A veces ellos se quejan de que no han podido ser testigos de hechos concluyentes. ¿No dependería de los Espíritus darles una prueba sensible?
“¿Acaso los ateos y los materialistas no son a cada instante testigos de los efectos del poder de Dios y del pensamiento? Eso no impide que nieguen a Dios y al alma. ¿Acaso los milagros de Jesús convirtieron a todos sus contemporáneos? Los fariseos que le decían: ´Maestro, haznos ver algún prodigio`, ¿no se asemejan a los que hoy os piden que les mostréis algunas manifestaciones? Si las maravillas de la creación no los han convencido, tampoco se convencerán cuando los propios Espíritus se les aparezcan del modo más evidente, pues su orgullo los hace parecerse a los caballos rebeldes,que se resisten a obedecer. Las ocasiones de ver no les faltarían si las buscaran de buena fe, razón por la cual Dios no juzga conveniente hacer por ellos más de lo que hace por los que sinceramente tratan de instruirse. Dios sólo recompensa a los hombres de buena voluntad.
La incredulidad de aquellos otros no impedirá que la voluntad de Dios se cumpla. Ya veis que esa incredulidad no ha impedido la expansión de la doctrina espírita... Dejad, pues, de inquietaros por esa oposición, que para la doctrina es semejante a la sombra en un cuadro: le da mayor realce. ¿Qué mérito tendrían esas personas si fuesen convencidas por la fuerza? Dios les deja toda la responsabilidad por su obstinación, y esa responsabilidad será más terrible de lo que suponéis.
Felices los que creen sin haber visto, dijo Jesús, porque esos no dudan del poder de Dios..
EL LIBRO DE LOS MEDIUMS ALLAN KARDEC
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"SI TE SIENTES HUMILLADO"
Si te sientes humillado, entrega a Dios los dolores de tu sensibilidad herida o del orgullo menospreciado, reflexionando en el anonimato como Él que esconde Su inmensa grandeza, sirviéndonos todos los días.-
-Redacción de Momento Espírita-
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(Pintura mediúmnica)
JESÚS VIVIÓ
Entre las anotaciones de los Evangelistas, encontramos constantes exhortaciones de Cristo, que solamente pueden ser entendidas si son estudiadas detenidamente.
Así, leemos en Mateo: No todo el que Me dice “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, más si aquel que hace la voluntad de Mi Padre que está en los cielos.
Más de una vez Jesús insiste en la enseñanza de que no es el exterior de la persona, la religión que sigue, la nacionalidad, ni cualquier cosa extérnalo que le concede el logro de la perfección.
Enfatiza, si, la necesidad de la vivencia interior.
Por eso mismo, El se sirve de una casa construida en la roca, firme, segura, inquebrantable, a pesar de la tormenta, los vientos y lluvias torrenciales.
El ser que se estructura en las enseñanzas de Cristo será siempre el mismo, en cualquier circunstancia.
Mientras aun nos ofendemos, cuando agredimos cuando alguien nos ofende, calumnia, traiciona, estamos demostrando no haber atendido plenamente las enseñanzas de Jesús.
Vivimos aun nuestra propia personalidad.
Muchos portamos la apariencia de la virtud. Parecemos calmos, mientras que por dentro somos un volcán. Basta un pequeño pero de la otra persona, una contrariedad mínima y explotamos, permitiendo la erupción del volcán en la furia.
Algunos traducimos nuestras acciones por ejercicios de la caridad.
Con todo, establecemos reglas rigurosas para que las criaturas beneficiadas por nuestros gestos prosigan recibiendo nuestros folletos.
Decimos servir, más imponemos condiciones a los servidos, que deben pautar en sus actos, según nuestra voluntad.
Cuando no proceden así, los despojamos de nuestra asistencia, pues esperamos de ellos gratitud constante y reconocimiento perenne.
Con tales actitudes demostramos que pertenecemos, por ahora, a los que aparentan tener virtudes, más no las conquistaron en profundidad.
Parece que seguimos a Jesús, a quien tenemos constantemente en los labios, sin todavía tener-Lo en la intimidad de nuestra alma.
Mientras estemos comerciando, esto es, que sirviendo al prójimo estemos ansiando para nosotros mismos las bendiciones del cielo, no estaremos ejerciendo el verdadero amor y desprendimiento prescritos por Jesús.
Por tanto, solamente cuando nuestros actos estén basados en el cumplimiento integral de la voluntad del padre, que es amor, en la obediencia natural y alegre de todas las enseñanzas del Evangelio, habremos alcanzado la verdadera virtud.
Con todo, no nos desanimemos, y prosigamos ejercitándonos, día a día, porque la perfección es conquista de los años, de la meditación y de la constancia en el bien.
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La Doctrina cristiana significa acción. Jesús, nuestro Modelo y Guía en toda Su vida, mientras con los hombres, demostró servir, sin buscar gratitud o aguardar recompensas.
El único título que Jesús aceptó fue el de Maestro. A los que nos decimos Sus discípulos nos cabe seguir su ejemplo y enseñanzas.
