o huevo cósmico. Su tamaño era trillones y trillones de veces más pequeña que la cabeza de un alfiler; era rico en energía altamente condensada, a punto de su calor ser de billones y billones de grados Celsius.

De repente, sin que se pueda saber por qué, él se infraccionó al tamaño de una manzana. Y entonces explotó, expulsando violentamente en todas las direcciones la energía y los contenidos en él contenidos.

Esa energía se condensó fuertemente y produjo las partículas elementales de la materia. En los primeros tres minutos, esas partículas formaron los átomos y de ahí el hidrógeno y el helio, los elementos químicos más simples y los más abundantes del universo.

Mientras eso, la energía expulsada, junto con las partículas elementales, formó una inconmensurable nube que se expandió más y más. Lentamente, tras un gran expulsión en todas las direcciones, ella comenzó a enfriarse y ganar densidad. De este proceso se formaron las grandes estrellas rojas.

Ellas funcionaron por algunos billones de años, como hornos ardientes dentro de las cuales ocurrieron explosiones atómicas de magnitud extraordinaria. Allá se forjaron los principales elementos que están presentes en todos los seres: el hierro, el carbono, el oro, finalmente los 92 elementos básicos que componen todos los seres y cada uno de nosotros. De la muerte de una de esas estrellas se formaron nuestra galaxia, y nuestro Sol y el planeta Tierra.
  Lo expuesto arriba es lo que los científicos denominaron el Big-Bang, o sea, la gran explosión.


¿Cómo encaja la obra de  Dios con esto?
   El problema de Dios aparece cuando se colocan las siguientes cuestiones: ¿Qué había antes del comienzo? ¿Quién dio el impulso inicial? ¿Quién sostiene el Universo como un todo y todos los seres para que continúen existiendo y desarrollándose?

¿Nada?, Mas de la nada, nada puede venir.

Antes del Big-Bang, ya existía Dios, que existe de toda la eternidad.

Existieron también muchos otros universos, pues Dios jamás estuvo inactivo. Esos universos fueron creados por su voluntad, cumplieron su papel (campo de desarrollo del Espíritu) y tuvieron su materia colapsada, para resurgir después, cual la legendaria ave mitológica, Fénix, que renacía de las propias cenizas. Pues un mundo formado desaparece y la materia que lo compone se renueva.

Esa teoría encuentra resonancia en el pensamiento del Espíritu André Luiz: Semejantes mundos sirven a la finalidad a que se destinan, por largas eras consagradas a la evolución del Espíritu, hasta que, por la sobre-presión sistemática, sufran el colapso atómico por el cual se transmutan en astros cadaverizados. Esas esferas muertas, sino vuelven la nuevas directrices de los Agentes Divinos, que disponen sobre la desintegración de los materiales de superficie, dando ensayo a que los elementos comprimidos se liberen a través de una explosión ordenada, surgiendo nuevo acervo corpuscular para la reconstrucción de las viviendas celestes, en las cuales la obra de Dios se extiende y perpetúa, en su gloria creativa.

Pronto en el universo, el principio espiritual podrá iniciar la larga marcha rumbo a la perfección relativa que le es destinada.

Al tiempo que viene creando, desde toda la eternidad, mundos materiales, Dios ha creado, desde toda la eternidad, seres espirituales. Si así no fuera, los mundos materiales carecerían de finalidad.

Los mundos materiales tendrían que suministrar a los seres espirituales elementos de actividad para el desarrollo de sus inteligencias.


Nace el principio inteligente
La razón de ser del Universo es el desarrollo del Espíritu humano. Pronto el Universo, el principio inteligente podrá iniciar su larga marcha rumbo a la perfección relativa que le es destinada.

Dios renueva a los seres vivos como renueva los mundos.

Indestructible, el principio espiritual se elabora en las diferentes metamorfosis que sufre, estacionando en los reinos mineral, vegetal y animal, antes de adquirir la razón e identificarse con la humanidad.
.
En cuanto al origen del principio inteligente nada sabemos.

Según algunos, se trata de una emanación de la Divinidad.

Las propiedades sui generis que se reconocen al principio espiritual prueban que él tiene existencia propia, pues que si su origen estuviera en la materia, aquellas propiedades le faltarían, desde que la inteligencia y el pensamiento no pueden ser atributos de la materia.

A nuestros ojos no tiene una forma determinada, puede ser comparado a una llama, una claridad o una centella etérea, cuyo color varía del oscuro al brillo del rubí, conforme su pureza; con alta capacidad de proporcionar impulsos y abrigar experiencias que se transforman en estructuras definitivas y cada vez más complejas.Según algunos, se trata de una emanación de la Divinidad.

Fue creado simple, ignorante, pero dotado de perfectibilidad. Simple, porque único, formado de una sola parte, homogéneo. Ignorante porque sin conocimiento, experiencia y adquisiciones. Perfectible porque dotado de la potencialidad del progreso, de un proyecto íntimo de desarrollo, de un propósito en el sentido de haber un movimiento en la dirección de más diversidad, complejidad y cooperación.


El principio inteligente se viste de materia

Creado, debería conectarse la materia, lazo que prende el Espíritu e instrumento de que este se sirve y sobre el cual, a la vez, ejerce su acción. Esa conexión se da a través de la formación de un campo de influencia no física. Semejante al campo gravitacional, o al campo electromagnético (el imán atrayendo las virutas del hierro), el campo creado por el principio inteligente será una zona de influencia donde él irá a comandar la unificación de los átomos y la elaboración de la vida en los diferentes reinos de la naturaleza. Pero el elemento espiritual es un ser indefinido, abstracto, que no puede tener acción directa sobre la materia, siéndole indispensable un intermediario. Con el principio inteligente, por lo tanto, nace un envoltorio sutil, fluídico, el cual, de cierto modo, forma parte integrante de él. Como toda materia, ese campo de energías sutilísimas es extraído del fluido cósmico universal, la energía primitiva del universo, que, en esa circunstancia, sufre una modificación especial.

Ese envoltorio fluídico va a perfeccionarse paso a paso con el principio inteligente, constituyéndose, oportunamente en el cuerpo espiritual (periespíritu).



En el reino mineral, la atracción
El principio inteligente, se conecta, entonces, a través de su envoltorio de energías sutiles, la materia recién formada, a los átomos, y partículas subatómicas, preparándose para elaborar en sí mismo el principio de la atracción, primera adquisición del principio inteligente, mientras aún no es el reino mineral.

La Ley de atracción rige los elementos intra-atómicos, fuerzas muy poderosas, mantienen unidas las sub-partículas atómicas. En ese largo estadio junto al reino mineral, el principio inteligente adquiere la capacidad de unir, aglutinar, atraer, que le será de inestimable valor en el futuro.

La vida surge en la Tierra
El largo estadio junto al reino mineral capacitó al principio inteligente en el arte de unir, aglutinar, agregar. Él se encontraba, ahora, apto para avanzar en su auto-elaboración, adquiriendo otras propiedades: irritabilidad, sensibilidad, memoria, instinto, etc. Él haría eso en los millones de años en que iría a estacionar en el reino vegetal y animal.

El planeta se encontraba listo para recibir la vida y el principio inteligente apto para actuar en la reunión de los elementos químicos que daría nacimiento a las primeras formas de vida en la Tierra.

La Tierra se había formado de la condensación de la materia diseminada en el espacio. La explosión de una estrella roja (supernova) lanzó una nube de gas y de elementos por doquier. Lentamente, esos gases ganaron consistencia por fuerza de la gravedad. Nació el Sol que consiguió atraer a su alrededor los planetas que se formaron a partir de los detritos de la explosión anterior. Uno de esos planetas era la Tierra. Eso fue hace cerca de 4,6 billones de años.

Durante 800 millones de años la Tierra permaneció como un mar de fuego debido a su origen estelar y a los meteoros que caían brutalmente sobre ella, pero poco a poco fue
creando una superficie que le facilitó el enfriamiento. La distancia adecuada del Sol y el equilibrio creado por la gravedad que retenía los líquidos crearon las condiciones del surgimiento de una atmósfera, capaz de acoger la vida.

Según una hipótesis, hace 3,8 billones de años, gases de la atmósfera primitiva (metano, amonio, Hidrógeno, y vapor de agua), en un ambiente donde predominaban descargas eléctricas y rayos ultravioletas, culminaron en la formación de los aminoácidos y bases nitrogenadas, unidades básicas de las proteínas y de los ácidos nucleicos (ADN y RNA). Con las moléculas esenciales a la vida, nacían las bacterias primitivas.

Los cuerpos de los seres vivos se formaron por la reunión de las moléculas elementales, en virtud de la ley de afinidad, a medida que las condiciones de la vitalidad del globo fueron propicias a esta o a aquella especie.

