martes, 4 de enero de 2011

Los ïndigos ¿más evolucionados espiritualmente?

Rita Foelger


La visión espírita y la teoría científica de las inteligencias múltiples tiene mucho que ver. Pero las ideas de niños índigos y cristal no tienen ningún sentido.

Cuando escribí por primera vez a respecto de los “índigos”, en febrero de 2006 para la web de la Fundación Espírita André Luiz, mi objetivo era levantar puntos de reflexión entre los espíritas, porque observaba un numero creciente de cuestiones relacionadas al tema en los grupos donde comparecía para ofrecer conferencias y seminarios.

Muchos padres me buscaban para hablar de sus niños y solucionar dudas.

Con la intención de informarme mejor sobre el tema, ya que no es prudente hablar de cosas sobre las cuales uno poco o nada sabe, busqué informaciones y noté, en los materiales investigados, diversas y graves incongruencias relativas a los conceptos espíritas que me acompañan hace más de veinte años, incongruencias que tornaban la tesis de los niños índigos, cuando menos, incompatible con los principios del Espiritismo.

A pesar de esto, hemos visto que el interés entre los espíritas ha aumentado, habiendo poco o ningún criterio doctrinario en las afirmaciones que se oyen en conferencias promovidas por entidades espíritas y que se leen en los artículos y publicaciones espíritas referentes a los índigos y, también, a los llamados “niños cristal”. Instituciones idóneas que patrocinan tales eventos y publicaciones, y que asocian sus nombres a la divulgación de la tesis índigo y cristal, talvez ignoren ciertos hechos relevantes.

Hasta donde conocemos, Nancy Ann Tappe fue la primera persona en identificar y escribir sobre los “Niños índigos”, denominación que, según ella misma, hace referencia al color del aura de los niños, indicativa de cualidades espirituales bastantes diferenciadas de otros niños.

Tales cualidades serían debidas a su misión de colaborar con la actual fase de evolución de nuestro planeta y, por esta razón, estarían reencarnando en la Tierra a partir de la década de los 70.

Las primeras comunicaciones (o “canalizaciones”) a respecto de la misión de los índigos llegaron al principio por un único médiun, Lee Carroll, en las comunicaciones de un único espíritu, Kryon. No hubo lo que Herculano Pires calificaba de “Invasión organizada” de los espíritus elevados, sino el trabajo aislado de un individuo que ganó adeptos y publicidad, lo que explica la multiplicidad de grupos compartiendo actualmente las mismas ideas. Esto sólo ya choca de frente con el principio de la universalidad de la enseñanza de los espíritus, criterio que Kardec recomendó para evaluar la veracidad del contenido de un mensaje.

Alguien, sin embargo, podría argumentar que no importa quien descubrió los niños índigo y cristal, quien reveló primero tales ideas, si encontramos formas de justificar tal creencia dentro de criterios racionales y lógicos del Espiritismo.

Todavía tal justificación, con el rigor que ella exigiría, no existe. Las características y el comportamiento observado en esos niños, descritos incluso en la obra de los propios Carroll y Tober, coautores de “ïndigo Children”, están muy lejos de testimoniar algún progreso espiritual excepcional.


El punto de vista de las inteligencias múltiples

Diferente de la tesis de los índigos y cristales, la teoría de las inteligencias múltiples posee credibilidad científica y cuenta con más de veinte años de investigaciones serias.

En la década de los 80, Howard Gardner, psicólogo de Harvard, empezó a cuestionar las formas de evaluar la inteligencia como una capacidad innata, general y única, dirigida a la manipulación de conceptos lógicos matemáticos y lingüísticos. Al acompañar el desempeño profesional de diversas personas, se sorprendió al verificar que muchos de aquellos que alcanzaban éxito y vivían satisfactoriamente, habían sido alumnos débiles y mediocres, mientras que los que habían sido estudiantes aplicados y habían sacado buenas notas no siempre obtenían éxito. Cuestionando el tipo de evaluación hecha en las escuelas, verificó que ellas no incluían capacidades que eran esenciales para la realización y la felicidad humana.

Gracias al desarrollo de las tecnologías de investigación del cerebro, Gardner probó que las demás facultades, despreciadas por la escuela, también son producto de progresos mentales y susceptibles de desarrollarse. Concibió a partir de entonces una ampliación en el espectro de las inteligencias para abarcar habilidades musicales, interpersonales, intrapersonales, lógico-matemáticas, lingüístico-verbales, espaciales**, considerando cada una de las capacidades en si misma de resolver problemas y desarrollar productos significativos en una comunidad o ambiente cultural.

Lo que me ha llamado la atención, en el primer seminario sobre inteligencias múltiples que participé, fue la coherencia de estas ideas con los postulados de la Filosofía Espírita.

Por ejemplo, fue constatado que todos los seres humanos poseemos todos estos tipos de inteligencia, lo que esta de acuerdo perfectamente con la concepción espírita de la Ley de Igualdad. Lo que cada ser posee, de hecho, son diferentes grados de desarrollo para cada una de las inteligencias. (Quiere decir que algunos tienen mayor progreso en las habilidades musicales, mientras otros son eficientes en matemáticas o en diseño.)

La Doctrina Espírita también nos dice que todos poseemos los germenes de todas las facultades, que sólo aguardan para desarrollarse en nosotros, lo que ocurre en un proceso que obedece a la Ley de Evolución.

Volviendo hacia el análisis del comportamiento de los índigos, notamos que ellos poseen desarrollos bastante desiguales dentro del cuadro de las inteligencias múltiples. Sus características agresivas, la dificultad de convivencia y de comprensión del otro, sus reacciones violentas y gestos crueles, muestran que evolucionaron poco en el aspecto interpersonal. Aunque puedan presentar un desempeño sorprendente en otros sectores. Los impulsos autodestructivos con la drogadicción, revelan baja autoestima, relacionada a una inteligencia interpersonal aún poco desarrollada.

El argumento gana fuerza cuando nos acordamos de que toda la doctrina del Cristo, modelo máximo de evolución moral para nuestro planeta, era dirigida al cultivo de habilidades interpersonales e intrapersonales: aprender a amarse a si mismo, amar al prójimo, perdonar, ser humilde y comprensivo, ofrecer al ofensor la otra mejilla.

El desequilibrio emocional en muchos de esos niños es muestra de lo que aún les queda por caminar para alcanzar un alto grado de evolución como espíritus – por cierto, tanto como a cada uno de nosotros.

Seria necesario desconocer tales implicaciones de la teoría de las inteligencias múltiples, del Cristianismo y del propio Espiritismo, para aceptar que los niños llamados “índigos” son espiritualmente superiores a cualquier otro.


* Refierese al texto “Crianças índigo: uma simples opinião”, de http://www.feal.com.br/colunistas.php?col_id=20

** La clasificación se ha alterado de aquella época hasta hoy, incluso por la contribución de otros investigadores. Pero la concepción original de Gardner aún persiste.

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