Redacción de Momento Espirita
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El fenómeno de la Muerte
Con el fenómeno de la muerte, el Espíritu se aparta de, cuerpo que ya no le va a servir más como instrumento, pudiendo decir, para la ocasión: " habité ese cuerpo; él me sirvió de vestimenta durante muchos años".
El cuerpo jamás podrá decir: "Ese espíritu que ahí va fue mío", simplemente porque el cuerpo es materia muerta, que comienza a descomponerse tan pronto como ocurre la muerte.
Al conscienciarse de esa realidad, el hombre pasa a tener una verdadera consciencia de la inmortalidad. Cuanto más medita sobre el asunto- desligado de las explicaciones de determinados teólogos-, tanto más adquiere un estado de conciencia que se puede llamar "ciudadanía espiritual". Pasa a sentirse inmortal.
La muerte ya no vuelve a ser aquel desastre terrible por duplicar o triplicar su ser: " Voy debajo de la tierra, mi alma va al cielo, y yo, no se donde..."
Al asumir ña ciudadanía espiritual, sus horizontes se alargan. Ya no es solamente un hombre, sino un Ser inmortal, cuyo destino no se fija en la Tierra, sino que se siente perteneciente al Universo, a las "muchas moradas del Padre", conforme a las enseñanzas de Jesús.
Pensando así, llegaremos a la conclusión de que somos esencialmente espíritus, actualmente encarnados. Un día dejaremos nuestro cuerpo terrestre, como Jesús dejó el suyo, conservando solamente el cuerpo celeste, inmortal, conforme el Maestro enseñó y ejemplificó de forma genial.
La muerte es algo que intriga a la mayoría de las personas, Mucha gente no quiere pensar en ella, pero es interesante imaginar lo que nos espeta después del fenómeno de la muerte. ¿A dónde vamos?. Esta es la pregunta más común.
Cada religión la interpreta de una manera. Algunas sostienen que las personas pasarán por el purgatorio antes de entrar al cielo o al infierno. Otra hipótesis es la de que quedaremos aguardando el día del juicio final. El Espiritismo, así como otras doctrinas, afirma la realidad de la reencarnación y que el fenómeno de la muerte solo es una mudanza de plano existencial.
Las personas que no creen en la reencarnación, normalmente hacen chistes con los que sí que creen, diciendo que "nadie hasta hoy volvió para decir como es al otro lado". Pero por medio de la mediumnidad, los Espíritus envían mensajes, escriben libros y describen como es "del otro lado". Además de esto, la experiencia de casi muerte es una comprobación de quien estuvo "al otro lado". Al final la persona es considerada clínicamente muerta y después de algunos minutos, regresa al mundo material, sin que la medicina consiha probar ni comprobar como sucede este fenómeno. Investigaciones en este área ofrecen relatos impresionantes. Uno de estos, es el de un señor que, después de ser considerado clínicamente muerto por los médicos, dejó su cuerpo y pasó a caminar por los corredores del hospital. Salió del local y fue a pasear al parque. Este hombre declaró haber visto a un conocido en este `parque, lo cual fue después confirmado por el conocido. Pero de su relato lo que más impresionó fue el hecho de haber presenciado el atropello de un hombre en la calle. El hombre, después de desencarnar, llegó a hablar con este paciente. Luego, una fuerte luz se llevó al atropellado. Más tarde el paciente se sintió atraído nuevamente hacia el hospital. Cuando comentó lo que vio en su ECM ( Experiencia de casi muerte) algunas personas cotejaron con la policía las informaciones sobre el atropello, que fueron confirmadas por las autoridades.
Los materialistas son los que más sufren al pensar en la muerte. Generalmente, son criaturas apegadas demasiado a los bienes terrenales y al pensar en la pérdida de los placeres triviales, sufren con antelación. Esta preocupación podrá acompañarles más allá de la tumba.
En Temas de la Vida y de la Muerte, Manuel Philomeno de Miranda, explica que a medida que se aclaran los enigmas en torno a la realidad post-mortem, cuando los hechos demuestran su continuación, ofreciendo una visión sobre su continuidad, el temor cede su lugar a la confianza y las dudas son sustituidas por la certeza de la perennidad del ser, que se siente estimulado a preparar, desde entonces, ese futuro, en el que la felicidad posee una dinámica que fomenta el progreso incesante, como consecuencia del esfuerzo emprendido por quien desea alcanzarlo". Así el materialista comienza a tener una nueva visión y convicción con relación al fenómeno de la muerte, cambiando su forma de pensar y actuar.
La muerte es una consecuencia de la vida, pero la vida es una consecuencia de la Vida Mayor. Pensando de esta forma, descartamos la palabra muerte en su sentido natural. En su lugar, coloquemos vida, quedando "vida después de la vida". Lo que en realidad es lo cierto, pues dejamos la vida material para vivir otra, la espiritual, alternando entre una y otra, prosiguiendo en nuestra evolución espiritual.
En la Apología de Sócrates, Platón escribe como era el pensamiento de su maestro sobre la muerte: "En cuanto a esta, solo puede ser una de estas dos cosas: o que aquel que muere es reducido a la nada y ya no tiene conciencia, o sino, conforme a lo que se dice, la muerte es un cambio, una transmigración del alma, desde el lugar en donde nos encontramos, para otro lugar. Si la muerte es la extinción de todo sentimiento y se asemeja a uno de esos sueños en los que nada se ve, ni siquiera en sueños, entonces morir es una ganancia maravillosa. (...) Por otro lado, si la muerte es como un pasaje de aquí para otro lugar, y si es verdad, como se dice, que todos los muertos se reúnen allí, se puede imaginar mayor bien?".
La muerte es la emancipación final que el alma tiene con relación al cuerpo físico que utilizó como herramienta en la evolución.
Por Marco Túlio Michalick
Revista virtual Verdad y Luz
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Ayúdate y el Cielo te
ayudará
Jesús dijo: “Pedid y
se os dará; buscad y hallareis; llamar y se os abrirá; porque el que pide
recibe, el que busca halla y se abrirá a quien toque en la puerta.”
Estas frases de Jesús
son un alegato a la Fe
y a la Esperanza. Nos
promete que lo que necesitemos para salvar las dificultades morales que nos
encontremos en las pruebas de la vida, nos será de algún modo facilitado cuando
pongamos nuestra fe en el Padre y en Jesús y los buenos espíritus a los que les
pediremos ayuda ante nuestras dificultades.
No obstante el
esfuerzo siempre nos corresponde, pues Dios nos ayuda en la medida de nuestro
esfuerzo por solucionar nuestros problemas..
Hay que tener la
cabeza en el Cielo, pero los pies en la Tierra.
En España, tierra de refranes, al respecto de esta idea es
popular: “ A Dios rogando pero con el mazo dando”.
Vemos que la frase
“Ayúdate y el Cielo te ayudará”, es análoga a
las promesas de Jesús antes citadas, y viene a suponer el principio de
la ley del Trabajo y por tanto de la ley del Progreso, pues este siempre es una
consecuencia del trabajo y a su vez este desarrolla la inteligencia.
Con el desarrollo intelectual
el ser humano progresa en lo material mediante su aspiración constante por
mejorar y así finalmente también cubre su necesidad espiritual de comprender el
camino y las normas que deben regir su vida moral.
En el Evangelio
según el Espiritismo, cap. XXV, item del 1 al 5, Allan Kardec vuelve a tratar
el sentido de la reencarnación, pues siendo escaso el progreso del ser humano en una sola vida, afirma que sin
la preexistencia del alma que ya ha
vivido otras vidas, la
Humanidad estaría formada solo por seres que viven su primera
existencia y cada nacimiento no supondría un progreso para la Humanidad en su conjunto,
pues no aportaría ninguna experiencia,
desarrollo ni adelanto, sino un eterno volver a empezar siempre partiendo de
cero, y no habría razón para que el ser humano actual estuviese mas adelantado
moralmente y sobre todo materialmente que en los principios de su historia,
pues con la reencarnación no solo ha evolucionado la Humanidad a nivel moral,
aunque poco, sino también con su inteligencia que le ha dado un progreso de
bienestar material. Así, regresando cada vida con el progreso acumulado, ha ido
pasando poco a poco de la barbarie a la civilización centrada en el progreso
material y de ahí, encaminada también al
progreso moral y ético, aunque como señalo, este ha sido menor que el material,
lo que supone el lógico desequilibrio en una Humanidad que camina cojeando con
muchos problemas a causa de este desequilibrio en su global desarrollo
evolutivo.
Diciendo Jesús que
el que busque encontrará, nos está incentivando al trabajo y al esfuerzo que
desarrolle nuestras capacidades intelectuales mas allá de los instintos
animales. Así cada ser humano somos producto de nuestro esfuerzo y de nuestras
obras, teniendo así el mérito de ellas y la recompensa merecida de sentirnos
dueños y artífices de nuestro propio destino y realidad.
Nuestros hermanos
del exterior, no han venido nunca ni
vendrán a traernos el trabajo hecho y ahorrarnos el esfuerzo. Sin embargo nos
han señalado las metas que debemos conquistar con nuestro esfuerzo, haciéndonos
comprender que llegaremos por nosotros mismos, aunque el Padre nos dará las
fuerzas necesarias cuando se lo pidamos con fe y confianza.
Las
mencionadas palabras de Jesús,
significan también que debemos pedir luz para comprender cual es nuestro
camino, fuerza para resistir las tentaciones del mal, y ayuda para que nos
asistan desde el plano espiritual. Todo esto lo obtendremos con ayuda de Dios,
que no nos dejará abandonados a solo nuestras fuerzas insuficientes y con las
que ya hemos fracasado tantas veces.
Estos fracasos y desengaños son en cierto modo un castigo a nuestro
orgullo por no haber pedido con humildad
y con fe, la ayuda y asistencia divina
necesarias.
- Jose Luis Martín-
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