jueves, 6 de enero de 2011

Estado de coma

La palabra “coma” adviene del término Koma, que significa “estado de dormir”, más estar en coma no es lo mismo que estar dormido. Algunos pacientes en estado comatoso pueden salir del problema después de algún tiempo. Sin embargo, hay una gran diferencia entre estar en coma y estar en estado vegetativo. Este último es un tipo de coma en que el paciente, cuando despierto o cuando duerme, no reacciona a los estímulos. Hay varios conceptos y muchas dudas sobre esos estados de inconsciencia. Se sabe, sin embargo, que las tasas de sobrevivencia al coma son de, hasta, 50%, y poco menos del 10% sale del coma y consiguen una recuperación completa.

Los investigadores acreditan que la conciencia depende de la constante transmisión de señales químicas del troco cerebral y tálamo para el cerebro. Esas áreas están conectadas por caminos neuronales llamados Sustancia Reticular Activa. Cualquier interrupción en esos mensajes puede poner a la persona en un estado alterado de conciencia.

En diciembre de 1999, una enfermera estaba arrumando los lienzos de cama cuando la paciente White Bull, repentinamente, se sentó y exclamó: “¡No haga eso!”, ese hecho, fue una gran sorpresa para la familia. Bull quedo en coma por 16 años y los médicos habían dicho a los familiares que ella jamás volvería al estado de conciencia. Otro caso sorprendente aconteció, hace cinco años, con el bombero Donald Herbert. El tuvo quemaduras graves, en 1995, cuando el techo de un edificio en llamas se desprendió sobre su cuerpo. Herbert quedo en estado de coma por diez años y, cuando los médicos le prescribieron drogas, normalmente usadas para tratar el mar de Parkinson, depresión y problemas de déficit de atención, Donald despertó y hablo con su familia por 14 horas sin parar.

En un noticiario reciente, tenemos información sobre el caso Ron Houben, que fue víctima de un accidente de coche, en 1983, a los 20 años, y diagnosticado el estado vegetativa del paciente. Un especialista, sin embargo, usando un tomógrafo, que no estaba disponible en los años 0, afirma haber descubierto que Ron sufría un tipo de enclaustramiento psíquico o “síndrome de prisión”, en que la persona no consigue hablar o moverse, aun así puede pensar. El médico, entonces, disponibilizó un equipamiento y el paciente comenzó a comunicarse, ayudado por una terapeuta. (1) Con el dedo estirado, Ron digita, con sorprendente rapidez, en un computador de tela sensible al toque, relatado sobre cómo se sentía “solo, solitario y frustrado”, en los 23 años en los que quedó preso a u cuerpo paralizado. Para los incrédulos, las respuestas de Houben parecen artificiales para alguien con daños tan profundos y que paso décadas sin comunicarse. Sin embargo, el equipo médico, que cuida a Houben, atesta que realizo textos especiales para comprobar que la comunicación del paciente, de hecho, está ocurriendo.

El cuerpo físico de una persona en coma no es capaz de percibir los estímulos internos y externos y de reaccionar, físicamente, a esos estímulos recibidos. Más, espiritualmente, el individuo es capaz de percibir lo que acontece a su alrededor. En verdad, cuando el cuerpo entra en un estado neurofisiológico alterado (“estados alterados de conciencia”), como el sueño físico, o sonambulismo, el éxtasis, el coma, etc., el peri espíritu tiene la posibilidad de expandirse, y el Espíritu se libera, parcialmente, del cuerpo en reposo, aunque aun ligado, a ese, por una “lazo” fluídico, sin el cual desencarnaría.

La Doctrina Espirita explica que el hombre está constituido de tres partes: el cuerpo físico, que posee automatismos biológicos dirigidos por la mente; el Espíritu, centro de la inteligencia, indestructible, que sobrevive a la muerte del cuerpo, liberándose y retornando a la vida espiritual, para volver a la vida material en una nueva reencarnación; y, finalmente, el periespiritu, lazo de unión entre el Espíritu y la materia, cuerpo fluídico semi-material (energético) que “reviste” al Espíritu y permite la ligación, de este, con el cuerpo.

En la Codificación, no encontramos mucha referencia sobre el coma, propiamente dicho. Con todo, podemos comprender lo que pasa con el Espíritu en el estado comatoso, reflexionando en las lecciones de los Benefactores Espirituales, en consonancia a lo que explica El Libro de los Espíritus sobre “estado de letárgica y muerte aparente.” (2) Para Kardec, “la letárgica y la catalepsia tiene el mismo principio, que es la pérdida momentánea de la sensibilidad y del movimiento (…)”. Por tanto, si en el sueño y en la letárgica el alma no queda presa en el coma, hasta porque “(…) el Espíritu jamás queda inactivo” (3)

No en tanto, hay pacientes, en estado de coma, que muchas veces esta presentes en el local donde sus cuerpos quedan paralizados, presenciando lo que ocurre a su alrededor o en cualquier lugar, a semejanza de lo que confirma Ron Houben. Si familiares, amigos o médicos conversaran con el paciente, pueden tener la certeza de que el tendrá condiciones de oír y ver, sentir, con todo, tener la capacidad de dar la respuesta “física”. Puede, hasta, surgir, normalmente, en sueños, pues quien está aprisionado en coma es el cuerpo y no el Espíritu. Por tato, el Espíritu no queda preso todo el tiempo al cuerpo del enfermo, pues, en este, solo funciona la vida vegetativa y, en ese estado, el cuerpo solo precisa del Espíritu para mantenerlo vivo; el Espíritu, solamente “preso al cuerpo” quedaría inactivo, sin condiciones instrumentales para evolucionar. por eso, sabemos que, en el coma, el Espíritu podrá estar en otras dimensiones, sin estar adherido al cuerpo, en la situación semejante a la de una persona durmiendo.

La miopía médica, para las cuestiones espirituales, está atrasada en los avances necesarios para el tratamiento integral del ser humano. La causa para alguien pasar mucho tiempo en estado de coma, sin embargo con profunda conciencia en la intimidad del ser, y comprendiendo la Ley Divina como perfecta, es cierto que esa experiencia debe servir de rescate de débitos morales contraídos en otras vidas, ante la justicia del principio de la reencarnación.


Jorge Hessen

No hay comentarios: