domingo, 2 de enero de 2011

Visión científica sobre los niños índigo

Franklin Santana Santos





La visión científica sobre los niños índigo


Franklin Santana Santos

No existe ninguna investigación científica en relación con un posible cambio de ADN en las nuevas generaciones.

El término índigo proviene de una sensitiva llamada Nancy Ann Tappe que, sin ningún criterio científico, se basó exclusivamente en su “habilidad” en clasificar las personalidades según el color de sus auras. Según ella, estos niños presentarían un aura azul con el predominio de la tonalidad índigo.

Estos niños presentarían algunas alteraciones, es decir, en su ADN o hasta incluso en su estructura cerebral. Consultando el “PubMed” que es un servicio ofrecido por la biblioteca nacional de medicina del Congreso de los E.E.U.U. y que incluye más de 16 millones de citaciones de MEDLINE y de otros periódicos de la ciencia de la vida, no existe una sola referencia, estudio o investigación implicando a estos niños.

Según informaciones, descritas en la literatura New Age, los niños índigos nacerían con parte de su ADN más “activado” que la mayoría de las personas. Esta activación “adicional” les permitiría acceder a informaciones de una dimensión espiritual superior, dándoles como consecuencia de esto habilidades especiales. Esta información necesita de demostración científica y no hay ninguna teoría de cómo, dónde y de que manera ocurriría esta activación, ni cómo esta activación de algo material podría acceder a algo espiritual. Aunque algunos de los autores de esta literatura de los niños índigos tengan una formación e incluso postgraduación en psicología, el término niño índigo no está reconocido en el campo de la psicología, ni en la biología o en la pediatría. Los pocos científicos que hicieron un análisis superficial del tema por cierto advierten que los niños educados como índigos podrán adoptar comportamientos sociopaticos, tales como un sentido de superioridad, enajenación y una identidad paranormal iracunda.

Otra habilidad alegada en estos niños sería la de poseer una estructura cerebral diferente en lo que se refiere al uso de los hemisferios izquierdo y derecho, con un predominio de la parte derecha. En desacuerdo incluso con las alegadas habilidades, siendo que una de ellas la capacidad de abstracción precoz, función que es coordinada por el hemisferio izquierdo. Otra vez no existe cualquier estudio evidenciando esto. Muchos de estos niños clasificados como índigo en verdad se encuadran dentro de una condición. Desorden Hiperactivo de Déficit de Atención, muy estudiado por la medicina, incluso con varios estudios publicados en revistas especializadas.

Muchas de las habilidades atribuidas a los niños índigos resultan de una mejor alimentación, lo que permite un desarrollo orgánico más completo, además los niños del mundo moderno están sujetos a una gran, variada y precoz exposición a diversos estímulos intelectuales tales como ordenador, televisión, radio, revistas etc.

En definitiva, entendemos que las afirmaciones en lo que se refiere a las características biológicas de los niños índigos carecen completamente de investigación científica y deben ser tratadas como infundadas o pseudo-científicas.

La visión científica sobre los niños índigos

Dora Incontri

La tendencia eugenista

Además del caracter pseudo-cientifico de las teorías de mutación genética en los niños índigos, hay aún otra connotación ideológica peligrosa: se trata de una teoría eugenista de mutantes con superioridad genética. Si Nancy Ann Tappe se refiere a “un nuevo concepto de supervivencia” de esos niños, que matan a quien se cruza en su camino, entonces podemos observar una filosofía nazi de supervivencia de la ley del más fuerte, con plena justificativa moral.

Podemos ver algunas tonterías pseudos-científicas – retiradas del libro Educando Niños índigos, de Egidio Vecchio – Editora Butter-fly:

“En la década de 1970 nacieron seres humanos muy especiales, portadores de un cambio potencial en su ADN (…) el ADN del índigo es diferenciado y está compuesto por sustancias químicas que están siendo identificadas y también de sustancias no-químicas que completan 12 hélices, además de aquellas ya conocidas por la ciencia. Si hoy pudiésemos penetrar en el ADN de un índigo, descubriríamos una energía más allá de aquella que es fisiológica, que informa al cerebro, generando la posibilidad de razonar que no depende de los elementos químicos conocidos por nosotros, pero que realmente existen”.

“El índigo constituye, pues, un nuevo tipo de niño que viene al mundo con un ADN diferente, con predisposiciones cromosomicas para manifestar comportamientos diferente y superiores a todo lo que conocemos como propio del ser humano.”

“El único hecho que frecuentemente impide a los niños desarrollarse – además de la falta de información generalizada – son los residuos genéticos de sus padres, que se mezclan, aún, con las características de un nuevo código, propio de una nueva evolución en marcha. Cuanto mayor sea la influencia genética, mayores serán los obstáculos que los niños tendrán para desarrollar su “ADN capacitado”. Esto requiere la intervención de un profesional que oriente al índigo, su familia y sus profesores”.

No hay comentarios: