viernes, 25 de octubre de 2019

Aparición y materialización de Espíritus: el caso de Katie King (1)

        INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Aparición y materialización de Espíritus: el caso de Katie King (1)
2.- No falló la religión
3.- La familia
4.- Justicia y derechos naturales
5.- Técnicas de aplicación del Pase





                     
                                       
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  APARICIÓN Y MATERIALIZACIÓN DE         ESPÍRITUS : EL CASO DE KATIE KING
                               (1)



   Los fenómenos de materialización son los más elevados e irrefutables demostraciones de la inmortalidad.
    Ver un ser difunto aparecer delante de los asistentes, con una forma corporal, oírle conversar, verlo andar, escribir, luego desaparecer, sea instantáneamente, sea por grados, bajo la mirada de los observadores, es ciertamente, el más cautivador y el más extraño de los espectáculos. Para un incrédulo esto excede de los límites de la verosimilitud y se requieren no menos que pruebas físicas irrefutables para que el fenómeno no sea considerado fraude o alucinación.
    Muy afortunadamente, existen un buen número de observaciones relatadas por hombres imparciales que poseen la  frialdad y la competencia necesarias para dar a esos fenómenos el apoyo de su autoridad.
     M. Aksakof ha hecho en compañía del médium Eglinton, una serie de experimentos en que fueron tomadas todas las minuciosas precauciones, lo que permitió llegar a resultados inatacables desde el punto de vista científico.
    Aquí deseamos dar algunos informes poco conocidos sobre la célebre Katie King, cuya existencia ha sido puesta fuera de duda, por los trabajos clásicos de William Crookes plasmados en su libro Recherches experimentales sur le Spiritisme.
    Muchas personas poco informadas de la literatura espírita se imaginan que Katie King no fue examinada más que por William Crookes; sin embargo hay  un gran número de testimonios de su existencia, procedentes de testigos bien conocidos en el mundo literario y científico.
     Cuando el ilustre químico tuvo que examinar la mediumnidad de miss Cook, hacía ya  mucho tiempo que Katie se materializaba. Los grandes médiums,  que son tan raros, no se manifiestan de golpe y porrazo. Necesitan cierto tiempo para llegar a producir fenómenos físicos De un lado, el médium tiene necesidad de entrenamiento y de otro, el Espíritu que dirige las manifestaciones, está obligado a ejercitarse largamente para manipular los fluidos sutiles con la precisión necesaria.
     Miss Cook, en 1872, tenía 16 años. Desde su tierna infancia veía Espíritus y oía voces, pero como estaba sola para comprobar estos hechos, sus padres no creían sus  relatos, Después de haber asistido a sesiones espíritas, se supo que la joven era médium y que obtendría las más bellas manifestaciones. Los padres de Cook se opusieron a ello, pero sin embargo después de haber sido acosados por los Espíritus, se decidieron a acceder a os deseos de los actores invisibles y entonces fue cuando , tuvieron  lugar fenómenos completamente probatorios.
     El 21 de abril de 1872, dice M.Harrison en el periódico Le Spitualiste, que se produjo un curioso incidente: De pronto se oyó llamar a los cristales, se abrió la ventana y los postigos sin descubrir nada. La voz de un Espíritu se dejó oir entonces, gritando: "!Señor Cook: es preciso que limpie el canalón, si no desea que los cimientos de su casa sean atacados. El canalón está obstruido!". Muy sorprendido, hizo un examen de inmediato:!Era cierto:había llovido y el patio se había inundado. Nadie se había dado cuenta sino el Espíritu. Siguiendo la marcha de la mediumnidad de Miss Cook hubieron una serie sucesiva de fenómenos, cada vez más poderosos, hasta  terminar con la materialización de Katie. He aquí el relato de la primera sesión en la que se mostró:
     Hasta entonces, las sesiones se habían celebrado en la oscuridad. M.Harrison quiso poner término a aquel estado de cosas e hizo varios ensayos en casa de M.Cook con luces diferentes. Obtuvo una luz fosforescente por medio de una botella calentada, revestida interiormente de una capa de fósforo mezclada con aceite de clavillos. Gracias a esa iluminación se podía veer lo que ocurría en  la sesión. El 22 de mayo de 1872, Mme Cook,sus hijos,la tía y la criada, se reunieron y el Espíritu de Katie King se materializó parcialmente. Miss Cook no dormía, como así resulta de la carta que dirigió a M.Harrison el siguiente día. He aquí el relato:
  "En el medio día de ayer, Katie King nos dijo que ella trataría de producir algunos fenómenos si consentíamos en hacer un gabinete oscuro con cortinas. Añadió que era menester darle una botella de aceite fosforescente porque ella no podía tomar el fósforo necesario en mi a causa del poco desarrollo de mi mediumnidad; ella deseaba iluminar su rostro para hacerse visible.
   Encantada ante la idea, hice los preparativos necesarios; todo estaba a punto a las 8,30. ayer noche;  mi madre, mi tía, los niños y la criada, tomaron asiento en los escalones de la escalera. Me dejaron en el comedor,( yo estaba asustada).
    Katie vino a dejarse ver en la abertura de la cortina; sus labios se agitaron, hasta que pudo hablar. Conversó con mamá durante unos minutos; todos pudieron ver el movimiento de sus labios. Como yo no le veía desde mi sitio, le pedí que se volviese y lo hizo. El Espíritu me respondió: ciertamente me volveré. Entonces solamente vi la parte superior de su cuerpo. Estaba formada hasta el busto. el resto de la aparición era como una nube, vagamente luminosa.
( Continúa en el siguiente publicado)

- Gabriel Delanne , de su obra, "El Alma es inmortal"
   
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              NO FALLÓ LA RELIGIÓN

Hubo un tiempo en que la rudeza del hombre requería de mano firme y ley férrea. Era necesario que la Justicia divina se diera a conocer. La Primera Revelación se encargó de aplacar la brutalidad animal de aquellos infantes espirituales y darles un código moral. Lejos estaba de la justicia perfecta, pero era un comienzo.
     Cuando la antigua Jerusalén, cuando el pueblo judío estaba gobernado por doctores de la ley
mosaica autoproclamados campeones de los hombres, los lujos de los líderes religiosos,vasos limpios por fuera y sucios por dentro, contrastaban con la insalubridad del valle de los leprosos, donde personas honradas, repudiadas por amigos y familia, yacían abandonadas a Dios concluyendo su etapa de degradación sin perturbar el orden público.
     Fueron los tiempos de la Segunda Revelación.
     Fueron los tiempos del carpintero de Nazaret caminando sobre la Tierra y demostrando el poder de la fe completa. Ejerciendo curaciones naturales a los ojos del Eterno, sobrenaturales a los del hombre. Moviendo montañas con un grano de fe. Iluminando las conciencias por donde pasaba. Obrando conversiones hasta con su sola presencia.
     Los corazones más endurecidos de la época fueron incapaces de entender el mensaje.
    Conocían la justicia de Dios, pero no su amor, ni su bondad. Con todo, la experiencia quedaría
grabada en los pliegues de sus espíritus para siempre. El Maestro enviado a rendir ejemplo sincero, terminó de impartir su lección en la cruz a la que fue conducido por quienes no podían soportar su luz.
     En las décadas posteriores, aparte de algunos corazones bondadosos, cristianos de sentimiento si bien no de verbo, el único movimiento organizado y dedicado a atender a todos esos espíritus sufrientes, era el secundado por los primeros discípulos de Jesús, encabezados por aquellos de los Doce que estaban dispuestos a perpetuar su palabra.
     Los edificios donde se atendía a los afligidos estaban apenas dotados de lo mínimo necesario   para aportarles cobijo y paz, y propiciar concentración en la tarea a aquellos que dentro de él trabajaban. Las persecuciones a los primeros cristianos no hicieron sino centrar la atención sobre el movimiento reformador, y aumentar la curiosidad de muchos que acabarían adhiriéndose, sedientos de consuelo en medio de la iniquidad.

     Con el tiempo, corazones cautivados por la bondad y la pureza de los cristianos devotos se
sumaron a la Causa. Concluían reencarnaciones relativamente poco pobladas de desenvolvimiento crístico, salvo por el hecho mismo de encontrarse con el movimiento cristiano activo y dejarse convencer por la belleza de su moral, y desde el plano espiritual accedieron a programar, bajo la tutela y sabio consejo de espíritus milenarios, más avanzados en conocimiento y moral, dignos encargados de las divinas tareas de planificación planetaria,reencarnaciones en las que poco a poco se desprenderían de sus hábitos pasados, como quien retira capas de óxido, para quedarse,algún día, cuya lejanía dependería de sus propios esfuerzos, con la blancura de la trinidad formada por una cabeza que entiende a Dios, un corazón que se somete a sus designios, y unas manos que se entregan laboriosas a la tarea.
     El grado de éxito de los nuevos adheridos varió según la fuerza de voluntad de los mismos.
     Aquellos que se mantuvieron firmes en el camino recto sirvieron de ejemplo a los demás   discípulos.Triunfadores sobre la materia, lucharon y vencieron en las batallas del autoconocimiento . Se sobrepusieron a las aflicciones y a las decepciones de otros compañeros de camino, y siguieron la estela de Aquel que nunca falla. Trabajaron, y cumplieron.
     Al regresar a casa, tuvieron la recompensa del justo, en forma de paz de conciencia, y   reencuentros con antiguos familiares, entidades de luz, que les recibieron como veteranos   victoriosos de sus pruebas.
     Los hubo que, trabajadores incansables,completaron existencias honradas desempeñando cargos en segundo plano. No estando, o no sintiéndose preparados para ejercer de rostros visibles, aceptaron de buen grado funciones de cuidado interno, siendo apoyos fiables para aquellos compañeros a los que se les encomendaría el estandarte. Estos modestos obreros, tan fiables como necesarios,vivieron a la estela de hermanos mayores;celebraron de corazón el ascenso de sucesores;
superaron sus propias envidias y celos; y ganaron para la posteridad un tesoro de crecimiento moral y humano, que sumado al aprendizaje doctrinario, habría de capacitarlos para labores de mayor rango. Por su lealtad en pocos talentos, recibieron cientos.
     Otros, con recursos limitados para comprender la verdadera esencia del Cristo,dada la distancia espacial, temporal, y sobre todo moral, construyeron, en lo íntimo de su ser, el edificio de su fe renovada, de sus nuevos valores, aprovechando piedras, vestigios de sus antiguas creencias, con resultados más o menos aberrantes. Retuvieron, en su acervo de conocimiento doctrinario, huecos, confusiones, de los que se resentía su convicción y se limitaba su capacidad persuasiva; a través de esos espacios dejaron deslizar caprichos del ego, que sostenían viva la tenue vela de primitivismo
animal que estaba condenada a apagarse. Sin entregarse totalmente a la Causa, dieron parte de sí mismos para salvación de sus conciencias. Y su salario fue proporcional a sus esfuerzos.
     Para algunos, en fin, las grietas de fe fueron demasiadas… El hombre viejo al que perdonaron la vida, se escondería en las grutas oscuras de su bagaje espiritual, malviviendo de instantes de desliz moral, temeroso del escándalo. Intentando en vano esconderse del Eterno que todo lo ve y todo lo sabe. Algunas de esas pobres ovejas abandonarían los caminos de la fe, otras creerían poder ocultar sus llagas, y creyendo (o fingiendo) prestar un servicio, harían más mal que bien al desprestigiar la causa trascendental para la cual “trabajaban”. Hasta ser destituidos por lo Alto, una vez agotadas todas sus oportunidades de reformación dentro del movimiento, sonada la corneta del relevo
necesario, en un justo control de daños para con la familia cristiana.
     El que debiera haber sido el edificio cálido y modesto de fe cristiana rindiendo tributo a lo divino, retuvo trazas de lujo y ostentación, del fariseísmo acomodaticio; fragmentos de muro frío, del cientifismo materialista; imágenes de culto, del paganismo supersticioso; brechas antrópicas, una por cada defecto humano, puertas traseras, dando paso libre a las inclemencias de la historia de la humanidad.
     Impurezas que disminuían el rendimiento de la tarea cristiana y se acrecentaban con la llegada
de nuevos conversos. ¡Cuál sería el disgusto de los predecesores, al ver la deformación del
propósito elevado, que a tantas conciencias condenaría al desánimo y al letargo…!
     La alianza de la iglesia a los poderes de la Tierra ayudó a extender la palabra, pero también
a adulterarla. Bastaron pocos siglos para que las élites mundanas moldearan a su gusto y   conveniencia los preceptos de una línea eclesiástica que, al principio por sobrevivir,después por comodidad, se tornó demasiado flexible, voluble. Que permitió la limitación del alcance de la gracia divina a pequeñas esferas bañadas en la riqueza de la transitoriedad.
     Luego vinieron las escisiones. Discípulos que abrían abismos por no saber cerrar grietas.
     Circunscribían la felicidad eterna a preceptos efímeros, que con el paso de los siglos retocarían
casi a placer. Propugnaban obras nuevas, o versiones apócrifas de obras conocidas. A su paso, desdecían lo que las otras facciones decían, deshacían lo que las otras hacían.Asumían la pesada responsabilidad de decirse portadores únicos de la verdad. Se lanzaban el anatema, e impotentes para aniquilar las ideas, quemaban libros y a personas.
     No sin motivo recomendó el Cristo a sus aprendices que evitaran las disensiones. De ellas
nació la indiferencia del vulgo. En vista de tantas corrientes difiriendo en sus principios,   condenándose entre ellas a las llamas del infierno, ¿cómo no iba el espíritu indeciso, la oveja desorientada, a pensar que, eligiera la variante que eligiera, acabaría abocado al infierno por todas las que descartara? Y sin saber cuál de todas ellas estaba próxima a la realidad, ¿cómo no iba a concluir que daba igual quedarse con una u otra, si el resultado final iba a ser el mismo?
     Los tiempos avanzaban, y el crecimiento del raciocinio humano reclamaba explicaciones lógicas, argumentos más sólidos. Rechazando las comprobaciones positivas de la ciencia, que debían ser acogidas como un amigo que viene a ratificar sus palabras, y no como un invasor vil, el inmovilismo dejó que la religión fuera segregada de la vida pública, que perdiera credibilidad. La palabra religiosa comenzó a ser asociada a mentes de miras cerradas.
     Del fundamentalismo de los representantes religiosos nació la incredulidad popular. En vista
de pastores y parroquianos prescribiendo las doctrinas de los ángeles caídos; de la creación en
seis días, a pesar de los descubrimientos científicos; del fuego eterno y las penas no proporcionadas a la falta, incluso para quienes nacieran, vivieran y murieran sin llegar a conocer sus postulados; ¿cómo podía el espíritu indagador no acusar una falta de lógica en aquellos argumentos? Y viéndolos faltos de recursos para explicar la justicia de las aflicciones desde la unidad de existencias, ¿cómo podía no despecharse de la espiritualidad y abandonarse al materialismo?
     Así fue como tantas conciencias ávidas de felicidad, decepción tras decepción, dormitarían
durante años o vidas en los senderos de la incredulidad, el tedio, el desaliento, la impiedad... Y en vista del flaco trabajo hecho por tantos discípulos, ¿es de sorprender? Todas y cada una de las cicatrices en el rostro de la religión provienen de mano humana, no divina.
    Y la humanidad preadolescente, en su propensión a tomar la parte por el todo, y los juicios rápidos, asoció la perdición de algunos a la de toda la Causa. De la sombra de la invigilancia nacieron las setas del cinismo, el agnosticismo, la misantropía, la detracción…Dos mil años después, la sociedad sigue gobernada por orgullosos campeones materialistas, rodeada de valles de leprosos
morales, que no dejan de proliferarse,alimentados por tantas herramientas de perdición. La puerta ancha se ha hecho muy ancha. Religiosos “no practicantes”, y descreyentes “no buscadores” que repudian la fe religiosa, aun la sincera procedente de personas de buen corazón, y vilipendian cualquier esfuerzo de hacer del mundo un lugar mejor, sin hacer ellos mismos ninguna propuesta.         Ovejas descarriadas, que ante cada vicisitud de la vida,suspiran a su modo por alguien que les dé
consuelo, que calme su sed. Alguien que se encargue del trabajo que ya debería haberse hecho.
     Con todo, a pesar de las dudas, los defectos,los vicios y hasta las fechorías de algunos de sus
sirvientes, la palabra cristiana se extendió lo suficiente para arrojar luz sobre casi cualquier rincón del globo. Tal es la fuerza del mensaje divino. No faltaron puntales, ni corazones bondadosos dispuestos a colaborar, en el cristianismo y en todas las religiones sinceras que guían hacia la plenitud.
     La psique humana, suficientemente desarrollada para la compresión profunda de los secretos del cielo, y a pesar de todo, indeseablemente apartada de la obediencia que caracteriza al buen heredero, requiere de una explicación más completa de por qué es necesario admirar la Creación. Llegaron los tiempos de la Tercera Revelación.

