miércoles, 18 de octubre de 2017

¿ Estamos en un final ?




Hoy presentamos :

- León Denis
-¿ Estamos en un final ?
- ¿ El mundo de los espíritus, es una realidad ?
-  Palingenesia

                                               


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                                                      LEÓN DENIS

Por Juan Miguel Fernandez

   El tiempo muchas de las veces se detiene y nos sirve entonces para rememorar las experiencias de nuestras vidas, que posiblemente han pasado desapercibidas sin llegar a valorarlas debidamente, a pesar de haber vivido multitud de situaciones con gran intensidad.

    La ocasión en que Léon Denis, ese hombre de baja estatura, de voz grave, ojos azules, de grandes bigotes, con la barba blanca debido ya a su edad, salió de su casa para llevar a la imprenta la última parte de su manuscrito El Genio Céltico y el Mundo Invisible, fue el 31 de marzo de 1927 y no pudo imaginarse que ya no volvería a tener la independencia de movimientos de que había gozado durante 81 años, ya que el 12 de abril de 1927, en París, apenas unos días después, desencarnaría como consecuencia de las complicaciones de una neumonía. Este intervalo sirvió para analizar, evocar, recordar y añorar tantas vivencias que le enriquecieron y que también marcaron su vida. 

     Él, que había nacido en Foug (Francia) el 1 de enero de 1846, rememoró como su infancia había transcurrido en una vivienda modesta, custodiado por sus padres, con todas las dificultades que entonces su familia tenía para subsistir, debido a la inseguridad del trabajo de su progenitor José Denis. 

    Contando 9 años de edad, Léon Denis, que sólo había recibido la educación de su madre Ana Lucía, y tras lograr por muy poco tiempo el amparo y la enseñanza de un Maestro, el Sr. Haas, se vio obligado a dejar sus estudios por el constante traslado laboral del cabeza de familia. 

    Por fin, transcurrido un tiempo, la familia Denis se instala en Tours y Léon, con 16 años de edad, se emplea en una fábrica de loza para ayudar económicamente al mantenimiento del hogar, teniendo la posibilidad de asistir a clases nocturnas. Más tarde, y con un gran esfuerzo, consigue un empleo en las oficinas de una empresa de cueros. Poco a poco, su responsabilidad se incrementa pasando a ser la base de la economía familiar. 

    En estos años, en los que había demostrado su inteligencia y dedicación, estudiando por las noches, se interesó por la geografía, la historia y las ciencias naturales, que le fascinaban, adquiriendo, dentro de sus posibilidades, libros y atlas, que le sirvieron para copiar mapas y planos con una gran destreza. 
   
    El año 1864 fue una fecha fundamental para su vida. Desde niño era muy aficionado a contemplar los escaparates de los libreros. Contaba entonces 18 años, cuando despertó su interés una obra cuyo título “inusitado” y “turbador” decía EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS. «Lo compré al instante y apuré su contenido, hallé en él una solución, clara, completa y lógica del problema universal. Mi convicción fue sólida, la teoría Espiritista disipó mi indiferencia y mis dudas», comentó en su día. Su madre, que vigilaba las lecturas que Léon Denis llevaba a cabo a escondidas, también fue partícipe del contenido del libro. 

     A partir de ese momento, cuando ya se realizaban veladas y reuniones sociales alrededor de una mesa para obtener fenómenos, puesto que también estaban de moda en Francia -como en Estados Unidos- las llamadas “mesas danzantes”, comienza su experimentación con algunos jóvenes amigos, buscando una confirmación sobre aquello que los espíritus a través de la Doctrina Espírita transmitían. Sin embargo, los resultados no fueron los esperados y comprendió que había estado expuesto a los peligros de una mala práctica. 
    A mediados de 1867 Allan Kardec programa una serie de conferencias visitando Bordeaux, Tours, Orleans, que sirvieron para que León Denís participara en el encuentro de Tours. Kardec debía hablar sobre la “obsesión” y para ello se había alquilado una sala con capacidad para 300 personas, pero a última hora la Prefectura no autorizó la reunión y Denís fue designado curiosamente para orientar a los asistentes hacia la dirección del nuevo lugar donde por fin tendría lugar la conferencia. 

     Ese día Tours pasó a la historia por ser la ciudad donde el Maestro Kardec pronunció su única conferencia a la luz de las estrellas, ante más de 300 personas, que la escucharon de pie, en la finca de un amigo espiritista, y que marcó el futuro espiritual de Denis, que tuvo varios encuentros con Kardec en los años siguientes, cuando éste regresó de nuevo a su ciudad. 

    A partir de este momento, Denis crea un grupo mediúmnico del que fue secretario, aunque los resultados tampoco fueron suficientemente gratificantes, quedando interrumpido por la conmoción de la guerra provocada por la invasión alemana en 1870. Denis se alista en el ejército llegando a la categoría de subteniente, sin abandonar su vocación por los estudios y las lecturas. 

    Llegan las negociaciones de paz y Léon Denis se reintegra a su trabajo e ingresa en la Logia masónica de los Demófilos, donde se destaca por los temas presentados en sus conferencias, que en ese tiempo interesaban muchísimo por tratarse de argumentos como la Libertad y el Patriotismo. 

    Al mismo tiempo, continúa con su actividad con el grupo mediúmnico y poco a poco va desarrollando su psicografía y comienza a tener también manifestaciones de videncia. Más tarde y en diferentes sesiones, se expresan las entidades espirituales “Sorella” y “Durand” con el ánimo de apoyarle en sus estudios y consejos morales respectivamente, aunque es el apóstol checo, Jerónimo de Praga, quemado en el Concilio de Constanza en 1416, quien se convertiría en su guía espiritual durante 50 años llamándole “mi hijo” y Denis con sumo respeto “mi padre”. 

    Su trabajo comercial le obliga a partir de 1876 a viajar, realizando así el sueño de su infancia: ver otras tierras, otros hombres, otras costumbres, y aprovecha estas oportunidades para llevar su palabra suave pero severa, sencilla y clara, a muchas ciudades de Francia y el extranjero, iniciando así su apostolado. Se manifiesta como el más firme defensor de la tesis kardeciana en todos los Congresos en los que colabora, ante las principales escuelas: la teosófica, la cabalista y los rosacruces, entre otras, obteniendo un gran prestigio y despertando el aplauso entusiasta de los presentes. 

     En 1880 comienzan sus primeras publicaciones, relatando sus recuerdos de viajes en cuentos y novelas cortas que fueron muy aceptadas. Y seguidamente en 1882 inicia su labor de divulgador espírita participando activamente como orador y escritor que mantuvo de manera intensa durante más de 20 años. En 1889 asistió al Segundo Congreso Espiritista y Espiritualista Internacional. En 1900 estuvo presente en París en el Quinto Congreso, siendo nombrado Presidente y también acudió al celebrado en Lieja (Bélgica) en 1905, donde ya era llamado “El Apóstol del Espiritismo”. 

     En el paréntesis de esos días, desconectado del exterior, evocó también la amistad que mantuvo con sus amigos Charles Richet, Arthur Conan Doyle, Camille Flammarion, Gabriel Delanne, Jean Meyer, etc., y su gran pasión, sobre la que tenía verdadera veneración, Juana de Arco, de ahí su libro al que llamó “mi hija”. 
     El instante de la alegría sabemos que es muy fugaz, pero él supo rodearse de sus gatos que le adoraban; de su música, que era fundamental a la hora de escribir sus conferencias; de su piano, donde él volcaba con mucha corrección viejas arias de ópera. Y añoró también que tuvo que renunciar a constituir su hogar, por asegurar el futuro material de sus padres, a pesar de estar enamorado de una joven dama, que le correspondía. 

    Debido al uso del quinqué de gas, que utilizaba con luz deficiente para sus estudios por la noche, sufrió la pérdida de visión y ceguera desde su juventud, apoyándose en la lectura Braille en sus últimos años, lo que no le privaba de su imaginación, que trasponía los mares, franqueaba los montes, evadiéndose así de los estrechos círculos en que vivía. 

    Su obra permanecerá latente en nosotros y máxime recordando una de las frases pronunciadas ante 5.000 personas, siendo Presidente del Congreso Espírita de París el 10 de septiembre del año 1925: «Fue gracias a nosotros que los sabios entraron en nuestras vías, en el estudio del mundo invisible; fue gracias a nuestros estudios y a nuestras investigaciones. ¿Quién fue, en fin, quien habló en primer lugar, en los tiempos modernos, del fluido, de la mediumnidad, del cuerpo astral? ¡Fueron los espíritas!» 

Obras de Léon Denis:
En lo invisible
El porqué de la vida
El camino recto
Después de la muerte
Cristianismo y Espiritismo
El problema del ser y su destino
Juana de Arco, médium
El Gran Enigma: Dios y el Universo
El Mundo invisible y la guerra
Socialismo y Espiritismo
El Espiritismo y el Arte
El Genio céltico
El Mundo invisible

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¿ESTAMOS EN UN FINAL?

Seguramente observar la cuestión sólo desde un ángulo podría resultar insuficiente y hasta incluso podría rozar lo irreal, pero el cuadro que estamos viviendo actualmente, a diferencia de otras épocas, es muy claro y notorio, bastante patente. Las cosas no cambian por si solas, ni nadie tiene una varita mágica que sea capaz de convertir de la noche a la mañana a las distintas sociedades de hombres y mujeres que pueblan el planeta en seres íntegros y responsables, es decir, en un mundo mejor.
Resulta sano y hasta pedagógico reflexionar sobre la Gran Transición Planetaria en clave de esperanza. Los enfoques alarmistas y catastrofistas no ayudan a su comprensión puesto que la transformación que se opera actualmente va a ser profunda y definitiva. Estamos hablando de un cambio de paradigma hacia la fraternidad y la paz. No obstante, para alcanzar ese objetivo hace falta previamente el que nos sometamos a un proceso de selección en el que vamos a ser separados: “los de la derecha y los de la izquierda”. Este es un proceso tan imprescindible como inevitable.
Hablar de la necesidad de que cambiemos los seres humanos porque de lo contrario nos tendremos que atener a las consecuencias suena a amenaza, y generalmente nadie cambia en base al miedo, y mucho menos cuando estamos hablando de espiritualidad y de amor, salvo cuando es el fanatismo el que nubla nuestra razón, pero en ese caso no podemos ser personas auténticas y libres.
Si repasamos los evangelios podremos comprobar que cuando trata el tema del Final de los Tiempos el Maestro es muy claro, sin adornos ni disfraces. En base a su profunda comprensión de la naturaleza humana y de sus pasiones más arraigadas fue capaz de entrever el devenir, el recorrido de esta humanidad que desembocaría en un momento determinado a una selección, necesaria y hasta urgente para desbloquear el avance del progreso y el cambio de grado espiritual de este planeta. El comprendía que, pese a las oportunidades concedidas, no se podía esperar perpetuamente a aquellos espíritus rebeldes que no desearan cambiar por sí mismos y que pudieran comprometer seriamente el futuro de este mundo, cuyo destino final pasa invariablemente por pasar de ser un mundo de Expiación y Prueba a un mundo de Regeneración.
Basta analizar los mensajes que el plano espiritual nos está transmitiendo a la luz del Espiritismo y observaremos que el tono de la gravedad del momento toma cada vez más relieve, como podremos comprobar más adelante. Cabe preguntarnos: ¿Es posible conjugar claridad y realismo en clave de esperanza sin desembocar en miedo al futuro? ¿Estamos lo suficientemente lúcidos como para elevarnos y ver las cosas desde una perspectiva más amplia, más global?
Si leemos los periódicos podremos comprobar la sucesión de acontecimientos que estamos viviendo actualmente, no ya las guerras que no cesan por todo el mundo mostrándonos unos cuadros de dolor permanente, sino también los estudios que se están realizando a nivel global respecto al cambio climático y sus devastadoras consecuencias. Las conclusiones generales son que el efecto invernadero es imparable, según los expertos ya no hay vuelta atrás, los gobiernos temporales se encuentran con informes que solicitan medidas urgentes para, no ya paliar el cambio climático y geofísico inevitable, sino para atenuar, en la medida de lo posible, sus consecuencias fatales.
Aun así, los mecanismos para que las distintas potencias se pongan de acuerdo son muy lentos y poco fructíferos. Las élites negligentes creen que todavía les queda tiempo para seguir expoliando el planeta y que las consecuencias no las van a pagar ellos. ¡Cuán equivocados están! Inexorablemente hemos llegado tarde, no ha existido voluntad para corregir esta situación a tiempo, sin embargo, esto entraba en las previsiones de lo Alto y es una consecuencia más del momento de transición que estamos viviendo.
Ocultar la verdad sería una irresponsabilidad, pensar en un cambio lento y placentero no parece ajustarse a la realidad. No nos vamos a explayar en este artículo en detalles pero como decíamos la comunidad científica de todo el mundo está poniendo el grito en el cielo, pero el poder político es poco sensible y se aviene primero a sus intereses porque no le interesa egoístamente mirar más allá.
En la obra de Joanna de Ângelis, “Despierte y sea Feliz” psicografiado por Divaldo P. Franco encontramos lo siguiente: “El Evangelio del Señor nos advierte que en los días futuros, previstos por Él, el dolor alcanzaría dimensiones inimaginables, arrastraría a multitudes al abismo, a la desesperación, y lograría que el delirio y el desequilibrio perturbaran a la humanidad…Hoy vivimos esos días anunciados sin ningún retoque ni disfraz… Se anuncian las horas graves de la transformación de los hombres, del cambio vibratorio del planeta…Nadie se engañe ni engañe a otros”.
En la página psicografiada por el médium Divaldo Pereira, el día 30 de julio de 2006, en la ciudad de Rio de Janeiro, el espíritu de Joanna vuelve sobre el tema: “Los combates se presentan individuales y colectivos, amenazando destruir la vida con hecatombes inimaginables….. La locura, proveniente del materialismo de los individuos, nos arroja a los abismos de la violencia y de la insensatez, ampliando el campo de la desesperación que se esparce en todas las direcciones. Se destruyen los hogares, se desorganizan las relaciones afectivas, se desestructuran las instituciones, los centros de trabajo se convierten en áreas de competencia desleal, las calles del mundo se transforman en campos de luchas perversas, llevando cuesta abajo los sentimientos de solidaridad y de respeto, de amor y de caridad. La turbulencia vence a la paz, el conflicto domina al amor, la lucha desigual sustituye la fraternidad… Sin embargo, estos acontecimientos son apenas el comienzo de la gran transición.”
Como podemos comprobar no se trata de un tema menor. A todos, absolutamente a todos nos llegará el momento del testimonio, el momento de la definición, de adoptar una postura clara y concreta que nos empujará en un sentido u otro. Dios es justo y dará a cada cual según merecimientos. Esa es la ley.
Por lo tanto, no nos descuidemos y no nos distraigamos en esta época crucial de la humanidad. Miedo no, responsabilidad sí. Estos momentos no son casuales ni tampoco es casual el que nos haya tocado vivirlos. Estamos de examen y debemos cumplir las expectativas para poder formar parte de una nueva sociedad que se instalará definitivamente en este mundo. No tratemos de justificarnos pues no sabemos el tiempo que nos queda ni los acontecimientos que en esta existencia nos va a deparar, pero en cualquier caso, debemos de estar preparados. Las claves: trabajo interior y confianza.
Jose Manuel Meseguer Clemente
- Amor, paz y caridad
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EL MUNDO DE LOS ESPÍRITUS. ¿ES UNA

                        REALIDAD?

Reflexión. 

Una mente abierta a las posibilidades de la vida después de la muerte requiere una confirmación más sólida que la de que el sol saldrá por la mañana y se pondrá por la noche. 
La aceptación de la vida después de la muerte da la impresión de salirse de los límites “normales “ de la razón y exige un gran acto de fé; no obstante, los médiums tienen una base de encuentros personales que sustentan las creencias. 
Durante miles de años en toda la tierra y en todas las culturas, incontables espíritus han sido observados y consultados por grupos y por individuos. 
Muchísimas experiencias paranormales no pueden se descartadas de manera lógica. 
El mundo de los espíritus está lleno de espíritus puros y elevados, antepasados, espíritus impuros, espíritus medios y todo tipo de almas que muchas de ellas en otros tiempos caminaron entre nosotros. 
Todos, los “vivos” encarnados y los “muertos” desencarnados, estamos conectados. 
La muerte no pone fin a este intercambio. 
Mediante la mediumnidad, los sueños y la meditación se puede establecer este contacto. 

Angeles.C.M.
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                          Palingenesia 

Sebastian de Arauco 

Aquellos casos que apreciamos a veces, de personas con tendencias hacia el mal en familias buenas, son generalmente reajustes de vidas pasadas, ya que seres buenos también tienen caídas como humanos, y algunas veces se unen al karma de seres de menor evolución, que a ellos vuelven para el reajuste indispensable. También casos hay, de seres que han pedido unos padres rectos y virtuosos, como ayuda a su determinación de corregirse, y que a menudo esto es concedido para tal fin; pues, ello también constituye una prueba para esos padres, prueba de la que no siempre salen bien librados. 

En nuestra condición humana vemos tan sólo a través del prisma de las conveniencias transcendentales, sin embargo son las necesidades del espíritu, las que deciden la clase de vida más conveniente para el espíritu reencarnante. Por ello, muchos son los espíritus que aceptan una vida privada del uso temporal de la inteligencia conquistada en vidas pasadas, como medio de regeneración por el mal uso que de esta inteligencia hayan hecho. Así mismo, el crimen, el orgullo, el despotismo y aún la vanidad despectiva, se expían con la reencarnación en cuerpos defectuosos, como en los casos de deformaciones físicas, mongolismo, idiotez, parálisis, dolencias y enfermedades congénitas, etc. condiciones esas, aceptadas por esos seres que, en el astral se hallan en condiciones de gran sufrimiento. 

No obstante, hemos de conocer que, en estos casos, los afectados son libres de aceptar o rechazar las condiciones impuestas para las reparaciones imprescindibles. Pero, como fue explicado en otros artículos, ante la situación torturante ante la que se hallan inmersos, aceptan para liberarse de esos tormentos que se les hacen insoportables. Hemos de conocer también que, en su soberbia, algunos rechazan toda ayuda, con lo que se ven compelidos a permanecer en esos ambientes dolorosos, hasta que, el alma cansada de sufrir, se arrepiente y clama por la ayuda liberadora, dispuesta ya a rectificar sus errores. Y aún cuando esto se dice pronto, en los más de los casos suelen pasar muchos años. 

Tan pronto como es percibida esa vibración, esa petición de ayuda con arrepentimiento y deseo de renovación, por los seres espirituales superiores, estos acuden a su llamado iluminando la mente del ser en conflicto, y con amor y razonamiento le dan a conocer el modo de liberarse. Y una vez aceptado, se planifica el rescate y es conducido a sectores de rehabilitación para una nueva encarnación depuradora del magnetismo deletéreo de que esa alma está impregnada. 

En estos centros de rehabilitación, reciben enseñanzas de los espíritus de luz, que les hacen ver entre otras cosas, los compromisos asumidos en su vida anterior e incumplidos, así como los males y sufrimientos causados, de los cuales es responsable. Y a la vez que adquiere mayores conocimientos de la vida para una dignificación de los actos, comienza, generalmente, a tomar parte en tareas de asistencia fraterna en el astral que le servirán de progreso. Y en esos casos de mayor urgencia, pasan a recibir los cuidados preparatorios para una inmediata reencarnación, en la que encontrarán a sus acreedores o las circunstancias imprescindibles para su regeneración. 

Hay, no obstante, casos en los que se efectúa la reencarnación sin consulta previa. Estos son solamente aquellos que, por su incapacidad para razonar, necesitan un cuerpo con determinadas condiciones de invalidez, que les ayude a depurar las emanaciones deletéreas de esas almas, como acontece con ciertos criminales que han llegado a la perturbación de sus facultades mentales o pérdida temporal de la razón. Incapaces de discernir y decidir por sí mismos, debido al estado de desequilibrio en que se hallan, son internados en la carne como enfermos aislados para ser atendidos por aquellos humanos que tuvieron que ver con ellos en el pasado y le deben abnegación y cariño. Los encontramos naciendo como enfermos de idiotez y otros aspectos de completa invalidez, en lugares lujosos y pobres también; pero, unidos a esos familiares por nexos de asociación en acciones delictivas en el pasado. 

Múltiples aspectos hay, como aquellos que vuelven para continuar la obra emprendida y truncada por la muerte física; así como aquellos que, sintiendo ansias de progreso renuncian temporalmente a la felicidad del mundo espiritual para venir como humanos en ayuda de los seres queridos a cooperar en la rehabilitación de sus semejantes en alguna de las diversas tareas de servicio fraterno. Y concluimos con la frase del comienzo: Un cuerpo carnal, es uno de los más valiosos auxilios en el largo camino de la ascensión espiritual. 

Sebastián de Arauco 
Revista “Amor paz y caridad”

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