De acuerdo con otra hipótesis, las primeras formas de vida, o las moléculas químicas esenciales a la vida, vinieron para la Tierra, de otras regiones del universo.

Sea correcta una u otra hipótesis, eso no se dio por fuerzas ciegas del acaso. El principio inteligente allí se encontraba, con su poderoso campo magnético, creando las condiciones para que las reacciones químicas se verificaran de forma a permitir la eclosión de la vida.


El Divino Escultor

En la dirección de todos los fenómenos de nuestro sistema existe una comunidad de Espíritus Puros, en cuyas manos se conservan las poderosas directrices de la vida. Jesús es uno de los miembros de esa comunidad.

Con sus ejércitos de trabajadores dedicados desarrollaron las normativas de los fenómenos físicos de la Tierra, organizando el equilibrio futuro en la base de los cuerpos simples de materia. y se organizó el escenario de la vida, creando lo indispensable para la existencia de los seres del porvenir. Se estableció la presión atmosférica adecuada al hombre, con la capa de ozono, para que filtrase convenientemente los rayos solares.

Y finalmente, los artistas y técnicos de la espiritualidad mayor, bajo la asistencia amorosa de Cristo, colaboraron en la edificación del mundo de las células, la construcción de las formas organizadas e inteligentes de los siglos venideros, culminando con la aparición de los primeros homínidos, con el córtex cerebral complejo del hombre hace 3 millones de años.


Autor: Ricardo Baesso de Oliveira
 ( Traducción de Isabel Porras) 


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                         ¿ EXISTE UNA LEY MORAL?