   No falló la religión: fallaron religiosos. Y en vísperas de la nueva era de regeneración, la   Doctrina Espírita, impartida por los espíritus superiores, codificada por Allan Kardec, consolida la Buena Nueva en firme soporte científico, filosófico y moral. Lejos de reivindicar el monopolio de la verdad, se torna humilde y proclama: “Fuera de la caridad no hay salvación”.
     Divina herramienta de salvación al alcance de todos, no circunscrita a rangos de edad, sexo,
credo, posición social o condición religiosa.
     Siendo Dios sabio y justo, ¿cómo podía ser de otro modo?
     Propugnada no por creyentes, sino sapientes,impulsados no por fe ciega, sino fe razonada, ha de avanzar y propiciar la reconciliación de la ciencia y la religión, la caída de muros entre hermanos, y en definitiva reparar el daño hecho por falsos defensores de la verdad, recordando que la verdad siempre ha sabido sostenerse por sí misma, y que en realidad son ellos los defendidos. No siendo la religión del futuro, sino el futuro de las religiones, ha de devolver el mensaje de Dios, de la inmortalidad del alma y de la pluralidad de existencias a todo su esplendor.
     Si bien los actos ordinarios de la vida de Cristo, los milagros, las profecías, y las palabras que sirvieron para establecer los dogmas de la Iglesia han sido objeto de controversia, su enseñanza moral ha subsistido inatacable[1 ]. Y es a esa última baliza que nos aferramos los espíritas, antiguos espíritus impíos en redención, antiguos trabajadores carentes en reeducación, apurando los últimos latidos del reloj de la evolución antes de la medianoche del reajuste planetario.
-Érigos-

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                        La familia



 " Hay pues dos especies de familias: las familias por los lazos espirituales y las familias por los lazos corporales. Las primeras se fortalecen por la purificación y se perpetúan en el mundo de los espíritus a través de las diferentes emigraciones del alma; las segundas se extinguen con el tiempo y muchas veces, se disuelven moralmente en la presente existencia."
Del item 8, en el capitulo XIV, de El Evangelio Según el Espiritismo.

     De todas las especies existentes en la tierra – exceptuando naturalmente la humanidad – ninguna tal vez sea más importante en su función educadora y regenerativa en la formación de la familia.
     De semejante agremiación, en la cual los seres se conjugan, atendiendo a los vínculos de afecto, surge el hogar, garantizando los cimientos de la civilización. A través del matrimonio bien establecido, funciona el principio de la reencarnación, conforme a las Leyes Divinas dando posibilidad al trabajo y ejecución de los más elevados programas de acción del Mundo Espiritual.
     Por intermedio de la paternidad y de la maternidad, el hombre y la mujer adquieren más amplias ganancias en la Vida Superior.
     De ahí la alegría que se experimenta con las tareas de la procreación.
     Los hijos que son producto del amor consciente encuentran mayor protección del Mundo Mayor toda vez que se integran en familias más afines.
     En la tierra se justifica que toda criatura encuentre asistencia de otras que respiran su mismo grado de afectividad. De modo idéntico es natural que las inteligencias que viven en las Esferas Superiores se consagren a cuidar y guiar aquellos compañeros, que recurren a la reencarnación para su progreso, y perfeccionamiento.
     Los parientes en el planeta se tornan filtros de la familia espiritual que se manifiesta más allá de la existencia física manteniendo los lazos preexistentes entre aquellos con los cuales conviven.
     Mirando las vidas pasadas de todos los componentes de la familia terrenal, esta se encuentra formada de diversos espíritus, por cuanto en ella se hallan comúnmente cariños y odios, amigos y enemigos, para así limar las asperezas indispensables frente a las leyes del destino.
     A pesar de ello, es necesario reconocer que el clan familiar evoluciona incesantemente, para mejores aspectos de vivencias colectivas, bajo los dictámenes de un perfeccionamiento general, buscando siempre la valiosa elevación del alma.
     De esta manera la familia se consagra como una organización de origen divino, en cuyo seno hallamos todos los instrumentos necesarios para nuestro perfeccionamiento, y así edificar un Mundo Mejor.