“Dos cosas me llenan de creciente admiración y sobrecogimiento: el cielo estrellado que hay sobre mí y la Ley Moral que hay en mi interior”       Immanuel Kant – Filósofo S. XVII
Esta frase del gran filósofo prusiano, uno de los mayores pensadores de la historia de la humanidad, refleja bien a las claras el pensamiento de muchos grandes científicos y filósofos de todos los tiempos respecto a la búsqueda de una explicación sobre la existencia y orígenes del universo y de la naturaleza moral del hombre.
Pero también deja claramente establecido que el ser humano se rige en su interior por una Ley Moral de la cual apenas es consciente, y sin embargo es tan importante o más que las leyes naturales que rigen el funcionamiento del mundo a su alrededor. Veamos qué nos dice al respecto uno de los grandes eruditos (C.S. Lewis) del pasado siglo que, siendo ateo, se propuso refutar con argumentos lógicos todo lo que tuviera que ver con la fe y la existencia de una Ley Moral. El resultado de esta investigación de varios años le llevó precisamente a renunciar a su propio ateísmo y convertirse en uno de los mayores intelectuales defensores de la existencia de Dios. Y al respecto de la Ley Moral argumenta en su libro “Mero Cristianismo”:
C.S. Lewis….”¿Qué te parecería si alguien te hiciera lo mismo? La persona que reprocha no está simplemente diciendo que el comportamiento del otro no llega a agradarle. Está apelando a una norma de comportamiento que supone que el otro conoce. De hecho, es como si ambas partes tuvieran en mente algún tipo de Ley, regla de juego o de comportamiento decente, o de moral, en torno a la cual realmente estuvieran de acuerdo. Y la tienen. Disputar es demostrar que el otro está equivocado y no tendría sentido a no ser que ambos estén de alguna manera de acuerdo en lo que es el Bien y el Mal. Esta Ley o Regla sobre el Bien y el Mal los antiguos pensadores solían llamarla “Ley Natural” y lo que querían decir es la “Ley de la Naturaleza Humana.”                                                                                                             El concepto de lo correcto y lo incorrecto parece ser universal entre todos los miembros de la especie humana. ¿Es esto una característica del ser humano o una consecuencia de las tradiciones y la cultura? ¿Existe una Ley Moral común o son normas de conducta específicas de cada cultura?
La respuesta es obvia si miramos las normas morales generales de la mayoría de las culturas, tradiciones, filosofías y religiones. En la Biblia, en el Libro de los Muertos Egipcio, en las Leyes de Manu, Hindúe, en el pensamiento de los estoicos, de los platónicos, de los pieles rojas, etc., encontramos las mismas condenas a la opresión, el asesinato, la traición, la falsedad y los mismos mandamientos de amabilidad y respeto a los ancianos y niños, a los débiles, y las necesidades de la caridad, solidaridad y honestidad entre los hombres. Esta es una evidencia más que suficiente para comprender que no son la cultura ni la tradición (tan distintas en las diferentes partes del mundo) las responsables del sentido moral del hombre, sino que este último está esculpido a fuego en su propia naturaleza.
Es por ello que esta Ley Moral existe desde que el hombre es hombre, y precisamente por ello entra en conflicto con algunos pensamientos actuales que dicen que el bien y el mal absoluto no existen, minusvalorando la ética y la moral como algo relativo. ¿Qué se persigue al negar la existencia del mal y del bien? La respuesta también es obvia: si no existen, no hay necesidad de ninguna ética ni moral. 
“La moral es la ciencia por excelencia; es el arte de vivir bien y de ser dichoso”                                                                                                         Blaise Pascal – Científico y Filósofo. (1623-1662)                                        
Esta enorme falacia, proclamada y repetidamente divulgada, pretende igualmente desacreditar por un lado la inmortalidad espiritual del hombre, como un ser en proceso de evolución y transformación a lo largo de los tiempos mediante la reencarnación y sujeto a una norma superior de Ley Moral. Y en segundo lugar, despojando al hombre de su esencia trascendente -el alma humana- y de cualquier responsabilidad sobre sus actos, evita tener que aceptar la existencia de un Ser Superior que ha creado todo lo que existe, e incluso ha diseñado mediante su Mente Superior un Universo con propósito y significado del cual el hombre participa. 
Esta Mente Superior de la que procede la Mente Humana ha colocado en el hombre las bases de esa Ley Moral Universal que rige para todos los seres humanos. Esta es la forma en que podemos esperar que Dios se muestre a nosotros: “dentro de nosotros mismos”. La existencia de un Dios omnipotente fuera del universo -al margen del espacio y el tiempo- presenta esta característica, estar en nuestro interior y manifestar así sus leyes, haciéndonos actuar de determinada manera.
Esta es la grandeza de la Ley Moral que Dios ha esculpido en el hombre desde el principio de los tiempos y que supone una brillante luz que le guía en su trayectoria inmortal hacia la plenitud y perfección relativas, que nos esperan mediante el propio esfuerzo a través del crecimiento en inteligencia y bondad que, vida tras vida, vamos conquistando.
Es la huella de Dios en el hombre, en su mayor creación, refrendada por multitud de pensadores, filósofos, científicos y fundadores de religiones. Descartes (Matemático y Filósofo – S. XVI) afirmó en su libro “Meditaciones  Metafísicas”: “La idea de Dios se halla impresa en el hombre como la marca del obrero en su obra”. Confirmando el mismo precepto, los espíritus confirmaron a Allán Kardec el lugar donde Dios ha esculpido su Ley para el hombre en la respuesta a la pregunta 621 del L.E (*): “¿Dónde esta escrita la Ley de Dios? – En la Conciencia”. La frase de Jesús “Vosotros sois Dioses, todos podéis hacer lo que yo hago, si queréis” es una de las mayores confirmaciones de la presencia de Dios en el interior del ser humano.
Como podemos comprobar, la frase de Kant que encabeza este artículo no puede ser más acertada. La Ley Moral forma parte de la conciencia del interior del ser humano. El conocimiento que de esto nos ofrece la filosofía de Kardec es amplio, preciso y extraordinario, pues en un resumen magnífico en el Cap. I sobre la Ley Divina y la Ley Natural se explica, de forma sencilla y al alcance de todos, la importancia de estas leyes para la vida presente y futura del hombre como espíritu inmortal, así como las repercusiones que se derivan de trasgredir o aceptar los preceptos de esta Ley Moral Universal.
Es por ello que, al respecto de nuestro conocimiento del bien o del mal, la Ley Moral se basa en la observancia de la Ley de Dios.” Item. 629 – L.E. Allan Kardec.
Una Ley nos ilumina, una Ley nos guía, aquella que Dios ha colocado en el alma humana para conducirnos al bien, la felicidad y la plenitud para la que estamos destinados. Es la Ley Moral que rige la naturaleza humana más allá del espacio y el tiempo.                                                                                                                 ¿Existe una ley moral? por: Antonio Lledó  Amor, Paz y Caridad 
Un siglo antes del pensamiento de C.S. Lewis respecto a la Ley Natural, aparece la reflexión que los espíritus dejaron a Allán Kardec en el Ítem 776 del L.E. al respecto de la ley de Dios: 
“La Ley Natural, rige a la humanidad entera, y el hombre mejora conforme comprende y practica esta Ley”

(*) L.E. Libro de los Espíritus
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