-Espíritu Emmanuel a través del médium Chico Xavier-



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JUSTICIA Y DERECHOS NATURALES


   El sentimiento de justicia está en la Naturaleza, de tal modo que en la Naturaleza nos rebelamos ante la simple idea de una injusticia. Sin duda que el progreso moral desarrolla ese sentimiento, pero no lo da. Dios lo puso en el corazón del hombre. De ahí viene que, frecuentemente, en hombres simples e incultos, nos encontramos con nociones más exactas de la justicia que algunos que tienen un gran caudal de conocimientos.
Siendo la justicia una ley de la Naturaleza, la explicación de que los hombres la entiendan de modo tan diferente, considerando unos justo, lo que a otros parece injusto, es porque en ese sentimiento se mezclan pasiones que lo alteran, como sucede a la mayor parte de los otros sentimientos naturales, haciendo que los hombres vean las cosas desde un prisma falso.
La definición de justicia es que la justicia consiste en el respeto de cada uno por los derechos de los demás. Y lo que determina  esos derechos son dos cosas: la ley humana y la ley natural. Teniendo los hombres formuladas leyes apropiadas a sus costumbres y caracteres, estas establecen derechos mutables con el progreso de las luces. Hoy nuestras leyes, además de imperfectas, consagran los mismos derechos que las de la Edad Media. Entretanto, esos derechos anticuados, que ahora nos parecen mostruosos, parecían justos y naturales en aquella época . No siempre, pues, es acorde con la justicia el derecho que los hombres prescriben. Además ese derecho regula solo algunas relacioones sociales, cuando es cierto que, en la vida particular, hay una inmensidad de actos únicamente de la juridisción del tribunal de la conciencia.

     Puesto de parte el derecho que la ley humana consagra a base de justicia, según la ley natural, dice Cristo: "Quiera cada uno para los otros lo que quería para sí mismo". Dios imprimió en el corazón del hombre la regla de la verdadera justicia, haciendo que cada uno desee ver respetados sus derechos. En la incertidumbre de como debe proceder con su semejante, en determinada circunstancia, trate el hombre de saber como querría que con él se procediese, en circunstancia idéntica.Es el guía más seguro que Dios le podía haber dado en la propia conciencia.

Nota de Allan Kardec: Efectivamente. el criterio de la verdadera justicia está en querer cada uno para los otros, lo que para sí mismo querría y no en querer para sí lo que querría para los otros, lo que absolutamente no es la misma cosa.
No siendo natural  que haya quien desee el mal para sí, desde que cada hoombre tme por modelo su deseo personal, es evidente que nunca nadie deseará para su semejante sino el bien. En todos los tiempos y bajo el imperio de todas las creencias,
siempre el hombre se esforzó para que prevaleciese su derecho personal. La sublimidad de la religión cristiana está en que ella tomó el derecho personal por base del derecho del prójimo. 

De la necesidad que el hombre tiene de vivir en sociedad, le nacen obligaciones especiales y la primera de todas es la de respetar los derechos de sus semejantes. Aquel que respete esos derechos procederá con justicia. En nuestro mundo, porque la mayoría de los hombres no practica la ley de justicia, cada uno usa de represalias. Esa esla causa de la perturbación y de la confusión en que viven las sociedades humanas. La vida social otorga derechos e impone deberes recíprocos.
Pudiendo el hombre engañarse  en cuanto a la extensión de su derecho, lo que le hará conocer el límite de ese derecho con relación a sí mismo, es reconocer a su semejante en idénticas circunstancias y recíprocamente. Pero, dirán algunos: si cada uno atribuye a sí mismo derechos iguales a los de su semejante, ¿qué vendrá a ser de la subordinación a los superiores? ¿ No será eso la anarquía de todos los poderes?. Los derechos naturales son los mismos para todos los hombres, desde los de condición más humilde hasta los de posición más elevada. Dios no hizo a unos de barro más puro que a los otros, y todos, a Sus ojos, son iguales. Esos derechos son eternos. Los que el hombre estableció perecen con sus instituciones. Además, cada uno se siente bien con su fuerza o su franqueza y sabrá siempre tener una cierta deferencia para con los que lo merezcan por sus virtudes y sabiduría. Es importante acentuar esto, para que los que se juzgan superiores conozcan sus deberes, a fin de merecer esas deferencias. La subordinación no se hallará comprometida, cuando la autoridad fuese concedida a la sabiduría.
El carácter del hombre que practicase la justicia en toda su pureza, sería el del verdadero justo, a ejemplo de Jesús, por cuanto practicaría también el amor al prójimo iy la caridad, sin los cuales no hay verdadera justicia.

Pesquisa: Elio Mollo-


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TÉCNICAS DE APLICACIÓN  DEL PASE



                                                                      
                                                                            
Hay una cierta discusión en el medio espírita sobre como debería ser aplicado el pase. Algunos defienden la tesis de que los pases deberían ser suministrados moviendo las manos alrededor del cuerpo del indivíduo, de modo que las energías espirituales pudiesen alcanzar mejor sus objetivos de cura. Otros creen que solo el acto de imponer las manos sobre la cabeza de quien va a recibir el pase, ya es suficiente.  
Andre Luiz nos informa en "Conducta Espírita" que "el pase dispensa cualquier recurso espectacular". 
José Herculano Pires, en el libro "Mediumnidad", dice que "el pase es tan simple que no se puede hacer nada más que darlo".
 José Herculano Pires, en el libro "Ciencia Espírita", dice que "la eficacia del pase depende de la buena voluntad del médium, que se entrega humildemente a la acción de los espíritus, sin perturbar con gesticulaciones excesivas, limitándose a las que los espíritus le sugieren en el momento. No tenemos ningún conocimientos objetivo del proceso de manipulación de los fluidos por los espíritus y podríamos estorbarles en su acción curadora con nuestra intervención pretenciosa. El médium es un instrumento vivo e inteligente de la acción espiritual, pero solo debe utilizar su inteligencia para comprender su papel de donante de fluidos, como sucede en el caso de las donación de sangre en los hospitales".
Allan Kardec, refiriéndose al asunto en la Revista Espírita, en septiembre de 1865, dice a los médiums que " Solamente su ignorancia les hace creer en la influencia de esta o de aquella forma. A veces, incluso mezclan prácticas evidentemente supersticiosas, a las cuales se les debe dar el valor que merecen".
El orientador Odilón, en la obra "Al otro lado del Espejo", indagado respecto a las técnicas concernientes al pase, se expresó así: " Obsoletas e innecesarias. Ninguna de ellas sustituirá o tendrá mayor eficacia que la de imposición de manos. Lo que huye de la simplicidad complica, y lo que complica no es Espiritismo".
Preguntado, seguidamente sobre los trabajos de cura, informó:
- La transmisión del pase y la magnetización del agua, la oración y la tarea asistencial son las más genuinas actividades de cura en un centro espírita; lo que no sea esto- permitanmé la expresión-, es una invención... Necesitamos espiritualizar la cura, y no materializarla, como viene siendo hecho. La cura real del cuerpo brota de la intimidad celular- si es así para el cuerpo, ¿por qué no debería ser así para el alma?. Todo proceso de cura pasa por la renovación del pensamiento.
Oficialmente la Doctrina Espírita no prescribe una  metodología para el Pase. Cada grupo es libre para posicionarse de un modo o de otro, pero sin exageraciones. La técnica de aplicación del Pase debe de ser la más sencilla posible, evitando fórmulas, exageraciones y gesticulaciones en torno al paciente. Cada grupo debe tener el buen sentido de trabajar de la forma que encuentre más conveniente, siempre dentro de una fundamentación doctrinaria lógica.
Lo que es necesario tener en cuenta es que ninguna de las dos formas de aplicación del Pase surtirá efecto si el médium no tiene dentro de sí la voluntad de ayudar y condiciones morales saludables para concretarlo. Aunque se aplique la mejor metodología, no se conseguirán buenos resultados si el pasista fuese una persona de mala índole.
A título de estudio, estamos citando en este trabajo algunas técnicas de aplicación de pases citadas por algunos autores y aplicadas en algunas casas espíritas, toda vez que la sugestión de sus creadores no encontró eco en el movimiento espírita en general.
Asi, defendemos la pureza y la simplicidad doctrinaria espírita, especialmente en la aplicación de los pases, que no deben ser aplicados de modo diferente a lo que nos enseñó Jesús : "imposición de manos", nada más.
-Tomado de la Revista virtual Verdad y Luz-

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